Ha pasado mucho tiempo. Ha pasado mucho tiempo desde que he sabido de una verdadera madre, un padre, un hermano menor, una sonrisa, una verdadera familia. Ahora ya no se quien soy, ¿De dónde vine? Y más importante aún ¿A dónde me dirijo? Mi vida no tiene rumbo alguno, simplemente me considero un fantasma que viene y va y se lo lleva la brisa. Todos los días es lo mismo voy como luego me siento pienso un poco, creo que esta no es la vida que siempre había soñado si es que alguna vez la soñé. Haría lo que fuera por saber mi pasado pero lo que queda en mí es nada, absolutamente nada, si tanto tiempo he vivido algo debería recordar. Es algo irritante que te levantas cada mañana sin saber cual es el motivo por el que te levantas y admiras la luz del sol. Pienso que un don nadie como yo no debería existir pero este don nadie quiere saber quien fue o quien es, no soy simplemente un niño mimado y lo que pido siempre lo tienen en la palma de mi mano. Dicen que la vida no tiene las respuestas en la palma de la mano hay que salir a buscarlas ya me cansé de esperar y esperar hasta que entendí que tengo que salir y enfrentar la realidad como un verdadero hombre, si quiero saber quien soy debo saber que la vida no es un lujo. El día de hoy me decidí a ser alguien, no estar cada mañana sentado preguntándome para que he venido y esperando respuestas sentado en una silla. Puede que en esta aventura desee no haber descubierto nada y seguir con mi vida ordinaria pero quiero ser quiero ser lo que soy estoy listo para enfrentar cualquier peligro, quiero recuperar mis recuerdos de la niñez y hasta ahora que estoy en la adolescencia. No quiero volver a ser un vago en el pensamiento y quiero saber su soy en verdad: Eduardo Carreras.
Capitulo 1. Eran las 8:00 a.m. Yo y mis padres nos mudábamos a una nueva ciudad. Mis padres compraron una gran mansión, al llegar no me sorprendí en lo absoluto pues era lo mismo, la maldita casa amplia de alto costo, pero era así mi vida como niño millonario me había cansado. Mis padres invertían en mi invertían en todo para complacerme y callar mi deseo por un rato, no se por que la gente desea tanto la vida adinerada, cuando me adoptaron lo único que les interesó fue mi gran talento de tocar el piano nada mas simplemente soy un trofeo que está en lo mas alto de una repisa. Entro a mi nuevo cuarto, y como siempre era grande. Me recosté en mi cómoda cama y me puse a pensar en todo lo que ha pasado hasta ahora, a veces intentaba recordar mi pasado pero se me hacía imposible, solo recordaba aquel momento en el que estaba en el hospital, tenía 12 años, simplemente recuerdo que desperté en aquel hospital, solo me fui a un orfanato y me quedé viviendo allí durante cuatro años, hasta que fui arrogado hacia los brazos de mis padres actuales, Jonathan Carreras y Emilia Rodríguez. Ellos me dieron la mejor educación me enseñaron algunos idiomas como el francés el portugués y el alemán también ampliaron mi universo musical con clases de piano, para cualquier persona esto sería el paraíso pero a mi solo aumenta el vacío que hay en mi corazón.-Eduardo, es hora de cenar. -Dijo mi madre abriendo la puerta.-Si iré enseguida. -Me paré de la cama y me puse unos zapatos cómodos, luego me fui a la mesa y como siempre estaban allí suculentos platos y postres. Luego de cenar me dieron un importante aviso, me dijeron que mañana iría a la escuela ya tengo todo listo para mañana, solo espero que todo este bien. A la mañana siguiente me fui en limusina a la escuela temía llamar la atención y que en mi primer día de escuela creyeran que soy un presumido, pero al llegar me di cuenta que era una escuela de chicos ricos la mayoría venían montados en autos lujosos, fue un alivio para mi.Me desmonté de la limusina y fui a buscar mi casillero en eso noto que alguien me observaba, entonces volteo mi rostro y veo una chica con el uniforme del colegio era de pelo castaño y ojos pardos, era bonita, no es que me gustara pero estoy siendo sincero.-¿En que te puedo ayudar? -Pregunté.-Tu eres Eduardo Carreras ¿No es cierto?-Si, lo soy.-¡Hola! Soy...