Una Obra de Arte Jamas Terminado

bueno aqui esta el siguiente capitulo inspirado en una persona
Aclaratoria: cancion de baile, Endessly - Tsubasa Chronicles OST II
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Capítulo XIII​

Después de que terminaran de desayunar nuevamente se encontraban los dos parados en la puerta des cafetín, Yue lo miraba de reojo y se comenzaba a pregunta si lo había ayudado a aclarar sus dudas pero con la expresión que este mostraba en su rostro era claro entender que no.

— ¿Estas bien, Deidara? —Pregunto ella.

El chico no le respondía solo mantenía esa mirada en punto ciego de la ventana de vidrio, lo que lo despertó de su trance fue ella que le paso una mano varias veces por su rostro.

— ¿Qué era lo que me estabas diciendo antes? —Pregunto el chico.

Por ello suspiro.

—Deidara tu no estas para nada concentrado, no sé como pretender hacer una obra si no tiene tus pies sobre la tierra. —Dijo.

—Entiende una cosa, para mí no es nada fácil poner tener inspiración si no la consigo antes. —Dijo esté completamente molesto.

— ¿Estas enojado? —Pregunto confundida, a lo que el muchacho asintió. — ¿Por qué razón lo estas? —Pregunto todavía confundida.

—De que me sirve decirte si de todas maneras no puedes ayudarme. —Respondió con frialdad mientras que tomaba camino de regreso a su estudio.

—Si me dijeras tal vez tendría la solución a tu problema. —Hablo ella volver a llamar su atención cuando fijo su mirada a su persona. —Mira, no sé qué es lo que te inspira pero… al menos deja intentar darte un poco de ella a ver si con eso lograr hacer algo. —Pidió la joven mientras que se le acercaba.

Quedaron uno al frente del otro, el joven de ojos azules miraba con suma serenidad los orbes ónix de la chica que miraba su pecho con preocupación, de verdad se lamentaba a sí misma por no tener una manera de ayudarlo aunque no podía hacerlo tampoco porque este no se dejaba, era igual que cuando estaba en la universidad que lo miraba rechazar la ayuda de otras personas porque le decía que él podía hacer eso por sí solo sin tener derecho a cualquier clase de apoyo.

Subió una de sus manos hasta la mejilla de la chica en donde se la acaricio con el pulgar notando en ellas un leve sonrojo Eres tan buena, que insiste demasiado para que acepte tu ayuda pensó en seco para reflejarle en su rostro una serena y cálida sonrisa.

—¿Qué es lo que estas pensando? —Pregunto el rubio al notar fuera de sí.

—Tengo una forma de ayudarte pero, necesito buscar unas cosas antes. —Respondió ella.

— ¿Qué tipo de cosas? —Pregunto confundido.

—Tú vete a al estudio y espérame allá. —Respondió nuevamente para soltarse de su agarre y salir corriendo del lugar.

Confundido por lo que le dijo se fue de camino a su estudio pensando profundamente en lo que le dijo ¿Qué era lo que estaba planeando? Era lo que se preguntaba para notar la emoción en su rostro quiere decir que encontró alguna forma de poder inspirarlo solo deseaba que eso le pudiera aclarar la otra duda que tenia de esa joven.

Llego al sitio y fue de una vez por la arcilla sentándose en el piso con el material al frente comenzó a pensar en algo que de verdad desea esculpir Piensa… piensa en eso que te inspira de repente lo único que pensó fue en Yue bailando en su estudio.

— ¿Cómo me puede concentrar si siempre estas metida en mi mente? —Pregunto para sí mismo desviando la mirada hacia el techo.

Dejo entrar aire a sus pulmones para después soltarlo en un profundo suspiro, relajo sus músculos y destenso los nudos que tenía en los hombros al girar sus brazos hacia adelante un par de veces. Cuando se sentía más calmado intento de nuevo imaginarse una cosa que deseaba esculpir pero, nuevamente ocurría lo mismo pensaba en Yue bailando.

—Veo que aun no has comenzando, que alivio. —Dijo la castaña llamando su atención.

Desviando la mirada hacia ella se sonrojo de forma leve al verla vestida con uno de esos trajes que usan las árabes para bailar, de un brillante color negro se le notaba los detalles de plata pura a sus alrededores ya que eran iluminadas por los rayos del sol.

—Te ves… hermosa… —La hágalo de forma inconsciente escuchando una carcajada leve de su parte.

—Que encantador eres. —Dijo mientras instalaba el sonido.

— ¿Qué se supone que harás? —Pregunto extrañado de lo que hacía.

— ¿Qué acaso no es obvio? —Pregunto con sarcasmo.

—Eh… no, dímelo. —Respondió esté de la misma forma.

—Te voy a bailar, tonto. —Contesto a su pregunta anterior sacándole la lengua.

— ¿Con que propósito haces esto? —Pregunto todavía confundido.

—Con el propósito de inspirarte un poco, Deidara. —Respondió la chica mientras colocaba la música.

Esté sin montarle ninguna queja la miro con la misma serenidad de antes, la joven suspiro hondamente ya que al bailarle a él la hacía sentirse nerviosa ya que desde lo más profundo de su ser esta persona era la que le gustaba y si era verdad lo que le dijo Itachi entonces con más razón lo haría.

Dejo que la música comenzara tranquilamente y con los ojos cerrados comenzó moviendo sus pies de un lado a otro ya que la primera tonada era algo suave por lo que no se quiso apresurar, después fue que movió los brazos al compas de la música sin perder la sincronización la fina tela negra que tenía en una de ella era movía en forma diagonal que hacía notar las ondas que creaba al mover su mano de arriba abajo unas cuatro veces, lo siguiente que hizo fue darle la espalda a su espectador quien la miraba sorprendido de su natural belleza le hacía movimiento a sus manos para finalmente tener la inspiración que necesitaba.

Yue quien todavía bailaba la danza que le había preparado se volvió hacia el rubio para poder mover las manos que sostenía cada una la punta de la tela que danzaba al compas del viento que para ella era su aliada porque la inspiraba a continuar con dicho baile, después fue que subió ambas manos juntas hasta la parte de arriba de su cabeza en donde su rostro había quedado oculto ante el chico que la miraba de reojo para poder crear la obra de arcilla, y con un ligero movimientos de caderas se podía escuchar en los alrededores del lugar el sonido de las monedas plateadas que adornaban el traje que cargaba puesto.

El silencio era inmenso, pero para este caso no les molestaba a los dos ya que sentía la inspiración y las energías de hacer lo que más les gusta entrar en sus cuerpos y no se detendría hasta conseguir esa máxima sensación que sería el de la satisfacción de haber conseguido un buen trabajo. Deidara sonríe de forma cálida porque finalmente había conseguido inspirarse y con la ayuda de Yue mas todavía porque su forma natural de ser era lo que lo alentaba a hacer cada una de sus obras de artes y lo empeñaba todavía más al momento de hacerlas para poder sacar la perfección en ellos, pero muchas de las veces que se equivocaba comenzaba a reiniciar todo para corregir el error que antes había cometido.

Cuando la música acabo los dos se detuvieron en seco, ella respiraba de forma agitada porque se sentía cansada mientras que el rubio lo que hacía era sonreírle de forma serena.

—Muchas gracias. —Fue lo que alcanzo a decirle mientras que lentamente se levantaba del piso.

Está no le decía nada porque solamente con sonreír le decía todo, lo que si la enrojeció un poco fue su extraño acercamiento hasta el lugar en donde se encontraba no sabía el cómo o el porqué, pero algo quería decirle y no quería que hubiera distancia entre los dos.

El chico con esa misma determinación camino hasta ella para quedar para de frente a su persona, viendo ese rostro enrojecido bajar hasta el piso lo tomo con ambas manos para volver a subir y con esa misma mirada serena se acerco a ella para poder darle un beso en sus labios.

Sonrojándose aun más por eso lentamente le fue correspondiendo ese gesto colocando sus manos en su pecho dejo que el joven la tomase de su cintura para acercarla más a él obligándola a colocar esas manos en sus hombros, al principio el beso fue tierno porque quería hacer que sus labios se movieran al compas de los suyos después fue que lo profundizó al momento en que le pidió entrar en su interior algo en lo que ella no se negó a tal petición.

Terminando de subir sus brazos lo abrazo del cuello al momento en que esté enrollo los suyos en sus caderas, sintiendo el apegamiento del otro no querían que nadie destruyera ese ambiente que juntos habían creado, Deidara era tan tonto al no darse de cuenta que su musa todo el tiempo había sido Yue; si ella no estaba a su alrededor no podía hacer nada, se sentía incompleto sin su hermosa presencia, su inocente rostro, sus dulces gestos pero sobre todo sus cálidos besos que lo hacían sentir como si fueran uno solo, como si toda esa paz que
llevase está en su interior fuera transferido a su persona.

Tanto les gustaba lo que hacía que se fastidio un poco al notar que el aire le hacía falta a sus pulmones por lo que lentamente se fueron separando, dejándose escuchar sus alientos chocar esté no hacía más que mirar a los ojos a la joven que lo había enamorado aquella vez que la conoció en la universidad.

—Yue… —La llamo en bajo y apenas con un hilo de voz.

—Dime… —Contesto ella de la misma forma.

—Quiero pedirte algo desde hace mucho tiempo. —Dijo el joven de ojos azules aun en las mismas condiciones.

— ¿Qué es lo que me quieres pedir? —Pregunto la joven.

— ¿Quieres ser mi novia? —Pregunto el muchacho.

 

Gracias, gracias por los comentarios chicas ustedes son mi inspiracion.

Aclaraciones: Esta capítulo lo relata Yue.
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Capítulo XIV​

Aun no podía creerlo lo que Deidara me estaba diciendo, más bien para mí esto era un sueño, desde siempre estuve enamorada, no solamente de sus escultura sino también de la forma en cómo es, su alegría, su entusiasmo, sus expresiones, todo pero todo de él me enamoraba y me fascinaba porque cada vez que estaba conmigo me hacía sentirme especial y ahora que… me dice esto, la verdad no tengo ni la menor idea de que decirle. Esté todavía esperaba mi respuesta y pues… tenía que pensarlo por unos momentos es que todo era tan repentino que no podía asimilar muy bien lo que tenía que decir o que palabras usar.

—Entiendo que no me quieras responder horita pero… puedo darte tiempo para que lo pienses. —Dijo al notarme callada.

—No es eso, es que… he esperado por mucho tiempo esa pregunta. —Hablé de forma repentina pero con esa misma tonalidad suave que llevo siempre.

— ¿A qué te refieres? —Preguntó confundido.

—Deidara… desde siempre estuve enamorada de ti, lo que pasa es que no te lo hacía saber porque no tenía manera de demostrártelo. —Confesé apenada.

— ¿Por qué no estaba segura de lo que sentías por mí? —Preguntó confundido con mi respuesta.

—No exactamente, sino que tenía miedo a que tú no sintieras los mismo por mí. —Respondí.

Por unos minutos se mantuvo callado con la mirada fija en mi rostro parecía que buscaba analizar cada palabra que le había dicho, al parecer me estaba dando la razón a lo que le decía pero de todas maneras no podía dejar de pensar lo mismo y eso que ahora se encontraba muy pensativo.

—Entonces… ahora que lo sabes todo, ¿Quieres serlo? —Preguntó nuevamente pero de manera insistente.

Lo único que hice fue sonreír y con tan solo rozar sus labios le intenta dar mi respuesta con ella, pero como era medio caído de la mata a veces no me comprendía del todo.

—Si quiero serlo. —Contesté para ver como se me acercaba para darme un corto beso en los labios.

De eso me llevo a donde estaba su escultura para sacarme de nuevo una sonrisa al ver la hermosa obra de arte que había hecho, era una bailarina árabe que bailaba al compas del viento.

—Es bellísima, me dejaste impresionada. —Dije aliviada, al fin lo había logrado motivarlo y eso era el resultado que quería.

—Se podría decir que si mi musa no me hubiera preparado ese baile no lo hubiera logrado. —Murmuró como sí se lo dijera a sí mismo.

— ¿Tu musa? —Repetí lo único que alcance a escuchar.
Esté asintió.

—Yue, siempre que estoy a tu lado me logro concentrar perfectamente porque tu alegre personalidad me inspira mucho a hacer muchas cosas. —Explicó.

Eso me había dejado algo impactada que no lograba decirle algo, pero ahora comprendía mejor porque razón siempre que en el jardín de la universidad me podía a pintar sentía como alguien me observaba.

— ¿Por qué dices eso si… sabes que las emociones mías no pueden animar a otra personas? —Pregunté con serenidad mientras que tomaba la escultura de arcilla.

—Tú muchas veces eres buena ayudando a otras personas, pero no usas esos métodos para ayudarte a ti misma. —Respondió ese rubio que me miraba de forma fija el perfil de mi cuerpo.

—Sabes muy bien las razones por la que soy así. —Reproché con algo de enojo.

—Sí lo sé muy bien, pero de igual forma… tu misma tienes que aprender a lidiar con las cosas, y más con eso que te paso a los ocho años cuando perdiste a tu padre. —Dijo.

—Eso he intentado, que incluso el sueño que siempre tuve de ser bailarina era porque mi padre también quería que lo fuese. —Dije con los ojos aguados.

Se me acerco para abrazarme de forma posesiva aunque tuviera la escultura en manos cerró los ojos para sentir mis lágrimas recorrer mis mejillas.

— ¿Vas a ir al cementerio mañana? —Preguntó de forma repentina.

A eso asentí lentamente.

— ¿Por qué lo preguntas? —Pregunté.

—Deja que Itachi, Sasori y yo te acompañemos. —Respondió, aunque eso parecía una petición.

—Creo que sería bueno, y más si… no quiero pasar ese día sola. —Acepté sin montarle quejas por eso.

Ahí fue cuando nos quedamos de nuevo en silencio, dejando que el viento hiciera acto de presencia en el lugar lo único que nos mantenía tranquilo era ese dulce sonido del cielo azul.

Durante la tarde no estuvimos haciendo mucho, aunque el rubio se había emocionado que intento hacer una escultura guía que usaría para la exhibición que daremos Sasori y el dentro de un mes, aunque lo quería dejar solo para que se concentrase de forma casi insistente me pidió que me quedase porque así tendría una opinión que lo ayudase a mejorar y como era buena con él, no le había negado eso porque una de las cosas que me gusta hacer cuando estoy a su lado era ayudarlo.

 

hello hello, a todas se que el capi de esta semana no era tan super pero espero que este si lo sea, ya que me esmere mucho para superarme aun mas.
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Capítulo XV​

Eran las nueve de la mañana del día siguiente, estaba sentando en la cama mirando con distracción un punto ciego de la pared que tenía al frente pensando en esto que iba hacer se decía que estaba haciendo lo que correcto ya que no solo la apoyaba a ella que era su musa, su mejor amiga y su… novia… su padre hoy esta cumpliendo nueve años de que murió en un accidente de avión, siendo conocido como un gran músico trágicamente murió al tomar un vuelo a Miami para presentarse en un concierto que tenía en dicha ciudad pero en pleno vuelo el avión estaba en total descontrol ya que se le había roto una ala por lo que de los 250 muertos que hubieron esa noche entre ellos estaba su padre.

Recordó perfectamente ese día, aquel en que la vio completamente desbastada parecía que toda esa alegría que tenia dentro se le había ido de una forma impactante a las pocas horas de que le anunciaran su muerte, lloraba y lloraba como toda una niña chiquita triste de perder a su progenitor lo que más deseaba era poder irse muy lejos de todo y eso que para ocultar el dolor que sentía hacia tal suceso era muy buena porque casi nadie se da cuenta de lo que de verdad sentía.

Cuando decidió levantarse se dio una ducha, en donde le tomo un rato salir de ella porque aun tenia la mente en otra parte ¿Qué es lo que estarás sintiendo en estos momentos? Pensaba de forma distraída mientras que cerraba la pluma de agua escuchando algunos goteos a su alrededor se fue a su habitación para dirigirse al armario en donde busco su esmoquin negro, mirándose repetidas veces en el espejo entró por la puerta uno de sus amigos para avisarle que ya se iban a lo que esté asintió para poder salir del lugar.

En el auto había un total silencio ninguno de los tres decía algo porque no sabían que decir y eso que el ambiente que había formado a su alrededor no era nada tenso, pero sí algo triste y eso que mayoritariamente las cosas no se volvían de tal forma aunque esta ocasión lo ameritaba y mucho.

— ¿Creen que ya este allá? —Preguntó el pelirrojo.

—Lo más seguro. —Respondió. —Solo esperemos que se encuentre bien. —Comentó el azabache mayor.

—No tengas eso tan seguro, sabes lo difícil que fue para ella perder a un ser querido. —Dijo el rubio.

—Se perfectamente que se siente, por eso es que no tolero verla llorar. —Murmuró eso en bajo.

Con mantenerse nuevamente en silencio, volvieron a no solo tensar el ambiente sino que esa tristeza que los rodeaba fuera más fuerte que antes por lo que el Uchiha mayor como pudo tenía que mantenerse con la compostura firme si es que no hace que sus lágrimas salieran con tan solo recordar que Yue no es la única que ha perdido a un familiar.

Sasori detuvo el auto en el lugar más triste de todo el mundo, donde hay más de 3.000 personas sepultadas en diferentes lugares de un alrededor de 15.000 hectáreas con diferentes lapidas de distintas formas y colores aunque mayormente los colores más vistos eran el metal, el gris claro y el gris intermedio. Caminaron por esos alrededores viendo lapidas que se encontraban en buenos estados ya que eran visitadas y unas que no tenían la misma suerte porque tenían ya como cinco meses de abandono, caminando hasta el final del lugar cerca de un árbol de jazmín pudieron visualizar a una hermosa silueta femenina sentada de piernas dobladas al frente de su lapida.

Eran muy doloroso verla porque ese ambiente que ella creaba le contagiaba a las personas que se le acercaban una inmensa tristeza pero estos tres chicos tenían que ser fuerte no importaba como, pero por su amiga tenían que serlo ya que este hermoso gesto de apoyarla era algo muy hermoso sabiendo las dificultades que tienen casi todos los amigos al momento de apoyarse los unos a los otros lo hacen sin importar en qué o el cómo haya ocurrido las cosas.

Con pasos muy serenos que se escuchaba casi de forma sonora por las gramas que pisaban llegaron a donde estaba, tenía un vestido negro semi corto puesto con esos cabellos castaños oscuros suelto el viento se lo revolvía suavemente mostrando en el mas volumen lo que si no podían ver eran los ojos negros como las oscura noche, totalmente rojos de tanto que había llorado desde que llego. Se miraron entre sí diciéndose: “¿Quién va con ella?” pero ninguno sabia que contestar, hasta que el valiente de ellos se fue a donde se encontraba arrodillándose a su lado le coloco un ramo de rosas blancas que habían comprado entre los tres de camino al cementerio mirándola esta vez a ella de reojo la había abrazado con un s0lo brazo para llevársela a su hombro en donde está recostó la cabeza dejando que esas lágrimas se deslizaran a tal lugar podía sentir como esas emociones quería explotar, como quería volver a llorar de la misma forma en cómo lloro aquel día, pero… se había prometido a sí misma que sería fuerte sin importa como tendría que hacerlo pero por esa persona tenía que seguir adelante.

—Siempre estaré contigo no lo olvides. —Dijo como palabras de aliento a ver si desataba un poco ese tenso ambiente que tenia.

—Eso lo sé, siempre he sabido que has estado para mi aunque no me diera dé cuenta de ello. —Murmuró en bajo con la voz quebrantada.

—No sé qué se siente perder a un padre porque jamás conocí a los míos, pero a pensar de lo que ha pasado entre los cuatros en estos últimos años sabes conscientemente que nosotros te apoyamos en esta difícil situación. —Seguía diciéndole esas mismas palabras de aliento para que Yue entendiera de una vez que no podía hacer las cosas ella sola.

Un problema que tenia Yue es que siempre que intentaba hacer algo por ella misma las cosas no le salía como quería por lo que se deprimía y se encerraba en un espacio al que no muchos podía entrar, bueno… solo uno podía y era él, lo que si lamentaba Deidara es que no la apoyara después de que se fuera porque en un estado agonizante que tuvo la castaña quería abandonar todo, y dejar la carrera que cruzaba porque sentía que no podría continuar con ello que ya nada tenía sentido y mas con esto que le paso.

Flash Back

Todo el cuarto de la universidad estaba hecho un completo desastre, miró sus alrededores y se sorprendía de la forma en cómo había desordenado su cuarto era demasiado impactante que una persona se descontrolara de tal forma, la encontró tirando varios de sus libros al suelos por lo que de un ágil movimiento se fue a donde estaba para agarrarla del brazo, llevándola a donde estaba la abrazo de forma posesiva sintiendo ese cuerpo temblar con mucha intensidad, su camisa se mojaba con sus lágrimas y con la forma en cómo arrugaba su camisa le hacía entender que esto era lo más difícil que le ha tenido que ocurrir.

—Cálmate… ya estoy, aquí… —Murmuró en bajo buscando tranquilizarla.

— ¡No digas tonterías que no me calmaran en nada! —Gritó.

—Yue no hay necesidad de que me grites, tranquilízate. —Pedía el rubio.

—Deidara… tu no lo entiendes… no entiendes el cruel sentimiento de… perder a un ser querido… —Con esa voz quebrantada miraba con los ojos no solo aguados pero sino también rojos a la persona que tal vez podría llegar a entenderla.

Se había callado por unos minutos ya que le estaba dando la razón en lo que le decía pero, después fue que la enfrentó al mirarla a los ojos para demostrarse fuerte ante ella porque con ello tal vez la pudiese ayudar a que no se quebrantara de tal manera.

—Se que no entiendo tal sentimiento, pero también me gusta ver que uno de mis mejores amigos se esté desbastando a sí misma. —Decía en seco. Sus palabras serán fuertes y por lo visto le habían llegado porque se había callado por unos cuantos minutos para mirar su camisa mojada.

Esos labios temblaba de forma intensa, como si quiera llorar nuevamente pero… no lo hicieron porque Deidara lentamente tomó su mentó para llevar su mirada hacia la de él en donde le proporciono en ellos un corto pero cálido beso. Yue quien lo miro con un leve sonrojo se pregunto porque hacia tal cosa, aunque no se lo reprochaba del todo porque gracias a eso la había tranquilizado un poco.

Fin del Flash Back

En el lugar no se escuchaba otra cosa que no fuera el frio viento de la mañana y aun recostada en el hombro de su novio lo único que le dijo fue:

—Gracias…

Extrañado de tal palabra desvió la mirada a ella para mirarla de reojo.

— ¿Por qué me dices eso? —Preguntó confundido.

—Porque siempre estas conmigo cuando te necesito y de verdad… esto es un gesto muy lindo de parte de todos ustedes que me apoyen en esta fría mañana. —Respondió la joven con un toque poético separándose un poco del chico para poder ver a los otros.

—A pesar de todo lo que paso siempre estamos para ti. —Dijo Itachi.

—Es cierto, burbujas; a pesar de lo ocurrido con tu madre como buenos amigos te apoyamos siempre. —Habló esta vez Sasori.

—Así como tú nos apoyas siempre, nosotros haremos lo mismo por ti. —Finalizó el rubio que acariciaba lentamente la mejilla de su novia.

Sonrió cálidamente dejando que una lágrima se deslizara de forma silenciosa por su mejilla aunque se diera cuenta de su presencia se la limpio lentamente para después irse a su rostro en donde beso cortamente sus labios, no quería que sus amigos los viera a los dos repartiéndose tal gesto ya que sería algo incomoda la situación y lo que importaba es que nada mas en el lugar se mostrara el perfecto ambiente de unos tres amigos apoyando a su única amiga en una situación muy difícil, pereciéndose a una obra de arte tal escena Deidara comprendió que tenía que hacer algo por ella y eso era lo que iba a hacer porque de forma extraña u rara se le había ocurrido una loca idea para su escultura.

 

Después de un largo tiempo les traigo la continuación de este fic anunciando también que ya le quedan cuatro capítulos restantes para terminarlo :)

Esta algo corto pero prometo que los demás lo hago un poco más largo ;)
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Capítulo XVI​

Ahora que sabe cuál sería la obra que presentaría en el festival de arte se había puesto de una vez a trabajar, aunque ella sea su inspiración tenía que buscar la forma de demostrarle que no importaba que tan lejos estuviera de ese ser tan especial siempre la iba a encontrar a su lado así su presencia no fuera en carne y hueso, y para mostrárselo al mundo tenía que pensarlo a lo grande ya que solamente le queda dos semanas. Pero tenía un pequeño problema que era ocultárselo a Yue, y para eso contaría con la ayuda de su compañero de cuarto Sasori quien le avisaría con un repique a su teléfono cuando está intentase ir a su estudio.

Por ahora no había ni una sola llamada de su parte por lo visto esta mañana la tenia algo ocupada; y si que lo tenía porque en estos instantes se encontraba en el museo “The White Sky” revisando los últimos arreglos que se le ha hecho al festival con la ayuda del chico de ojos café.

—Entonces solamente nos quedaremos con doces participante. —Comentaba mientras que le daba un vistazo a los papeles que se le hicieron entrega hace unos minutos.

—De los quince que se inscribieron solamente ésos van a participar ya que los últimos tres que se inscribieron tuvieron que retirarse por razones personales. —Explicó el Akasuna no.

—Debemos ver ahora como los vamos a distribuir porque teníamos todo establecido con quince participantes. —Aspecto la castaña mirando de reojos los alrededores del lugar.

—Déjame eso a mí tenemos otra cosa más importante de que ocuparnos. —Dijo él. —Tenemos que conseguir los doce nombres de las obras de artes que éstos nos piensan presentar. —Especuló.

—Me parece bien. —Aceptó tal propuesta. —Yo me encargare de los primero seis y tú de los últimos seis. —Sugirió tomando el papeleo de los primeros participantes.

Extrañándose por lo que había dicho pensó que ella tomaría el de su rubio novio por lo que intento sacarle la razón por la cual no quiso hacerlo.

— ¿Por qué no lo tomaste a él? —Preguntó confundido.

—No debería hacerlo, porque sé que Deidara me sorprenderá con lo que haga. —Respondió con una sonrisa.

— ¿Por eso no tomaras su papel? —Cuestionó todavía confundido lo que le dijo.

—Así es, quiero sorprenderme de la obra que este esculpiendo. —Aclaró la duda que tenía.

Confundiéndolo más por eso prefirió mil veces continuar con lo suyo y no seguir preguntándole a la chica que tenia minutos de haberse ido Que extraño que desaparezca cada vez que me adentro a mis pensamientos pensó el chico suspirando de forma fastidiada.

Por otro lado el rubio de ojos azules todavía pensaba en la forma en cómo haría mostrar su obra de arte y eso que nunca pensó trabajar con una escultura tamaño real ya que las posibilidades de que cupiese por la puerta de su estudio eran escazas pero no importaba porque aun así continuaría con ello sin importar que, ya que tenía un objetivo y era demostrarle a su novia que ese cariño de un ser querido esencialmente de un familiar permanecerá en su corazón por mucho tiempo.

Concentrado en su labor, se dio cuenta que su teléfono comenzó a sonar por lo que fue a buscarlo para contestar al colocarlo en alta voz.

— ¿Qué pasa? —Preguntó el chico.

—Tienes ya dos semanas para presentar tu obra y necesito que me des el nombre que conlleva. —Respondió su amigo.

— ¿Qué nombre? —Cuestionó la noticia que recibió.

—No sabías que en cada obra que se presenta en un festival tiene que conllevar un nombre que la representa. —Aclaró aquello que tenía como duda.

—En cada festival que he estado no me pedían eso. —Aspecto.

—Pues vas a tener que darme uno, porque aquí si lo pedimos. —Dijo el pelirrojo para colgar la llamada.

Ahora sí que tenía todo mal porque debía pensar en un nombre para su obra, pero… ¿Cuál le pondría? Esto era algo que nunca le había ocurrido ya que siempre que realizaba una obra o presentaba una nunca le pedían el nombre que la conllevaba y la representase como tal.

Volviendo a lo suyo seguía concentrado en el aspecto que mostraba la escultura que no se dio cuenta de la noción del tiempo y lo tarde que se estaba haciendo, por lo que a las seis de la tarde llego un joven de ojos café que miraba impresionado lo que estaba haciendo, para ser una simple obra de arte era la primera que hacía en tamaño real ya que conocía cada uno de los trabajo que su rubio amigo ha presentando en diferentes festivales.

—Para pensar en Yue me sorprendes lo que consigues. —Comentó asombrado acercándose a donde se encontraba. —Por cierto, me pidió que te hiciera entrega de esto. —Añadió entregándole una hoja de papel que se encontraba doblada en cuatro partes.

Confundido de su mensaje lo tomo y lo abrió para ver lo que esté contenía:

“Espero que ese trabajador artista no esté muy ocupado esta noche como para aceptarme una salida con la organizadora del festival.

Llámame cuando tengas la respuesta, ¿Te parece?

Cuídate, besos.

Yue”

— ¿Una cita? —Dedujo divertido.

—Veo que ella si buscara una forma para que los dos hablen. —Habló divertido acercándose a la obra para mirarla de reojo.

—De eso me estoy dando cuenta ahorita. —Afirmó. —Sabes… ya le tengo el nombre perfecto.

— ¿Ah sí? ¿Cuál es? —Preguntó curioso.

—El Verdadero Amor de un Padre. —Respondió el chico de ojos azules.

Sasori sonrió por ello.

—Nada mal, es mas pienso que le queda muy bien. —Comentó.

Anoto el titulo en su hoja de participación para después irse del lugar sin despedirse ya que esté tenía otro asunto que atender, tomando su teléfono celular le marco a su novia.
—Diga…


—Entonces… ¿Cuándo salimos? —Preguntó en seco.


—Mañana a las ocho ¿Te parece? —Propuso la chica.


—Si me parece bien. —Aceptó.


—Te espero mañana en la entrada de mi apartamento, te tengo una sorpresa. —Comentó para trancar la llamada.

Extrañado de lo que dijo, lo único que se preguntaba era el cuál sería esa sorpresa que la dichosa le tenía.

 

Disculpen a todos por tener tan abandonado el fic. He tenido muchas dificultades para continuarlos, entre ellas la inspiración. Pero, ahora les hago anuncio de que ya le quedan tres capítulos... Así que veré si finalmente consigo ese final que tanto le he soñado hacer *w*
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Capítulo XVII​

Estando en su apartamento, se fue a dar una ducha larga, en donde salió al armario para colocarse un esmoquin negro, reluciente, salido de la tintorería. Hace mucho que no se ponía uno, y como está era una ocasión especial, debía verse presentable para ella... Si todo salía como quería, esta noche se volvería una mágica.
Con verse una vez más en el espejo, se acercó a la peinadora para tomar una cajita rectangular color negro, que tenía en medio un moño blanco. Decidido a ir por su chica, fue por las llaves del auto para poder irse finalmente de su hogar.

Yue tenía preparado todo, la cena se efectuaría en el comedor, y luego de eso… Para conversar un poco, se iría con su novio para la sala que se encontraba ambientada románticamente para la ocasión que estaba por presentarse en estos momentos.
Estando en su cuarto, había decidido ponerse un vestido descotado negro, que dejaba relucir perfectamente su hermoso cuerpo, y con esos cabellos ligeramente recogidos en una coleta semi alta, miraba perdidamente la vista nocturna de la ciudad, pensando en la posible reacción que tendría el rubio cuando le contase la sorpresa que le tenía.

Salió para la sala, sentándose en el sofá para tres, forrada en cuero negro; seguía con esa misma mirada perdida, si que la tenía mal eso, con sólo pensar que tendría que… Era inevitable, vino a este lugar con un propósito y debe cumplirlo sin importar que, aunque tampoco se esperaba volverlo a ver… Pensó que se encontraba en otra parte, no en este… Y ahora que lo volvió a ver, para ella sería difícil contarle la noticia.

Al escuchar el timbre de su apartamento, sabía que ya estaba aquí por eso se levantó del sofá para mirarse una última vez en el espejo por si tenía cualquier desorden. Y con dejar salir un hondo suspiro, abrió la puerta para ver a un joven de orbes azules elegante para la cena de esta noche; se ruborizó levemente, ya que no pensó que le quedara bien ese esmoquin, y con hacerlo pasar éste miraba sus alrededores, fascinado por la decoración del lugar.
Volteándose a ella, le hizo entrega de unos tulipanes que en conocimiento de ella, eran sus favoritas.

—Son para ti…

—Gracias —agradecida por su gesto, con ambas manos tomó el ramo de flores. —Son hermosas… —murmuró en bajo para dirigirse a la cocina.

Deidara cerró la puerta, y siguió a su novia quien se encontraba llenado un jarrón de cristal para introducir en ellas los tulipanes que se le fueron entregados. Encontrándose con sus ojos, éstos le decían que ha estado esperando esta cita por mucho tiempo.

— ¿Pasas a comer? —preguntó con el propósito de romper la mágica atmosfera que se estaba formando.

No le dijo nada, sólo fue al lugar mencionado para sorprenderse al verlo muy arreglado con el ambiente romántico invadiéndolo; se encaminó hasta el asiento de su novia para invitarla a sentarse algo que ella no negó en lo absoluto, al momento en que se sentó, fue hacia su silla para realizar la misma acción.

—Te esmeraste por completo con todo esto —sorprendido la halagaba sin dejar de mover esos orbes por los alrededores.

—Agradécelo al ardor trabajo que tuve durante toda la tarde —comentó comenzando a comer.

Sin decir mucho había comenzando a digerir sus alimentos. Durante ese corto período de tiempo, no hubo un intercambio de palabras por parte de ambos, y era porque no tenían mucho de que conversar, aunque al parecer querían guardar eso para el siguiente lugar al que irían; la castaña comía con tranquilidad a la vez que centraba su mente en otra parte que no fuera el comedor, por otra parte el rubio sólo miraba de forma fija a la distraída chica sin dejar de comer.

Al terminar de cenar, arreglaron todo para así poder irse a la sala. Sentados en el piso con los cojines negros rodeándolos por completo, ese ambiente romántico se ha mantenido desde que su cita había dado comienzo, y con verse a los ojos estaban sintiendo deseos de tocar sus labios.

—Para hacer tenido la tarde libre, tengo que admitir que me sorprendiste —especuló asombrado.

Eso la enrojeció levemente, provocando el desvió de su mirada hacia el frente.

Tomó delicadamente su mentó, llevándolo hacia su rostro, y con estar lo suficientemente cerca de sus labios, realizó un pequeño juego de roces que enrojeció todavía más a la chica de ojos negros que no creía lo que estaba haciendo; lo que le gustaba de la aludida es que tenía una habilidad para jugar con sus labios, ya que esos roces eran respondido de la misma forma. Yue se fue acercando lentamente a él sin romper ningún contacto con sus labios, colocando sus manos en el pecho de éste sentía eso que llamaba comodidad.

Uniendo sus labios en un apasionado beso que volvió loco a estos chicos; Deidara la agarró de la cintura para acercarla por completo a él, obligándola a que subiera sus brazos hacia su cuello con intenciones de enrollarlos. Esas caricias eran demasiados cariñosos que no tendrían palabras para explicar el por qué el joven se sentía de esta forma, y es que ella lo volvía loco, para la personalidad que tiene.
Cuando el aire les hizo falta, se fueron separando lentamente y con darse unos cuantos roces, la joven de cabellera castaña se recostaba en el pecho de su novio con la mirada perdida en un punto ciego de la pared.

— ¿Por qué tan pensativa? —preguntó acariciando lentamente sus cabellos.

—Dei… Cuando termine el festival me regresaré a mi ciudad natal —respondió la joven.

— ¿Por qué ahora? —preguntó desconcertado. — ¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó ahora molesto.

—Es que no me acordaba de eso, todo esto era perfecto que… No quería decirte nada, ya que sabía que este sueño se acabaría —respondió con lágrimas aguando sus ojos.

Este joven no podía comprender lo que estaba pasando, y para que la chica le diga eso, es algo que lo devastaba por completo ya que hace mucho que no la veía, y que venga en estos momentos a decirle una cosa como esta, devastaba por completo su mundo.

Ahora es… Cuando las cosas se comenzaba a desboronar.

 

Antepenultimo capítulo, chicos...
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Capítulo XVIII​

Sabía que había hecho mal con decirle eso, ¿Por qué no había pensando mejor las cosas? ¿Por qué razón le contó las cosas como si no le importará su relación? Perdida en sus mismos pensamientos, estaba demasiado consciente de que su rubio no la perdonaría así de fácil y mucho menos si por el tiempo que tienen juntos (que es un aproximado de dos meses) le ocultará una importante información como esa. A pesar de que Deidara no tenía mucho que decirle, con levantarse de esa manera del sofá le dejó a un lado esa cajita rectangular que tenía guardada en uno de los lados de su chaleco.

Antes de irse le dio una última mirada, y con ver esa cristalina lágrima deslizarse lentamente por sus mejillas estaba casi seguro que mal se sentía porque existía la posibilidad de lo que perdiese a causa de lo que estaba ocurriendo. Ella no tenía nada que decirle, sabía que estaba devastada y con decirle que se iría luego de ese festival no era algo por lo que tenía que alegrarse, y menos si su amado estaba desilusionado con tal noticia.

Mirando ese pequeño presente, lo despojó de su tapa para estallar a llantos al ver ese colgante bañado en plata con una piedra incrustada. Esa magenta brillaba gracias a la luz que había en el lugar y con ver a través de ella su reflejo, notó como esas lágrimas se deslizaban una detrás de la otra, enrojeciendo cada vez más sus mejillas “Nunca me va a perdonar por esto, de eso estoy segura” pensaba recostándose un poco más en el sofá para poder dejar que sus pulmones se llenarán de ese frío aire que le permitió dejarlos ir con un profundo suspiro que se escuchó en todo el lugar.

—Esto es lo más hermoso que me pudiste dar, Dei —decía con una suave tonalidad que parecía la dulce voz de una niña pequeña.

~o~​

Estaba mal por lo que estaba pasando era cierto, pero no era momento para lamentar las cosas ya que tenía una obra que terminar y a pesar de que las cosas con esa castaña de ojos negros no estaban saliendo como él quería de igual forma no perdía las esperanzas que las cosas salieron como él quisiera.
Siendo observado por el pelirrojo de ojos cafés; éste conocía sus límites así como también sabía de lo que estaba a punto de hacer. Sólo esperaba que la llamada de esa persona se encargara de unos cuantos favores; se apartó unos cuantos sentimientos de donde estaba el chico para poder contestar.

— ¿Qué tal va todo? —preguntó el joven.

—Ya lo tengo listo, sólo necesito saber para cuándo voy a llevar eso —respondió el Uchiha.

—Mañana en la tarde, para poder planificar mejor las cosas —especificó el muchacho.

— ¿Está seguro de lo que va a hacer? —preguntó no muy convencido de lo que está por hacer.

—Con lo que le dijo, esta dispuesto a hacerlo por ella —respondió sin quitarle la mirada de encima.

—Nada mas esperemos que todo salga bien —fue lo único que pudo decir al respeto.

—Deja de preocuparte, sabes que estando loco puede hacer muchas cosas. Pero, estaba seguro de ello que está dispuesto a todo para mantenerla a su lado —comentó para tranquilizar a su azabache amigo.

—Eso es verdad, y para el cariño que le tiene a Yue pues… Tendremos que confiar en él —dijo—. Me voy porque mi hermana me esta esperando. —se despidió para colgar la llamada.

El muchacho no le dijo nada y miró su teléfono por una milésima de segundo, pensando en lo que estaba por hacer el chico “Sólo espero que estés seguro que vaya a funcionar este plan, Deidara” pensó Sasori dejando salir un suspiro de sus labios.