Una clase común y corriente . . .Todos los niños y niñas del mundo mágico, sueñan, desean y esperan al cumplir 11 años ir a Hogwarts, colegio de magia y hechicería. Hogwarts como toda buena escuela imparte cursos importantes para el desarrollo de los futuros magos y brujas que estudian en él. Entre ellas está la asignatura de pociones, obligatoria para todo el alumnado; al menos hasta terminar el quinto curso. Actualmente, en las mazmorras del castillo, el profesor Snape está dando su clase común y corriente de pociones. Severus Snape, tal como su nombre lo indica es un hombre severo, frío y calculador, es cruel, desagradable e incluso ácido con sus estudiantes, en especial con aquellos pertenecientes a Gryffindor. Ni si quiera los más valientes alumnos de esta casa se atreven a desafiarlo, aunque ganas no les faltan. Snape fija la vista en el mesón del fondo, ahí se encuentra su grupo menos predilecto, Gryffindors para empezar, además de estar compuesto por Potter, Weasley, Granger y Longbottom. Les ha pedidos que preparen una poción crece-pelo; desde su lugar puede ver como Hermione tritura sus colas de rata e intenta darle indicaciones a un enredado Neville, Harry y Ron miran con confusión su libro de texto. El profesor Snape está a punto de abrir la boca para reprender a la chica que se ha dado vuelta y regaña a sus otros dos compañeros, cuando el caldero de Longbottom comienza a agitarse fuertemente y de él se derrama una mezcla negra y putrefacta, la cual para empezar debería tener un color marrón. Neville tiembla asustado, sabe lo que va a pasar, Hermione retrocede un par de pasos cuando la poción comienza a invadir el suelo, la cara de Ron es un poema y Harry se encuentra bastante sorprendido. Toda la clase comienza a murmurar, Snape camina lentamente hasta acercarse al mesón y comienza a hablar: —¡Silencio! Longbottom por su incompetencia Gryffindor perderá… ¡Bang! El sonoro ruido de una explosión le interrumpe, voltea rápidamente a ver quién es el causante de tanto alboroto. No se haya totalmente sorprendido cuando descubre que el causante es Seamus Finnigan, es la tercera vez en lo que va de curso que hace estallar su caldero. Un Gryfindor tenían que ser. A pesar de que Severus intenta mantener una expresión fría y calmada, siente que en cualquier momento tendrá un tic nervioso, sin embargo frunce en seño y comienza con su tarea de reprender a los Gryffindors. —Ya que Longbottom y Finnigan han hecho un uso impecable de sus habilidades en pociones, se le restaran 30 puntos a su casa y todos los Gryffindors se quedaran a limpiar el desastre causado—miró despectivamente a los nombrados— de manera muggle. Ron estuvo a punto de protestar, pero Hermione le dio un codazo en las costillas para callarlo y Harry le sujetaba del brazo impidiendo que se moviera. —La clase ha terminado, retírense todos menos los Gryffindors —dijo Snape mientras salía y los Slytherin reían por lo bajo. Y mientras el profesor y el resto de los estudiantes salían, los Gryffindors comenzaron a buscar los utensilios para la limpieza; nadie reclamó ni reprochó nada, al fin y al cabo esta tan sólo era una clase común y corriente de pociones. ________________ Creo que si sigo escribiendo sobre Snape, tarde o temprano lo amodiare. Perdón por los dedazos. Un dedazo por aquí, un dedazo por allá, y un dedazo te saludara.
JAJAJA ¡Me encantó! Eso fue tan propio de Snape xD Amo cuando algún Gryffindor hace desastre en la clase de pociones, siempre terminan con un par de puntos menos. Pobre Seamus. Creí que explotaría el caldero de Neville, pero no xD Y la idea de hacer explotar el caldero la saqué de Pottermore, cuando intentaba hacer una poción y mi caldero explotó :c
Ese Severus y su odio a Gryffindor xD, como suele ocurrir, pagan justos por pecadores jajaja. Me ha gustado como has manejado a los personajes y su personalidad creando una situación graciosa como esa. Ronald tiene ese impulso por protestar enseguida, menos mal que sus amigos estan siempre para salvarle de las situaciones. Quiero o me gustaria leer más drabbles tuyos :)
