Vampiros Red Black

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Lizbeth Guerra Luna, 7 Noviembre 2013.

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    Lizbeth Guerra Luna

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    Nueva nota (y Nuevo Capítulo de la historia VRB)

    Hola a todo mundo. Recuerdan que les dije que me retiraba (en mi blog), hablaba enserio. Estoy intentando volver a hacerlo, pero me retire por tantos meses que aunque es horrible, ya no tengo idea de cómo escribir, para la imaginación y creación de historias sigo activa pero para la hora de escribirlas, me trabo. Voy a volver a leer y escribir mis viejos capítulos y a releer las historias que me gustaron y me hicieron unirme a la lectura. Estoy tratando de volver a escribir pero todo eso me llevara tiempo, quizás mucho, no lo sé. Creo que si vuelvo, seria hasta que inicie el 2014.

    No es por ser supersticiosa, pero me da cierta extrañeza que todo el 2013 haya sido malísimo para mí. No soy tan supersticiosa en realidad, pero me da cierta ironía y risa (ahora que lo pienso) que solo cuando se acabe el año 2013 volverá mi escritura.

    Como sea, espero que para el 2014 ya pueda estar aquí de vuelta.

    Como dice arriba, hay un nuevo capítulo de mi historia Vampiros RB. Es verdad, hace un tiempo estuve intentando volver a escribir y falle (tristemente). No es que el capítulo este mal, ni errores ortográficos ni mala descripción ni nada. Pero siento que no me gusta como puse las cosas, sigue siendo mi trama e idea de la historia justo como la quiera, pero la forma en la que escribí no me convence, me dejo insatisfecha. Como si no fuera el capítulo que yo quería, al menos no como me gustaría que hubiera quedado, así que mejor me concentro en inspirarme sobre como escribía antes y luego de que vea mis antiguas historias, y las de otros que también me gustaban, pues veré como me quedan los nuevos escritos.

    No estoy del todo convencida de este capítulo, pero me costó esfuerzo así que decidí publicarlo de todos modos.

    Pues aquí esta, denme su opinión, también quisiera saber que opinan del cap porque no estoy muy segura de mi escritura en él.

    Tengo dudas, ¿lo escribí raro?, ¿no les gusta como escribí los párrafos?, ánimos de aliento que no lo hice tan mala, o una aclaración de lo que no está bien me podría ayudar a saber como escribir.

    RESUMEN:
    Los vampiros siempre han permaneció ocultos de los ojos humanos, pretendiendo ser de la misma raza o solo ignorándolos.

    Los vampiros problema existen en todos lados, y de eso solo resultaba algo

    “Matar humanos, Matado por cazadores”

    Pero algunos vampiros causan otro tipo de problemas…

    Existen dos familias increíblemente poderosas, que odian a muerte a la contraria, Los Darkur y Los Licandro, han estado sumergidos en una guerra desde más tiempo del que alguien pueda contar.

    El Consejo de Vampiros, la ley en ese mundo, se hartó de esta pelea sin fin, según ellos infantil.

    Tras un año de ignorar la orden de parar la guerra ambas familias al fin decidieron acatarla. No les agrado pero tuvieron que hacerlo, y también hacer algo más…

    ¡Intercambiar familiares!, lo más horrible (según ellos) que les hubieran pedido.

    Jóvenes que no habían participado en la guerra debían ser intercambiados para “hacer amistad”

    Dicha alianza estuvo por romperse cuando el primer hijo del líder Darkur pasó un año con los Licandro, pero al final esa alianza continuó, y ahora cierta chica debía hacer sus maletas, tal como alguna vez lo hizo su hermano.

    Pero esta chica tenía ciertos planes, que seguramente no le agradarían a ningún adulto de su familia o la otra.

    ~ Supongo que los Licandro son el frio y oscuro Negro y nosotros los Darkur el llameante y vivo Rojo ~

    T D

    Pues gracias por leerlo, a la mejor los veo en el 2014 y pues, les agradecería si comentan lo que opinan del cap, ya saben, sobre mi petición de arriba y las dudas que tengo sobre él.

    Ah, una cosa más, si tienen un libro que quisieran enviarle a un editorial online o si quieren ayudar en una, pueden visitar Ediciones Lunaria, es una página para escritores como yo, ósea, no profesionales (y que quisieran una oportunidad de publicar su libro). Las solicitudes están abiertas tanto para enviar libros como para unirse al equipo, diseñando los .pdf, o corrigiendo el texto, o en lo que quisieran ayudar.

    Adiós!

    Firma: Lizbeth (guerra luna) [ósea yo, cristal –rosenberg–]
     
    Última edición: 7 Noviembre 2013
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    Lizbeth Guerra Luna

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    Vampiros Red Black
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
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    Vampiros Red Black Capítulo 01

    DESTRUCCIÓN DE LA FELICIDAD


    >> El destino algunas veces es extraño, puede voltearte la vida del lado equivocado <<


    Mi nombre es Tanalia Darkur y pertenezco al secreto mundo de los vampiros. Nací vampiresa, como la segunda hija de la línea heredera al liderazgo de mi gran clan. Somos de los pocos que respetan la vida de los humanos, una razón por la que no estamos en la mira de los cazadores, pero hay una razón por la que los Darkurs son considerados un problema. Mi familia…tiene una Guerra a muerte con otra, Los Licandro. No sé cuándo empezó esta guerra, que lleva una eternidad. Los jóvenes no conocemos la razón por la cual inicio, ni quieren decirnos.

    Pero al fin y al cabo fuimos demasiado problema. El Consejo de Vampiros, un grupo de sabios respetado, se hartó de nuestras peleas a muerte con los Licandro. Ambas familias son muy respetas y poderosas, pero la guerra entre nosotros ha durado demasiado.

    Y ellos decidieron que se debía acabar.

    Después de milenios peleando, ahora tenemos Paz…a fuerzas. Ningún lado estuvo de acuerdo, y menos con la otra parte del trato. Intercambiar familiares…

    No tengo la menor idea de cómo pudieron obligarlos, pero un año después de ignorar las ordenes de Consejo ambas familias aceptaron el pacto.

    Mi hermano mayor Marcus, el primer hijo de mi padre, fue enviado a la casa de los Licandro donde vive el líder del clan.

    Después de un largo año ahí volvió hace seis meses.

    Mi padre estaba furioso, mi hermano no hablo de nada. Pero sé que ocurrió algo muy malo. El pacto «casi» se rompió…

    Pero después de todo, ¡mírenme!, aquí estoy, preparándome para para arruinar mi vida. En unas horas más seré la siguiente Darkur en vivir entre Licandros.

    Oficialmente…es la Destrucción de mi Felicidad.



    Tanalia se hallaba en su casa esperando su fin, o lo que ella consideraba su fin. Se tenía que mudar con los enemigos de su familia.

    Si, sería muy divertido, pensó con ironía.

    Más bien estaba nerviosa, preparándose mentalmente para el “campo de batalla”. Todas las cosas que le habían dicho la habían puesto nerviosa.

    Su padre apareció en la sala en ese momento. Ilian Darkur, el vampiro que lideraba a todos los Darkur. Era alto, de un tono de piel blanca bronceada, con el cabello café oscuro y ojos rojizos oscuros, como si imitaran el fuego. Su apariencia era la de un hombre de 30 años, pero era un vampiro y no lo verían envejecer más.

    Estaba serio mirando a su hija, demostrando cuanto le gustaba dejar que su única hija mujer vivera con los Licandro. La sola idea lo hacía arder de la rabia, pero era algo que no se podía evitar. Aunque el cielo sabia cuanto el quería hacerlo.

    — Tanalia, ¿recuerdas todo lo que te dije de los Licandro? — le pregunto serio. Que difícil era dejarla en manos de sus enemigos.

    Ella solo asintió.

    Su padre ya le había dicho muchas cosas sobre los Licandro, cualquier información que le sirviera para estar preparada con lo que encontraría.

    Normalmente no era tan serio. Se notaba cuando era el “Ilian Darkur que todos conocían”, y el líder del clan a cargo de la guerra. Había una inmensa diferencia.

    Tanalia sonrió, recordando al verdadero, no tan serio, Ilian Darkur.

    — ¿Creí que estabas molesta porque vas a vivir con…los Licandro? — le pregunto al verla sonreír, y haciendo una mueca al nombrar a sus enemigos.

    Entonces ella sonrió más por la expresión de su padre al nombrarlos. El Ilian Darkur real no podía desaparecer mucho de ahí.

    — Claro que estoy de malas, pero ya me las arreglare — le contesto.

    Su padre suspiro. Su hija era muy fuerte, siempre lo había sido.

    — Aun puedo hacer algo para que no vayas — le sugirió, volviendo a ser el padre sobreprotector que en realidad era.

    — No, ya te dije que iré, no te preocupes — le volvió a decir lo mismo que ya habían discutido antes. Si bien a Tanalia no le hacía gracia ir con los Licandro, era lo bastante madura para aceptarlo sin causar problemas. Ella sabía que lo que su padre había sugerido causaría muchos, por eso la respuesta era No.

    Su padre la miro derrotado, al fin rindiéndose a la realidad.

    — Tanalia, ¿Cuándo te vas? — le pregunto un muchacho mayor que ella, el cual acababa de entrar en la habitación junto a una mujer de largo cabello. Era alto, de piel blanca, con el cabello negro azulado y ojos iguales a los de su padre Ilian Darkur, pero aún más oscuros.

    Era Marcus, el hermano mayor de Tanalia.

    — Dentro de unas horas más, Marcus — le respondió sin mucho ánimo. No era para menos, este no era un día feliz, para ningún Darkur.

    — Entonces acompáñame mientras llega la hora de que te vayas — le propuso, siempre con ese ánimo triste que lo rodeaba.

    Desde que Marcus se había ido y regresado habían cambiado algunas cosas. Él siempre estaba serio y desanimado y la otra cosa, parecía haber un odio entre el y su padre, el cual había dejado de ser reciproco después de un tiempo, y era solo mandado por Marcus.

    Las cosas cambiaron mucho cuando el regreso. ¿O lo regresaron?

    Tanalia se paró para tomar la mano que su hermano le ofrecía y ambos se fueron por la salida. Mientras su padre observaba a su hijo mayor con tristeza, y sufrimiento.

    — Ilian, se lo que piensas, pero Marcus te perdonara — le dijo la mujer de inusual cabello anaranjado a su lado tratando de consolarlo. Su esposa, Sahara de Darkur.

    — No, yo sé que no — negó — solo basta mirarlo, me odia — agrego con un profundo dolor.

    — Lo que paso, fue demasiado para Marcus, pero dale tiempo, eres su padre, ya te perdonara — le aseguro ella.

    — Sahara, Marcus jamás me perdonara, yo lo hice porque no puedo estar molesto con mi hijo — le conto — pero tiempo después de llegar aquí me di cuenta, que lo suyo no era enojo, sino odio y rencor hacia mí — agrego sonando muy triste y arrepentido. Lo peor para un padre, en especial para él, era el odio de su hijo.

    — Es que no debiste Ilian, esta guerra siempre le causado dolor a las dos familias, pero debiste entender que estabas cruzando el limite cuando lo hiciste — lo reprendió negando con la cabeza.

    — Tampoco fue un angelito, Sahara! — replico levantando la voz.

    También ella levanto la voz exasperada — Si, Ilian, la guerra es importante para los Darkur, ¡pero él es tu hijo! — le recordó y la culpa golpe tan fuerte al líder Darkur que bajo la mirada.

    Lo sé — contesto con la voz contenida — y no sabes lo que daría por volver el tiempo atrás, para que Marcus jamás me mirara así — soltó con tristeza y arrepentimiento. Lo que daría el por volver las cosas atrás, cuando su hijo aun lo quería.



    El lugar favorito de Marcus desde hace seis meses era un árbol no muy lejano a la casa de sus padres. Era un árbol de tronco grueso y rodeado únicamente por el pasto verde y en realidad se hallaba a varias decenas de metros de la casa, pero aún era visible. Marcus pasaba horas ahí, triste, pensativo, y suspirando. Casi, extrañando algo.

    Ahí es donde Tanalia y su hermano mayor pasaban sus últimos momentos juntos, mientras ella aun no tenía que irse.

    Marcus la rodeaba por detrás con los brazos abrazándola con cariño.

    — Marcus,… ¿Por qué extrañas ese lugar? — le pregunto Tanalia por milésima vez desde que había regresado.

    Tanalia… — la regañó — no me preguntes más eso ni nada que tenga que ver.

    Como siempre, Marcus no le había dado respuestas.

    — Te extrañare, hermanito — le dijo con un tono de voz triste.

    Marcus se relajó y sonrió levemente.

    — Yo también — y sí que la extrañaría. Ella era su sustento para no caerse en el mar de la depresión.

    La abrazo más, sin querer despegarse de ella alguna vez en la vida. Antes ya lo había hecho, pero ahora sería más difícil de afrontar.

    — Tanalia, ya es la hora — le hablo la mujer que acaba de llegar, Sahara de Darkur.

    Ambos la miraron desanímanos, no era una noticia que les diera felicidad.

    Tanalia se paró seguida de su hermano y fue por sus cosas.



    Reunidos más tarde en la entrada todos los Darkur demostraban cuanto querían que Tanalia se marchara. Nada. Aun así trataban de sonreír para ella, para darle ánimos y para no causar problemas.

    Su padre no se molestaba en sonreír, el adoraba a su hija y tenía que dejarla ir al matadero.

    Tanalia también estaba un poco sentimental pero ella era fuerte y lo demostraba.

    — Tanalia, recuerda todo lo que te dije — le susurro mientras la abrazaba. El no confiaba en los Licandro, sabía que podían ser muy traidores cuando querían.

    — Adiós papa — se despidió Tanalia sonriendo un poco. Su papa, con todo y sus mil defectos, lo quería.

    De Marcus Tanalia también recibió un fuerte abrazo, y un “Lo siento” lamentado susurrado en su hombro.

    Tanalia ya sabía a qué se refería. Marcus podía acompañarla si quería, ya que el máximo de chicos intercambiados por vez era diez. Pero sea lo que sea que estaba en aquella mansión, había lastimado mucho a su hermano, y esa era la razón por la que Tanalia iba a ir. No importaba como, ella sabría que había destrozado a su hermano, y sin importar a quien le pesara, lo arreglaría.

    Cuando Tanalia ya no estaba siendo rodeada por los brazos de su hermano y aún estaba metida en sus pensamientos unos fuertes brazos la rodearon con mucho más ánimo que los anteriores.

    Tanalia sonrió cuando noto quien era. Frente a ella estaba un atractivo chico un poco mayor que ella. De cabello muy blanco, plateado, expresión alegre y piel tan blanca. Desentonaba con los demás, de cabellos oscuros y piel bronceada, pero era también un Darkur, y el divertido primo favorito de Tanalia.

    Lyon.

    — Adiós mi primita favorita, te voy a extrañar — se despido soltándola. Él no se veía deprimido, porque él sabía algo que los demás no.

    Tanalia sonrió, mirando a una de las cosas que más iba a extrañar.

    — Yo también, mi pervertido favorito, luego te aviso si veo chicas lindas allá — le comento sonriendo. La palabra exacta de definía a Lyon era mujeriego. Aunque también podía quedarle Incorregible, como a todos los Darkur en realidad.

    — Pero me avisas — le siguió la corriente.

    — No te preocupes, estará en mi lista de prioridades — le comento bromeando, aunque ambos sabían que ella si le iba a avisar si había chicas lindas.

    De pronto Lyon se puso serio — sabes que te voy a extrañar ¿verdad? — ya no estaban bromeando.

    — Sí, yo también Lyon — también a ella la tristeza le había llegado — puedes visitarme si quieres — le sugirió, aunque sabía que no sería lo mismo.

    — Claro que lo hare, de mí no te escapas — volvió a bromear. Ellos siempre se llevaban bien, si no hubieran sido primos, hubieran sido amigos.

    — Ya Lyon, quítate, sigo yo de despedirme — le dijo un atractivo chico castaño seguido de empujarlo para quedar frente a Tanalia. Ella sonrió.

    — Cuanto fastidias Arcus, Tanalia aún no se ha ido — se quejó Lyon.

    — La estabas acaparando — le replico Arcus y luego miro a Tanalia extendiendo los brazos — ¿un abrazo? — le pregunto sonriendo.

    — Claro que si — le respondió abrazándolo.

    Te voy a extrañar — le escucho decir a su amigo mientras la abrazaba.

    Yo también — le respondió ella, igual de triste.

    Alguien carraspeo y los dos se separaron.

    — Arcus, creo que ya sobrepasaste el tiempo que dejo que un hombre que no es de la familia este cercas de mi hija — se quejó Ilian Darkur con los brazos cruzados sobre su pecho.

    Tanalia casi se rio, su padre no cambiaba. Ni porque ya se iba a ir.

    Por otro lado Arcus hizo una mueca, aquí estaba su “Obstáculo” de nuevo.

    — Solo me estaba despidiendo — se excusó, supuestamente, porque había sonado a queja.

    — Solo ignóralo Arcus — le dijo Tanalia ya menos alegre por el comportamiento de su papa.

    — ¿Solo ignóralo? — Repitió indignado — Tanalia…

    Su hija lo ignoro.

    — Ya papa, déjame en paz, conoces desde siempre a Arcus y el solo se estaba despidiendo — se quejó esta vez molesta de verdad. Ya se había mencionado antes que el poderoso líder de los Darkur tenía Defectos.

    — No me gusta que los hombres estén cerca de ti — se quejó como un niño pequeño.

    — Pues te aguantas porque estaré rodeada de muchos en la nueva ciudad — le replico.

    — Por eso es peor, nuestro trato casi se acaba — replico el, desesperado e infantil.

    — Lo sé — fue todo lo que dijo Tanalia, ya sin mal humor.

    Ilian Darkur y su hija tenían un trato desde hace muchos años. Se trataba de un premio (soborno) que él le había ofrecido. Consistía en que Tanalia no tendría novios hasta los dieciséis años y esa fecha estaba pronto por expirar. Y eso era algo que al sobreprotector y celoso de su padre, no le hacia ninguna gracia.

    — Debí echar a Lyon aunque casi nos traiciono — murmuro molesto.

    — ¡Hey, yo no hice nada! — se quejó el acusado.

    — Si, Lyon era lo que esos se merecían — dijo ignorando la queja de su sobrino.

    Tanalia negó con la cabeza, su padre, incorregible. Ni siquiera quería recordar cuando Lyon casi los “traiciono”, Ilian Darkur no tenía remedio.

    — Pero no, ese bobo consejo pidió a mi Tanalia — ahora peleaba con el mismo. Tanalia noto que su padre ya se había metido en su mundo.

    — Papa, ya, Lyon no hizo nada y no tiene la culpa — lo regaño — es tuya por no hacer un trato mejor — le dijo y entonces se rio.

    Su papa la miro dolido porque se burló de él.

    — Tanalia.

    — Ya, está bien — se calmó aun sonriendo — pero sabes que tienes la culpa ¿no? — agrego conteniendo la risa.

    Ilian Darkur hizo una mueca pero no corrigió a su hija.

    — Ta-na-li-aa! — grito una chica que corría hacia ella como una niña pequeña que no quería que se llevaran su objeto favorito. Apenas llego la abrazo y no se le despego.

    Era una chica rubia y de piel blanca, que tendría unos 15 años.

    — ¿Por qué te llevan a ti? — replico haciendo pucheros — que se lleven a Lyon, de todos modos el tío Ilian dice que los Licandro le caen mal — agrego descarada.

    Tanalia sonrió negando con la cabeza, si no era uno era otro. Su familia iba a hacer que ella muriera de un ataque de risa antes de llegar a los 21 años.

    — Hey, tu hermano está aquí, Anaik — se quejó el aludido con una sonrisa, sin ninguna molestia por lo que había dicho su hermana. Estaba seguro que si se iba Anaik haría un drama igual al que había hecho Tanalia cuando Marcus se tuvo que ir.

    La rubiecita se encogió de hombros sin culpa.

    — Es verdad, al tío no le caen bien.

    — Ya Anaik, ambas sabemos que solo te estabas burlando, me extrañaras pero el drama te lo has inventado — le dijo Tanalia, la rubia no mostro señales de contradecir.

    — Suerte — dijo y la abrazo rápido. Esa si era la reacción real.

    — Bueno, creo que ya va siendo hora de que me vaya ¿no? — comento Tanalia y miro a su padre. Todos se entristecieron al oírla.

    — Si, supongo — contesto Ilian Darkur de mala gana.

    Sahara de Darkur llego entonces.

    — Tanalia, ya es hora de irse — le hablo a su hija y al decirlo se entristeció.

    — Ya se.

    Su madre se acercó y la abrazo.

    Cuídate mucho — le susurró al oído con cariño — a lo mejor te consigue un lindo novio allá — le sugirió soltándola.

    A dos personas no les gusto el comentario.

    — ¡Claro que no! — dijeron a la vez de malas Ilian y Marcus Darkur.

    Tanalia se rio, por ver la típica reacción de su padre, y aún más por la de “su Casi Copia”, como Tanalia llamaba a su hermano cuando se portaba tan celoso como su creador. La diferencia estaba en que Marcus siempre se ablandaba y dejaba que Tanalia tuviera lo que ella quería, incluyendo chicos. Por eso su hermano mayor solo era su Casi copia y no pasaba de ahí.

    — Silencio, Tanalia tiene derecho a salir con muchachos — los reprendió Sahara ignorando su opinión — que te vaya bien, mi hija — dijo endulzando su voz pasando a mirar a Tanalia.

    — Como le va a ir bien si debe vivir con los Licandro — replico Ilian Darkur.

    — Cállate Ilian — lo silencio su esposa con la voz fría y molesta, la determinación del Darkur ahí murió.

    Tanalia desde donde estaba negaba con la cabeza tratando de no reír. Su familia, siempre igual.

    Y de repente entristeció, Los iba a extrañar.Ella los quería, tan locos como eran.

    Suspiro, ya era hora de irse.

    — Los extrañare a todos — se despidió sincera.

    Todos los Darkur al fin notaron que eran sus últimos momentos con Tanalia porque se pusieron serios, ellos la iban a extrañar aún más.

    — Cuídate mucho hija — le dijo su madre, triste porque se iba.

    — Nos llamas seguido, ¿está bien? — le dijo su padre, ella asintió.

    — Claro papa.

    — Marcus, te achare de menos — miro triste a su hermano, le era muy difícil dejarlo — Cuidas a mi enano — le pidió más tranquila.

    Marcus asintió.

    Su padre la abrazo otra vez, casi incapaz de dejarla ir. Pero aun así, dejo que su hija fuera al mismo destino que había tenido su hijo mayor.

    Tanalia se despidió con la mano mientras se alejaba de todos, para no verlos en mucho tiempo más.



    La casa principal Licandro era más de lo que esperaba, y eso era mucho decir ya que realmente había esperado mucho. Como su padre le había dicho vivían con mucho lujo, pero eso era algo que se había quedado corto con la descripción que merecía esta mansión.

    Se hallaba frente a la reja de la mansión Liceo, actualmente ocupada según su padre solo por el líder de los Licandro, unos pocos habitantes y los Licandro jóvenes que nunca pisaron la guerra, igual que ella. Esta “casa” si se le podía llamar así era colosal. Era blanca o de un gris muy claro mejor dicho, tenía un jardín delantero y apostaba que uno trasero también, en realidad parecía que la casa estaba rodeada en todas direcciones por él. Había muchos árboles, casi un mini bosque, no había flores en realidad pero a esta casa todo parecía quedarle bien. De las dos familias enemigas como ya le habían dicho, los Licandro eran los Elegantes.

    Si, ahora Tanalia podía afirmar que sí.

    ¿Qué le esperaba adentro?

    ¿Qué encontraría ahí?

    Los Licandro siempre le resultaron un enigma poco atrayente pero ahora, quisiera o no, debía descubrirlo.

    Aunque no era si quería o no, tenía que. Tenía un deber con sus Darkur, y no precisamente con los adultos.

    Sus botas negras resonaron levemente mientras caminaba por el pequeño camino empedrado que dividía el jardín en dos. Directo a su castigo o perdición.

    Pronto estuvo enfrente de la enorme puerta doble de color marrón, y siendo sincera, había retrasado lo más que pudo el acontecimiento.

    Como toda Darkur se mostró imperturbable mientras abría lentamente una de las puertas.

    Sorpresa fue todo lo que hayo.

    No sabía ni porque, pero ahí estaba, Sorpresa. Eso era lo que se esperaba hallar y aun así había sentido sorpresa.

    Jóvenes Licandro, tan recelos de una Darkur, con un miembro de su familia lo estaría de un Licandro.

    Se notaba que la esperaban, el cuarto estaba oscuro pero ese no era problema, estaban demostrando que no estaban de humor. Si su familia hubiera podido, también hubieran recibido así al Licandro que llevaba unos dos meses viviendo entre los Darkur. En realidad, Tanalia había llegado algo tarde, por así decirlo.

    — ¿Tanalia Darkur?, debo suponer — le pregunto el único adulto presente. Un hombre tan alto como su padre, tan “joven” como su padre, aparentemente, tan fuerte como su padre, pero de una piel inmensamente blanca, y de un cabello plateado y ojos negros. No había dudas, Leo Licandro, el líder actual de los Licandro.

    — Si — dijo y no se molestó en decir nada más, solo siguió mirando a los demás Licandro.

    Si la mirada matara, pensó sin poder contener una sonrisa mental. Esto iba a ser “divertido”.

    Tanalia miro a sus nuevos compañeros de casa uno por uno, entonces se fijó en el más alejado de todos, escondido en una esquina, mirándola con más desconfianza que cualquiera de los demás. Era alto, de cabello plateado tan claro como el del líder Licandro y ojos que no le quitaban la mirada.

    Solo con mirarlo lo supo.

    Lo sabía, pero no le importaba.

    Sus ojos estaban posados sobre el futuro líder de los Licandro y parecía que el destino ya estaba marcado.


    Este fue el día que Conocí a los Licandro…

    Y Este fue el día que conocí a Eitan Licandro.


    FIN DEL CAPITULO 01


    Capítulo escrito por Lizbeth Guerra Luna

    – Destrucción de La Felicidad –


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