Harry Potter Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Brunchi, 26 Junio 2018.

Cargando...
  1. Threadmarks: Capítulo 17.
     
    Brunchi

    Brunchi Usuario popular

    Sagitario
    Miembro desde:
    11 Noviembre 2016
    Mensajes:
    826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    1367
    Capítulo 17: El pequeño Ronnie aprovechando el bug.

    Maratón 3/5

    Había pasado muchas cosas desde la última vez, después de haber solucionado la pelea de celos, Bruneila se había concentrado en dejar en claro que lo sabía. Percy cada vez que la veía temblaba, tal vez para todos ella era la más tranquila pero no siempre esa actitud equivaldría a buenos finales.

    Conforme los meses pasaban, los mensajes de insistencia de Canuto hacia el favor fueron creciendo, las curiosidades de los amigos de Harry Potter y el mencionado mismo, le estaban creando intranquilidad cada vez que escuchaba a Snape quejarse.

    Hoy por hoy, era Navidad. En esta época siempre se la pasaba arreglando su habitación que se llenaba de regalos, sorpresas y dulces. No era de sorprenderse que le regalas en sapitos de chocolate, o regalis, pero lo que siempre apreciaba era los regalos de Molly, gracias a ella no pasaba frío en esas épocas.

    Vistiendo un jersey de color verde con una bufanda Roja hecha a su medida, la hacían ver de una forma muy adorable. Aquello le hacía recordar de las veces que Will la tenía entre sus brazos cual si fuera un peluche sin querer soltarla.

    Sin embargo, no podía perderse entre los pensamientos del pasado, debía dar paso firme al favor, y que mejor que alegrar al niño con un regalo único. Eso sin duda le recordaba a los tiempos que se esforzaba por dar regalos ejemplares a sus seres queridos.

    Rápidamente la cachorra usó su velocidad perruna para meterse entre los huecos, pasadizos y llegar a la Sala de los Gryffindor.

    —Feliz Navidad, señorita Sabbath —saludo felizmente la Dama gorda.

    —Feliz Navidad para usted también, le he traído un regalo, espero no le moleste. —saluda la cachorra quitando de una cartera pequeña que llevaba a un lado de su lomo, una gran fotografía antigua de la actual Francia. —Me encantaría saber si los viajes que hace de cuadro en cuadro pueda en ese, antes solía hacerlo con mi familia. Pero ahora ya no hay mucha gente que pueda saltarse, ¿lo sabe no?

    —P-pero señorita esto es muchísimo, no sabría como devolverle este gran obsequio.

    —No hay necesidad, pero si gusta me llenaría el corazón con su sola felicidad de disfrutar el paisaje.

    Se lo pasa, traspasando la pintura encantada de la antigua Francia, siendo agarrada por la dama gorda que lo abraza encantada y feliz, dejándola entrar.

    —Que tenga muy buen día, señorita Sabbath.

    —Igualmente.

    Después de aquello siguió su camino, saludando a muchos alumnos hasta llegar al cuarto de Ron, donde parecía que iban a salir ya hacia el comedor.

    —¡Oh! ¡Bru, llegaste! Creí que te habías olvidado. —exclamó emocionado Ron, dejándole pasar, volviendo a cerrar la puerta.

    Harry al ver que la cachorra, la animaga tan nombrada al fin se encontraba sin problema alguno ante él, causaba intriga, emoción y curiosidad.

    —Harry Potter.

    —Miss Bruneila Sabbath.

    Ambos se saludaron demasiado formales, pero enseguida la cachorra salta hacia el borde de una de las ventanas, sin desear ensuciar las camas con sus pies llenos de polvo.

    —Saltemonos el Protocolo Buuu, y dime que trajiste —exclama emocionado cual si fuera nuevamente un niño pequeño, el pelirrojo menor.

    —Siempre tan entusiasta mi pequeño Ronnie —se ríe levemente, algo raro de escuchar una risa perruna en un día como Navidad.

    —Dame, por favor~

    Harry estaba que se quedaba con la boca abierta al estar viendo esa escena, aunque no era una sorpresa que la Cocker spaniel se llevará con los pelirrojos daba la sensación de que algo guardaba, y al ver la emoción de Ron de cierta manera quiso también tener el honor de recibir regalos de la animaga.

    Al ver como de su pequeña cartera de cuerina sacaba una pequeña bolsa que levitó hacia el pelirrojo, este lo abrió con rápida reacción quedando absorto de lo que había en el Fondo de esa bolsa azul, sacando un kit mágico de hacer travesuras macabras con sabor hallowenezca.

    —Se que tal vez sea pasada el motivo del kit, pero en cuánto fui a buscar los regalos en mi baúl, recordé que esta estaba entre las cosas que no pude..

    —Que no pudiste conseguir el año pasado. ¡Pero lo conseguiste! ¡Muchas gracias Neila! —enseguida lo empezó a investigar, al parecer una nueva batalla de travesuras les llegaría a sus dobles pelirrojos.

    Harry estaba sorprendido que aquella caja de 35*25 entrase en tal pequeña cartera, pero luego recordó que aquí nada era normal que todo solía estar encantado. Pero al ver que la animaga estaba mirándolo fijamente, dejando a Ron en su mundo feliz vio como parecía querer decirle algo.

    —Esto... ¿Pasa algo madam?

    —Dime Bruneila, sería un buen paso para lo que debo hablar con usted. Sin embargo, a mi me costará tutearlo. —dice con cierta suavidad, la cachorra.

    —Esta bien, Bruneila. ¿Que es lo que desea hablar conmigo?

    —De muchas cosas, pero por el momento desearía que aceptase este obsequio de mi parte, conozco a Canuto, y quisiera apoyarlo también a usted apesar de todas mis controversias. Por ende, quisiera que a partir de ahora en adelante, pudiera contar conmigo para cualquier problema. Y de paso hacer las pases con mi mal actuar en tiempos atrás con esto... —saco de la cartera un pequeño terrario que parecía una decoración de un globo de árbol navideño.

    Este levita hacia Harry y se posa entre sus manos, enseguida siente como este cobra un tamaño de alrededor 15cm de alto y 20cm de ancho. En aquel iglú, se podía notar perfectamente unas montañas rocosas y dentro del mismo un dragón jugando entre ellas. Pero en cuanto Harry y el dragón conectaron miradas este emitió un larido suave como si lo saludase.

    —¿P-pero que es esto? ¿Es real?

    —Si, a partir de ahora este será tu guardián en caso de mayores problemas. No le digas a nadie, solo usadlo para problemas que no podamos solucionar con hechizos o golpes muggles, Hagrid o yo te ayudaremos para alimentarlo. Ese pequeñin es el mejor de su generación.

    Harry no cabía de la sorpresa, era el mejor regalo que uno pudiera tener, ¡tenía un dragón guardián! Realmente hoy era su mejor Navidad, pero había algo que no le cerraba de todo. ¿Porque le regalaba este tipo de obsequios? No creía que fuese como una forma amistosa o maternal como la madre de los Weasley.

    —Mu-muchas gracias, lo cuidare y usaré para buenas cosas. Lo prometo. —dijo con una tímida sonrisa.

    De un momento a otro, el iglú había tomado un tamaño aceptable de 10*5 cm, siendo así como Harry lo fue dejando cerca de su búho.

    —Uh, lamento interrumpir pero si nos demoramos aún más, me temo que nos perderemos el desayuno, Bru... Harry.

    —¡Vamos? Que estáis esperando. Me muero de hambre.

    Siendo así como Ron primero sale de la habitación, pero Harry de queda viendo un momento a la cachorra y esta se acerca a él.

    —Cuando dispongas de tiempo, vendré a por ti, necesitamos hablar de Canuto.

    —¿Porque lo conoces tan bien? ¿Porque me regalas obsequios? —pregunta Harry inquietado.

    —Ya hablaremos, todo tiene un porqué para cada situación. Tan solo espero que usted me perdone por como lo he Tratado después de explicarle mis motivos.

    —Esta bien... —suspira Harry—, vámonos, antes de que Ron se de cuenta de nuestra ausencia, o peor aún se coma todo lo que sea para nosotros.

    [... ]

    Por otro lado, los pelirrojos hermanos se sentían castigados y algo desanimados al no haber visto a Bruneila esperando en la puerta de su habitación con regalos, tal vez haberle ocultado aquello de sus pretendientes había sido mala decisión. Tan solo esperaban que el enojo y era del hielo se le pasase, sin embargo, ambos se quedaron tiesos al verla venir a lado de Harry Potter.

    No estaba con ellos, pero si con la persona que había evitado por tanto tiempo. ¡Esto era una injusticia! ¡Un doloroso castigo! Fueron directos a la mesa, observandolos de lejos, respetarían la decisión de su perruna amiga aunque ardieron en celos cuando Ron la abrazaba y quitaba la lengua victorioso hacia ellos.

    El pequeño Ronnie estaba aprovechando la situación. Y Fred se estaba sintiendo celoso, y ya estaba pensando en las mil formas de desinfectarla.

    [...]
     
  2. Threadmarks: Capítulo 18.
     
    Brunchi

    Brunchi Usuario popular

    Sagitario
    Miembro desde:
    11 Noviembre 2016
    Mensajes:
    826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    1985
    Capítulo 18. "Somos familia"

    Maratón 4/5

    Luego del entrenamiento de Quidditch, Harry fue guiado por una de las puertas mágicas, dejándolo a una puerta con un grabado extraño, parecía estar cerca de la casa de Ravenclaw, sin embargo, no comprendía del todo cómo había llegado a este lugar o por qué mágicamente fue guiado a este punto.

    —Buenas tardes, joven Harry, espero que no se haya mareado por el rumbo desconocido.

    Las palabras sonaron justo tras su espalda, exaltando y dando un pequeño brote al girarse, para dar con la presencia de la cocker spaniel quién se encontraba acostada en una alfombra amarillo ceniza cerca de la mini chimenea, viendo unos simples asientos puff de color dorado y color mostaza, aunque había uno en especial que resaltaba de entre aquellos coloridos asientos y era el color lavanda floral, era extraño ver un color tan diferente al resto que parecía encajar como en cuadros complementados a un mismo estilo de tonos. Sin embargo, dejó a un lado su detallada observación para sentarse en el puff color mostaza.

    —La verdad que no me lo esperaba, digo... e-encontrarnos de esta manera.—admitió algo tímido pero al ver que su contraria solo asiente sigue— ¿Qué tanto conoces a Sirius Black? Realmente me siento bastante incómodo no saber nada...—admitió suspirando Harry.

    —Sirius Black es como un sobrino/primo cercano. Cómo veras soy animaga, y él también, esa es una de las tantas relaciones comunes del por qué lo conozco. A pedido mío las puertas te han guiado a mi humilde morada, no deseaba armar tanto escándalo, pero en fin...—suspira remojando su nariz negra y chata— Conozco bastante de Sirius Black, su familia... y justamente por eso es que, —traga saliva la cachorra, sintiendo un leve tic en una de sus orejas—..usted es...—de tan nerviosa que le pone admitir aquello, un estornudo evoca el nerviosismo.

    —Entonces somos familiares, por lo que sé, es mi padrino y fue el mejor amigo de mi padre por lo que Hagrid me ha mencionado. —dice Harry mirándolo algo extrañado por el ataque de estornudos que padece la cocker spaniel.

    Bruneila acaba los estornudos para mirar a Harry con cierta vergüenza y desconfianza, buscando las malas miradas pero parece no caer en cuenta aun. Desde la mañana que estaba ansiosa por acabar con este manojo de nervios, ansiedad que producía estar cerca del niño que sobrevivió al hombre tortuga, sí, así llamaba con cierto resentimiento a Voldemort.

    —¿Aun no caes en cuenta que soy la segunda familiar cercana? ¿No estas enojado? Aceptaría de frente que no desearas que esté cerca de usted, después de todo, he sido yo la que os mantuvo alejada todo este tiempo. —dice mientras recuesta por completo su cabeza sobre sus dos patas delanteras, sintiendo como la presión de la ansiedad mantiene agotada la zona lumbar de su pequeño cuerpo perruno.

    —¿Debería estarlo? Supongo que sí, he estado viviendo toda mi vida con personas normales, como llamáis aquí.. como era... "muggles", siempre me he sentido solo, creía que mis padres y sigo sintiendo que mis padres murieron por mi culpa pero.. —la voz de Harry empezaba a decaer mirando hacia sus manos— p-pero estas aquí afrontándome, diciéndome de cara después de bueno... haberme evitado... pero bueno, estás siendo sincera sin mentiras, aunque no entiendo bien el porqué, pero tus razones tendrás —dijo algo triste, Harry se sentía incómodo pero esto de conocer a otro familiar lo alegraba.

    Tal vez no estaba totalmente solo, como lo sentía, tal vez inclusive ella podría ser... No, se estaba precipitando, debía pensarlo, tal vez solo, esperar un poco más, para confiar plenamente en ella. Ambos debían ganar confianza en el tema y ante sí mismo.

    —Ciertamente tengo razones, que más que nada, son traumas... o bien eso diría una persona sana. Te he estado guardando rencor sin motivos reales, solo... me molesta que ese hombre del que no se debe mencionar y tu, estéis conectado por la marca... tal vez sueno cruel, pero ya he perdido demasiado, temía y sigo temiendo cada día de perder lo que mas amo. Espero, algún día podamos tener un relación de confianza, pero por el momento solo puedo serte sincera y admitirte que somos familia. Y por Sirius, tus padres, intentaré dar todo por acompañarte en los malos y buenos momentos, como un par de ¿primos? —dice algo incómoda, pero mientras más hablaba, menos peso sentía en sus hombros.

    ¿Cómo podía ser así? ¿acaso todo este tiempo la desconfianza le ha pasado factura y...? No, se negaba a decir que la desconfianza le había quitado mucho alivio, estaba segura que también le había ahorrado disgustos, penas y entre otras cosas.

    —¿primos? Pero si no somos... Mas bien seríamos tía/sobrino...—dijo pensándolo un poco, pero luego al decir la palabra junto a la vivencia y experiencia de tener alguno cayó en cuenta de porqué no lo dijo—oh... —dijo al comprender la incomodidad del asunto que también era para ella, por lo que sonríe levemente— Bien, Intentándolo no perdemos nada.

    Quizás no la conocía mucho, escuchaba muchos rumores, pero sabía que familia había tenido en el pasado y al parecer ella no estaba tan perdida como él con los temas que lo relacionaban, al menos lo que podría haberse leído o no de algún periódico extraño de este mundo mágico.

    —Harry Potter... estoy al tanto que la experiencia familiar de ese término no es la mejor, y digamos que, el término en sí, ¿no te incomodaría decir: Tía; a una espécimen como yo. Bah, lo último que deseo es que pases vergüenza en tu crecimiento en Hogwarts por mi culpa. —dice mientras se rasca tras una de sus orejas con la pata trasera, para luego mirarla con una ligera mirada divertida.

    —¿Cómo me daría vergüenza? Si eres la que nos da el refuerzo en las clases de Transformaciones, eres increíble al explicar, al menos, tus palabras las logro entender sin tener que estudiármelas nuevamente con Germione y Ron —admite avergonzado Harry.—pero, estoy abierto a la posibilidad, solo déjame tiempo para digerir esta noticia familiar... siento que para ti tampoco es un tema muy cómodo.

    —Mucha razón, pero prefiero haber dado este paso ahora, que haberlo dejado para mañana. —suspira aliviada, inhalando aire nuevo, mientras relaja sus orejas— entonces, como te sientas como dirígete a mi, mientras intentaré ser menos estricta en mis modales y tutearte, pero me costará —murmura empezando a sentir sueño.

    —Entiendo que no puedas tutearme, por mi lado sería algo extraño decirte afectuosamente de una manera y muy repentina, pero con el tiempo tal vez salga natural, qué importa si sigues siendo formal, así es usted, y el respeto yo lo valoro —dice Harry mientras se anima tímidamente a acariciarle la cabeza, dejándose llevar por el instinto.

    El reflejo es la tensión leve en la espalda ante la suave caricia, la toma por sorpresa, sin embargo, percibe cierto escalofrío que la recorre en calidez y no percibe ninguna maldad. Poco a poco se va relajando, logrando así que de esta manera Harry siguiera acariciándole suavemente. Era nuevo ese tipo de textura al tacto, suave y cálido, era nuevo.

    Siendo así como Harry y Bruneila fueron situados en un ambiente tranquilo compartiendo algunas experiencias vividas en el día que estaban, siendo así como descubre el motivo de la precipitada distancia con los gemelos Weasly, pero sin tener una aplicación en Ron, entiendo ciertos comportamientos de su amigo con la cocker spaniel.

    —Vaya, realmente se pasaron, pero.. ¿los perdonaras no? He notado como las miradas parecían matar a Ron en el almuerzo. —dice Harry.

    —Ciertamente, pero primero han de valorar y respetar mi entorno. Soy un ser libre, capaz de enfrentar situaciones como las que encaraban a escondidas, no soy una niña pequeña e indefensa —asiente mientras suspira agotada— haz de pensar que no valoro sus molestias, pero si lo hago, pero... soy la mayor, mi deber es protegerlos no que vosotros lo hagáis, sino... no estaré avanzando en la vida.

    —Creo que lo entiendo, pero... creo que no soportarán un momento más, se nota que usted también los extraña, por como les brilla sus ojos al mencionarlos—dice pero luego la vergüenza le carcome— oh, yo, lo siento...

    —Shhh, no hay problema, tienes la razón. No te avergüences de ser sincero y directo. Una buena relación se fortalece mediante esa cualidad los lazos nacen y duran por mucho tiempo. Luego se mancha con ciertos detalles, pero mientras usted.. sea sincero, yo lo seré con...contigo —dice algo seca pero tranquilidad, tal vez lo último le había costado decir, pero ya era un cambio para mejorar el presente.

    —Me parece bien, aunque me duda ahora es.. bueno...

    —Adelante, joven Harry sin temor.

    —¿Cómo llegaré a las habitaciones de Griffyndor?

    Una risa leve pero ronca se escucha sin tapujos, mientras la colita peluda se mueve por el reflejo de la diversión.

    —Creí que era algo más preocupante.

    —Pero si lo es, si el prefecto se entera... o .. el señor Filch...—empieza a decir realmente preocupado al ver cuánto ya ha oscurecido.

    —Como se nota que aun eres de primer año. —murmura divertida, pero suspira e inhala aire para levantarse tranquilamente de la alfombra, pero se estira un poco la espalda— las puertas nos guiarán y... ¿usted tiene hambre? por que yo si. —dice despreocupada.

    —Bruneila lo digo enserio, podríamos meternos en problemas y...—empieza pensando en las mil maneras que Dumbledore o el profesor Snape lo podrían castigar.

    —Joven Harry, relájese y déjeme que me encargue. Un poco de comida para el estomago nunca viene mal— dice mientras se dirige a la puerta, salta y con su pata derecha logra mover la perilla de la puerta, abriéndola.

    —Yo... ¿por qué no la abriste con magia?—pregunta curioso al verla moverse como si pudiera con todo. ¿No se suponía que ella ya podía usar toda clase de hechizos para aligerar la modalidad de vida tediosa?

    —En efectivo, podía hacerlo, sin embargo, decidí no hacerlo. Es mejor no depender tanto de la magia, y si, te lo dice una animaga para extraño, lo sé. Pero bueno, ven, —dice mientras la puerta da al pasillo, y un pequeño elfo los está esperando— Tobago.

    —Princesa, la cena ya está lista, inclusive para vuestro invitado. —comenta el adulto elfo con una apariencia muy poco vista, con un pircings y una barba muy buen cuidada— Joven Harry, me alegra que hoy pueda acompañarnos en la cena.

    Harry sin poder decir mucho es guiado hacia una puerta, y en menos de cinco minutos ya se encontraban en la cocina de lo que parecía ser cerca del comedor. Aun podía escuchar las palabras de muchos aun cenando. Sorprendido camina hasta Bruneila quien ya se dirigía a una pequeña mesa con dos sillas.

    —¿Era por esto no estabas preocupada? ¿C-como es que parece temprano aun?—dice mientras ve como los elfos empiezan a decir cosas entre ellos, reírse mientras cenan como una familia.

    —Oh, ya te diste cuenta. Pues, se que dije antes que no debías depender de la magia. Pero, antes de nuestra charla había puesto un campo protector que simulaba oscuridad en el lugar donde estábamos es por eso que podías ver un ambiente nocturno. Y no, no es un hechizo que todo ser mágico conozca, es uno familiar, hay variaciones parecidas, pero no hay plena similitud. Así que, puedes almorzar tranquilo y luego vuelves a tu habitación sin ningún problema o estrés.—admite mientras se dispone a comer, mientras agradece por la comida.

    —Vaya... me falta mucho por aprender de ti.

    —jajajaja en definitiva. Buen provecho, joven Harry.

    —Provecho, y muchas gracias por la comida y aceptarme como invitado.—dice mirando a todos los elfos quienes asienten con una leve sonrisa.

    Brindando por la princesa y el invitado. Que sinceramente sabían ya, por la esposa de Tobago, que su ama al fin se estaba encaminando hacia una recuperación. Y eso los alegraba.
     
  3. Threadmarks: Capítulo 19.
     
    Brunchi

    Brunchi Usuario popular

    Sagitario
    Miembro desde:
    11 Noviembre 2016
    Mensajes:
    826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    2216
    Capítulo 19. "Bosque Prohibido"

    Maraton 5/5

    Las situaciones iban tomando su propio curso, hace no mucho Harry había conocido a Norberto, Hagrid había llorado tal cual si fuera una madre viendo crecer a su hijo. Charlie había llevado al dragón donde debía estar, Bruneila había tenido un pequeño sentimiento de ir a ese lugar y saludar a todos sus caballeros de grandes escamas, pero no podía aún estaba un poco enojada con los Weasly, aunque hace unos días hubieran desecho el castigo -de ambas partes- porque era claro, que era ella una de las partes que más extrañaba a ese par, y felizmente era correspondido con creces.

    Aunque ese encuentro con Charlie había sido algo tenso, cuando la joven Bruneila se encontraba calmando a Norberto esta había volteado a verlo, ante la conexión de miradas supo que la escalofriante seriedad era por algún tema en concreto.

    —Charlie.

    —N-Ney... ¿Como estás?

    —Muy bien por supuesto, ¿y usted? —dijo tranquilamente.

    La capacidad de la cachorra para establecer sus conversaciones con tal tranquilidad ponía de pelos a los Weasly, realmente nunca sabían que esperar de sus enojos, por ello intentaban -lo intentaban tanto que todo le salía a medias- pero no eran tan satisfactorios los resultados de sus intentos.

    —Muy bien, mamá te invita para las vacaciones a cenar en casa, me repitió mil veces decírtelo, tanto que siento que se ha quedado grabada en mi mente —Charlie bromea un poco, logrando respirar un poco más al ver que el brillo de cariño nace en aquellos ojos serios ante la mención de su madre.

    No todo estaba perdido.

    —Dile que iremos, con gusto acepto su invitación. —dice la cachorra Cocker spaniel mientras mueve su colita, aunque levanta una de sus patas al atrapar un estornudo— aunque quisiera pedirle un recado para sus hermanos, ¿me haría el favor?

    Charlie trago saliva al escuchar aquello, parecía que nada se le escapaba u olvidaba. Por lo que asintió firme, mientras se mantenía relajado y nervioso.

    —Si, lo que desee, la princesa.

    —Dile a todos aquellos que han Estado en Hogwarts, tus queridos hermanos, que ya se la verdad. Que a la próxima que se involucren en peleas muggle por ser los protectores anti-enamorados, conocerán a mis dragones y no será para jugar. ¿Entendido? —dijo con una voz tan taciturno, tan monótono pero tranquilo, que secó la garganta de Charlie, quien rápidamente asintió en respuesta.

    —Si, si, si. Entendido, Ney.

    —Me complace saber que puedo hablar tranquilamente como gente civilizada con vosotros. Cuídese mucho y nos veremos pronto, saludos a Miss Molly —dice mientras se voltea para retirarse, corriendo en dirección a Hagrid y saltar a sus brazos, quien con gusto a abrazo buscando consuelo.

    [...]

    Y nuevamente se encontraba demasiado preocupada, hace unos momentos que Malfoy, fang y Harry los habían visto entrar al bosque prohibido pero estaba aquí atrapada entre Hogwarts. Las puertas no la dejaban salir, era como si la protegieran, pero la frustraba tanto que cuando se encontró con Fred este la miraba ir de una esquina a la otra, mirando hacia la dirección donde pudiera estar el bosque prohibido, comprendiendo un poco la situación.

    —No te preocupes, Harry podrá salir sin daños.

    —¡No se sabe! Ni siquiera el líder protector del bosque puede asegurarme eso, han habido avistamientos de que algun ser ha estado asesinando a los unicornos, ¡esto no lo puedo permitir!—ladro nerviosa.

    Fred suspira, se acerca y arrodilla frente a ella, tomando su rostro peludo entre sus manos, haciendo que esta lo mire, mientras su nariz negra se movía con tic nervioso.

    —Se porqué tampoco vas realmente con el Aparición, porque sabes que te pediría que te quedes, ¿no es así?

    Bruneila lo observa seriamente, para luego gimotear ante la frustración y verdad dea situación. Como también que sabía que los elfos no la querían por ese bosque, porque sabía que ese asesino de unicornios era de extremo peligro para ella.

    —En parte si eres la razón, pero también porque temo no poder proteger a Harry ante el recorrido de transporte tan largo que haré de aquí hasta la zona donde está pero...

    —Pero quieres ir porque no te perdonarías que algo le pasara. ¿No es así?—dice con una voz que le sale apenas, mientras sonríe a regañadientes.

    —Fredy...perdón, pero no puedo. No puedo evitarlo, se que está en peligro.—dice bastante desesperada, con el pulso acelerado, mientras tiembla un poco, bastante nerviosa.

    —Bien, ve a salvarlo pero avísame cuando vuelvas, asi no morire de preocupación por ti. Digo... Georgie ni mis hermanos me lo perdonarían —dice Fred Weasly, nervioso con un sonrojo en sus mejillas.

    La cachorra ladra feliz, y lame el mentón de su pelirrojo favorito.

    —¡Volveré! Te quiero, Fred, nos vemos a la vuelta.—dice mientras este siente como de su manos ya no la sienten tan físicamente—Aparición.

    Dejando así solo en la habitación de ambos Weasly pensativo y con un gran palpitar del corazón por tales palabras, tirandose a la cama para taparse los ojos, teniendo una ligera sonrisa de tonto enamorado.

    —Ay, esa mujer me volverá loco.

    [...]

    Malfoy había huido tras ver aquella escena de la figura encapuchada asesinar al unicornio, Fang lo mismo había hecho, mientras que Harry estaba mirándolo, tanto que lo sintió demasiado cerca y empezó a doler la cabeza.

    —¡Bombarda!

    Se escuchó en medio de aquella oscuridad, apareciendo de la nada y alejando al encapuchado de Harry, quien cayó al suelo debilitado por algo razón. Pero no pudo hacer nada mas que ver.

    —¡Cave Inimicum! —se escuchó nuevamente, y de esta una burbuja algo trasparente lo acogió en protegerlo del enemigo.

    El encapuchado gruñó por lo bajo, y salió corriendo al golpeteo de cascos contra el suelo, varios golpeteos. Mirando de soslayo a la cachorra como si hubiera encontrado lo que estaba ansiando tomar.

    Bruneila tan solo gruñó peor, protegiendo a Harry, aunque todo su cuerpo le temblaba como gelatina pero estaba decidida en proteger a su sobrino. Sin embargo, los que estaban en camino, no tardaron en llegar. Al verse a un joven de cabello rubio, cuerpo pardo y cola blanca.

    —¿Estas bien?—pregunta a Harry, quien parecía aturdido.

    Al reconocer que ya no había ningun peligro, Bruneila deshizo el hechizo, jadeando un poco por la adrenalina de casi no llegar a tiempo de proteger al pequeño.

    —Sí... gracias... ¿qué ha sido eso? —pregunto Harry.

    El centauro no contestó. Tenía ojos asombrosamente azules, como pálidos zafiros. Observó a Harry con cuidado, fijando la mirada en la cicatriz que se veía amoratada en la frente de Harry.

    —Tú eres el chico Potter —dijo—. Es mejor que regreses con Hagrid. El bosque no es seguro en esta época en especial para ti ¿Puedes cabalgar? Así será más rápido... Mi nombre es Firenze —añadió, mientras bajaba sus patas delanteras, para que Harry pudiera montar en su lomo—Princesa, usted tampoco debería estar en estos lugares.

    Bruneila deslizó su pata derecha delantera, al estar sentada observando el intercambio de palabras entre ambos, rascandose la oreja con cierto nerviosismo y vergüenza.

    —Lo se, pero debía venir a cuidar a Harry, se extravió. Me correspondía cuidarlo en lo que llegabáis —responde.

    Del otro lado del claro llegó un súbito ruido de cascos al galope. Ronan y Bane aparecieron velozmente entre los árboles, resoplando y con los flancos sudados. —¡Firenze! —rugió Bane—. ¿Qué estás haciendo? Tienes un humano sobre el lomo! ¿No te da vergüenza? ¿Es que eres una mula ordinaria?

    La cachorra tan solo se quedó escondida tras Firenze, quería ver de que tanto se perdía del mundo de afuera con toda la sobreprotección de sus elfos.

    —¿Te das cuenta de quién es?—dijo Firenze—. Es el chico Potter. Mientras más rápido se vaya del bosque, mejor.

    —¿Qué le has estado diciendo?—gruñó Bane—. Recuerda, Firenze, juramos no oponernos a los cielos. ¿No has leído en el movimiento de los planetas lo que sucederá?

    Ronan dio una patada en el suelo con nerviosismo. Al mirar hacia abajo, tragó saliva al encontrar la mirada seria de la cachorra.

    —Estoy seguro de que Firenze pensó que estaba obrando lo mejor posible—dijo, con voz sombría.

    También Bane dio una patada, enfadado.

    —¡Lo mejor posible! ¿Qué tiene eso que ver con nosotros? ¡Los centauros debemos ocuparnos de lo que está vaticinado! ¡No es asunto nuestro el andar como burros buscando humanos extraviados en nuestro bosque!

    —Los Mister Ronan y Firenze, están en lo correcto. Pero usted joven Bane, no me esperaba esta objeción de su parte. Ya veo que tener armaduras y cojones no es suficiente como para proteger a los humanos. Si tanto os cuesta, traeré mi propio escuadron si es necesario, saldré a proteger a los que se pierden si no cree poder hacer un... ¡Favor sencillo! Ya sé que no quiere tener efectos colaterales, ¡pero nunca les hemos dejado en esa categoría! Me ofende mucho lo que ha dicho —dice indignada, enojada y frustrada Bruneila.

    Tal vez se estaba metiendo en momentos inoportunos, pero si tanto le molestaba una simple misión de buscar a alguien perdido en este bosque, ella con su cabezonería y terquedad solucionaría el problema de raíz.

    Bane bajó la cabeza algo avergonzado pero seguía aun con la molestia implantada en su ser. Por lo que solo puede reaccionar al acto de Firenze quién, levantó las patas con furia y Harry tuvo que aferrarse para no caer.

    —¿No has visto ese unicornio?—preguntó Firenze a Bane—. ¿No comprendes por qué lo mataron? ¿O los planetas no te han dejado saber ese secreto? Yo me lanzaré contra el que está al acecho en este bosque, con humanos sobre mi lomo si tengo que hacerlo.

    Al escuchar aquello tan solo a Bruneila le recorrió una emoción de aprecio ante dichas palabras. Tal vez solo era uno en un millon de los que cabía que le empezaba a agradar su valentía.

    —Princesa.

    —Iré por mis medios, no se preocupe, llevad a Harry con ellos, después pasaré por vuestro hogar, debemos hablar.

    —Bien, avise cuando llega sana.—dice Firenze, mientras se aleja.

    [...]

    Y Firenze partió rápidamente, con Harry sujetándose lo mejor que podía, y dejó atrás a Ronan y Bane, que se internaron entre los árboles.

    Harry no entendía lo sucedido.

    —¿Por qué Bane está tan enfadado? —preguntó—. Y a propósito, ¿qué era esa cosa de la que me salvaste?

    Firenze redujo el paso y previno a Harry que tuviera la cabeza agachada, a causa de las ramas, pero no contestó. Siguieron andando entre los árboles y en silencio, durante tanto tiempo que Harry creyó que Firenze no volvería a hablarle. Sin embargo, cuando llegaron a un lugar particularmente tupido, Firenze se detuvo.

    —Harry Potter, ¿sabes para qué se utiliza la sangre de unicornio?

    —No —dijo Harry, asombrado por la extraña pregunta—. En la clase de Pociones solamente utilizamos los cuernos y el pelo de la cola de unicornio.

    —Eso es porque matar un unicornio es algo monstruoso—dijo Firenze—. Sólo alguien que no tenga nada que perder y todo para ganar puede cometer semejante crimen. La sangre de unicornio te mantiene con vida, incluso si estás al borde de la muerte, pero a un precio terrible. Si uno mata algo puro e indefenso para salvarse a sí mismo, conseguirá media vida, una vida maldita, desde el momento en que la sangre toque sus labios.

    Harry clavó la mirada en la nuca de Firenze, que parecía de plata a la luz de la luna.

    —Pero ¿quién estaría tan desesperado? —se preguntó en voz alta—. Si te van a maldecir para siempre, la muerte es mejor, ¿no?

    —Es así —dijo Firenze— a menos que lo único que necesites sea mantenerte vivo el tiempo suficiente para beber algo más, algo que te devuelva toda tu fuerza y poder, algo que haga que nunca mueras. ¿Harry Potter, sabes qué está escondido en el colegio en este preciso momento?

    —¡La Piedra Filosofal! ¡Por supuesto... el Elixir de Vida! Pero no entiendo quién...

    —¿No puedes pensar en nadie que haya esperado muchos años para regresar al poder, que esté aferrado a la vida, esperando su oportunidad?

    Fue como si un puño de hierro cayera súbitamente sobre la cabeza de Harry. Por encima del ruido del follaje, le pareció oír una vez más lo que Hagrid le había dicho la noche en que se conocieron: «Algunos dicen que murió. En mi opinión, son tonterías. No creo que le quede lo suficiente de humano como para morir».

    —¿Quieres decir —dijo con voz ronca Harry— que era Vol...?

    Pero es cortado por la preocupación de Hermione y Hagrid, quien lo observan en busqueda de daños.

    Esa había sido sin duda una noche de revelaciones tanto como para Harry como para la Cachorra Cocker spaniel.

    [...]

    Al llegar nuevamente con el Aparición al cuarto de los weasly, tan solo se metió entre la sabana, gatea hasta llegar a los brazos del pelirrojo, lamiendo su mejilla dulcemente, para demostrar que ya estaba en casa. Pero tan solo había logrado que este la abrazara suavemente contra su pecho tan cual si fuera un peluche, durmiendo ya más aliviado. Mientras que ella no objetó nada, ya mucho se había enojado y estresado ese día.

    Este era el mejor momento despues de una gran tomenta de revelaciones. Tan solo esperaba que todo lo que vendría por delante pudiera enfrentar como hoy lo había hecho.
     
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso