Conocía a ese muchacho ¿De dónde lo conocía? --Ivy... ¿tu si recuerdas su nombre? ¡Es el entrenador que tiene al Quilava de Dante! Por educación me acerque hasta donde estaba--Oh, Hola... em... --Intenté disimular el hecho que no sabía su nombre.--¿Qué haces por aquí?
--Busco algo en específico, unas plumas para ser exactos, se dice que quien las tenga podrá obtener la vida eterna. --le dije para sacarmelo de encima, mientras seguía la búsqueda de las plumas.
Una enorme gota de sudor recorrió mi nuca al ver hacía donde el señalaba. --No, no, chico, son otro tipo de plumas, más especiales que esas simple plumas que tu encontraste... --argumenté mientras recogía todas esas plumas apresuradamente y seguía el rastro que habían dejado.
--Pero si estas bonitas jeje--Me reí y recogí unas cuentas para guardarlas como recuerdo en mi mochila.--En fin... ¡Suerte con tu búsqueda! ¡Yo me voy a la ruta 309!
--Claro.... --le dije apresuradamente y sin medir mis palabras--. Después de todo tu no tienes nada que ver con el equipo Gamma y sus planes... --Vale, debí haberme callado mientras pude.
¿Equipo Gamma? Umh. Alpha me lo había mencionado, me había quedado con curiosidad de quienes eran pero... Yo tenia algo que hacer.--Oh, está bien... Ivan...--Esto último lo dije dudando, pero creo que ese era su nombre. Pero antes de saliera me picó nuevamente el Caterpie de la curiosidad.
La piedra le cayó a Natu que estaba en mi cabeza, pero no le afecto, el pajarito seguía concentrado en su sueño o eso que hacia.--¡Hey! Hehe ten cuidado, le vas a sacar un ojo a alguien--Me agradaban las personas que se enojaban fácilmente, quizás si lograba fastidiarlo sacaría a su Blastoise para que me ataque... ¡Y así podría verlo!--Y y y y... ¿para qué quieres la vida eterna?--Le seguí, suponiendo que eso buscaba.
Mientras ellos discutían, se oyó un extraño ruido, como si el viento se cortase. A los pies de ambos, había un shuriken, muy afilado.
--Obviamente para derrotar a Freezer y convertirme en el emperador de todo el universo... pero ya que eso no es posible, me limitaré a entrenar a mis pokémon durante siglos hasta que sean invensibles; y para esto también necesito darle las plumas a ellos... --concluí mientras seguía tomando las plumas y escalaba el volcán, dando ueltas una y otra vez, mientras la temperatura aumentaba. En una de esas me caí, lléndome de cara al suelo, y rozando una estrellita de metal por los pelos.
--¿Con que estas plumas hacen fuertes a los pokemon?--Al ver lo que hacia empecé a recoger tantas plumas como pude, hasta que la Shuriken cayó.--Que demonios fue eso...
--¡Oye! --le grité molesto--. Está bien que te arrojé una piedra, pero no tenías por que arrojarme una estrella puntiaguda en venganza.
--Yo yo no he lo he echo--Tartamudeé.--¡Si yo estoy aquí a tu lado!--Grité tratando de buscar con la vista de donde había llegado esa cosa.