Una sorpresa del futuro... kag&??

Re: Una sorpresa del futuro... Kag&??

Grax a todos por su apoyo! Y erdon por no pasar antes, tube muchiso problemas y recien hoy toque la pc... Ahora les subo la conti, alguien sabe como postiar una historia en fan fiction? Es que quiero postiar un fic y no se como hacerlo...

Kagome puede ver como lentamente la cara del chico misterioso va saliendo de las sombras poco a poco. Lo que ve la deja muy sorprendida. Frente a ella se encuentra un chico bastante alto, bien fornido, musculoso, vestido con un short deportivo negro y una remera roja de mangas cortas. Pero lo que más la impresiona es su cara, a pesar de tener el pelo corto, esos ojos dorados y esa cara son inconfundibles. Ese chico era la viva imagen de Inuyasha.
-No puede ser...- murmura confundida y baja la guardia.
El chico se para a unos metros de ella y se cruza de brazos -Al menos dejaste de apuntarme- dice arrogante.
-¡NO! Debes ser alguna extensión de Naraku, deja de engañarme y muestra tu verdadera forma- le ordena adolorida, no quería creer en ese chico, no podía.
-¿De qué estás hablando?- la mira confundido -¿Quién es Naraku? ¿Qué tiene que ver con lo que pasó hace rato?...- iba a seguir preguntando, pero lo interrumpen.
-¿Cuánto has visto?- le pregunta nerviosa.
-Desde que tomaste el arco… ¿Ahora responderás mis preguntas?-
-¡Oh no!- suspira abatida -Es una historia muy larga y no creo que me creas…-
-Después de lo que acabo de ver no creo que nada me sorprenda-
-Está bien- dice derrotada –vayamos a la plaza enfrente del club para hablar más tranquilos- comienza a caminar.
-De acuerdo-la sigue de cerca.
Los dos jóvenes se van caminado en silencio, salen del club y se dirigen al parque. Allí Kagome busca un lugar apartado de toda la gente y medio escondido, perfecto para hablar sin ser interrumpidos. Se sienta en un banco y lo invita al chico misterioso a sentarse a su lado. Los dos se quedan sentados, él la mira atentamente, ella sólo mira sus manos que están sobre su regazo.
-Antes de explicarte todo, me gustaría saber tu nombre- le dice nerviosa mirándolo a los ojos con una sonrisa.
-Me llamo Ichida Taisho ¿Y tú?- le dice mirándola a los ojos instándola a seguir hablando y dándole confianza.
-Kagome Higurashi- baja la cabeza intimidada por aquella mirada ambarina tan penetrante.
-Comienza tu relato de una vez- le dice impaciente, pero a la vez emocionado.
Ella toma una gran bocanada de aire -Todo comenzó…- le cuenta todo lo que había vivido hasta ese momento en el Sengoku, de sus amigos, de él, de la perla, de sus aventuras, sus enemigos; en fin todo, incluso de su vida respondiendo algunas preguntas que el chico le había hecho, menos la parte de que ella estaba enamorada de Inuyasha -y eso es todo- le dice luego de más de dos horas de estar hablando, levantando su mirada ara dirigirla hacia ese desconocido. Lo que ve la sorprende demasiado, él la estaba mirando ilusionado, sus ojitos dorados brillaban de la emoción.
-¡Fascinante!- exclama emocionado.
-¿No crees que estoy loca o que lo que te conté es fuera de lo común?- le pregunta confusa.
-No- le sonríe alegremente –me parece muy real, después de haber visto lo que vi-
-Debería haberlo supuesto- ella también sonríe -creo que necesitaba alguien a quien poder contarle todo, siento como si me hubiera quitado un peso de encima…- dice pensativa.
-A veces contar tus problemas sirve de mucho…- añade de igual forma.
-Gracias por escucharme y no creerme loca- lo mira agradecida.
-De nada- le sonríe -¿Todo lo que han pasado tu y tus amigos fue por esa perla?- señala el colgante que ella tenía.
-Si- dice tiste.
-Es extraña, brilla todo el tiempo- le dice extrañado –además tiene una rara presencia…-
-¿Puedes ver el resplandor?- él asiente -¿Y sentir su presencia?- él vuelve a asentir -Qué extraño…- murmura.
Los dos se quedan en silencio unos minutos.
-Hay alguna razón por la cual no quieres volver… ¿No es así Kagome?- esa pregunta había estado rondando por la cabeza del chico al escuchar como ella hablaba del Sengoku con melancolía.
-Si…- deja de mirarlo triste, no quería volver, no todavía, le dolía mucho acordarse de él y quería entrenar, hacerse más fuerte.
-No te presionaré- le dice amablemente -no tienes que contarme sino quieres, se ve en tus ojos que sufres-
-Gracias- dice mientras una sonrisa se forma en sus labios.
-De nada- el le devuelve el gesto.
-Yo sólo quiero ser más fuerte… Entrenar duro para no depender nunca más de nadie- sólo era un murmullo que Ichida alcanzó a escuchar.
-Te ayudaré en todo lo que pueda, a cambio de que me cuentes tus aventuras en el Sengoku- le sonríe amablemente.
-Gracias de nuevo- dice feliz -tú ya sabes demasiado de mí y yo no se nada cobre ti- agrega animada.