Veneno de un rosa. [Naraku&Kagome]

Ahaha Gracias a todos por sus comentarios, ya saben que me hacen tan feliz :D Son unos amores muy bonitos *-*

IX Drabble.
Las cosas se solucionarían si Kagome hablara con Kikyou, tal vez, pero conociendo la reputación de la chica, sabe que si va donde ella, terminará peleando o peor aun, chillando de rabia. Igual, quiere seguir creyendo que la chica no fue cruel, sino directa. Ella habría hecho lo mismo, ¡claro! Después de que la persona se haya ido y no la viera.

Suspiró y observó el pañuelo. No sabía si se estaba obsesionando con el tema, pero necesitaba hacer algo. Sí hablara con Kikyou, quizás podría sacarse de la cabeza eso que la estaba picando. Pero…

¾Kikyou.
¾ ¿Kagome? ¾musitó la chica mientras cerraba el libro entre sus manos.
¾Eh sí, veras, quisiera hablar contigo.
¾Lo estás haciendo ¾sonrió un poco¾ ¿que necesitas?
¾Bueno, esto… ¾mordió su labio inferior, estaba siendo estúpida¾ No debiste de haber tratado así a Naraku, de esa forma tan cortante…
La flor de campanilla frunció el ceño.
¾ ¿Me estás reclamando por Naraku? ¾preguntó sorprendida.
¾Sí, creo que si hubieras utilizado otras palabras, tal vez ¾Kagome fue interrumpida.
¾Mira, no le dije nada malo ni grosero a Kumo; deja de quejarte por bobadas ¾su voz sonó fría, la había molestado de algún modo la queja.
¾Bueno, tampoco es para que seas así ¾replicó Kagome.
¾Kagome, sólo te estoy diciendo que no te preocupes tanto por él y menos por esas tontadas ¾respondió lo más neutra posible y se encerró de nuevo en su lectura.

Kagome no dijo nada y se alejó de la biblioteca. Tal vez Kikyou tenía razón y sólo estaba siendo exagerada, y metiéndose donde no debía, pues estar con Naraku no era lo mejor; pero algo no la dejaba hacerle caso a la peli-lisa… el maldito trabajo con él.

Respiró hondísimo y entró a su próxima clase, rogando por olvidar todos aquellos problemas que la estaban metiendo en campos peligrosos y oscuros. Más no funcionó mucho que digamos, pues era “artística” y una idea le llegó a su mente tan pronto como el “Naraku” también lo hizo.

El timbre sonó y la Higurashi sonrió satisfecha y orgullosa. Había hecho un muy buen trabajo, lindo, lindo. Recogió sus utensilios y los echó a la maleta, mientras salía del aula.
El sol se estaba poniendo y el cielo estaba pintando de naranjas y rosáceos que estaban dando paso a la noche. Kagome buscó entre la multitud de estudiantes, intentando reconocer una cabellera azabache entre ellos. Hasta que lo alcanzó a ver solo, caminando entre algunos estudiantes, apartado.

¾ ¡Ey! ¡Naraku! ¡espera! ¾gritó Kagome mientras intentaba alcanzarlo.
El chico la escuchó pero no paró, quería hacerla correr un poco más.
¾ ¡Para! ¾y lo cogió del brazo, haciéndolo parar.
¾ ¿Qué quieres Higurashi? Por cierto, el día estaba medio bonito hasta que me trancaste ¾masculló con suficiencia y una sonrisa ladina.

Kagome respiró hondo y miró hacía otro lado, de repente, se le había olvidado lo que iba a hacer. Miró su bolsillo y se acordó, metió la mano en él y sacó el pañuelo, mientras se lo entregaba.
¾ ¿Para que me lo das? No quiero basura ¾dijo mientras se lo devolvía.
¾ ¡No es basura! Míralo bien ¾replicó la azabache.
¾Higurashi no tengo tiempo para estupideces ¾metió el pañuelo en su bolsillo¾, ahora me largo.

Y se fue como si nada. Kagome negó con la cabeza, tal vez se había equivocado, pero bueno, ya lo hecho, hecho estaba. Agarró con más fuerza su bolsa y se fue.

Al llegar a su casa, en medio de los gritos ensordecedores de su hermana Kagura y las risas crueles de Hakudoshi, Naraku observó el pañuelo en el suelo con curiosidad. Lo cogió y lo abrió, llevándose la sorpresa de que en medio de él, tejido y con letra cursiva, decías “Naraku”.

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Aunque no lo crean, yo no iba a colocar la reclamada de Kagome, pero como todas aseguraron eso, pues dije que les iba a dar el gustico :p
Espero no haya caído en tanto Ooc, hago lo que puedo ._. Gracias de nuevo, son las mejores ;)

 

OMG, muchisímas gracias de nuevo por sacar de su tiempo valioso para leer y comentar, me alegran muchisímo.
Ahora, el drabble

X Drabble.

Naraku abrió los ojos y se sentó en el borde de su cama. Al instante el despertador sonó y él lo botó debajo de su lecho. Cogió una toalla del piso y se pasó una mano por su negro cabello. Frunció el ceño cuando escuchó un jarrón romperse y unos cuantos gritos; ya se estaba haciendo tarde para el drama de siempre y debía bañarse.

El agua fría lo despertó del todo y de paso lo apartó de la realidad. Mala idea, Kagome resonó en su mente; que estupidez, hasta en el baño se metía. Colocó su frente sobre la pared de la ducha, mientras el agua se resbalaba por su pálido cuerpo. Debía hacer algo, no podía dejar que Higurashi sonara en su cabeza con más frecuencia de lo normal… y menos si el nombre no venía con fastidio o molestia.

Sacudió su cabello y luego se lo recogió en una coleta. No quería estar pensando más en ella, no, que bobada. Pero antes de entrar a su habitación, algo le llamó su atención. Si bien encontrar a Kanna sola no era ninguna sorpresa, observarla con dos grandes morados en su rostro y cuello era un poco lastimero. Ahora sabía porque Hakudoshi estaba peleando con Onigumo, seguramente reclamándole por su hermana.

Hump, se veían mal esos moretones y Kagura no había regresado a la casa desde la noche anterior; era ella siempre que la curaba. Le dio una última mirada y luego se fue a su habitación; él no se metía en eso, sinceramente ni le importaba.

Se adentró en su estancia y se sentó desnudo en su cama, mientras se soltaba el cabello. De reojo alcanzó a ver el pañuelo; ella sí es buena, demasiado.

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Un poco más de la vida familiar de Naraku y sus regaderas Kagomerescas ahah xD

 

Gracias a todas, me hacen tan feliz *-* Igual que una tonta enamorada <3! Les agradezco mucho su apoyo y el tomarse el tiempo para leer estos cositos.

XI Drabble.

Kagome sonrió alegremente. Era sábado por la mañana y el sol estaba brillante, no había rastros de las nubes pasadas. Genial, aunque quería creer que ese calor delicioso no iba a ser pasajero. Se recogió el cabello en una coleta mientras se colocaba la falda; tal vez podría invitar a su mamá a un paseíto, o ayudar a su abuelo a recoger algunas frutas. El día estaba muy bueno, no podría desperdiciarlo.
Bajó al primer piso y mordió un pan recién salido. Mm, iba a ser un buen día y nada ni nadie podía dañárselo.

¾Kagome, te necesitan afuera ¾dijo su hermano mientras se sentaba en la mesa.
¾ ¿A mi? Que raro ¾murmuró con un puchero, no esperaba visitas.

Cuando salió frunció el ceño mientras sentía como el ánimo se le venía abajo. Sólo había una persona en la faz de la tierra que podía manipular sus emociones de esa manera tan deprimente…

¾Naraku ¾musitó entredientes.
¾Yo también estoy encantado de verte, Higurashi ¾respondió él sarcásticamente, asomándose por la ventana del auto.
¾ ¿Qué quieres? ¾preguntó en voz baja, intentando ser lo más amable posible.
¾Súbete, encontré el lugar de las últimas plantas.
¾ ¿Tiene que ser ya? El día está bonito y no, no quiero pasarla contigo ¾dijo Kagome.
¾El sentimiento es mutuo ¾respondió el azabache molesto, aunque más bien era por la idea de que Kagome no quisiera estar con él¾ pero entre más rápido terminemos, menos tengo que ver tu estúpida cara.

La susodicha bajó la mirada y casi pone los ojos en blanco.

¾Tengo que avisarle a mi mamá ¾dijo mientras intentaba irse.
¾ ¿No puedes simplemente callarte y entrar? ¾preguntó mientras abría la puerta.
¾Está bien, tonto ¾y suspiró fuertemente, mientras cerraba la puerta del carro.

 

Meel, eres un amor *--*!!! Gracias por leer querida, por pasarte y sacar de tu preciado tiempo para comentar, realmente aprecio eso. Igualmente a Idaly, muchas gracias por haber comentado, y a los que dan "me gusta" eso tambien lo aprecio mucho. Y, que no se les olvide que esto es una serie de Drabbles, por lo cual así tambien me moleste , siempre van a ser cortos, aunque procuraré hacerlos lo más largos posibles.

Sí, lo sé, soy una floja en toda la palabra x'D Ahora, el drabble:

XII Drabble.

De alguna forma agradecía que Naraku no le molestara el silencio, ya que ella en ese momento se sentía tan incomoda, era como si la presencia del chico la pusiera nerviosa y con las emociones a flor de piel. También agradecía que el lugar donde vivían* estuviera rodeado de tanta vegetación, y su búsqueda no fuera tan complicada.

Bajaron del carro cuando ya estuvieron bien adentro en el bosque. Había una especie de camino, por lo cual no podrían perderse, y, rogaba a Dios no hacerlo.
“No era tan difícil”, había pensado Kagome, pero después de escoger y clasificar plantas, él se las quitaba de la mano y las botaba, argumentando que no eran las que necesitaban. Kagome suspiró y pensó que no era tan fácil, y aunque no le gustaba que él estuviera imponiéndole cosas, en este caso tenía razón, el chico sabía lo que hacía.

La jovencita se agachó y recogió una diminuta planta; se levantó y cuando lo hizo, el cuerpo de Naraku estaba casi pegado al suyo. Kagome respiró hondo y sintió como sus ojos se abrieron de sorpresa, mientras un calor indescriptible iba desde la punta de sus pies hasta sus mejillas.
El chico no dijo nada, y más de aposta la pegó contra el tronco del árbol atrás de ella; se inclinó y rozó su mejilla con su boca, arrancó algo del tronco y luego lo pasó entre el cabello de la chica y se lo mostró: una diminutica flor amarilla. Sonrío ladinamente y luego se fue como si nada.

Kagome sintió como el aire volvió a sus pulmones; por un momento creyó que él la iba a besar, pero que tonta, como pensar eso sabiendo que Naraku la detesta. Respiró de nuevo y cerró los ojos por un momento, la cercanía del azabache prácticamente la descompuso.

Cuando terminaron regresaron al automóvil y nadie dijo nada. Kagome se encerró en sus pensamientos y sólo distinguía los cálidos rayos del sol pegar en sus manos. Estaba muy confundida y no sabía porque. Por ello, ni se dio cuenta de que en todo el camino Naraku la miraba de reojo, sin poder despegar su vista de ella.

¾Bájate del auto ¾dijo Naraku cuando estacionó al frente de la casa de ella, atrayendo su atención.
¾Sí… ¾musitó por lo bajo, estaba tan extraña, se sentía rara.

Tan pronto como se bajó, no miró atrás ni dijo nada, sólo cuando supo que él no la veía, arrancó corriendo a su cuarto, mientras se tiraba en su cama, enterrando su cabeza en la almohada y oyendo las emociones en su cabeza, que eran en sí un completo desastre.