Unión [Inuyasha&Kagome]

Este será el segundo FF largo que llevaré, y cierro mi temporada. Ya que no me gusta abrir muchas cosas, y luego no darle un buen seguimiento e irme, con el tiempo, saliendo de lo que deseo expresar.

Espero les agrade, es una temática y pareja totalmente diferente al que llevo ya, sin embargo, no quiere decir que no manejaré a casi todos los personajes cómo corresponde.

Capítulo 1: El de mar de mi mente.

No deseo olvidarle… ¿Cómo olvidar a la persona que me brindó su corazón? Sin embargo, tu época en mi vida ha pasado ya, debo entender que tu camino ha tomado un rumbo diferente. Así cómo el mío.

Lo peor que podría hacer sería fingir que nada pasó, que no hubo equivocaciones en mi vida. Tu recuerdo viene a mí como algo hermoso, y que duró poco, sin embargo, nunca me arrepentiré de haberte conocido y poder vivir unos días a tu lado.

Siento que mi amor no fue lo suficiente, sé que ambos estábamos envueltos en la maravillosa ilusión de aquél sentimiento tan conmovedor. Te amé, no cómo el único amor que tendría en la vida, pero sí cómo no volveré a amar. No sé si lo haré con mayor intensidad, si será menor… no deseo medir un sentimiento tan valioso como si fuera un líquido u otra cosa.

—Espero te encuentres feliz—dije al vacío mientras seguía mirando por la ventana. Llovía, y era hermoso verle, no sabía cuánto más seguiría lloviendo, era muy relajante escuchar el apenas audible sonido de las gotas golpeando en la ventana. A pesar de la lluvia, el día se encontraba claro, el cielo estaba de un azul verdaderamente hermoso. El sol no se había dejado ver mucho hoy.

Ya han pasado 7 años desde que dejé a Kikyou. Fueron muy desgarradores los primeros 4 años, pero después, un cambio de corazón y razonamiento me hizo volver a sentir un poco alegre. Siento que pienso distinto, que no soy tan impulsivo cómo solía ser…

…Podía ser que también, no había mantenido mucho contacto con alguien en este tiempo. Algo que podía estar seguro es que la soledad me había dado mucho tiempo para pensar, y sentir algo que no había encontrado antes en mi interior. Más determinación para hacer las cosas, y el poder aceptar que ciertas cosas no pasan por nuestra voluntad. Hay que saber esperar. Es lo que más he
ganado en este tiempo… paciencia que no tenía.

Sé que mi carácter no va a cambiar, es parte de esencia cómo ser humano. Aún tengo arranques
de ira e impotencia.

—Sabré esperar más, cuando te vea, no lo dejaré pasar—prometí a la nada. Me era confortador
saber que haría lo que sentía. No pensaba pasarme la vida en soledad, pero en el fondo, me daba
miedo salir a buscar y encontrarme con una decepción. Sabía que tenía que pasar en mi vida por
ello, y que podría ser un número grande de veces, pero el miedo… no me es indiferente. Todos lo
tenemos, y creo que por más valiente que pretenda ser, no dejaré de sentir aún una pequeña
inseguridad.

El crujir de una puerta me hizo salir de la profundidad de mis pensamientos. La madera que ya era
vieja hacía sonidos extraños que, a pesar de la costumbre, aún me hacían voltear.

Sentí que alguien me estaba mirando, pero no había nadie.

Continuará….

Nota: Perdón si se ve el diálogo desalinéado, no sé porque se queda así, y no puedo arreglarle, no crean que le he puesto así a propósito.

 

Capítulo 2: Recuerdos y sensaciones.

Aún veo que trata de sorprenderme, quizás espere que yo piense que es otra cosa. Cómo si la felicidad fuera a pasar por mi puerta sin esperarlo. Podía, pero hoy no estaba en el mejor ánimo optimista.

—Ya, sal que sé quién eres. Nadie más está con nosotros Miroku—pronuncié con una leve sonrisa. Valoraba mucho que él se mantuviera a mi lado, peor aún, en los momentos que más insoportable estuve.

—Deberías sentir curiosidad, quizás un día no sea yo—respondió mostrándose ante mí. Miraba de manera divertida y con una sonrisa llena de esperanza.

—Un día, lo has dicho…—las palabras no me salieron con pesimismo. Miroku me había contagiado un poco de su alegría.

—Tengo ganas de que salgamos un poco… ¿sabes? Necesitamos aire fresco cada cuando, y también, sería ideal más distracción para ti. Miras la ventana demasiado—en su rostro se miró un poco de preocupación. Él sabía que yo no estaba triste, pero comprendía que tampoco estaba en la plenitud de la dicha.

—Está bien, ayúdame a doblarme las orejas.

Me molestaba hacerlo, no quería ocultar nada, pero era necesario. A veces las personas no llegan a comprender que no es mi intención lastimar a alguien sólo por la condición en que nací. Las miradas de miedo y otras de repugnancia no me eran agradables, era mejor, poder evitar pasar un mal rato cuando se deseaba todo lo contrario.

Qué ventajoso resulta tener una gran cantidad de cabello…

Me levanté y estiré mis brazos. La posición que había mantenido hasta hace unos minutos me había dejado un poco tieso.

—Ahora, permíteme un minuto Inuyasha, tengo que ver cómo puedo quedar mejor… hay que dar una buena impresión a las señoritas que llegue a ver—se acomodó la ropa un poco, y se miró el rostro en el espejo. Siempre era tan… coqueto, esa palabra me sonaba mejor a mujeriego. Aunque no era nada fuera de la realidad.

Un gesto en su rostro, me alertó que ya estaba listo.

Al salir noté la diferencia en el aire. Era verdad que se sentía más fresco y puro que adentro, que si bien, me resultaba más cálido, no era tan refrescante como el de aquí.

Caminábamos en silencio, sólo seguía a Miroku, que me terminaría llevando a un lugar lleno de personas. No me era desagradable, es más, en verdad disfrutaba cuando íbamos hasta aquellos lugares. Con lo poco frecuente de nuestras salidas, siempre había algo nuevo que ver.

Algo me había impactado… al parecer las sorpresas no habían tardado en esperar.

No caí, la fuerza del golpe no había sido mucha cómo para hacerlo. De hecho, no esperaba más, siendo una pequeña niña la que golpeó en la parte inferior de mi cuerpo.

—Lo siento…—se disculpó de inmediato. Corrió bastante veloz para su edad. Seguía teniendo mucha energía.

—Sesshômaru le da mucha libertad, espero nunca le pase algo malo—musitó Miroku mirando por dónde se había ido Rin.

No me había hecho gracia que mencionara a él. Miroku lo notó y siguió caminando fingiendo que nunca había dicho algo.

Sabía que él siempre estaba cerca de aquí, sin embargo, no esperaba toparme con ella. No deseaba tener un encuentro con aquél ser. Su mirada tan fría me provocaba malestar.

Sin darme cuenta, ya estábamos entre un gentío. Mis pensamientos hacían que a veces no prestara mucha atención en el tiempo que habíamos caminado ya.

— ¿Me podría dar, si no le es mucha molestia, la bolsa que está en el árbol? —inquirió una voz femenina. Al mirarla, mi rostro debió de tener una expresión de total impresión que no podría esconder—Por favor—reiteró al instante. No podía creer lo que miraba.

—Tome—dijo Miroku sin que notara el momento en que tomó la bolsa. No había podido ni mirarla cuando él se la entregó—No lo crea grosero señorita, es sólo que no se siente bien.

Había estado completamente inmóvil. Comprendía lo que hablaba y lo que ocurría a mí alrededor. Era verdad que no me sentía bien, mis emociones eran un caos.

—Espero se mejore señor, y muchas gracias por todo—sonrió y caminó lenta alejándose de nosotros. Su cabello negro era largo, más no tanto como el de Kikyou.

Sólo cerré los ojos, debía ordenar mi mente antes de saber, que debía hacer. No iba a caer en las comparaciones, cuando sabía que no era ella.

Al pensar esas últimas palabras, me sentí mejor. Ella aún estaba al alcance de mi vista…

Continuará…

 

Capítulo 3: Oleada de sentimientos.


Caminé un poco apresurado, no era necesario llegar a correr. La joven caminaba muy despacio, admirando a las personas que estaban en su alrededor, fue entonces, cuando decidí copiarle ese aspecto, y poder notar, lo que me estaba rodeando. La gran explosión de sentimientos junto con mis pensamientos, no me habían dejado apreciarlo.

Personas, en su mayoría mujeres y señores de edad adulta, se encontraban sentados en el pasto. Algunos vendían artículos cómo ropa, collares, y objetos de decoración. Otros, sólo estaban teniendo un almuerzo con su familia. No me extrañaba estar por aquí, Miroku coqueteaba con alguna señorita que se encontrase sola.

Aquella persona a la que estaba siguiendo no se había perdido de mi vista. Se detuvo en un movimiento rápido, admirando las cosas que tenía una joven de su misma edad. Aproveché para ir junto a ella ¿Qué le diría? No sabía bien, pero quería hablarle.

— ¿Ya se siente mejor? — pronunció apenas se percató que yo estaba a su lado. Su sonrisa fue sincera y espontanea, como si en verdad le interesara saber mi estado.

—Sí… gracias—contesté en un suspiro. Las palabras no llegaban a mí, no tenía idea que preguntar, qué decir… no sabía para qué me había acercado a ella. Como si me fuera a poner a explicarle toda mi vida.

—Luce un poco pálido—dijo con una voz apenas audible, parecía que lo había dicho para ella misma—Tome—metió su mano en la bolsa que le había entregado Miroku. Tomó mi mano y depositó en ella un pequeño bulto—es un dulce, quizás le falte azúcar joven.

Su pequeña mano estaba un poco fría, aunque su toque fue más que cálido para mi alma. Su gesto, al igual, una pequeña acción, pero con un gran significado. Hasta ese momento, me detuve a mirarla a los ojos, y ella hacía lo mismo, con su sonrisa en la misma posición.

Fue entonces, cuando miré la mano que aún posaba sobre la mía. Ella al darse cuenta de mi acción la retiró, pero aún así, pude ver algo que me llamó la atención.

En la parte superior de su mano, abarcando desde su dedo índice, hasta su brazo, y no sabía qué tan profunda estaba ya que la manga de su vestido no me permitía observarla, estaba una herida, parecía que hubiera sido fuertemente apretada, ya que se marcaba muy notorio la muestra de algo no muy grueso, sin embargo, el rojo encendido de esta, marcaba que era reciente.

Volví a mirarla, ahora de una manera distinta. No comprendía cómo estaba tan alegre cuando tenía esto, ya que por lo regular, esta clase de heridas suelen ser más frecuentes… seguro la maltrataban frecuentemente. Sentí un coraje intenso.

— ¿Qué te ocurrió? —pregunté lo más normal posible. No podía sacarle lo que pensaba de la nada, menos, cuando no tenía ningún derecho.

—Nada importante, fue… sólo un pequeño recordatorio— ella miró un segundo con un poco de tristeza, pero su expresión cambió al instante, y trató de poner de nuevo una sonrisa. No fue la misma que vi anteriormente.

—No quise que te sintieras mal—en verdad no lo quería, pero no estaba del todo conforme con su respuesta. No esperaba más, ella no sabía ni mi nombre… ni yo el de ella.

—Ya pasará pronto, podría usar la perla para curarme, pero no debo usar lo que no me pertenece—su mano se dirigió a la parte superior de su cuerpo. Tomó lo que parecía una perla… había oído hablar de ella, y nunca creí topármela. En un tiempo me interesó, pero eso quedó en el pasado al igual que muchas cosas…

— ¿De quién es? —inquirí sin parecer demasiado interesado. No tenía intenciones de hacerla creer que me quería quedar con ella.

—Pertenece al señor Naraku, pero la tengo para mantenerla lejos de los que se la quieren arrebatar. Es una forma de… —cayó un segundo, para luego continuar—no debo hablar de lo que no es debido. Lo siento, pero no quiero causar mal.

—No importa—le dije al instante—no deseo arrebatártela.

—Lo sé, no se ve que sea una persona mala, por eso le mencioné. No tiene malas intenciones, su cara me parece llena de bondad.

Sus palabras llegaron sutilmente hasta lo más hondo de mi corazón. No pensé que una persona, ajena a mí, fuera capaz de decirme aquellas palabras. Que curiosa era la vida, parecía que se empeñaba en llenarme de sorpresas, y esta vez, me resultaban muy agradables. Una mujer… que ve en mí la bondad. No sé si jactarme de eso, pero en verdad sentí alegría al escucharlo.

El viento soplaba levemente, entonces comencé a observar más el ambiente que me rodeaba. Las personas hacían lo mismo, seguían con sus vidas cómo hace unos minutos. Ella me miraba con espera de alguna palabra mía. No tenía idea qué decir, ahora estaba experimentando una sensación demasiado intensa que no me dejaba pensar algo, sólo sentirlo.

Miré al suelo, y también hacia a un lado, dónde se encontraba aún la misma vendedora, quitando rastros de polvo en sus cosas. Al otro lado estaban unas personas comiendo, y en frente de mí, lo pies de ella cubiertos en sus medias blancas, permaneciendo inertes, mientras que la parte inferior de su vestido jugaba con la leve brisa.

Levanté mi rostro, y ella ya tenía otra mirada… que me agradó.

Continuará…

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Windi: jajajajajajajaa xD Me dio risa tu frase final, justo lo veo cuando abro el foro para colocar la continuación Lol, en verdad no podía sin tu permiso =( (?)
Oh, me da mucho gusto que te esté atrapando a ese nivel :3 Gracias por lo de Miroku, y sí, sé que a pesar de todo, el no es de plano pervertido, sabe y tiene sus modales :) Espero que este episodio sea de tu mismo agrado linda.

Gracias a todos por su apoyo, y su tiempo de lectura, espero les agrade ;)

 

Capítulo 4: Diferencias.


—Me parece que se puso un poco nervioso—atinó a decir ella. En el fondo no pude evitar que mi corazón saltara. En verdad estaba con algo de nervios… cómo no estarlo cuando no me ven de primera instancia cómo un ser extraño.

— ¿Cómo se llama? —pregunté tratando de evitar su afirmación. En mi corazón estaba la inquietud de ponerle un nombre a la dulce señorita que se encontraba delante de mí.

—Kagome—respondió con suavidad. Era un bonito nombre— ¿Usted? —preguntó de la misma manera.

—Inuyasha—dije simplemente, tratando de hablar lo más natural posible. Estaba algo emocionado sin darme cuenta, ya que mis manos temblaban un poco ante los nervios.

—Me parece un hermoso nombre, nada usual. Quisiera ver si…—algo la interrumpió.

—Vámonos—pronunció un niño. No vi en qué momento se situó al lado de ella, es más, ni siquiera lo había visto cerca de aquél lugar. ¿Quién sería? Lo único que estaba seguro, es que me molestó la manera en que la interrumpió y le pidió su retirada.

Él me estaba mirando de una manera fría, yo tampoco me molesté en ocultar mi enfado. No era un niño tierno, ni mucho menos… sonriente.

—Lo siento, debo irme. Quizás le vuelva a ver… Inuyasha—su sonrisa ya no era la misma, la esbozó para mí, pero su mirada estaba decaída.

El diminuto ser que la acompañaba no dejaba de mirarme. Pude sentir una presencia extraña proveniente de él, igual a la de una criatura sobrenatural. La palidez de su rostro, y sus rasgos eran muy humanos. Su mirada gélida quería asesinarme.

Kagome estaba ya algo retirada de mí, él permaneció inmóvil hasta que yo no la pude ver. ¿Acaso quería que no la siguiera? No lo hubiera hecho, y de haberlo querido, poco me hubiera importado si ese ser me miraba o no.

Noté que aún tenía el dulce en mi mano, lo estreché y guardé en mi ropa. Miré a mi alrededor, pero poco había cambiado. No era para menos, en realidad no había pasado mucho tiempo en lo que había cruzado unas pequeñas palabras con ella. Seguía en verdad molesto.

A unos cuantos metros vi a Miroku sentado. Una mujer se acababa de ir de su lado… Me dirigí junto a él.

—Inuyasha… veo que estás aprendiendo de mí—respondió alegremente tocándome un hombro.

— ¡Estás loco! —exclamé—No fui con ella con las intenciones que tú haces siempre—el enojo hacia aquél mocoso estaba siendo poco a poco sustituido por los comentarios de Miroku.

— Si, si…si—repitió en tono burlón hacia mí. Me senté a un lado de él ignorándole—hablando ya más serios… Inuyasha, me ha parecido muy
buena tu reacción ante... tú sabes, su parecido con ella.

Miré al cielo, no sabía con exactitud que quería encontrar en él… quizás un poco más de entendimiento ante la situación que hablaba Miroku.

—No sé a qué te refieres, al principio me quedé completamente pasmado.

—Me refiero a que después de eso, te dirigiste hacia ella y fuiste capaz de estar bien. Los años te han hecho mucho bien. ¿La volverás a ver? —
inquirió. Sentí su mirada esperando una respuesta de mi parte… pero yo tenía más en la mente.

—Espero que sí, sólo sé su nombre… —miré ahora al pasto. Estaba fresco a causa de la lluvia—No me puse mal con su presencia porque no
tengo la necesidad de compararlas. La mirada de ella no tiene nada parecido a la de Kikyou, ni su manera de expresarse u hablar. Son únicas y
estoy viendo la diferencia claramente. —eso era verdad. Iba a ser un error ver a Kagome cómo Kikyou, además que me daría un miedo
horrible. A pesar del tiempo, y que deseaba lo mejor para ella, su recuerdo perturbaba aún mi mente.

Miroku estaba callado, pensativo y mirando hacia la nada. Me mantuve distante del mundo, ya que este seguía su curso a la perfección, con
los movimientos normales de las personas y su cotidianeidad.

No sabía bien en qué pensar, tenía demasiado miedo en que mi mente comenzara a hacer una ilusión que se tornara demasiado cruel para mí, sólo por el hecho de que ella había sido amable conmigo… tampoco sabía que yo era un hanyou. ¿Cambiarían las cosas?

—Admirable—susurró Miroku—en verdad lo es. Te admiro Inuyasha, estás siendo más sincero contigo mismo. No pienses siempre mal, sino confías en las personas, tu vida será muy difícil.

A veces sentía que Miroku podía leer el pensamiento. Más que eso, percibía algo en mí. Me agrada poder contar con su amistad cada día.

Ella era muy alegre, pero presentía que eso estaba siendo marchitado por los maltratos de otra persona ¿será que ese niño la maltrata?
Resultaba algo difícil de pensar, pero no imposible. Sus ojos estaban llenos de odio.

Continuará….

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Kicsu: Oh, muchas gracias en verdad no sabes cuanto me halaga que me digas eso. Claro xD Es ese mismo Naraku, ¿cómo dejarle fuera? tenía que estar *-* Muchas gracias por tu tiempo y que te agrade, espero no desilusionarte, a ti y a todos los que lean.