Vuelve (Sasuke)

Vuelve que sin ti la vida se me va​

Oh, vuelve que me falta el aire si tu no estas​

Oh, vuelve nadie ocupará tu lugar​

Sasuke asistió a la junta, toda la exposición tuvo la mente en otro sitio, por primera vez estaba distraído. Los oyentes lo notaron no quedando convencidos de sus palabras, sin embargo, dieron fecha para la última reunión. En cuanto los extranjeros se fueron, el azabache fue en busca de la pelirrosada, le informaron se había ido durante la junta y en vista de que ella no mostró interés en las razones del rompimiento, se retiró.

El trabajo lo tuvo lo suficientemente ocupado que no dormía bien y por ende, no podía ir a visitar a Karin; tenía que convencer a los inversionistas para dar por cumplida su meta de superar a Itachi; cumplieron su ideal, podría presentarse frente a la pelirroja como un hombre completo, digno y principalmente sin pretextos para volver a abandonarla.

Llegó el lunes, el Uzumaki le había dado un fuerte golpe al azabache cuando llegó, no tenía mucho que se enteró de lo sucedido con Sakura y el rubio habría seguido con sus reclamos de no ser que fue detenido por Sai, Shino e incluso la mima Sakura; si, Naruto era un enamorado de Sakura… Era increíble que sus relaciones tuvieran que ser triángulos amorosos donde él era el invasor. En la presentación, Sasuke tuvo que dar una justificación del golpe en su rostro e hizo su exposición. Los empresarios no darían una respuesta hasta el miércoles o jueves ¿Por qué el jueves? Parecía que ese día había sido marcado para darle la vuelta a la vida del Uchiha.

Entre no saber si Sakura estaba embaraza y no tener una respuesta de los empresarios estadounidenses dudaba en visitar a Karin, cuando se decidió por volverla a ver, una llamada de Maadara lo detuvo antes de salir. El Uchiha fue solicitado en Barcelona España, tendría que encargarse de otros asuntos con Hiashi que lo esperaba en la brevedad posible.

Su vuelo saldría ese mismo lunes a las 10:30 p.m., tomó el celular de su oficina y fue en busca de Karin. Toco el timbre y nadie le abrió, la esperó más de una y ella no llegó. Dieron las 9:40 p.m., tuvo que irse a preparar una maleta y llegar al aeropuerto. Durante su estadía en Barcelona intentó comunicarse con Juugo o Suigetsu para contactar a la pelirroja pero ambos números lo mandaban al buzón de voz, en cuanto al de sus casas, nadie contestaba.

¡Al carajo con esperar hasta el lunes para volver a Lille! En cuanto supo que no solo había conseguido la inversión, si no que incluso le querían como supervisor de la inversión, tomó el primer vuelo de regreso a Francia. Llegó el jueves a medio día en busca de Karin pero el no estar ella en casa, decidió volver a la hora en que semanas pasadas la había encontrado. Recordó que acompañaría a la pelirrosada a la clínica y fue a verla a la oficina.

—Sasuke, pensé que volverías hasta el lunes

— ¿Ya fuiste por los resultados?

—N… no

—Vamos

—Sasuke, estoy trabajando

—Eso puede esperar, vamos

—Es… está bien —, la vio tomar su bolso y su abrigo con lentitud—. ¿Podemos ir caminando?

El azabache cedió a la petición de la Haruno, pensó que ella le pediría explicaciones pero ella no preguntó ni comentó nada al respecto, en su lugar pidió pasar al centro comercial con las palabras “Tengo un antojo” y sin más remedio llegaron hasta el lugar solicitado.

Al atravesar el umbral del edificio vio como la Haruno apresuró su paso, pero al rebasar poco más de los 8 metros desde la puerta principal paró en seco. El azabache se acercó posicionándose tras de ella con intriga ¿A caso se sentía mal? No, la veía rara desde que la vio en la oficina.

— ¿Sucede algo?

—Sasuke… tengo algo importante que decirte —oyó la voz de la fémina—…no estoy embarazada.

— ¿Ya habías ido por los resultados? —La volteó con brusquedad para verla de frente, ella tenía los ojos llenos de lágrimas y no contestaba— ¿Por qué no me lo dijiste en la oficina?

—No, ni siquiera fui a la clínica, sentí pánico por que sabía lo que me ibas a decir aquella vez —, lloraba desesperada y cuando él daba medio giro para irse, ella lo detuvo en el cuarto de vuelta—. Sasuke ¿quién me roba tu amor?

—Ella no te robó nada—, respondió después de quitar su expresión de sorpresa al no saber como se había enterado de la pelirroja—, suéltame, quiero irme.

Sakura no le permitió irse, acercándose a él sin previo aviso, lo abrazó y plantó un beso en sus labios sin dejar de llorar. Él la apartó y con el rabillo del ojo alcanzó a ver a Karin que corría alejándose del lugar. Suponiendo que vio la escena, corrió tras de ella olvidándose de la pelirrosada.

— ¡Sasuke! ¡Por favor no…!

El azabache corrió tras la Kagura que perdió de vista entre la multitud, sin decirle nada más a Sakura corrió al apartamento de la pelirroja… jamás le abrieron la puerta, la esperó un par de horas pero nunca llegó. Tal vez lo mejor era que se le pasara la primera impresión, volvería en la noche a buscarla.

Estando en su apartamento, el Uchiha esperaba con suma impaciencia poder hablar con la pelirroja, ignoró las llamadas de la Haruno y él sólo daba vueltas de un lado a otro hasta que un número desconocido llamó a su casa… intrigado, tomó la bocina.

—Y dime ¿Qué le hiciste a Karin ésta vez?

—Hubo un mal entendido. Necesito hablar con ella

—Será mejor que te apresures por que está furiosa y Juugo y yo estamos en camino para traerla de vuelta a París.

—No le digas que hablamos, llévensela a París, a nuestro antiguo departamento.

Colgó sin dar explicaciones, tomó su tan apreciada chamarra que llevó puesta todo el día y mientras salía de su apartamento llamó a Maadara para pedirle el puesto en París, el empresario se negó pero el azabache amenazó con renunciar sabiendo que los inversionistas estadounidenses se negarían si él no estaba en el proyecto. Sasuke tomó el primer vuelo que encontró a París llegando a su antiguo departamento antes que sus amigos. Limpió el lugar tan rápido como pudo, salió a comprar un par de cosas y esperó su llegada después de haber hablado con Suigetsu a quien le dio instrucciones.

En el pasillo oyó unos pasos acercarse, la puerta se abrió en la obscuridad y cuando vio una silueta femenina apenas visible por los rayos de la luna y el farol de la calle, cerró la puerta antes que se encendiera la luz y jaló a la mujer dejándola a contra pared. Ella gritó y forcejeó, él no la soltó y en la obscuridad de la noche buscó sus labios hasta quedar unidos con los suyos. Ella dejó de luchar por ocho segundos pero volvió a su lucha.

— ¡Suéltame! ¿Qué haces aquí maldito traidor?

—A la única mujer que he traicionado la dejé en Lille.

— ¡Me mentiste! ¡Me usaste! —Reclamaba aún luchando por liberarse—. ¡Eres un bastardo! ¡Vete con tu novia!

—Hace días que dejó de ser mi novia. El día que nos acostamos ya tenía decidido terminar con ella pero no podía por que no estaba en la ciudad.

— ¡Mentiroso! ¿Por qué no fuiste a verme entonces? ¿Por qué no llamaste?

—El trabajo no me permitió visitarte, estuve hablando a Juugo y Suigetsu pero no contestaron.

—Imbécil… Juugo cambió de celular hace meses y al idiota de Suigetsu lo asaltaron hace dos semanas—, dejó de luchar pero el tono en su voz y su mirada eran la misma—, ésta semana estuvieron fuera de la ciudad por trabajo y yo los saqué de él por tu culpa.

—Seguiré trabajando con Akatsuki pero pedí mi cambió a París, no tienen alternativa, me lo darán—, pegó su frente a la de ella, soltó su mano izquierda buscando algo en el bolsillo de la chamarra, cuando lo cogió, volvió a tomar la delicada mano de la pelirroja insertando el pequeño objeto dorado en su delgado dedo anular—. Sé que repudias el matrimonio pero ésta es la mejor garantía que tengo de que no volveré a abandonarte.

Con cada palabra murmurada se acercaba a probar sus rojos labios que aunque no se veían del todo por la obscuridad, no se resistía a saborearlos. Su respiración chocaba con la de ella y en el momento en que sus labios se encontraron…

— ¡Esa es por haberte ido hace un año! —, exclamó tras haber golpeado con su palma la mejilla del azabache, después dañó la otra— ¡Esa es por no haberme dicho la verdad desde un principio! ¡Y ésta…!

El Uchiha detuvo la mano de Karin robándole un apasionado beso que ella respondió con mayor intensidad. La mano que llevaba puesto el anillo se entrelazó con la de él y con las manos que les quedaban libres pegaron tanto como pudieron el cuerpo del otro. A partir de ese día, sus vidas volvieron a unirse en la obscuridad de ese apartamento.

FIN​