Verde y Lila

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Lady Stanley, 2 Agosto 2011.

  1.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

    Virgo
    Miembro desde:
    12 Enero 2008
    Mensajes:
    885
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Verde y Lila
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    4058
    Hola, buenas noches, día, tardes, lo que sea.
    Este fanfic ya lo tengo terminado y quisiera compartirlo con tod@s ustedes, en Fanficslandia creo que ya lo había publicado pero por falta de pasar lo han cerrado, quisiera volver a publicarlo y esperó que se a de su agrado.

    Advertencia: OoC (?), no Beta tengo por ahí unos errores ortográficos, no lo quiero volver a revisar.

    Desclaimer: Todos los personajes le pertenecen a su única creadora J. K. Rowling. Yo no recibo un pago por esta historia, simplemente es para divertirme y divertir a mis lectores.

    PROHIBIDO COPIAR O PLAGIAR ESTE FANFIC, QUE PERTENECE A SU ÚNICA CREADORA. YO NEGUMI UCHIHA.

    Les agradezco a mis queridas amigas Star Acua y Reyka akira que me obligaron casi, casi a escribir este fic que me ha gustado.

    Saludos
    Negumi Uchiha
    -------------------------
    Capítulo 1. Jen Rouse

    Bajo la lluvia de un día tan gris como los días anteriores, el agua azotaba a Gran Bretaña. Sin embargo, la lluvia no puede detener a los habitantes para concluir sus compras o trabajos.
    Muchos autos pasaban levantando pequeñas olas de agua helada, mojando los ventanales de los grandes establecimientos de compras o ventas y en algunos caso mojaban a las personas que pasaban por ahí.

    Bajó la lluvia de ese día iba una joven tras el resguardo de una pesada gabardina color beige y un paraguas color negro, gruñía como fiera enjaulada al verse en las calles contra el clima de ese día. Odiaba al idiota que la había mandado a comprar ropa para esa ocasión. Sus ojos eran de un castaño salvaje, un rostro ovalado y delineado de un color de piel blanca, unos cabellos rizados enmarañados y esponjados por el clima húmedo.

    Observó como el semáforo le permitía el paso hacía la otra calle dentro de esa calle de dos sentidos, del otro lado el mismo indicador de avance estaba en verde. Pasó lo más rápido que pudo pero un automóvil a toda velocidad pasó mojándole toda la parte trasera, la joven gruño una vez más al sentir el agua casi traspasar su gruesa gabardina. Pronto vio como un gran edificio en negro brillante se acercaba tras pasos que ella daba, viendo como en letras cursivas color dorado brillante decía "Accesorios y ropa para dama", observó con detenimiento la tienda, tras mirar a mucha gente en especial del sexo femenino dentro de este, comprando vestidos y ropa color "rosa". Hizo cara de asco al ver ese color...
    Tras un sonoro suspiro entró a la tienda y olisqueó el aroma a perfume italiano mezclado con otros aromas dulces.
    —Bienvenida señorita, ¿Puedo ayudarla en algo?—preguntó una joven de tez bronceada, ojos negros, cabello azabache y de más o menos 1. 78.
    —No gracias—sonrió la castaña para encaminarse dentro del departamento de ropa para fiestas, no sin antes cerrar el paraguas y ponerlo a secar en paquetería junto a los demás que estaban ahí.
    Caminó por los pasillos alfombrados buscando algo adecuado que ponerse, pero su vista divagaba por la mayoría de redecillas de colores, tenis Niké y jeans.

    Prontamente regresaba su vista hacía su búsqueda, en donde observó vestidos de todo tipo, con escote, sin escote, largos, demasiado pequeños, con encajes, holanes. Pero ninguno la convencía ninguno era de su gusto y el vestido rosa-morado que tenía en casa ya no era adecuado para llevarlo a esa reunión. Se comenzaba a frustrar por no poder encontrar algo adecuado para ella, odiaba cuando tenía que pedir ayuda a las demás personas para solucionar su problema... ella tenía orgullo pero esta vez tendría que rebajarse para pedir ayuda.

    Se acercó de nueva cuenta a la muchacha que estaba parada mirando sonriente a todas las personas que salían y entraban de los vestidores, a las otras que compraban o regresaban la mercancía. Se interpuso sobre su vista negra para que le tomara atención y así lo hizo la joven mujer.

    —¿Necesita algo señorita?—preguntó ella sonriente mientras Hermione asentía con un puchero de molestia en su rostro.

    —Si por favor—se sonrojó y trato de mirar la placa donde decía el nombre de la empleada.

    —¡OH! Discúlpeme, mi nombre es Marlene—sonrió abiertamente—ahora dígame señorita ¿Qué es lo que esta buscando?—preguntó interesada por ayudar a la joven castaña.

    —Mira Marlene, quiero un vestido para fiestas—la joven pelinegra comenzó a encaminarse al departamento para fiestas pero Hermione acababa de regresar de ahí, así que la siguió—Disculpa no encontré nada ahí—
    —Veo que eres exigente—sonrió al ver la cara sombría que puso Hermione tras ese comentario—¡Tenemos algo nuevo que nos llegó de Francia hace unos días!—echó a correr dentro de la bodega donde estaba la ropa sin desempacar.

    Tras diez minutos de espera, Hermione comenzaba a desesperarse pues su paciencia era muy poca. Lista para irse hecha una furia vio correr a Marlene con una gran caja color blanca entre los brazos, la pobre chica casi tropieza con una maceta del lugar pero por fin llegó a donde estaba la joven leona.

    —Espero que te guste, es un estilo nuevo. Tiene un toque del siglo XVI de la época de Luis XIV en Francia y el toque moderno de nuestra época—sonrió la chica mientras colocaba la caja en uno de los banquillos de ahí cerca y abría la caja para dejar ver una tela bombacha en color dorado con detalles bordados en amarillo brillante.

    —¿Qué demonios es eso?—preguntó Hermione, pues no le veía la forma al vestido ahí doblado en la caja.

    —Te lo mostrare—el vestido salió de su lugar y se extendió dejando una vista exquisita de aquella prenda, el vestido consistía en una falda bombacha que caía seguramente diez dedos arriba de las rodillas, media parte de arriba era como tipo corcé. Y en donde iba el busto era de color blanco con encajes en la parte de las copas. La espalda era brevemente cubierta por la misma tela y los hombros eran cubiertos. En el cuello hacía una cinta larga de color blanco que iba a juego con el vestido.

    También dentro de la caja, Marlene traía consigo un par de zapatos en color negro charol. Este tenía un pequeño moño de adorno. Simplemente perfecto.

    —Creo que me lo probaré—comentó algo avergonzada por como se vería dentro de esa ropa.
    Tras entrar al probador escuchaba la música de fondo que había en los probadores y comenzó a despojarse de su ropa no sin asegurarse de poner el seguro en la puerta para evitar intromisiones no deseadas. Se miró su ropa en el espejo de cuerpo completo en donde admiró su suéter morado con una franja blanca en medio del estómago y sus jeans de la parte de abajo estaban mojados tras pisar algunos charcos.

    Se quitó el suéter, blusa, jeans, tenis y calcetas para quedar en ropa interior de bonito color lila. Se colocó con algo de morbo el vestido y este parecía haber sido creado para ella y solo para ella pues este se ajustaba perfectamente a sus caderas, pechos y curvas femeninas. Además sus piernas largas deslumbraban bajo la falda y los zapatos de taco de aguja.

    Al salir varias miradas de envidia se posaron sobre ella, pero pronto llegó al lado de Marlene que le sonreía y levantaba sus dos pulgares en alto para darle un positivo. Toda ella quedaba perfecta en el vestido.

    —¡Por Dios señorita! Se ve preciosa—chilló de emoción al ver a Hermione cubierta por el vestido.

    —¿No crees que es demasiado revelador?—preguntó ella con un color rosa pálido en sus mejillas.

    —¡No, claro que no le queda genial!—Marlene juntó sus dos manos y dio un par de saltitos para mirar una vez más a Hermione.

    —Bien... entonces creo que me lo llevó—sonrió y se encaminó de nuevo al vestidor para colocarse su propia ropa.

    —¡Perfecto!—la pelinegra hecho a correr con la caja y dársela a la castaña para que lo guardara tras quitárselo y así poder pagarlo.

    Unos momentos después, Hermione se encontraba buscando en su cartera con que pagar. Pues la mirada asesina de la anciana cajera casi la comía viva, ella juraba que si las miradas mataran ella ya estaría cinco metros bajo tierra pudriéndose con los gusanos. Rebuscó y rebuscó pero no encontraba dinero... y se sonrojó al comprobar que solamente traía dinero del mundo mágico... en la cartera traía 9 galeones, 20 Sickles y 5 knuts. ¿Y ahora que iba a hacer?

    —¿Y bien niña?—preguntó la anciana de cabello blanco.

    —¿Con esto alcanza?—ella sacó de su cartera una pequeña moneda de galeón y observó claramente como aquella anciana mujer se babeaba por la pequeña pieza de oro.

    Gustosa aceptó la moneda y entregó a Hermione sus compras, así regalándole una cadena en forma de corazón y una deliciosa fragancia o perfume italiana.

    Al llegar a su casa llegó empapada pues el desgraciado paraguas se había doblado de lado contrario dejando a la castaña sin protección del agua. Su mal humor había regresado tras mojarse en la tormenta. Azotó la puerta de entrada y se encerró en su habitación para ir a tomar un relajante baño de burbujas pues aun era temprano como para irse.

    Tras encerrarse en su habitación comenzó a quitarse toda la ropa mojada y quedar desnuda para meterse al baño y relajarse por una hora con suficiente agua caliente.

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    Salía del baño, su pecho tonificado escurría pequeñas gotas de agua haciéndole ver sumamente sexy, estaba solamente cubierto por una toalla blanca y en esta había dos letras bordadas en color negro, D. M.

    Su rubio cabello escurría también pequeñas gotas de agua y sus fríos ojos color mercurio estaban ceceantes buscando su armario en color negro. Toda su habitación era en verde y negro digno de un verdadero Slytherin.

    Sacó del armario una camisa blanca, unos pantalones negros y corbata del mismo color. Se colocó unos bóxer de color azul rey y comenzó a vestirse.

    Tras unos minutos después se peino su cabello sin echarle goma para fijar su platinada melena. Frente al espejo se acomodaba la corbata hasta dejarla perfecta y delineada. Y su arma mortal su loción llamada "Seducción" haciendo caer a muchas chicas que le admiraban.

    Con su sonrisa, salió de su habitación hacía la sala de Malfoy Mannor, donde sus dos padres lo esperaban con una pose aristocrática, su bella madre lucía un exquisito vestido color verde y sus rubios cabellos caían tras su espalda perfectamente, su padre portaba su cabello rubio largo bien peinado y acomodado en su lugar, utilizaba un traje de gala del mismo color que su hijo.

    —Es hora de irnos—sonrió cínicamente Lucius Malfoy mientras tomaba a su esposa por el brazo y Draco asentía en silencio para entrar dentro de la gran chimenea principal y llegar por vía flu.

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    Hermione salía de la bañera envuelta en una toalla color blanca. Su cabello escurría y con un hechizo lo secó pero para mala fortuna este se esponjó haciendo que su humor se cayera de nueva cuenta.

    Se acercó a su closet y sacó un conjunto de ropa interior de color blanco y lo colocó. Bajo la falda del vestido se puso un pequeño short de seda para estar más cómoda durante la fiesta. Ahí frente a su espejo se miró con el vestido ya puesto, se veía perfecta como anterior se lo había probado en la tienda le quedó perfecto. Ahora solamente tendría que acomodarse su cabello... lo alisó con la plancha y peino con una palmera dejando la parte de debajo de su cabello suelta dándole el toque perfecto.

    Se colocó la cadena de corazón y el perfume italiano que le regalaron, un poco de brillo labial en los labios, un delineado pequeño bajo sus párpados quedando perfecta.

    —¿Hermione estas lista?—su madre se quedó de piedra al ver a su hija, se veía preciosa pero estaba mostrando demasiado a la imaginación de sus amigos.

    —¿Cómo me veo?—preguntó la joven leona mientras se veía una última vez en el espejo.

    —Perfecta hija—tal vez con una sonrisa forzada le regaló a la chica para después salir de la habitación.

    Tras una batalla con su madre, la mayor de las Granger consiguió ponerle a Hermione un pequeño chal de color rosa cosa que incomodo mucho a la joven. Mientras iban sobre el pequeño jeep negro hacía la dirección de aquella extraña reunión de improviso.

    La lluvia seguía cayendo fuertemente, la tormenta iba empeorando cada vez más y más... ahora algunas avenidas de Londres estaban inundadas por tanta lluvia y coladeras tapadas con desperdicios inorgánicos que se hallaban por el lugar.

    La joven castaña iba con brazos cruzados y piernas cruzadas en la parte de atrás del automóvil mientras sus padres escuchaban una canción de The Beatles. Siempre escuchaban al cuarteto de Liverpool pero horita la leona de Gryffindor estaba enfurruñada por tener que usar ese trapo sobre ella solamente para cubrirse por ordenes de Jane su madre.

    —Estamos por llegar—habló Frank quien mantenía la vista al frente del camino.

    —Vamos Hermione quita esa cara—esta vez habló Jane tratando de animar a su hija pero esta la ignoró olímpicamente.

    —Vean ya llegamos—sonrió el señor Granger mientras llevaba a las dos mujeres de su familia a la entrada del enorme salón de fiesta que como siempre estaba perfectamente reluciente.—Yo iré a estacionar el auto, ahora las alcanzo—completó Frank y se encaminó al estacionamiento.

    Hermione y Jane entraron, fueron recibidas por Albus Dumbledore y Minerva McGonagall que como siempre estaban vestidos tradicionalmente. Entraron ellas tras un cordial saludo y todo el salón se deslumbraba ante los ojos castaños de ambas mujeres parecidas una más grande que la otra.

    Examinaba el salón con ameno mientras veía varias mesas llenas de distintas personas que conocía gracias a que los chicos más jóvenes asistían con ella al colegio. Sus ojos se desorbitaron al ver a familias de sangre pura brindar en varias mesas cercanas al escenario del lugar. Estaba desde la familia Nott a la Parkinson, los Greengrass, Zabinni y Malfoy para la mayor sorpresa de Hermione. ¡Y lo peor, todos eran familias de Mortífagos!

    A lo lejos del salón divisó unas cabelleras rojas como los tomates. Había en si había 7 cabezas y una castaña por ahí. Pero lo más extraño era de que no estaba la principal de todas Sirius y Harry ¿Dónde estaban? Si ellos eran papel importante si era de que esa reunión se trataba de el-que-no-debe-ser-nombrado.

    —¡Hermione!—escuchó la voz de Ron acercándose rápidamente, vistiendo un traje de gala parecido al del baile de navidad hace tres años.

    —Ronald—dijo ella mientras lo abrazaba pues en todo el verano no lo había visto, además de que el pelirrojo ni siquiera le mandaba cartas para saludarla.

    —Venga, vamos a sentarnos todos—se fijó en Jane que se mantenía en silencio—Discúlpeme señora Granger—besó cortésmente la mano de Jane que encantada aceptó el saludo.

    —¿Sabes algo de Harry? ¿Por qué no esta aquí?—preguntó curiosa la Gryffindor mientras caminaba junto a su madre hacia todo el clan Weasly que se encontraba haciendo quien sabe que cosa.

    —Te lo contare en un rato—dejó a la chica con su duda y cuando llegaron se dedicaron a saludarse mutuamente hasta que Frank también se unió a los saludos.

    La bella música era tocada por varios instrumentos encantados, estos parecían que en realidad eran tocados por humanos en una orquesta sinfónica. Haciendo que el ambiente de aquel salón se hiciera más cómodo y acogedor.

    Albus y Minerva seguían en la puerta recibiendo a más gente pero ni rastro de Harry Potter ni de Sirius Black. Eso si que estaba raro... pero claro no estaba Harry pero Malfoy si que lo estaba, el mencionado se encontraba haciendo revuelo entre un grupo de chicas babosas que reían tontamente cuando el les sonreía seductor.

    Tras dar las nueve de la noche las puertas del salón se habían cerrado y de una mesa en donde estaban todos los miembros más activos de la Secreta Orden del Fénix se levantaron los principales anfitriones que recibieron a toda la gente en la puerta acompañados esta vez por el ministro Cornelius Fudge, Severus Snape y Alastor Moody.

    Tras el farfullo y choques entre copas de cristal se hizo un gran silencio para dar paso a toda la atención hacía el hombre de larga barba blanca con lentes de media luna que extendió sus brazos como en la cena de bienvenida a Hogwarts. Todos los presentes prestaron atención y dejaron de hacer ruido para centrarse en el punto del escenario.

    Muchos pares de miradas se posaron sobre las figuras en frente del gran escenario con cortinas blancas y un piso de caoba clara. Dio comienzo la reunión secreta... por que no era lógico que familias mortías estuvieran en una fiesta con mestizos nada más por que sí, seguramente debía de haber un motivo por el cual ambas razas convivían sin lanzarse imperdonables.

    Bienvenidos señores y señoras, como todos aquí presentes ya me conocen los hemos invitado por que así como muchos estamos al tanto de que Lord Voldemort ha vuelto. Por eso mismo como ya observaron familias Mortífagas y mestizas están aquí reunidas es por el motivo de hacer un pacto y una orden secreta tras la ya existente Orden del Fénix—todos prestaron más atención—Esta fiesta se llevara a cabo con tal de que todos los presentes estemos de acuerdo en pactarnos mutuamente y cuando comience la Guerra acabar de una buena vez por todas con el Lord Tenebroso. ¡Yo se que algunas familias seguidoras del Señor Oscuro tienen miedo! ¡Pero aquí, yo Albus Dumbledore les aseguro una seguridad para toda su familia!—los ojos del anciano brillaron mientras muchas familias oscuras aplaudían a las palabras del director de Hogwarts.

    ¡Entonces esta fiesta secreta se ha pactado como la Orden Secreta de Jen Rouse y yo Cornelius Fudge tengo el decreto y nombres de todos los integrantes de dicho pacto!—esta vez el ministro intervino y más aplausos junto a algunos chiflidos en el salón se escucharon.

    Severus Snape se colocó al frente llamando una vez más la atención de todos los presentes y poco a poco los aplausos menguaron hasta quedar en un silencio ensordecedor.

    Yo propongo a que todos los alumnos dentro de la orden tomen clases de Oclumancia para protegeros de la mente poderosa del Señor Tenebroso. Pues tengo entendido como también testigo de que él utiliza Legeremancia para leerles el pensamiento. Propongo que todos aquí presentes me den autorización para impartirles clases una vez por semana en las mazmorras a las 22:00 PM—pidió el sombrío profesor de pociones y entre familias conversaron. Una señora de cabello negro se levantó de su asiento.

    —Yo Damaia Parkinson propongo que nuestros hijos si aprendan Oclumancia para que se protejan de la mente del Lord—todos aceptaron y en el documento apareció la tutoría de Severus.

    —Pues bien ¡Qué comience el banquete!—terminó Albus mientras bajaba las escaleras del escenario y la música volvía a tocar.

    De nuevo el hermoso salón se llenó de platicas y brindis. Tras unos momentos un delicioso banquete apareció en todas las mesas llenas, muchos se fueron al ataque de la comida. Las familias de Mortífagos estaban con un pesar menos ese nudo en la garganta de ser enviados a Azkaban después de la guerra se había ido. La tensión entre todas las familias de sangre pura desapareció y comenzó el ambiente alegre.

    Varias parejas se levantaron a bailar pero en su mayoría eran los adultos pues había muy pocas parejas de jóvenes bailando. Hermione sonrió al ver bailar a Neville con Luna. Pero ella estaba aburrida y aun no estaba fuera del shock en el que entró al escuchar las palabras de su director. Observó como Ron se atragantaba con un pan y l sopa de espárragos que comía mientras que Fred y George hacían una pequeña broma.

    ¿Y cuándo llegaría Harry? Se estaba preocupando... pero el aburrimiento estaba más pesado que su preocupación por el chico azabache. Casi se caía de la silla pues sus ojos se comenzaban a cerrar debido al aburrimiento que sentía en esos momentos, su madre ya la había notado sonriendo al ver a su niña dormirse.

    —Ya vengo voy al sanitario—la mujer se levantó de su lugar para perderse entre las personas hasta que ninguna vista azul ni castaña se fijaran en ella para así escabullirse hasta la mesa en donde se encontraba cenando Dumbledore, al llegar el anciano la invitó a tomar asiento y ella aceptó sigilosamente, al oído le susurró unas palabras.

    La sonrisa de Albus se hizo más grande tras escuchar los susurros de la madre de la mejor alumna de todo Hogwarts, y tras transmitir el mensaje el director se lo pasó a Minerva que sonrió emocionada.

    —Espléndido—dijo la animago y con un movimiento de varita paró el movimiento de los instrumentos que se fueron levitando para descansar sobre unas sillas de terciopelo rojo oxido.
    Algunas parejas que disfrutaban bailando del vals se molestaron y después se fueron a sentar a su lugar. Algunas de ellas se quejaron pero permanecieron de pie a esperar a que siguiera aquella balada.

    Con otro movimiento de varita un gran componente de audio apareció al frente del escenario en donde tocaban los instrumentos, muchas familias oscuras se preguntaron que demonios era esa caja extraña que encendió al ponerse en posición. Pronto un fuerte sonido los hizo saltar de sus sillas y protestar por grotesco ruido. Hermione al borde del desmayo por sueño se levantó de su lugar por un brinco, sintió como toda la adrenalina le subía al cuerpo y le bajaba rápidamente.

    —¿Qué es esto?—preguntó curiosa mientras veía como una chica de cabello rubio y ojos verdes se acercaba a ella corriendo.

    —¡Vamos Hermione!—la jaló de la mano y corrió con ella al centro de la pista en donde muchas miradas se clavaron en ella, pronto chicas mestizas se fueron levantando para formar un gran grupo.
    —Jessica ¿Qué haces?—preguntó la chica castaña, en verano había bailado con ellas algunas veces, pero esa canción si que la conocían. Hermione en ese baile era la capitana. Odiaba esas situaciones.

    Penosa y muy, muy molesta comenzó a moverse al ritmo de la canción. Las demás le seguían como secundarias. La joven castaña en algunos pasos hacía movimientos robotícos con todo su cuerpo. Aun su rostro estaba sonrojado pero poco a poco comenzó a soltarse pensando que estaba en el gimnasio.

    Bajó, subió, se movió y varios ojos masculinos se fijaron en ella mientras se movía agitadamente junto a las demás chicas que la acompañaban. Hubo una parte en donde cada una hacía un solo de movimientos rápidos para que todas alcanzaran a terminar. Hermione era la última... tras mover el cuello, hombros y piernas como robot en el último solo se dejó caer con las piernas abiertas y subiendo rápido para ser más francos la joven había realizado un Spleet. Muchas otras se hubieran caído pero ella tras ensayarlo muchas veces en sus clases lo consiguió y aun mas sorprendente realizarlo con vestido y tacos de aguja.

    Muchos chiflidos y aplausos se escucharon tras ese magnifico movimiento y para finalizar la canción todas quedaron en flor de loto y Hermione al centro.

    Más aplausos sonaron, la cara de Ron estaba completamente roja. Al momento comenzaba otra pero todas las chicas se retiraron a sus respectivos lugares.

    —¿A poco me vas a decir a que la Granger baila mal?—preguntó un moreno cínico a su amigo que se mantenía frío como el hielo y sus ojos grises se clavaban sobre la figura de la leona. Se sorprendió ver a su padre aplaudir también y a su madre.

    —No—contestó tajante.

    —¡Vamos, Draco la sangre sucia se ha puesto buena!—exclamó pervertido Blaise y esto hizo molestar al rubio. Draco no entendía que era lo que su amigo le veía a esa horrorosa, Gryffindor y sobre todo sangre sucia.

    Tras más bailes ahora de todos los jóvenes novatos la fiesta siguió finalizando casi a las cinco de la mañana, con algunos ebrios y otros ya desmayados por exceso de alcohol, como siempre para todos los Slytherin no podía faltar el whisky de fuego.

    Pero sobre todo... ni el rastro de Harry Potter y Sirius Black...

    Continuara...
     
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    Okita

    Okita Adicto

    Piscis
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    ò.ó Exijo saber el paradero de Sirus y Harry xDme esta dando demasiada curiosidad la vaga referencia de que ellos no están. El resto de la historia pinta que se pondrá interesante, xD la verdad no me la imagino a Hermione haciendo un sleep por que es un poco como demasiado a mi gusto para una fiesta donde no creo que muchos sean bailarines profesionales, no? qui´za solo para un ballroom.
     
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  3.  
    TheVictimSoul

    TheVictimSoul Entusiasta

    Aries
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    WIIIIIIII se pone buena!!!!! esto me huele a dramione 0.0 uuuuu pero donde esta sirius y harry?. X cierto narras muyyy bn
     
  4.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Gracias por sus comentarios. :P

    Bueno si a tu respuesta Okita, si quien sabe que me dió por escribir eso, pero bueno está historia se las quiero compartir. La tengo terminada ya en otros dos foros. Siempre esperó que sea de su agrado.

    Desclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son de J.K. Rowling.
    Advertencia: Tiene algo de OoC, esperó que no me arruine a mis lectores.
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    Capítulo 2. Premios Anuales

    Los gritos se escuchaban en la estación de trenes King Cross, en donde muchas personas abordaban el expreso muggle, pero en especial los jóvenes magos entraban bajo la torre del anden 9 ¾ , se veían varios baúles llevados por niños de todas las edades, un nuevo año en Hogwarts comenzaba al igual que el retorno del Señor Tenebroso.

    El expreso partió como siempre puntual, a las once en punto sale para no regresar casi, casi hasta la noche del mismo día.

    En los vagones de la parte de en medio se encontraba el trío dorado, Hermione estaba leyendo un libro mientras Crookshanks descansaba pacíficamente en sus piernas cubiertas por un jeans de mezclilla. A su lado se encontraba Ron hablando con Harry amenamente sobre el deporte más famoso... el Quidditch si como no para Hermione eso era aburrido por eso que mejor que leer un buen libro.

    —Este año yo aseguró que los irlandeses ganaran el gran torneo—dijo Harry entusiasmado mientras Ron negaba con la cabeza.

    —¡Claro que no Harry, seguirán ganando los búlgaros!—sus ojos azules se posaron enfurruñados hacía la castaña—Además por que esta el estúpido de Krum—terminó mientras el moreno de ojos verdes reía por los celos de su amigo.

    —Como quieras... sigo diciendo que serán los irlandeses—se cruzó de brazos el moreno mientras que el pelirrojo iba a protestar.

    Una chica de cabello rubio y cara de ángel soñador entró por la puerta del vagón posando su mirada en la leona que leía y el pelirrojo.

    —Ron, Hermione la junta de prefectos esta por comenzar—habló Luna mientras los otros dos ascendían.

    —Me voy contigo de una vez Luna—completó Hermione mientras dejaba al gato descansando en su lugar y el libro lo guardó dentro de su chaqueta.
    Luna acompañó a Hermione a que se colocará el uniforme del colegio, además ella siempre era puntual con todo. La joven leona entró a los servicios del largo tren en donde se colocó como siempre una blusa blanca, medias a negro, zapatos negros, la falda gris, el suéter gris y en la parte de abajo este tenía franjas en rojo, amarillo el color de la casa de los leones. Luego se puso su capa que ondeó al momento de que ella salió.

    Se encaminaron hacía el vagón de prefectos, se cruzaron con algunos chicos de la casa de la Ravenclaw, otros chicos de la casa Hufflepuff, otros cuantos de Gryffindor pero para su mala suerte a los Slytherin que en ningún momento dejaron de molestar a la leona que simplemente los ignoraba olímpicamente.

    Al llegar al vagón esperaron a que los nuevos encargados de horarios acerca de prefectura llegaran y comenzara la reunión. Luna no paraba de hablar de hadas que comían el alma con solo mirarlas, siendo esas cositas tan bonitas pudiesen hacer eso. Lo primero que se le vino a la mente a Hermione fue la bella figurita de Campanita revoloteando al lado de Petter Pan. Pero por lo que contaba la rubia no era nada bueno esperarse eso.

    Poco a poco los demás prefectos del año pasado comenzaron a llegar tranquilamente, pues por cada casa había tres prefectos.

    Entraron los nuevos encargados de horarios y pidieron que se sentarán en los sillones que más bien parecía auditorio muggle, le gustó a Hermione pues el año pasado era como un salón de clases de su mundo.

    Los prefectos de la casa Gryffindor eran Hermione Granger, Ron Weasly y Parvati Patil. De la casa del águila eran Luna Lovegood, Padma Patil y otro chico que ella no conocía, y de la casa de los tejones menos a esos chicos jamás los había visto en su vida, para terminar con la casa de la serpiente estaba Draco Malfoy, Pansy Parkinson y Theodore Nott.

    A todos les entregaron sus insignias de prefectura y las hojas con sus nuevos horarios, Hermione sentía que se moría ¿Qué pensaba McGonagall poniéndola de pareja de ronda con Draco Malfoy? Se preguntó muy molesta mientras se acercaba al encargado de horarios... debía ser un error.

    Pero al mismo tiempo también se levantaba el Slytherin pidiendo una explicación acerca de sus horarios de ronda...

    —¿Qué significa esto?—ambas voces se escucharon mientras los ojos de los demás se centraban en ellos.

    —Lo siento, no es mi culpa la profesora McGonagall me los entregó para dárselos. Cualquier queja les sugiero que lo hablen con ella llegando a Hogwarts—el chico moreno terminó mientras daba la junta.

    Ahora si estaban jodidos ambos, pasar la noche de vela con tu peor enemigo, que más podía pasar ¿Qué compartieran habitación?.

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    Cada quien se encontraba sentado en sus propias mesas, sobre las cabezas de todos las cuatro banderas estaban colocadas, al frente todos los profesores descansaban sentados en la gran mesa que tenían para ellos mientras como cada año la profesora McGonagall hacía la selección de niños a sus respectivas casas con la ayuda del Sombrero Seleccionador. Aquella selección de los niños de primero se tardó mucho pero sin embargo ni una mención sobre la Orden a la que pertenecían tanto hijos de Mortífagos como los hijos de muggles. Todos estaban en silencio y aparentaban que nada pasaba.

    Tras terminar la selección Dumbledore se acercó y presentó al nuevo profesor de pociones al que muchos aplaudieron dando gracias a Merlín que Snape ya no daba esa materia. Ahora vendrían la elección de Premios Anuales de este año... algunos aseguraban ser ellos por sus notas e inteligencia pero nadie rebasaba la biblioteca andante de Hermione pues ella sacaba excelentes.

    —Es hora de elegir a nuestros dos Premios Anuales de este año—anunció Dumbledore mientras todo el Gran Comedor quedaba en silencio.
    —Estos dos alumnos durante todos sus siete años han sido prometedores, inteligentes, cumplidos, responsables y el año pasado sacaron un extraordinario en sus TIMOS—muchos aplausos se dieron en el salón—Ahora pido que venga al estrado Hermione Jane Granger y Draco Lucius Malfoy—la mesa de los leones festejó al igual que la de las serpientes pero menos estos dos últimos que tuvieron el mismo pensamiento.

    "Yo y mi bocota, ¿Para qué hablé?"

    Gryffindor y Slytherin se acercaron al lado de ambos profesores mientras seguían los aplausos pero eran más fuertes y emocionados que en las casas vecinas que aplaudían pero muy poco.

    Ambos regresaron a sus lugares tras echarse una mirada de odio bien impregnado en sus destellantes ojos y regresar a sus puestos e ignorarse olímpicamente hasta que vieran cual era su sentencia de muerte.

    La cena comenzó, pero como siempre Ron atacó lo que se le puso en frente, para no ahogarse tomaba de vez en cuando un poco de jugo de calabaza, mientras Harry simplemente comía un poco de relleno con salsa de arandanos y tomaba también de vez en cuando jugo de calabaza. Y finalmente Hermione ella no tenía mucha hambre así comiendo solamente unas cuatro tostadas con mermelada y un chocolate. Eso era todo para su estómago.

    —Mis condolencias Hermione—dijo un chico de Ravenclaw que la miró con pena y ella solamente asentía no estaba en condiciones para pelear.
    Tras la cena muchos quedaron satisfechos y los nuevos prefectos tenían que conducir a los chicos de primero a sus dormitorios en donde dormirían puesto que la Sala Común eran para todos pero en las cuatro casas había niveles de dormitorio. Todos llevaron a sus pequeños niños a sus respectivas salas, pero menos los dos Premios Anuales que terminado la cena tenían que dirigirse a la oficina de Dumbledore, el viejo quería decirles algo.

    Draco le pidió a Pansy que ella se encargará de todos los pequeños mocosos que estaban esperando ansiosos ser llevados a su Sala Común. El molesto se encaminó hacia la oficina del director, no tenía ganas de nada tan simple estaba le reclamaría al viejo por ponerlo con la leona que tanto detestaba ¡¿En que demonios estaba pensando Dumbledore, juntando a un león y a una serpiente? ¡Y estos eran Hermione Granger y Draco Malfoy!.

    Al llegar al pasillo que estaba alumbrado con las pocas antorchas se acercó a la figura del águila y mencionó alguna contraseña relacionada con los locos gustos del director, pronunció "pastel de limón, chocolate, gomitas dulces" hasta que dio con la contraseña de "Grageas de limón" que gran contraseña pero viendo que el viejo no cambiaría jamás decidió dejarlo pasar.

    Subió en la escalera mientras esta ascendía en forma de espiral hasta toparse con la cálida oficina, en donde estaba su jefe de casa, McGonagall y el director. Pensando que Granger aun no llegaba se acercó hasta el grande escritorio de madera cubierto por muchos papeles y otras cosas pero sobre todo no podía faltar la copa de dulces que Dumbledore tenía.

    —Me alegro de que nos acompañes Draco—dijo tranquilamente el director mientras se tocaba la larga barba blanca.

    —¿Qué se supone que planea juntándome con esa sangre sucia?—azotó Draco su puño contra el escritorio pero jamás noto como un puñetazo se estampaba contra su mejilla izquierda.

    —Por si no lo notaste hurón, yo tampoco estoy de acuerdo de que ambos seamos Premios Anuales—continuó la joven castaña mientras simplemente Dumbledore sonreía ante tal osadía por parte de su mejor alumna-¿Sabes lo que significa estar contigo casi las 24 horas de día?—enfurruñada se sentó de nuevo en la silla en donde se había mantenido sin que la notara el rubio.

    —Maldita sangre sucia—se acarició el lugar que al momento del golpe se había puesto rojo.

    —Por favor jóvenes—pidió esta vez Minerva que los observó seriamente—como podrán observar ambos son los dos Premios Anuales de este año y tendrán que ser pareja en todo aspecto a excepción de salidas a Hogsmeade, serán pareja en bailes, proyectos y durante las clases—explicó la animago mientras los dos presentes se mataban con la mirada.

    —Tanto la profesora McGonagall como yo, si vemos desperfectos entre ustedes me veré obligado a separarlos—terminó Snape—no sin antes aplicarles una sanción—a la chica castaña se le erizó el cabello al escuchar las arrastradas palabras del grasiento profesor ahora de Defensa Contra las Artes Oscuras.

    —Como se darán cuenta, todas sus pertenencias ya están en la Torre Norte de Premios Anuales—finalizó Minerva.

    —Bien—terminaron la serpiente y la leona mientras se cruzaban de brazos molestos.

    —Jóvenes la contraseña de su Sala Común es Grageas Bertiboth—sentenció McGonagall—Que pasen buenas noches—

    Hermione y Draco salieron de la oficina del director emparejados, no tenían ganas de discutir pues sabían que si lo hacían terminarían lanzándose maldiciones y uno de los dos esa noche dormiría en la enfermería. Por eso decidieron calmarse un poco además aquel pacto entre Mortífagos y muggles era el no atacarse mutuamente, pues si no este quedaría disuelto mágicamente y lo que menos querían era que el pacto se rompiera por que si no el Señor Tenebroso ganaría esta lucha.

    Cruzaron por el pasadizo de la Dama hambrienta y le dieron santo y seña para poder pasar, al salir del otro lado vieron su Sala Común en donde la pintura que custodiaba la entrada era la ninfa oscura quien les miraba interrogante pero estaba mirándolos asesinamente. Se acercaron poco a poco cada quien en sus pensamientos hasta que el retrato encanado les habló pidiendo contraseña.

    Al entrar se asombraron por la grandeza de la sala, era aun o más grande que sus propias Salas Comunes. La mitad de la sala tenía adornos Gryffindor y en el techo un estandarte con un león, lo mismo era del otro lado solamente que en la repisa de cristal estaban los premios de Quidditch del Slytherin y sobre su cabeza estaba el estandarte de una serpiente. Arriba se veía el balcón en donde seguramente estaban las habitaciones separadas. Un piso más arriba estaba el baño que compartirían los dos si así lo deseaban.

    Tenían una pequeña sala alrededor de la chimenea, tras los sofás estaba una pequeña mesita de estudios, sobre la mesa había dos plumas una de codorniz y otra de águila real. A mano derecha había un pequeño librero y Hermione observó a su gato dormir en frente de la chimenea. El ambiente era acogedor pero si evitaba a Malfoy a toda costa su estancia en ese lugar sería agradable.

    Solamente le dirigió al Slytherin una mirada de soslayo antes de perderse en su habitación, al parecer era la correcta por que toda su habitación era como la de su Sala Común en Gryffindor solamente que aquí no tendría que convocar un hechizo silenciador para no escuchar a las cotillas de Lavender y Parvati. La habitación en si era bastante amplia, tenía también su propio baño, tenía un tocador en color madera oscura, un baúl en donde guardar su ropa para todo el año y la cama era bastante grande como para dos personas.

    Recordaba que antes de entrar al colegio después de la reunión secreta, ella pidió autorización a Minerva y al director de traer consigo un aparato electrónico. Pues últimamente le había dado por escuchar música. Ellos le advirtieron que tal vez no serviría a menudo debido a que ella y el pequeño aparato se encontraban en un área demasiado mágica así anulando por completo la energía del pequeño aparato.

    Sonrió al recordar la carta de aceptación de McGonagall y ahora si podría encender su pequeño mp3 cuando ella quisiera, sin ser molestada.
    Comenzó a cambiarse el uniforme, se quitó todo y lo doblo para el día siguiente, se miró en el espejo del tocador y fue a sacar su pijama. Esta era un pantalón de seda en color lila y una playera del mismo color, también se colocó unas pantuflas de conejitos blancos y salió de la habitación para encontrarse con la mirada de Malfoy echada en el sofá leyendo quien sabe que cosas.

    Bajó las escaleras, mientras colocaba los dos pequeños audífonos en sus oídos y encendiendo el aparato para que empezara a sonar. Tan solo vio que el rubio movía los labios tras una mueca de burla pero ella le regresó la sonrisa divertida respecto a que no escuchaba nada. Se encaminó a la cocina y preparo para ella una pequeña taza de té para así poder conciliar el sueño.

    En unos pocos minutos el té estaba listo para llevárselo a los labios, Hermione regresó a la pequeña sala en donde Malfoy seguía leyendo esta vez sin siquiera interesarse por la presencia de la leona que se encaminó de nuevo a su habitación. Solamente escuchó como se cerraba su puerta.

    Hermione una vez dentro de su habitación subió a todo volumen la música mientras acomodaba su uniforme y cuadernos en la mochila para el siguiente día. Llamó a Crookshanks y el gato contento subió corriendo las escaleras para entrar al cuarto de su ama y treparse en la cama no sin antes acomodándose en la almohada que tenía la chica.

    —Buenas noches Crookshanks—el gato tan solo ronroneó y se acomodó para perderse en el sueño junto a su ama que apagó el pequeño aparato y lo colocó sobre su falda doblada.

    Draco estaba desconcertado, en vez de que la castaña le contestara como esperaba tan solo le regresó la sonrisa divertida y se encaminó a la cocina por una taza de té. Eso lo dejó descolocado, pues primero se había burlado de su pijama y de sus pantuflas no sin antes agregar también su apodo favorito hacia la leona el sangre sucia pero esta ni siquiera lo tomó a pecho siguiendo su camino.

    Dejó de leer el libro y lo dejó sobre el sofá para encaminarse también a su propia habitación, estaba cansado pero sería divertido ir a molestar a la castaña que seguramente estaba leyendo algún estúpido libro.
    Sigiloso como la serpiente que era, abrió la puerta para encontrarse una gran melena esparcida sobre la almohada y un gato también durmiendo. Tubo que quedarse en silencio o contener la risa al ver a la chica dormir tranquilamente. Tan solo suspiró para cerrar la puerta y ahí atacarse de risa.

    Al entrar a su habitación se cambió el pijama de color negro y se metió dentro de la gran cama, ni siquiera revisó si todas sus cosas estaban completas. Ya lo haría después ahora tan solo quería dormir pues mañana tendría dos horas de pociones con el nuevo profesor.

    0o0o0o0o0​

    A la mañana siguiente Hermione despertaba tranquilamente, mientras se dedicaba a entrar al baño y ducharse rápido sobre el chorro de la regadera, cuando estuvo lista se colocó su uniforme para ir a su primera clase, al parecer aun era temprano por que ni un ruido se escuchaba abajo, pero que tonterías si ella ya no dormiría en su Sala Común, lo más seguro era de que Malfoy ya se hubiera levantado e ido para evitarla a ella a toda cosa. Con ese pensamiento bajó al Gran Comedor, antes de la clase vendría a recoger su mochila pues aun era bastante temprano pues al ver por la ventana apenas comenzaba a amanecer completamente, había muy pocos chicos por los terrenos por eso mismo.

    Tomó su mp3 y lo guardo en la bolsa de su capa para después usarlo si era necesario, pero siendo alumna ejemplar no tendría problemas con usarlo en clases siendo que ella se sabía la mayoría de las respuestas preguntadas en clases.

    Al pasar por el vestíbulo principal se encontró con el retrato de Percy el tuerto quien la saludó amigablemente, ella terminó de bajar las escaleras y entró al Gran Comedor, había muy pocos también. Ahí al fondo de la mesa Ravenclaw había un par jugando al ajedrez mágico. Otro par en Slytherin cuchicheaban y en su mesa tan solo encontró a Nevell con un libro de herbolaria.

    Se sentó a su lado y el chico dio un salto por el pequeño susto que la Gryffindor le dio.

    —Buenos días, Nevell—comentó ella mientras un cuenco de cereal aparecía en frente suyo. Al lado aparecía el cereal y la leche acompañados también de un zumo de naranja.
    —Buenos días Hermione—comentó algo nervioso el chico castaño—¿Estas bien?—preguntó mientras esperaba la respuesta de la chica.

    —Si, por que no he de estarlo—afirmó ella mientras se llevaba a la boca una cucharada de cereal.

    —Ya sabes, por que tienes que vivir con Malfoy—dijo nervioso mientras Hermione reía divertida asustando al chico, pues pensaba que el rubio le había lanzado un hechizo.

    —No, te preocupes Nevell se me cuidar sola—sonrió mientras comían ahora ambos entre platicas y risas por parte de los dos.

    Poco a poco el Gran Comedor se fue llenando de estudiantes que se levantaban más tarde, entre ellos apareció la cotilla del grupo Ginny, Harry y Ron. El pelirrojo venía bostezando fuertemente mientras el otro tan solo se tallaba los ojos y la pelirroja venía platicando de quien sabe que cosas pero seguramente sería la cotilla número dos después de Lavender. Se sentaron lejos de ella pues no la habían divisado y habían comenzado a desayunar mientras el gran banquete se ponía en cada mesa. Los profesores también poco a poco comenzaban a llegar. Tomaban café de eso estaba segura Hermione pues cuando entraban al comedor tenían una cara de muertos en vida para después del desayuno brillaran despiertamente como siempre.

    Hermione se molestó con ellos un poco pues ni siquiera se tomaron la molestia de buscarla entre los alumnos que comían ahí. Más tarde les diría unas cuantas verdades pues ahora se encontraba en una divertida conversación con Nevell que también algunas veces le mostraba algunos tipos de plantas curativas que ayudaban a Madame Pomfry.

    Draco poco después de escuchar suficiente bullicio en los pasillos decidió bajar pero no se encontró con Hermione en el cuarto, la ratona de biblioteca se había ido demasiado temprano dejándolo a él, no le tomó importancia y bajó a desayunar para encontrarse con Pansy, Blaise y Nott que estaba bastante callado el por que, siempre el castaño era así. Se sirvió un poco de cereal, se sirvió nubes de azúcar y un poco de zumo de calabaza para seguir mandándole a media chica miradas insinuadoras.

    Poco después tenía dos horas de pociones con Slughorn, el nuevo profesor de pociones quien al parecer era muy amigo de esos detestables leones desde la noche pasada.

    Se encaminó a las mazmorras en donde se cruzó con varios de su casa que le dieron su más sincero pésame por tener que vivir con la Gryffindor. Al llegar al salón se encontró con su compañera que estaba hablando ahora con San Potty y la odiosa comadreja que quien sabe que demonios seguía comiendo. Suspiró para que después llegará Theo y comenzaran a hablar tranquilamente.

    Slughorn se veía tan ridículo siempre con su estúpido gorro de graduación en la cabeza y su larga capa color beige. Se veía tan gracioso, los invitó a entrar y los colocó pronto por parejas pero por ordenes de Dumbledore los dos Premios Anuales se sentaron juntos para empezar la clase.
    Granger escuchaba atentamente todo lo que el profesor decía y lo que le agregaba a una poción bastante sospechosa pues, agregaba grisopos de sanguijuela y otros ingredientes que no conocía. Pues Snape siempre los ponía a hacer pociones efectivas para defenderse y siempre se mantenía ese ambiente pesado que el propio profesor dejaba salir haciendo una clase bastante pesada pero este explicaba de una manera en la cual todos participaban. Pronto terminó de hacer la poción y pidió a los alumnos que se levantaran de sus puestos y se colocaran en semi-círculo alrededor del caldero humeante. Poco a poco se fueron integrando.

    —¿Quién me quiere decir para que es esta poción?—pidió Slughorn amablemente esperando a que alguien pasara. La única que levantó la mano fue Hermione...

    —Es la poción de Amortentia—dijo ella segura mientras el profesor se ponía los anteojos pues era imposible que alguno de ahí supiera que era.

    —¿Y para qué sirve la Amortentia, señorita Granger?—preguntó mientras Hermione se lamía los labios para empezar a hablar como toda una sabelotodo.

    —La Amortentia funciona como un filtro muy poderoso de amor, quien la bebe se enamora profundamente de la persona que se la dio. Sin embargo también al olerla uno puede percibir el aroma de la persona que muy, muy en el fondo ama pero que no se ha dado cuenta—terminó Hermione mientras Slughorn boqueaba una y otra vez.

    —Muy bien señorita Granger—pausó- ¿Nos puede decir que aromas percibe usted?—preguntó interesado.

    Por su parte Ron esperaba que percibiera su aroma, siempre olía a canela y hierba buena. O a su vez olía a un poco de dulce de calabaza. Harry simplemente estaba interesado en lo que su mejor amiga olería.

    —Esta bien—comentó ella algo nerviosa, se colocó frente al caldero humeante y comenzó a oler el humo que salía cálido, pasando por sus fosas nasales esta... pasaron unos minutos mientras que el profesor dudaba que lo pudiera hacer. -Yo por ejemplo huelo, un olor mentolado, fresco y es demasiado tentadora—dijo nerviosa mientras la cara de Ron se destrozaba al escuchar las palabras de su amiga.

    —Muy bien señorita Granger, 25 punto para Gryffindor—sonrió Slughorn satisfecho mientras Draco observaba de soslayo a Hermione y su raro descubrimiento aromático de la persona que muy escondida o lejos estaría de ser posible.—Muy bien, para mañana quiero 30 centímetros de pergamino con la deducción para que es especial la Amortentia a parte de lo que nos dijo la señorita Granger—

    —Si—dijeron todos al unísono mientras salían poco a poco de Pociones, pues en realidad las dos horas pasaron tan rápido con esa clase tan divertida que nadie notó cuando las dos horas se pasaron tan rápido pero ahora tenían una tarea.

    Al salir de la clase, Hermione decidió ir a la biblioteca pues Harry y Ron se fueron como alma que persigue el diablo. Eso la molestó más puesto que en toda la mañana ni siquiera le dirigieron la palabra, solamente la miraban pero no le decían nada. Primero en el desayuno ni siquiera se tomaron la molestia de buscarla para tomar el almuerzo con ella, segunda en pociones de iban sin siquiera dirigirle la mirada.

    Salió de las mazmorras para dirigirse a la biblioteca que se encontraba en el segundo piso, su segundo hogar a parte ahora de su Sala Común. Guardó su libro de pociones y lo metió en su mochila, tenía un rato para su siguiente clase con Sprout, debía acomodar su libro y su nueva libreta pues esta vez en vez de utilizar tantos pergaminos decidió utilizar una libreta muggle. La forró de color azul y le colocó todos sus datos. Para terminar le colocó el plástico para proteger las pastas.

    Se encaminó a su sección de libros, esta vez tomaría un libro de herbología para la siguiente clase. Agradecía que esa clase no la tomaba con Malfoy por que de verdad que era un fastidio; estaba de acuerdo que en Pociones no la molestó pero esa no era razón para que no aprovechara cualquier descuido de ella y se burlara el rubio hasta cansarse. Se colocó entre varias estanterías de libros que iban y venían, volaban entre sí y a lo muy lejos de la entrada estaba la señora Pince acomodando los pocos libros. Su lugar favorito estaba cerca de la Sección Prohibida, por ser alumna ejemplar podía entrar cuando ella quisiera.

    Sacó el libro que buscaba y se sentó en la gran mesa, también de su mochila sacó su pequeño mp3 y colocó una canción brasileña que le gustaba, más al ver como se bailaba le causaba tentación pero todos los que estudiaban ahí no se atreverían a bailar con ella por ser la traga libros. Se colocó los pequeños audífonos en cada oído y subió el volumen al máximo y comenzó a leer pero era difícil no querer moverse al ritmo de aquella canción.
    Draco estaba muy molesto, por culpa de Granger tenían que realizar 30 centímetros de pergamino acerca de esa poción. Donde podría encontrar la información suficiente era en la biblioteca, donde seguramente la muchacha estaría tragándose algún libro.

    Buscó entre las secciones un libro de pociones que lo ayudará con la tarea de Slughorn, era el primer día y ya estaban dejándole tarea, menos mal que a penas era la primera hora y tendría a la siguiente Aritmancia. Por eso decidiría adelantar un poco para estar libre un rato. Rebuscó y rebuscó pero no encontraba un libro necesario para hacer la tarea.

    —¿Joven Malfoy, que lo trae por aquí?—preguntó la señora Pince mientras acomodaba unos libros.

    —Necesitaba un libro que me ayudara con la tarea de Pociones, necesito información sobre la Amortentia—pidió cortésmente a la profesora que le sonrió y se encaminó a buscarle el libro.

    El siguió caminando por la gran biblioteca, había muy pocos alumnos ahí pues era el primer día. ¿Quién en su santo juicio se pasaría su hora libre en la biblioteca? Pues claro la única que estaría ahí sería la sangre sucia. Caminó hasta que vio una mata de cabello castaño y rizado moviéndose en ondas y su dueña moviéndose en la silla... se sintió cotilla pero miró su cara cuando esta la flexionó hacía atrás y tenía una cara de placer... parecía que Granger estaba experimentando un orgasmo, pues se relamía los labios sensualmente.

    Parpadeó un par de veces y se acercó a ella para examinarla, movía las caderas bamboleándolas de derecha a izquierda sobre la silla, igual a sus hombros y todo su abdomen. Ella aun tenía los ojos cerrados y con ambas manos se levantó el cabello sensualmente para dejarlo caer de nuevo y volver a arquearse sobre la silla. ¿Qué le pasaba?

    Hermione por su parte sentía como todo su cuerpo se liberaba de la poca tensión que sentía al poder bailar en secreto en las más escondidas repisas de la biblioteca, mientras escuchaba el ritmo caribeño parecía que su cuerpo se movía por inercia propia haciéndola llegar al éxtasis de relajación... amaba ese baile pues nadie mejor que ella lo podía bailar tan bien. En sus vacaciones de verano había ido a un gimnasio a bailar un poco aprendiendo mil bailes, también se había echo de tocar el violín y cualquier guitarra. Siguió moviéndose pero claramente sintió como una presencia se iba despavorida de ahí... sonrió pensando que era algún chico chismoso y se fue.

    Draco al escuchar la voz de la señora Pince, salió corriendo como alma que llevaba el demonio. Estaba algo sonrojado y al tomar el libro salió casi corriendo de la biblioteca.

    Continuara.
     
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    TheVictimSoul

    TheVictimSoul Entusiasta

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    Wowoooowowowo me encantó jajajaja además de que me hacía reír me intrigó demasiado. Que lindo lo que olio Hemrione en el caldero :) jejejejeje ya se sospecha de quien es ese olor jajajaja y pobre Draco viendo bailar a la chica y sin saber por que. Yo me hubiera asustado xD, la gente se asusta de mi cuando me ve bailar cn el ipot xD.
    Sigue así, la historia y narración son exelentes.
     
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    Temari Yamanaka

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    Lo prometido es deuda, me pediste que leyera tu obra y así lo hice. ¡Me ha encantado! Me pasaría el mensaje diciéndo: ¡conti, conti, conti,conti, conti, conti,conti, conti, conti,! Pero sería spam -.-'

    Fallos generales:

    He visto que tienes algunos errores: después de"!" NUNCA va punto, cuando te referías al mp3, no parabas de decir pequeño aparato (o algo así), para solucionarlo intenta encontrar sinónimos, también tienes algunos problemas con las comas por ejemplo:

    —No, te preocupes Nevell se me cuidar sola—
    —No te preocupes, Neville, me sé cuidar sola— (vigila acentos, nombres de personajes, comas y problemas de dedillo. Aunque confieso que a mí también me pasa mucho.)

    Más problemas:


    El tenía que.... (etc,etc,etc.)
    Él tenía que...
    Cuando es un chico y usas el pronombre "él", siempre va acentuado.

    Hacía significa p. ej: ¡Hacía mucho tiempo que no te veía, querida!
    Hacia significa: Voy hacia la comisaría, que los policías han encontrado al ladrón de mi bolso.
    ¡No olvides que tienen significados muy diferentes!
    Es el acento otra cosa que te falla.

    ¿?:
    Cuando haces una pregunta, se ponen ¿?. Si no lo pones, descolocas al lector.

    1,4,65,73,89,65...:
    Cuando escribes números, veo que pones:1,13,265,4,3, etc. Por mandra que haga, ponlos en letras.

    Nombres:
    -Pomfry (Pompfrey)
    -Nevell (Neville)
    -Pince (Prince, exactamente igual que el nombre de la madre de Severus, tal y cómo se indica en Harry Potter y el Príncipe Mestizo)
    -Weasly (Weasley)

    Veo que también te dejas algunas letras por el camino:
    —Muy bien señorita Granger, 25 punto para Gryffindor— (aquí la coma está bien, pero en este caso puntos en plural.)

    Ahora las partes buenas ^^:

    Narras muy bien, consigues meter el lector dentro de la trama de tu historia. Hay escenas buenísimas (el baile de Hermione y Draco negando lo que decía su amigo, cuando se encuentran que los dos tienen las mejores notas en los TIMOS, cuando Ron se decepciona...)

    Hay muchas expresiones y situaciones que me encantan:
    salió corriendo como alma que llevaba el demonio,


    —¿Qué se supone que planea juntándome con esa sangre sucia?—azotó Draco su puño contra el escritorio pero jamás noto como un puñetazo se estampaba contra su mejilla izquierda.

    —Por si no lo notaste hurón, yo tampoco estoy de acuerdo de que ambos seamos Premios Anuales—continuó la joven castaña mientras simplemente Dumbledore sonreía ante tal osadía por parte de su mejor alumna-¿Sabes lo que significa estar contigo casi las 24 horas de día?—enfurruñada se sentó de nuevo en la silla en donde se había mantenido sin que la notara el rubio.


    y etc, etc, etc...

    Ya estoy terminando :P Sólo quiero darte mis más sinceras gracias por haberme invitado. el fic me encanta y te ruego que lo sigas (como no lo hagas, verás. ¡muajajajaja! :risa maléfica: xD )
    de verdad, QUIERO la conti. Por cierto, ¿qué les pasará a Ron y Harry? Ö

    AVÍSAME CUANDO HAGAS LA CONTI!!!!!!!!!!
     
  7.  
    Okita

    Okita Adicto

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    Jajaja juro que por un momento pensé al igual que Draco que Hermione estaba teniendo un orgasmo xD por dios.

    Se esta poniendo muy interesante. Y avisame la próxima vez que hay conti q.q no me avive hasta que vi que Temari posteo acá.
     
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  8.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Drama
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    Palabras:
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    Gracias Temari Yamanaka, si con el paso del tiempo me di cuenta de que estaba un poco equivocada pero la historia ya va para un rato que la escribí pero un día de estos la voy a corregir xD ahorita con la escuela ni tiempo me da de corregir la historia. Entonces mujer aquí les dejo la siguiente conti, dedicada a Okita que siempre anda leyendo mis FF.

    Desclaimer: Los personajes son de J. K. Rowling
    Advertencia: Capítulo con lime.
    -------------------------------------------------

    Capítulo 3. Espiándose en secreto.

    El día había pasado sin problemas, pues en todo el día Draco no volvió a acercarse a Hermione en lo que restó de las clases que tenían juntos, aún estaba algo confuso por lo que vio en la biblioteca y la ratona ni cuenta se había dado de ello. Eso lo desconcertó completamente, estaba esa mujer desquiciada pero no podía decir que esos movimientos que ella hacía no lo aturdían más de la cuenta. ¡Pues claro que lo hacían! ¡Era hombre por el amor de Merlín!.

    La Sala Común que compartía con la Gryffindor estaba vacía, adecuada para hacer los deberes pendientes. Comenzando con la redacción de pociones, sacó el libro que le dio Madame Pince en la biblioteca y así mismo salió echo una carrera. Ahora estaba concentrado haciendo los deberes... si mal no recordaba Vector le había dejado otra redacción para el día siguiente, en Cuidado de Criaturas Mágicas igual... ese estúpido retrasado del guardabosques también exigía demasiado. En Adivinación como siempre la profesora no les dejaba nada... una hora en donde cuchichea con Blaise. Y Adivinación una redacción para el día martes de la siguiente semana acerca de la levitación dormida, Snape había sido demasiado problemático también dejándoles buscar algunos ingredientes para preparar una poción de la verdad... claramente no podía ser Veritaserum, estaba prohibido que los estudiantes realizaran esa poderosa poción de la verdad. Por eso mismo harían otra parecida y casi tenían los mismos efectos.

    No, estaba hasta el tope por que en si todas las redacciones las hacía en un rato, la chimenea calentaba tranquilamente la Sala Común que estaba adornada de los colores de su casa y la de la leona. Su mochila estaba botada en el sofá de terciopelo y una taza de té que salía de la pequeña cocina iba directamente hasta él.

    No era difícil acabar en unas dos ó tres horas como máximo de eso estaba seguro, tomó la pequeña taza que levitaba hasta él y dio dos sorbos al humeante líquido que le tranquilizó la garganta al pasar caliente por ella. Se hizo el cabello para atrás y volvió a concentrarse en las redacciones, no por nada era Premio Anual... sus redacciones al igual que las de Granger eran perfectas.

    Le dio por quitarse los zapatos y poner la capa en el perchero de caoba que tenía a un lado de la pequeña mesita, mientras movía los pies cubiertos por unos calcetines blancos, se concentraba en su tarea que solamente percibió como el horrible gato de la sabelotodo estaba ronroneándole mientras se embarraba contra sus pies.

    —Quítate maldito animal—susurró asesino mientras el gato lo ignoraba y seguía en lo suyo, dejando pequeños rastros de pelos anaranjados en los pantalones negros del rubio.

    El gato era igual o peor que su dueña, era necio como las desgraciadas mulas que no entendían hasta que les daban un fregadazo y comenzaban a andar, pero ni el gato con dos ó tres patadas se fue. Siguió ronroneando a Draco y este simplemente mejor decidió ignorarlo por que su mente tenía la intención de petrificar al animal pero sería fastidioso estar escuchando los reproches de la ratona.

    Hermione se encontraba terminando ya todas sus tareas, tan solo pasó al Gran Comedor a tomar la cena para después seguir y acabar antes de que cerraran la biblioteca. Sonrió satisfecha mientras guardaba sus pergaminos, todos tenían la perfecta caligrafía y en la parte donde se anotaban los datos, perfecta caligrafía decía su nombre. Listo para ser entregado al día siguiente.

    Al salir de la biblioteca se encontró con Harry y Ron que también trataron de huirle pero ella molesta les detuvo.

    —¿Se puede saber que demonios les pasa a ustedes dos?—preguntó mientras se cruzaba de brazos ya cargando su mochila.

    —A nosotros nada—contestó Ron tranquilo pues jamás entendía los cambios de humor de la castaña.

    —¿Por qué ambos habéis estado evitándome todo el día?—preguntó ella de nuevo mientras Harry y Ron repartían miradas acusatorias.

    —Lo sentimos Mione, pero en el desayuno no te vimos y pues en Pociones estabas con Malfoy y bueno... como explicarte Ron sé enfadó—dijo el moreno mientras Hermione solamente se reía y abrazaba a ambos.

    —Bien, pero me deben para la primera salida Hogsmeade una cerveza de mantequilla ¿Vale?—

    —¡De acuerdo!—sonrieron ambos mientras acompañaban a la chica a su dormitorio.

    En el camino vinieron hablando de varios temas sin sentido, de lo que hicieron en vacaciones y todo por el estilo. También de que Ginny extrañaba a Hermione pero ella interiormente se alegraba de no tener que compartir cada noche con la pelirroja pues siempre la metía en malentendidos vergonzosos, hablaron sobre lo menos importante para Hermione... el Quidditch.

    Entraron por el retrato del astrónomo y dieron la contraseña a donde los llevó al séptimo piso. Tan solo tenían que caminar y salir hacía las escaleras en donde se encontraba la torre norte de los Premios Anuales.

    Se despidieron de la joven leona y ella le dio la contraseña a la ninfa oscura, sin rechistar el cuadro le permitió la entrada. Cuando entró a la Sala Común la sintió cálida. Una mochila estaba botada en el sofá compartido, unos zapatos acomodados perfectamente y la figura de un rubio estudiando tranquilamente. No le tomó importancia y subió a su habitación... por lo menos Malfoy no la había recibido con un insulto como era de esperarse.

    Subió por las escaleras de caracol y entró a su habitación que en esos momentos estaba toda oscura pero por la ventana entraba la fresca brisa de los terrenos del colegio y la cortina escarlata danzaba con el poco aire que daba. Encendió las luces para que su habitación estuviera completamente iluminada, su gran cama estaba tendida lista para que ella se metiera a las cobijas. Pero aún no era el momento de dormirse... sacó los libros y pergaminos que no utilizaría al día siguiente y los acomodó en el pequeño librero que había en su habitación.

    Ahora sí, se cambiaría su uniforme y lo pondría en el cesto de ropa sucia para que Dobby se encargara de lavarlo y colgarlo en algún perchero. La joven sacó de su baúl otro uniforme limpio y lo colocó en la silla en donde también colocaba su pequeño mp3. Cotilleó por su baúl pues había metido unos cuantos libros que quería leer en sus tiempos libres, sacó dos tomos de su novela favorita "Romances y prejuicios" pero algo más le llamó la atención, entre uno de sus jeans reposaba un pequeño cuadernillo como de unas cincuenta hojas y en la portada había una muñeca japonesa, la muñeca animada tenía el cabello rosa medio rizado tomado en dos pequeñas coletas que dejaban en parte mucho cabello suelto, en la frente tenía tres puntos rosas también y sus ojos eran del mismo color. La misma chica del dibujo traía un uniforme de instituto escolar color gris y ella sentada en una almohada. En la parte de arriba decía "Lo mejor de Japón presenta: Girls Bravo" a un lado del título decía volumen uno.

    Este estaba cerrado en su envoltura y en la parte de atrás decía lectura solo para mayores de dieciocho. Se sonrojó al ver el material o el librito que ella ni siquiera conocía de su existencia, estaba claro que cuando iba a sus clases de violín y guitarra observó un local en la calle llena de esos artilugios, muchas fotografías de caricaturas japonesas, había ahí en el local en la parte de afuera estaban también varios de esos libritos pero de diferentes dibujos. En la vitrina de abajo había figuras de estas mismas dibujadas en el papel, pero ella no se acordaba de haber comprado semejante cosa y menos aún teniendo dieciséis años.

    "¿Qué hago? Lo mejor es que lo guardé bajo llave o lo queme con un Incendio" Se mordía el labio inferior mientras veía tentadora en leer o no el pequeño libro, tragó fuerte y lo hecho en su cama, su curiosidad era más fuerte que ella. Lo dejó ahí mientras ella se colocaba su pijama. Luego se acercó a su pequeño aparato y le quitó los audífonos para que pudiera escuchar la música sin que la asustaran al ser sacada de su sordez musical. En el día varios brincos asustados dio pues la alarmaban o simplemente llegaban tocándole un hombro.

    Dejó el pequeño aparato sobre su uniforme mientras la canción sonaba y ella sentía la necesidad de liberarse. Sonrió un poco y empezó a moverse como anteriormente lo había hecho en la biblioteca. Ahora bamboleando sus pies en pequeños círculos y sus caderas de derecha a izquierda.

    Mientras flexionaba su cuello hacía atrás al igual que hombros y abdomen se movieran sensualmente. Tomó uno de los barrotes de soporte de la cama y bajaba mientras disfrutaba como su cuerpo olvidaba la tensión que sentía al ser molestada. Bajaba mientras se apoyaba con el barrote y la música del pequeño mp3 sonaba. Amaba esa canción, en el gimnasio donde iba a bailar de vez en cuando le mostraron que ese tono brasileño era sensual pero quitaba el estrés de maravilla dejándola como nueva y valla que si funcionaba. Siguió en lo suyo mientras se movía sin penas ni vergüenzas.

    Draco había terminado por fin todas las redacciones, tan solo notó con desagrado de que el gato peludo de su compañera estaba echado durmiendo tranquilamente en sus piernas, el animal era astuto y consiguió subirse a dormir a las piernas del rubio. Este molesto trato de quitarlo pero el animal parecía una piedra pues no se movía para nada. En sí Crookshanks parecía contento durmiendo en las piernas del rubio que buscaba la manera de zafarse... se estiró él gato y bostezando se bajó de las piernas de Draco.

    Crookshanks se dirigió a las escaleras de caracol seguido por Draco que iba directo a su habitación para cambiarse. Tenía ganas de dormir, estaba bastante cansado se la había pasado molestando a los mestizos que no eran parte de la orden secreta. Siempre era igual los molestaba llamándolos sangres sucias y estas se iban con la cabeza baja, en algunos pudo notar pequeñas lagrimas finas.

    El gato volvió a estirarse antes de mover la puerta dejando una ranura que llamó la atención del rubio por el sonido caribeño que se escuchaba ahí. Era un acordeón lo que sonaba junto a las maracas, unos bongos y alguna mandolina. Sabía que esos sonidos pertenecían al caribe por que en alguna ocasión visitó América. Cotilla se acercó a ver mientras el gato parecía sonreír por la osadía de ver a su ama bailar.

    Hermione se bamboleaba sensualmente mientras se movía libremente y siempre movía hombros y abdomen. Se apoyó contra un barrote de su cama y bajó lo más sexy que se pudo... su tensión se iba poco a poco conforme se movía... se acercó la joven a su cama y se echo mientas seguía moviéndose, pequeñas zancadas daba la cama mientras su ocupante la mecía al moverse tan sensualmente. Se acarició las piernas mientras la cantante de la canción seguía con su canción. Se relamió los labios y se levantó antes de que terminara la canción.

    El animal anaranjado por fin entró a la habitación de la castaña, no sin antes embarrarse en las piernas de Draco. Este anonadado se metió a su habitación olvidando lo que había visto ¿Quién demonios era esa chica? ¿Qué había hecho con Hermione Granger?. Estaba de acuerdo que la joven estaba cambiada pero jamás lo admitiría; pues era una sangre sucia. Estaba de acuerdo con no insultarla o hechizarla por el pacto que tenían Mortífagos y muggles. Se fue a su habitación y se encerró para poder cambiarse tranquilamente; se quitó el uniforme votándolo en el suelo. Se colocó su pantalón de seda negra seguida del saco.

    Al acostarse cerró los ojos y se perdió ante los brazos de Morfeo, unos minutos después Dobby entró a recoger la ropa del rubio echándola en la cesta de la ropa sucia, sacó el uniforme limpio y lo dejó en una de las sillas para que el rubio a la mañana no tuviera desastres al sacar todo. Limpió el pequeño elfo el poco polvo que había y con un tronar de dedos desapareció dejando todo limpio.

    Hermione veía a Crookshanks contento, siempre era así pero ronroneaba mucho el pequeño animal. Lo acarició un poco y de su pelo anaranjado se desprendió el olor de la loción de su compañero, frunció el seño y salió de la habitación para ver en donde estaba. Observó desde arriba y todas las cosas del mencionando estaban ya acomodadas en el gran sofá. Sus zapatos seguían ahí al igual que la capa colgada, seguramente ya estaba dormido. Aprovechó para bajar a tomar un poco de té.

    Al llegar a la cocina se encontró con Dobby quien se encontraba limpiando los pocos trastes usados ahí. Sonrió al elfo y este en seguida le dio su té sabiendo que la Gryffindor amaba tomar té antes de acostarse a dormir.

    En la cocina se tomó tranquilamente el té mientras hablaba con la pequeña criatura que se divertía limpiando las cuatro pequeñas tazas que estaban ahí. Sencillamente la castaña no lo entendía ¿Cómo alguien podía ser feliz cumpliendo ordenes de alguien más? Eso si que era sadomasoquismo. Claro estaba que el elfo recibía paga por parte del colegio pues en casa de los Malfoy simplemente recibía el techo pues ni un galeón le daban por todo su trabajo, sin embargo, en Hogwarts recibía 15 galeones al día por su excelente trabajo.

    —Bien, Dobby creo que me voy a dormir—sonrió mientras la pequeña criatura recibía la taza. Despidió a Hermione y la castaña se fue directamente a dormir.

    Se echó en su cama mientras el gato ya tenía un buen rato durmiendo, ella se metió entre las cobijas y poco a poco fue conciliando el sueño hasta ser abrazada fuertemente por los brazos de Morfeo.

    Harry y Ron estaban cambiándose el pijama, mientras sabían que Hermione últimamente estaba algo rara. Bueno Ron y ella tenían absolutamente prohibido hablar acerca de la Orden Secreta de Jen Rouse por el bien de Harry y Sirius. Pero tan rápido el pelirrojo se olvidaba de ello que ni siquiera se le ocurría pensar en la orden. Pero Hermione estas vacaciones de verano había regresado... como decirlohabía regresado algo rara, pues a muy a pesar de Ron la chica estaba algo cambiada, ahora veía que se ponía solamente un poco de brillo labial. Y en la fiesta de Jen Rouse había demostrado lo mucho que había cambiado, sin embargo Harry ya había notado el cambio.

    —¿Has notado algo raro en Mione?—preguntó el moreno de ojos verdes.

    —Ahora que lo mencionas, creí que eran alucinaciones mías, pero con tu pregunta me doy cuenta de que no—le responde Ron.

    "Ahora que me doy cuenta, hoy que fui a la biblioteca ahora si por un libro la vi bailando algo raro en la silla. Como decirlo bailaba de manera insinuante ¿Qué hizo Hermione en vacaciones?"
    —Bueno yo la veo algo rara—insistió el moreno mientras Ron trataba de callarse.

    —¡No sé a que te refieres!—si Harry no se callaba terminaría diciéndole acerca de la secreta orden. El pelirrojo estaba tratando de zanjar el tema pero su moreno amigo no se daba por vencido.—Además dice mi mamá que ella se quita el estrés—

    —Bueno si tu mamá lo dice, debe de ser ¡Al fin y al cabo ella también es mujer!—resignado—por cierto Ron ¿Hiciste tus deberes de mañana?

    —¡Demonios Harry!¿Por qué no me lo recordaste ya mañana en la clase?- responde con ironía al momento en que busca el pergamino en donde comenzar a escribir lo de Slughorn.

    Harry sonríe al ver la desesperación y nerviosismo de su amigo, apiadándose de él decide ayudarlo.
    Sin embargo siente que su querida hermana Hermione esta rara. Trataría de averiguarlo al día siguiente, primero se enfadaba con ellos y luego los abrazaba dulcemente... seguramente era cosa de mujeres. Tomó su libro de pociones y comenzó a leer para dictarle al pelirrojo algo que ayudara aunque fuera para sacar "Mejorar las expectativas".

    —¡OH! Harry vamos, no seas malo y déjame a mí leer tus respuestas—pide insistente ante la negativa del chico.

    —Si te lo doy, se darán cuenta de que copiaste—responde firme.

    Ron se dio por vencido acatando la lectura del moreno termino prontamente su tarea, yéndose ambos por fin a descansar.

    Hermione escuchaba el caer del agua de la regadera, a pesar de que el baño estaba un piso arriba podía escuchar perfectamente como las pequeña gotas se estrellaban contra el piso de azulejo blanco. Estaba perezosa, mientras se restregaba los ojos observó a Crookshanks dormir tranquilamente junto a ella como siempre hacía el pequeño animal. Sonrió y se levantó a acomodar sus cosas para el día de hoy. Viendo que el baño de ambos estaba siendo ocupado, prefirió entrar al suyo. Se quitó su pijama y al quedar desnuda se metió bajo el chorro de agua tibia que la despertó por completo, tomó su shampoo con olor a rosas y moras, comenzando a tallar su melena castaña hasta que esta hizo muchísima espuma.

    Se restregaba los ojos debido a que un poco de espuma se había metido en sus ojos haciéndolos arder un poco. Al quitarse la espuma siguió con su cuerpo hasta que ella quedó completamente limpia. Se enredó a una toalla y salió escurriendo agua de sus bucles castaños. Crookshanks de alguna manera se había ido dejando otra pequeña rendija abierta, al mismo tiempo el rubio bajaba del baño con una toalla a color verde, sus cabellos mojados le cubrían sus grises ojos y el agua sobre su pecho firme le daba un toque sexy, vio al gato que salía pomposo de la habitación de su dueña y fue a embarrársele en sus piernas mojadas... el gato parecía querer decirle algo.

    El rubio trataba de alejarse del molesto felino, poco a poco iba retrocediendo, su espalda topo con la puerta entre abierta, sin querer piso la cola del minino y este soltó un estruendoso maullido, provocando que cayera de espaldas contra la puerta para terminar en el piso. Ante la atenta mirada de la dueña de la habitación, quien también se encontraba cubierta solo con una corta y finísima toalla el cruzar sus miradas provoco en ambos bochorno, y el rubor se agolpo violentamente en las mejillas de ambos.

    Sin siquiera decirse nada, Draco se levantó casi corriendo y dio un fuerte portazo al cerrar su puerta. "Nota, matar a ese estúpido gato" pensó y comenzó a vestirse, tratando de olvidar lo que vio. Además seguramente al salir ya listo... Hermione lo golpearía.

    Se vistió lo más rápido que pudo, al salir de su habitación esta se encontraba cerrada y prefirió irse lo más pronto posible de ahí si no se quería morir a manos de la ratona de biblioteca. Pasó su mano por su cabello húmedo y se encamino directo al Gran Comedor.

    Al llegar se encontró con Blaise y Pansy, la mencionada se fue sobre los brazos del rubio haciéndolo molestar.

    —Pansy, quítate—ordenó mordaz mientras la pelinegra ni le hacía caso y seguía colgándose de su cuello.

    La castaña se aseguro que la puerta estuviese cerrada, retiro la toalla de su delicado y perfecta figura para cubrirlo con el uniforme cotidiano, se colocó la ropa interior esta vez siendo azul cielo seguidos de la blusa, medias negras, falda, corbata, zapatos, chaleco y la capa. Recordó devolver tan bochornoso libro al baúl, tomó sus cosas y se dirigió a su primera clase. Deseando no encontrarse con el narcisista rubio. Tomó sus últimas pertenencias y salió por el retrato de la ninfa oscura que poco a poco comenzaba a acostumbrarse a la presencia del rubio y de ella.

    Harry luchaba por despertar a su amigo quien seguía placidamente dormido. Y pensó en una forma de despertarlo y lo llevo a cabo.

    —Ron, Mione esta desnuda en el corredor de la habitación—gritó cerca del oído al pelirrojo, quien como resorte abandono su cálida y suave cama.

    El pelirrojo se sonrojó no pero de vergüenza si no de molestia, el moreno lo había engañado. Bostezó sonoramente y se comenzó a vestir, tenía un sueño terrible pero si no llegaba a Transformaciones seguramente McGonagall lo convertiría en una copa de vidrio. Al atravesar los pasillos, en uno de ellos pudieron ver a Draco con Pansy colgada de su cuello... y el rubio rojo, pero del coraje ya que por más que intentaba quitársela de encima, esta parecía como si hubiera nacido pegada a él.

    Draco trataba de quitarse de encima a la pelinegra pero esta insistía... necesitaba soltarse odiaba que Pansy se pusiera así de pegajosa y empalagosa.

    —¡Qué me sueltes maldita seas Pansy!—exclamó molesto el rubio por fin soltándose, ya no había podido terminar de desayunar por que la chica quería darle de comer en la boca.

    —Es que ya casi no pasas tiempo conmigo Draco—dijo ella mientras se aferraba más al cuello del rubio—¡Pasas demasiado tiempo encerrado en tu torre con esa sangre sucia!—chilló molesta y por fin el rubio se soltó.

    —Sabes Pansy, tengo cosas mejores que hacer que estar jodiendo a esa sangre sucia—terminó y su capa ondeó al caminar rápido y alejarse lo suficiente de la pelinegra.

    —¡Pero Draco!—la joven chilló de nuevo mientras el joven rubio se quedaba quieto, volteó poco a poco para encarar los negros ojos de Pansy que al momento vieron terror al encontrarse con un Draco Malfoy molesto.

    —Sabes tan bien como yo que no podemos insultarnos entre nosotros, lo he hecho y tu también. Más te vale que nadie de la orden te escuche—sentenció el rubio mientras se pasaba una mano aristocráticamente por su cabellera.

    —¡Draco! ¡No me trates así!—pidió casi llorando la pelinegra mientras seguía al Slytherin que se iba molesto a su clase de Transformaciones, si mal no recordaba tenía clase con los odiosos Ravenclaw y Gryffindor con la profesora jefa de casa de los leones, era odioso encontrarse con San Potter y la comadreja, ya no podría insultarla tan a menudo debido a lo mismo por el pacto.

    Pero mejor así una Gryffindor menos que soportar la sabelotodo de Granger a esa hora tenía Herbología con Spraut.

    Pedía a Merlín que la castaña no llegara a golpearlo por que todos se burlarían de él y no soportaría que su orgullo Malfoy fuera pisoteado por la castaña, aunque fuera su compañera de cuarto no le daría el gusto de verlo con su orgullo pateado hasta el fondo.

    Hermione estaba lista para salir, pero volvió a recordar el pequeño librito ¿Se moriría si lo leía? Tragó fuertemente saliva y sacó el librito con advertencia, le quitó el plástico que lo protegía y lo escondió entre sus demás libros. En su hora de Historia de la Magia con Binss lo leería tras camuflajear de negro para evitar miradas curiosas.

    Lo sacó de su baúl y dejó comida para Crookshanks, el animal se lo agradeció moviendo mininamente la cola y empezó a comer. Lo primero que hizo fue ir al Gran Comedor a tomar el desayuno. En el camino se encontró con Ginny, muy en secreto odiaba que la pelirroja fuera tan metiche o mejor dicho cotilla.

    —¿Mione, que vas a desayunar hoy? Sabes, estoy a dieta pues quiero que los chicos comiencen a fijarse en mi—hablaba y hablaba sin parar, la castaña ya se estaba mareando de que a la chica no le parara la lengua.

    —Creo que solo beberé un jugo—"porque si permanezco demasiado tiempo a tu lado me volveré loca" pensaba mientras veía de reojo a su acompañante—Es que voy tarde y tengo clases—le sonríe forzadamente.

    —Vale, nos vemos después—dijo la pelirroja mientras veía como su amiga se metía a la túnica unas galletas de miel y se tomaba un jugo de naranja.

    Hermione caminaba ya con el libro entre las manos, era curiosa, le sudaban sus dos manos al sostener el pequeño libro. Tragó fuerte y comenzó a leer, tranquilizándose por el momento de solamente ver a un chico golpeado por otra chica en una escuela.

    Suspiró aliviada mientras iba leyendo los pequeños diálogos entre personajes en la primera página. Se aseguró de ponerle el camuflaje negro y empezó a leer mientras se dirigía a la clase de Spraut, Neville se encargaría de ayudarle con la herbolaria si tenía problemas cosa que era muy poco probable.

    Salió a los terrenos de la escuela en donde no prestó atención ni siquiera a Hagrid que la saludó, ella se dirigió al invernadero 3. Más su cara paso de un tono piel a un rojo violento mientras sus ojos eran por así decirlo manipulados por un Imperio hacía el librillo. Su cara ardía mientras seguía leyendo y eso que a penas era el principio, cambió a la siguiente página en donde la chica de cabello rosa estrujaba al chico contra sus grandes pechos redondos, y peor aún estaba desnuda solamente en calzoncillos la chica.

    Pasó por el puente colgante para ir a los invernaderos en donde estaría en clase, al fin y al cabo era temprano. Siguió leyendo mientras chicos la veían interesados ¿Qué era lo que afectaba a la Premio Anual tan mordazmente? Prefirieron callar mientras esta avanzaba sin prestarles atención.

    Se aseguraría de guardar muy bien su pequeño libro ni siquiera sabía como demonios había llegado ahí pero ahora comenzada la lectura no pararía hasta terminarlo, pasó de página al índice en donde vio que eran veinte capítulos, su sonrisa se ensanchó pero al llegar guardó velozmente el librito. Se aseguró de ponerle un hechizó ocultador para que nadie se pusiera a leer sus cosas... ¡La tomarían como una pervertida! Y ella no era de esa manera, simplemente que la curiosidad era más fuerte que su misma voluntad.

    Al entrar a clase se encontró con todos los Hufflepuff y algunos pocos Gryffindor que compartían esa clase con los tejones, se sentó al lado de Neville que le entregó su material de trabajo para ese día. Consiguiendo como siempre 30 puntos para su casa, ella jamás podía faltar a su casa sin darle puntos.

    Estaba ansiosa por poder seguir con la pequeña lectura, a penas había conseguido leer las tres primeras pequeñas páginas, por que si no gritaba de frustración o de vergüenza no continuaba, estaba como decirlo... interesante pero demasiado pervertido, ella jamás había leído algo como eso... su cara se encendía cuando cambiaba de imagen y se encontraba viendo a la chica que por nombre del tomo decía Miharu, se desnudaba en frente de muchos chicos del colegio y siempre abrazaba a su compañero o amigo. Según decía el chico tenía alergia a las chicas. Eso sería genial si Draco Malfoy sufriera de lo mismo, sería mejor. ¡Lo peor de todo, es que el pequeño libro ni siquiera tenía censura! ¡Había visto, pechos y miembros en las pocas páginas que había leído y ya quería morirse! ¡En especial sería su fin si le confiscaran su lectura!

    El pobre Neville trató de llamarle pero la chica salió casi corriendo del invernadero a quien sabe donde dejándole con la palabra en la boca. Estaba rara esos días, además luego, luego que se dio la hora de terminar sacó de su mochila un librito negro y se fue rápido seguramente a leerlo.

    Hermione se alejó lo suficiente y se echó bajo la sombra de un árbol para seguir con su pequeña lectura, se sentía sospechosa e insegura de seguir leyéndolo pero era demasiada la curiosidad que por fin dejó la tensión y comenzó la lectura en donde se había ido.

    Miharu era una chica algo descuidada, desde siempre su hermana la había cuidado desde la partida de sus padres a Júpiter, desde entonces ambas hermanas vivían juntas en una gran mansión. La joven de cabello rosado vivía en un planeta en donde no había casi hombres, estos eran demasiado escasos y los pocos que llegaban de sorpresa eran disputados casi a guerras por todas sus habitantes.

    Sin embargo cuando se fue a la Tierra con Kohaku ella se sentía diferente. Estaba con alguien que ella quería, un amigo que la quisiera por como era realmente una joven chica de quince años.
    Tras una semana de vivir con el chico esta tenía que también asistir al colegio con su acompañante.

    Kohaku-kun ¿Cómo se pone esto?—preguntó la chica de tres lunares en la frente, estaba con las piernas abiertas, las calcetas una más alta que la otra. Las bragas de conejitos se veían. El sostén ni siquiera lo traía puesto. La camisa del colegio la tenía a medio poner dejando a la vista sus enormes pechos. Sus pezones estaban rosados pálidos mientras el joven de cabello azul trataba de no sonrojarse.

    Por favor, Miharu-chan n-no es b-bueno que e-estés a-así si llega Ale—una joven de pechos grandes, cabello castaño, piel bronceada llegó para recogerlos como siempre. Pero al ver al chico ahí sonrojado y a Miharu casi desnuda...

    Unos golpes y gritos violentos se escuchaban tras las paredes de esa casa.

    Fue sacada de su lectura y sus dibujos para encontrarse con la mirada de Harry y Ron que desde hacía un buen rato se encontraban buscándola arduamente. Ella frunció un poco el seño y cerró el librito de cuero mientras esperaba a que el pelirrojo o el pelinegro hablaran, pero nada hacían solamente se quedaban mirando como idiotas.

    —Hola chicos—dijo calmadamente mientras sonreía al mismo tiempo de que ellos lo hacían.

    —Hola Herms—dijo Harry mientras se sentaba a su lado, observó que Hermione aferraba fuerte mente el librito—¿Qué es eso?—preguntó curioso mientras la chica lo escondía entre su túnica. Se sentía mal por no poder mostrárselo a Harry pero era ahora su secreto.

    —¿Hermione, que demonios es eso?—preguntó curioso Ron mientras trataba de quitarle el pequeño libro, pero la leona siendo astuta se alejó de él.

    —Es secreto—terminó mientras ahora los tres entablaban una conversación divertida como todos los años anteriores.

    Harry le susurró al oído y ella asintió "Quiero ver ese libro" mientras Ron hablaba de Quidditch la castaña respondió "Esta bien, pero no se lo muestres a Ron, lo he encontrado en mi baúl de pertenencias"

    Estaban ambos ansiosos por que Ron terminará de hablar para que pudieran ver el pequeño libro, sin embargo esto no sucedía. El pelirrojo seguía hablando de lo maravilloso que era el Quidditch. Ellos asentían y en algunas ocasiones Harry intervenía haciendo rabiar un poco a su pecoso amigo pelirrojo pero seguían en conversación, la leona en ningún momento dijo algo pues ese deporte no le gustaba para nada.

    A lo lejos divisaron una cabeza negra y una cabeza rubia rizada que se acercaban corriendo, Harry y Hermione sonrieron al ver como venía corriendo Lavender esa chica si que era problemática pero sabía como cerrarle a Ron la boca por algunas dos o tres horas, la chica le comía los labios a besos algunas veces dejándole los labios súper hinchados o a veces rotos.

    —¡Mi querido, Ro-Ro!—gritó desde lejos la rubia mientras el pelirrojo volteaba embobado a la rubia. El pelirrojo gustaba mucho de Hermione pero Lavender era otro asunto, le fascinaba esa chica caprichosa.

    —Lav- Lav—dijo tontamente el pelirrojo mientras Harry y Hermione por atrás se sonreían cómplices. Esperaban a que la rubia se llevara al pelirrojo, pero por dentro la castaña se rompía en mil pedazos cada vez que veía al Weasly besarse con esa rubia, estaba de acuerdo le gustaba su amigo y lo quería como tal pero este ni cuenta se daba por estar besándose como animal con la rubia insoportable.

    El moreno de ojos verdes sintió como todo el cuerpo de su "hermana" se ponía completamente tenso de la furia que sentía al ver como la rubia atrapaba los labios de Ron en un apasionado beso.

    La tomó por la mano mientras poco a poco Hermione sentía las lagrimas caer por su rostro, no podía permitirse llorar de celosa. Era un estúpido Ron y él no merecía sus lagrimas de dolor.
    Ron en ningún momento volteó a despedir a sus amigos y con la rubia se fue caminando de la mano dejando a Padma sola en busca ahora de su hermana Parvati.

    Cuando Harry y Hermione estuvieron completamente solos la castaña se abalanzó sobre los brazos de su moreno amigo, llorando de amargura por no poder hacer nada al respecto; su orgullo jamás se rebajaría a decirle a Ron que ella lo amaba por que jamás lo aceptaría su orgullo de león, prefería mil veces pelear con él y con todo el mundo que rebelar sus sentimientos que seguramente jamás serían correspondidos por cierto pelirrojo.

    —Hermione, tranquila—pidió Harry mientras acariciaba la coronilla de la chica.

    —Es que es un estúpido Harry—sollozó—¿No ve todo el daño que me hace?—preguntó casi en una suplica.

    —Olvídalo, un día tú lo olvidarás y él se arrepentirá de no haberte apreciado más—dijo consolador Harry pero al poco tiempo para hacer sonreír a la chica le dijo en un pequeño susurro—Más te vale que no sea de Slytherin, por que a él lo mató y después sigues tú—comentó fraternalmente mientras estrechaba más a la leona.

    —Gracias, Harry—se limpió los pocos lagrimones que insistían en salir, pero su corazón estaba mejor, claro que dolía pero las palabras consoladoras del moreno funcionaban perfectamente.
    —¡Ahora jovencita muéstreme ese libro, que tan sospechosa la tenía!—imitó Harry la voz de la profesora McGonagall haciendo reír a Hermione.

    Sonrojada sacó el pequeño libro de su túnica, estaba nerviosa por mostrarle a su mejor amigo el pequeño libro que encontró en su baúl, seguramente pensaría que ella era una pervertida con P mayúscula. En cuanto Potter comenzó a leer la primera página estaba divertido pero en cuanto pasó la página sus pupilas se destilaron al igual que sus pómulos se sonrojaron violentamente. Hermione se tapó la cara con ambas manos, pero dejando ver por una rendija de sus dedos observó ahora como su mejor amigo leía al igual que ella sospechosamente por tratar de que no lo descubrieran, pero sin embargo su rostro seguía encendido.

    Creyendo ella que ya era suficiente le quitó a Harry el libro, él seguía sumamente sonrojado pero de pura vergüenza de estar leyendo eso. ¿Qué diría Sirius si lo viera leyendo eso? Seguramente se burlaría de él y comenzaría a hacerle bromas acerca de que era un pervertido. Pero curioso como todo Gryffindor peleó el pequeño libro con camuflaje y siguió leyendo pero ahora en compañía de Hermione.

    "Harry, eres un fisgón. ¿Ahora como te voy a quitar el libro?"

    "¡OH! Hermione Jane Granger... ¿Qué demonios es esto?"

    Pasaron a la siguiente página, mientras leían estaban completamente rojos mientras observaban atentamente. No era que ellos no supieran que era el sexo pero verlo en caricaturas japonesas demasiado reales era vergonzoso y sin pudor pues como anteriormente Hermione había visto el pequeño libro no tenía censura.

    Harry llegó a la página en donde la castaña se había quedado inicialmente antes de que la interrumpieran.

    —Harry, me tengo que ir. Tengo Pociones con Slughorn—se disculpó la chica mientras se levantaba y sacudía la tierra de su túnica.

    —¡OH! Hermione préstame tu libro—sonrió—Creo que por primera vez comenzare a leer—la chica le dio un pequeño golpe en la cabeza.

    —No Harry, te lo pueden quitar y yo quedaría perjudicada por ti—sonrió acusadora—¿Qué dirían si le confiscan a una Premio Anual un libro como ese?—sonrió una vez más antes de echar a andar por el verde pasto de los terrenos de vuelta al interior del castillo.

    Llevaba ya un buen rato en la biblioteca leyendo un libro acerca de las Artes Oscuras. Se sentía morir, el tan solo recordar la cara del Señor Tenebroso le daba pánico, no quería convertirse en Mortífago. Quería seguir siendo una persona libre, su padre le había mandado una carta con las especificaciones del mago oscuro. Su padre tras un hechizo envolvente escondió el escrito tras esas palabras de iniciación.

    Revela tus secretos—apuntó a la carta que en una caligrafía lo bastante admirable y aristocrática. Sus manos le sudaban, aún recordaba los tres crucios que le mandó su tía tras no contestar a la pregunta de su Lord. Tragó espeso y comenzó a leer la pequeña carta. Le había llegado después de Aritmancia con Vector.

    Querido Draco:

    El Señor Tenebroso tiene ordenes especificas que después de que el año termine te pondrá la marca tenebrosa para que pertenezcas pronto a sus filas. Créeme hijo, yo no quiero que tu pertenezcas a esta bola de sucios asesinos. En otra ocasión hubiera estado orgulloso de que entraras a las filas del Señor.

    Sin embargo, tienes una misión importante antes de la iniciación, el problema es que tienes que introducir a los Mortífagos al colegio. Te sugiero que le comuniques esto a Dumbledore, él sabrá que hacer.

    Tú madre te manda saludos Draco, cuídate.
    Un saludo, de tu madre y mío.
    Lucius Malfoy.

    Guardó la pequeña carta en su túnica listo para salir a su siguiente clase, si mal no recordaba le tocaba Pociones y aún peor se tenía que sentar con su compañera. Se mordía la lengua para no decirle su apelativo favorito, si no todo el pacto quedaría disuelto y pues él sinceramente quería seguir siendo el Casanova del colegio, él era el hijito de papá, era el niño rico, niño malo y no quería convertirse en un asesino. Estaba claro que podía molestar a Potter pero otra era que ya no podía molestar a Granger o a la comadreja.

    Sin embargo, Crabbe y Goyle si podían molestarlos a los tres pues sus padres tanto como ellos eran demasiado bocazas y revelarían el secreto de la orden a parte de la del Fénix en donde Black y Potter actuaban jamás imaginando acerca de su nuevo pacto.

    Comenzó a caminar hacía la planta alta pues Snape no quiso dejarle su despacho al nuevo profesor. Sin embargo, aunque jamás lo aceptara le gustaban las clases sin regaños de su profesor, subió las escaleras que antes pertenecían a Defensa Contra las Artes Oscuras, pero que ahora era Pociones. En el camino se topó con Theo que solamente lo saludó con un gesto y siguió subiendo escaleras hasta llegar, en donde ya estaban los Gryffindor y Slytherin, tenían que aparentar los de la orden para no levantar sospechas pero los que no pertenecían tenían toda la libertad de molestar al bando de los leones. A lo lejos del salón divisó a Zabinni quien se encontraba platicando tranquilamente con Pansy, seguramente la pelinegra seguía molesta por lo de la mañana pero a él eso que le importaba, de vedad le daba igual lo que su compañera hiciera. Él no era de su propiedad.

    Se sentó en su puesto hasta adelante, en donde la mochila de su compañera la leona ya estaba acomodada tranquilamente sobre el pequeño banco de madera. Miró por unos instantes para identificarla y la vio hablando con Katie Bell.

    —Señorita Granger, hágame el favor de recoger la tarea—pidió Slughorn saliendo de su despacho que se encontraba en lo más alto del salón de clases.

    —Claro—sonrió la leona para comenzar a pedir los pergaminos de 30 centímetros a cada uno de los que estaban ahí en la clase, pasó por el lugar de Seamus Finnegan, Ernie McMillian, Parvati Patil y otros de su casa. También pasó por el lugar de Theodore que en ningún momento le contestó desagradablemente, el lugar de Pansy que tampoco contesto nada. Al llegar a su puesto junto a Draco, se tardó unos dos minutos en sacar de su mochila el pequeño pergamino enrollado perfectamente y atado con un listón rojo óxido. Le puso al rubio mala cara y extendió su mano para que este le diera su pergamino, sonrió arrogante mientras se lo daba y ella seguía recogiendo.

    Tras unos minutos de recolectar cada tarea del salón, se los dejó al profesor en el escritorio. El mencionado con un movimiento de varita guardó todos los pergaminos en un estante de madera recién comprado seguramente pues la madera brillaba como cuando era salida de su fábrica.

    La pequeña clase comenzó, claramente con las platicas de los alumnos que disfrutaban casi al cien por ciento Pociones, el nuevo profesor se encargaba de hacer de la clase divertida mientras los alumnos aprendían. En parejas se sentaron prácticamente para hacer el trabajo de ese día, aprenderían a hacer un filtro de amor, como identificarlo y como revertirlo. Por ordenes de todo el profesorado tanto como de Dumbledore, los Premios Anuales compartirían trabajos en equipo siempre que fuera necesario, McGonagall exigía que a la hora de Transformaciones se sentaran juntos y trabajaran juntos. Y eso que a penas era la primera semana de clases, ya se comenzaban a fastidiar. Snape hacía la excepción de dejar sentarlos por separado pero las demás siempre juntos.

    Slughorn repartió la hoja con los ingredientes que necesitaba la poción, a todos y cada uno de los presentes. Sin embargo, Harry ni siquiera Ron estaban en esa clase con ella, sus horarios esta vez los cambiaron. Antes tenían los tres las mismas clases sin embargo ella por ser Premio Anual tenía que compartir con Malfoy todas las clases posibles. Hermione tras una pelea con Malfoy ella se resignó a ir por los ingredientes hacía los estantes. Sacó una hoja afrodisíaca, dos gotas de reacción, sacó aconito y otras pociones que ayudarían en ello.

    —Bien, una vez que tienen todo lo de la lista en sus manos. El filtro debe quedar en un color rosa pastel brillante con unos destellos lilas—todos asintieron mientras el profesor anotaba en la pizarra todos los pasos a seguir—Tienen una hora—pidió mientras varios calderos del mismo tamaño comenzaban a levitar de un estante a cada mesa.

    Hermione viendo las instrucciones del preparamiento del filtro añadió las gotas del amor y otras cosas. Draco por su parte hecho perezosamente la hoja afrodisíaca y comenzaron a mover los dos.

    Conforme esta vez el rubio movía el interior del caldero, la castaña añadía las dos porciones de aconito... mientras poco a poco el filtro comenzaba a tomar un color verde y lila mezclados entre sí, al mimo tiempo comenzaba a salir un pequeño humo del mismo color mezclado conforme seguían vertiendo y moviendo comenzaba a salir un aroma a moras.

    Por otra parte a Goyle y Pansy no les iba muy bien, su poción estaba tomando un color marrón oscuro mientras esta burbujeaba como si estuviera puesta a fuego rápido haciéndolo hervir. El resultado era el mismo con Vicent y Blaise, en vez del color marrón esta tenía el color de una gragea bertiboth de fuego de dragón mientras dejaba salir un olor a naranjo. No iban nada bien, claro algunos obtenían un color similar al de los Premios Anuales pero ninguno se acercaba.
    Regresando al filtro de los mencionados estaban tomando el mismo color pero más oscuro. Estos estaban en un espiral combinado, las franjas eran verde luego lila y una vez más verde hasta que la misma llegaba al final fundiéndose con el cucharón que se movía con la ayuda de la varita de Draco. Quien aburrido veía como poco a poco ambos colores se estaban uniendo en uno mismo formando uno solo color. Un rosa mexicano se estaba formando acompañado de unos destellos lilas. Conforme se movía el cucharón el color rosa se iba haciendo más claro.

    —Dame el cucharón—pidió Hermione sin siquiera mirarlo. Pues había recordado como el rubio la había visto casi desnuda solamente cubierta por una toalla blanca. Su gato seguramente era el responsable pues maulló y este calló.

    Sin mirarla le entregó el cucharón y ella siguió moviendo, conforme movía los humos se hacían cada vez más intensos tomando el color de la misma que estaba en el caldero en esos momentos a fuego lento. Draco comenzaba a oler embobado el dulce olor a rosas y moras mezclados.
    A lo lejos se escuchó una explosión, siendo un filtro de amor era imposible que explotara al realizarse, simplemente podría tomar colores que no eran de la misma. Siempre el resultado era que se convirtiera en un ácido o simplemente tomara un color lechoso. O dieran un aroma asqueroso pero jamás explotaba como en la última fila se escuchó. Algunos se quejaron pues sus túnicas se llenaron con rastros del filtro fallido.

    La cara de Seamus estaba cubierta de un color azul dragón y apestaba a humedad, al mismo tiempo que Katie estaba también cubierta al lado de su compañero que segundos después se desmayó.

    —Déjenlo descansar—sonrió Slughorn sin siquiera asustarse por tal explosión. Todos con un simple hechizo limpiaron el color azul.

    Muchos murmullos se escuchaban pero sobre todo las risas chillonas de las chicas de ambas casas al estar preparando el filtro. Teniendo en mente a algún chico de su gusto. Emocionadas algunas quedaron tal vez un poco pasables pero otras simplemente no resultaron.

    —Eso es todo—suspiró la Gryffindor mientras tomaba asiento en su banco junto al rubio que no le hablaba, así estaba mejor. Sus mejillas encendieron un poco al sacar el pequeño librito de su mochila.

    Draco observó de reojo viendo como la castaña se sonrojaba al tener el pequeño artefacto en las manos. Siguió mirándola de vez en cuando y sus ojos se abrieron al máximo al verla con pequeñas gotitas de sudor en su blanca y perfecta frente, las manos le temblaban al igual que su labio inferior. También sus manos temblaban al sostener el libro. Hermione tragó duro mientras leía la siguiente parte de la quinta página y eso que a penas iba en el primer capítulo. Aún le faltaban 19 capítulos más por leer.

    —¡Se acabó el tiempo!—comentó Slughorn desde la parte de atrás mientras Granger en un susto guardaba enseguida el pequeño librito. Se tranquilizó un poco y esperó a que su profesor viniera a evaluar su trabajo, según ella había salido perfecto o más que perfecto había salido excelente.
    Esperaron algunos minutos pues escuchaban la voz del profesor desde atrás "Mejora las expectativas", "Bien", "Sencillamente catastrófico", "Tienes que mejorar", "Ese filtro jamás te servirá para nada". Hasta que llegó a su mesa en la parte de hasta adelante y miró con atención la poción del rubio y castaña con atención. Se colocó sus anteojos viendo perplejo el filtro. Los colores pedidos en la pizarra estaban tal y como pedía. El rosa brillante pastel con destellos lilas, a parte el humo inoptizante que salía amenamente del caldero.

    —¿Y bien?—preguntó Draco impaciente, en esas ocasiones odiaba que Slughorn se quedará callado tanto tiempo. Mirando como tonto el contenido del caldero.

    —¡Excelente!—exclamó mientras los ojos de Hermione se destilaban al observar la sonrisa de su profesor viendo aquel filtro.—Viendo que los Premios Anuales fueron los únicos en realizar perfectamente el filtro les concedo a sus casas 50 puntos. Pero ahora es la preparación para eliminar el efecto del filtro—muchos suspiraron cansados pues no les había salido bien el trabajo.

    Tras unos minutos después un pequeño liquido transparente reposaba en unos frasquitos.

    —¿Profesor, en si para que nos servirá?—preguntó un chico desde atrás, mientras las jóvenes lanzaban miradas asesinas haciendo callar al muchacho.

    —Buena pregunta, es para identificar cuando alguien es poseído por un filtro potente de amor. El líquido blanco que prepararon en estos momentos sirve para cualquier filtro. Sin embargo, viendo que nuestros Premios Anuales hicieron bien su poción se pueden quedar con ella o dejarla en el repertorio de mi escritorio. ¡Pero antes deberán realizar la prueba de que su trabajo realmente funciona!—sonriente el hombre con el cucharón vertió en dos pequeños vasitos un poco.

    Draco miró a Hermione y ella lo miró a él pero sus miradas eran asustadas. Tendrían que tomarla y quien sabe que cosas hacer sin siquiera darse cuenta de sus acciones. Tragaron fuerte, el líquido dulce que paso por sus gargantas lentamente dejándoles un rico sabor de boca. Se acabaron la pequeña porción y ambos vasos se estrellaron en el suelo. Los ojos de ambos perdieron el brillo que los caracterizaba dejándolos aturdidos.

    La nariz de Hermione sintió un aroma penetrantemente a menta fresca, haciéndola casi ahogarse con tan maravilloso aroma. Su nariz estaba al tanto de todo lo que percibía pero en especial el aroma que tenía cerca.

    Draco sintió un aroma a lilas y moras inundarle la nariz, extasiado estaba en busca de llenarse los pulmones con dicho aroma delicioso que le invadía todos los sentidos. Necesitaba encontrar esa fuente de tranquilizante pero a la vez salvaje aroma.

    La mirada de todos estaba sobre el rubio y la castaña que parecían idos pero estaban ahí como piedras, atentos todos tanto como el profesor observaron pacientemente que era lo que pasaba después. Seguramente ya habrían sentido el aroma que desprende el cuerpo del otro, ahora faltaba la fase del deseo que comenzarían a sentir. No los detendría si comenzaban a darse caricias en partes estimulantes, pero cuando comenzaran a quitarse la ropa ahí intervendría. Claramente no dejaría que se quitaran ni la capa... antes de que fueran más lejos les daría el antídoto para que regresaran a la normalidad. Cuando estuvieran cuerdos de nuevo no recordarían nada... de nada.

    Comenzaron a acercarse lentamente el uno al otro, mientras uno por instinto y sabiduría en el tema sentó a la castaña en sus piernas, comenzando a besarle el cuello con ameno. Succionaba y soltaba para volver a hacerlo hasta enrojecer la piel. La lengua de Draco danzaba rápidamente por el fino cuello de Hermione que acariciaba las manos blancas que descansaban en su cintura, suspiraba sonoramente al sentir la húmeda y viscosa lengua en su cuello pero esta endemoniadamente bien lamía.

    Muchos de los presentes comenzaron a taparse las caras sonrojados, pero una no. En esos momentos estaba que se la llevaba el demonio. Veía como ''su'' Draco acariciaba a esa sangre sucia con mucho deseo, a ella jamás le había insinuado nada como eso. Su pluma se partió a la mitad mientras veía como en el otro pupitre, Blaise se cruzaba las piernas acaloradamente.

    Se colocaron cómodamente sobre la mesa a un lado del caldero humeante que solo hacía
    estimularlos más. Draco había abierto las piernas de Hermione para colocarse en medio de su falda y sus piernas cubiertas por unas medias negras y ahora besaba apasionadamente a la Gryffindor quien se aferraba a su cuello. El beso terminó tras el momento de que Hermione se enroscaba con sus piernas a la cintura del rubio, por dentro de la capa que cubría la vista de los demás que se encontraban avergonzados. Un gemido salió de la garganta del rubio al sentir como las manos de la chica acariciaban su miembro que comenzaba a presentar una erección nivelada. Mientras el se encargaba de besarla, su lengua exploraba la garganta dulce de la chica más interesado en intercambiar saliva con ella. Sus manos llegaron a los pechos de ella, sobre el chaleco escolar apretó los redondos, sintiendo como sus largos y blancos dedos se enterraban por sobre la ropa. Escuchando un suspiro ahogado por parte de la Gryffindor prendió más al Slytherin incitándolo a seguir adelante.


    —¡¿Ya escucharon?—gritó un chico de Ravenclaw que había pasado por el salón de Pociones, al pasar miró de a rápido como Malfoy y Granger se comían a besos sobre una mesa. Y las miradas fisgonas de los alumnos tanto como la del profesor sobre ellos. Eso sí sería bueno contar...

    Los que estaban algunos cotilleando entre ellos o pasando por ahí se detuvieron ante el grito del Ravenclaw. Sus miradas se centraron en el chico de cabello marrón mientras el pasillo quedaba en silencio.

    —¡Draco Malfoy y Hermione Granger, se están comiendo a besos en el salón de Pociones!—gritó el chico mientras las caras de todos se asombraban, unos echaban a correr hacía el aula y otros corrían en dirección contraría para ir a contar el nuevo chisme.

    Los Hufflepuff y Ravenclaw fueron los que corrieron al Gran Comedor pues Slytherin tanto como Gryffindor tenían clases compartidas, unos estaban en Adivinación y otros en Pociones. Por lo tanto tendrían que esparcir los tejones y águilas las buenas nuevas. Un chico de amarillo llegó corriendo a la mesa de los Ravenclaw, susurrándoles al oído lo que había escuchado. Luego tras unos minutos había un gran alboroto en el comedor. Los amarillos y azules hacían demasiado escándalo, la noticia nueva llegó hasta los oídos de la despistada Luna. Ella tan solo sonrió mientras se centraba de nuevo en su revista preferida El Quisquilloso.

    Padma Patil había salido al baño durante su clase de Adivinación con Trelawny corría dos pisos abajo para llegar al servicio de chicas. Al entrar lo primero que hizo se encerró en el primer cubículo vacío que encontró en esos momentos. Tras unos minutos después el baño estaba lleno de muchas chicas de Ravenclaw y Hufflepuff cuchicheando entre ellas, hasta que una rubia de la casa de los tejones la detuvo rápidamente, la morena se sorprendió por la cara maliciosa que esta tenía.

    —¡Padma!—exclamó contenta la rubia a la vez emocionada—¿Lo has escuchado?—

    —¿El qué?—preguntó desinteresada la morena mientras se acomodaba su coleta de caballo con un poco de agua fresca.

    —¡¿Cómo que el qué?—gritó emocionada—¿Acaso no sabes nada?—

    —Ya mujer, déjate de rodeos—pidió la Gryffindor mientras la rubia daba saltitos emocionada.
    —¡Draco Malfoy y Hermione Granger se están besando salvajemente en la clase de Pociones! Me han comentado que Malfoy tiene a Hermione sentada sobre una mesa y toda la clase esta viéndolos—gritó mientras la morena salía corriendo del baño. Ella era la informante número uno de su casa y tendría que comunicarlo a los leones tanto como serpientes de su clase.

    Corrió dos pisos arriba para colarse entre las cortinas color morado con motas rosas en estas, lo primero que hizo fue quedarse parada en medio del salón, todos los demás estaban en la lectura de tazas del otro compañero. En esos momentos Neville estaba haciendo una lectura con la ayuda de su libro a Harry. Todos la voltearon a ver mientras ella con una sonrisa pasmada en los labios comenzó a gritar.

    —¡Draco Malfoy y Hermione Granger se están besando en la clase de Pociones!—todos se congelaron ante el grito que dio la morena.

    Harry y Ron se miraron espantados, al mismo tiempo se levantaron de sus asientos al igual que todos los demás. Las esferas de Adivinación salieron botando por todas partes al igual que las pisadas de ambas casas... seguido del grito salieron corriendo tras la Gryffindor que se fue corriendo hacía Pociones seguida por una estampida de leones y serpientes.

    Dejaron el aula de Adivinación hecha un desastre, el único que quedó ahí fue Neville que tenía en la cara embarrada tinta para escribir. Su rostro era color negro mientras la profesora lo miraba aturdida. Salió corriendo del salón.

    Una estampida de los de séptimo grado arrasaba con todos a su vista, echándolos al piso o empujándolos salvajemente. Iban corriendo como en una maratón hasta que llegaron amontonándose en la puerta. ¡Era cierto! Los leones tanto como serpientes empalidecieron... por completo parecían muertos. Parecía que un Dementor los había besado en la boca.

    Estaban tan asombrados, el perfecto y dios del sexo Draco Malfoy comiéndose la boca de Hermione Granger. Y sobre todo estaban siendo visto por más de cien miradas que los veían asustados, otras más bien todas las fans del rubio miraban asesinamente a la castaña y los chicos miraban decepcionados.

    Draco estrujaba la cintura femenina fuertemente, mientras pegaba más su erección a la virginal zona de la leona. Deseaba avanzar más mientras ahora había aflojado un poco la corbata y había abierto lo dos primeros botones de la blusa, besando y lamiendo toda la piel que fuera posible.

    Hermione frotaba con sus manos la dura erección aprisionada por el pantalón negro, era tan deliciosamente exquisito sentirlo entre sus manos. La capa del Slytherin cubría perfectamente lo que hiciera ella con sus manos en las piernas del rubio, bajó el cierre del pantalón tras desabrochar el botón observó el bóxer gris del rubio... coló sus manos dentro de la prenda y sintió la piel caliente, dura como piedra. Gimió al enroscar completamente su mano en la base del duro miembro. Escuchó el gruñido de Draco en su oído, incitada a continuar acarició la punta con un dedo mientras escuchaba los suspiros ahogados del rubio mientras enterraba su rostro entre sus cabellos y cuello. Ahora con ambas manos siguió en lo suyo... escuchó un gruñido.

    De arriba abajo, con una sola mano—casi parecía una suplica de aquella gruesa voz inundada de deseo.

    Tragó fuerte y acatando las ordenes del rubio con una de sus manos subía y bajaba lentamente, llegando hasta la base luego a la punta. Sintió como este la abrazaba para sostenerse mientras ella hacía su labor. Llegaba hasta la base sintiendo abajo los testículos del joven que se doblaba pero se seguía manteniendo de pie, siguió moviendo su mano mientras también se apoyaba con la otra abrazando la cintura del rubio. Pronto sintió como la sangre llegaba de golpe a esa zona.

    ¿A-así?—preguntó sonrojada mientras escuchaba un pequeño sí de la boca de este.

    Movió con más ameno su mano, de arriba abajo escuchando los suspiros ahogados de su compañero. Sintió en su mano como esta se comenzaba a humedecer conforme avanzaba, miró furtivamente hacía abajo encontrándose con la viva imagen de cómo salía un poco de líquido blanquecino, más fuerte sintió como su mano se llenaba completamente de aquel líquido caliente.

    Escuchó un gemido sonoro que provenía del chico que estaba a punto de caer pero se aferraba fuertemente a su cintura. Sonrojada escondió ella también su rostro en el pecho del chico.

    —Bien, creo que es suficiente—dijo el profesor que estaba atragantado con su propia saliva... se habían pasado los alumnos anuales. Y él ni cuenta se había dado cuenta de lo que estaban haciendo, habían pasado de solo caricias por encima de la ropa a por dentro de ella. -Todos hemos visto lo que el filtro de amor puede hacer, pero este se transforma en un filtro del deseo si las personas involucradas sienten odio así mismas—terminó de explicar mientras todos los presentes buscaban en donde meter la cara.

    Se acercó a la pareja que estaba abrazada, aun sus ojos no recuperaban el brillo que los caracterizaba. Slughorn les dio a beber un poco de la poción para que se pasara el efecto del filtro. Antes de dárselo le susurró a la castaña que ayudará a que el chico se adecentara un poco... ella aún en trance lo hizo acomodando el pantalón, lo abrochó y subió el cierre... minutos después bebieron la poción y al mirarse se horrorizaron.

    Ella con las piernas abiertas, sentada en la mesa y Malfoy entre sus piernas... Draco al verla se sintió asqueado. Estaba entre sus piernas, ella con la corbata aflojada y los dos primeros botones de su blusa abiertos. Tragó fuerte ¿Qué habían hecho?. Tan solo recordaba haber bebido con temor la porción del filtro dentro del vaso y todo lo demás fue borroso, pero recordaba haber sentido una ola de placer recorrerle el cuerpo. Hermione pasaba por lo mismo, solo escuchó el tronido del cristal contra el piso y todo lo demás fue borroso. Se tomó las manos y sintió algo viscoso entre ellas.

    Miró asustada el contenido blanquecino y pegajoso ahora en ambas manos, todo se volvió negro para ambos. Habían pasado el limite y todo por culpa de su profesor de pociones. Hermione tan solo escuchó el grito de dos voces conocidas mientras sentía como su cuerpo rebotaba contra el piso seguido de otro peso para perder completamente el conocimiento de la realidad junto a un blondo que pasaba por lo mismo.

    —¡Hermione!—fueron las voces de Harry Potter y Ron Weasly.

    Continuara...
     
  9.  
    Okita

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    oh my god... uh tengo que advertirte que te has pasado un poco de rosca con ese relato en la clase de pociones (xD aunque me ha encantado!) te pido que en futuro te cuides un poco y evites estos relatos, por más que no fueron explicitos fueron bastante sugerentes y tienes que recordar que aquí hay menores de edad.

    Por lo demás wow que capitulo más largo xD aun estoy de todos los colores después de leerlo, nada más que decir: expectacular, eso si recuerda mi advertensia.

    pd: ah! me llama la atención que el profesor los dejara pasarse tanto, esa parte de la historia me resulto algo irreal (pero muy erótica xD estimulante)
     
  10.  
    Lady Stanley

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    Lo sé, lo sé Okita. Ese es el problema en Fanficslandia puesto que al principio del capítulo he advertido que había un contenido algo fuerte pero que hacerle. Cosillas así se repetirán.... pero no sé como... evitarlas o mejor puedo publicarlas en mi blog de Cemzoo para evitar problemas.

    Desclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son de la maravillosa J. K. Rowling

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    Capítulo 4. El violín de Narcissa

    Sentía su cuerpo dolerle en muchos sitios, en especial le retumbaba la cabeza varias veces causándole una jaqueca descomunal, escuchaba el breve crepitar de la leña siendo consumida poco a poco por las llamas en su Sala Común. Los ojos le pesaban, no quería abrirlo… poco a poco fue haciéndolo hasta que por fin sus bellas avellanas se abrieron de par en par.

    Al frente suyo descansaba el cuerpo inerte de su compañero de clases tanto como de sala. Tragó duro para no dejar que las lágrimas se galoparan en sus ojos al verse en esa posición con Draco en aquella ocasión. Odiaba a Slughorn por casi, casi obligarlos a tomar el filtro para la clase que seguramente los había visto como especimenes de laboratorio mientras su células se desprendían o evolucionaban, tal y como hacían los científicos muggles al estudiar las bacterias que podían hacer algún daño a la comunidad inglesa.

    No resistiendo aquella humillación, tapó su cara con ambas manos que aún tenían algo de líquido blanquecino, no importándole la situación lloró amargamente mientras encogía sus piernas hasta quedar encorvada mientras ahogados sollozos se escuchaban en aquella habitación, tampoco se había fijado pero Crookshanks estaba durmiendo tranquilamente en el pecho del rubio que dormía tranquilamente en el otro sofá de color rojo vino. Lo odiaba con toda su alma, se sentía pecadora por albergar tales sentimientos hacía el rubio pero era la verdad, detestaba su sola presencia… odiaba estar frente a él. No le temía pero había sido humillada de la peor manera…

    "¿De qué te lamentas Hermione?"
    "¡De todo! ¡Él tiene la maldita culpa!"
    "Pero querida, no puedes culparlo por que ambos lo cometieron"
    "¡Eso no importa! ¡Sus impúdicas manos me tocaron!"
    "Pero ambos estaban adormecidos por el filtro"
    "¡Pero se pudo negar a tomarlo!"
    "Claro que no Hermione, no ninguno de los dos tenía opción"
    "¡Cállate!"

    Dando grandes zancadas antes de secarse las lágrimas, miró con desdén a Malfoy que dormía como oso en hibernación. Escuchó un gran suspiro de su parte y se fue ella a su habitación tranquilamente.

    Al llegar se lamentó de haber pasado por tal suceso, odió a Malfoy por aceptar el filtro y beberlo al igual que ella, se odió a sí misma por también tomar el dichoso filtro. A Slughorn por enseñarles ese tipo de cosas, a los demás por que seguramente todo Hogwarts ya sabría que ella se había besado con el rubio más codiciado de todo el colegio, no lo había hecho por que quisiera si no por que fueron ratas de laboratorio. Experimentaron con ellos de la manera más vil que pudiese imaginar ella.

    Una vez más se llevó las manos a la cara para cubrir el ahogado sollozo que se esmeraba por salir, ella tratando de hacer que parara. Sin quererlo paseo su lengua por las palmas de sus manos encontrándose con un sabor dulce, amargo y algo salado. Al ver sus manos viscosas por humedecerlas con un poco de su saliva. Se horrorizó al ver el poco resto de líquido blanco que quedaba en sus manos, corriendo se fue a lavar cada resto de piel a tacto seguro.

    Se lavaba con un asco descomunal ambas manos, tallándolas una y otra vez, repetidas veces hasta que sintió que todo rastro se había ido. Se miró al espejo, su cabello estaba súper enmarañado de lo que estaba en la mañana cuando lo arregló un poco antes de bajar a desayunar al Gran Comedor; sin embargo ahora si parecía un león depredador, sus rulos antes algo manejables ahora estaban completamente enmarañados y esponjados, de sus ojos avellanas había rastros de haber llorado como magdalena. Sus pestañas seguían húmedas a causa del llanto profesado minutos anteriores…

    ¡Sucia!, ¡Sucia, sucia!, se sentía al haber sido tocada descaradamente por el rubio que tenía como compañero. Si no fuera por que se sentía vil de acabar con la vida de un inocente ya hubiera matado con sus propias manos a ese rubio narcisista.

    Triste y sin desahogarse se quitó la capa y la dejó en el perchero, se sentó en su mullida cama, no tenía sentido que se acostara a dormir pues a penas era la segunda clase. La siguiente la compartía una vez más con Slytherin y Ravenclaw, por lo menos no estaría en un ambiente tan tenso si asistía a clases… pero seguramente era algo imposible pues seguramente todas la mirarían llamándola en secreto "zorra".

    ¿Pensándolo bien… que iban a decir Harry y Ron cuando se enteraran de lo ocurrido en la clase de Pociones? Seguramente no se lo tomarían divertidamente, la estrangularían y para sentenciarla la colgarían en las puertas de Azkaban. Soltó una vez más el llanto que la estaba carcomiendo poco a poco, recordaba las palabras que su madre le dijo cuando estaba triste en ese verano… en el verano había hecho muchas cosas nuevas. Como aprender a bailar distintos ritmos al lado de sus amigas que también vivía en el Londres Muggle. No nada más había aprendido de ello, había aprendido a tocar la guitarra ya fuera acústica o eléctrica el resultado era el mismo tocaba perfectamente, ó en algunas ocasiones también tocaba el violín armoniosamente. El coro sinfónico que había creado con sus compañeras fue un éxito ante un concierto de quince años.

    Desdichada buscó bajo su cama el pequeño estuche del violín, especial para que todas sus penas se esfumaran de su mente, la guitarra tan solo lograría alterarla demasiado haciendo tocadas demasiado pesadas… como un Rock pesado que solían escuchar los metaleros que vivían por su vecindario. Como había escuchado si mal no recordaba aquella banda de metal, Rock o lo que fuera que se llamaba "Mägo de Oz" no le parecía mal el ritmo que tocaban de hecho le gustaban un poco. Había tratado de tocar un solo que había escuchado consiguiéndolo bastante bien para su gusto quedando aquella vez satisfecha y sonriente.

    Era un precioso violín de color blanco reluciente con adornos en negro, abajo del instrumento había unas iniciales "N. B. M" que ella principalmente no había tomado en cuenta. Las finas cuerdas del instrumento brillaban preciosamente mientras sus blancas manos lo sujetaban delicadamente. El arco con el que tocaba bellamente estaba conformado de una madera tan exquisita como un mueble de la casa Black y las cerdas estaban de una resistente fibra sintética del mismo color para resaltar la belleza del pequeño violín. El violín su madre se lo había regalado, no preguntó en donde lo compró ni nada por no hacerla molestar.

    Parecía una imagen griega en donde su diosa musical tocaba bellamente el violín blanco que sostenía. Mientras sus bellos ojos derramaban finas y saladas lágrimas ante los pecados que su sociedad cometía. Tan perfecta se veía el rostro de Hermione, tan solo faltando la toga y sandalias para dar efecto a la imagen que se recreaba con la figura de la Gryffindor.

    Las finas cuerdas fueron restregadas bellamente por la fibra sintética que daba el arco para tocar la bella melodía. Esta sonaba triste y acongojada pero de verdad le quitaba un peso mientras se sumergía en los acordes de las cuerdas y los sostenidos para dar un mejor toque musical…

    Draco fue despertado por una suave melodía triste que sonaba en la parte alta de las habitaciones, donde seguramente la ratona de biblioteca estaba metida. En su nido como debía ser… le dolía la cabeza, trataba de recordar exactamente que era lo que había pasado en Pociones… después de haberse tomado el filtro no recordaba absolutamente nada, tan solo vio todo borroso y sintió una ola de placer recorrerle el cuerpo mientras estaba enroscado con otra persona que no podía distinguir, pero lo único que recordaba de ese encuentro era de que había presenciado el dulce aroma de lirios y naranjas mezclados… rara combinación pero creándole curiosidad por saber quien era. Por su mente pasó Hermione Granger era la única que había estado con él antes de beberse el filtro hasta el fondo.

    Escuchó el fuerte ronroneo del gato de la Gryffindor que estaba acostado sobre su abdomen, escuchaba los largos suspiros que el animal soltaba acompañados del ronroneo que le daba el gato a su presencia. Lo tomó por los brazos así bajándolo para poder acomodarse. Escuchó un violín tan preciosamente emitiendo su sonido febril, era una melodía tan triste pero aún así el sonido era exquisitamente tocado por alguien. Granger no podía ser…

    Se levantó rumbo a su habitación, lo que quedaba de clases no asistiría hasta el día siguiente. Si estaba destinado de salir de su torre solamente lo haría para ir al Gran Comedor, pero seguramente ahí llegando Pansy se pondría de pesada mientras que seguramente Blaise comenzaría a hacer bromas de mala vibra con respecto a lo de Pociones, cosa que lo molestaba al no poder recordar que era lo que había hecho. Pronto aquella deliciosa melodía paró de sonar que pronto se vio llegando a la parte alta en donde se encontraban los dormitorios… suspiró cansado, hasta que unos sollozos amargos lo dejaron ahí parado.

    Era un maldito blando, no soportaba escuchar que una mujer llorara de esa manera ni siquiera una impura debía llorar con tanto esmero. Jamás dejaba que su madre llorara en su presencia, tampoco las criadas que lo atendían cuidadosamente en su casa. Ni siquiera era capaz de hacer llorar a sus amantes cuando de eso se trataba, con tacto les pedía que no se le volvieran a acercar. Pero una cosa era distinta, cierta Slytherin no merecía la compresión de blando que tenía Draco Malfoy, a Pansy Parkinson la trataba peor que a una esclava cada que lo molestaba, muchas veces la había hecho llorar, dejándole el orgullo lastimado… esa mujer no merecía la pequeña piedad que profesaba el rubio ante un sollozo femenino. Se quedó de pie fuera de la habitación escuchando que el llanto se hacía más fuerte y ahogado.

    Una ira le recorrió el cuerpo al escuchar a la insufrible sabelotodo llorar de esa manera, con un genio de mil demonios pateó la puerta de entrada para colarse en la de la joven.

    — ¡¿Quieres callarte, Granger?—rugió molesta la serpiente mientras veía como la cara de Hermione se distorsionaba, pasando de un susto a una ira.

    — ¡Lárgate de mi habitación Malfoy!—se secó las lágrimas rebeldes que estaban en su rostro.

    —Tan solo deja de llorar ¿Quieres?—se calmó un poco al ver la cara que traía la leona, no podía ver las lágrimas secas que escurrían por ahí.

    —¿Por qué, Malfoy? ¿Por qué?—preguntó ella mientras bajaba la mirada, era la primera vez que se sentía dominada por la serpiente que tenía en frente. Su león interno se había rendido.

    —¿El qué?—preguntó tranquilamente, observando lo ordenada que estaba la habitación de la joven, en el pequeño buró que había ahí se encontraba un pequeño librillo color negro llamando su atención. Desvió la mirada al escucharla sollozar de nuevo.

    —¡Eres un cínico!—exclamó ella mientras se abrazaba a una gran almohada blanca.—Me tocaste Malfoy, ¿Por qué?—fue la pregunta que él tenía en la mente.

    —En mi vida te tocaría, me das asco—expresó tranquilamente viendo como la máscara que casi imposible sostener por parte de la leona, las lágrimas nuevamente se amoldaron a su rostro. Pero no por las palabras de asco que le dio Malfoy si no por el descaro que tenía de hablarle.—Además ni siquiera recuerdo que demonios pasó después de haberme tomado el filtro—confesó mientras seguía mirando en dirección al pequeño buró.

    —¡PERO ME TOCASTE!—gritó ella con una ira descomunal, en cuanto Draco iba a decir algo una almohada se estrelló en su cara fuertemente haciéndolo tambalearse un poco.

    —¡YO NO TE TOQUE MALDITA SANGRE SUCIA!—gritó colérico importándole un rábano el pacto que habría entre Mortífagos y Muggles. Tomó la almohada y se la regresó a la joven con una fuerza algo animal mientras que la castaña al recibir el impacto cayó de espaldas a su cama fuertemente.

    Crookshanks entró pomposo a la habitación maullándole a Draco que tan solo lo ignoró pues estaba fuera de sus casillas, por más que trataba de excusarse para que la castaña no llorara como magdalena las cosas se empeoraban. Ahora tenía que tomar aire para tratar de tranquilizarse un poco. El gato insistía ahora arañándole levemente los pantalones al rubio. Por su parte Hermione, veía sorprendida al gato… siempre era tan huraño y ahora se mostraba amigable con su peor enemigo de la historia.

    Se volteó molesta mientras se levantaba de la cama molesta y acomodaba la gran almohada sobre la cabecera de su cama, observó de soslayo el pequeño libro que le estaba causando demasiados problemas. Primero Harry ya lo había leído ¡Tan solo faltaba que Malfoy lo hiciera! ¡Sería su fin!.

    Lo dejó pasar pues no pensaba que el Slytherin tocara el pequeño libro, acomodó lo poco que había tirado con la llegada del rubio a su cuarto y… pensándolo bien… ¿Por qué el podía entrar a su habitación sin ser maldecido? Eso era raro… lo tendría que hablar con McGonagall pero más tarde…

    —¿Granger, qué es esto?—preguntó el rubio que se acercó furtivamente hasta el buró donde se alojaba el pequeño libro. Lo tomó entre sus manos viendo como la castaña se volteaba de golpe con la cara pálida y horrorizada.

    —No Malfoy, regrésamelo—dijo ella, estaba petrificada viendo las blancas manos sostener curiosas seguramente su muerte.
    —¿Qué es?—preguntó curioso pero con una mirada maliciosa al ver los gestos que hacía la joven. No sabiendo que ocultaba ese libro entre sus páginas trató de hojearlo pero la chica ya estaba sobre él…

    —¡Regrésame mi libro!—pidió ella dando pequeños saltitos para alcanzar el libro, pues Draco era considerablemente más alto que ella, así él mismo levantó su brazo alto para que la castaña no lo alcanzara. Con una sonrisa más que maliciosa salió corriendo de la habitación de la joven, corriendo escaleras abajo para tratar de no ser atrapado.

    Se estaba metiendo en una bronca, pues si la Gryffindor lo alcanzaba estaba jodido; seguramente ella le daría un puñetazo en la nariz como en tercer curso. Cosa que no le alegraba mucho la chica tenía buen gancho derecho para golpear a lo muggle. Cuando la joven bajó corriendo tras de él este comenzó a correr alrededor del sofá rojo, mientras Hermione corría tras él. Parecían chiquitos peleando por un dulce… ¡Pero eso no era un dulce! ¡Sería su sentencia de muerte!.

    Continuaron corriendo unos cuantos minutos, el aire les faltaba a ambos pero era una correteada que sin más el que perdiera saldría muy mal de ahí. Tiraron en la sala una que otra cosa que había a su paso. Draco se metió tras el otro sofá separándolo un momento de la castaña. Salió corriendo de nuevo tras los pasos rápidos que daba Hermione, parecía ahora sí una leona enjaulada esperando salir para cazar a su presa.

    Otra carrera de diez minutos se dio en la Sala Común de los Premios Anuales, ya estaban cansados y una fina capa de sudor cubría sus frentes.

    Jadeaban pero seguían así y ni siquiera se acordaban que traían las varitas para atacar al otro tratando de huir o pescar. Tan solo corrían, también ignorando el pequeño problema de Pociones que no loes dejaría en paz seguramente dentro de un buen tiempo.

    Hermione se tomó ambas rodillas rendida, el aire le faltaba en los pulmones. No podía correr de más, estaba cansada pero Malfoy no se la hacía fácil. Corría como demonio el desdichado Slytherin. En ese momento sus ojos se dilataron al ver como el rubio aprovechaba su pequeño descuido aprovechando para hojear el pequeño librito. Observó claramente como la cara de Malfoy se volvía maliciosa y pervertido en el sentido de la palabra, tenía una sonrisa tan depravada que ella sonrojó hasta los cabellos compitiendo con el cabello pelirrojo de los Weasly. Tragó duro al momento que el rubio posó su mirada en ella… no eran buenas noticias.

    —Vaya, vaya, vaya—sonrió divertido mientras seguía pasando las páginas sin leer los globos de expresión que hacían los personajes—La perfecta prefecta, sabelotodo, rata de biblioteca, empollona, mojigata, casta Hermione Granger con un libro para adultos—soltó mientras la castaña buscaba en donde esconder la cara.

    —D-dámelo—tartamudeó ella, mientras Draco parecía interesado en leer el librito.

    —¿Qué pasaría si le entregó el libro a McGonagall? ¿Qué dirá de su mejor alumna?—mordía las palabras con gracia mientras veía a Hermione hecha un mar de nervios por ser descubierta.

    —Dámelo—volvió ella a pedir tratando de convencer al rubio.

    —No—fue su respuesta escueta—Me lo quedaré yo—terminó ahora indiferente mientras lo guardaba en su túnica.

    —¡Draco Malfoy regrésame mi libro!—exclamó ella mientras se acercaba al rubio ferozmente.

    —Hagamos un trato—su sonrisa cínica ensanchó más de lo debido mientras Hermione se arrepentía de haber sido tan descuidada como para haber dejado el libro en el buró de su habitación. Ahora se lamentaba por que el rubio la torturaría con el cada que pudiera.

    —E-esta b-bien—se resignó ella al ver que no conseguiría el libro por las buenas.

    —Me vas a dejar quedarme con tu libro, segunda lo vas a leer conmigo cuando lo apetezca y tercero… conseguirás el siguiente tomo si no quieres que le diga a McGonagall que te pertenece—vio como la cara se deformaba de una cara de indignación a una de molestia pues la castaña tenía el seño fruncido.

    —¡Es injusto Malfoy!—se cruzó de brazos— ¡Además seguramente se lo mostrarás a tus amigos! ¡Se burlarán de mí y me molestarán catalogándome de pervertida!—levantó las manos en un ademán indignado.

    —Tu decides Granger, haces lo que te digo o ahora mismo se lo entregó a tu querida profesora—

    —Está bien… t-tu g-ganas—completó ella mientras respiraba cansinamente, al levantar la vista se encontró con el Slytherin que la invitaba a leer el pequeño libro junto a él. ¡Qué vergonzoso! Por una parte Harry también quería leer el libro, ahora Malfoy se lo quitó.

    —Pues comencemos—sonrió orgulloso por su fechoría y abrió el libro en una página al azar observando de soslayo a la leona que se sonrojó hasta los cabellos al ver la imagen.

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    Miharu era acariciada morbosamente por un rubio de mirada libidinosa, cara de estúpido y sobre todo manoseaba a la pelirrosa. Con ambas manos tenía los pechos de la joven apretados como si quisiera explotarlos violentamente, las piernas de ella estaban abiertas y la joven gemía fuertemente. Se movían en círculos sus senos mientras se veía a distancia que el rubio tenía intención de lamer esos pechos de infarto.

    Pronto el rubio de ojos completamente azules se metió a la boca el pezón izquierdo de la chica mientras esta gemía y se aferraba fuertemente a la camilla de revisión en donde estaba sentada.

    Yukinari-sama, ayúdeme—pedía la chica mientras gritaba un poco sintiendo morir de excitación al sentir que su pezón erecto era mordisqueado libidinosamente por el peor pervertido de todos los años.

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    —Granger, no sabía que te gustaban estas lecturas—rió divertido al ver que la joven no podía despegar los ojos de la imagen. Tragaba duro Hermione mientras le temblaban las manos. Siempre que se encontraba leyendo eso le sudaban y se le ponían frías tratando de no gritar de sorpresa acompañada de vergüenza. Era una imagen divertida pues la chica estaba indignada.

    —Cállate Malfoy—alcanzó a susurrar la chica mientras cerraba los ojos avergonzada y se levantaba del sofá.

    —¡A donde crees que vas Granger! ¡Regresa aquí no hemos terminado de leer!—se burló viendo que ella regresaba resignada.

    ¡Oh, eso si que era divertido! ¡Tener comiendo de la palma de su mano a Granger era perfecto! Mil ideas malévolas surcaron su mente para molestar a la chica.

    Harry aún no salía de su estado de shock, estaba seguro de que estaba soñando. Pues ni en el día del Juicio Final, Hermione Granger besaría a Draco Malfoy como lo había hecho en la clase de Pociones para después perder el conocimiento. Parecía un idiota retrasado con la cara que traía… es que era imposible que la leona hubiera podido cometer eso. Sin embargo, había lago raro… pues nadie de la clase parecía sorprendido.

    Tan solo avergonzados pero Slughorn tenía una cara de asombro que ni que decir… había algo raro en ello.

    Por otra parte Ron, estaba que echaba humos por todas partes, orejas, ojos, nariz. Parecía un toro que había sido toreado por el hombre pero que no consiguió cornear. Había dicho mil maldiciones contra la castaña, estaba súper molesto. Hermione era una traicionera, se había estado seguramente besando con Malfoy en su torre y seguro que hasta otras cosas más… estaba dolido.

    Caminaron a su siguiente clase, tenían Cuidado de Criaturas Mágicas con Hagrid que seguramente los estaría esperando en los terrenos del castillo.

    ¡Era imposible! Se repetía constantemente al recordar la escena que Hermione montaba con Malfoy en clase de pociones, recordaba las miradas avergonzadas de algunos, miradas asesinas y resignadas. Pero veía que los jóvenes tomaban algunas notas y seguían dilatándose las pupilas con la imagen que tenían frente. Ese seguramente era el chisme del año… tan solo faltaba que llegara Rita Skeeter con su vuela pluma a escribir mil barbaridades en el diario "El Profeta" tan solo faltaba eso.

    —Ron, ya vengó—avisó a su amigo quien solamente asintió con la cabeza, seguía de brazos cruzados y con cara de pocos amigos—Voy a ver a Hermione—

    —¡Me importa un pepino lo que haga esa sangre sucia!—exclamó molesto pues se sentía traicionado. Tantos años de que ella y Malfoy se llevaban como perro y gato y ahora se estaban besando descaradamente en una clase sin pudor alguno.

    —Me sorprende mucho que la llames así Ron—comentó serio Harry—Jamás pensé que te dirigieras a Hermione con ese apelativo—salió Potter de la Sala Común de Gryffindor dejando al pelirrojo muy molesto.

    Harry caminaba tranquilamente por los pasillos de Hogwarts, topándose con algunos chicos de las otras dos casas por que Slytherin en esos momentos estaba que echaba fuego por la boca y claramente ninguna serpiente se dignaba a saludar al niño-que-vivió. Subió el quinto piso, sexto piso y al fin llegó al séptimo piso en donde el año pasado fueron descubiertos él y la ED por la cara de sapo Dolores Umbridge. Ahora tan solo estaba la Sala de los Menesteres vacía. Siguió caminando hasta tomar las escaleras para pasar al lado derecho del séptimo piso en donde estaba la Torre de los Premios Anuales, quería aclarar con su amiga lo que vio en Pociones…

    Caminó unos momentos más hasta que llegó frente al cuadro de la ninfa oscura quien lo miró interrogante pero con un deje de maldad en su vista, Harry también la contempló era bella la ninfa pero era la guardiana de la entrada de la sala.

    —¿Joven Potter, qué lo trae por aquí?—preguntó el cuadro viendo al azabache curiosa.

    —Vengo a ver a la Premio Anual ¿Me dejas pasar?—

    —Lo siento joven Potter, tiene que saber la contraseña para poder entrar. Solo puedo dejar pasar a los Premios Anuales—terminó el cuadro mientras Harry arrugaba un poco la nariz.

    —¿Puedo aunque sea tocar?—

    —Supongo que sí, pero no maltrate mi lienzo—el cuadro volvió a su posición de no moverse hasta que los ocupantes de la sala salieran. Ignorando a Potter quien tocaba sobre su brazo no sintiendo nada.

    Varios golpes dio en la puerta pero nada, siempre tocaba pero ni una respuesta ni del viento que se colaba por los ventanales del castillo.
    Llevaba más de unos cinco minutos tocando y comenzaba a hartarse. Pero sobre todo iba a llegar tarde a la clase de Hagrid, le gustaba tomar Cuidado de Criaturas Mágicas pues su padrino Sirius Black le había regresado al semigigante el hipogrifo llamado Buckbeack. Le encantaba volar en el lomo del anima, cuando visitaba Grimmauld Place montaba junto a Sirius al hipogrifo y se perdían un buen rato.

    Cansado se sentó a un lado del cuadro que no volvió a tomarle atención, se justificaría con Hagrid por no haber asistido a clases. Y siguió esperando a que alguien se dignara a abrirle la puerta, pero si mal no recordaba Malfoy y Hermione se desmayaron después de que Slughorn les diera a beber un líquido transparente, vio también como esos dos se miraron con horror y pronto perdieron el conocimiento. Dumbledore especificó que los llevaran a su Sala Común.

    Sus ojos le pesaban, las esmeraldas verdes se cerraron dejando a Harry Potter durmiendo en el séptimo piso junto a la puerta de la Torre de los Premios Anuales.

    En algún momento del día tendrían que salir de la Sala Común sede a los comentarios de las cuatro casas, tenían que dar el ejemplo de un alumno ejemplar, pero la locura había vuelto a invadir la mente de Hermione que ahora se encontraba enfurruñada en el sillón individual, al lado en el sofá compartido seguía leyendo Malfoy el pequeño libro, parecía que el muy jodido había leído desde siempre ese tipo de lecturas pues no se mostraba nervioso al pasar página por página.

    Hermione sabría que seguramente recibiría un castigo por parte de McGonagall seguido de los cotilleos de todos los demás, eso sería mucho aguantar y ella no estaba dispuesta a presenciar burlas, maltratos, insultos u otras cosas por lo sucedido en clase de pociones. Si quería saber que era lo que había pasado exactamente tendría que averiguarlo con Slughorn el culpable de todo este lío.

    Draco por su parte estaba entretenido leyendo el pequeño secretito de Granger, se había divertido bastante al verla sufrir vergonzosas escenas. Se divirtió al ver la cara de indignación de la castaña al ser ordenada por él. Por su mente pasaba llamar a Granger a leer el librito en el Gran Comedor, así todos sospecharían al ver como se ponía. Pues leyendo cosas para adultos la chica era demasiado obvia, se ponía sudorosa y fría de las manos acompañados con un mar de nervios.

    Crookshanks hizo acto de su presencia llamando la atención de la serpiente tanto como de la leona que lo veían interrogatoriamente pues tan solo soltó un maullido de hambre y se fue a acomodar junto a Draco al cual le ronroneó. La serpiente lo ignoró olímpicamente pero el gato era persistente, ahora embarrándose en el brazo del muchacho quien dejó de leer el libro para posar su gris mirada sobre el minino.

    —Regrésame mi libro—volvió a pedir Hermione, sabía que era inútil pero nada perdía con intentar de nuevo.

    —Ya te dije que no, Granger—se quitó a Crookshanks de encima, respingó y siguió tratando de dormir sobre las piernas del rubio que se negaba a dejarlo.

    —Veo que Crookshanks se ha encariñado contigo—rió divertida al ver las muecas que el rubio le daba a su gato.

    —Tan solo quítamelo—dijo para después seguir leyendo, en cuanto Hermione se acercó a él este guardó el libro en su túnica por si intentaba quitárselo. Observó como ella sacaba al animal fuera de sus piernas mientras que con un accio comida de Crookshanks una caja de croquetas para gato salió de la cocina. Luego hizo el mismo hechizo pero llamando el plato del gato. Al momento que el tazón estuvo en sus manos sirvió las croquetas. La caja la dejó sobre la mesita de estudios de ella y luego regresó al sillón.

    Un gruñido del estómago de Hermione lo sacó de su mirada sobre el gato quien volteó a ver a su dueña curiosamente por el ruido que soltó. Rió por lo bajito haciendo que la chica se sonrojará más de lo que ya estaba.

    —Merlín—susurró ella sonrojada mientras se tomaba con ambas manos su estómago revoltoso que seguía gruñendo exigiendo comida.
    —Vamos Granger, vayamos a comer algo también tengo hambre—el mismo rugido que dio el estómago de Hermione se escuchó pero ahora en el estómago del rubio, pues en su estómago tan solo había estado el desayuno. Pues solo faltaba una clase para la cena, a ellos como Premios Anuales les tocaba Aritmancia, una de las clases que compartían. Más sin embargo tras el pequeño suceso a las 5:50 de la tarde no iban a salir seguro hasta el siguiente día… pero por hambre lo harían. Faltaban unos pocos minutos para que dieran las 7: 00 y comenzara la cena en el Gran Comedor.

    —Esta bien—la joven dudosa de salir de su sala se encaminó hacía la puerta. Al salir vio a la ninfa que le dio un saludo, volteó y vio a Harry durmiendo tranquilamente sobre el suelo. Sus piernas estaban recogidas y su rostro escondido entre ellas, pero estaba segura de que dormía por los largos suspiros que daba.

    —Mira, Potter se ha quedado dormido—sonrió maléfico al ver la mirada acusadora de la joven. Ella tan solo lo ignoró y se acercó a Harry para despertarlo.

    —Harry despierta—el muchacho despertó asustado, siempre que lo despertaban así se asustaba un poco.

    —Hermione—dio un bostezo, mientras que Draco se estaba desesperando por llegar al comedor, tenía hambre.

    —Vamos Potter, quiero ir a cenar—

    Ninguno dijo nada y se encaminaron al Gran Comedor, pero el azabache le dijo a la castaña que iría primero a la Sala Común de Gryffindor para ir por Ginny y Ron. Ella asintió tras la advertencia que le dio el chico diciéndole que después hablaría con ella acerca de lo de Pociones.

    Los dos Premios Anuales siguieron su camino bajando las escaleras tras las miradas furtivas que daban los Hufflepuff, Ravenclaw y Gryffindor que veían como estúpidos bajar a la pareja que ni siquiera se dirigía la palabra. Decidieron ignorar las miradas pesadas hasta llegar al comedor.

    Al llegar al vestíbulo principal vieron un pasadizo de la casa de los tejones que era custodiado por Gifft Faraboth. Solo lo miraron para después terminar de bajar las escaleras principales, dieron vuelta ambos a la derecha para entrar en el Gran Comedor, al entrar muchísimas miradas se posaron sobre sus personas. Tanto la de los alumnos chismosos tanto como la mirada de los profesores, algunos estaban sorprendidos y otros simplemente curiosos por saber la verdad como era el caso de McGonagall y Snape que miraban a sus alumnos acusadoramente.

    Draco y Hermione se separaron al momento para ir cada quien a su respectiva mesa a tomar la cena.

    Unos momentos después entró Ginny, Ron y Harry. La pelirroja y el azabache se sentaron con Hermione pero el pelirrojo se sentó al lado de Lavender para comerle los labios a besos, olvidándose de que la verdadera comida estaba ya en la larga mesa.

    Hermione ignoraba las preguntas descaradas de su amiga la pelirroja que en ningún momento paraba de hablar. Tratando de que ella le dijera que tal se siente besar a la serpiente más codiciada de todo Hogwarts, ella tan solo volteaba la mirada buscando con la mirada a Harry para que la ayudara con la pequeña. Pocas veces pudo callarle la boca a Ginny pero esta se empeñaba en sacar la verdad a la luz. Muchos Gryffindor hablaban en secreto acerca de la nueva relación entre los Premios Anuales a pesar de haber estado presenciando algunos la clase de Slughorn. ¡Y hablando de Slughorn! ¿Dónde demonios se había metido el profesor?

    La leona tras comer algunas tostadas con mantequilla de maní, mermelada de moras y crema. Junto a un zumo de naranja se le quitó el apetito, primero por las miradas de los alumnos de las demás casas y la suya, segunda por ver como Ron y Lavender se besaban apasionadamente en frente de ella… pero le daba asco al ver la mano del pelirrojo viajando peligrosamente bajo la falda de la rubia ¿Acaso nadie se daba cuenta? Pues claro que no por que nadie prestaba atención a ellos dos. Toda la atención estaba sobre ella y el Slytherin que al parecer tampoco le estaba yendo muy bien.

    Draco trataba de comer tranquilo un panque de chocolate, el chocolate era su golosina favorita, jamás se había podido resistir a ese manjar. Le encantaba en especial el chocolate negro y amargo. Pansy por su parte no dejaba de reprocharle el haber besado a Granger, él no recordaba nada después de beber el filtro.

    —¡Bien Draco que tal se sintió!—soltó Blaise mientras tomaba un zumo de calabaza con hielo.

    —¿Cómo se sintió qué?—preguntó Draco desconcertado, en verdad ni siquiera sabía que era lo que había hecho.

    —Sabes a lo que me refiero amigo, tu, Granger que tal—continuó bromeando el moreno, mientras que Pansy echaba fuego por las orejas.
    —¿Fue asqueroso verdad Draco?—preguntó la chica, viendo que el muchacho no respondía se cruzó de brazos molesta no haciéndoles más caso a esos dos.

    —¡Vamos Draco, no me digas que no sabes de que habló!—al parecer el moreno no se había molestado por lo que había hecho con Granger, es más se mostraba divertido.

    —Blaise, deja de molestar. Además ni siquiera recuerdo que pasó después de que me tomé el filtro—habló con sinceridad el rubio mientras ahora Blaise miraba a Vicent, Gregory y Theodore a los ojos que miraban sorprendidos. Antes de que Zabinni interviniera de nuevo esta vez fue Nott quien interrumpió serio pero en su voz se notó un toque pícaro y pervertido.

    —Blaise se refiere a que no una Gryffindor común y cualquiera te tocó con muchas libertades si no a lo que todos nos referimos… a que la empollona, impura, sabelotodo, ratona de biblioteca, mojigata Hermione Granger te masturbará escondiendo la mano tras la capa—esta vez la cara tranquila que mostraba el Slytherin se calló al piso, su rostro empalideció más… ahora parecía un muerto si de por sí su piel era tan blanca ahora pasaba a un toque azul.

    —¡Si Draco!—exclamó Crabbe—Yo mire claritamente como te chorreabas en la mano de Granger—muchas risas pervertidas de sus amigos sonaron en la mesa Slytherin llamaron la atención de todos en especial la atención de Hermione quien miró al rubio como se ponía más pálido de lo normal.

    —La condenada debe ser muy buena si te desbordaste como crío novato sobre su mano—esta vez opinó Blaise mientras veía el rostro de su amigo.
    —Ahora Draco, dinos que tal la mano "maestra" de Granger—rió pervertidamente Nott siendo un chico reservado no se perdería ver al príncipe de Slytherin en aprietos.

    —¡Cállense de una maldita vez!—se levantó a tropezones de la mesa y salió del Gran Comedor echo el demonio.

    ¡¿Qué demonios había pasado en esos momentos en los que estaba aturdido? ¡Tenía que averiguarlo a como de lugar! ¡Slughorn moriría por eso! Caminó rápidamente al despacho del profesor de Pociones en donde antes estaba DCAO, pasando por el baño de Mirttle la llorona. Su capa ondeaba… por lo rápido que iba casi parecía que volaba.

    Ahora comprendía por que una ola de placer lo recorrió tan salvajemente… ¡Qué asco y que bochorno!. Al llegar nadie le abrió la puerta esperando por lo menos 10 minutos y Slughorn no se apareció por ella, decidió irse a su Sala Común aunque fuera para despejar su mente de lo que se acababa de enterar.

    Por otra parte Hermione vio como la serpiente salió casi corriendo del comedor, tras muchos murmullos de los demás, algo había averiguado el rubio y ella también quería saberlo. Poco después fue abordada por miles de preguntas que contestó fastidiada dándoles a entender que ella no recordaba nada después de tomar el filtro.

    Salió también del Gran Comedor aún con miles de miradas sobre ella y echó a correr a su Sala Común.

    Hermione tomó varios pasadizos para llegar más rápido a su Sala Común en el séptimo piso, tenía que averiguar que era lo que los Slytherin le habían dicho al rubio como para que se pusiera así… seguramente había sido algo malo. Cosa que la aterraba un poco.

    Al llegar vio botados los zapatos y la capa en el suelo, en el sofá compartido estaba Malfoy con una mano en los ojos y respiraba agitadamente, se acercó a él para ver si podía sacar alguna respuesta.

    —¿Qué t-te dijeron?—preguntó nerviosa mientras el rubio se quitaba la mano de la cara para posar sus mercurios ojos sobre los almendras de ella.

    Dudó en decirle pues seguro que ella lo golpeaba pero si querían echarle bronca a Slughorn tendrían que averiguar por ellos mismos lo que pasó. Antes de hablar tragó fuertemente saliva y abrió la boca un par de veces no consiguiendo decir nada, hasta que por fin pudo algo temeroso por ver rota su nariz.

    —Granger, siéntate por que necesitarás donde apoyarte—miró como ella arrugaba la nariz.

    —¡Vamos Malfoy dime que pasó!—

    —Blaise, Theo, Vicent y Gregory me dijeron algo de lo que pasó en pociones—tragó más saliva mientras veía que la chica se removía incomoda en el sillón—Me dijeron que cuando estábamos bajo el efecto potente del filtro… t-tú…-

    —¿Yo qué?—se asustó por lo que le diría el rubio.

    —Granger, me masturbaste y yo me desborde en tu mano—su cara pasó de blanco a rojo violento al igual que el de la chica que le temblaban las piernas.—¡Sí toda la maldita clase escuchó que gemí como perro en celo y tú con la mano llena de semen!—era vergonzoso, mientras ella veía espantada lo que él decía. ¡Debía ser una broma!.

    Ahora recordaba haber saboreado un líquido blanquecino en sus manos sabor dulce y amargo mientras lloraba en su habitación. Tragó duro mientras perdía el conocimiento.

    Continuara….
     
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    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Verde y Lila
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    Drama
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    Capítulo 5. Hogsmeade.

    Era raro ver a tantos alumnos de Hogwarts reunidos en el patio principal, claro estaba era la primera salida a Hogsmeade. Algunos que habían olvidado entregar los permisos a sus tutores no irían, esta vez no era el caso de Harry Potter. Pues últimamente había estado muy acaramelado con Luna, cosa que entristecía mucho a Ginny que en vez de protestar tan solo se quedaba callada.

    Los Gryffindor tuvieron suerte de poder secuestrar a Hermione al igual que los Slytherin a Draco, por que ambos como Premios Anuales ya no pasaban mucho tiempo con sus amigos. Era algo tedioso que los abordaran con tantas preguntas acerca del otro… desde hacía una semana Draco y Hermione no se dirigían la palabra desde lo que pasó en Pociones. Tan solo se sentaban juntos por ordenes directivas pero evitaban tocarse, hablarse o mirarse.

    Slughorn el muy cobarde se había escondido aquella noche para que los dos Premios Anuales no fueran a reclamarle nada. Por eso también en la semana no había vuelto a mencionarles nada acerca del filtro de amor para que no hubiera problemas. Pero claramente por parte de Minerva y Severus recibió su regaño… todos los cotillas del castillo supieron de aquel encuentro entre la leona y la serpiente que si mal no tenían entendido ellos se odiaban.

    Los carruajes iban tranquilamente andando mientras se escuchaban las platicas de aquí haya, en otros iban los profesores. Pero desde la mañana llevaban muy misteriosos pero claramente eso no afectaba el ambiente bullicioso que se establecía del colegio al pueblo mágico. Aunque algunos se llevarían una sorpresa, en especial aquellos que no tenían conocimientos muggles.

    Hermione por su parte iba tranquilamente hablando con Ginny que no parecía muy contenta de ir a Hogsmeade, siempre mandaba miradas lascivas hacía la rubia y al niño-que-vivió. Estaban hablando en secreto muy, muy juntas sus cabezas, era raro pues el camino hacía el pueblo siempre estaba lleno de nieve blanca pero ahora solamente se veían los frondosos árboles de hojas naranjas, amarillas, algo marrones y rojas caer por todo el suelo. El aire del otoño reinaba en el pueblo y como siempre Hogsmeade rebosaba de gente de aquí haya, yendo desde Las Tres Escobas, La casa de Té de Madame Pudipié, Cabeza de Puerco entre otros de los establecimientos de ahí.

    —¡Recuerden que nos vemos aquí a las cinco con treinta minutos para regresar a Hogwarts!—exclamó Albus mientras todos gritaban emocionados, ahora separándose en grupos grandes y pequeños, también las pequeñas parejas que se iban a la casa de té.

    Hermione tenía ganas de comprar en una de las librerías de por ahí un libro muggle que la traía loca desde antes de entrar de vacaciones de verano, la buscó en todas las librarías pero siempre estaban descontinuados ó no habían llegado más ejemplares. Este era su reto, tenía que comprar ese libro a como de lugar.

    — ¿Te acompañamos Mione?—preguntó Ginny al ver a la rubia y al azabache.

    —Esta bien—contestó la joven castaña mientras empezaba a caminar por la poblada calle de Hogsmeade.

    Fueron platicando de trivialidades del colegio hasta toparse con una gran librería que despedía un aroma a pergamino viejo, cosa que extasió a Hermione, adoraba el aroma de los libros y el pergamino viejo. Entró entusiasmada seguida de la pequeña de los Weasly que no recibía muy bien entrar a la librería.

    Una mujer de cabello canoso de ojos azules de mediana edad era la que atendía esa gran librería, en el techo de la misma se podía observar como iban y venían libros a todos estantes mientras se escuchaban los murmullos de la demás gente que se encontraba comprando en esos momentos. La leona inspeccionó el lugar buscando la zona de libros Muggles, aunque fuera demasiado debían tenerlo, cosa que no encontró…

    —¿Disculpe, de casualidad no tiene las obras de Charlotee Bronte?—preguntó la castaña a la mujer que se encontraba en esos momentos leyendo un libro tan grueso como los que la castaña solía leer.

    —Claro querida, Emily Bronte era una mujer muggle, si pero sus obras fueron preciosas… dime ¿Qué libro estas buscando?—

    —Jane Eyre, es una producción de 1847—sonrió la joven mientras que la mujer de mediana edad se encaminaba entre los muchos libreros que andaban un poco más escondidos al publico. Esperó junto a Ginny que en ningún momento habló, seguramente que la pelirroja estaba pensando en Harry y que estaría haciendo con Luna.

    —Aquí esta—dijo la encargada mientras le entregaba a Hermione el pequeño pero grueso libro. Este tenía la imagen de una muchacha con una toca, un largo vestido color blanco, mientras estaba sentada en un sillón de terciopelo color carmín, y el rostro de ella se mostraba apacible mientras con una de sus manos sostenía un pequeño libro de color café-

    —Es precioso—dijo Hermione mientras acariciaba las pastas del romántico libro… desde hacía mucho que quería leerlo—Me lo llevó—dijo ella mientras de su abrigo sacaba dos galeones.

    —Preciosa son tres galeones—pidió la anciana mientras esperaba a que la leona sacara un tercer galeón.

    —Aquí tiene—pagó y salió satisfecha con su nueva novela en manos, sonreía como una niña chiquita a la cual le habían comprado un gran cucurucho de helado de fresa.

    La castaña tenía unas ganas inmensas de regresar al castillo para poder enfrascarse en su lectura por un buen rato, el tan solo leer la introducción de la parte trasera del libro le causaban unas ansias enormes de llegar a pasmarse en un sillón de su Sala Común, una taza de té humeante de manzanilla y a un Crookshanks en sus piernas mientras ella lee hasta altas horas de la noche. Llevaba el pequeño paquete abrazado a sí misma, el otoño hacía estragos en las melenas femeninas de Hogwarts y en algunos casos en las cabelleras largas de algunos chicos que pasaban por ahí.

    Era un bonito día en el pueblo, se escuchaban los murmullos escandalosos provenientes de Zonko en donde la tienda estaba a reventar al igual que Honeydukes. Muchos chicos esperando sus pedidos y otros más exigiendo ser atendidos.

    Muchas otras tiendas de ahí llamaron su atención, pero no quiso entrar a ninguna, esmerada a que Ginny la dejara un momento a solas para aunque sea poder leer la introducción. Ese libro seguramente sería uno de los más amados que ella hubiera querido junto a su otra novela favorita "Amor y Prejuicio" era tan avasallante el hecho de tener ese pequeño libro entre sus manos..

    Ginny en todo el camino se mantuvo en silencio, le dolía que Harry no le prestara tanta atención, ahora se la pasaba hablando con Luna acerca de esos animales invisibles, siempre en secreto. No le decía nada, ella quería a Harry pero era doloroso ver como se olvidaba de ella por estar un rato con la Ravenclaw de sonrisa soñadora. Si comparabas a una con otra, Ginny era más bonita que Luna. Pero nadie podía comparar la pureza de Luna, la rubia no guardaba rencores y siempre pensaba en lo bello de la vida… una cosa más por la que Potter estaba con ella.

    Iba viendo el suelo, no le importaba si chocaba con alguien, tan solo quería sacarse a Harry un momento del pensamiento—esos ojos que la llamaban ciegamente, ese rostro y cabello desarreglado que tanto le gustaban.

    —¡Hermione, Ginny!—cada chica fue sacada de sus pensamientos, una soñadora mientras leía una y otra vez la introducción trasera de su nuevo libro y la otra pensando en los desamores de la vida. Al levantar ambas sus miradas se encontraron con una de color gris, un cabello largo con algunos rizos salvajes. De unos treinta y cinco años. Una barba atractiva y arreglada, una sonrisa encantadora que tanto como a chicas de Hogwarts como a las comerciantes les robaba el suspiro. Llevaba un pantalón color negro, una camisa color azul cielo y el saco del mismo color que el de los pantalones… esa mirada tal vez cautivadora pero muy canina a la vez.

    Los ojos de Hermione se iluminaron más que los de la pequeña Weasly que tan solo regaló una dulce sonrisa al hombre que las llamaba desde lejos, tan solo observó como la leona echaba a correr como en maratón hacía la figura del individuo que les regresaba una sonrisa sumamente canina.

    — ¡Sirius!—exclamó Hermione mientras se abalanzaba sobre la figura del pelinegro. Durante las reuniones de la Orden del Fénix en Grimmauld Place ella y Sirius se habían hecho bastante cercanos, incluso eran regañados por Molly quien no tenía gran agrado por el heredero de los Black.

    — ¿Cómo estas pequeña?—sonrió caninamente mientras acariciaba la corinilla de Hermione, quien tenía la cara escondida en el pecho del

    moreno. Exhalaba la sensual loción que Sirius Black traía puesta, seguramente el muy maldito había ido a Hogsmeade a conseguirse a una chica.

    —Muy bien gracias, ¿Y tú?—preguntó entusiasmada la Gryffindor mientras de un saltito se alejaba lo suficiente de Sirius.

    —Igual que siempre, no me quejó…-rió caninamente mientras hacía que la castaña se sonrojara un poco al escucharle reír de esa manera—Venía a Hogsmeade a una reunión en la Casa de té de Madame Rosmerta con Dumbledore—

    — ¿Ya has visto a Harry?—preguntó Hermione, ninguno de los dos se dieron cuenta de que la pequeña de los Weasly se había desaparecido. Pues tan animados estaban que no pusieron atención a lo que la pelirrojo hacía olvidándola por completo.

    —Si, esta en Zonko con Luna—sonrió al más estilo de los merodeadores. — ¿Y tú, por que no estas con ellos?—preguntó curioso pues siempre era el "Trío Dorado".

    —Es que pase a comprar un libro nuevo, me muero de ganas por leerlo—sonrió mientras pasaba la mirada de los ojos grises del animago a su libro.
    — ¡Eres una come libros!—exclamó dramáticamente mientras se ponía una mano en el pecho haciendo una mueca de frustración. Hermione al ver que se burlaba de ella le soltó un golpe gracioso en el hombro.

    — ¡Eso no es gracioso!—exclamó ella frustrada mientras guardaba el pequeño libro de nuevo en el paquete. Tal vez para no maltratarlo ó esconderlo por las risas que el merodeador estaba soltando. Se encogió de hombros molesta mientras hacía un pequeño puchero.

    —Bueno Hermione—miró gracioso a la chica que ya no le prestaba atención, seguramente estaba molesta—Vamos pequeña no te enojes con Canuto—la abrazó como un hermano, pues no se consideraba su padre ¡Por Merlín no estaba viejo! ¡Era Sirius Black, el rompe corazones número uno y un merodeador! ¡A parte de ser un Casanova!—Hermione por favor no seas así—parecía un chico pidiéndole a su pareja una disculpa por llegar tarde a su cita—Hermione—

    —¡Ya, ya!—sonrió ella satisfecha—Te has humillado tu solo Black—sonrió ella mientras le regalaba otro abrazo cosa que aprovechó para volver a extasiarse de esa sensual loción que el moreno llevaba puesta.

    —Te invitó a tomar una Cerveza de Mantequilla ¿Qué dices leona?—preguntó inocente.

    —Esta bien—ambos se encaminaron hacía Las Tres Escobas, seguro que la reunión con Dumbledore podía esperar un poco. Con tal de hacer sonreír a la castaña estaba más que satisfecho.

    "Sirius Black, si Lily te estuviera viendo que andas coqueteando a una chica de 17 años seguramente te castra. ¡Pero que digo! Tan solo la invitó a tomar algo… no es nada malo…"

    Estaban tranquilos con el retraso de Sirius Black, primero tenían que dar la primera reunión de "Jen Rouse" con el líder del tratado, el líder de los Mortífagos aliados y el ministro de magia Cornelius Fudge.

    Lucius Malfoy lucía tan aristocrático como siempre, una mirada gris seria pero penetrante. Vestía de negro y sostenía su bastón de serpiente esperando a que los demás llegaran, no se exasperaba por que era la primera reunión… después sus hijos se encargarían de saber que iría a pasar… primero lo primero era primordial avisarle al director acerca de la misión que su Lord quería darle a su hijo antes de la iniciación a Mortífago, por ningún motivo dejaría que su hijo portara la Marca Tenebrosa en su muñeca izquierda pues era su condena de vida.

    Los demás miembros adultos de la secreta orden estaban también esperando la llegada de Dumbledore. En esa sala oscura estaba Lucius Malfoy, Theodore Nott padre, Damaia Parkinson, Lucia Zabinni y el señor Greengrass por parte de los Mortífagos, aún faltaban varios por llegar pero sin duda alguna ellos eran los más importantes. De la Orden del Fénix estaba Alastor Moody, Minerva McGonagall, Severus Snape, Remus Lupin, Nymphadora Tonos y Arthur Weasly.

    Era un silencio un tanto incomodo pues los mortíos no daban tregua y los demás tampoco, tan solo mantenían discusiones entre sus pequeños grupitos.

    Pasaron diez minutos y Dumbledore no aparecía en compañía de Fudge, estaban tardando demasiado para el gusto de algunos. Siguieron hablando entre ellos entre algunos tragos de whisky de fuego y té.

    —Perdonen la tardanza colegas—una voz profunda llamó la atención de todos los presentes, Albus Dumbledore entraba en compañía de Cornelius Fudge quien se aseguraba de utilizar un hechizo silenciador para evitar que las paredes del pequeño salón escucharan la platica que iban a tener a continuación.

    —No se preocupe Albus—habló educadamente Malfoy, mientras que los demás asentían con la cabeza.

    La primera reunión de La Secreta Orden de Jen Rouse daba comienzo, tratando de que fuera lo más rápido pues seguramente Black estaba de camino para dar comienzo a la Orden del Fénix.

    Tras varios acuerdos entre los Mortífagos y los demás dieron por hecho de que no era necesario que sus hijos se llevaran bien entre ellos. Sabiendo Lucius Malfoy que su hijo era Premio Anual junto a Granger era seguramente diario una batalla carnicera en la Sala Común. Cosa que en algo estaba equivocado… no todos los chismes llegan a sus oídos… el ministro de magia accedió a que podían insultarse los chicos pero si se embrujaban con una imperdonable el pacto quedaba anulado.

    Había pasado una hora y Sirius Black no daba luces de querer llegar a la Casa de té de Madame Rosmerta, cosa que beneficiaba mucho a la otra orden que tenía su primera reunión. Acordaban reunirse en diferentes puntos cara dos días después empezado el mes… el primer lugar sería la Casa de té, segundo era en Grimmauld Place aunque el-elegido y Black no supieran nada. Pues si se reunían en el mismo lugar varias veces el Lord comenzaría a dudar de la lealtad de sus seguidores.

    Un 25% de los Mortífagos estaba dentro del pacto para derrotarlo en secreto, mientras que el otro 75% estaba del lado de las filas oscuras, cosa que no era muy benefiscente para la orden secreta. Una noticia no muy grata observaron unos 11 pares de ojos la carta que el Lord Tenebroso había enviado a manos de Lucius Malfoy que al entregársela a los presentes se puso más pálido de lo que ya era, asemejando el color de la piel de un muerto recién fallecido.

    Lucius Malfoy.

    Como uno de mis mejores Mortífagos solicitó que tu hijo Draco Lucius Malfoy se una pronto a nuestras filas. Tengo una misión especial para él si no quiere ver muerta a su madre y tú tampoco querrás ver el cadáver de tu esposa. La misión se la comentaras en cuanto lo veas.
    La misión será reparar el Armario Evanescente que tiene un gemelo en donde Bellatrix lo esperara ansiosa. Tomaremos Hogwarts a finales de ciclo escolar… para entonces el armario deberá estar reparado, si no quieren ver a Narcissa muerta.
    Cordiales saludos.

    Lord Voldemort.

    La cara de todos palideció ante tal carta ¿Tan malo podía llegar a ser una persona? Claro que sí y esa persona era Voldemort que no se detendría hasta conseguir lo que quería… en esos momentos las miradas se pusieron sobre el hombre de cabellera platinada que estaba como en trance.

    —¡Es inaudito!—exclamó la señora Parkinson y Tonks al mismo tiempo, las caras de ambas estaban rojas; no de vergüenza si no de coraje.

    —Cálmense por favor—pidió Albus mientras las dos mujeres se quedaban quietas en sus lugares.

    —¡Yo no puedo someter a Draco a que porte la Marca Tenebrosa!—gritó Lucius, algo raro en él. Estaba desesperado, él jamás obligaría a su hijo a estar dentro de las filas del Lord.

    —Lucius, por favor. Haremos todo como lo pide aquí el Lord…-dijo Damaia Parkinson quien tocó el hombro de uno de sus mejores amigos.

    —Ella tiene razón Malfoy, debemos seguir todo al paso de la letra si no queremos que nadie sospeche acerca de esto—habló sombriamente Moody quien se mantenía un poco más alejado que todos los presentes del lugar. Mientras los diez pares de miradas se posaban sobre él—Es mejor que lo que quiere Voldemort sea cumplido para que no sospechen, tal vez no le pondrás a tu hijo la marca pero si hará esa misión—

    —El problema es de que nos tomaran como traidores a la sangre y tanto como los Mortífagos fieles al Lord como el Ministerio nos estarán buscando— esta vez habló Theodore Nott padre.

    —De eso me encargó yo, para que cuando de comienzo la guerra se acabe en tres fases y solo esta dure dos meses—habló Cornelius Fudge mientras los demás miraban asombrados—Yo personalmente me encargare de poner sus nombres dentro de una lista para que no sean sometidos a juicio en el Wizengamont y salgan libres por ayuda a la comunidad—

    —Entonces que así sea, el armario será reparado con ayuda de profesores y alumnos dentro de la orden. Mañana a las nueve de la mañana convocare a los estudiantes pertenecientes al pacto para comentarles la misión. Así Draco no tendrá que hacer todo él solo—dijo Albus regresando a su mirada y sonrisa de siempre.

    —Bien, entonces nuestra siguiente reunión se llevará a cabo el 22 de diciembre en Grimmauld Place para darles una pequeña mentirilla a Potter y Black para que no se metan en esto—dijo Minerva mientras los demás asentían al mismo tiempo que la animaga se acomodaba el sobrero puntiagudo y túnica verde Slytherin.

    Cada mes se reunirían en diferentes puntos para no ser descubiertos y causar que la guerra se adelantará por que lo principal en ello era desprevenir a Voldemort y atacar en el momento menos esperado para sus filas.

    La primera reunión de Jen Rouse estaba culminada.

    Draco caminaba tranquilamente pero estaba que se lo llevaba el demonio, desde que había salido de Hogwarts los idiotas de sus amigos estaban preguntando que se sentía que Granger lo masturbara de esa manera, Zabinni estaba empeñado en saber que se sentía y en joder al dragón. Crabbe y Goyle tampoco lo hacían muy fácil quien también querían que les contara que tal la experiencia.

    De verdad no se acordaba de nada, pero no quería saber más detalles de por sí esto era demasiado grotesco. La noche en que Granger se desmayó tubo que llevarla cargando hasta su habitación y de ahí en fuera él no le hablaba para evitar cualquier problema. Pero los días sin molestarla se estaban haciendo eternos, tan solo había pasado una semana y ya estaba que no aguantaba molestarla. Pero era mejor así, de esa manera ya no los molestarían en cada clase.

    Había visto a Granger con Black, se veían raros, vio como el moreno llevaba a la leona hacía Las Tres Escobas seguramente ahí se encontraría con Potty y la Comadreja. No les tomó importancia y siguió en lo suyo, tratando de mantener la paciencia.

    Blaise iba atrás de él mientras cuchicheaban acerca de Granger, se estaba hartando de tener que escuchar a esos tres que solo pensaban en coger a cualquier chica que les abriera las piernas. La primera tienda que vio se metió para despistarlos, en ningún momento se dieron cuenta de que Draco había desaparecido. Ni siquiera se fijó en donde estaba tan solo quería que lo dejaran en paz aunque fuese por un rato.

    Observó que estaba en Las Tres Escobas, en donde rápidamente pudo encontrar con la mirada a Granger sentada en una mesa con Black, estaban bebiendo una Cerveza de mantequilla entre risas. ¿Acaso esos dos mantenían una relación? Un escalofrío de asco le recorrió la espalda… no estaba de humor para estar viendo nada como eso… era tan grotesco pensar que la leona y ese perro eran pareja… claramente no podía ser cierto.

    Escuchó las carcajadas de la mesa en donde estaban esos dos, no apetecía estar ahí. Tan solo esperó lo suficiente para que Blaise y los otros dos gorilas se desaparecieran para que él pudiera perderse por ahí con una chica que pescara por ahí. Se la pasaría a lo grande durante un rato antes de regresar a Hogwarts.

    Estaba con una chica de quinto grado en una de las habitaciones de Cabeza de Puerco pasando de lo lindo con lo buena que era esa chica. Una Ravenclaw que se veía inocente pero de inocente no tenía ni un pelo… la chica se encontraba dándole un placer con la mano de arriba abajo. De arriba abajo más rápido sintiendo como se vendría en la mano de la chica, después de una buena sesión de sexo estaba ahí siendo masturbado por la Ravenclaw que se esmeraba en ver salir mucho esperma sobre su mano y pechos que estaban también involucrados ahí. La fricción de su miembro se hacía más rápido; pequeñas gotas de sudor comenzaban a salir de su frente mientras se sentía en el jodido cielo… era tan excelente esa chica dándole auto placer. Perfecto, simplemente perfecto.

    ¡Qué bien se sentía! Llegó al orgasmo tras desbordarse completamente sobre la mano y pechos de la chica que se miraba extasiada al ser llenada de la semilla del rubio Slytherin. Él tan solo pensó que si así se sentía que Granger lo masturbara ó se sentiría mejor… pero era una cosa de la cual jamás se cansaría. Se dio una ducha rápida en la habitación y se reacomodó la ropa para dejar a la Ravenclaw decepcionada y triste.

    —Yo pensé que seríamos novios después de esto—dijo la pelinegra mientras se cubría con la sábana.

    —Olvídalo y quiero que olvides que Draco Malfoy te tocó—se acomodó la capa y salió ondeándola de la habitación.

    Ahora estaba algo más relajado, llevaba ya un buen rato de dejar su vida de Casanova y era delicioso volver a esos pasos. Pensándolo bien… no sería mala idea comenzar a buscar pareja para el baile de Halloween en Hogwarts el mes entrante. Se llevaría a muchas chicas a la cama el día de la fiesta.

    Después de eso se la había pasado muy bien con el padrino de su mejor amigo en el Bar compartiendo Cervezas de mantequilla, habían estado perfectas para los ánimos que la chica traía… ahora si podría llegar a su Sala Común con el libro que acababa de comprar y con la pequeña peineta en forma de perro que le había regalado Sirius, lo quería mucho. Era como su hermano mayor molestándola aunque fuera súper raro, se suponía que Sirius Black debía pasar más tiempo con Harry Potter pero en vez de eso cada que ella ponía un pie en Grimmauld Place se encerraba con Sirius en la biblioteca hasta la hora de la cena, siempre hablando de trivialidades y otras cosas sin sentido como los gustos por el cuarteto de Liverpool que tenía el animago. Ella prefería la música moderna muggle, no era que detestara los otros géneros pero para esos mediados estaba bastante grandecita.

    No volvió a toparse con Ginny después de la visita de Sirius a Hogsmeade, se perdió la pelirroja de su vista, lo más seguro era de que ya estuviera en compañía de los otros. No tenía por que ir con ellos pues podía tomar el carruaje de regreso de los Premios Anuales pero eso significaba que tal vez Malfoy también lo tomara, y pensándolo bien… no lo había visto en su estadía en el pueblo. No dándole importancia se dirigió hacía los carruajes que pronto comenzaban a llenarse, la llamada de McGonagall había sido acatada con éxito. Muchos de los estudiantes ya estaban esperando regresar al castillo.

    Se subió al carruaje de los Premios Anuales y se acomodó tranquilamente mientras cerraba la puerta de este para evitar escuchar el bullicio de fuera que hacían los demás. Y esperó a que el Therstal comenzara recorrido cosa que tardó un poco pues aún faltaban algunos alumnos por llegar. Aspiró el aroma de su libro emocionada y temblorosas sus manos comenzaron abriendo la primera página… tan emocionada estaba que no se dio cuenta de que el otro Premio Anual entró agitadamente, traía el cabello algo despeinado y se veía agitado.

    Él la miraba insistentemente, mientras que ella se mantenía con la mano en el libro sin siquiera pasar la primera página… era algo rara. Pronto vio como ella temblaba al pasar a la segunda página en donde estaban las notas de autora y las leía rápidamente. Luego la tercera en donde estaba la introducción de lo que fuera que estuviese leyendo tan ansiosamente.

    —Granger—llamó este mientras por arte de impulso ella subía la mirada para encontrarse con una mirada gris. Avellana y mercurio se enfrentaron.

    —¿Qué quieres Malfoy?—preguntó mordaz, estaba molesta por lo de Pociones.

    —Valla que modales sangre sucia—soltó con veneno mientras veía como la cara de ella se contrariaba dolorosamente. Siempre la llamaba así y ahora no se sentía tan bien decirle ese apelativo a la castaña.

    —Sabes que esta prohibido que me llames de esa manera—dijo mordaz mientras regresaba su vista emocionada a su libro nuevo, Draco al observarla sonrió arrogante como siempre… recordó que él tenía bajo su poder el pequeño libro triple equis de Granger, sería divertido molestarla aunque fuera un poco—además llevaban ignorándose una semana entera por aquel incidente.

    Toda la semana entera Hermione se la pasó en la biblioteca para no toparse con cierto hurón albino engreído, además era demasiado vergonzoso saber que los peores amigos durante siete años se habían entregado como animales de laboratorio a un acto tan vil como el incidente de Pociones, evitaba pasar la mayor parte de su tiempo en la Sala Común, no era nada agradable mirarlo de nuevo a la cara sabiendo que él también pasaba por lo mismo… ¿Qué diría McGonagall si se enteraba de eso? Seguramente se decepcionaría mucho de ella.

    Y Draco tampoco lo hacía muy fácil, él se la pasaba casi todo el tiempo libre que tenía en la sala, ahí hacía deberes, leía, estudiaba, a veces comía algo de la cocina o simplemente se quedaba ahí descansando después de su entrenamiento de Quidditch. Le daba igual lo que pensara Granger al respecto de aquella clase vergonzosa, él tampoco estaba muy de acuerdo con lo que les hizo Slughorn, se suponía que los Premios Anuales debían dar el ejemplo de ser prestigiosos, recatados, reservados, tranquilos y sobre todo demostrar sobresalir entre todos los demás alumnos… para seros sinceros los primeros dos meses habían sido algo pesados y aún faltaban ocho meses más por soportar.

    Draco buscó entre su túnica para ver si traía el pequeño libro de dibujos japoneses de la ratona que estaba entretenida leyendo el pesado libro mediano.

    —Granger—llamó burlón a la chica mientras se acomodaba unos mechones que le caían en la frente hasta que ella regresó su vista con molestia a él.

    —¿Qué?—preguntó de mala gana mientras cerraba de golpe la pasta del libro.

    —¿Recuerdas esto?—preguntó divertido mientras sacaba el libro de la chica, la cara de Hermione era de espanto al verse de nuevo involucrada con ese libro y leerlo junto al rubio egocéntrico no le daba buena espina… el Slytherin tan solo vio como la castaña asentía mientras se sonrojaba violentamente del rostro y comenzaba a jugar con sus manos sobre las pastas de la novela—Venga Granger terminemos de leer—

    —P-pero M-Malfoy—tartamudeó la chica dudosa, todo el camino de ida Harry le mencionó que si le prestaría su dichoso libro.

    —Nada de peros Granger, leerás conmigo—con la mano hizo ademán sobre el asiento de cuero negro para que ella aceptara a regañadientes.

    Se sentía avergonzada por estar ahí leyendo con él esa clase de libros, si los leería sería ella sola sin intromisión alguna, pero claramente no había resultado para nada aquella táctica pues hasta su azabache amigo la había descubierto leyendo libros animados para adultos. Tragó fuerte mientras comenzaba a mover la página en donde se habían quedado antes de salir aquella noche a cenar al Gran Comedor, desde ese entonces no se habían dirigido la palabra… estaba dicho si les quitaban ese libro estarían en problemas los dos.

    Se acercaron inconcientemente un poco más para poder tener una mejor vista de las imágenes pornográficas que admiraban con los ojos algo abiertos, la cara sonrojada de la leona y la sonrisa viperina que mostraba la serpiente mientras veía como el chico se introducía salvajemente dentro de la intimidad de la chica. Hermione estaba a punto de colapsar y juraba que si no estuviera sentada ya se hubiera desangrado de la nariz como en esas caricaturas japonesas y desmayado.

    Las llamas de la chimenea le caían bien después de estar un buen rato en Hogsmeade, siendo Otoño el pueblo se comenzaría a bañar de esos copos de nieve tan blanca y brillante que iluminaba el pueblo haciéndolo más bello de lo que ya era. Una taza de té de manzanilla le calmaba los nervios que traía desde el camino de regreso al castillo, mejor se concentraba en leer su nueva novela y todo estaría bien… eso era lo mejor de todo. Aunque su libro fuera muggle estaba segura de que era tan romántico y precioso como todos los demás libros que se había leído.

    Escuchaba constantemente los ronroneos de Crookshanks mientras dormía robustamente sobre la alfombra verde frente a la chimenea, esos dos colores estaban bien combinados en la sala, no podía negar eso. La alfombra tenía el símbolo de Slytherin bordada cosa que no le molestó en absoluto pues llevaba dos meses viviendo ahí y siempre que se sentaba a leer veía la alfombra.

    ¡Qué momento tan vergonzoso había pasado en el carruaje! Para ser más sinceros Malfoy la había llamado a ella para que siguieran leyendo hasta que regresaran a Hogwarts por que se habían tardado un poco en partir puesto que muchos chicos llegaron después del tiempo indicado. Así que partieron media hora después pero durante esa media hora la leona y la serpiente ya habían leído cuatro capítulos. ¡Merlín que tortura! Se habían acabado el pequeño libro, veinte capítulos leyeron y por fin el pequeño libro estaba bajo su custodia de nuevo… ¿Y ahora el hurón se atrevía a decirle que se consiguiera uno mejor? Seguro estaba enfermo de la cabeza si quería que se consiguiera un libro de esos.

    Todo el trayecto de regresó se la pasó sonrojada violentamente mientras trataba de ahogar gritos de sorpresa por las imágenes que veía en las páginas de su librito que por fin estaba bajo su custodia.

    El primer capítulo de Jane Eyre era algo frustrante para una niña de 10 años que se relataba lo que pasaba en la casa de su tía y sus primos no le hacían la vida fácil. Incluso Malfoy la trataba mejor que los escuincles esos a la protagonista del libro, era tan intrigante saber que demonios pasaría en el siguiente capítulo. Muy bueno el desdichado librito muggle apto desde 1847. A decir verdad Charlotee Bronte era una gran narradora como para que su libros se siguieran vendiendo después de cien años.

    "¿Cómo te sientes hablando de nuevo con el hurón?"
    "De verdad es algo incomodo, pero me siento mejor después de no dirigirle la palabra en una semana"
    "Hay Hermione, nosotras no podemos vivir sin los insultos de Malfoy ¿Verdad? ¿Somos masoquistas?"
    "Serás tu mi querida conciencia por que yo si he podido ignorarlo durante todo este tiempo"
    "Pero no me vas a negar que añorabas hablarle"
    "Que tonterías dices"
    "Es verdad, como se dice del odio al amor solo hay un paso"
    "Estúpida conciencia, de verdad me afectó volver a hablarle y peor aún terminar de leer mi libro con él"
    "Pero bien que nos gustó"
    "¡Oh, cállate!"

    Pocas veces Hermione tenía platicas con su conciencia pero en estas era inevitable hablar con ella misma, tal vez no se hablaba en voz alta por que su compañero la tomaría de a loca. Y por eso platicaba internamente en su mente discutiendo con ella misma. Y para que mentir, el pequeño librito lo había querido terminar de leer desde un tiempo… ahora tenía ganas de conseguir otro de esos pero de otro género para evitarse problemas.

    Tomó un poco de té y siguió leyendo en compañía de su gato, mientras se perdía de nuevo en el universo de Jane Eyre.

    Ginny se había ido en un carruaje con unos Ravenclaw que en ningún momento le dirigieron la palabra y pues ella tampoco quería intervenir en la platica de los chicos. Tan solo pensaba en Harry y Luna ¿Desde cuándo lunática se había vuelto amiga intima del niño-que-vivió? Pues era raro por que en ningún momento los vio tan juntos como de ida y regreso de Hogsmeade, era frustrante no poder estar en compañía de la persona a la que amabas internamente…

    Una pequeña lágrima amarga surcó su blanco rostro mientras pensaba en lo mucho que amaba a Harry, pero el azabache se hacía el que no se había dado cuenta o simplemente no correspondía a esos sentimientos.

    Se sentó frente a la chimenea Gryffindor mientras escuchaba las platicas que se acercaban a la sala pues muchos chicos acababan de llegar de Hogsmeade y sin embargo tampoco podía pedirle ayuda a Hermione pues la chica estaba algo rara desde inicio de curso. Siempre se la pasaba en la biblioteca cosa que era muy normal pero ya no se la pasaba tanto tiempo con ellos, siempre estaba en su sala quien sabe haciendo que cosas.
    Dos pequeños niños de primer año entraron platicando sobre las imágenes de McGonagall y Dumbledore que venían en las cajitas de las ranas de chocolate, se veían tan sonrientes como siempre pero no ella. Y otra furtiva lágrima traviesa escurrió como navaja sobre su mejilla.

    Escuchó la voz de su hermano y Harry uno de los que no quería ver en esos momentos, al verlo de reojo lo miró con una sonrisa boba en la cara y sus ojos verdes brillaban mas de lo normal. Su cabello esta ¡¿Por Merlín? ¡Estaba peinado! Se veía tan genial.

    —¡Vamos Harry!—exclamó Ron, mientras que ambos ni cuenta se daba de su presencia en el sofá de los leones.

    —¡Espera Ron!—se escucharon los pasos subiendo rápidamente las escaleras en forma de caracol y tan solo escuchó el portazo de la habitación de las chicas.

    "¿Por qué me haces esto Harry?"

    Sacó de su túnica una foto en la cual ella estaba en primer año y Harry en segundo, el chico pasaba su brazo por el hombro de ella mientras la otra se sonrojaba al momento de abrazarlo dulcemente, haciendo que el niño de doce años la abrazara también de la misma manera.

    Ahora sí pequeñas lágrimas surcaron su blanco rostro para después tratar de confundirse con sus pelirrojos cabellos.

    Hermione iba en el quinto capítulo de su libro, ya llevaba más de dos tazas de té y Crookshanks se había marchado ya un buen rato. Ese capítulo era uno de los más crueles que hubiera podido leer, tan solo unas palabras leídas más y terminaría llorando, se tapaba constantemente la boca para evitar soltar gemidos ahogados y varias ocasiones se limpió las lágrimas que se esforzaban por danzar sobre su rostro.

    —¿Se puede saber por que lloras Granger?—preguntó una voz síseante que se aparecía por el retrato de la ninfa.

    —Déjame en paz Malfoy—pidió ella mientras cerraba el libro no sin antes meterle un separador de páginas.

    —Pues pareces magdalena en pena—se quitó la túnica para dejarla colgada sobre el perchero y un gato que lo recibió cariñosamente.—Hola bola de pelos—dijo para retirar al gato de encima suyo.

    —Le agradas mucho a Crookshanks—sonrió ella mientras una lágrima traviesa lograba escaparse de sus párpados claramente notados por el rubio.

    —Odio cuando lloras Granger—dijo mientras le entregaba un pañuelo de color blanco pero no podía faltar el delicioso aroma a menta y Seducción que desprendía el pañuelo y tampoco podía faltar la D y M grabadas sobre la fina tela de seda que se paseaba tranquilamente por el rostro de Hermione.

    —Que raro oír esas palabras—dijo ella desafiante mientras doblaba el pañuelo con mucho cuidado.

    —Pues que no se te haga raro sangre sucia, odió cuanto las mujeres lloran—terminó irritado mientras se levantaba de su lugar para subir las escaleras de su habitación. Una voz dulce lo llamó.

    —Espera Malfoy tú pañuelo—terció Hermione mientras se levantaba para dárselo.

    —Quédatelo Granger, no quiero que tus sucias lágrimas me vayan a infectar—terminó para después llegar hasta su habitación y cerrarla de un portazo.

    —Imbécil—terminó la castaña para guardar su libro, ya no tenía ganas de llorar. Ahora estaba irritada pero al ver el pequeño pañuelo inconcientemente lo abrazó contra sí y de alguna manera lo guardó cariñosamente dentro de su túnica.

    Siete de la mañana y muchos alumnos faltaban en el Gran Comedor, la mayoría Slytherin, algunos Hufflepuff, Ravenclaw y varios Gryffindor, tampoco estaba Minerva, Dumbledore ni siquiera Snape y había un silencio en el comedor demasiado misterioso, entre los que faltaban en la mesa de los leones era el clan Weasly y Hermione junto a Neville y otros chicos más. En la mesa de las serpientes faltaba Malfoy, Parkinson, Zabinni, Nott y otros cuantos pero los gorilas de cierto rubio si estaban presentes engullendo todo a su paso sobre la mesa…

    Harry Potter estaba pensando que era algo realmente malo pues había un aire demasiado misterioso y tenso pero que algunos no notaban debido al cotilleo que se llevaba en las mesas, aún estaba el asunto de Malfoy y Hermione en Pociones cada vez más odioso por que siempre contaban una nueva versión que ya tenía harto al azabache ojiverde.

    Los Premios Anuales estaban afuera del despacho de su loco director que se encontraba hablando con los Mortífagos aliados pues estaban de acuerdo en movilizar todo rápido para que Draco no llevara todo el peso de la misión del Lord el solo… teniendo mucha ayuda de todos los demás que estaban dentro de Jen Rouse. Unos cuantos minutos esperaron ambos para ver salir al padre del rubio que les hizo una reverencia al igual que todos antes de desaparecer a paso firme por los largos pasillos del colegio.

    Con un 'adelante' por parte del director ambos chicos entraron, sin decirse nada pues aún estaban resentidos por el incidente que Slughorn había cometido.

    —Tomen asiento chicos—sonrió Dumbledore mientras se acariciaba su larga barba blanca.

    —¿Para qué quería vernos?—preguntó diplomáticamente Hermione mientras se acomodaba al lado del rubio.

    —Precisamente para algo que os ocurrió hace una semana—habló el sabio hombre mientras se levantaba de su asiento y caminaba hasta su pensadero en donde reposaba un frasquito con un contenido azul brilloso.

    —¿Qué es eso?—preguntó algo curioso Draco mientras el director les hacía la seña de acercarse, ellos obedecieron y el pensamiento fue echado en el fondo del aparato, sintieron una sensación de vértigo y pronto se encontraban volando sobre la clase mientras Slughorn les hacía tomar el filtro de amor.

    Flash Back +*+*+*+*+*

    Draco estrujaba la cintura femenina fuertemente, mientras pegaba más su erección a la virginal zona de la leona. Deseaba avanzar más mientras ahora había aflojado un poco la corbata y había abierto lo dos primeros botones de la blusa, besando y lamiendo toda la piel que fuera posible.

    Hermione frotaba con sus manos la dura erección aprisionada por el pantalón negro, era tan deliciosamente exquisito sentirlo entre sus manos. La capa del Slytherin cubría perfectamente lo que hiciera ella con sus manos en las piernas del rubio, bajó el cierre del pantalón tras desabrochar el botón observó el bóxer gris del rubio... coló sus manos dentro de la prenda y sintió la piel caliente, dura como piedra. Gimió al enroscar completamente su mano en la base del duro miembro. Escuchó el gruñido de Draco en su oído, incitada a continuar acarició la punta con un dedo mientras escuchaba los suspiros ahogados del rubio mientras enterraba su rostro entre sus cabellos y cuello. Ahora con ambas manos siguió en lo suyo... escuchó un gruñido.

    De arriba abajo, con una sola mano—casi parecía una suplica de aquella gruesa voz inundada de deseo.

    Tragó fuerte y acatando las ordenes del rubio con una de sus manos subía y bajaba lentamente, llegando hasta la base luego a la punta. Sintió como este la abrazaba para sostenerse mientras ella hacía su labor. Llegaba hasta la base sintiendo abajo los testículos del joven que se doblaba pero se seguía manteniendo de pie, siguió moviendo su mano mientras también se apoyaba con la otra abrazando la cintura del rubio. Pronto sintió como la sangre llegaba de golpe a esa zona.

    ¿A-así?—preguntó sonrojada mientras escuchaba un pequeño sí de la boca de este.

    Movió con más ameno su mano, de arriba abajo escuchando los suspiros ahogados de su compañero. Sintió en su mano como esta se comenzaba a humedecer conforme avanzaba, miró furtivamente hacía abajo encontrándose con la viva imagen de cómo salía un poco de líquido blanquecino, más fuerte sintió como su mano se llenaba completamente de aquel líquido caliente. Escuchó un gemido sonoro que provenía del chico que estaba a punto de caer pero se aferraba fuertemente a su cintura. Sonrojada escondió ella también su rostro en el pecho del chico.

    Bien, creo que es suficiente—dijo el profesor que estaba atragantado con su propia saliva... se habían pasado los alumnos anuales. Y él ni cuenta se había dado cuenta de lo que estaban haciendo, habían pasado de solo caricias por encima de la ropa a por dentro de ella. -Todos hemos visto lo que el filtro de amor puede hacer, pero este se transforma en un filtro del deseo si las personas involucradas sienten odio así mismas—terminó de explicar mientras todos los presentes buscaban en donde meter la cara.

    Se acercó a la pareja que estaba abrazada, aun sus ojos no recuperaban el brillo que los caracterizaba. Slughorn les dio a beber un poco de la poción para que se pasara el efecto del filtro. Antes de dárselo le susurró a la castaña que ayudará a que el chico se adecentara un poco... ella aún en trance lo hizo acomodando el pantalón, lo abrochó y subió el cierre... minutos después bebieron la poción y al mirarse se horrorizaron.

    Ella con las piernas abiertas, sentada en la mesa y Malfoy entre sus piernas... Draco al verla se sintió asqueado. Estaba entre sus piernas, ella con la corbata aflojada y los dos primeros botones de su blusa abiertos. Tragó fuerte ¿Qué habían hecho?. Tan solo recordaba haber bebido con temor la porción del filtro dentro del vaso y todo lo demás fue borroso, pero recordaba haber sentido una ola de placer recorrerle el cuerpo.

    Hermione pasaba por lo mismo, solo escuchó el tronido del cristal contra el piso y todo lo demás fue borroso. Se tomó las manos y sintió algo viscoso entre ellas.

    Miró asustada el contenido blanquecino y pegajoso ahora en ambas manos, todo se volvió negro para ambos. Habían pasado el limite y todo por culpa de su profesor de pociones. Hermione tan solo escuchó el grito de dos voces conocidas mientras sentía como su cuerpo rebotaba contra el piso seguido de otro peso para perder completamente el conocimiento de la realidad junto a un blondo que pasaba por lo mismo.

    Fin Flash Back *+*+*+*+*+*

    Las caras de ambos Premios Anuales estaba completamente roja, vieron desde que el chico Ravenclaw gritara y medio colegio se enterara, la estampida enfurecida de leones y serpientes y ellos ahí casi entregándose como animales dispuestos a todos por una buena sesión de sexo salvaje. Se miraron horrorizados a la cara cuando sintieron que eran jalados a la realidad, al verse se miraron con un odio inhumano mientras que Dumbledore sonreía como siempre risueño.

    —Quiero que ese pequeño incidente quede olvidado muchachos—su sonrisa desapareció mientras ponía sus manos frente a su cara seriamente dando a entender que algo no estaba bien.

    —Si—ambos respondieron, claramente sus rostros estaban encendidos.

    —Draco me gustaría comunicártelo de una buena vez—se frotó la barba mientras los ojos de los jóvenes se posaban sobre él—Tu padre tiene una misión que quiere que cumplas antes de tu iniciación como Mortífago en las filas de Lord Voldemort—observó claramente como el rostro níveo del blondo se hacía más blanco de lo normal.

    —¿De que se trata?—

    —¿Conoces la Sala de los Menesteres?—

    —Si, el año pasado cuando era de la brigada—dijo aún atontado por la actitud de su viejo director.

    —Bueno pues ahí mismo hay un armario evanescente el cual tiene un gemelo en uno de los bares del callejón Nocturno en donde tu tía Bellatrix conducirá a Mortífagos fieles al castillo, para eso tu Señor quiere que repares el armario—

    —¿Y qué pasa si no lo hace?—esta vez fue la castaña quien interrumpió al ver al chico tan desconcertado como ella. ¿Tendría que decirle a Harry? ¡Claro que no! Ni él ni Sirius podían saber nada acerca de la secreta orden.

    —Mataran a Narcisa Malfoy—soltó de golpe el anciano mientras que Draco comenzaba a ver borroso.

    Minutos después Draco estaba acostado sobre las piernas de su archienemiga mientras que el director daba ordenes de ayudar al rubio a reparar ese armario y no dejar que se hundiera el solo en desesperación. Todos los chicos de la secreta orden estaban de acuerdo en ayudar al blondo que descanzaba sobre las piernas de la chica.

    "Draco" Sus pensamientos la llevaron al chico antes de poder llevárselo a la Sala Común.

    Continuara…
     
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    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Verde y Lila
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    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    7272
    ¡Hola!
    Gracias a robert hyuga aunque te borraron el comentario no sé porque &$&( te borraron el comentario y gracias a todos por los comentarios de los cuatro capítulos anteriores, este capítulo va dedicado para todos los lectores de Verde y Lila, para los que me agregaron a favoritos y a todos los invitados aunque no me dejen Reviews ¬¬.

    Desclaimer: Harry Potter no me pertenece, pertenece a su única y original creado J., yo tan solo utilizo a sus personajes para hacer locuras con ellos.

    PROHIBIDO COPIAR ESTE FANFIC YO SOY SU ÚNICA Y ORIGINAL AUTORA.

    Advertencias: Un poco de SiriMione [Sirius x Hermione] Pa que digo que no me gusta esa pareja, también es una de mis favoritas y me encanta. Advertencia: Limme ligero.

    Ya saben si quieren conti dejen Reviews para que continué prontro.

    Saludos.
    Zimba

    Capítulo 6. Polline Malfoy.

    Cabellera rubia platinada en largos bucles que caían hasta su cintura, piel nívea parecida a la nieve, ojos tan grises como el gris de las armaduras, pose aristocrática y no podía faltar el ego y sonrisa viperina de todo un Malfoy. Esa mueca de burla que aparentaba ser una sonrisa. Su largo vestido de color azul hacía resaltar sus siluetas femeninas.

    Muchas miradas se posaban sobre la figura de la muchacha que estaba parada junto al director de Hogwarts, quien hizo callar a la multitud estudiantil que se preguntaba quien era, pero una en especial ya sabía… se trataba nada más y nada menos que Polline Malfoy, prima menor de Draco Malfoy.

    —¡Bienvenida sea al colegio señorita Malfoy!—muchos cayeron asombrados mientras otros se quedaban de piedra.

    —Gracias profesor Dumbledore—anunció la chica mientras le regalaba al viejo director una gran sonrisa que descolocó aun más a todos.

    —Viendo que aun no tiene casa asignada me gustaría que el Sombrero Seleccionador la asigne—sonrió Dumbledore, al momento Minerva McGonagall traía con ella sobre un cojín color rojo sangre con cintas doradas el prestigioso sombrero. Tan viejo y desgastado como siempre…

    Muchos aseguraron que cuando la joven se sentó sería como el primer año del rubio que veía atentamente a que casa colocarían a su prima, claro que nadie sabía que relación tenían esos dos. Esperaron pacientes mientras el sombrero era colocado sobre la fina cabeza de la chica rubia.

    Un Malfoy ¿Eh?—anunció el sombrero mientras la cara se formaba en la parte delantera del artefacto seleccionador. —Esta vez será difícil colocarte en una de las cuatro casas… veamos… es muy difícil, muy difícil. Veo que tienes un intelecto superior pero no como el de la señorita Granger. Probablemente se vayan turnando en éxitos académicos… Eres demasiado buena para los Ravenclaw, pero demasiado orgullosa para ser un Hufflepuff—algunos abuchearon lo que el Sombrero Seleccionador decía acerca de esa chica—Ahora tan solo queda Gryffindor y Slytherin sigo diciendo que es difícil decisión… eres lo perfectamente para estar en la casa de Salazar pero hay algo que te inspira a Gryffindor—
    Los leones suplicaban a Merlín que la muchacha no se quedará en Gryffindor, seguramente ella tramaría algo para hacer que le bajaran puntos a la casa cada vez que pudieran, la cara de Ron tenía una mueca de asco mientras veía la figura de la rubia al mismo tiempo que seguía tragando una pierna de pavo, Hermione no decía nada es más estaba curiosa por saber más acerca de la chica nueva… aunque no estaba muy de acuerdo que ella estuviera en Gryffindor. Harry por su parte había quedado embelezado con la muchacha es más ni siquiera la belleza de Ginny, Luna, Hermione o Cho era comparada con la seguramente serpiente.

    La figura de Polline estaba erguida mientras el sombrero decidía en que casa colocarla, en sí, la chica tenía demasiadas cualidades tanto de una serpiente como de un león más era demasiado lógico que como cualquier Malfoy entrara en Gryffindor.

    —¡GRYFFINDOR!—las serpientes quedaron descolocadas mientras los leones parecían que les habían mandado una imperdonable.

    La chica sonrió mientras se levantaba refinadamente del banquillo en donde se había sentado. La mirada de Draco estaba sobre la figura de Polline quien se encaminaba a la mesa de los leones que no la recibieron muy bien, ya después se la pagarían esos leones. Se sentó entre Ron y Hermione que miraron sorprendidos el acto de la chica, el pelirrojo en cuanto tragó el grande bocado miró ceñudo a la Malfoy.

    — ¿Qué quieres? Me das asco eres una Malfoy—dijo con el gesto de grosería mientras Harry y Hermione le miraban ceñudos, listos para responderle al pelirrojo por su comportamiento. Ginny también miraba molesta a su hermano pues aunque fuera la chica parte de esa detestable familia no les había hecho nada malo… por ahora.

    —¡Cállate mugrienta Comadreja!—ese apelativo era el favorito de cierto rubio que se quedó con la mandíbula casi en el piso al ver como Polline se levantaba del lugar molesta y le mostraba el dedo medio al pelirrojo que se quedaba con la boca abierta.

    El bullicio del Gran Comedor era agradable como en cada exquisita cena preparada por los elfos domésticos pero al momento de que la chica gritó molesta todo el ruido quedó apagado. Tan solo observaron como ella tomaba un zumo de calabaza y se lo echaba en la cara al Weasly.

    Caminó furiosa mientras respiraba agitadamente, al mismo tiempo se encaminaba a la mesa de las serpientes que veían con suma gracia y alegría el ver que después de todo la Malfoy no se rebajaría a ser del todo una Gryffindor más del montón, seguramente ella se daría a respetar… entonces seguro ella sería la nueva princesa de Gryffindor.

    Llegó al lado del rubio que la miró fríamente para después aparecer una sonrisa encantadora y verla. Se levantó de su asiento y tomó a la muchacha por las caderas, ambos abrazándose fuertemente mientras que muchas miradas se posaban sobre ambos rubios.

    —Draco—dijo ella en susurros mientras estrechaba al muchacho más fuerte contra ella.

    —Venga siéntate conmigo Polline—dijo el muchacho mientras le hacía espacio entre la mesa Slytherin junto a Blaise.

    — ¡Draco!—exclamó divertido Blaise— ¿Por qué no me presentas a esta preciosura de chica que tienes?—preguntó divertido con un toque algo pervertido. El rubio lo miró molesto mientras arrastraba las palabras.

    —No te atrevas a tocarla Blaise, Polline es mi prima—dijo mordazmente mientras el muchacho moreno reía a carcajadas por haber hecho repelar al rubio.

    Polline miraba a su primo hacer rabietas con el moreno y una mirada interesada se posaba sobre ella, al levantar sus grises orbes miró con atención esas esmeraldas verdes que la veían desde su mesa. Estaba contenta en la casa que le tocó pero ese pelirrojo feo la estaba molestando, ni que el muy animal fuera muy rico ¿O si? Eso era definitivamente incierto.

    —No te preocupes Draco—sonrió la rubia mientras tomaba la mano del Slytherin—Hola Blaise, mi nombre es Polline Rosalía Malfoy—sonrió de nuevo algo coqueta mientras el moreno babeaba.

    — ¡Hola!—la muchacha vio a una pelinegra de bonita piel también Slytherin.

    —Hola—simplemente la examinó de pies a cabeza.

    —Soy Pansy Parkinson—sonrió ella mientras estrechaban sus manos—Creo que seremos buenas amigas—la joven bruja trataba de quedar bien frente al rubio que la miraba con indiferencia.

    —Eso esperó—sonrió, muchos personajes masculinos se destilaron al ver la hermosa sonrisa que Malfoy daba a Parkinson, esa muchacha era preciosa comparada con todas las demás.
    En la mesa de Gryffindor todas las miradas estaban en ambos Malfoy, de hecho ambos eran iguales, egocéntricos, narcisistas, ególatras, chulos, pero la muchacha tenía algo que los distinguía. De hecho no protestó por estas en casa enemiga de las serpientes, es más, se mostraba tranquila y satisfecha al poder estar en casa de Godric. Harry veía a la chica platicar con todas esas serpientes y a Draco hacer varios escándalos por lo que le decían a su prima.

    Observó a Hermione que tampoco quitaba la mirada de esa parejita de rubios hurones, se veía contenta pero algo en su mirada que no podía descifrar, mientras que Ron estaba enfurruñado comiendo, su cara estaba roja de coraje. Le dio algo de risa cuando la chica le dijo comadreja, si hubiera sido el hurón seguramente si defiende al pelirrojo.

    Siguieron comiendo en silencio mientras escuchaban las pláticas de los demás, además de ello Harry miró a Ginny que tenía la mirada baja… ¿Qué le pasaba a la pelirroja? Sonrió mientras se acercaba a ella.

    — ¿Te pasa algo Ginny?—preguntó sonriente haciendo que la pelirroja se colorara de su cara mientras se removía en su lugar nerviosa.

    —N-no es n-nada Harry—sonrió esta vez con alegría al poder charlar con el moreno azabache quien en esos momentos le regalaba una encantadora sonrisa.

    Una sonora carcajada escapó de la mesa de las serpientes, de hecho varias serpientes de todos los años estaban concentrados en un mismo punto de la mesa, en donde sus anfitriones eran Malfoy. Estaban hablando de no se que cosas pero seguramente se estaban burlando de algún Gryffindor para reír de esa manera. Las miradas del profesorado también se posaron sobre la platica Slytherin mientras que Polline contaba algo y hacía ademanes con las manos mientras que el hurón se tapaba la cara en forma de vergüenza ajena y al mismo tiempo las carcajadas aumentaban.

    —Se que a la mayoría no les agradan los muggles pero tienen ellos un sentido del humor negro—rió como toda dama y miró a algunos que la miraban desconforme—Es un chiste que escuche decir a mi criado a la criada la otra vez en la cocina—sonrió al recordar a John y Mari hablar—Bueno aquí les va—todavía hablaban muchos en la mesa.

    — ¡Presten atención a la señorita!—exclamó divertido Blaise mientras todos los demás callaban inclusive las casas ajenas al tema.

    —Gracias Blaise—gruñó Draco mientras miraba asesinamente a su compañero.

    —Draco—gruñó ella mientras volvía a sonreír—Bueno aquí les va—miró que todos se acomodaban mejor para escuchar—Haber… estaban todos en la taquilla comprando boletos para ver una corrida de toros, pero un señor llegó al final y el de la taquilla le dijo que ya no había entradas—rió un poco mientras todos esperaban la payasada—el señor se rindió y mejor miró por un orificio del coliseo o estadio como quieran, mientras por el orificio veía correr al torero y al toro—mientras con su mano disimulaba el orificio del estadio—Ole torero, Ole torero torerazo—mientras en su boca ponía la disimulación del orificio y luego lo volvía a su ojo—Ole torero, Ole torero torerazo—continuó mientras todo Slytherin escuchaba atento—Pero entonces un niño se acercó gritándole a su mamá que iba al baño—todos estaban entendiendo el mensaje—El niño vio el orificio por donde se asomaba un ojo y luego una boca que decía ole, el chiquillo se bajo el pantalón y el calzoncillo—todos comenzaron a reír—esperen aun no acaba. Mete su cosa dentro del orificio y el señor tenía la boca y le dice al niño ¡Oye niño que haces! Mientras el escuincle saca y mete—mientras ella disimulaba con la mano la escena mientras Slytherin estallaba en carcajadas, esta vez ni siquiera cubito de hielo Draco Malfoy pudo contenerse ante tal payasada.

    La profesora McGonagall, escuchaba indignada los chistes negros de la nueva chica mientras los de la mesa verde reían hasta casi caerse de su propio asiento. Snape no decía nada pero el profesor Dumbledore se mostraba divertido por tal vocabulario vulgar que daba la muchacha.

    —Minerva tienes que relajarte, tan solo son adolescentes—le aconsejó Albus mientras tomaba un zumo de naranja.

    La animaga miró una vez más a esos chicos mientras reían una y otra vez.

    Era la primera vez que Slytherin armaba un alboroto de risas, de hecho era la casa más tranquila y callada en todo el Gran Comedor, tan solo se escuchaban siseos ya fuera en cualquier comida pero ahora era un alboroto total, mientras las demás casas trataban de escuchar del por que las serpientes se reían con tantas ganas.

    La cena en el Gran Comedor estuvo bastante entretenida, la mayoría del tiempo las platicas de las otras casas fueron interrumpidas por las serpientes que se la pasaban riendo por lo que la rubia les contaba. Dieron las nueve en punto y era hora de que todos regresaran a sus Salas Comunes y comenzaran los prefectos a vigilar los pasillos.

    Hermione se había despedido de todos sus amigos para que ellos se quedaran un piso abajo y ella siguiera hasta el séptimo piso del lado izquierdo. Dio la contraseña a la ninfa Grageas Bertiboth y la dejó entrar.

    Escuchó maullar sonoramente a Crookshanks en busca de comida, se sonrojó al ser tan descuidada y no dejarle alimento a su peluda bola de pelos. El gato maulló contento al recibir en su plato doble una ración de croquetas de atún y leche fría, mientras su joven ama se quitaba el uniforme para después colocarse una blusa de colores, unos jeans de mezclilla algo desgastados en las rodillas tenían dos grandes agujeros. Se puso sus tenis blancos con azul y se volvió a poner la capa… de hecho tenía diez minutos antes de llegar a la oficina de McGonagall para que le asignará su pasillo a ella y Malfoy que por cierto aun no había llegado.

    Acomodó sus cosas rápidamente para el día siguiente junto al uniforme, el sucio lo dejó en la cesta para que Dooby se encargará de ella cuando tuviera tiempo. Hizo su cama para que después de la ronda solo se cambiará y se echará a dormir para el día siguiente. Dejó todo en orden y bajó a su pequeña salita en donde ya estaba la mochila del rubio desde las seis de la tarde junto a su equipo de Quidditch. Antes de marcharse tomó su pequeño mp3 que llevaba sin usar desde hacía dos ó tres días.

    Salió de la sala y se encaminó de regreso hacía la oficina de McGonagall en donde le asignaría el pasillo que vigilaría hasta las doce de la noche para que no hubiese alumnos despiertos fuera de sus casas a deshoras.

    —Hasta que te encuentro Granger—volteó a ver al que le hablaba topándose con una cabellera rubia platinada y ojos grises.

    — ¿Qué quieres Malfoy?—preguntó con indiferencia, mientras seguía caminando por los anchos pasillos del sexto piso.

    —Tenemos que ir con McGonagall sabelotodo—continuó despectivamente mientras ella fruncía el ceño.

    —Eso ya lo sé hurón estúpido—terminó acelerando el paso un poco más para que el rubio no la alcanzase.

    Caminaron en silencio cada quien metido en sus pensamientos hasta que llegaron al primer piso en donde estaba el despacho del director tanto como el de la subdirectora. Al llegar frente al retrato de Helena Ravenclaw vieron que esta se negaba a dejarlos entrar hasta que la animaga estuviera disponible, estaban los cuatro prefectos de cada casa… esperando a que abrieran la puerta. Tras unos minutos tediosos de espera el retrato por fin los dejó entrar, era curioso saber que había dos Helenas puesto que el fantasma de la casa Ravenclaw era el fantasma de Helena y el retrato era el mismo… pero quien sabe.

    Los dieciséis prefectos entraron a la oficina de la directora que estaba tan seria como siempre pero miraba severamente a los Slytherin por el escándalo del comedor durante la cena.

    —Observen el tablón y verán que pasillos les toca—dijo sin más mientras se acomodaba unos lentes para comenzar a revisar unos documentos que estaban sobre su escritorio junto a su pequeña lámpara.

    — ¿Por qué me tenía que tocar contigo?—preguntó molesto Ron mientras veía a Pansy. Estaba de acuerdo que se tenían que respetar como miembros de la secreta orden pero era el colmo tener que convivir con esa serpiente.

    Luna quedó con Theodore, Blaise con Padma, Draco y Hermione, Deán con Parvati, Susan Bones con Neville, Pansy y Ron, Milicent con Lavender, Seamus con Cho.

    La joven castaña decidió ignorar al hurón que tampoco hizo el intento por molestarla mientras vigilaban el cuarto piso, estaba todo oscuro y los retratos colgados en la pared de vez en cuando daban ronquidos.

    Hermione sacó tranquilamente de su túnica el pequeño aparato del cual estaba la canción A Cause des Garcons-Yelle un tipo de electrónica combinada con Psyko, se acomodó ambos audífonos en los oídos y subía al 7% del volumen del reproductor, lo suficiente como para ignorar los insultos o tonterías de Malfoy, comenzó a escuchar la música mientras alumbraba los pasillos más oscuros del cuarto piso al igual que el rubio que ni siquiera volteaba a mirarla… estaba más preocupado por Polline preguntándose el por que de su llegada a Hogwarts… posiblemente en navidades ella tendría que quedarse con Narcissa y Lucius en casa mientras él prefería quedarse en el castillo.

    Miró de soslayo a Granger, quien en la mano traía su varita iluminada y en la mano que supuestamente debía traer libre traía un resplandor raro y de este salían dos cables que se concentraban en sus oídos. Ella movía de vez en cuando el cuello o en pequeñas ocasiones no notando que él la miraba se movía algo raro para después parar y seguir su recorrido.

    Se cepillaba su rubia y rizada cabellera tranquilamente mientras se acomodaba entre las sábanas de su nueva cama y pensar que esa cama antes pertenecía a Hermione Granger la mejor alumna de todo Hogwarts en los últimos doscientos años, mientras que las otras dos camas de la habitación estaban vacías, era mejor así no tenía ganas de cotillear en su primera noche dentro del castillo, demostraría lo buena que era y haría de las suyas con los leones… se aprenderían a divertir. Sonrió maliciosamente mientras apagaba las luces del dormitorio.

    Le era memorable volver a ver el rostro de Draco, había crecido muchísimo su primo en las últimas dos vacaciones que se vieron, amaba esa sonrisa tan suya y lo quería por todo lo que fuera… lo defendía de su madre cada vez que hablaba de la deshonra de los Malfoy…

    —Que sueño—dijo mientras su pequeña ardilla se acomodaba con ella entre las blancas almohadas.

    ¡Por fin la ronda había terminado! Daba grandes bostezos de regreso a su Sala Común junto con el hurón que no le decía palabra alguna. Sonrió satisfecha al no tener que hablar con él, todo el día anterior había sido demasiado tedioso estar a su lado, se la pasó molestándole todas las clases y por su culpa le quitaron a Gryffindor diez puntos.

    Le alegraba tener guardado el pequeño librito negro en su baúl en donde ni siquiera Malfoy se atrevería a meter mano. Se sacó la capa y la colgaba en el perchero de la entrada al igual que sus tenis mientras andaba descalza por la sala, el fuego le calentaba los pies algo fríos que traía al igual que sus manos.

    Draco por su parte decidió ignorar a la castaña, acababa de ver hacía dos días atrás en el pensadero de Dumbledore la imagen de lo que había pasado hacía dos semanas atrás con Slughorn, el profesor de verdad se había pasado con mandarles a hacer un filtro de amor y ellos ser utilizados como conejillo de indias. Tragó espeso al pensar en como se sentiría estando conciente que su compañera de torre lo masturbara siendo ambos concientes de la realidad y no adormilados por un filtro. Fue a la cocina a tomar un vaso de agua para tranquilizarse un poco… pensando bien ¡Se daba asco él mismo por querer que una sangre sucia lo tocara!

    —Hola—escuchó desde la cocina una rara voz proveniente de la sala.

    —Hola ¿Qué haces tan tarde?—ahora escuchó la voz de la leona.

    —No mucho, todo esta muy solitario sin ustedes—seguía en la cocina tragando el vaso de agua pero prestaba atención a las palabras de fuera. ¿No se supone que todos deberían ya estar durmiendo en sus salas?.

    —Pero nos veremos pronto—la chica sonrió mientras se sentaba frente a la chimenea.
    —Nos veremos para navidades y aun falta un mes Hermione—

    —Vamos Sirius pasaremos todos las vacaciones de navidad contigo—sonrió dulce mientras veía el rostro del moreno en las llamas.

    Draco al escuchar el nombre de Black algo se removió en su interior, tragó fuerte mientras de un solo movimiento dejaba el vaso y la cocina atrás. Ni siquiera la leona se había dado cuenta de que él había pasado junto a ella por estar platicando con Sirius a través de Red Flu. Subió rápidamente a su habitación en el camino topándose con Crookshanks quien trató de embarrarse en sus pantalones como muchas otras veces pero siendo más rápido esquivó la caricia del gato, Crookshanks al ser rechazado maulló molesto y regresaba al cuarto de su ama… de un portazo cerró la puerta.

    —Creo que alguien esta enojado—rió Sirius al escuchar el portazo en la parte de arriba de la sala de la muchacha.

    —A mí que me importa que este enojado—se mofó Hermione—Es más puede hacer lo que quiera siempre y cuando no me moleste—dijo decidida mientras se levantaba de la alfombra.

    —Vamos Granger no te enojes—dijo a su tono seductor mientras ella juraba haber sentido como sus mejillas se coloraban y la sangre subía fuertemente a ella al escuchar esas palabras arrastradamente sensuales.—Estas roja—dijo divertido mientras reía.

    — ¡Ya déjame en paz! Ve a molestar a Harry el es tu ahijado—terminó ella mientras recobraba su sonrisa—Buenas noches Sirius—

    —Buenas noches Hermione—

    —Te juró que mañana me tomaré una foto con los chicos y te la mandaré—sonrió mientras se removía antes de irse—Un regalo de navidad antes de tiempo—

    —Recuerda Granger, quiero una de ti en bikini—rieron ambos mientras ella hacía después un puchero divertido—No es verdad… mejor una—

    —No quiero saberlo—se despidieron y ella subió tranquilamente a su habitación sintiéndola cálida.

    Se cambió rápidamente el pijama y se metió entre las cobijas que se encontraban en ese momento frías haciendo que ella se retorciera de conformidad y luego se acomodará antes de apagar la luz para después perderse en los brazos de Morfeo.

    A la mañana siguiente escuchaba como tocaban insistentemente la puerta del retrato que protegía su entrada a la Sala Común, aun era temprano fijándose en el pequeño despertador de cuerda que había traído de su casa. A penas eran las seis y media de la mañana… le faltaba media hora de sueño antes de levantarse y asearse para después prepararse para las clases de ese día. Molesta se levantó de la cama viendo que su compañero de habitación no se dignaba a ver quien era, tomó las pantuflas y se cubrió con una bata para después bajar perezosamente a la sala.

    Se acercó a la entrada que pronto le permitió el paso pues reconocía cuando sus usuarios deseban salir. Al mirar de quien se trataba toda la pereza se le fue al momento dejándola sorprendida.

    —Buenos días Hermione—dijo la muchacha ya vestida con el uniforme del colegio.

    —Esto… buenos días Polline—dijo ella algo escueta mientras veía a la rubia muy contenta— ¿Deseas algo a estas horas de la mañana?—preguntó algo gruñona pues tenía sueño.

    —Quería ver si Draco ya esta despierto—comentó ella mientras examinaba el cabello de la castaña. A decir verdad el cabello de Hermione estaba completamente alborotado y esponjado además de que ahora sí parecía una melena de león—Que bonito cabello tienes—tocó los mechones esponjados.

    —No es verdad—bostezó mientras la dejaba pasar al interior de la sala—Déjame tocar a su puerta para que baje a atenderte, por cierto un placer Polline—sonrió la leona y subió perezosamente las escaleras de caracol que daban a los dos cuartos compartidos, vio por la rendija de su puerta a Crookshanks dormir de barriga arriba.

    De nuevo miró a la puerta del Slytherin en donde estaba dibujada la serpiente y abajo decía el nombre del hurón saltador. Tocó un par de veces y escuchó un "Lárgate" Si que era perezoso, cansada de esperar a que abrieran sacó de su bata la varita para abrir la puerta, abrió lentamente la puerta de la habitación de la serpiente y un matador aroma a menta seductora invadió sus fosas nasales… no pudo impedir que las imágenes en el pensadero de Dumbledore vinieran a ella y se sonrojó por pensar tal atrocidad.

    Se acercó lentamente a las cobijas que cubrían completamente el cuerpo del rubio que roncaba sonoramente mientras pocas veces se movía dentro de las mantas verde esmeralda. Arrugó la nariz mientras se acercaba hasta la cama, era elegante su cuarto y muy masculino además de ordenado. Lo movió un poco mientras este gruñía en señal de estar molesto si lo despertaban. Otro empujón le dio para que este se levantará pero parecía un oso en hibernación.

    Cansada decidió quitar las cobijas de la figura durmiente del rubio pero unos momentos después deseo no hacerlo, el muy descarado tan solo tenía puesto el pantalón de seda negro y el torso tonificado estaba descubierto. Se sonrojó por tal estupidez; si había visto a Harry, Ron, George y Fred quitarse la camisa al igual que había visto al seductor número uno de los merodeadores también casi andar en pelotas y no sonrojarse de esa manera.

    — ¡Malfoy despierta!—gritó molesta mientras el rubio gruñón abría perezosamente los ojos.
    Al ver a Granger se sorprendió que estuviera en su habitación mirándole molesta ¿Y ahora que había hecho para que la sabelotodo estuviera profanando su cuarto? Le mandó una mirada venenosa y se acomodó para poder contemplarla mejor, un gran bostezo soltó y miró a la castaña. Una bata lila cubría el pijama que fuera que trajera pero seguro era tentadora pues las largas y blancas piernas de ella se veían y sus pies eran cubiertos por esas infantiles pantuflas de conejito.

    — ¿Se puede saber que cojones quieres aquí en mi habitación?—preguntó molesto mientras la veía.

    —Polline esta abajo—salió de la habitación del rubio para después entrar a la suya y cerrarla de un portazo.

    Ella regresó a recostarse a su cama pero al mirar que en unos cinco minutos darían las siete de la mañana se levantó de nueva cuenta molesta hasta encerrarse en el baño.

    Había estado en la biblioteca desde que se levantó, primero fue a desayunar con sus amigos al Gran Comedor, mientras veía como la prima de Malfoy ya estaba con Lavender y Parvati hablando, seguramente ella también se convertiría en una cotilla de primera como esas dos chismosas. Después de desayunar fue a Aritmancia, Herbología, Pociones con el hurón.
    Ambos le mandaron una mirada asesina a Slughorn que les enseñó poción contra envenenamiento. Seguido de ello habían tenido Cuidado de Criaturas Mágicas, seguido de Encantamientos en donde estaba haciendo una redacción de levitación y el reducto.

    El primer receso de las clases que tenía para hacer unas cuantas tareas y repasar lo visto en clase.

    Se sentó en la parte apartada de la biblioteca para tener más tranquilidad y concentración mientras Pince regañaba a unos cuantos chicos de primero que hacían volar a los libros por doquier, era un martirio atraparlos a todos pues los muy desgraciados eran astutos.

    Sacó unos cuantos libros de encantamientos y comenzó a escribir la redacción en un pedazo de pergamino, su caligrafía siempre terminaba en una especia de curva, parecía un escrito de muchos años atrás y lo bastante legible, mientras en la parte de arriba escribía la fecha y su nombre. En unos cuantos momentos ya estaba lista la redacción de veinte centímetros de largo. Miró el reloj de cuerda de la pared y a penas marcaban las dos de la tarde… el día se estaba haciendo algo tedioso, sin querer pensarlo recordó el pensamiento de Slughorn en la clase de Pociones, mirándose ella misma tocando sin vergüenzas a Malfoy y este aferrándose a su cadera para no caer cuando ella se movía ágilmente… se sonrojó de nueva cuenta por estar pensando en eso… en su mente veía como una cinta de video una y otra vez… veía su mano moverse de arriba abajo rápidamente sobre el miembro de Draco. Su sonrojó fue peor al recordar como este dejaba salir una gran cantidad de semen sobre su mano… ¿Tan bueno sintió para ponerse así? ¡Que vergüenza!

    Desvió esos pensamientos al escuchar la voz de Blaise, Theodore, Vicent y Gregory, no les tomó importancia pero escuchaba con atención desde su mesa la platica que tenían los otros Slytherin, a pesar de que ellos estaban del otro lado del librero se escuchaba perfectamente su voz por estar apartados de la salida en donde se escuchaba la voz de algunos chicos de fuera.

    —Lo sé, además Draco no nos quiere decir que tal se siente—confesó pervertidamente Blaise.

    —Seguro delicioso será que una sangre sucia te toque—agregó Crabbe mientras reían bajamente pero se escuchaban sus carcajadas.

    —De arriba abajo—continuó Goyle mientras Theodore se mantenía en silencio.

    —Sería bueno volver a ver eso—anunció Blaise.

    — ¿Y si drogamos a Draco?—preguntó por primera vez Theodore.

    —Pero también a Granger—sintió como un balde de agua fría caía sobre sus hombros.
    —Con el filtro—dijeron todos y minutos después salieron de la biblioteca… así que ellos sabían perfectamente las cosas… lo más seguro es que Malfoy no supiera nada de ello ¿O si? Pues claro que no por que le daba asco tocarla al igual que ella a él pero… ¿Por qué recordaba con satisfacción aquel recuerdo?

    Mejor decidió no encontrar la respuesta a su pregunta mental y guardó sus cosas en la mochila para dirigirse a su siguiente clase para su desgracia le tocaba con el hurón. Transformaciones con McGonagall no estaba mal pero le tocaba a Slytherin y Gryffindor compartir la clase al igual que DCAO y para mala suerte dos horas con él.

    Caminó por los desiertos pasillos hacía la torre de Transformaciones, veía a los chicos salir y entrar a sus siguientes clases, en el camino se encontró con Luna que iba con Ginny a Adivinación. Más tarde buscaría a Collin Creaby para que les tomará una foto y ella pudiera mandársela a Sirius vía lechuza como prometió la noche anterior, para complacerle se tomaría una foto ella sola sentada junto a la casa de Hagrid nada más…

    Al llegar se sentó junto al hurón que en ningún momento le dirigió la palabra, estaba viendo de reojo como Zabinni molestaba a su prima y ella reía tontamente. Pasó por alto aquello y mejor esperó a que llegará la subdirectora a darles clase, estaban viendo la transformación humana… a ella principalmente le interesaba el tema de la animagía tenía ganas de convertirse en una gran pantera negra, sería de mucha ayuda si era necesario pelear contra Voldemort… y hablando de Voldemort ¿Qué pasó con el armario? No había visto movimiento alguno de ello… sería mejor hablar con el hurón para que pronto comenzaran a tratar de arreglarlo.

    Veinte minutos y ni la pista de McGonagall, se preguntó por que el retraso de su profesora favorita, pero decidió quedarse quieta antes de ir a preguntar… se le vino a la mente escribir la carta para Sirius. Sacó un pedazo de pergamino de la mochila, su pluma y tintero.

    Hola Sirius:

    Como prometí aquí están las fotos de los muchachos y aquí también esta la mía, no te complaceré Black te tendrás que conformar con la foto que te mandó. Esperó que pronto vengas a visitarnos aunque sea un domingo al fin y al cabo que puedes venir y pasemos todos en cabaña de Hagrid.

    Saludos cordiales.
    Hermione Jane Granger.

    Se veía concentrada mientras Draco por fin había dejado de asesinar a Blaise con la mirada pero ahora sentía piquetes en el estómago al ver que la leona escribía a Black una carta ¿Entonces sus suposiciones en Hogsmeade eran ciertas? ¿Granger y Black tenían una relación? Volvió a mirar para después ver como ella doblaba la carta en una extraña forma al final tomando la figura de un corazón. Se movió incomodo en su lugar para desviar la mirada a otro lado del salón.

    Unos diez minutos después llegó volando al aula un vociferador color dorado.

    "Perdonen el que no pueda darles clase pero tenemos unos problemas, tampoco tendrán DCAO así que aprovechen su tiempo libre para estudiar o repasar algo de la materia.
    Los Premios Anuales vayan de inmediato a su Sala Común"

    Después de que el pedazo de papel terminará de hablar se hizo pedacitos y se fue a la papelera.

    Curiosos Draco y Hermione se miraron cara a cara, al momento se levantaban de golpe para después salir corriendo hacía su Sala Común, tomaron el pasadizo de La Dama Hambrienta para llegar al segundo piso, seguido del retrato del Fraile Tartamudo que los dejó en el cuarto piso, subieron lo más rápido que pudieron para después llegar a la sala.
    Al entrar se encontraron con sus padres, estaban presentes Lucius y Narcissa Malfoy, Jane y Frank Granger se veían preocupados.

    — ¡Mamá, papá!—exclamó Hermione mientras se abalanzaba a los brazos de sus padres.
    Más la familia Malfoy se saludaba de manos, y un abrazo por parte de la madre rubia al hurón.

    — ¿Pasa algo?—preguntó fríamente Draco a sus padres al igual que a los padres de Granger.

    —Perdonen nuestro descaro de venir así a la escuela y a su Sala Común pero muchachos tienen que estar al tanto de todo…-dijo Narcissa no importándole el status de sangre, pues todos estaban dentro de la secreta orden—Lord Voldemort quiere que pronto hagas tu iniciación Draco—la cara del rubio cambió.

    —Hija—dijo Jane mientras abrazaba a Hermione—La señora Narcissa me dijo que ese tal Voldemort quiere que te unas a sus filas—dijo triste.

    —Señora Granger por favor no haga las cosas difíciles—anunció aristocráticamente Lucius Malfoy—Señorita Granger, el Lord desea que usted como una bruja excelente forme parte de sus filas para que derroten al-niño-que-vivió más sin embargo esto esta comentado a Dumbledore y esta de acuerdo en engañar al Lord para que caiga en la primera fase—terminaron mientras Draco y Hermione analizaban las palabras.

    —Lo haré—dijo decidida sin siquiera pensárselo mejor.

    —Perfecto, esto comenzará después de que el Armario Evanescente este reparado—terminaron mientras Jane se iba llorando en el hombro de Frank, diciendo que era demasiado peligroso que ambos hicieran una locura así.

    Las siguientes dos horas se la pasaron sentados sin hablarse ni mirarse, ahora ambos estaban metidos hasta el fondo en los pies del Lord y era sumamente difícil hacer aquel plan para engañar a Voldemort y sus secuaces. Tenían mucho tiempo antes de que el armario estuviera reparado y ellos comenzaran con la farsa para que con ello la guerra comenzara.

    Se mantuvieron en silencio un poco más mientras que por la mente de ambos comenzaba a invadir lo que vieron en el despacho de Dumbledore. Hermione levantó los ojos para buscar los del rubio que se encontraban mirando la insignia de Slytherin. Como si lo llamara este volteó a verla a los ojos preguntando que cojones quería. Por un momento se miraron amenazadoramente pero después la mirada de ambos se relajó.

    —Granger—se había olvidado de que lo estaba viendo, pues había dirigido su mirada a la chimenea que estaba apagada. Se le antojaron las palabras del rubio bastante roncas.

    —Dime—dijo sin mirarlo pero sabía que él si la miraba.

    —Acércate—ordenó mientras ella regresaba la mirada pero ahora con el ceño fruncido.

    — ¿Por qué he de hacerlo? ¿Qué vas a hacer?—preguntó a la defensiva mientras se levantaba de sopetón.

    —No te voy a hacer nada—dijo sencillamente mientras la veía relajar los hombros un poco—Tan solo quiero probar algo—

    —Pues pruébalo tu solo—se iba a marchar pero sus pies no respondían ante la pesada mirada mercurio que le mandaba el Slytherin. –Esta bien, cualquier cosa rara que vea te petrifico—terminó mientras se acercaba a Malfoy, se sentó a su lado pensando en que querría el blondo.

    — ¿Recuerdas algo de lo que pasó en Pociones?—preguntó ahora viendo él hacía otro lado.

    —Se supone que los dos ya sabemos que pasó—dijo con simpleza pero recordaba mover su mano sobre el miembro del rubio—Aunque no sé para que preguntas eso—

    —Sonara simplemente descarado… pero…-le pasó como aquella vez que le dijo a la muchacha que lo había masturbado.

    — ¿Qué es lo que quieres?—preguntó a la defensiva mientras veía como Malfoy se atragantaba él solo.

    —Malditas mis hormonas—susurró cosa que ella no alcanzó a escuchar, decidido la miró como siempre— ¿Crees que puedas repetirlo?—ahora si esperó la respuesta.

    Vio como la Gryffindor se levantaba del lugar indignada y le miraba asesinamente pero en su rostro se dibujaban sus mejillas completamente arreboladas. Su cara se veía molesta al igual que su varita estaba en mano lista para lanzar cualquier ataque. Su mano temblaba ante la pregunta que le había hecho el blondo, claro que podía repetirlo, incluso vagamente esos recuerdos estaban en ella repetidamente. Siempre centrándose en su trabajo y luego en los gestos que hacía el rubio… ¿Pero acaso él estaba mal de la cabeza? ¿Cómo pedirle tal cosa? Era demasiado bochorno.

    —Descarado—masticó las palabras mientras pasaba saliva fuertemente sintiendo un nudo en la garganta.

    —Olvida lo que dije—se levantó molesto del sillón, se había tragado todo su orgullo para experimentar en conciencia propia lo que había pasado en pociones, pero era demasiado humillarse tan solo para sentir una paja. Ahora si su orgullo estaba rebajado a cero.

    —C-creo q-que si—tartamudeó la leona insegura de lo que pedía el otro pero estaba sumamente sonrojada.

    Le molestó la sonrisa que le dio el rubio, era una sonrisa arrogante por que había vencido. Se acercó nuevamente a él mientras este satisfecho se dejaba caer nuevamente sobre el sofá.
    Claro que conocía los órganos masculinos pero los había visto nada más en libros mientras estudiaba, más no los había visto al vivo… hasta ahora pero por que precisamente el de Draco Malfoy. Se acercó dudosa al muchacho que seguía sonriendo mientras ella llegaba a su lado.

    —Sabes que hacer sabelotodo—terminó, mientras buscaba la mano temblorosa de Hermione escondida entre su túnica. Al encontrarla le llevó la mano lentamente hasta la hebilla del cinturón y hacía que ella lo desabrochara hasta hacerlo caer al suelo, la guió en el camino del botón e hizo que con su mano ella bajara la bragueta para dejar al descubierto un bóxer color negro.
    —N-no puedo—dijo ella tratando de quitar sus manos pero el rubio las sostuvo en la zona.

    —No lo dejes a medias Granger—dijo mientras ella lo miraba algo asustada.

    Hermione tragó una vez más fuertemente saliva mientras quitaba las manos del rubio de las suyas; prontamente ella acarició nerviosamente sobre la ropa de Malfoy escuchando como él soltaba sin querer un suspiro ahogado, se puso más nerviosa mientras él tocaba instintivamente su cintura pero continuó acariciando por sobre la ropa.

    Con algo de miedo metió su mano dentro de la ropa sintiendo lo grande que era el miembro de Draco, su mano a penas y podía enroscarlo todo.

    —Vamos Granger no seas lenta—casi suplicó mientras ahogó un gemido al sentir como la mano de ella se movía de arriba abajo lentamente, llegando hasta la base y luego hasta la punta mientras tocaba el pequeño orificio para después regresar, de vez en cuando ella se tomaba la libertad de pellizcar los testículos del muchacho. Draco echó su cabeza hacía atrás al sentir como una ola de calor recorría su cuerpo mientras ella trabajaba sobre su miembro. Sintió como ella necesitaba bajar la ropa para seguir mejor. Sonrió arrogante al ver como el rostro de ella estaba escondido entre su brazo y su costado izquierdo evitando mirar su miembro ya liberado del bóxer.

    Presentaba una gran erección en la mano de ella, mientras movía de arriba abajo fuertemente. Sentía como la sangre subía a esa zona y se hacía cada vez más duro. Escuchó un gruñido gutural del rubio mientras este aferraba su mano a su cadera mientras la acariciaba por sobre la capa… dio embestidas a su miembro más fuerte mientras Draco tan solo gemía fuertemente. Era verdad, se sentía delicioso sentir una masturbación mientras estaba conciente de lo que pasaba a su alrededor, admitía que Granger se movía perfectamente sobre su pene… se arqueó buscando que ella diera más fuerte.

    —Ya no puedo mas—dijo acalorada la chica.

    —Sigue—ordenó, haciendo que ella se sometiera al pellizco en la cadera. Movió furiosamente la mano de arriba abajo y en varias ocasiones rozó los testículos fuertemente escuchando a Malfoy gemir y echar la cabeza hacía atrás. Sentía una rara necesidad de llevarse "eso" a la boca, pero contubiéndose vio como empezaba su mano a humedecerse, vergonzosa no quiso mirar como el semen saldría por el pequeño orificio—Observa Granger—ordenó Draco a la muchacha que penosa miró como un gran chorro de líquido blanquecino se embarraba sobre su mano.

    Draco gimió fuertemente mientras ella quitaba la mano rápidamente de su pene completamente colorada de la cara.

    —Que asco—susurró ella mientras veía como el cabello revuelto de Draco caía sobre su frente y sus pantalones a medio quitar aun manteniendo su pene erecto.

    —Trágatelo—señaló la mano de la castaña que lo miró horrorizada.

    —No quiero—dijo ella mientras buscaba con que limpiarse urgentemente.

    —¡Oh claro que lo haras!—exclamó el rubio mientras le apuntaba con su varita—Si no yo mismo haré que lo tragues bajo el efecto de un Imperius – rezongó él mientras ella lo miraba molesta.

    —¡Ya hice lo que querías! No se vale Malfoy—dijo ella mientras se quedaba mirando el líquido viscoso en su mano.

    —No has terminado—dijo amenazante—Te lo tragarás si no quieres que te hechice, es mejor que lo hagas por ti misma—comenzaba a perder la paciencia, claro que las manos de Granger de empollona que tenía eran deliciosas masturbando.

    Ella resignada y descuidada por no tener su varita al alcance miró con asco el semen en su mano… miró suplicante a Malfoy pero este tenía su mirada sobre ella. Se metió un dedo a la boca mientras descubría el sabor de Draco en su boca… tenía un sabor dulcecillo y salado pero algo agrio al momento de pasarlo por la garganta. Lamió su dedo hasta dejarlo limpio incluyendo su corta uña…

    —A que te gusta Granger—sonrió complacido el rubio al ver como la muchacha se deleitaba sonrojada sus restos poco a poco.

    —Maldito—murmuró ella.

    —Cuando yo quiera Granger harás lo que te ordene y me refiero a todo lo que yo quiera—sonrió mientras atraía la varita de ella—Lo haremos con un juramento de varita… si lo incumples te mueres—dijo mientras ambas varitas brillaban fuertemente y Hermione quedaba completamente sonrojada.

    —¡Hermione!—entró corriendo Ginny a la Sala Común, al ver a su amiga con algo en la mano y boca se preguntó que era pero al girar su mirada se horrorizó al ver a Malfoy con ropa interior y pantalones a medias piernas y experimentando una erección enorme—
    Hermione—vio borroso para después perder el conocimiento. ¿Pero cómo era posible que Ginny supiera la cotraseña de su Sala Común? Miró asustada al hurón que se veía divertido por ser atrapado a medio vestir.

    Continuara…
     
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  13.  
    AndyHyuuga

    AndyHyuuga Entusiasta

    Géminis
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    96
    Pluma de
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    hola!!!!!
    es la primera vez que comento una historia asi pero la verdad me llamo mucha la atencion
    tener a Draco y Hermione es poco fuera de lo comun pro tu lo narras bien,
    espero que continues con la historia por que se ve interesante espero que me avises claro si puedes
     
  14.  
    Dann

    Dann Entusiasta

    Sagitario
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    4 Junio 2009
    Mensajes:
    167
    Pluma de
    Escritora
    Hola!
    Si me di cuenta de que mi comentario fue borrado...por algo habra sido.
    Bueno pues woaow como haces para escribir esto; en cierta forma me había imaginado a Draco así, pero siempre lo ignoraba y tu historia pues me encanta.
    No puedo creerlo...maldio Draco como se le ocurre hacerle a Hermione eso y que paso con Hermione no puedo creer (otra vez) que se haya llevado así de fácil un poco más de lucha hubiera estado bién pero pues ni modo...y Ginny que trauma!!!! pobre de ella, imaginate entrar y ver a Draco y Hermione así sin duda un trauma y más cuando hablamos de ellos...pero coincido con Hermione como demonios sabia la contraseña pero ah que cosas pasan aquí.. pero me encanta tu historia encerio que algo diferente a lo que habia leido muy diferente pero esto me gusta, es bueno leer de todo y tu ff me encanta.
    Bueno pues e aqui mi pequeño comentario y yo si quiero capitulo!!!! no te tardes y subelo pronto! :)
     
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