Una llamada de cortesía.

Cuando algo nos daña, indirectamente nos hace más fuertes, aunque los otros piensen que nos matan lentamente. Si decaemos es por nuestra culpa, si creemos lo que dicen de nosotros es porque así lo deseamos, nadie nos obliga a ser lo que no queremos.

Por esta causa y muchas más el mundo se desata en guerras, y los más pasivos quedamos como “víctimas”; el humano solo ve el exterior, nunca piensa en el alma y lo que esta irradia. Rechaza lo que le es demasiado tranquilo para su vida de locura y rapidez, pero si lo meditaran sabrían que una naturaleza tranquila y aparentemente frágil, cuando se propone algo, lucha por ello, asesina sin piedad y goza del sufrimiento de todo ser que le causo mal en sus peores momentos. Si buscan en la profundidad del alma más pura y tranquila hallarán la locura en su nivel más elevado, y la lucidez que brillará por su ausencia.


La calma y fragilidad, muchas veces son las creadoras de traidores, asesinos, bestias sin corazón. Son el resultado de que un corazón impuro engañe esa belleza silenciosa, que la elimine y dé paso a la crueldad que sólo el humano posee. Nosotros las víctimas pasivas, cuando empecemos no nos detendremos, juega con nuestra alma hasta no poder más, de una u otra forma acostumbrados a esto estamos, cuando menos lo esperes esos sucios juegos, las crueles torturas serán multiplicadas para ustedes.

No tenemos miedo de la tormenta que cruce nuestro camino, cada golpe y herida nos da más fuerza. No es que tengamos confianza pero, ¿estás o no con nosotros? Esta es una guerra que solo tendrá un fatídico resultado. Cada vez que te lancemos contra el suelo lo sentirás ardiendo como el fuego en tu cuerpo, sentirás el mismo Infierno que nos obligaste a sentir injustamente.
Es un tema típico, entre el amor y la guerra no hay más que corazones rotos, queremos vivir pero aún así sabemos que estamos muriendo. Todo está a punto de cambiar no es algo lejano, porque el miedo hemos olvidado, estamos cansados de grupos diciendo: “Vengan con nosotros”. ¡A callar! ¡Nuestras armas son las palabras! Nosotros podemos soportar, lo siento en mis venas. Todo esto es una advertencia te guste o no, no intentes ponerte en pie, solo lograrás romperte. No eres más que un ladrón a la luz del día, te lanzas sin advertencias ni cálculos, luego caes ante el más débil.



Esta noche hay una guerra en mi interior, no debes temer, la lucha sólo me incluirá a mí. Aún así recuerda, que los más tranquilos, son los más despiadados asesinos, torturan con armas, pero matan con palabras. Su alma cambia y los transforma en una bestia con un agujero negro en lugar de corazón.
Esta es la última advertencia, es una llamada de cortesía.

A Courtesy Call​