Veneno de un rosa. [Naraku&Kagome]

Re: Veneno de un rosa. [Naraku&Kagome]

Gracias a todas por sus comentarios, no sabia que les gustara ese fic.

Lady: No se que pasa, yo veo los guiones bien y Pan-chan parece que tampoco tiene problemas con ellos.

Izayoi: Por si no te has dado cuenta, llevo ese estilo desde el primer drabble. Estas repiticiones las hago en cosas cortas pero es fastidioso en cosas largas, asi que tratare de colocarlas en capitulos mas corticos ;) Gracias por tu opinion.

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VI Drabble.

Kagome respiró y entró de una inhalada a la habitación. Su cara se deformó en una muestra de sorpresa. Sorpresa porque no era como se lo esperaba.

Era demasiado sencilla y vacía. Una cama, un armario al lado y una mesa al frente. Todo era muy extraño… ¿dónde estaban las cadenas y todo eso con lo que se tortura? Sinceramente Kagome esperaba un afiche de música Metal colgado en la pared o algo sangriento y cruel.
Pero no, estaba equivocada.

¾Siéntate ¾ordenó el chico a su espalda. De sorpresa ella cayó en la cama sentada, mirándolo fijamente¾. Yo dije “siéntate” no “siéntate en mi cama” –dijo hosco y cruel.
Ella frunció el ceño y el espasmo se le pasó por arte de magia.
¾ ¿Dónde quieres me siente “su majestad”? ¿en el suelo? ¾respondió la azabache entre dientes, ácida. Ya estaba mamada de tantas ofensas.
¾¡Oh, no pudiste haberlo dicho mejor! ¾exclamó el oji-negro sarcástico.

Kagome sintió como su rostro se puso rojo como un tomate; su respiración se alteró y casi sintió como algo en su interior se rompió. Pero no dijo nada. Pelear con él era como hacerlo con una pared, inútil y desesperante.
Kagome se sentó al lado de la cama, en el piso exactamente como Naraku le ordenó y dejó que sus ojos vagaran sin rumbo fijo. No había nada que hacer, pues el chico se hizo en la mesa y se concentró en el trabajo, a tal punto de que ella pensó que había dejado de respirar. Después de un momento, Kagome vio algo amarillo por el rabillo del ojo. Miró más detenidamente debajo de la cama y cuidadosamente saco un libro del color que había visto.
Era sobre biología, especialmente sobre flores.

¾ ¿Qué haces? ¾preguntó Naraku, haciendo que la azabache pegara un respingo.
¾No sabía que te gustara la biología… ¾musitó ella, mirando el tomo.
¾No me gusta…además, ¿que te importa Higurashi? ¾respondió él con fastidio.
¾ ¡¿Por que siempre me respondes así?! Joder, trátame mejor ¾pidió molesta.
¾ Te trató como se me de la gana, señorita estoy-sorda-soy-un-megáfono ¾respondió ácido y cruel.

La chica se mordió el labio inferior y no dejo que las lágrimas de rabia salieran, no, no iba a darle gusto. Respiró hondo y dejó que las cosas se tranquilizaran.


¾Faltan unas plantas para una muestra, ve y recógelas ¾anunció Naraku un rato después.
¾ ¿Dónde las encuentro?
¾En la villa del norte, ve ahora
¾No se como llegar ahí, ven conmigo ¾pidió en voz baja
¾ ¿Estás loca? No podría estar encerrado dos horas en un auto contigo ¾respondió a secas.
¾Madura y deja el drama, no voy a ir sola ¾dijo calmadamente, parándose y saliendo de la habitación con un portazo.

Al final, el chico abrió la puerta del piloto, y ambos en silencio y con un hosco ambiente, se dirigieron al norte.


Después de entrar y recoger algunas muestras de la verdosa villa (mucha planta), Kagome se agachó al borde de una piscina, sacando un poco de agua para lavarse las manos, sin darse cuenta que un niño pequeño pasando corriendo, la empujó a la piscina, cayendo en ella.

La chica comenzó a patalear y a intentar salir. No sabía nadar. Naraku la miró de reojo pero pensó que sólo estaba haciendo puro teatro para joderlo, pero después de ver como la chica tragaba agua y ya casi ni movía los brazos, decidió tirarse y sacarla.
Claro lo pensó dos veces antes de hacerlo, pero era mejor eso, a llevar una muerta hasta su casa.

Kagome abrió la boca y tragó aire desesperadamente. Apoyó sus brazos sobre los hombros del chico e intentó tranquilizarse; necesitaba darle las gracias a quien la sacó. Se quitó unos cuantos mechones de la cara e hizo lo mismo con el joven, llevándose la sorpresa de que era el mismísimo Naraku Kumo.

El azabache la sacó y la recostó en la piscina dejándola ahí botada, para dirigirse al auto. Ella podría secarse solita y llegar al carro por ella misma, no la iba a cargar, que tal.

El viaje de regresó duró dos horas, unas en las cuales Kagome cayó dormida. Al principio recostada en el sillón, pero después su cabeza no aguantó el peso y cayó en el hombro de Naraku.
Éste masculló un poco y contrajo su cara en asco y repulsión, pero no dijo nada, porque cuando la iba a quitar de un golpe, ella comenzó a musitar entre sueños unos: Naraku, Naraku, Naraku.

 

Re: Veneno de un rosa. [Naraku&Kagome]

Awww muchas gracias a todas por comentar y leer este tonto long-fic, me alegran mucho.
Les agradecería demasiado si me dijieran si hago Ooc, realmente lo aprecería, pues quiero intentar mantener las personalidades lo más intactas posibles :o

Muchas gracias y ¡a leer!


VI Drabble.

Durmió bien. Al principio no veía nada, pero después todo ser volvió tan claro y fue cuando…movió su cabeza bruscamente cuando sintió que se golpeaba con la silla, se imaginaba que no iba a tener delicadeza, pero si la sorprendió que la hubiera dejado dormir en su hombro por todo el recorrido, ¡que curioso!

¾Levanta tu pesado cuerpo, me tienes bañado en babas ¾musitó Naraku saliendo del auto, después de dirigirle un mirada despectiva.
¾¡Siempre tan amable Naraku…! ¾respondió con sarcasmo la azabache.
¾Hump, gracias ¾replicó con ironía el chico, cerrando la puerta fuertemente.

Antes de que el chico entrara a su casa, Kagome lo trancó; faltaba una cosa importante. Se hizo al frente de él y cruzó sus manos.

¾Aún falta terminar el trabajo, ¿mañana vengo? ¾preguntó de forma casual.
¾Ni en sueños, no voy a gastar mi dinero pagándote un psicólogo ¾masculló molesto, mientras fruncía el ceño. Era obvio que lo decía por su familia y especialmente por Hakudoshi.
¾Está bien, entonces ven a mi casa… ¾sugirió la chica, mientras amarraba más su mochila a su cuerpo.
¾No, no me gustan los psiquiatras ¾respondió ladinamente, y con cierta burla.

Kagome frunció los labios molesta, pero lo ignoró. Era mucho mejor hacerlo, aunque no era fácil. Miró a otro lado y sus cejas se juntaron un poco; sólo había una salida, una que no le gustaba para nada.

¾Encontrémonos en la cafetería del centro, ese que queda al frente del parque… ¾dijo mientras lo miraba y cambiaba el peso de cuerpo a otro pie.
Naraku frunció el ceño.
¾Ya te dije Higurashi, me causas fastidio, ni loco estaría en una cita contigo…
¾ ¡Idiota! ¡Ni porque me moriría por salir con un imbécil como tú! Solamente lo decía para encontrar un lugar que no fuera ni tu casa, ni la mía.
¾Está bien, pero no vamos a ir a ese desesperante lugar. Ve al parque y después te llevaré al lugar donde haremos el trabajo ¾dijo con una diminuta sonrisa.

Kagome lo miró con más detenimiento…algo tramaba, no confiaba en él. El chico se dio cuenta de la mirada como rejillas que le dirigía su compañera y corriéndola un poco para poder pasar a su casa, dijo con un tono fingido de tranquilidad:

¾No te preocupes Higurashi, ni porque te fuera a hacer algo malo… ¾y soltó una carcajada, entrando de un portazo a su casa.


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Debo admitir que me había quedado seca de imaginación para este fic, por eso mi tardanza al actualizar, pero ya no, ya tengo algunas interesantes ideas (o al menos para mí)
Más adelante les diré que fue lo que soñó Kagome *-* ¿Qué tal?

 

Well, gracias a todos por sus comentarios, en serio, me alegran el día y hacen que me sonría :)

VII Drabble.

Llegó al parque como habían acordado. Eran las diez de la mañana, pero el sol estaba cubierto por nubes, haciendo menos calor. Kagome suspiró y apretó a su cuerpo la mochila; que día iba a tener.
Los minutos pasaron y la azabache estaba considerando irse ya a su casa. Era el colmo, nada que aparecía, ¡Había pasado media hora y él nada que hacía presencia! Definitivamente lo iba a asesinar.
Hasta que sus retahílas hicieron efecto y pudo verlo. Caminaba despacio, con ese andar suyo tan propio, con una mano metida en el bolsillo y con su cabello cayéndole por sobre los hombros.

¾Casi que no llegas ¾soltó fríamente Kagome cuando lo tuvo cerca.
Éste paso de largo y la ignoró.
¾ ¡Hey! ¾gritó la chica.
¾ ¿Te vas a quedar ahí parada como idiota? Vamos, no tengo mucho tiempo.
¾ ¿Sí? ¿Qué vas a hacer miércoles por la mañana? ¿ayudar a tus hermanos? ¾preguntó con fastidio.
¾Respirar –respondió sin más, sacándole más la rabia a Kagome.

La chica pataleó un poco y respiró hondo. Oh, como le gustaría poder ahorcarlo, sonrió ante la idea y lo siguió, varios pasos atrás de él.

Después de recorrer varias cuadras y de aguantar el silencio incomodo, llegaron a una cafetería, vacía.
Cuando Naraku abrió la puerta del lugar con llave, sólo la luz que entraba de afuera lograba iluminar el polvoriento lugar. Al fondo en una esquina había un bar y al frente de él, mesas por todas partes, al azar. Al lado izquierdo del bar, al frente de éste, había un diminuto jardín, que dejaba entrar un poco de luz a la estancia.
Kagome se hizo paso entre las mesas y se dirigió a la mesa que estaba al frente del mini jardín, que realmente era pequeño. Las plantas eran diminutas y algunas flores amarillas se alzaban, junto con las enredaderas que subían directo al ventanal del techo, por un poco de luz del astro rey.

La azabache se sentó y sacó los libros de una vez. Quería que se diera cuenta que ahí iban a trabajar y no en ninguna oscura esquina polvorienta.
Naraku se sentó y suspiró levemente, mientras cogía el trabajo principal. Los minutos pasaban y sólo se escuchaba las diminutas gotas que empezaban a caer por el ventanal del jardín, deslizándose suavemente. Kagome puso una mano sobre su mejilla y dejó de hacer su tarea un momento, mientras miraba el cielo grisáceo atreves de la ventana. Todo era tan extraño.

Sí, entonces mírame.

Naraku levantó sus ojos negros y accidentalmente estos pararon en el perfil de la azabache. Sus ojos cafés brillaban con más intensidad por la luz, parecían dos grandes faroles. Su nariz pequeña y su rostro lleno de tranquilidad y serenidad; era una Kagome muy distinta a la de siempre, a la explosiva y competente, era más calma.
Movió levemente la cabeza y eliminó aquellos pensamientos de su cabeza, estar tanto tiempo con ella le estaba dañando el cerebro.

De pronto el timbre de un móvil interrumpió el pacifico silencio. Kagome pegó un respingo y sacó rápidamente su celular del bolso, contestando inmediatamente.

¾ ¿Mamá? ¾preguntó dudosa.
¾ ¡Kagome! Sí, soy yo ¾contestaron al otro lado.
¾ ¿Qué pasa mamá?
¾Nada importante; que sí puedes recoger a tu hermano cuando salga de la escuela, es que se le olvidó lo de la buseta.
¾Está bien, no te preocupes mamá.
¾Pero ¿puedes Kagome? ¾preguntó preocupada de estar interrumpiendo algo importante.
¾Tranquila mamá, yo puedo ir por Sota ¾respondió tranquilizándola.
¾Gracias hija ¾dijo y después colgó.

La azabache suspiró levemente y antes de continuar con su trabajo, la sonrisita de suficiencia de Naraku la distrajo.

¾Haces todo lo que dice tu madre, una niña buena ¾dijo burlándose.
¾ ¿Qué pasa? ¿tienes algo contra eso? ¾preguntó la chica con las cejas fruncidas.
¾No me interesa Higurashi lo que hagas, pero no me sorprende, ya que eres como un robot, que solo hace lo que te programaron desde niña ¾respondió ácido, directo y sin censura.
¾Pero ¡¿Qué te pasa?! ¡No soy así!, sólo hago lo que es correcto ¾replicó molesta.
¾ ¿Ves? Lo que digo ¾su mirada era totalmente cruel.
¾ ¿Qué tienes contra ser un buen hijo? ¿Acaso no tienes mamá? ¾dijo sin pensarlo.

Naraku quedó estático y su mirada se tornó totalmente fría. Era mejor no responderle, herirla más y disfrutar de cómo se frustraba tontamente, pero algo hizo que las palabras salieran con total confianza de su boca.

¾No, no tengo una madre, Higurashi ¾frío y sin emoción, indiferente.
La susodicha abrió los ojos sorprendida y supo que la había embarrado. Debió de haber medido sus palabras, tal vez…la culpa la carcomió.
¾Lo siento ¾dijo con la sinceridad sonando en cada letra.
¾No lo sientas, no es nada catastrófico ¾respondió con una sonrisa burlona, típico de él.

Aun así, la chica se sintió muy incomoda. Kagome bajó la mirada y trató de olvidar todo con el trabajo, calmándose un poco.
Él la miró pero no dijo nada, ambos se perdieron en la tarea.

Pasaron dos horas, ambos recogieron papeles y libros y salieron del deshabitado lugar. Sin despedirse, y cogiendo caminos distintos, ambos se retiraron.

 

Dark Kagome: Gracias, me alegra que te haya gustado ;) Ahí vamos, no quiero que parezca muy forzado la relación entre ellos, por eso ando lenta con el romance xD Gracias por haberte pasado y comentar.

Anneliese Florencia: Eso intento, mantener por ahora una cierta distancia, hasta que al menos se soporten un poco xD Gracias *-* Gracias por pasarte y comentar.

Pan-chan *-*: Bueno, no tengo culpita de que Naraku sea tan exasperante y arogante y eso no va con Kagome, tengo que esperar a que colaboren un poco, al menos que se soporten y ahí sí después que se fijen para algo más "amoroso" Haces bien ;) no le pongas cuidado a Naraku :O Me encanta ese trato! vamos que me tenés enganchada esperando otro cap de la Carcel de Cristal :D Gracias amiga por haberte pasado, realmente aprecio mucho tu apoyo ;)

doncella: En realidad no xD Naraku no está (bueno, al menos todavía) enamorado de Kagome, es simplemente él, que no soporta la personalidad perfectisíma y correcta de Kagome, y claro su humor de cristal. Lo de la madre, después te mostraré que pasa con ella, por ahora es un tema aparte. Gracias por haberte pasado ^^

Angels: Amo el crack *-* Yo vivo por él :'o Gracias, me alegra que pienses eso. Gracias por haberte pasado y haber comentado ;)

VIII Drabble.

Kagome cruzó sus brazos y frunció el ceño; Naraku parecía de mal en peor, siempre con aquella sonrisita de suficiencia y esa mirada vacía y sin emoción, sí que le causaba malestar estar al lado de él, más no tenía escapatoria, tenía que entregarle un libro y no podía evitar el contacto.

Los últimos días habían estado un poco agitados, Kagome nunca había sido sacada de sus casillas como cuando estaba con él, definitivamente necesitaba un respiro.

¾Higurashi, que tontas eres, ¿realmente crees que ellos son buenas personas? No son mejores que yo ¾dijo mirando a Kikyou y más adelante, a su novio Inuyasha.
¾Bueno, pero no son peores que tú ¾respondió suspirando¾ ella es mucho más amable ¾dijo mientras la miraba, obviamente se refería a Kikyou.
¾ ¿Ah sí? Higurashi, que sean alumnos ejemplares y quieran el bien para todos y blah blah, no significa que sean buenos humanos; te lo voy a demostrar y así de paso aprendes algo útil –replicó en una clara mueca de superioridad.

Naraku sacudió su cabello negro un momento, luego botó el cigarro en su boca y se dirigió a ella.

¾Kikyou ¾musitó con lentitud el chico.
La susodicha volteó a mirar, encontrándose con la mirada fija y negra del estudiante.
¾ ¿Qué necesitas? ¾preguntó amablemente, pero con cierta distancia.
¾Nada en particular, sólo vengo a devolverte esto ¾respondió sacando un pañuelo. El mismo con el que Kikyou le había tapado la herida que le había causado.
¾Ah ¾musitó levemente sorprendida¾ puedes botarlo ¾dijo mientras se hundía un poco de hombros.
¾Por supuesto ¾su tono cínico sonó y extendiendo su mano, botó el pañuelo en la caneca al lado de ellos.

Naraku se giró y volvió al lugar donde antes estaba con Kagome, bajo la sombra de una línea de arboles; y antes de quitarle el libro de las manos, con una sonrisa ladina dijo:

¾ ¿Viste? No es mejor que yo, sólo un poco de azúcar, buenas notas y tiene al premio nobel en sus manos ¾mordaz, directo y cruel. Naraku es Naraku.

Kagome no pudo replicar nada, ya que él se había retirado, perdiéndose entre el montón de alumnos de su escuela.

La azabache mordió su labio inferior y sus cejas se juntaron, mientras intentaba concentrarse inútilmente en el problema algebraico que tenía frente a ella en el tablero, pero no podía, la escena del principio ocupaba toda su cabeza, molestándola.

Sinceramente ella no creía que Kikyou era antipática, para nada, sólo que tal vez su personalidad es así, un poco fría, reservada y directa. Naraku era un exagerado que sólo buscaba algo para excusar sus sarcasmos e ironías. Sí, eso debía ser, a él le gustaba verla batallándose con su interior, ¡vaya gustito el que tenía! Kagome suspiró y con la punta del lápiz, se sobó entre las cejas; aun así, por alguna razón, le molestó que Kikyou le haya respondido de esa manera, esas palabras no fueron adecuadas, según ella, claro.

Tan pronto sonó el timbre, Kagome se desparramó contra el asiento, pegándose un leve sueño.

A la salida, la Higurashi se dirigió a la caneca y sacó el pañuelo, doblándolo y guardándolo en su bolsillo, eso no podía quedar así, no señor.