One-shot y-yo soy Rico [Rico&Noah] «deadman wonderland»

y-yo soy Rico
by satellite;

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Rico se paró frente a la puerta de la habitación, nervioso, porque aquella era una en la que ni él ni sus hermanos habían dormido antes. Se detuvo en su lugar, incapaz de desviar la mirada de aquel enorme corazón que parecía estar a punto de criar un par de ojos y mirarlo de vuelta.

Los corazones eran románticos, eso era algo que Rico sabía. ¿Acaso se suponía que tenía que encontrarse con un amante ahí dentro? La simple idea encendió sus mejillas de tal forma que las mismísimas luces de la rueda de la fortuna se sentirían opacadas a cientos de metros de distancia.

‘¡¿Acaso alguien dijo amante?! ¡Ya déjenme salir, este es mi momento!’
‘Ni de coña. Siempre que sales terminamos golpeados de alguna forma u otra’
‘Oh, Franklin, ¡no seas exagerado! Además, ¡si alguien se merece un buen polvo aquí entre nos soy...!’

Por un lado, Rico agradeció el empujón que recibió de los guardias porque había sido sorpresa suficiente para que sus hermanos dejaran de discutir en su cabeza, pero por el otro, no pudo evitar maldecir internamente porque ahora se veía a sí mismo dentro de esa habitación del terror.

‘¡Lenguaje, Rico!’

—Lo s-siento —se disculpó en voz baja, tomándose uno de los brazos con fuerza, como si estuviera intentando sostenerse a sí mismo para no caer.

Se limitó a observar la habitación: la puerta del baño estaba abierta y el espejo aún estaba empañado, como si alguien se hubiera duchado algunos minutos atrás; la ventana estaba abierta, dejando entrar las últimas luces del día, tiñendo las paredes de colores rosados y anaranjados; un tipo s

Un tipo en la cama.

—¿Qué es lo que sientes? —le preguntó el tipo en la cama.

Y Rico se sintió desfallecer.

‘¡UN TIPO! Okay, esto es oficialmente demasiado para Rico. ¡Dejen que yo me encargue!’
‘¡Basta los dos con su paranoia! Es solo una estúpida habitación’

—Y-ya… shhh —contestó Rico a sus hermanos.

De nada le servía tenerlos peleando en su cabeza cuando él estaba afrontando la situación en el mundo real.

Para ese entonces, el tipo en la cama se había incorporado sobre el colchón, sentándose con cautela, como si estuviera tratando de prevenir que Rico le fuera a saltar encima para atacarlo o alguna locura de esas. Él traía su cabello negro y mojado, y tenía puesta ropa que parecía estar bastante limpia, así que no tuvo que sumar dos más dos para darse cuenta de que aquel chico ya se había acomodado en la habitación, y entonces murió la breve esperanza de que fuera una equivocación.

‘¡Que es solo una habitación, déjense de novelas!’

Rico chasqueó la lengua y apartó la mirada, apretando más el agarre de su mano sobre su brazo. Llevaba menos de treinta segundos en la habitación y su compañero seguro que ya pensaba que era un demente.

Entonces se quedó quieto en su lugar, entre la puerta de entrada y la cama, pretendiendo ignorar la fuerza con la que esos orbes negros lo observaban, como si pretendieran atravesarlo por completo. No podía mentir y decir que no se sentía levemente inquieto, pero tampoco sabía exactamente qué decir. Se había tomado la molestia de verlo al rostro por unos breves instantes, y además de lucir como un chiquillo con unos músculos faciales bastante entrenados por lo mucho que podía fruncir el ceño, de más estaba decir que tampoco se encontraba del todo cómodo con la situación.

Pero nada había para ver en esa habitación como para distraerse por tiempo suficiente como para armarse de valor y empezar su presentación de nuevo, esta vez, esperaba, sin la interrupción de sus hermanos.

Y de pronto, como si alguien hubiera escuchado sus plegarias, una hilera de luces de estrellas que colgaba por encima de la cama encendió sus luces e iluminó el lugar de mil y un colores. Por un momento, Rico se preguntó si alguien se había equivocado con la decoración, porque según sus cálculos, aún faltaban varios meses para que llegara la navidad, y tampoco concebía que en un lugar como ese, en nada más ni nada menos que una prisión, alguien tuviera el detalle de colgar una decoración tan bonita

—¿Y e-esas lu-luces? —preguntó Rico, encontrando la oportunidad perfecta de reiniciar aquella catástrofe de presentación.

El chico, por su parte, no dejó de mirarlo en ningún momento, lleno de desconfianza. Tampoco era como si Rico pudiera confiar en él, que tampoco lo conocía, y no pudo evitar sentir un leve sonrojo en las mejillas cuando por fin el pelinegro apartó la mirada, como si se hubiera rendido.

—Las eligió mi… —Rico pudo notar un leve sonrojo en las mejillas del joven—. Las eligió mi persona especial.

‘¿Vieron? Él ya tiene a alguien y ustedes aquí retorciéndose como niñas...’
‘¡Déjenme salir que hago que se olvide de todas y cada una de las personas que conoció en la vi...!’

Rico sacudió su cabeza, intentando sacudir la conversación de sus hermanos también. Aquel chico se veía malhumorado pero inofensivo; si no lo había sacado a patadas de la habitación aún entonces había altas chances de que no lo fuera a hacer, y Rico quería conocer personas por su cuenta.

—Oh… —se apresuró a contestar al ver que el chico había vuelto a mirarlo extrañado—. S-son bonitas. —Suspiró, peinando la alfombra bajo sus pies con su zapato, agachando la mirada. No sabía exactamente qué podía decir, pero aquel muchacho se veía como una persona que podía perder el interés bastante rápido, así que no quería demorar la conversación—. ¿La he-hechas de me-menos?

Silencio. Rico suspiró ligeramente, sin atreverse a levantar la mirada. ¿La habría cagado por pensar tan poco antes de preguntar? No se conocían de nada como para que él viniera a hacerle preguntas que quizás eran sensibles. Qué difícil era conocer gente nueva, a veces.

‘Aquella chiquilla Laila era amable...’
‘Y estaba buena’
‘Punto para Slytherin’
‘¡Oye! Siempre me vi más como un Hufflepuff’
‘¿Como un bueno para nada? Sí, tienes razón. Definitivamente eres un Hufflepuff’
‘¡¿Qué has di...?!’

—En todo momento. —Justo cuando ya se había resignado a escuchar la pelea entre sus hermanos, aquel chico lo había rescatado de su propia cabeza—. ¿Y tú qué tal?

Rico levantó la cabeza, asombrado, y lo miró con los ojos como platos. La expresión del rostro del pelinegro había cambiado, como si se hubiera ablandado, como si estuviera más dispuesto a conversar. ¿Quizás se había dado cuenta de los nervios de Rico y había decidido que ya no era una amenaza? ¿Quizás el pensar en su persona especial lo hacía sentir más tranquilo, calmado y seguro?

‘Quizás te vio la cara de pendejo’
‘¿Sí te das cuenta de que es la misma que tienes tú, pendejo?’
‘¿Por qué crees que uso máscara?’

—¿Y-yo? —Rico los ignoró a todos.

El chico suspiró, dejándose caer en la cama, totalmente despreocupado. Definitivamente ya no lo veía como si fuera un bicho extraño, sino con una expresión… sin expresión particular, si eso tenía algún sentido. Era extraño que lo vieran así, pero podía vivir con algo extraño. Después de todo, él y sus hermanos eran los extraños a donde quiera que fueran.

—Sí, tú. ¿No tienes a una persona especial tú también? —contestó el chico, cruzando los brazos bajo su cabeza, dedicándose a ver las luces con una muy pequeña sonrisa en los labios, algo que habría pasado inadvertido para cualquiera que no estuviera prestando atención suficiente.

Ya ni siquiera lo veía, el chico ya se sentía cómodo con él en la habitación. Rico sonrió, más tranquilo, y apretó ligeramente la tela de su ropa con la mano, como dándose ánimos para seguir adelante. Él podía con eso.

—T-tengo a mis he-hermanos co-conmigo, e-ellos me a-acompa-añan —respondió.
—¿Siempre?
—S-sí, s-siempre…
—Entiendo…

Otra vez silencio. ¿Acaso se había dejado llevar por la emoción? No podía evitar sentirse ligeramente decepcionado con todo aquello, ya que había pensado que había hecho un avance. Quizás ese chico no era muy dado a la charla, y eso no tenía por qué significar que le desagradaba Rico, ¿verdad? Suspiró y volvió a rotar la punta de su zapato contra la alfombra, con la mirada clavada en el piso.

—Debe ser genial tener siempre a alguien con quien hablar —interrumpió el chico, sacándolo de su tarea de maltratar el piso, volviendo a ponerle una sonrisa en el rostro. Que le hablara lo hacía sentir acompañado—. Oye… No ocuparé toda la cama, así que esa mitad es tuya si la quieres. No homo.

Rico no sabía si tenía que alarmarse por no recordar qué significaba lo último o por el hecho de que un extraño lo estaba invitando a la cama.

‘Yes i knew it!!! Homie knows his english!!! We stan and that's on. PERIODT’
‘Pero dile qué coño es no homo para que se quede tranquilo, pedazo de Hufflepuff...’
‘¡¿Qué me has dicho?!’

—¿N-no ho-homo? —preguntó Rico, a sabiendas de que no podía obtener nada útil de sus hermanos cuando estos peleaban.
—No homo —repitió, como asegurándole la respuesta.

¡No homo! Por supuesto que sabía lo que significaba. Lo había escuchado alguna vez, pero nunca había sentido tanta dicha como en aquel momento.

Rico se sentó en el borde de la cama y acomodó la almohada tal y como le gustaba antes de tirarse sobre las mantas. El colchón era cómodo, como para despatarrarse sobre él y ocuparlo todo en diagonal, pero Rico se quedó quieto en su lugar, mirando hacia arriba, compartiendo la vista de las estrellas luminosas. No pudo evitar pensar en el chico, no solo porque estaba acostado a su lado, sino porque había notado cierta melancolía cuando le había dicho que eran de su persona especial. Quizás al chico sí le gustaba hablar, quizás por eso él se encargaba por sí mismo de romper los silencios, y quizás Rico podía escucharlo si tenía algo que decir y nadie a quien decírselo.

—¿S-sabes? P-puedes hablar c-conmigo y m-mis hermanos si-siempre que qui-quieras… —le dijo, más que nada como un pensamiento al aire, sin esperar una respuesta del muchacho.

El otro rió a su lado, bajito, casi inaudible, como desganado, pero aún así, sincero y sin burla. Era una descripción muy específica si se lo preguntaban, pero uno tenía que prestar atención a los demás si quería formar sus primeras impresiones.

—Te tomaré palabra, pero quizás cuando no estemos en la misma cama porque…
—N-no homo —Rico interrumpió, riendo por su cuenta y haciendo reír también al joven.
—Exacto.

No podía creer que realmente se sintiera tan cómodo en ese lugar después de entrar a la habitación con semejante nerviosismo, pero definitivamente quería sentirse así otra vez.

—¿C-cómo te llamas? —preguntó Rico.
—Noah. ¿Y tú?

Noah. Podría llegar a encariñarse con ese tal Noah.

—Y-yo soy Rico.

‘¿Y nosotros qué? ¿Acaso no existimos?’

Rico sonrió en silencio, con la mirada perdida en las estrellas del techo. Ellos ya tendrían su tiempo.

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Contenido oculto: wakkawakka querido no me mates♥

perdón por el ooc <3
pd me dio paja revisarlo así que me perdonan de antemano (?) espero les guste <3