Universos infinitos

Título: Universos infinitos
Tipo: Long fic
Resumen: Katherina es una adolescente de 18 años, que tras morir su madre cuando ella tenia cinco años, comenzó a vivir una amarga infancia. Todo esto acabo llenandola de odio, rencor hacia los demás, sólo la psicologia supo ayudarla a evadirse de todos esos males. Pero ya ha crecido, madurado, ha comenzado una nueva vida en una nueva ciudad, teniendo que evadir su odio hacia la gente. Con un solo objetivo, estudiar psicologia, .unicamente tiene esa meta, o al menos por ahora...
Advertencias: Por el momento, ninguna
Género: Romance/ Drama



Capitulo 1
Katherina llevaba toda la noche en vela, leyendo libros y tesis sobre psicología. Ya eran las cinco de la madrugada y por la mañana madrugaba. Era su primer día de universidad en la facultad de Psicología, estaba ansiosa por empezar pero a la vez nerviosa. Quería que los próximos años de carrera que iba a cursar, terminasen convirtiéndola en la mejor psicóloga de todos los tiempos. Hacía ya ocho años cuando se empezó a interesar por la psicología, todo por evadirse del mundo, de la gente, de todo aquel mal que la acechaba...
Todo comenzó cuando Katherina cumplió cinco años, vivía en una gran mansión con sus padres. Su padre siempre estaba trabajando y nunca estaba en casa, su madre al igual que su padre también trabajaba, pero en casa ya que era una famosísima escritora. Debido al trabajo de sus padres era una familia de clase Alta, todo era perfecto, hasta que un día la madre de Katherina, falleció y entonces todo cambió a peor. Como cuando estaba la madre en casa era la única que la atendía a ella, ahora no tenía ninguna figura paterna, su padre nunca estaba en casa, sólo tenía a su niñera; Marga. Odiaba a Marga, no la quería, pensaba que intentaba ser un remplazo de su madre, cosa que la llenaba de odio, y más aún saber que su padre no se preocupaba de ella, solo le importaba el dinero y siempre intentaba comprar a su hija con regalos.
Marga siempre le llevaba al parque después de salir de la escuela. Pero ella odiaba ir ahí, lo único que adoraba era ir a la escuela, le encantaba leer y aprender cosas nuevas, pero siempre era interrumpida por sus crueles compañeros de clase, siempre se metían con ella, iban amargando día a día su infancia.
Como siempre tras cada día escolar, Marga estaba allí esperándola para poder llevarle al parque, cosa que aumentaba más y más su dolor. Lo único que hacía en el parque era sentarse a observar como otros niños estaban felices jugando y divirtiéndose acompañados de sus madres. Todo lo que ellos tenían, a Katherina le faltaba y no podía soportarlo más.
Un día como otro cualquiera después de la escuela, en el parque mientras miraba sus libros, vio que una joven y solitaria muchacha se sentó al lado de Marga con un libro que en letras grandes ponía "Psicología". Ella al volver a casa empezó a rebuscar en la gran biblioteca que tenía en su enorme habitación. Rebuscó y rebuscó y no llegó a encontrar un libro igual que el de aquella mujer. Desde entonces, a Katherina empezó a leer para evadirse de malos pensamientos y odio hacia la gente que le rodeaba y con la meta de encontrar algún día ese libro. Iban pasando los años y Katherina era una niña casi superdotada, cada vez se iba haciendo más inteligente libro tras libro, hasta que un día, cuando cumplió 10 años, en lo alto de la biblioteca, donde ella antes nunca había mirado, había decenas de libros llenos de polvo. Colocó la escalera y se subió a lo alto de la estantería y con la mano limpió el polvo, y entonces fue cuando vio un libro tumbado en la estantería que en letras grandes ponía "Psicología”. Todos los libros que había en el estante de arriba eran sobre psicología, entonces empezó a leerlos todos. Pasaron 8 años y no sólo era ya una muchacha muy inteligente, tenía dotes de psicóloga para su tan corta edad. La psicología le había ayudado a salir de todo ese mundo de desprecio y soledad. Aunque debido a su amarga infancia, aun le costaba confiar en la gente, y cuando la hacían enfadar, era capaz de herir como nadie a aquella persona verbalmente. Aunque dependiendo de si quería o no a la persona que la hirió, solía rectificar, pero no siempre...
Después de todo lo ocurrido, maduró, se hizo mayor y decidió vivir su propia vida, desatándose de todos esos recuerdos que la iban atormentando día a día. Se fue y empezó a rehacer su vida en una nueva y gran ciudad; Barcelona, ya que no había nada la atase. Al fin y al cabo después de lo ocurrido, ella había ido a mejor, ya no tenía esa triste mirada tras tantos años sufriendo en la casa de sus padres, había mejorado tanto psicológicamente como físicamente. Sus grandes ojos verdes ya no mostraban tristeza, sino alegría, su baja estatura ya estaba proporcionada con su peso, no como años atrás, cuando fue presa de la bulimia. Al fin era una mujer feliz, madura y completamente segura de todo lo que quería conseguir. A sus 18 años lo tenía todo planeado, y un solo objetivo y una única preocupación; La psicología, o al menos, por ahora...

Cerró el libro y lo puso en la mesita de noche, por hoy ya había leído suficiente. Se desató la coleta y se dirigió al salón.
Su salón era inmenso, nada más salir de la habitación ahí lo tenía, se unían tanto la cocina como el salón, pero no por ello dejaba de ser tan grande. En la parte derecha tenía una amplia puerta blanca para poder entrar a la cocina (Eran de aquellas puertas que no tenían manillar, con solo empujar bastaba); lo único que lo separaba del salón, aunque tuviese una cristalera transparente y no le negaba vista alguna hacia el salón.
Entro en la cocina y ojeó por la nevera a ver qué bebidas tenía. Únicamente tenía cuatro Heineken y dos redbull. Adoraba tomar redbull los días que le tocaba madrugar, era como si le espabilase. Las cervezas ya las tomaría en otra ocasión. Cogió un redbull y con la pierna derecha cerró la puerta de la nevera. Se dirigió al salón y se sentó en el rojo sofá de terciopelo de cinco plazas, extendió las piernas en la última plaza, ya que era la más larga encendió la tele y abrió su lata de redbull. Lo único que hacía era beber y mirar la lata, beber y mirarla. De vez en cuando Echave un vistazo al televisor aunque no fuese consciente que estaba viendo, sólo miraba fijamente con la mente fija en su primer día de universidad. No paraba de darle vueltas a preguntas sin respuesta, o al menos prefería no hallarlas.
-¿Cómo haré para poder enfrentarme a toda esa gente? Posiblemente gente despiadada, sin moral alguna, cíni... – Al instante, Katherina reaccionó por subestimarles sin ni siquiera conocer el ambiente, y más sabiendo que es así como ella era antes, o al menos como la volvieron... – cini...cínicos. – Le dio otro sorbo al redbull y un espasmo recorrió su cuerpo. Dejó la lata en la mesita de la sala y se levanto lamentándose otra vez por lo sucedido aquella vez- Realmente veo a la gente cómo era yo ¿Por qué? Yo no les he hecho nada, no quiero hacerles nada, pero no puedo controlarme no puedo...no puedo controlar mi... ¡Bah, Katherina! Si puedes sabes que sí, todo es nuevo, no es como antes, la gente, la universidad, tú... – Siempre solía pensar en alto cuando estaba sola en casa y algo le preocupaba, era la única forma de consolarse – Será mejor que me vaya vistiendo
Fue a su cuarto a buscar algo de ropa en el armario. Katherina no era esa clase de chicas que iba siempre maquillada, muy femenina, con zapatos... los odiaba. Odiaba los zapatos, siempre había sido muy masculina para vestir y eso le encantaba, es cuando más segura se sentía. Rebusco entre sus pantalones y cogió unos pantalones negros tirando a grises. No podían ser más masculinos; eran anchos y con el tiro del pantalón como siempre llevan los pantalones de hombre. Los cogió y los tiró a la cama. Siguió buscando que más ponerse y encontró una camiseta blanca con una gran calavera negra en el centro.
Tras vestirse cogió unas bambas altas y anchas y para aumentar aún más su masculinidad se puso una camisa oscura de cuadros. Se tiró en la cama para atravesarla y coger su móvil que estaba en la mesilla de noche en el otro extremo. Eran ya las siete y cuarto de la mañana. Desde su casa hasta la universidad únicamente tenía un trayecto en metro que duraba unos quince minutos, pero prefirió irse antes y poder dejar la mente en blanco, para poder comenzar bien de una vez por todas, su nueva vida.

Continuara...

¿Que opinais? Sé que aun no he escrito mucho, pero tiempo al tiempo. Espero vuetsras opiniones y acepto vuestras criticas.

 

Si deseais seguir leyendo el fic, podeis continuar leyendolo aquí:

http://s1.zetaboards.com/yurisantuario/topic/4223867/1/#new

ya que aqui no puedo postear, el segundo capitulo ya está subido :)