Una inusual Navidad

Una inusual Navidad

Espero que les guste este fic, lo hice como regalo de Navidad a los que les gusta las historias románticas :). Por eso espero que lo lean y lo disfruten :) . No sé si debería ir acá o en originales (??) pero bueno, si uno de los moderadores me ayuda ya lo pondré en el lugar que merece :) . Es medio largo así que lo dividiré en 3 ó 4 parte

Una inusual Navidad​

Pronto serían los días festivos, primero navidad y luego año nuevo. Qué lindo debe ser tener a alguien para compartir tal día. Por ahora yo estoy sola, sin novio, y estoy cansada de pasar navidad con mi familia, ya fueron demasiados años juntos. Lo peor de todo es que ya tengo veintiún años y nadie para disfrutarlos, mis amigas están todas de novias. Siempre es escuchar lo mismo “Bobby es tan bonito”, “James es el mejor igual”, “Pero mi Richie los supera a todos”. Uff… que hermoso sería encontrar a alguien con quien compartirlo, qué hermoso…

-Adiós chicas, espero que tengan suerte con sus regalos- les sonreía, a pesar de que me fastidie un poco que hablen todo el tiempo de sus novios, son mis amigas y las tengo que apoyar en todo lo que hagan.

-¡Adiós Sakuma!- emitieron las tres a unísono.

Decidí seguir mi camino. Me sentía tan patética, a mi alrededor miles de parejas. ¿Yo? Sola como un perro sin dueño. Suspiraba y suspiraba, cómo si eso fuera a traerme un novio, qué tonta. Estaba tan distraída que sin querer golpeé a alguien.

-¡Ouch!- dije - ¡Qué dolor!- de pronto abrí mis ojos y lo vi, al hombre más lindo que podría haber visto en el mundo. Tenía ojos claros y cabello castaño. Si lo hubieran visto, también se habrían sorprendido.

-¿Estás bien?-preguntó sin ánimos.

-Si, gracias- respondí sonrojada.

-Bueno, ¡Pues la próxima fíjate bien niñita!- manifestó molesto. ¿¡Qué!? El hombre más hermoso que conocí era un completo ingrato, y un maleducado. Una rabia me agarró en esos momentos.

-¡Descuida! ¡La próxima trataré de no toparme con un hombre tan antipático como tú!- exclamé enojada. Y continúe mi camino con pasos profundos y fuertes. Realmente me sacó de quicio esa escena. Pensar que tuve la mínima esperanza de que sea mi príncipe azul.
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-Lamento haber llegado tarde chicos- me disculpé- lo que sucede es que me tropecé con una tonta en el camino.- molesto les conté.
-No hace falta que te disculpes- dijo uno de los muchachos.-ahora vayamos a comprarle los regalos a nuestras novias- los demás asintieron.

-Eres tan bueno, Bobby- lo halagué, realmente es muy buena persona, no se enoja por nada casi.

- Es por eso que estoy de novio, jaja- se burló de mí, ya que no tengo novia desde la preparatoria. Lo perseguí para golpearlo. Los demás se reían.

-Córtenla chicos- aconsejó James. Él en realidad es un hombre muy serio y reservado, pero cuando está borracho cambia totalmente, es muy gracioso.- parecen niños de jardín- afirmó serio.

-Miren quién habla, el más maduro cuando esta borracho, jaja- sostuvo Richie. Al contrario que James, él sabía cuando era momento de la diversión y cuando no, es muy confiable y gracioso.

Así me llevaron a veinte lados diferentes, todo para comprarles regalo a sus noviecitas. No las conocía yo, pero, por lo que decían los chicos, parecían buenas muchachas.

-¿En navidad haces algo, Jhon?- me preguntaron.

-Tengo que salir con muchas chicas- confesé mirando hacia otro lado.

-Jaja, eso significa que no- se reía Richie- entonces ven con nosotros a un karaoke ¿Quieres?- me invitó.

- No sé, lo pensaré- manteniendo la misma posición que antes.

-Eso significa que vendrás – afirmó Bobby sonriente.- Creo que Akane me dijo que llevaría a una amiga, así que ya tienes compañía, jaja.- me miraron divertidos.

-¡Basta! Yo puedo conseguir una chica cuando quiera- me defendí. Pero pensándolo bien, sería buena idea ver si conozco a alguien nuevo, capaz quién sabe, ella es la persona que siempre espere. ¿Por qué se me cruzó la imagen de esa niña que choqué? Aunque al decir verdad era muy linda, sus ojos azules eran hermosos, y tenía una figura espectacular. Por adentrarme en mis pensamientos no me di cuenta que me estaban llamando

- ¡Oye, Jhon! ¡Jhon!- me gritaba, pegaban, con tal de que les de bolilla.

-Disculpen ¿Qué decían? – los miraba confuso.

-¡Adiós tonto!- dijo Richie golpeándome en la espalda- te espero el viernes 24 en el karaoke de la calle Seigaru.- anunció. Y se marcharon los tres a sus casas. Ni siquiera me dio tiempo de responder. ¿Qué haré?...
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- Sí, como te decía es un tonto, un maleducado- le contaba a Akane por teléfono. Ella es una persona tan buena, siempre está cuando se le necesita. Tiene cabello negro y ojos del mismo color, pero su cara es tan hermosa, que me da envidia a veces.

-Tranquila Sakuma, fue sólo un accidente- su voz me tranquilizaba.

- Tienes razón- suspiré- No me tengo que preocupar más, por suerte nunca más me lo cruzaré. Aunque…-

-¿Aunque?- preguntó Akane.

-Era bastante atractivo…- lo admití

-Entonces algo bueno tenía- acotó la muchacha de pelo negro.

-Si…-dije- pero… ¡Ese carácter me saco de quicio! ¡Lo odio! ¡Lo odio!- comencé de nuevo a quejarme. Mientras que Akane parecía no saber qué hacer, solo reía y reía. –perdón Akane, cierto que me habías dicho que querías decirme algo, perdóname. – me disculpé.

-No hay problema- emitió- solo quería preguntarte si estabas ocupada en Navidad- cuestionó.

- Pues claro que no, ¿¡Acaso cortaron con sus novios!?- pronuncié emocionada.

-No tonta, jeje- siguió riendo- era para saber si te gustaría ir a un karaoke y conocer a nuestros novios- propuso.

- Pero me sentiré entrometida ahí, ya que son todos sus novios…- suspiré decepcionada, esperaba que me dijeran de ir a algún boliche, o a ver algún show.

- Para nada, los chicos llevaran a un amigo, así que no te sentirás sola- contó contenta.

- No sé, lo pensaré, tengo muchas propuestas para ese día.- dije.

-Eso significa que vendrás, jeje - asumió divertida.
Solo faltaban dos días para ir a ese karaoke, no tenía muchas ganas, pero no quería pasar otro año más con mi familia, prefería estar tirada en la calle. Cuando estaba comprando los regalos para todos, observe el lugar que siempre amé, y nunca deje de hacerlo. Hablo de los videojuegos, los adoro, no podría vivir sin ellos.

-Solo estaré un rato…- pronuncié mirando a mis costados y luego adentrándome con una mirada pícara. Me dirigí al lugar donde pides fichas y allí compré una, aunque la que atendía me miraba de mala forma. Después fui al juego que más me gusta, los de carrera. “Sólo una carrera y me iré” decía dentro de mi. Me senté y no esperaba que viniera nadie más a jugar, pero cinco niños decidieron jugar también y me parece que alguien mas.

-Miren una viejita va a jugar- dijo uno de los niños, señalándome.

-¿¡A quién le dices viejita niño, eh!?- le mostré mi puño molesta.
-Miren se le está arrugando toda la cara, jaja- todos los mocosos se reían. “Ya verán lo que les pasara por meterse conmigo”.

En la carrera iba primera, sabía que eran unos novatos esos chicos. En un momento, vi en el mapa que un auto se estaba acercando rápidamente, traté de esquivarlo pero me chocó fuertemente, provocando que se diera vuelta mi coche. “¿¡Con qué así quieres jugar!?” pensé enojada. Ya era la última vuelta, lo perseguí todo el tiempo que pude, y lo choqué provocando que se diera vuelta también. Comencé a reírme tanto que no presté atención a la vuelta y me choqué frontalmente. Mi auto dejó de moverse, o mejor dicho, cuando empezó a moverse ya todos habían pasado la línea de meta.

-¿¡Quién es el tonto del auto ocho!?- emití molesta. Yo me encontraba en el primer coche.

-Mejor dicho sería, ¿quién es la mala jugadora del coche uno?- reformuló. No pasó mucho tiempo hasta que vi la cara de ese mal conductor. No puede ser, otra vez era ese ingrato tipo.

-¡Otra vez tú!-pronunciamos al unísono y señalándonos.

-Ya me di cuenta porqué era tan mala jugadora- afirmó el muchacho dándose vuelta.

-¡Cállate! Porque sino hubiera sido por ti, habría ganado- confesé.

-Habrías ganado la carrera, pero no el juego- admitió.

-¿Eh?- mencioné.

-Claro, la carrera la puede ganar cualquiera, pero el juego sólo lo gana él más fuerte. Ya que en eso consiste esto, en chocar y demostrar la habilidad de cada uno.- continuó- pero veo que tú no la tienes- rió.

-¡Ay!- refunfuñé- prefiero estar en mi casa, antes que estar hablando con idiotas como tú.- afirmé.

-¿A quién llamas idiota, eh?- preguntó enojado.

-A ti no, sino al idiota del coche ocho- respondí y me fui.

-¿Y quién es ese?- y enfocó su mirada al número de su auto -¡Soy yo! Maldita niña- gritó.

Yo alcancé a oírlo y me reí durante todo el camino hasta casa. Y como siempre aburrido, todo aburrido.