Unión [Inuyasha&Kagome]

En otro post les contestaré todos sus amables comentarios, ya tenía la continuación hace unos días, pero cómo que me han jalado el tiempo ultimamente, y nos las quiero dejar esperando más.

Mil gracias por todo su apoyo, en verdad que leer sus comentarios siempre me hace muy feliz.

Capítulo dedicado para todas ustedes. maFFer sussin, KagomeXinu, Pollux, Angels, Kag love Inu, Kicsu y elissa que son muy lindas y agradables. Espero les guste.



Capítulo 7: Gracias.

Al abrir los ojos lo primero que me aventuré a ver fue si ella seguía en la cama. Y así fue.

La noche no se me hizo larga, inesperadamente pude dormir tranquilo a pesar de las emociones sufridas un día anterior. Me levanté y me acerqué a ella que aún tenía los ojos cerrados.

Un ruido captó mi atención, al mirar observé a Miroku que estaba preparando ya algo de comer. Acercándose a mí, dejó la comida sobre una mesa.

—Hay que despertarla—susurró levemente en mi oído. ¿Pretendía entonces que yo lo hiciera?

Tragué un poco de saliva, con mi mano moví un poco su brazo y ella despertó al instante.

Miró directamente mi rostro con una expresión de sorpresa y luego sonrió.

— ¿Dormí mucho? —inquirió con un poco de timidez.

Yo sentí una sensación fría recorriendo mi espalda. Había olvidado esconder mis orejas.

—Lo que debía señorita, ahora tiene que comer, así que nos agradaría si nos acompañara—invitó Miroku pasándome un brazo por los hombros. Yo estaba ya muy nervioso.

—Muchas gracias—respondió. Se acomodó la ropa para cubrirse ya que su espalda era la única descubierta. Con un leve empujón, se puso de pie de inmediato.

El tiempo de comida pasó muy rápido, y los únicos que hacían plática eran ellos dos. Mi silencio era debido a que estaba pensando en la reacción de Kagome. No estaba espantada ni nada, y mucho menos había hecho algún comentario sobre ello.

Dando las gracias acabando de comer, me retiré. Me dirigí a la parte trasera, donde estaba el pasto y el comienzo para adentrarse en otra parte del bosque. Me senté tratando de distraer mi mente, que ya estaba causándome un caos.

Sentí que alguien se estaba acercando a mí. Sin embargo no quise voltear a ver.

— ¿Puedo acompañarle? —inquirió la dulce voz de Kagome. Me sorprendí un poco, y me hice a un lado, en indicación para que ella también se sentara.

— ¿Te sientes mejor? —pregunté queriendo saber en verdad cómo iban sus heridas.
Ella sonrió ampliamente, y me miró de forma extraña, pero realmente dulce.

—Sí, mucho en verdad—respondió aún con los ojos en mí. No sabía qué hacer, sólo guardé silencio, ya que veía que volvería a hablar—si no te molesta te confesaré algo. En la noche me desperté y te vi acostado en el suelo… junto con tus orejas. Pensé era cosa de la noche y yo estaba viendo mal, pero cuando me despertaste y las volví a ver, supe que no fue mi imaginación. ¿Por qué antes no las tenías? ¿Eres acaso un hanyou?

Sus palabras me sorprendieron demasiado. Me hablaba cómo en un principio, incluso con más confianza. No le había dado miedo notar mi naturaleza diferente.

—No fue por eso, aunque sí lo soy—confesé. La verdad ella me estaba inspirando más confianza de la normal—las oculté para salir para que la gente no me mire feo. Es todo.

Eso último sonó más tajante de lo que hubiera deseado.

—Lo entiendo… a mí no me parecen un problema. El señor Naraku también es un Hanyou, pero no tiene orejas tan adorables cómo las tuyas.

El último comentario había hecho que me saliera un leve rubor. Miré hacia otra parte para que ella no lo notara.

Nunca imaginé que fuera a decir eso.

Ella tocó mi hombro, y yo tuve la necesidad de voltear a ver su expresión. Estaba feliz, su sonrisa la delataba… y yo me había dado cuenta que apenas hace un rato ya habíamos comenzado a tutearnos.

—No escondas tu rostro—musitó ella con tranquilidad—no hay nada malo en mostrar tus emociones—sus palabras causaban el efecto de la sorpresa en mí. No tenía idea de qué contestarle—El joven Miroku me dijo que le gustaría me quedara con ustedes. A mí me agrada la idea, saben no tengo a dónde ir, además que puedo ayudarles en lo que necesiten y…

—Nadie te está exigiendo nada—interrumpí al ver en torno al cual se estaba dirigiendo su conversación.

—Me gusta sentirme útil, y es bueno ayudar, me gusta. Espero que nos podamos llevar bien—sonrió y con ambas manos, sujetó una mía—En un día, y con todo y lo que me ocurrió, me he sentido mejor que en muchos años de mi vida.

Aquellas palabras eran realmente sinceras, sus ojos llenos de brillante alegría, no dejaban de mirarme con… ilusión. Me empecé a sentir de un modo bastante diferente, se podría decir que tuve un poco de envidia de los sentimientos que veía en ella.

Yo también quería sentir una chispa de ilusión.

Tratando de igualar la sonrisa que ella tenía, sonreí para hacerle saber que de igual manera, yo estaba muy contento con su compañía.

Dudé un momento, pero al final me animé a hacer unas pequeñas caricias en su mano que seguía fuertemente sosteniendo a las mías.

En mi mente pude pronunciar un agradecimiento.

Gracias… Kikyou.

Y es que muchas de las cosas buenas que aprendí y después adquirí de lo vivido con ella, fue a poder confiar un poco más en las personas. Con ella no me había atrevido a sostener de igual manera su mano por desconfianza.

Una sonrisa aún más sincera se dibujó en mi rostro.

El sentimiento de comodidad estaba embargando todo mi ser, y hacía que este momento, se volviera cada vez más perfecto.

Continuará…

 

Ahora sí me tardé, se me pasó el tiempo volando en verdad, tuve muchas cosas qué hacer y mis emociones andaban algo cucú! xD Pero bueno, ahora me siento más relajada... lamento haberles hecho esperar tanto, cada continuación la pondré como por cada semana <3! Espero les siga agradando <3!
Pollux:

Contenido oculto

Oh, no te apures, a mí también me ha llegado a pasar ;___; Me agrada te guste cómo los voy juntando, aunque parezca que ya están flechados no va del todo así... recuerda el cariño se expresa de diversas formas °-° Muchas gracias mi linda <3! espero te agrade lo que sigue, te quello <3!

Capítulo 8: Intimando.

Y aquél sentimiento floreció… y sentía que me faltaban fuerzas para poder contenerlo bajo control. Su sonrisa seguía firme, no era forzada; y en sus ojos una extraña sensación de tristeza apareció… apenas notable, apenas si la pude ver.

No me atreví a preguntarle, quería decirle si estaba pensando en algo en especial, más su silencio no me resultaba incómodo; tan reconfortante cómo su aún tacto sobre mi mano, el viento acariciaba su cabello y su dulce olor llegaba a mí de forma intacta. No había otros contaminantes, no había algo que se mezclara… era la pureza total de su ser.

Me sentí especial, unos segundos pasaron para que en mi cuerpo un sentimiento egoísta se anidara en un hueco de mi corazón; sentía como si ella nunca antes hubiera estado mirando a alguien de esa forma… tan cálida, tan sencilla, y tan carente de hipocresía. Estaba completamente abierta ante mí.

— ¿Te ocurre algo? —preguntó ella cambiando un poco su expresión.

—No—respondí sin intenciones de parecer nervioso. Lo estaba y eso me molestaba.

—Bien… si no te molesta, podrías contarme algo más de ti—animó a decir mostrando un pequeño rubor en su mejilla.

—No sé qué te pueda contar—mencioné con un poco de duda.

—Lo que me quieras decir, algo sobre lo que te gusta, qué ha sido de tu vida.

—Normal—agaché un poco la cabeza… no tendría nada de malo contarle. Qué curioso, tan poco de conocerla y no sentía que me fuera a hacer algún daño—la verdad sólo estos últimos años he gozado de una efímera paz… antes de eso fue lo peor de mi vida, parece una cadena; un eslabón bueno que le precede uno malo, y anterior a ese uno mejor.

“Hubo una mujer en mi vida, no puedo decir que se trate del amor de toda mi vida, pero es muy importante para mí. No deseo olvidarla, hay muchas cosas y momentos que disfruté con ella, y ahora puedo recordarlos sin sentir rabia. Miroku ha sido muy bueno conmigo en ese aspecto, él me ayudó y me soportó en mis peores momentos.

“La vida es muy difícil cuando no te acostumbras a las malas miradas, entonces todas las personas se creen superiores a ti, te miran por debajo… te apartan de todo lo demás; eso ya está bien para mí, me agrada vivir en este sitio con Miroku, aunque no es justo condenarle a él…

“Yo sé que ella me amó, eso quedó atrás. Agradecí mucho su sinceridad… tiempo después, pero me alegré poderlo comprender en algún momento de mi vida. Ella era tan cálida cuando quería, pero siempre tenía una mirada fría y calculadora; una mujer inteligente…

Noté cómo Kagome me miraba interesada, no se notaba que quisiera emitir algún comentario.

—Sí, era humana. Realmente hermosa, pero cómo ella dijo “Nuestras vidas no serán compatibles en un futuro” eso realmente me dolió… toda la confianza que llegué a tener se estaba manchando por el sentimiento de tristeza y enojo. Me sentí estúpido por creer que ella era la persona que estaba destinada para mí.

“Se fue, y sí, me dijo adiós de una manera realmente dulce. Nada se gana de una relación con mentiras… dijo que siempre podría contar con ella si la llegaba a necesitar. Eso a grandes rasgos, la parte en la que estuve peor quizás luego te la cuente, no es muy agradable para mí aún.

—No te apures, agradezco que me tengas la confianza de haberme contado. Siempre podrás decirme lo que quieras cuando te sientas cómodo—sonrió aún más ampliamente y se acercó para brindarme un cálido abrazo—debe ser difícil lidiar con las heridas del corazón. Yo nunca me
he enamorado… el señor Naraku no me dejaba convivir mucho con otros hombres, sin embargo los que conocí no sentía nada.

—Es mejor así—pronuncié levemente y me atreví a estrecharla un poco más—me refiero a que es mejor que no hayas tenido que pasar por una decepción aún.

—Lo sé, pasar cosas cómo lo hacía Kagura debía ser horrible y me quitaban las ganas. Ella está siempre con el señor Naraku, creí estaba enamorada de él pero no… es extraña su relación, ella lo obedece, él no muestra mayor interés que si fuera una sirvienta. No me gustó nunca eso—me aparté un poco de ella para poder mirarle el rostro… temí que algunas lágrimas asomaran por el mismo—lo siento, es sólo que no pude evitr dejar escapar el comentario.

—Hey… ya no hay qué comer InuYasha—comentó Miroku apareciendo inesperadamente en la escena.

—Está bien—respondí con un poco de fastidio. Me levanté y dirigí una última mirada a Kagome antes de internarme en el bosque.

Al menos tenía un tiempo para pensar mejor… si bien me agradaba su compañía, no había tenido el tiempo necesario para poner muchas ideas en orden.

Porque yo sentía algo extraño… agradable, pero no dejaba de impacientarme y causarme un poco de fastidio el no poder lidiar del todo con él.

Continuará…

 

Capítulo 9: Calma.

La calma de los árboles fue más que exagerada. No me agradaba que no pudiese oír el cantar de los pajarillos que siempre era constante me alarmaba.

La quietud se vio interrumpida cuando un par de árboles se cayeron frente a mí. En el olor del viento un desagradable aroma comenzaba a esparcirse por el lugar y la presencia de un ser que ya había visto me dio la razón a mi preocupación.

—Apártate—dictaminé con cierta molestia al ver los ojos llenos de insolencia de aquél niño que no dejaba de mirarme.

—Cállate Hanyou, sólo vengo a decirte que no te relaciones con esa mujer, no es de tu incumbencia—al hablar con estas palabras me abalancé sobre él para atacarle con mis garras más esquivó el ataque—no te vengo a hacer nada, sólo es una advertencia. Apártala de tu lado, hablo en serio cuando digo que no te conviene.

Los ojos altaneros de aquél chiquillo me miraron con intención de retarme. Desapareciendo entre el bosque, la apestosa aura maligna no se iba del lugar y decidí encaminarme en otra dirección a la que iba.

¿Qué había querido decir con eso? Sin duda no podía fiarme de ese niño que seguramente le había hecho las heridas tan terribles que yacían en el cuerpo de Kagome.

Ahora me sentía inclusive cobarde por no haberle perseguido y cobrármelas por su cobarde hazaña.

Continuando con mi camino pude alcanzar a ver a un jabalí que iba pasando cerca de unos arbustos… con precisión me abalancé sobre él para matarle y llevarle a casa.

Al recordar que también debía llevar más cosas por si se ofrecían, me dirigí a un pequeño río para coger unos cuentos peces.

Demasiado rápido terminé de conseguir lo que necesitaba y regresé hacia donde se encontraba Miroku y Kagome… pero no había podido pensar en organizar mis ideas ¿acaso no había tiempo alguno? Ese fastidioso mocoso había aparecido cuando sólo quería estar conmigo mismo y descubrir mejor lo que comenzaba a sentir.

—Tan rápido como siempre… sabía que es mejor que tú vayas por los alimentos yo tardaría más puesto que aún no me acostumbro del todo—habló Miroku que estaba en el jardín esperándome.

—Y…

—Adentro, al parecer aún tiene bastante sueño. Es normal, esas heridas necesitan mucho reposo—interrumpió antes de que pudiese terminar de formular la oración.

—Entiendo—musité dejando en el suelo lo que llevaba cargando.

—¿Y si vas por algo de fruta? Es un lindo día InuYasha… es bueno estar en contacto con la naturaleza.

Sin decirle nada más me adentré de nuevo en el bosque. Él siempre era tan atinado para darme ideas.

Caminé recolectando lo que veía de algunos árboles, entonces tuve el tiempo para pensar lo suficiente.

Kagome se veía realmente sincera al contar todo lo que hacía, no sabía que tan duro había sido su vida anteriormente, pero estaba seguro de que ella era una buena persona. No me quedaba claro porque hablaba con cierto cariño de ese ser llamado Naraku… ¿Qué sería para ella en sí? Estaba seguro que le maltrataba, lo había confirmado y más que nada estaba la cuestión de lo que parecía ser una muy extraña relación que quizás iba para más de comprensión en estos momentos.

—Lo siento—escuché decir de una voz conocida. Era realmente increíble que Rin tropezara conmigo otra vez.

—No te preocupes—le dije mientras le miraba más detenidamente. El olor de Sesshômaru era bastante fuerte. Se acercaba rápidamente.

—Rin, ven acá—sonó una voz grave que hablaba sin mayor delicadeza a la niña.

Acudiendo ella de inmediato, quedó al lado de Sesshômaru que no hizo más que dirigirme una pesada mirada cargada de cierto desprecio para mí. Realmente era un iracundo de lo peor… vivía con demasiada amargura aún.

Se habían retirado de mi vista. En el cielo aún veía el rastro de su estola caer.

Lo peor era que cada vez que veía a Rin no podía evitar acordarme de ella. Rin tenía cierto aroma aún impregnado de Kikyou por la vez que le había ayudado hace tiempo.

El día no tenía mucho de comenzar y ya me parecía eterno. A pesar de la felicidad que había experimentado, un sentimiento estaba estrujándome el corazón sin permitirme respirar bien.

Había que dejar de pensar.

Continuará…