Long-fic de Dragon Ball - Vegeta, ¡aprendé a conducir!

Chapter 7.- ¿Cuando terminará todo esto?


Eran exactamente las seis de la mañana en Capsule Corp y todos sus ocupantes ya estaban despiertos y haciendo sus deberes, a excepción de Vegeta, el cual seguía durmiendo muy tranquilamente, esto hizo que a Bulma le molestara, ya que ella le había dicho muchas veces que a qué hora tenía que levantarse y este ni un poco de atención le prestaba, así que para levantarlo se le ocurrió una manera algo sencilla y poco ruidosa. Bulma se dirigió a su habitación y con un sartén y un gran cucharón hizo un fuerte escándalo, ¡tanto que despertó a Vegeta de un tiro! Este al oír tal escándalo de la fuerte exaltación, cayó al suelo y para acabar la lámpara de noche que tenían en la mesita al lado de la cama, le cayó en toda la cabeza.
—¿¡Pero qué demonios fue eso!? —preguntó Vegeta muy exaltado y agitado por tal sonido tan espantoso.
Bulma colocó el sartén y el cucharón en otra mesita de noche que había allí para colocarse sus manos en la cintura y responderle a su marido. —No debería sorprenderte tal cosa, a esta hora ya deberías estar vestido y listo para irnos, ¿o acaso ya se te olvidó Vegeta? —le preguntó Bulma colocando una mirada de enojo.
—¿¡Y qué te cuesta levantarme educadamente!? ¡Maldita sea! —le preguntaba Vegeta al mismo tiempo que exclamaba con un gran enojo.
—Te levantaría amablemente… ¡Si no durmieras cómo un marrano! —exaltó muy fuerte Bulma con un grito.
—Uhh… ¿¡Qué!? —fue lo que dijo Vegeta mostrando los puños y muy enojado.
—No importa, solo levántate de allí y ve a bañarte para que nos vayamos a la escuela. —dijo Bulma tirándole la toalla.
Vegeta se levantó del suelo y tomó muy enojadamente la toalla que le había tirado Bulma, este se desvistió y se metió al baño para ducharse y cepillarse… Después de unos minutos, este sale ya bañado y vestido con una camiseta manga larga de color rojo y una chaqueta de cuero color negro, pantalón azul marino y zapatos deportivos. Este se echó completamente el frasco de perfume y bajó a desayunar para irse con Bulma a la estupidez esa.
Ya a las siete y treinta, él y Bulma ya habían llegado al lugar de conducción y estaban a punto de montarse en uno de los coches de práctica, hasta que inesperadamente se encuentran con Krillin y la Androide número 18, lo cual al verlos Bulma los saludó.
—¡Hey, Krillin, 18, por aquí! —les gritaba Bulma desde el coche sonriéndoles y dando un par de risas.
Por otro lado Vegeta estaba con una expresión de matar a cualquiera que se le acercase. —Maldición… Ahora no es el insecto de Yamcha ni el gusano namekiano o el maldito de Kakarotto, sino ese estúpido humano y esa hojalata barata… —dijo Vegeta muy enojado y apretando los puños.
Bulma al oír a Vegeta, inmediatamente lo reprendió. —¡Vegeta! ¡Cállate y siéntate! —le dijo Bulma cansada de oír las quejas de su marido, este estaba afuera del coche ya que esta vez iba a conducir él, así que obedeció a su esposa y se metió dentro mientras soltaba uno que otro gruñido.
—¡Vegeta, ya deja de gruñir!, ¡pareces un perro, Dios! —volvió a reprenderle Bulma.
Krillin y 18 llegaron al coche donde estaban los dos ‘Briefs’ para saludarlos y contarle el por qué estaba allí…
—¡Hola Bulma, hola Vegeta! —saludó Krillin muy amablemente y con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Cómo están Krillin?, ¿y eso que andan por aquí? —preguntó intrigada la bella Brief.
—¡A pues, es que vine a retirar el permiso de conducir de 18! Es que ella ya hizo su examen de conducir hace unas semanas. Jejeje. —explicó Krillin llevándole la mano a la cabeza.
—¡Ya cállate insecto!, ¿¡es qué no puedo hacer esta estupidez sin que todos ustedes insectos me interrumpan!? —dijo exaltado Vegeta, tanto que estaba a punto de romper el volante.
—¡Vegeta! —dijo Bulma en un tono de agresividad y enojo.
—Calma Bulma, entiendo a Vegeta, Piccolo me contó que lo han interrumpido casi todos nosotros y no ha avanzado nada en sus exámenes de conducción... —respondió Krillin ante el grito de Bulma. Para no molestar más, Krillin y 18 se retiraron del lugar para dejar a Vegeta hacer su examen de conducción en paz, o eso creía…
Después de que Vegeta condujera unos minutos, (pero esta vez algo lento y no como antes) él ya iba aprendiendo como se controlaba un coche.
—Esto no es difícil, se parece mucho a los controles de una nave primitiva Sayajin, a excepción de que esta tiene símbolos extraños. —explicaba Vegeta a su mujer, la cual no decía nada para no alterarlo. —¿Qué?, ¿no vas a decir nada? —le preguntó.
—¿Uhh?, jejeje no te preocupes Vegeta, tú solo sigue conduciendo. —contestó Bulma con una sonrisa y con la mirada hacia el frente. Al pasar unos minutos más (y para suerte de Vegeta), pasó dos exámenes seguidos ya que aprendió el retroceso y a conducir con una velocidad moderada a la perfección, todo gracias a su anterior vida como mercenario ya que tuvo que aprender por las malas a manejar todo tipo de naves y las terrícolas eran algo fáciles.
—Oye Vegeta, te haré una pregunta. —le dijo Bulma a su esposo, el cual aún seguía conduciendo.
—¿Qué pasa? —le preguntó este.
—Cuando eras un mercenario… ¿Tuviste algún enamoramiento o algo parecido? —le preguntó Bulma un poco intrigada.
Vegeta colocó una mirada seria y con indiferencia le respondió. —Obviamente no, un príncipe Sayajin como yo no se rebajaría a tener algún enamoramiento con razas inferiores. —la respuesta de Vegeta hizo que Bulma colocara una mirada de confusión, y le volvió a preguntar.
—¿Pero los humanos no somos razas inferiores para los Sayajines? —le preguntó con un tono de entre comillas.
—¡Jajaja!, los humanos son la raza más inferior de todas, incluso un insecto namekusein es más superior que ustedes. —contestó Vegeta con un tono de burla, mientras seguía conduciendo felizmente.
—¿Pero entonces por qué te quedaste conmigo? Si soy una raza inferior… —nuevamente preguntó Bulma.
—Jum, todos hacemos excepciones alguna vez en la vida, al igual que mi padre. —respondió Vegeta con un leve sonrojo.
—Hay Vegeta, a veces me sorprende lo romántico que puedes llegar a ser. —le dijo guiñándole el ojo a su marido.
—Bueno, ya basta de hablar de tonterías, pueden vernos cualquier insecto infeliz y también el miserable de Kakarotto, que gracias al cielo no se ha aparecido por aquí. —decía Vegeta mientras estacionaba el coche muy perfectamente, lo cual dejó a Bulma sorprendida.
—¡Increíble Vegeta!, ¡has pasado tres exámenes seguidos! —le exaltó Bulma con un aplauso.
Vegeta la miró de reojo por tal respuesta, lo que hizo que se riera un poco. —¿En verdad? ¡Vaya!, esto es más fácil que matar a Nappa. ¡Jajaja! —dijo Vegeta.
—¿Qué no era tú amigo?
—Era un loco sin cordura, un príncipe no andaría con tales insectos como él, tarde o temprano moriría como un idiota. —contestó Vegeta, ante la pregunta de Bulma.
—Bueno, como sea… ¡Él señor Marran se pondrá contento cuando vea que has aprobado tres exámenes! —exclamó Bulma emocionada, ante el logro de su marido.
Al estacionar el coche, Vegeta observó que se acercaba el señor Marran con una sonrisa, lo cual le dio asco.
—¡Umm!, allá viene el marrano y por lo que veo parece que comió mucho, ya que viene con una sonrisa burlona. —dijo Vegeta con asquerosidad, esto hizo que Bulma se enojara y le contestara.
—¡Vegeta, ya deja de decirle así al señor Marran, ya compórtate! Y no sé a quién le dices marrano, si tú comes como uno…
—¿¡Uh, qué!? —dijo Vegeta con enojo ante la respuesta de Bulma.
El señor Marran se acercó y saludó a los dos esposos, para hablarles sobre algo que a Vegeta le agradecería mucho.
—Por un demonio, si va a estar aquí mirándonos con esa cara tan ridícula, al menos diga rápido, ¡qué quiere! —le dijo Vegeta al señor Marran.
—Lo siento señor Vegeta, lo que pasa es que cuando usted estaba haciendo su prueba de conducción, no pude dejar de ver la forma en la que maneja, ¿dónde aprendió a conducir así? —le preguntó el señor.
—Cuando era un mercen… —Vegeta iba a responderle pero fue interrumpido por un pellizco de Bulma, lo cual dio a entender por qué lo hizo, así que cambió rápido la frase. —… No te interesa en donde y como aprendí.
—De acuerdo, veo que a usted no le gusta decir muchos sobre sí mismo, pero igual, debo decirle que aprobó con honores los cinco exámenes, así que le queda solo uno para poder tener su carné de conducir. —explicó el señor.
Lo que dijo este, hizo que Vegeta se pusiera contento, ya que un poco más y salía de esa estupidez. —¿Y qué tengo qué hacer para pasar el sexto examen? —preguntó Vegeta con incoherencia.
—¡Es muy sencillo!, solo debes llevarme a dar un paseo por la ciudad, sin chocar nada y eso es todo. —explicó brevemente el dueño.
—¡Qué cosa más tonta!, ¿¡Acaso quiere que lo lleve al parque de diversiones!? —preguntó Vegeta exaltado por tal estupidez.
Bulma solo incitó a llevarse su mano a la cara, para responderle a Vegeta. —No Vegeta… El señor Marran solo quiere ver como conduces de verdad, eso es todo…
—Así es señor, salimos mañana en la mañana, nos vemos. —dijo este yéndose del lugar.
—Pero que sujeto más miserable, es casi igual que Kakarotto… Quiere que lo lleve a dar una vuelta, ¡¡me gustaría darle una vuelta por el cementerio!! —exclamó Vegeta.
—A vamos Veggi, deja eso, mejor vámonos a la casa, tengo ganas de desayunar, ¿tú no? —le preguntó Bulma.
—¿Veggi?... ¿¡Cuantas veces tengo qué decirte que no me llames así!? ¡No soy un bebé para que me humilles así!... ¡Y sí, tengo hambre! —exclamó Vegeta para así irse los dos volando de allí…


Continuará...


Disculpen por dejarlo pegado, es que el separador de mi teclado anda fallando, pero lo arreglaré.

 

Chapter 8. - ¿Cómo un príncipe puede rebajarse a esto?


Ya en la medianoche, Vegeta se encontraba terminando sus sesiones de entrenamiento en su adorada capsula de gravedad, después de un largo día tenía que dispersar toda es conmoción de conducir de su cabeza y nada era mejor que entrenar y entrenar. Éste acabó de hacer unos ejercicios de pierna y de abdominales a una gravedad de 1.000, muy sorprendente, incluso para él, pero era muy fácil en estado de súper sayajin 2. Después de apagar la maquina, éste tomó una toalla que tenía allí y se fue secando la cara y su pecho desnudo mientras caminaba de regreso a su casa, al entrar bebió un poco de agua y tragó uno que otro pedazo de pastel que había dejado Bulma para comérselo en la mañana.

—Hmp, hmp. —decía Vegeta mientras comía y se saboreaba los dedos de las sobras del pastel. —Esta mujer si tiene buenos gustos con la comida, a pesar de todo, me cayó bien hacerla mía, así puedo tener todo esto. —hablaba para sí mismo, al mismo tiempo en que se dirigía a su habitación donde encontraría a una Bulma profundamente dormida.
Vegeta entró a la habitación y lo primero que notó fue que su mujer estaba bien dormida y con una bata transparente color rosa y bien pegada, esto hizo que a Vegeta se le ruborizaran un poco las mejillas.

—Es sorprendente lo hermosa que es esta mujer, a pesar de que despierta es una gruñona, gritona y vulgar, dormida es muy hermosa… Menos mal que el gran príncipe de los Sayajins tiene una suerte enorme, apostaría todo a que él insecto de Kakarotto nunca podría tener a una mujer como la que tengo yo. —balbuceaba Vegeta mientras se reía de Goku y buscaba algunos bóxers que ponerse al salir del baño.

Vegeta siguió burlándose de Goku incluso mientras se bañaba y después de bañarse, al colocarse su bóxer negro y pegado, se acostó en la cama donde reposaba su mujer y compañera, éste la tocó en la cara muy lentamente para no despertarla, éste comenzó a sobarla y admirarla por lo que quedaba de la noche. Vegeta al rato se quedó profundamente dormido, tanto que hasta tuvo un sueño con Bulma, éste soñaba que ella lo abrazaba y lo besaba mientras que éste hacia ruiditos con la boca, tanto que Bulma despertó por tales ruidos.

Bulma miró el reloj despertador que tenía en la mesita de noche a un lado de la cama, al ver la hora vio que era muy tarde y llegarían tarde a la escuela de conducción, pero ésta al asomarse por la ventana, vio que estaba cayendo un fuerte aguacero con rayos y truenos, cosa que a Bulma le dio mucha felicidad, ya que así no irían a tal cosa, ella a pesar de todo le daba la razón a Vegeta de que “la escuela de conducción es muy aburrida y solo es para perder el tiempo”. Bulma se dirigió nuevamente a la cama para recostarse y conciliar nuevamente el sueño, pero la verdad no pudo ya que Vegeta seguía haciendo esos dichosos y molestos ruiditos mientras seguía durmiendo, ésta tocó a Vegeta a ver si no tenía fiebre o algo así ya que es muy inusual ver a Vegeta haciendo esos ruiditos. Mientras daba ruidos, hubo uno que le llamó mucho la atención a Bulma.

—Hmm… Bulma… eres una vulgar, pero una vulgar muy hermosa… —decía este mientras daba unos ruidos que recordaban a alguien saboreando algo o a alguien.

Bulma dio una pequeña risa para darle un pequeño besito en los labios y así abrazarlo para seguir durmiendo. Ya a las 9, Vegeta se despertó para así ver a una Bulma aferrada a él, éste la observó por unos minutos y se percató de que estaba dormida.

—Hump… esta mujer sí que duerme, parece un animal o algo parecido para dormir tanto. Sin embargo, al verla dormida me da… me da… ¿¡Pero qué demonios iba a decir!? —Vegeta se enojó por lo último que iba a decir, y lo interrumpió con su odiado orgullo. —¿Cómo es qué el gran príncipe de los Sayajins se rebajó tan bajo como para caer enamorado de una terrícola?

Vegeta estaba enojado al mezclar su orgullo con el momento, así que trató de tranquilizarse y pasar su orgullo por alto. Éste vio de nuevo a Bulma y comenzó a sobarla mientras la veía dormir.

—No importa cómo me enamoré de ti, lo que si me importa es que gracias a eso dejé atrás mi vida como mercenario y ahora soy… soy como un terrícola… ¡Qué estupidez es serlo! Pero si tú lo eres, está bien para mí. —Vegeta reflexionaba y admiraba el momento, el cual duró un poco pero su orgullo le ganó nuevamente y se dirigió a entrenar.

Ya a las 10, Bulma se levantó, se cepilló y al notar que no estaba su esposo en la cama de inmediato supo donde estaba, así que bajó a la sala y se dirigió a la capsula de gravedad donde estaba él, pero antes de salir, repicó el teléfono cosa que ella atendió.

Bulma después de colgar el teléfono salió a donde se encontraba la Capsula y ésta tocó la puerta, la cual le contestó un Vegeta enojado y con arrogancia.

—¿¡Qué quieren!? —preguntó éste con sumo enojo.

—¡Vegeta soy yo! —le respondió Bulma con un nivel alto de voz porque para adentro no se oye mucho, pero con una sonrisa.

—Otra vez esa mujer… ¿Es qué no tiene nada más qué hacer? —se dijo Vegeta para sí mismo, cosa que siempre hace…
—¿¡Qué quieres Bulma!?

—¿Puedo pasar? —le preguntó con un tono amigable.

Vegeta hizo un sonido de desagrado, ¿pero qué más podía hacer?, apagó la gravedad y le abrió la puerta a Bulma. —¿Qué se supone que quieres mujer?

—¡Vegeta te tengo buenas noticias! —le dijo Bulma muy contenta y con una sonrisa de oreja a oreja, mientras pasaba a dentro de la capsula.

—¿Ha sí? ¿Y se puede saber qué noticia es? —le preguntó éste con intriga y una pisca de ironía.

—Verás Vegeta, hace unos momentos recibí una llamada del señor Marran, y me informó que ya no es necesario hacer tus últimos exámenes de conducción, ya que al ver algunos videos de tú último examen, se dio cuenta de que eres muy bueno conduciendo. —le explicó Bulma muy feliz.

—¡Pues claro, el príncipe de los Sayajin es muy bueno en todo tipo de cosas! Incluso una tan estúpida como esa.
—alardeaba Vegeta mientras movía su dedo a todos lados.

—Eso es bueno, incluso me dijo que ya pasaste todos los exámenes y lo único que te falta es sacarte tú carné, así que tienes que ir por última vez a que te tomen la foto y llenar… bueno lo de llenar los datos eso lo hago yo.

—¡Eso está excelente! ¿Y cuando puedo ir a sacarme esa dichosa foto? Para así acabar con todo esa estupidez de una buena vez. —dijo Vegeta apretando el puño.

—Mmm… No sé, cuando tú quieras.

—Hmp, ¿qué dices? ¿Puedo ir hoy mismo? —le preguntó otra vez Vegeta algo exaltado por la respuesta de Bulma.

—Así es, no veo el por qué no.

—¡Pues muy bien! ¡Ve a alistarte para que nos vayamos de una vez, así puedo terminar por fin esta idiotez!

—Está bien Vegeta, espérame unos minutos… ¡Y tú también vístete, que no iré con alguien que anda en shorts pegaditos!
—Bulma le exclamó a Vegeta para que se vistiera y así ir al lugar.

Los dos se fueron en un vehículo de Bulma como pretexto para así Vegeta conducir de regreso, ya que Bulma lo quería ver que tal conducía de allá para acá. Los dos llegaron y recibieron a Vegeta muy amablemente, de hecho fue el primero en pasar para tomarle la foto de su carné.

Un ‘insecto’ trabajador de allí le iba a tomar la foto a Vegeta, pero este se resistía a reírse.

—Señor por favor, al menos ponga una buena expresión para la foto… —le dijo el trabajador a Vegeta.

—No me reiré como un idiota para esto, así que apresúrate insecto a tomar esa foto o sino verás de lo que puedo ser capaz.
—Vegeta amenazó al trabajador para que le tomará la dichosa foto rápido o sino ¿quién sabría qué haría vegeta allí?

El trabajador no tuvo más que tomarle la foto así con esa cara de arrogante y de enojo, para Vegeta no le importó en lo más mínimo como tendría que salir, con tal de salir de ese lugar lo más rápido posible…

—Listo señor, ahora ya está listo, venga a recoger su permiso mañana a tempranas horas, ¿de acuerdo? —le dijo el trabajador.

—¡Hump!, ¡está bien!

Vegeta y Bulma regresaron al vehículo, pero Vegeta ya sabía que Bulma quería que éste condujera de regreso, así que antes de que ésta dijera algo, Vegeta despegó al cielo lo más rápido que pudo, dejándola sola allí.
Ya en al otro día, Bulma fue sola a recoger el permiso de Vegeta, cosa que se alegró en verlo.

—Wow… ¡Vegeta se ve tan guapo en la foto! —Bulma exclamó mientras se sonrojaba al ver la foto de su sexy esposo.

Al regresar a la corporación capsula, Bulma fue directo a la cámara de Vegeta, donde se encontraba entrenando duro como siempre.

—¡Vegeta! ¡Vegeta! ¡Vegeta! —decía Buma al mismo ritmo en que tocaba la puerta de la cámara.

—¿¡Y ahora qué quieres mujer!? ¿¡Es qué uno no puede entrenar a gusto aquí!? —preguntó Vegeta muy enojado.

—Bueno, haz eso luego, ¿no quieres ver como saliste en tú carné? —le preguntó Bulma muy contenta.

Vegeta no tuvo más opción que apagar nuevamente la gravedad y abrirle otra vez la puerta a su mujer… Éste al abrir la puerta, Bulma le entrega inmediatamente su permiso de conducción, donde éste inmediatamente lo toma y lo mira fijamente por un largo rato.

—¿Y…? ¿Qué te parece como saliste? —le preguntó Bulma con sus brazos hacia atrás y con un tono de curiosidad.

Vegeta siguió mirando su carné, hasta que llevó su mano a su barbilla y le contesta a Bulma con curiosidad. —¿Crees qué me vería bien con bigote?

La pregunta de Vegeta confundió mucho a Bulma, dejándola muy perpleja… Pasan los años y todos han crecido en diversas maneras, ahora Vegeta tiene una nueva hija, la cual quiere mucho a su padre, pero una de las cosas que odia Vegeta de ella es…

—¡Papá, vamos a hacer compra! —le incitaba la joven Bra a su padre, para que fueran al gran centro comercial para comprar ropa y mucho maquillaje.

—Es… está bien. —le contestó un Vegeta muy exaltado. —¿Cómo es qué el gran príncipe de los Sayajin se rebajó tan bajo a esto? ¡No solo me volví un terrícola, sino que también me volví como Kakarotto! ¡¡Pero qué horror!! —se decía Vegeta a sí mismo en sus pensamientos mientras conducía al centro comercial con su hermosa hija Bra.

Fin​