Valle Tundra

Givan terminó siendo asaltado de pronto por un titán que avanzaba entre la nieve. Era... muy grande e imponente. ¡U-Un Druddigon helado...!


DRUDDIGON: Hielo/Dragón
Lvl. 17
Salud: 180/180
AP: 100/100
Ataque: 135
Defensa: 100
Ataque especial: 60
Defensa especial: 100
Velocidad: 50
Habilidades pasivas:
-Piel gélida (sus ataques de tipo normal pasan a ser de tipo hielo)
Habilidades activas:
-Dragoaliento (30 Potencia, Dragón, especial, -8 AP)
-Mordisco (30 Potencia, Siniestro, físico, -8 AP)
-Malicioso (Defensa rival -50% por dos turnos, -30 AP)
-Arañazo (20 Potencia, Hielo, físico, -5 AP)
-Afilagarras (+50% ataque propio, el próximo ataque gastará la mitad de AP, -40 AP)
Ratio de captura: 20
Resistencia a captura:
- Bloqueo (no puede ser capturado tras bajar sus PS de la mitad hasta que no pase otro turno)
- Ira (ataque +50% al bajar sus PS de la mitad)

 

Druddigon, tras rugir con ira, usó Malicioso para bajar la resistencia de su rival y compensar esa bajada de ataque.


DRUDDIGON: Hielo/Dragón
Lvl. 17
Salud: 139/180
AP: 70/100
Ataque: 68 (-50%)
Defensa: 100
Ataque especial: 60
Defensa especial: 100
Velocidad: 50
Habilidades pasivas:
-Piel gélida (sus ataques de tipo normal pasan a ser de tipo hielo)
Habilidades activas:
-Dragoaliento (30 Potencia, Dragón, especial, -8 AP)
-Mordisco (30 Potencia, Siniestro, físico, -8 AP)
-Malicioso (Defensa rival -50% por dos turnos, -30 AP)
-Arañazo (20 Potencia, Hielo, físico, -5 AP)
-Afilagarras (+50% ataque propio, el próximo ataque gastará la mitad de AP, -40 AP)
Ratio de captura: 20
Resistencia a captura:
- Bloqueo (no puede ser capturado tras bajar sus PS de la mitad hasta que no pase otro turno)
- Ira (ataque +50% al bajar sus PS de la mitad)

 

Furioso, no solo aguantó Druddigon los ataques, sino que la ira pareció reforzar su ataque, y pronto atacó con un fortísimo Mordisco a Drizzile.


DRUDDIGON: Hielo/Dragón
Lvl. 17
Salud: 57/180
AP: 62/100
Ataque: 135
Defensa: 100
Ataque especial: 60
Defensa especial: 100
Velocidad: 50
Habilidades pasivas:
-Piel gélida (sus ataques de tipo normal pasan a ser de tipo hielo)
Habilidades activas:
-Dragoaliento (30 Potencia, Dragón, especial, -8 AP)
-Mordisco (30 Potencia, Siniestro, físico, -8 AP)
-Malicioso (Defensa rival -50% por dos turnos, -30 AP)
-Arañazo (20 Potencia, Hielo, físico, -5 AP)
-Afilagarras (+50% ataque propio, el próximo ataque gastará la mitad de AP, -40 AP)
Ratio de captura: 20
Resistencia a captura:
- Bloqueo (no puede ser capturado tras bajar sus PS de la mitad hasta que no pase otro turno)
- Ira (ataque +50% al bajar sus PS de la mitad)

 

Molesto, Druddigon siguió insistiendo con su Mordisco.


DRUDDIGON: Hielo/Dragón
Lvl. 17
Salud: 54/180
AP: 54/100
Ataque: 68 (-50%)
Defensa: 100
Ataque especial: 60
Defensa especial: 100
Velocidad: 50
Habilidades pasivas:
-Piel gélida (sus ataques de tipo normal pasan a ser de tipo hielo)
Habilidades activas:
-Dragoaliento (30 Potencia, Dragón, especial, -8 AP)
-Mordisco (30 Potencia, Siniestro, físico, -8 AP)
-Malicioso (Defensa rival -50% por dos turnos, -30 AP)
-Arañazo (20 Potencia, Hielo, físico, -5 AP)
-Afilagarras (+50% ataque propio, el próximo ataque gastará la mitad de AP, -40 AP)
Ratio de captura: 20
Resistencia a captura:
- Bloqueo (no puede ser capturado tras bajar sus PS de la mitad hasta que no pase otro turno)
- Ira (ataque +50% al bajar sus PS de la mitad)

 

Druddigon atrapado.
IVs: 190%

 

Liza White

Aleck parecía un chico bastante enérgico y carismático. No se molestó con el malentendido y de hecho pareció feliz de tener compañía, haciéndome sentir algo más tranquila. Quizás pecaba de egoísta, pero lo cierto es que no podía importarme menos en aquel instante; era evidente que no quería estar a solas con mis pensamientos, y que había visto en él un bote salvavidas en mitad del oceano. Pero si ambos estábamos bien con ello, quizás no había nada de qué preocuparse.

Me froté el hombro de manera inconsciente, siguiendo sus pasos sobre la nieve mientras le dirigía una mirada de circunstancias.

—¿Sueles saludar así a todo el mundo? —pregunté, liviana, porque lo cierto es que no me había molestado tanto. De alguna forma tenía que decargar su energía y el Dreepy que sobrevolaba la zona junto a nosotros estaba de acuerdo con ello. Froté mis manos frente a mi rostro, y el vapor de mi aliento apenas tardó unos segundos en evaporarse—. Es un placer conocerte, Aleck. Pero mi apellido es White, Liza White~.

Cierta diversión se filtró en mis palabras al enfatizar aquello último, pero la poca paz que el paisaje nevado y su compañía habían comenzado a construir se desvaneció ante la intermitente alerta de un nuevo mensaje. Le pedí que sostuviese mi mochila un instante, animándole a tomar la bufanda de lana de Wooloo que llevaba si la necesitaba y avancé un par de pasos, buscando algo de privacidad.

Era Mimi.

El corazón se me detuvo en el pecho en cuanto su voz desgarrada llegó hasta mis oídos. Nada quedaba ya de la frescura que había derrochado horas atrás y como un flechazo las piezas comenzaron a conectar en mi cabeza. Su entomofobia. El gimnasio de Atracadero. La prueba.

Shai.

—Mimi. Mimi, cariño, respira hondo primero y escúchame —le pedí, sorbiendo por la nariz, mientras sentía un horrible nudo obstruírme la garganta. Hablar a través de una pantalla se sentía terriblemente impersonal cuando lo único que quería era poder abrazarla—. Has llegado hasta la séptima medalla de gimnasio, no voy a dejar que salgas huyendo ahora. El gimnasio de Shai tiene de las pruebas más rápidas y accesibles, y no estás sola, tu equipo podrá ayudarte con todo el trabajo. Solo tienes que atrapar a tres pokémon; pueden ser pequeños, como Shade, ¿recuerdas? Aquella vez que lograste saludarlo.

Arceus, me estaba aguantando unas ganas de llorar terribles, pero al menos tenía que lograr terminar el mensaje. Respiré hondo, tratando de calmarme como bien podía, y noté a Aleck no muy lejos con mi mochila.

>>Has estado avanzando desde que lograste aceptar tu miedo, estoy segura de que podrás conseguirlo. Eres una Honda después de todo, ¿no? —solté una risa amarga por la nariz, apartando un mechón de cabello del rostro—. Solo prométeme que llegaremos juntas al gran campeonato. Estás demasiado cerca de la meta, Mims. No te rindas ahora.

Cuando envié el mensaje una extraña sensación de vacío se alojó en mi pecho. Incertidumbre mezclada con impotencia, quizás. Regresé de vuelta con pasos pesados, y recuperé la mochila con la mirada esquiva, pues probablemente aún tuviese los ojos algo enrojecidos. Me llevé dos dedos al puente de mi nariz, sorbiendo de nuevo casi por inercia.

—Lo siento, está siendo un día de mierda y todo parece ir de mal en peor —murmuré, colgando la mochila sobre mi hombro para contemplar la inmensidad del valle. Quizás el lugar lograse enfriarme la cabeza—. ¿Qué pokémon buscamos exactamente, Aleck?

Contenido oculto

Rider Yugen Posteando con 1% de bateria nyooom

 

Aleck Graham

Los pasos atreves de la nieve era ciertamente pesados, pero bastante joviales, si bien el tramo de la ruta 13 al Valle no era muy largo, había sido mayormente silencioso, pero para nada incomodo, Liza parecía ser muy alegre y amable. Mientras más nos adentrábamos al centro del valle, comenzábamos cierta platica rutinaria, enfocada en cierta medida en mis saludos algo toscos.

— ¿Eh? Bueno, no realmente, nos suelo saludar a todos así, tampoco es que pueda interactuar mucho con otras personas, la mayoría hasta ahora se habían limitado a retarme a combatir y poco más; sólo hay 2 personas a las que suelo saludar y despedir así, un pelirrojo de tendencias poco sociables y un chico sereno de sombrero extravagante, te caerían bien seguro, son unos tipazos, hasta más carismáticos que yo. —Reí infantil ante mi propio comentario, mientras llevaba mis manos a mi nuca.

Liza entonces pareció mencionar algo sobre su apellido, pero en ese instante un brisa arreció en el Valle cómo ya era costumbre , saturando de ruido el ambiente impidiéndome escuchar con claridad. — Perdona ¿Liza qué? — Pero al terminar aquella pregunta, la chica recibió un mensaje, su mirada se tornó un poco sería, me pidió que le diera un segundo a solas mientras sostenía su mochila, incluso me invitó a tomar una bufanda que se encontraba en el interior que había fabricado con lana de Wooloo; no pude hacer más que un par de preguntas en mi cabeza: ¿Había algo de malo con mi bufanda? ¿Estaba bien que abriera la mochila de una chica que acaba de conocer? Yo no dejaría que nadie tocara mi mochila; pero indudablemente la oferta era tentadora, la lana de los Wooloo era famosa por ser extremadamente suave y abrigadora, así que algo apenado abrí la mochila, procurado apartar la mirada de la misma para no mirar nada que no debiera.

Cuando mi mano apenas si rozó con la bufanda, mi piel se erizó de la impresión, la saqué rápidamente de la mochila y la coloqué al rededor de mi cuello, no pude evitar frotar mi rostro contra la misma, ¡Por todos los cielos, era tremendamente suave! Mi cara de alegría y confort no tenía igual, tan sólo ese pequeño gesto había animado mi día más de lo habitual mientras mi sonrisa se hacía cada vez más amplia.

Me había distraído por tanto tiempo tan sólo disfrutando de la bufanda, que ni siquiera me percaté de cuanto tiempo se había alejado Liza, estaba de espaldas hacía mí y no lograba escuchar nada de lo que decía, pero parecía ser que estaba temblando, pero no precisamente por el frío; cuando regresó de nuevo a donde estábamos antes, su mirada había cambiado bastante, aunque era difícil de decir, Liza trataba de evitar cualquier tipo de contacto visual; la castaña resaltó cómo había sido un día terrible para ella y que este sólo iba a peor ¿A-acaso lo decía por mí?

— Mmmh... — Tomé la cabeza de la chica por la parte superior, no era tan complicado ya que era un poco más baja que yo, la gire hacía mí y limpié unas cuantas lagrimas secas que había en el rostro de la castaña con la misma bufanda que me había prestado, probablemente se habían congelado por la misma temperatura del lugar.

— Bueno...Evidentemente no estoy en condiciones de preguntar que es lo que ocurre, no es propio compartir información tan personal con un paleto que acabas de conocer, sobre todo porqué notó que se puede tratar de algo delicado; tampoco tengo poderes para hacer que lo días puedan mejorar, pero... — Coloqué mi mochila en el piso y comencé a rebuscar en ella. — Vamos ¿Dónde estas? ¡A-ha!

Saqué mi pequeño termo para té, esperando que este hubiera cumplido su labor, cuando lo destapé, en efecto, se podía ver el vapor caliente salir de la boquilla del mismo ¡Que buen producto para ser de la teletienda! Coloqué nuevamente la mochila en mi espalda con las correas en mis hombros, volviéndome a poner en pie, para posteriormente servir un poco del té en la tapa que también funcionaba como taza, ofreciéndole a Liza probar. —Bebe un poco, es un té de jazmín que preparé más temprano, es un poco difícil de prepararlo sin una cocina apropiada, pero el sabor es reconfortante y a mí siempre me anima.

>> Estamos un buscando un pequeño Snom, un bichito con cara graciosa y cuerpo cubierto de pues de hielo...O al menos así es cómo se supone que luce, la verdad jamás he visto uno. — Reí algo avergonzado por la situación, básicamente era una búsqueda parcialmente a ciegas, y el lugar ayudaba mucho al bicho a camuflarse, así que esta podía acabar siendo una búsqueda larga.

Contenido oculto: Lista de capturas

1- Mime Jr.
2- Mienfoo-Gérie
3- Darumaka-Galar
4- Eiscue
5- Stantler-Gérie
6- Pachirisu-Gérie
7- Cryogonal
8- Skiddo-Gérie
9- Druddigon-Gérie
10- Snom

 

Liza White

Estaba claro que no era precisamente el mensaje de Mimi el que me había puesto así. El vaso se había rebasado hacía ya un par de horas pero aquel ataque de pánico solo fue el que lo derramó. Estaba hecha un jodido desastre, confusa y aturdida ante sentimientos que no me pertenecían pero al final del día, por más que estuviese para los demás cuando lo necesitaban, acababa terminando llorando en silencio.

La suerte del altruista, ¿eh?

Pero nada más lejos de la realidad. Al menos, no aquella vez.

Sentí un toque sobre mi cabeza, suave y conciliador, y abrí apenas los labios en un mudo "¿eh?" para notar cómo secaban mi rostro con una tela suave y mullida. Observé a Aleck desde abajo, sintiéndome pequeña e indefensa en aquel estado y le dejé hacer porque repentinamente ansiaba el calor humano. Físico y metafórico. Las lágrimas volvieron a deslizarse por mis mejillas, silenciosas, mientras el chico se agachaba y parecía sacar algo de su mochila.

Abrí apenas los ojos cuando me tendió una tacita cálida y humeante. El olor a jazmín llegó hasta mis sentidos y mis manos se movieron por inercia, rodeándola para calentar mis manos con la calidez que desprendía. Seguí sus pasos con una precisión abrumadora, confusa quizás por tanta amabilidad venida de un desconocido, pero cuando volvimos a hacer contacto visual sorbí por la nariz y me apresuré a tomar un poco, avergonzada.

El calor del té me llenó de calidez el pecho.

Aleck no tardó en indicarme qué pokémon buscaba, pero lo cierto es que apenas logré conectar ideas en mi mente difusa. Simplemente le escuché hablar y asentí por incercia, siguiendo sus pasos lentamente cuando este se puso en marcha. No me separé mucho de él, porque de repente temía estar sola más que nada en el mundo.

Observé el paisaje helado con la taza entre mis manos y suspiré, formando una ligera sonrisa.

—Muy bien... —musité, con voz gangosa. El rastro de huellas quedaron atrás cuando nos internamos finalmente en el valle Tundra—. Vamos allá.

 

Aleck Graham

El viento golpeaba justo en nuestras caras, la bufanda estaba cumpliendo su labor de maravilla, guardé mis manos en los bolsillos de mi saco para resguardarlas un poco del frío, la verdad que podría acostumbrarme a esto, el frío es brutal, pero me traía cierta paz; contemplé de reojo como Liza bebía el té mientras admiraba el paisaje de valle con una leve pero sincera sonrisa, lo cual a mí mi hizo sonreír igual; sabía de primera mano lo duro que era pasar por momentos difíciles, solo, sin nadie para extenderte la mano y ayudarte, lo mucho que el alma ruega por una pizca de empatía con el resto del mundo, unas palabras, un susurro, un sonido, lo que sea, con tal de hacerte sentir que no estas solo.

Vamos, sé que sólo le había ofrecido algo té y le había limpiado un par de lagrimas con la su propia bufanda, pero esa sonrisa me hizo sentir que al menos había ayudado a contribuir a alguien a apaciguar su día...Y eso me basta.

Continuamos nuestra búsqueda en la zona central del valle, parecía que ninguno de los dos tenía precisamente mucha suerte, el bicho tenía el entorno a su favor, pero éramos dos contra uno, tardé o temprano tendría que salir ¿No? Cómo estoy podía prolongarse, decidí hacer un poco de platica, no sabía si la castaña se encontraba de animo para eso, pero bueno, algo de platica jovial siempre ameniza el ambiente.

— Entonces, debo entender que no eres de ésta región ¿Vienes de Galar o algo por el estilo? ¿Vienes a apropiarte del territorio de Gérie? Porqué te he de avisar que la verdad...Tampoco tenemos mucho territorio en primer lugar —Reí mientras la chica seguía buscando aquel pequeño Bichin — ,oye, por cierto, muchas gracias por acompañarme en esta búsqueda, no conozco muchas almas caritativas que ayuden así a los desconocidos.

>> ¡¿Es ese un Snom?! Ah no...sólo es una piedra con algo de nieve encima, pero casi ¿No?

 

Liza White

El silencio, pese a extenderse entre nosotros durante el primer tramo del recorrido, no se sintió incómodo en ningún instante. Apenas lo conocía, pero podía asegurar que Aleck irradiaba un aura distinta a la que estaba acostumbrada. No necesitaba llenar el vacío con palabras, la ausencia de sonido se sentía reconfortante ante el simple hecho de tener a alguien a mi lado. De alguna forma me ayudaba a mantener la mente en blanco, casi como en una reproducción exacta del lienzo níveo que se desplegaba ante nuestros ojos.

La cálida taza entre mis manos no podría alejar el frío de mi cuerpo para siempre, por lo que me obligué a abrocharme el abrigo de lana antes de llegar a enfermarme. Pude escuchar en la distancia el rugido de dos imponentes dragones y alcé la mirada con cierta lentitud.

Estaban demasiado lejos como para suponer una amenaza.

—¿De Galar? —murmuré, deslizando los orbes ligeramente enrojecidos hacia él. Negué con la cabeza con suavidad, antes de volver a soplar sobre la taza—. Vengo de una región mucho más lejana, Galeia. No nací allí, pero es como mi segunda casa —le expliqué, con algo más de lentitud. Fruncí ligeramente la nariz ante sus últimas palabras—. ¿Qué dices? La que debería agradecerte soy yo. Realmente necesitaba algo así.

Apenas terminé de hablar cuando el chico pareció exclamar algo y di un pequeño respingo del susto, solo para notar que allí no había nada. Solté una ligera risa por la nariz, liberando parte de la tensión con ese gesto.

>>¿De verdad sabes cómo luce un Snom?

 

Aleck Graham

La caminatas eras silenciosas y pacificas, como cabía esperar en una paraje tan bello cómo este, sólo el sonido del viento al pasar por los arboles y el crujir de nuestra pisadas en la nieve, al menos ya no era complicado caminar por el lugar, aun que llevaba la delantera, me gira ocasionalmente sólo para corroborar cómo se encontraba la castaña, aun parecía tener los ojos algo hinchados y no alzaba demasiado su voz.

—Espera un segundo ¿Dijiste Galeia? ¿De donde también vienen Elisa y Nikolah? Vaya, sí que esta región es pequeña ¿Eh? ¿Cómo es exactamente Galeia? — Pregunté algo intrigado mientras seguíamos nuestra búsqueda, al menos en esta ocasión podría conocer de primera mano un poco más de aquel lugar.

— ¡Ah, por favor! Sólo te di un poco de té, no es la gran cosa, espero que al menos te haya resultado agradable; aunque...Debo admitir que me da gusto ser de ayuda —Sonreí hacía la chica, mientras ajustaba la posición de mi mochila —. Supongo que es mi buena acción del día.

>>Sobre Snom, pues...¿Quieres que te diga la verdad o una mentira? — Reí algo apenado mientras sobaba mi nuca con mi mano por la vergüenza, si que tenia una idea vaga de cómo lucía, pero sólo por lo poco que había leído en la Pokedex, espero que la castaña al menos no se moleste mucho conmigo por eso, me sentiría fatal sólo de pensar que podría estar malgastando su tiempo.

 

Liza White

Parpadeé una, dos veces, deteniendo mis pasos justo cuando el chico mencionó dos nombres que reconocería en cualquier parte. Cierta emoción brilló en mis ojos y me permití acelerar mis pasos hasta alcanzarle, aprovechando que el té ya no podría llegar a derramarse.

—¿Has dicho Nikolah y Elisa? ¿Ellos también están aquí? —pregunté, aunque la respuesta era más que obvia. Mencionarles pareció darme la entereza suficiente como para alzar algo más la voz, sin que esta llegase a quebrarse. Si Aleck los conocía quizás aún se encontrasen por los alrededores, ¿cierto? Quizás ahora no era un buen momento, pero... agradecía saber que no estábamos tan lejos como pensaba—. ¿Galeia? Es una región bastante distinta a las demás. Allí ya no tenemos gimnasios, si no torneos. Cada una de las ciudades emblemáticas celebran uno en una fecha determinada, y solo si ganas tres de ellos puedes entrar al Gran Campeonato.

No supe en qué momento se me soltó la lengua, pero solía tener ese efecto cuando sentía cierta nostalgia. Llevaba más tiempo fuera de la región de lo que pensaba. Me subí el cierre de la chaqueta de lana ligeramente apenada, las mejillas sonrosadas, y añadí algo más desviando la atención hacia el frente.

>>Deberías probar a visitarla algún día.

Quizás Aleck le restase importancia al gesto del té, pero lo cierto es que su compañía tuvo más efecto del que imaginaba. Las crisis existenciales pasaban desapercibidas cuando viajabas de región en región pero no siempre era así. Por más regiones que hubiese salvado al final del día no dejaba de ser una chiquilla de dieciséis años.

Me coloqué de puntillas en algún punto y palmeé su cabeza con suavidad, casi de forma condescendiente, antes de seguir el paso.

—Dejemos el asunto del Snom entonces en el misterio.

 

Aleck Graham

La castaña detuvo sus pasos, y me miró algo atónita, yo me giré de cuerpo completo para ver que era lo que ocurría ¿Fue algo que dije? Entonces ella se apresuró a alcanzar mi posición, su semblante cambio, sus ojos brillaban y su voz se lograba escuchar con mucha mayor claridad — ¿Eh? Bueno, sí, los conocí en Nueva Puntera, en el laboratorio de Paul, estaban recibiendo un inicial, parecían buenas personas, el rubio era muy simpático, creo que la ultima vez que los vi iban rumbo a la Aldea Risco. — Contesté, con una sonrisa mientras me explicaba algo apresurado, me hacía sentir más tranquilo el ver que la chica iba mejorando poco a poco en su animo.

— ¿Cómo? ¿No tienen gimnasio? Vaya, que raro...Sólo para estar seguro: Galeia es otra región, no otro planeta ¿Cierto? Bueno, tal vez vaya algún día, si tan sólo tuviera a alguien que pudiera ofrecerse de guía cuando eso ocurra...Ahh, tristemente no hay almas así de caritativas ¿Oh sí? — Mencioné algo sarcástico en mi tono de voz, mientras miraba de reojo a la castaña; la verdad que la idea de visitar otras regiones me fascinaba y aterraba a partes iguales, aunque, ni siquiera he visto la mitad de mi propia región.

Eso me puso a reflexionar, Liza probablemente conocía más a la región de Gérie que yo mismo; tantos años me había privado de un placer tan simple cómo poder conocer un lugar nuevo, tantos años desperdiciados en casa.

En cierto momento, sentí cómo algo pequeño impactaba mi cabeza con suavidad y ternura, casi podía confundirse con una caricia.
— Pero qué...— Me interrumpí al ver que había sido la propia Liza, quien me había dado una leve palmada, tras mi comentario sobre mi ignorancia acerca del bicho que había venido a buscar en primer lugar, pero ante tal gesto no pude hacer más que sonreír, no sólo era amable y gentil, ¿También comprensiva? Toda una caja de sorpresas ¿No? Solté una pequeña risa nasal ante tal momento, ciertamente conmovedor.

— Bien, los misterios siempre mantienen las cosas interesantes ¿No?

 

Liza White

Le escuché con atención, asintiendo de vez en cuando ante sus atropelladas afirmaciones, sin perder el hilo en ningún instante. ¿Buenas personas y un rubio simpático? Sí, no había duda de que era mi Nikolah. Hacer amigos le salía casi tan natural como respirar. Alcé la comisura de mis labios sin apenas darme cuenta, mientras buscaba al dichoso Snom camuflado entre la nieve.

Aleck había inclinado ligeramente la balanza del día con aquella buena noticia.

—Es una región, sí. Y es tu día de suerte, porque tienes ante ti a la guía perfecta —le aseguré, sin necesidad de mirarlo, concentrada en la tarea de vaciar la taza de plástico para limpiarla con un pañuelo de mi bolsillo posteriormente. Cuando lo hube conseguido se la extendí con una ligera sonrisa antes de meter las manos en los bolsillos de mi abrigo de lana—. Nikolah y Elisa son holders de Galeia, como yo. Entrenadores que recibieron una pokédex e iniciaron su aventura en dicha región, compartiendo el mismo objetivo. Somos un grupo bastante... variopinto, diría —Alcé la mirada hacia el cielo despejado, cavilando en silencio. Con todo y a pesar del tono neutral en mi voz podía entreverse cierto cariño genuino—. Algunos no pueden verse ni en pintura. Otros se quieren como verdaderos hermanos de sangre y... bueno. Muchos otros se enamoraron, como yo.

Dejé escapar algo similar a una risa amarga. No sabía muy bien por qué le contaba aquello pero bueno, suponía que era el efecto Aleck. Agité la cabeza con suavidad antes de volver la vista al frente, dejando escapar una pequeña nube de vapor en el proceso. Las palabras se escaparon de mis labios en un murmullo, reparando en algo que parecía habérseme escapado hasta entonces.

>>Supongo que es así como funcionan las familias, después de todo.

La búsqueda no parecía ir por buen camino y podía empezar a notar de regreso los temblores por culpa del frío tanto en Aleck como en mí. Me pregunté si no estaría distrayéndolo de su camino, y fue entonces cuando reparé en algo que había mencionado antes. Jugueteé con la tela de los bolsillos, en un ademán algo retraído.

—Esos chicos que mencionaste antes... —alcé la voz con suavidad, observándolo de reojo—, ¿son algo así como mi familia de Galeia para ti, Aleck?

 

Aleck Graham

Solté una pequeña risa nasal al escuchar al oferta de la chica para ser mi guía en Galeia, eso sellaba el pacto ¿No? Mi primer amiga extranjera, una muy amable y alegre, no estaba nada mal; yo no tenía muchos conocidos, así que sin dudas era algo para estar contento.

La castaña entonces me regresó la tapa del termo, con una pequeña sonrisa le agradecí — ¿Sabes? Eres la primera persona que me acepta un poco de té. — Me serví un poco en la misma taza, la verdad que con el frío no vendría mal beber un poco, pegué mis labios a la taza y comencé a sorber mientras Liza me hablaba un poco más de sus amigos, siendo un grupo tan amplio, la variedad estaría a la orden del día ¿No? Yo escuchaba con atención mientras seguía bebiendo; hasta que un comentario llamó mi intención, tanto que despegue mi boca de la taza.

— ¿Enamorados? ¡Uuuuuhhh! ¡Son novios, se besan-sus bocas, se pasan-el chicle!~ — Comencé a cantar en cierto tono infantil, mientras aplaudía al ritmo de aquella cantaleta, palmeando mi mano contra la taza; pero me detuve al notar escapar una risa un tanto melancólica de chica. — Oh, perdona, no pude evitarlo. —Reí algo avergonzado, mis mejillas se habían tornado algo rojizas, quizás no debía tocar ese tema, pero la frase que la castaña soltó tras ese incidente cesó mi risa al instante.

— ¿F-familias? Traté de pretender que no había escuchado la palabra, bebiendo algo más de té, pero para cuando mi quise dar cuenta, la taza ya estaba vacía, me apresuraré con cierta torpeza a servirme más, pero con un sólo movimiento, al agitarlo un poco, me di cuenta que el termo también se encontraba vacío, lo coloqué con la boquilla hacía abajo, sólo para contemplar cómo unas cuantas gotita se escapaban, cayendo el la fría nieve, mientras por mi mente pasaban los recuerdos de casa, mis padres, mis hermanos...

Me limité a cerrar nuevamente al termo y colocarlo en uno de los ganchos de mi mochila. — ¿Ellos? Eh...Bueno...yo...— Carraspeé un poco, soltando seguidamente un leve suspiro, para salir del transe de aquellas memorias —. Ellos son mis amigos, muy buenos amigos...me hacen sentir parte de algo, que tengo todo un mundo por descubrir, que puedo ser mucho más de lo que soy...así que sí, puede que ellos sean mi nueva familia, aunque ni ellos ni yo lo sepamos aún. — Mi sonrisa volvió a mí mientras miraba hacía el horizonte, contemplando el sol, con unas cuantas nubes pasando enfrente a él a una velocidad considerable, podía sentir el reflejo de la luz en mi ojos, sintiéndome extrañamente feliz, podía vislumbrar las siluetas de Cay y Gen en la lejanía, sabía que realmente no estaban ahí, pero eso no pudo evitar subirme el animo, recordándome que aun tenía un sitio a donde ir.

— ¡Hablando de eso! ¡Señorita Liza Wilkerson, ya la he tenido secuestrada aquí por mucho tiempo! ¿Qué le parece si salimos de este frío y apacible valle? Ya habrá ocasión de buscar a ese bichajo después.— De mi mochila saqué el Aspirurio que nos habían dado, hacía rato que no lo sacaba, no aspiraba a tener suerte al recolectar metal, pero bueno...

>> Así que ¿Tú vas a la ruta 13 también o a Villa Cruce? ¿Cuál es siguiente gran destino de Liza: Portadora de siete medalla, invocadora de espíritus de gorras y arrasadora de pueblerinos locales? — Reí mientras golpea con mucha mayor gentileza el hombro de la castaña; para los dos entonces salir de aquel helado lugar.