Salio de las palabras: Hada, Estrella y Dulce, este relato salió. Lo observó mirando del nuevo hacia el firmamento donde se encontraba, solitario como siempre, tomando uno de aquellos dulces sobre ese tazón que podían haber perdido ya un poco su sabor, miraba al cielo diciéndole con sus ojos tantas cosas que hacían que latiera su corazón, lo miraba desde hace tres años implorando el mismo deseo y hoy se lo cumpliría. Emergió como un destello ante sus ojos, descendiendo desde el firmamento donde yacían miles de sus hermanas, se extendieron sus alas cristalinas como las de una mariposa, mientras su mano tersa y blanca se extendía a su mejilla acariciándolo, miró como un llanto distinto surgía de sus ojos y en ella se dibujó una bella sonrisa sin pensarlo más, sin hablar, lo besó y con cada roce de ellos le dijo tantas cosas: lo había escuchado cantar, lo había escuchado rezar, lo había escuchado confesar sus sueños, lo había visto llorar y sentía todo lo que él, la había enamorado. La tomó de cintura y la atrajo dentro del balcón mientras sus ojos la observaban, su sueño se había cumplido. Quería alguien a su lado y en su interior sabía que ella lo estaría por siempre.