Harry Potter Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Brunchi, 26 Junio 2018.

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  1. Threadmarks: Prólogo
     
    Brunchi

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    Título:
    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    2629
    Prólogo.

    «Pasado, y presente, sólo hay un camino»


    11 de mayo 1919. Al sur de Francia en uno de los Castillos reales y mágicos de la historia.

    Familia Real y pura: Runirix.

    Esta familia era de los primeros magos en poder formar parte de la generación de animagos, fuertes y especiales con grandes responsabilidades en sus hombros. A pesar de ser sangre pura muchos daban como irrelevante aquel aspecto ya que ellos trataban a todos como su próximo igual, con respecto y cariño pero los que los traicionaba eran irreconocibles luego de una charla amistosa.
    Los Runirix eran considerados como los primeros animagos de sangre pura, con un gran corazón, valientes e inteligentes, cariñosos y divertidos. Daban lugar a los débiles ante los fuertes, es decir, se podría ver a una cantidad de elfos domésticos y mágicos a su disposición pero era decisión propia de quedarse a ayudar a aquella familia ya que ellos con cariño y respeto pedían ayuda. Aunque en tiempos de daños físicos enseguida se hacía notar su cabezonería o en otras palabras su terquedad. Tenían unas cuantas habilidades propias del apellido Runirix, podían tener telequinecia, hablar parcel, hacer apariciones sin mucho agitar, escudo protector y fuerza, pero también acarreaban un gran embrujo maldito que todo aquel que cediese a la oscuridad sería atacado por continuas pesadillas.

    Aquella familia estaba compuesta por: dos reyes monarcas, y dos herederos, dos gemelos el príncipe y la princesa, cuatro elfos mágicos, y cuatros guardianes reales.

    Los reyes eran: Antoniv y Majosefilía Runirix, los gemelos Caius Azur y Bruneila Zur Runirix.
    Caius tenía a su disposición a Xin una elfina, Bruneila a Tobago un elfo y que era el esposo de Xin. Ambos eran sabios y los cuidaban como de su propia sangre.
    Luego estaban los guardias reales Axio Xuliav, Marcus Said, Aro Delacoix y Zurzei Wellex, la única mujer.

    \\\^\\\

    La familia Runirix era muy codiciada por muchos magos poderosos y de la magia oscura. Eran odiados en parte por ser tan amables con los mestizos pero no por ello era para dar razón de delimitar y sobrevalorar el gran poder de la familia, aunque siempre todo gran poder tiene una gran desventaja. Ellos solo podían ser curados entre sí, osea solo sus elfos o de sangre directa podrían curar daños muy graves. Pocos lo sabían y una gran Bruja llamada Verdana lo descubrió.

    En 1919 de junio, el gran castillo Runirix fue atacado justo cuando tenía una pequeña visita de los Sabbath Black otros magos muy respetados y sangre pura, cuando estaban llegando a un acuerdo solemne en el que los gemelos irían con ellos por protección, unos Trolles y dementores atacaron el castillo, pero como el instinto de protección y preocupación tomaron en manos los reyes protegiendo a sus invitados, los aldeanos y a sus hijos, duros de roer en la guerra, con ayuda de los Sabbath Black los reyes suplicaron que la vida de sus hijos fuese la de mayor preocupación ya que ellos estaban al norte del castillo siendo atacados también.

    Caius y Bruneila al tener sus 19 años cumplidos, eran bastantes maduros, serios y sabían a lo que se enfrentaba en cuanto al peligro su familia por lo que estaban entrenados, sólo que con ellos solo estaba el guardián Axio protegiéndolos a toda costa de los Trolles.

    -Jóvenes escapen con los aldeanos y los elfos ellos os protegerán, los entretendré -pidió Axio mientras usaba el hechizo bombarda máxima.

    -Si, señor -respondió Caius Azur.
    -Joven Axio, cuídese -suplicó asintiendo Bruneila.

    Ambos gemelos eran castaños de ojos mieles, con cabello corto, a la princesa Bruneila le encantaba tener el cabello corto como su hermano, según ella era mas fácil lidiar y menos pesadez para su cabeza.

    Por lo que ambos fueron a proteger a sus elfos y el resto del castillo los iba llevando a la salida de emergencia hasta que todos iban pasando pero un Troll al ver que escapaban arrojó su mazo de madera a la salida dejando la posibilidad a los herederos de poder huir, sus elfos a orden fueron con el resto, Bruneila era muy preocupadiza por sus elfos, su familia y aldeanos, por lo que tanto ella como su gemelo habían puesto sus vidas a salvar primeros en vez de ellos. Al ver terminada una opción de la única salida segura ambos se vieron firmes y sonrieron, cosa que desconcertó al troll.

    -No os confíes Troll..-dice Caius.
    -Que su peor pesadilla, somos nosotros -termina Bruneila, y juntos asienten.

    Bombarda Máxima!, ¡Cave inimicum! -pronuncian al unísono mandando a volar lejos al Troll.

    Juntos unidos, eran fuertes, imponentes y quisquilloso. Se decía que la conexión de gemelos era mucho más fuerte que cualquier otro lado parecido al amor.

    -Muy bien Azur~ -sonríe levemente Bruneila.
    -Lo mismo digo Zur -contesta Caius.

    Pero sin mucho esperar mas trolles se acercan a atacarlos, ambos gemelos atacando y protegiéndose las espaldas, pero en un movimiento que Bruneila pude ver venir pero no su gemelo hizo que se tendrá, era muy tarde para pronunciar un conjuro por lo que puso su cuerpo como escudo para proteger a su hermano, logran que el golpe la estrellara contra el muro de cemento, ocasionando que Caius se enojara al ver esa escena y sus ojos se empezaron a cambian a distintos colores hasta que tomó forma como un gran oso mutante golpeando a todos los Trolles y alejándonos de ellos. Al lograrlo, va rápidamente junto a su hermana se destransforma e inmediatamente empieza a hacer la curación especial de los Runirix, que era dar parte de su sangre y pronunciar Agmu Salvitum para que empezara sus manos emerger un color Cyan y curarla. Pero tan ida iba Bruneila por el gran golpe que había recibido que que cuando vio otro golpe para su hermano, sus ojos brillaron de muchos colores y quedando en violeta intentando transformarse pero estaba débil aun por lo que solo produjo avisar a su hermano tardíamente el dolor que dementor ocasionó. Bruneila veía ir ante sus ojos a su gemelo, del temor sentía que moriría y cuando dijo:

    -Expecto Patronum.

    Con todos esos sentimientos a flote de su hermano protegerla, jugar, descubrir sus dones. Una gran luz emergió y el dementores se alejó pero no bastó con ello para salvar a su hermano.

    Caius Azur Runirix, cayó al suelo, sin vida.

    -¡Azur! Azur no me dejes, p-por favor -sollozó Bruneila.

    Sentía como su otra mitad se le iba, el calor, y su complemento en el mundo. Sentía peligro venir hacia ella pero no podía parar de sentir aquel dolor agudo de perder a su gemelo, era como si fuera que una espada penetrara su corazón y lo partiese.

    Justo cuando sentía a alguien conocido acercándose, sintió como su corazón dio una orden, suavemente dejó el cuerpo de su hermano en el suelo, dejando un beso en su frente.

    -Te amaré por siempre mi azur -pronunció.

    Sus ojos estaban de color gris y con un gran odio, culpabilidad se transformó en un gran dragón de tamaño mediano de la especie de furia nocturna madura, de color negro azulado y ojos dorados casi verdosos. Al ver a la Bruja que venía para acabar por ella y por el otro lado a los Sabbath Black, no pude evitar desquitarse y sin mucho medir la consecuencia, se dirigió en dirección a Verdana a una gran velocidad de 20 km/h enviando un gran fuego de plasma.

    Los Sabbath Black al ver aquello la respaldaron con hechizos de los Trolles y dementores, con aquel ataque y una especie de conjuro maldito por parte de los Runirix acabó a la Bruja, pero con el efecto y consecuencia de ir cayendo en picada, cansada tanto emocional como físicamente. Menos mal que el hijo mayor de los Sabbath Black la agarró en vuelo.

    Desde allí la única Runirix quedó como sobreviviente, todos los magos importantes hicieron su historia la de una leyenda que murieron defendiendo a sus aldeanos y mundo mágico hasta el final, luego la joven y única heredera Runirix quedó bajo la protección de los Sabbath Black.

    ///^///

    Años después.

    Al norte de Londres, los Sabbath Black iban festejando otro año que la princesa Bruneila estaba con ellos, en total unas 8 a 10 décadas, pero de repente Kreacher aparece frente a ellos con una ligera seña de respecto.

    -Permiso mis señores, Kreacher tiene una noticia para la familia -dice el pequeño elfo.

    Bruneila se acerca con su vestimenta de cuero, sintiendo frío de repente, preocupando a todos.

    -¿Kreacher? ¿Ha ocurrido algo malo?-pregunto preocupada.

    Kreacher se lamenta un poco por verla así.

    -Para Kreacher no lo es, pero Kreacher cree que es bueno que se sienten es mala noticia -dice el elfo de la familia Black.

    Tanto Sabbath y Black eran familias desde que Rosw Sabbath y Sorfia Black se unieron en matrimonio, ambos de sangre pura. Sorfia Black era una prima lejana de Sirius Black por lo que temían que fuese por ese tema su aparición.

    -Kreacher viene a informar por mis amos que el joven Regulus Black ha fallecido y Sirius Black ha sido tachado por traicion a la sangre -explica Kreacher.

    Bruneila se enoja al escuchar como varias familias no eran como... Como ella había crecido, y como trataban a los que no apoyaban las ideas de mantener la procreación de niños de sangre pura. Eso la enervaba pero sabía que la solución no era sacar a relucir su descontento no por el momento. No estaba en estado para recibir a los reporteros y mas parloteos.

    -Entonces... Usted está con ellos, Kreacher acepta que se haga y se hable sin pensar. Creí que eras mejor Kreacher, pero veo que sólo vas por mal camino -pronuncia desconforme marchándose de la sala.

    El hijo mayor de la familia Sabbath Black, se disculpa con su madre, quién estaba llorando por el futuro de su primo Sirius, que al igual que Bruneila era animago, básicamente ambos eran unidos, ella había enseñado a ser animago. El hijo mayor se llamaba Marcus, y si era uno de los guardianes reales de la familia Runirix, quien había sobrevivido a diferencia del resto.

    ////^////

    La joven Bruneila Runirix se había ido a sentar en el patio trasero de la mansión, realmente era una vergüenza y tristeza ver como otras Familias de sangre pura eran así por solo status. Extrañaba tanto a su familia, a su hermano, a todos sus elfos que desaparecieron de la faz mágica.

    -Princesa...

    Ella no volteó, temía reaccionar mal, su temperamento no era muy bueno luego de haber perdido a su gemelo. En las noches estaba claro que el embrujo maldito se hacía presente, pero en las mañanas intentaba controlarse. Por la salud mental de la familia que ahora la acogía y formaba parte de su corazón.

    -Marcus... ¿Porqué son tan ciegos? ¿Por que se molestan en juzgar antes de ser ellos mismos juzgados ante un espejo?-pregunto Bruneila.

    -Princesa... Usted sabe que la realidad nos choca a todos, y no había familia como la suya quien respetaba al igual que nosotros sus ideales de dar lugar a quien sea que no fuese sangre pura. Pero hoy en día nada es como fue en el pasado, lamentablemente nos debemos conformar. Sino acabaríamos siendo el principal chisme de todo el mundo mágico -dice mientras se sienta a su lado y la atrae para abrazarla.

    La pelinegra no reacciona de mala manera ante aquel acto, sino que lo agradece, correpondiéndolo.

    -¿Pero que es importante lo que los demás piensen? No sería mejor que piensen hechos reales, y no chismes. Si quieren os daré hechos pero si no, tristemente me quedaré viendo como el mundo mágico se vuelve hipócrita y ciego -dice Bruneila.

    Pero justo cuando iba diciendo aquello y Marcus iba a responder se escucha un estruendo.

    -Marcus... Hay problemas -se preocupa Bruneila.

    Y sin más corre en dirección a la sala, viendo como la señorita Lestrange Black, seguidora de un tipo loco de las artes oscuras iba a atacar a su madre (adoptiva).

    Expelliarmus! -pronuncia en dirección a Bellatrix- ¡Protego!

    Colocándose frente a los Sabbath Black, mientras Marcus viene corriendo pero otro de los enemigos vienen y lo miran divertidos.

    Crucio! -pronuncia en dirección a Marcus.

    Bruneila se cruza protegiéndolo con un: -Protego, expulso -pronuncia ella.

    Logrando que los que estaban cerca diesen con las paredes fuertemente.

    -Vamos, este lugar no es seguro -advierte Bruneila.

    Pero Bellatrix al ver aquello y con dos chicos mas, ríe alocada.

    -¿Crees que te librarás? Mi amo quiere tenerte y no descansaremos hasta tenerte princesa -pronuncia con asco.

    -Sobre mi cadáver me uno a un grupo como ustedes. Que ir relevancia podrían tener -comenta con firmeza.

    Ocasionando que eso enoje a Bellatrix y lance en crucio en dirección a ella, pero Marcus se interpone, preocupando a Bruneila.

    Expelliarmus!, ¡Cavo Inimicum! -pronuncia Bruneila.

    Y sin más va protegiendo como puede a todos, pero justo cuando va a hacer algo, Bellatrix dispara una maldición poderosa matando frente a sus ojos a los señores Sabbath Black, logrando que aquella escena le traiga recuerdos de como su familia, y hermano murieron pero ella no. Por lo que sus ojos empiezan a brillar y eso no era nada bueno, se estaba desequilibrando.

    -Princesa... Váyase... Lejos -grita Marcus.

    Pero Bruneila niega, lo agarra como para huir con él, al menos debía saber proteger al hijo de los Sabbath Black que era su guardián, no podía fallarles. Intento durante días escapar pero justo en un bosque un grupo de señores oscuros los tenían rodeados.
    Al parecer este era el fin para la ultima Runirix y el ultimo Sabbath Black. Pero justo cuando Runirix se iba a transformar en su forma animaga tres magos le tiraron tres everte startum, paralizándola completamente.

    Ocasionando que ambos cayeran al piso. Pero justamente Marcus se posicionó protegiendo con sus últimas fuerzas a Bruneila pero entre los tres le tiraron el Crucio, ocasionando su muerte inmediata.
    Sintió que el alma se le caía otra vez al ver a su mejor amigo muerto, muerto... Pero justo cuando iba perdiendo la consciencia de lo estable, sus ojos empezaron a cambiar de color bruscamente anunciando su forma animaga, pero como estaba muy debilitada se transformó en una cachorra de la clase cocker spaniel. Ocasionando que todos rieran por aquello, pero justo cuando parecía todo perdido, varios aurores llegaron a su rescate arrestado a algunos y otros huyendo.

    Pero ya era tarde, otra vez una desgracia mas se había atribuido ante sus ojos, la familia que le había dado nuevamente cobijo había muerto ante sus ojos. Y ella siendo la animaga más fuerte, no pudiendo ayudarlos. ¿De que servía ser la más fuerte si no podía protegerlos?

    Desde entonces ella era la única familia sobreviviente de los Sabbath Black y Runirix, siendo alguien poderosa pero con un pequeño gran problema, la oscuridad había empezado a consumirla al pensar que no servia por lo que con el tiempo se le hizo complicado volver a salir de su forma animaga, ocasionando que todos se sorprendieron.

    El Ministerio de Magia y Hechicería había tomado una gran decisión, hacerte cargo de la total protección de ella teniéndola a total vigilancia en el edificio del Ministerio, desde allí hasta la actualidad se la ve en un cojín acostada y sin hablar con ninguno. Ya que estaba sumida en la grave depresión para muchos magos.

    Con el tiempo se llevó el chisme que la última animaga real había muerto en manos del que se hacía ser el gran mago oscuro, pero ninguno del misterio hizo algo para desmentir.








    Las actualizaciones serán lentas.
    Primer Fic sobre el libro de Harry Potter. Espero que les guste.
    ¡Saludos y mucha lokura!
     
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  2. Threadmarks: Capítulo 1
     
    Brunchi

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    Capítulo 1: Camino a Hogwarts.

    4 de abril de 1953, Inglaterra.


    Iba jugando la pluma que había caído de algún sombrero de la señora cerdorrosa, digo de Dolores Umbridge, ya desde temprano y ya me aburría estar sentada en aquel cojín puesta estrictamente para mi por los encargados del Ministerio de Magia. Se podría decir que era tipo un trofeo extraño vivo, mirando como todos lo que pasaban me hacían una reverencia o me saludaban con cariño. He llevado tantos años aquí, que estoy seguro que gran parte de generaciones de Magos me han de aun recordar. Y mas aun recordar a mi difunta familia, que en paz descanse.

    Hace media hora luego de que tocara el gran reloj, las 10:30 am me aburrí de estar sentada como estatua y me dispuse a caminar por lugar claro, haciendo levitar conmigo a la pluma, tan enfocada estaba en ello que no me di cuenta que choqué con una persona.
    Tenía una barba larga blanca, y una túnica, era obvio que se trataba de nada más y nada menos de Albus Dumbledore.

    —Lo siento... No lo vi, iba distraída —me disculpo.

    Él tan sólo me sonríe y acaricia la cabeza. Estando yo en mi forma de cachorro.

    —No se preocupe Señorita...—dice con su voz suave, tranquila.

    —Bruleina Sabbath Black Runirix —me presento.

    —Gran nombre para ser una cachorra, o quizás una animaga ¿no? —dice Dumbledore.

    Me sorprendo ante tal respuesta, al parecer eran ciertos los rumores, este hombre era de confiar y suave al tratar.

    —Si, ¿que hace por estos rumbos señor? —pregunto curiosa.

    Dumbledore sonríe, y justo cuando me va a responder alguien me alza en brazos, tensionandome por completo.

    —Oh, Señor Dumbledore, el Sr. Fudge lo espera —dice Dolores Umbridge.

    —Gracias por su amabilidad. Será para otro momento la agradable charla señorita Sabbath —se despide Dumbledore.

    Al verlo alejarse bajo la oreja derrotada.

    —Señorita Sabbath, ¿que hace usted aquí? Debería estar en su almohadón donde corresponde, el Ministerio todo el tiempo ha estado preguntando por usted y.... —empezó con su regaño.

    Que ya ni siquiera le prestaba atención, estoy cansada de estar aquí. Desearía que alguien me sacara y que no corriera nadie peligro con aquello, pero la dura realidad es que todos corren peligro conmigo cerca, por el Señor tenebroso.

    Me dejo guiar lejos de quizás volver a ver a Dumbledore, tan bien que me ha caído ese hombre.

    ///////////

    En otro lado, en un salón donde estaba Cornelius Fudge esperando al Director de Hogwarts para firmar algunos permisos nuevos para la escuela, y destacar cuales eran las leyes nuevas para los siguientes años para delante.

    —Lamento haberle hecho esperar Cornelius —se disculpa Dumbledore.

    —Jaja... No hay problema, aunque me da cierta curiosidad saber del porque su tardía —dice Cornelius— pero no es momento, bien, Hábleme sobre su idea para este año, Dumbledore.

    —Para este año, pido permiso para que se realicen la admisión a Hogwarts otros tipos de estudiantes, he visto algunos casos en particular —dice Dumbledore.

    —¿Cómo cuales?—pregunta intrigado Cornelius Fudge.

    —Por ejemplo el caso de la Señorita Sabbath Black, he visto que tiene lo necesario para asistir a Hogwarts pero por su condición física se podría ver alguna dificultad, lo cual podría amoldarse a nuestras clases sin problemas —comenta.

    Cornelius se sorprende ante tal idea, si bien la cachorra, que era la última animaga de sangre pura o de la realeza, tenía prohibido exponerse al peligro de afuera sin estar acompañada.

    —¿Porque tanto interés por ella Dumbledore? Sabe usted que ella es alguien muy importante para la sociedad mágica y que corre riesgo estando fuera de nuestras manos, ¿No es así ? —pregunta Cornelius.

    Dumbledore se acaricia la barba y asiente:

    —Se perfectamente lo que conlleva, y el riesgo, pero usted cree que en el Señor Tenebroso quien para muchos está muerto, ¿la atacaría en público? No creo que sea tan impulsivo para tal hecho, además estaría en protección de mi tutela, sólo piénselo.

    Cornelius al escuchar aquello se acomoda su uniforme, pensativo.
    ¿Sería acaso bueno dejar que Bruneila saliera?

    —Se lo comentaré al resto del ministerio, en una semana le diré la decisión final —determina Cornelius.

    Dumbledore asiente, y es allí donde termina toda la reunión.

    /////////Una semana después.

    El Ministerio de Magia y hechicería había aceptado la idea de Dumbledore con la condición de que uno de ellos cuidará cercana mente a la última animaga real. Aunque Dumbledore tenía la tutela y obligaciones de cuidarla.

    El 7 de marzo de 1955, Dumbledore había vuelto a visitar el ministerio pero con la meta puesto, llevarla a Hogwarts.

    ///////
    BRUNEILA SABBATH BLACK

    Si bien cabe en todo lo bueno y malo que me ha ocurrido en ésta vida, hoy por hoy me avisaron que tengo la oportunidad de salir del ministerio y que alguien muy conocido había conseguido mi tutela, por lo que todos los que me tenia bastante cariño, hasta los elfos que limpiaban el lugar empezaron a llorar por mi marchar.
    Tan sólo tenía una mochila en mi lomo, en el cual llevaba un cepillo para mi melena, y mi varita mágica. No tenía mucho por que llevar ya que como tengo cuerpo de un cachorro muggle no podía tener más cosas con lo que manejarme.

    Aquella tarde vi llegar a Dumbledore, quien pasivamente llegaba a mi.

    —Buenas tardes Señorita Sabbath ¿cómo le va?—pregunta, mientras me acaricia la cabeza.

    —Genial, me sacarán de éste lugar. Aunque no se si sea muy buena idea. Soy sólo un mal para todos —comento.

    Aquel hombre me mira con comprensión, mas luego con una mirada veo que pide permiso para alzarme entre sus brazos, por lo que no me opongo. Lo hace, y me sonríe.

    —Usted nunca sería una molestia ni peligro, es una persona de gran corazón, aunque también codiciada por muchos, lo sabe, ¿no?—dice.

    Asiento, suspirando.

    —Si, pero que tiene ver con ello. ¿Y si por mi culpa Hogwarts corre peligro?—pregunto.

    —No lo hará, es el lugar que está hecho para la seguridad y mejor aprendizaje a ser mago o bruja. Estoy yo y varios magos capaces de protegerlas junto con el Ministerio. No se preocupe no será ninguna molestia.

    —Eso dices ahora...

    Y allí terminó nuestra charla.

    Quién pensaría llevar a un cachorro a Hogwarts para que tan siquiera sea mago o mas bien ¿maga?
    Pues nada mas que Albus Dumbledore, él cree que yo seria muy buena ya que sólo he logrado desarrollar ciertas capacidades como mago, pero no todas y en grupo por lo que ahora nos dirigimos a Hogwarts, mi nuevo hogar.
     
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    Mmmm, entonces ella es alguien que Voldemort quiere, ¿para qué?
     
  4.  
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    Con el tiempo lo descubrirás, jajaja ya he sembrado la intriga.
     
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  5. Threadmarks: Capítulo 2
     
    Brunchi

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    P R I M E R... A Ñ O... EN HOGWARTS.


    6 de abril, 1956. Inglaterra, Hogwarts.

    —Les he reunido aquí hoy para darles a conocer una nueva integrante a la familia Hogwarts, queridos amigos —empieza a decir Dumbledore.

    En el despacho de Dumbledore se encontraba Minerva Mcgonagall(Profesora de Transformaciones), Rubeus Hagrid(guardabosques), Madame Prince(Bibliotecaria), Poppy Pomfrey(Enfermera), Filius Flitwick(Profesor de hechizos y encantamientos), Horace Slughorn(profesor de pociones), Filtch (conserje) con una gata, entre otros, como algunos elfos.

    —¿Nueva integrante? ¿Y quien es mi señor? —pregunta curioso un elfo.

    —Dumbledore, deje su misterio de lado, nos tiene bastante intrigados con sus movimientos desde hace tiempo —dice Mcgonagall.

    Respiro hondo y suspiro, nuevamente conociendo gente. Intentaré no encariñarme con ellos por seguridad para ellos. Mejor dejo de pensar.

    —Disculpen, no regañen a Dumbledore es mi culpa. —comento saliendo de atrás del mencionado.

    Jadeos e impresiones de los elfos se escuchan, llamando la atención de los profesores.

    —¡Es la señorita Runirix! —exclaman con una reverencia y con lágrimas en sus ojos.

    No logro evitar que aquella emoción me colme de felicidad, mis... Mis elfos han estado todo este tiempo aquí. Me siento sobre mi trasero peludo, y con una pata me limpio una lágrima.

    —¿Es ella... ?—dice absorto, Slughorn.

    —Es la Señorita Bruneila Sabbath Black, la última Runirix y animaga de la realeza, será parte de la familia y me encantaría que os hagáis buenos amigos. —dice Dumbledore.

    Todos los elfos presente aplauden por el anuncio de Dumbledore, Mcgonagall observaba sorprendida aquella noticia. Pero sonríe, igual todos los demás, asintiendo ante el pedido.

    —Yo la cuidaré muy bien Señor Dumbledore —dice Hagrid emocionado.

    —No dude en contar con mi ayuda Señorita Runirix —dice con educación Madame Prince, la bibliotecaria.

    —¿Podríais evitar decir mi apellido real? Ahora soy una Sabbath Black, sería agradable que se dirigieron en honor a esa familia. —comento mirandolos.

    —No hay problema Madame Sabbath —dice con una sonrisa dulce Pomfrey.

    Hago una delicada reverencia con mi hocico, y muevo mi cola contenta.

    —Muchas gracias por su recibimiento a este gran hogar, espero no dar muchas molestias. —agradezco.

    Dumbledore ríe un poco.

    La gata enseguida me observa mal, el hombre que la agarra la intenta calmar.

    —Señor, es un cachorro, a la Sra. Norris la estresará –dice no muy grato Filch.

    Otro señor lo observa enojado.

    —La gata no morirá por la Señorita, por lo que no se preocupe, ahora somos su familia querida —dice otro señor.

    Veo a Dumbledore y camino hacia él, me pongo en dos patas quedando recostada por su túnica y piernas.

    —Gracias Dumbledore, gracias por cuidarme y arriesgarte, gracias por cuidarlos —digo emocionada.

    Siento como mi corazón le rodea una calidez, sé que no es lo suficientemente fuerte para curarme el dolor de la partida de ellos, pero es un gran regalo. Sin más siento como me acaricia la cabeza peluda.

    —Tranquila, ve a saludarlos. Se nota que la quieren mucho —dice Dumbledore mirando a los elfos.

    Quienes se abrazaban y miraban con entusiasmo.
    Asiento con timidez, me acerco a ellos... Siento que todos nos miran pero aun más como mi corazón ese desenfrenado, los observo. ¿Quien pensaría que algunos de mis elfos estarían con él? No logro evitar llorar.

    Siento enseguida la mano de uno de ellos en mis mejilla peluda.

    —Ama no llore, se ve mas bonita feliz —dice Tobago, uno de los elfos que me crió gran parte de mi vida.

    No logro guardar compostura, y suelto lágrimas, aquellas que no he podido dejar salir por todo lo sufrido, todos se acercan a abrazarme. Llenándome de cariño, al final y al cabo tengo un poco de mi viejo y nuevo hogar.

    //////

    Aquel día fue muy emotivo para mi, nunca podré dejar de agradecer a Dumbledore lo que ha hecho por mi. Hoy estamos a 7 de abril de 1982, durante los años que fueron pasando me he acostumbrado al gran lugar, conozco bastante de criaturas mágicas gracias a Hagrid, voy mucho a la biblioteca por lo que Madame Prince se entusiasma con poder servirme y darme compañía mientras leo libros. Con cada uno de los encargados de Hogwarts me he familiarizado, aunque con la gata nos tenemos hecha la guerra, nunca pensé que los gatos fueran así por aparentar ser una cachorro. Los elfos me tratan como según ellos: "Eres de la realeza, debemos tratarte como una, eso querría la ama Majo", Majosefilía Runirix era mi madre, y ellos le tienen mucho aprecio hasta después de tanto tiempo.

    Pero bueno, hoy después de tanto tiempo aprender libremente he logrado convencer a Dumbledore de poder asistir a las clases, de una manera muy creativa e ingeniosa he logrado domar otra pluma y con ella puedo anotar las clases en un pergamino, y como mis sentidos son buenos junto mi intención no pudo negar mi petición. Por lo que oficialmente seré alumna de Hogwarts.

    Hoy también llegarían varios hijos de Magos, y en la noche se haría la selección de cazas. Según el sombrero seleccionador estaré en una buena casa, pero que aun no me lo puede decir, el muy necio. Tanto quiero saber a que casa iré, ver si podré sobrellevar los estudios. Con tener dos patas en vez de manos cómo toda persona normal.

    Bien, han llegado los carruajes, he visto una cabellera pelirroja, al parecer un hijo de Arthur Weasly asistirá a clases, espero que sea igual de amable que aquella familia. En cierta parte le tengo un gran aprecio, aunque no he tenido la suerte de conocer a su esposa Molly, pero bueno me desvié.

    —Vamos ama, llegará tarde a su selección, ya todos van llegando —dice Xin, la novia de Tobago.

    —Muchas gracias Xin, me perdí entre mis pensamientos —río un poco.

    /////////

    Ya en el comedor con alrededor de muchos niños de 12 años y más, junto a otros jóvenes de las 4 casas estaban reunidos y ansiosos por ver donde quedaba, y mas aun quienes serían parte de la familia.

    Iba muy metida entre mis pensamientos otra vez, estoy muy nerviosa, y si voy a Slytherin, corro peligro por que sé que hay personas que fueron mortifagos en aquellos alumnos. Tengo miedo.

    He sido consciente que han seleccionado a varios ravenclaw, Hufflepuff, Slytherin y Griffindor.

    —Sabbath Black Bruneila, adelante señorita —pronuncia en alto Mcgonagall.

    Todos empiezan a murmurar.

    —¿Quién es ella?
    —¿Está aquí?¿no que estaba muerta?
    —Ojala quede en nuestra casa —dice un Hufflepuff.

    Ya empezaron con los rumores, Bien debo ser valiente. Salgo de entre la mesa de los profesores, con el hocico en alto, firme, y de un salto me siento en la butaca, ocasionando que muchos exclaman ante tal hecho.

    —Suerte, Señorita —dice Mcgonagall.

    Asiento entusiasta, moviendo un poco mi colita. ¡Ay que nervios!

    —Hmm~ Al fin te ha llegado la hora Miss Sabbath —dice bromista el sombrero.

    Temblaba de nervios y ansiedad.
    Gruño un poco anSiosa.

    —Calma, eres una hembra bastante especial. Tienes astucia y eres codiciosa como los Slytherin —me tenso—...pero también valiente y portas caballerosidad, audacia aunque dudes un poco de ello jaja —ríe un poco—

    Todos los alumnos veían como el sombrero reía, y muchos le parecía asombroso como falta de respecto tal acto, ¿Desde cuando a un animal se le permitía estar en Hogwarts?

    —Tienes mucha creatividad, como para ingeniarte para lograr que Dumbledore permitiera que estés aprendiendo por tu cuenta, aunque sea con una pluma encantada. Eres una caja de sorpresas, señorita Sabbath.

    —Sólo no me dejes en la casa de Slytherin, no me molesto si es en algunas de las otras casas—susurro.

    El sombrero ríe, mas luego se coloca serio.

    —Hmm~ pero que veo aquí, buscas justicia por tu familia, tienes bastante creatividad pero mas te inclinas por ser justiciera, eres leal y mucha paciencia en ciertos aspectos —dice el sombrero.

    Mi oreja larga, se mueve por culpa de un tic nervioso.

    —Ya sé donde puedes estar querida... Estarás en... RAVENCLAW.

    Escucho un estallido de aplausos provenir de esa casa, y cuando bajo del banquillo, salto un poco y dejo un beso en la mejilla del sombrero.

    —Gracias míster —agradezco, él ríe.

    Sin más me dirijo a mi nuevo destino, la mesa de Ravenclaw, quien enseguida por su prefecto me reciben con un cálido saludo lleno de formalidad.

    Justo después de mi selección veo como una cabellera pelirroja se mueve inquieto.

    —Weasly William Arthur —anuncio Mcgonagall.

    El pelirrojo al parecer se mueve ante el nombre, por lo que al parecer así se llama.

    —¡GRIFFINDOR! —anuncia el sombrero.

    La mesa estalla en risas, y aplausos.

    Pero cuando justo su mirada pasa por mi mesa, sonrío y muevo mis orejas, quizás gracias a él pueda saber de Arthur.

    Poco tiempo después, veo que Dumbledore da la orden de poder comer, y justo después veo como aparece Tobago cerca mío, trayéndome un plato.

    —Ama, ¿quiere que la ayude o estará bien por su lado? —pregunta.

    Todos los de mi mesa y de Griffindor miran con curiosidad su presencia, le mira y niego levemente con la cabeza.

    —No se preocupe, puedo sola, gracias Toby —agradezco.

    El elfo asiente, hace una reverencia y se marcha.

    —¿En verdad no necesitas ayuda? Por cierto soy Lovegood Sora —se presenta una chica rubia y albina.

    —No pierdo nada intentando Miss Lovegood—comento.

    Enseguida observo que mi estomago gruñe de hambre por lo que una uva intento agarrar, comiendola sin problemas.

    —¿Ves? No se preocupe —comento.

    Ella me sonríe.

    —Como diga usted, ¿puedo tutearla?

    —Claro, les ha de ser difícil referirse por tal apellido largo —río un poco.

    —Gracias Señorita Bruneila —dice educada Sora.

    Creo que nos llevaremos bien.
    Observo un buen año en Hogwarts.
    ¿No lo creen?
     
  6. Threadmarks: Capítulo 3
     
    Brunchi

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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    1610
    CONOCIENDO A LA FAMILIA WEASLY.

    10 de junio, 1984

    En este año otro pelirrojo había vuelto a quedar en Griffindor, y por su puesto Bill no se hizo esperar con su broma de que los pelirrojos gobernarían Hogwarts gracias a su familia. También me llevaba bien con Charles, o también conocido como Charlie, era bastante divertido, aunque a veces era mucho para mi cuerpo ir de aquí para allá con los estudios y cuidando que ambos deseando que no se metieran en problemas.
    Pero en fin, tanto Bill como yo ya estábamos en el tercer año de las clases de Hogwarts, me había hecho amiga de tres casas, Hufflepuff, Griffindor y la de mi casa, las de Slytherin no me inspiraban confianza además que me trataban como porquería por ser un: "animal muggle", según ellos.

    Hoy por hoy estábamos despidiendo a todos los que iban de vacaciones con su familia luego de tan largo año escolar. Veo como Sora, la que se ha convertido en una buena amiga, que aunque no le haya contado cosas de mi que muchos desearían me acepta tal cual soy. Se marcha con su familia en realidad los Lovegood son pálidos casi como vampiros, bastantes agradables en mi opinión. Ahora me encontraba nostálgica, observando como todo se iban, mientras los elfos estaban ocupados limpiando el castillo. Me pasaba caminando por los pasillos, y contra todo pronóstico alguien me ahupa, alza en brazos. Volteo mi cara y sonrío al ver a mi mejor amigo pelirrojo. Bill Weasly, este enseguida me hace cosquillas en mi pancita peluda, río mucho.

    —Ba-basta Bill~ jajajaa

    —No, my Lady, usted se ha olvidado que tenemos un asunto que resolver —dice Bill.

    Levanto una oreja, confusa, ¿de que asunto hablará este loco ahora?

    —¿Cuál? —pregunto.

    —Lo de la petición de Dumbledore, lo de pasar las vacaciones en la madriguera —explica.

    —No creo que acepte, –suspiro–...mejor dile a Arthur que convenza a tu madre de dejarte quedar...

    Él niega divertido, y suspiro al verlo dirigirse al despacho de Dumbledore.

    —Sorbete de limón —pronuncia Bill.

    La gárgola y puerta se abren dejándonos pasar. Me baja al suelo.

    —Oh, Señor Weasly y Señorita Sabbath, que agradable visita, ¿que os ofrece? —saluda Dumbledore.

    Me subo en un asiento y miro a Bill.

    —Bill me ha invitado a pasar las vacaciones en la madriguera —comento a Dumbledore.

    Se me queda mirando y sonríe.

    —Tienes en cuenta que no puedes estar tanto tiempo alejada de Hogwarts, ¿sabes? —pregunta.

    Asiento cabizbaja.

    —Si, ya se que te negarás y... —empiezo a decir.

    —Puedes irte por una semana, luego deberás volver, tus elfos no estarán relajados sin usted, como tambien la extrañaré —dice Dumbledore.

    Bill sin poder evitar festeja.

    —¡Te lo dije! —comenta feliz.

    —¿Que? Pero... —los miro confusa.

    —De vez en cuando debes acomodarte a la situación, ve pequeña, después de todo estarás con Arthur, le notificaré para que el te traiga de vuelta —comenta Dumbledore.

    Ladro feliz, y salto en brazos de Bill.

    —¡Yeah! Por Merlín, gracias Albus —agradezco.

    El sonríe. Mas luego Bill y yo nos dirigimos a la Sala común de Ravenclaw, donde la dama gris me saluda, y nos deja pasar.

    —Veras que mi familia es especial y divertida, no te preocupes por nada, te cuidaremos muy bien —dice Bill.

    Mientras meto mi cojin morado favorito en la mochila, mi cepillo para peinar y mi plato. Justo cuando me lo voy a poner, Bill me la saca.

    —¡Oye! Devuélvelo.

    —No, una princesa no debe esforzarse tanto —dice bromeando.

    —Shht...
    —Tranquila, estamos aun seguros.
    —Vale, por esta vez Joven Weasly, gana.

    Lo veo aplaudir y me alza consigo, lleva sus maletas, y nos dirigimos a la estación de tren.

    Enseguida veo a Arthur.

    —Madam Sabbath, un agradable placer verla nuevamente —saluda Arthur Weasly.—Dumbledore me ha informado todo.

    Me alegro y mi colita lo demuestra levemente.

    —Al final te dejaron venir con nosotros, ¡te cuidaremos bien, Nelia!—dice burlón Charlie.

    —Que es Bru-nei-la, no Nelia, ash, Bill explícaselo o lo voy a hacer levitar —pido auxilio de mi amigo.

    —Charlie... —empieza a decir Bill
    —Ya, ya... —dice Charlie riendo un poco.
    —Hmp~ —río feliz ganando.

    —Bien, vámonos que Molly se pone nerviosa si llegamos tarde —dice Arthur.

    Bill asiente y enseguida nos marchamos en un auto mágico. Era asombroso todo lo que podía observar y mas aun al llegar a la madriguera que del cual otros pelirrojos pude observar.

    —Al fin llegan, me tenían muy preocupada —dice una señora regordeta y con acento dulce pero enojada.

    Cuando veo que los van a reñir, entro en acción.

    —Disculpe, Señora. Es mi culpa, yo hice que Bill tarde en la salida —ladro un poco para llamar su atención.

    Del cual cuando me ve abre la boca, pienso que me reñirá por interrumpirla. Pero contra todo pronóstico me alza en brazos.

    —Que cachorra tan adorable, está bien cuidada, ¿Quién eres, preciosa? Por cierto soy Molly Weasly.

    —Un placer Miss Molly, Soy Sabbath Black, Bruleina, la mejor amiga de su hijo —me presento.

    Ella me sonríe y deja en brazos de su hijo, claro luego de darle un beso y ponerlo sonrojado.

    —Sabes pareces un tomate, Bill —comento.

    —Jaja jaja Tomate... Jajaja —ríe otro pelirrojo.— Hola soy Percy Weasly hermano menor de Bill y Charlie—saluda.

    —Oh, ya veo, un placer percy. ¿Por cierto cuando entrarás a Hogwarts?—pregunto curiosa.

    Percy se pone nervioso al llevar toda mi atención, logrando que ambos pelirrojos que conozco vieran el suceso.

    —En tres años, falta mucho pero espero quedar en la casa de Griffindor como mis hermanos —dice Percy.

    —Será un gusto verte rondar por allá, aunque falta tiempo en 1987 todos estarán muy bien equipados de pelirrojos, al final Bill tendrá razón y ustedes dominarán Hogwarts jaja —bromeo.

    Pero justo ante que Bill pudiera hacer su escena de ego, vi dos cabelleras pelirrojas pequeñas han de tener 6 años quizás, luego un pelirrojo mas pequeño sentado en una silla.

    —¿Y Ellos quiénes son? —pregunto curiosa, acercándome a uno de ellos.

    Ambos me miran con curiosidad.

    —Ha, ellos son mis niños pequeños, George, Fred y Ronald—presenta Molly a cada pelirrojo.

    Pero ambos pelirrojos bufan en negativa.

    — Zoi fred —dice sonriendo con un hoyuelo, el segundo pelirrojo.

    —Zoi George —dice sonriendo con dos hoyuelos el primer pelirrojo.

    —Hmp, no iba a equivocarme. Ha y no te preocupes mamá siempre se confunde con sus nombres, incluso desde pequeños le hacen bromas—dice Bill.

    Asiento, me acerco y dejo que me acaricien, como todo niño tienen curiosidades y ese impulso de tocar animales. Veo a una bebé en brazos de uno de ellos.

    —Eres un muy.. —dice george
    —Bonita... —termina diciendo Fred.

    —Gracias, ¿y quién esa bebita hermosa? —pregunto.

    —Es nuestra hermana pequeña Ginevra Weasly, pero le decimos Ginny —explica Bill.

    Levanto mis orejas de una manera graciosa y los pequeños ríen.

    —Y ambos les gusta terminar la frase por ser hermanos "gemelos"—explica Percy.

    Hmm... Creo que ambos me caen bien, me recuerdan a Azur.

    Mis ojos se colocan un poco oscuros ante un sentimiento triste, pero al ver que Billy me observa enseguida cambio. Espero poder protegerlos a todos. Y no traer problemas a ésta familia.

    —Bueno, han de tener hambre, y el almuerzo ya está listo —dice Molly.

    —Tiene razón, de tan solo escuchar la palabra almuerzo, me ha dado hambre —comento.

    Ocasionado que todos rían.

    —Al final parece que mis chicos te están convirtiendo en todo una Weasly preciosa —dice divertida Molly.

    Para luego todos dirigirnos al comedor, era humilde el hogar, no había cosas muy presuntuosas y era cálida el ambiente. Me gusta, por lo que presiento que este no será la última vez que venga aquí.

    ///////////

    Luego de aquel almuerzo Molly se había vuelto como una madre, a pesar que yo evitara todo contacto amoroso en público. No quiero ni imaginar que pueden llegar a hacerle a esta familia por mi culpa. Siempre intento no demostrar mucho cariño con todos para los mortifagos no me los arrebaten. Sólo espero poder conseguirlo.

    Rápidamente pasó la semana que me dijo Dumbledore que estaría aquí, aquellos gemelos se pegaron a mi como chicle tanto que ahora me era imposible irme.

    —Pero si volveré pronto Georgie —digo esperando que salgan de mi camino.

    Pero cuando busco otro lado, Fred se me interpone.

    —¿Como sabes si es George, y si es Fred y yo George?—pregunta Fred.

    Me siento cansada, ya no sé que decirles para que estén tranquilos a que los volveré a ver, soy como un juguete que no quieren que se lo arrebaten.

    —Porque Georgie me mira y sonríe con dos hoyuelos, siempre que lo miro directamente a los ojos, no me baja la mirada pero se sonroja —comento mirando a Fred intensamente.

    Tanto que se sonroja y pone nervioso, era un precioso dulce.

    —y tu te sonrojas muy tierno ante mi mirada, pelirrojo —termino de explicar.

    —Uh... Te dejaron sin palabras —ríe George.
    —....—se encontraba tan sonrojado que corrió hacia su mamá.

    Quien sonreía muy dulce al ver la escena, y recibe a Fred.

    —Nelia, tu si que sabes encantar a mis hermanitos —dice burlón Charlie.

    Mientras siento que alguien me alza en brazos.

    —Tienes razón Charlie, al parecer nuestro a pequeño hermano le gustas —dice divertido Bill.

    —Shht... No lo pongan mas rojizo que solo puedo hacerlo yo —digo.

    Todos ríen y Arthur llega.

    —Es hora de irse Madam —dice Arthur.

    Asiento, y me despido de todos, viendo como nos iremos en polvos flu.

    —Nos veremos a vuelta de vacaciones, chao pequeños de mi corazón —digo divertida.

    Y ambos gemelos esta vez se sonrojan. ¿Quién diría que una simple invitación me haría conocer a dos de mis futuros gran mejores amigos?
     
  7. Threadmarks: Capítulo 4
     
    Brunchi

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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Los pelirrojos gobernarán Hogwarts.


    Los años fueron pasando, pude ver crecer al menos hasta los 8 años a esos pelirrojos quienes a su corta edad ya hacían buenas bromas a sus hermanos mayores pero por su ser su fiel "seguidora" a mi no me afectaban sus bromas.

    Claro que Fred era algo más celoso y que cuando ocurría eso mi pelaje cambiaba de color, esa era su venganza por dejar de prestarle atención.

    Aunque en 1987 ya no me dejaron salir de Hogwarts ya que se rumoreaba que algunos mortifagos sabían como llevarme junto a su Señor. Por lo que el Ministerio de Magia negó mis salidas y ya no pude seguir viéndolos.

    Fue triste aceptar aquella orden pero debía dejarme llevar porque todos, tan sólo querían protegerme del mal.

    Sólo esperaba que aquellos gemelos me perdonarán. Según Bill, Charlie y Percy, si el último se había vuelto otro muy buen amigo, ninguno de los gemelos estaban enojados conmigo sino que con Dumbledore ya que ellos no sabían la verdadera situación, sólo Bill, luego los Charlie y Percy sabían a vagas verdades.

    Pero bueno, hoy es 11 de junio de 1989, un día que tanto han esperado mucho hasta yo misma, hoy tanto yo como Bill nos graduamos de Hogwarts. Después de tantas luchas con los TIMOS, DCAO, Herborería y otras materias que pudieron matarnos de cansancio por tan sólo estudiarlos. Ambos lo logramos. Como tambien hace unos días habían dicho los Weasly, que pronto sería el día de que los gemelos llegaran aquí.

    Todos los elfos de Hogwarts quieren que todo sea perfecto y se han puesto a hacer una hermosa decoración los maestro también. También porque Bill dice que deberíamos festejar mi cumpleaños, aunque ni el mismo sabe cuantos años tengo, ni yo recuerdo más o quizás sí.

    —Nei, sabes que me admitieron para trabajar en Gringotts, ¿Dónde irás a parar tú? —dice por quincena vez.

    —No lo sé, no quiero salir de Hogwarts, aun siento que podría ayudar a Dumbledore pero puede ser que quieran mi ayuda como Medibruja o Sanadora, no lo sé, creo que si salgo, los del Ministerio me querrán de vuelta. Por lo que aun no lo sé, pero realmente me alegro por ti Bill —digo mientras suspiro.

    Me alegra saber que le va a ir bien, pero lo extrañaré bastante. Es mi mejor amigo pero no se. Aun puedo quedarme a ayudar, Dumbledore ha visto que me gusta estar por aquí. Pero también hice un trato con Rufus Scrimgeour, de ir a hacer servicio en el Ministerio para que me dejara salir de Hogwarts. Pero claro esto no lo sale Bill.

    Tan metida en mis pensamientos estaba que choqué con alguien, que era nada mas que Bill mirando serio.

    —Sabbath Black Bruneila dime que ocurre por esa cabeza que te tiene así —exige saber Bill, mientras me alza entre sus brazos.

    —¿Qué más podría ser? , mi mejor amigo tendrá una vida humana, se olvidará quizás de una tonta animaga como yo —me sincero—...

    Él suspira agobiado, y me obliga a mirarlo.

    —Oye bonita, ¿que te hace pensar que este guapo te dejará de lado? Además ni tu me dices que harás —dice mientras me mira.

    —Es que, ¿que puedo hacer con ser sólo un cachorro? Está bien que puedo convertirme en otros animales pero... Quisiera al menos poder ser humana, pero hay algo que me hace sentir culpable por ellos —murmuro triste.

    Hace una mueca, y me besa la cabeza.

    —En eso ya no puedo ayudarte, te encierras tanto que no se como hacerlo. Sólo te diré mi gran mejor amiga que yo siempre estaré para ti, sólo vente a visitarme —dice Bill con su sonrisa.

    Lo miro y asiento.

    —Gracias Bill, haz sido el mejor amigo que he tenido en estos años, cuenta conmigo para cualquier aventura —afirmo feliz.

    Ríe y me besa la cabeza.
    Aquel mismo día me regaló un amigo, o bueno su "reemplazo" para que pudiera yo comunicarme con él, que era una lechuza negra con ojos plateados, sencillamente hermoso.

    La fiesta comenzó, Dumbledore nos dio con una cálida sonrisa nuestros certificados y festejamos la recompensa de todo nuestro esfuerzo.

    ////////////

    Hoy por hoy estamos a 9 de junio de 1990 , ya hace casi dos años que no sé que tal está Hogwarts, ya que últimamente el Ministerio de Magia se ha vuelto loco, todo porque un niño hinfló a su tía. Se dice que es el hijo de los Potter... Es más allí cuando vuelvo a mi depresión.

    Últimamente los del ministerio se han preocupado por mi ya que no he querido moverme. Desde que han comenzado a hablar un poco de ello, todo por tonterías.

    —Bien, te irás a Hogwarts, y espero que tu depresión sea menos fúnebre, señorita —dice Rufus, el Ministro.

    Justo cuando dice aquello Albus Dumbledore aparece, y me entregan en sus manos.

    —Espero que con usted vuelva a estar como años atrás —dice Rufus, más nos retiramos.

    Los primeros meses no quería salir, por lo que Dumbledore pensó que la mejor forma para que fuera a tener "vida" era llevándome a Hogwarts.

    Se de antemano que los gemelos debían de tener unos 12 años, dos años que estaban en Hogwarts. Todos se sorprendieron claro al verme llegar en los brazos del Director y más aún callada.

    Todos sabían de que mi depresión había vuelto menos los nuevos alumnos de esa generación.

    //////////

    —¿Qué te ha ocurrido Señorita Sabbath? —pregunta Dumbledore.

    Solamente me dedicaba a ocultar mi hocico, no quería hablar con nadie. Ni con él, y que tal si por mi culpa lo matan.

    —Bien, cuando usted quiera hablar estaré para escucharla. No le obligaré a nada —dice Dumbledore.

    Justo cuando vamos entrando siento que me observan, y por un lapso de tiempo puedo ver a dos pelirrojos abriendo la boca sorprendidos. Pero luego cierro los ojos ignorando todo. No quiero involucrarlos.

    Ya no quiero matar a nadie. Tarde o temprano el Señor tenebroso llegaría a mi, y espero que cuando fuese el tiempo alguien lo asesine para siempre sino llego a ser yo.

    ///////////

    Narra Fred Weasley. (7v7 al fin)

    Hoy 9 de junio de 1990, luego de alguna broma que hicimos Filch y la Sra. Norris, que lo teñimos en color rosa, claro que una bomba fétida.

    La profesora Mcgonagall nos había castigado diciendo que Dumbledore nos daría lo que nos merecíamos, aunque a ella le hubiera dado gracia también nuestra broma.

    Nos encontramos doblando hacia el despacho de Dumbledore, y justo él iba llegando, vimos que llevaba a un cachorro entre sus brazos.

    —¿Acaso viste lo que.. ?—dice George curioso.
    —¿...Tú viste? Si, era un cachorro bastante conocido.
    —¿Y qué esperamos?
    —Cierto vamos, quizás sea ella —digo.

    Sin más nos dirigimos, como tambien pronunciamos la contraseña: Sorbete de limón.
    Realmente fácil, pero bueno.

    Una vez que entramos vemos a la cachorra acostada en un cojín, mientras que el sombrero le habla demasiado.

    —Oye, Miss... ¿Dígame que le ocurre? Oh... —dice el sombrero, callando.

    Al ver como ella la mira sin ganas, sus ojos se ven tan apagados, por lo que están tristes, asumo.

    —Jóvenes Weasly, que agradable su visita, ¿qué se les ofrece?—saluda Dumbledore.

    Asustándonos, bueno más bien a mi, según George ya que estaba muy colgado viendo al cachorro.

    —La profesora McGonagall... —explica George
    —Nos mandó junto a usted...—digo.
    —A un castigo por nuestra broma —decimos ambos.

    Dumbledore asiente y suspira al ver que la cachorra al parecer se ocultó más. Sin demostrar ganas de conversar.

    —¿Qué le ocurre profesor Dumbledore?—dice George mirándola.
    —¿Se encuentra bien ella? —pregunto curioso.

    No me gustaba ver a nuestra mejor amiga en ese estado.

    —Está un poco indispuesta, aunque si quieren pueden sacarla a pasear —dice Dumbledore.

    Ambos nos miramos y asentimos felices, pero intentamos fingir caras tristes.

    —¿Ese es...? —dice George.
    —¿Nuestro castigo?

    Dumbledore asiente, y nos guiña un ojo. Este Director algo trama.

    —Los espero más tarde jovencitos —dice Dumbledore.

    Y ambos salidos de su despacho.
    Enseguida vemos a Percy, quien nos saluda con un abrazo desordenando nuestros cabellos.

    —Hola hermanitos, ¿qué hacen por aquí? Nuevamente castigados al parecer —dice Percy.

    Asentimos ambos.

    —No te imaginas lo que nos —dijo George aun estupefacto.

    —Acaba de pasar —completando la frase.

    Él frunce el ceño.
    —¿Qué ha ocurrido?

    —Debemos cuidar a un cachorro, bueno un cocker spaniel a decir verdad, parece ser Nei —comento.

    Percy abre la boca sorprendido.
    —¿Cómo... ?—pregunta.

    —Cómo oíste hermano, creo, está en el despacho de Dumbledore... —responde George sin entender.

    Enseguida vemos como Percy sale corriendo como un cañón hacia el despacho de Dumbledore. Ambos nos quedamos extrañados por su actitud, y curiosos vamos tras él, nos sorprendimos cuando vimos a Percy llorando mientras abrazaba a la cachorra.

    —¿Realmente es ella?—preguntó George—, Creo que si, ¿que opinas, freddie?

    Pero me quedé en silencio al ver aquel abrazo, algo en mi me molestaba pero no entendía qué.
    Por lo que justo cuando íbamos a irnos, Dumbledore habló.

    —Jóvenes Weasly, necesitamos hablar.

    Todos nos miramos, y Percy frunce el ceño extrañado.

    Pero sin más vemos como la cachorra gemía entre sus brazos, parecía que estaba llorando, ¿porque siento tanta tristeza al verla así? ¿Porque no nos ha saludado?

    Definitivamente debía averiguarlo y hacer algo para que dejara de llorar, me dolía verla así.

    =======
    Hola! Hola, ¿que tal?
    Les está gustando la historia.
    Al fin los gemelos la vieron, ¿que pasará en el próximo capítulo?
     
    Última edición: 23 Noviembre 2018
  8. Threadmarks: capítulo 5
     
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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Terapia con los Pelirrojos.




    Narra Dumbledore.

    Desde hace años no sabía del estado de Bruneila, y me sorprendió bastante que el Ministro de Rufus me llamará y más aun al verla en un estado de depresión. Creí que estando con ella volvería a hablarme animada pero fue grande la desilusión verla más callada y ni me regalaba alguna mirada. Tanto que tomé la decisión de llevarla a Hogwarts, además puede ser que los pelirrojos que están allí la ayuden a salir de esa burbuja en que se ha encerrado.

    Me quedé callado al ver como instintivamente observaba como dos de los Weasly llegaban curiosos hacia ella. Pero por alguna razón, muy fuerte, los ignoró. Y según tengo informado ella era como la mejor amiga de ambos gemelos cuando eran pequeños, quizás traerle a Percy o William Weasly la ayude a salir de aquella depresión.

    Pero justo cuando había pensado, todos los mencionados llegaron. Y aproveché cuando la animaga se había quedado dormida.

    —Si bien sabrán que la Señorita Sabbath, estará por tiempo indefinido con nosotros —comienzo a decir.

    Los pelirrojos niegan.

    —No lo sabemos, estábamos ocupados —dice Fred.

    — Cuando lo anunciaron —dice George.

    —Y yo estaba haciendo mi turno de guardia —habla Percy.

    —Por alguna razón la Señorita presente, se ha enfrascado en una fuerte depresión que ha estado preocupando a muchos de sus conocidos. Es extraño que recién se enteren —explico.

    Ellos se quedan absortos ante la información.

    —¿Y porque está así? —pregunta Fred.

    —No lo sabemos muy bien, pero se cree que es por algún recuerdo de su difunta familia —explico.

    —¿Ya le avisaron a Bill? —pregunta Percy— o a Charlie, ambos fueron los más cercanos a ella. Podrían ayudar —opina.

    Me rasco un poco la barba.

    —Puede ser, pero me temo que eso escapa de mis manos, apenas la Señorita Sabbath sea consciente de que ustedes querrán ayudarla, se alejará —comento.

    Los tres niegan y se ponen serios.

    —La ayudaremos en lo que podamos mas aun, con nuestra primera misión, llevarla de paseo —dice George.

    Fred, el gemelo más atrevido y sarcástico, estaba allí con la mirada ida en ella. Quizás le tiene un gran aprecio.

    —Yo me encargaré de mis otros hermanos —dice Percy.

    Sin más este sale, Fred con cuidado se acerca a ella.

    —¿Me la puedo llevar? —pregunta mirándome.

    —Le prometemos que se la traeremos en mejor estado —dice George.

    Asiento y Fred con cuidado se la va llevando. Espero que luego la señorita Sabbath Black no saque su personalidad Black, aunque un gran espectáculo.
    Tan solo espero que la familia Weasly la pueda ayudar.

    ///////

    Desde que vi a Percy me inundó una gran nostalgia, tanto que no pude evitar llorar en sus brazos al verlo. Y allí quedé en cuenta que extrañaba a todos los Weasly, me sentí tan idiota al ignorar a aquellos gemelos que estaban mucho más lindos que cuando estaban pequeñitos.

    Luego de tanto llorar recuerdo que me quedé dormida en brazos de Percy, ahora siento que no estoy en el despacho de Dumbledore. Escucho mucho movimiento.

    —Geogred ¿crees que se acuerde de nosotros?—pregunta una voz familiar.

    Luego siento como me acarician el pelaje, y me aguanto estremecerme de gusto.

    —Creo que si, Fredgie —dice otra voz parecida pero también conocida.

    Voy abriendo los ojos y ambas copias pelirrojas me sonríen, sin dudar siendo que me abrazan.

    —¡Neila! Te extrañamos mucho —exclaman ambos.

    Se me encoge el corazón al escuchar aquello.

    —¿Pero si solo soy un ser sin mucha importancia?—digo sin ganas.

    Ocasionando que ambos se tender, enseguida se miran entre ellos como si fueran que pensaran en algo ingenioso.

    —Incorrecto, perruna enrulada—dice George, bromeando.

    —Tu eres muy importante para la familia, ¡y más para los pelirrojos que estamos dominando Hogwarts, la única animaga que conozco y más aun... Preciosa! —exclama Fred atrevido pero sonrojado.

    George ríe ante aquello, y yo no puedo evitar lamer su mejilla riendo un poco.

    —Gracias chicos, son tan dulces —comento.

    —¿Ves Georgie?, somos los mejores.
    —Concuerdo contigo Freddie, la hicimos reír —dice George

    Si fuera humana me sonrojara pero ahora solo pude ocultar mis ojos tras mis patas apenada.

    —No te avergüences bonita —dice Fred.
    —Te guardamos el secreto que endulzamos tu corazón... —dice George.
    —¡Si nos regalas un abrazo y acompañas a hacer una broma!—hablan al unisono

    Sin más que decir, tengo la certeza que con ellos tan solo podré ser un poco mas feliz, sólo que... Me preocupa el hecho de que corran peligro con los mortifagos que me persiguen.

    —Esta bien, pero si luego me dejan dormir —acepto.

    Pero ambos bufan y hacen pucherito. No, eso no, no podré contenerme.

    —No funcionará chicos —contesto evitando reír.

    Ambos se miran entre sí, y asienten. Se tiran contra mi, a hacerme cosquillas. Puede ser después de todo que haya encontrado mi salida a la oscuridad.
     
  9. Threadmarks: Capítulo 6
     
    Brunchi

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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    6- Un gran ataque de miedo



    —Oye Neila ~ —dice una voz muy cerca.

    La cachorra bosteza con sueño.
    —Déjame dormir Georgie —murmura tapándose los ojos con sus patas.

    —Hmm... al parecer la bella durmiendo quiere seguir así, Georgie —dice otra voz.

    —Pienso lo mismo Freddie, ¿y si le dejamos caer una bomba fétida, sin querer? —dice George.

    La cachorra bufa y sin mucho que decir se convierte en un puerco espín.

    —Sino me dejan dormir en este mismo instante les aseguro que tendrán cabello de puercoespín y no es broma —dice adormilada Bruneila.

    Los gemelos enseguida retroceden cautelosos.

    —Le diremos a Percy, que nos amenazaste con tus púas —dice George fingiendo indignación.

    —Ajá, y ¿quién los... Creerá? —bosteza— para todos soy un simple cachorro.

    Ellos bufan.

    —Contigo no se puede jugar, nos prometiste acompañarnos a hacer una broma, dulce y preciosa Bru, por favor—dice Fred.

    La cachorra vuelve a su forma normal, con demasiado sueño. Desde hace poco se han escuchado rumores de que el hijo de los Potter iba a ir a Hogwarts y ella tenía esas constantes pesadillas de su familia siendo quemada.

    —Bien, pero me llevarás en tus brazos, tengo mucho sueño fred —murmura.

    George se queja—Siempre lo prefieres a él Neila

    —Es porque soy el gemelo más guapo —dice Fred.

    Bruneila solo suspira.
    —Luego me llevará George... Sólo es que tengo sueño... Lo lamento por ser aguafiestas.

    Ambos hermanos se miran preocupados, era muy extraño de ella, que de repente solo se sintiera más cansada.

    ///////////

    Ese día habían hecho bromas a la casa de Slytherin, colando pintura rosa en los shampoos de algunos de los molestos. Pero justo antes de Filtch los viera, huyeron.

    ~•~
    BRUNEILA SABBATH BLACK.

    Hoy por hoy, es 1 de septiembre de 1991 tengo entendido que Ron el hermano mas pequeño, claro antes de Ginevra o Ginny, que estaría asistiendo el año que viene. Cada día observo que los Weasly dominarán el mundo, como decía Bill.

    He escuchado por parte de ambos gemelos las bromas que hacen al pequeño Ron, por lo que me encargaré de evitar un poco más que no lo hagan tanto.

    Ahora me encuentro corriendo rápido al comedor, saludando a algunos fantasmas. Me escabulló entre las mesas y llego a lado del profesor Severus Snape, quien me mira reprobatoriamente.

    Seré la suplente en Transformaciones ayudando a Mcgonagall un poco, ya que mi estadía debe de servir en Hogwarts.

    Mientras suspiro y recuesto un poco mi cabeza sobre mis patas observo como el sombrero habla sin parar emocionado.

    Sin más no se hacen esperar, observar a los nuevos alumnos e hijos de magos. A su primer año en Hogwarts como su selección.

    Pero primero que antes, escucho como Dumbledore me pide con la mirada y bueno, el sombrero me mira suspicaz, invitándome al evento. Por lo que asiento.
    Fred y George al ver que muevo se alertan, ya que no suelo participar en estas cosas.

    —Espero que no te arrepientas Míster —digo, mientras el me sonríe.

    Dumbledore hace callar a muchos de los alumnos, pidiendo silencio.

    —Como cada año antes de una selección, es digno de cantar una canción tendremos un nuevo espectáculo gracias al sombrero y a la Señorita aquí presente, para dar la bienvenida a los nuevos —comenta.

    George y Fred se sorprenden nunca me escucharon cantar, bueno solo mi familia y elfos lo saben.

    ⚠️Cuando la frase se encuentre en «así» significa que Bruneila está cantando, y es así, en cursiva, que el sombrero lo hace⚠️

    «Canción del sombrero»
    "Oh, podrás pensar que no soy bonito,
    Pero no juzgues por lo que ves.
    Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
    Un sombrero más inteligente que yo.


    «Puedes tener bombines negros,
    Sombreros altos y elegantes»canto con una voz aterciopelada. ​

    Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
    Y puedo superar a todos.


    «No hay nada escondido en tu cabeza
    Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver»Canto nuevamente. ​

    Ocasionando que muchos se sorprendieron por la complementación de nuestras voces

    Así que pruébame y te diré
    Dónde debes estar.
    Puedes pertenecer a Gryffindor,
    Donde habitan los valientes.


    Al decir aquello me convierto en un león de color mostaza, mostrando osadía y luego una reverencia magestuasa, ocasionando que muchos exclamen.

    Su osadía, temple y caballerosidad
    Ponen aparte a los de Gryffindor.
    Puedes pertenecer a Hufflepuff,
    Donde son justos y leales.


    Es allí cuando me convierto en un tejón negro estando en dos patas.

    Esos perseverantes Hufflepuff
    De verdad no temen el trabajo pesado.


    Es allí donde toda mi casa empieza a sentir ese cosquilleo frío, cada uno estremeciéndose completo.
    Por que yo vuelvo a cantar pero convirtiéndome en águila dorada que empieza a volar por encima de sus cabezas, ocasionando que todos aplaudan.

    «O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
    Si tienes una mente dispuesta,
    Porque los de inteligencia y erudición
    Siempre encontrarán allí a sus semejantes».​

    O tal vez en Slytherin
    Harás tus verdaderos amigos.
    Esa gente astuta utiliza cualquier medio
    Para lograr sus fines.


    Y muy a mi pesar me convierto en una serpiente, ocasionando que los de Slytherin ni se muevan pero si muestren orgullo.

    ¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
    ¡Y no recibirás una bofetada!
    Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).


    «Ni tampoco yo~»añado, ocasionando que rían algunos. ​

    Porque soy el Sombrero Pensante."

    Es así como luego de hacer una leve reverencia todas las mesas estallan en aplausos, y hasta los nuevos me miran sorprendido. Entre otros pelirrojos que están fingiendo sacar lágrimas.

    Poco a poco me cambio a mi forma normal de cachorra y me retiro a mi asiento. Esto realmente cansa.

    —Hermione Granger —anuncio Mcgonagall.

    Una chica de cabello largo, castaño y piel blanca, se acerca al sombrero. Luego de unos minutos este dice:

    —¡GRIFFINDOR!

    Esa mesa aplaude con euforia.

    —Draco Malfoy —llama Mcgonagall.

    Yo me tenso por completo al ver la viva imagen de su padre en él, el de Lucius Malfoy, un mortifago.

    —Hmm... ¡SLYTHERIN! —comenta fuerte y claro.

    El festeja y su mesa lo recibe enseguida. De repente me empiezo a sentir algo mareada, como estos días no he podido dormir bien, es normal. Pero justo me retiraba, escuché algo que me hizo recordar todo.

    —Harry Potter —anunció Mcgonagall.

    Mi cuerpo se tensa absolutamente, los gemelos notan como salgo del comedor. O bueno creo que Fred.

    Porque justo después de que salgo y respiro muy entrecortada con el dolor de cabeza insoportable siento que alguien me alza pero al verme con los ojos cerrados junto el cuerpo tenso.

    —¿Qué ocurre preciosa?—pregunta Fred.

    —Nada... —logro decir.

    Mi cuerpo tiembla, siento que cada músculo de mi cuerpo se queda tenso.

    —V-vuelve con Geor... gie... Yo estoy bien.

    Se preocupa y me hace mirarlo. Su rostro era un poema.

    —No, dime que te pasa, luego de escuchar el nombre de Harry te pusiste rara. Pareciera que viste un fantasma ¿Por qué ?

    Oculto mi hocico de su mirada.
    Escuchar que el ahijado de Sirius está aquí y que por su culpa todo el desastre ocurrió, me hacen recordar todo. La muerte de ellos, Bellatrix atacándome.

    —Fred... No puedo... Llévame con... Pomfrey...yo...

    No aguanto mas, mis ojos se cierran y me desconecto de todo, hundiendo en aquella oscuridad que yo merecía y no ellos.

    /////////
    GEORGE WEASLY.

    Desde el gran acontecimiento que fue mirarla cantar me quedé muy maravillado, creo que Freddie también, pero luego la vi un poco distante y justo cuando el amigo de Ron fue nombrado aun mas. Aunque la mirada de seriedad de Dumbledore no se comparaba con ninguno que hubiera visto antes. Justo cuando iba a averiguar, claro luego de festejar que mi hermanito Ronny había quedado en Griffindor como Harry fui a buscar a mi hermano.

    Pero no lo encontraba en ningún lado, hasta que veo como un elfo pasa por mi lado hacia la enfermería con curiosidad voy hacia allí, y veo todo en gris.
    Revueltos y preocupación.

    Se observaba...






    //////
    ¡Hola! ¿Que tal?
    ¿Que creen que ve George?
    ¿Como estará Fred ante la situación?
     
  10.  
    Yukishiro Romi

    Yukishiro Romi Cazadora de gamusinos

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    No he entendido muy bien la historia, si quieres que te sea sincera. Pero por lo que veo se centra en emparejar a un OC (Original character) con uno de los gemelos Weasley. Tienes que controlar la ortografía y fijarte en los apellidos y nombres originales de HP.

    McGonagall, Weasley, Gryffindor, etc.

    Cuando es el personaje el que está narrando, debes cambiar el ritmo y el modo de narración. Por ejemplo: a no ser que sea por un motivo especial, una persona se fija en su entorno de forma superficial, se centra más en las personas y siempre se narra bajo su punto de vista, no puedes narrar usando la primera persona siendo neutral en las narraciones tanto de entorno, personas... En resumen; todo.

    Sobre la trama me da la sensación que quieres rehacer la historia original desde el punto de vista de tus OC involucrados en los eventos oficiales de los libros.
     
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  11. Threadmarks: Capítulo 7
     
    Brunchi

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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    7- ¿Que hiciste? Ni yo mismo lo sé

    Se observaban muchos elfos tratando de estabilizar las cosas que iban volando de aquí para allá, unos evitaban que Fred se acercara mas a ella y otros intentaban calmarla. Se escuchan gritos y gemidos, sollozos.

    —Azur... –murmura la cachorra entrecortada.

    Logrando que ambos gemelos, una vez cerca se miraran extrañados. Era la primera vez que escuchaban ese nombre.

    —¿Quien es?–preguntó Fred intrigado.
    —¿Que está pasando?–preguntó George.

    Pero sólo los quejidos de la cachorra se escuchaban. La señora Pomfrey había dicho que iría por Dumbledore. Dejándolos con los elfos preocupados.

    Uno de esos elfos era Tobago, quien intentaba arrullar a la princesa Bruneila, quien solloza descontrolable. Hasta que de repente paró.

    Todos se tensaron.

    —¿Que pasó?–preguntaron ambos pelirrojos.

    Pero justo cuando que dijeran algo un fresco inundó la enfermería.
    Los elfos intentaron por todos los medios proteger a los pelirrojos pero no pudieron, fueron absorbidos por un recuerdo de Bruneila.

    Sus cuerpos empezaron a flotar, quedando en reposo, dando a saber que sus almas no estaban en el mismo espacio y tiempo.

    ///

    Narra Fred.

    Luego de aquel frío que tanto los elfos quisieron protegernos nos cubriera enseguida aparecimos en una especie de cuarto medieval.

    —¿Donde crees que estamos fred?–pregunta George extrañado.
    —No lo sé, Georgie, pero vamos a---–pero fui interrumpido por una risa armoniosa.

    Que ambos conocíamos, nos miramos mutuamente y no dudamos en ir al lugar de donde provenía la risa.

    Encontrándonos con una chica de tez palida, cabello corto negro, ojos castaños mieles, junto a un chico de igual parentesco pero de ojos mas oscuros.

    Ambos estaban luchando o mas bien haciéndose cosquillas, ocasionando las risas de la chica de cabello corto.
    Aquella chica era hermosa debía tener como nuestra edad, y al parecer eran gemelos.

    —¿Pero que ocurre? Esa risa es la de Neila –comenta sorprendido George.

    —¡Pa-para A-Azur jajaja No, sigas jajaja!–se carcajeaba la pelinegra.
    —No, no~ me encanta escuchar tu risa mi zur~ –alega divertido el pelinegro, pellizcando los costados de la pelinegra.
    —jajaja jaja –se reían juntos.

    Ambos parecían felices como cuando yo y George hacíamos nuestras bromas.

    —Parecen tan felices... –murmura George acercándose.
    —Hey... Pero que haces nos verán, hermano –digo.

    Pero de un momento a otro veo como la tal Zur se deshace del agarre de Azur y se escapa, atravesándonos como si fuéramos aire, nada.

    —Oh, no pequeña Zur, no te escaparás del más guapo Caius Azur –dijo algo creído, y bromista.

    —Jajaja somos iguales, Azur~ si me dices pequeña, también eres pequeño~ tonto gemelo~ –ríe divertida Zur.

    Quien corría a lo lejos.
    Tanto George como yo nos acercamos para seguir como los buenos chismosos que eramos.

    —Esta visto que no nos ven. ¿Pero como llegamos aquí?

    —Al parecer es una visión pasada, pero no sé que tiene que ver del todo Bruneila con esto –comento.

    —Vayamos a averiguar –dice George corriendo.

    Lo sigo, y a la distancia escuchamos como algunas caen, y al instante vemos como varias armaduras caen y resuenan en el lugar.

    —Ups.. Eso no lo vi –dice preocupada la pelinegra.
    —Tampoco yo hermana, apresúrate ante que padre y madre se den cuenta –dice el pelinegro, intentando arreglar la armadura.

    Pero luego sentimos como un aire diferente, como mágico, algo fuerte y cálido a la vez.

    —¿Se puede saber que ha ocurrido aquí? —pregunta una voz grave tras nuestro.

    Tan por sorpresa nos tomó aquello que caímos asustados.
    Vimos enseguida a ambos gemelos.

    —Uh... Mi error –dicen ambos gemelos a la par, se miran entre ellos y fruncen el ceño.

    —Fue el mío, padre –dice la pelinegra con una reverencia de respeto.
    —No, fue completamente mi responsabilidad, lo lamento padre –dice mas serio el pelinegro.

    —Bruneila Zur y Caius Azur, ambos estáis castigados, cuantas veces les habéis dicho que no se jugaba dentro del castillo –dice el señor de cabeza castaña y barba larga.

    Ambos gemelos abren la boca sorprendidos al escuchar aquello, tanto que abrían y cerraban las bocas por minutos, incrédulos.

    —¿Ella es... ?–dice George
    —¿Bru-neila?–dicen ambos pelirrojos sorprendidos

    No lo podía creer estábamos viendo como era Bruneila de joven, y no una cachorra. Era mucho más linda de que era en su forma animaga.

    —¡Wow! Eso no lo veía venir, por Merlín –sonríe sorprendido George.

    —Cariño, no los regañes así, ¿no veis que se han responsabilizado por sus actos de manera noble y valiente? –dice una voz suave y aterciopelada.

    Ambos nos miramos y nos sorprendemos por tan belleza, la madre de Bruneila era una señora medianamente robusta y de cabellos largos pelirrojos, con ojos mieles. Piel pálida casi igual al de un ángel.

    Apenas escuchamos su voz parecía sacado de un sueño.

    —No se preocupe madre, somos capaces de atender nuestro castigo, ¿no es así, hermano? –dice educada y firme Bruneila.

    Es igual a como siempre la veo, educada, firme y valiente. Aunque no como la conozco.

    —Estoy de acuerdo, nos hacemos responsables, no tendréis queja por nuestra parte –comenta firme y serio, el tal Azur.

    Pero de pronto cuando vamos a ver que es lo que sucederá el padre de ambos aplaude y ríe contento.

    —Muy bien, os habéis librado por esta ocasión hijos míos, pero a la próxima no seáis imprudentes –dice el hombre, regalando les una sonrisa cálida.

    Y sin más vemos como ambos gemelos, con un movimiento silencioso ordenan con magia las armaduras y sin más corre a abrazar tanto a su padre como madre.

    Pronto ambos nos empezamos a sentir mareados, y con dolor de cabeza. Todo se vuelve oscuro, y solo puedo llegar a observar el relucir de la sonrisa de alegría de mi Neila.

    Siento pesado mi cuerpo, y tiempo después escucho sollozos, me tenso, también escucho los quejidos de George.

    —¿Pero que pasó? Me duele la cabeza –murmura despertando.

    Me levanto de golpe, mareándome mas.

    —Arg... ¿Que sucedió? –pregunto.

    Veo como un elfo se acerca a nosotros y nos ofrece chocolate.
    Ambos nos lo comemos por inercia.

    —Han despertado de un viaje hacia el inconsciente de nuestra ama–comenta Tobago.

    —Así que no era un sueño –comento.
    —¿Pero porque lo vimos? –pregunta George curioso.

    Pero justo cuando iba a escuchar la explicación por parte del elfo, escuché entre sollozos mi nombre, tensionándome y como acto reflejo sin importarme mi situación actual, fui a por mi cachorra.

    Quien temblaba como si fuera que refrescara, o invernara dentro. Me acerqué a ella y sin más le besé la cabeza.

    —No te preocupes Bru, aquí estoy, no te abandonaré, te cuidaré hasta que despiertes –murmuro.

    Ocasionando que de repente ella se calme, y susurre.

    —Nunca me dejes, p-por favor –solloza.

    Y sin poder mas, me subo a la camilla, la abrazo con toda mi alma y corazón. Dándole como muestra que no me iría. No se que era realmente este impulso o reacción, pero no quería verla en mal estado.

    Sin más escucho como su respiración se normaliza, y muchos suspiros aliviados por parte de los elfos. Enseguida entra Dumbledore a la enfermería.

    —Oh... Veo que he llegado tarde, aunque ya la tranquilizaron. Me alegra – comenta Dumbledore.

    George me mira sorprendido, y entre el profesor y el preguntan.

    —¿Como lo has hecho? ¿Que hiciste? –preguntan.

    —Ni yo mismo lo sé, sólo puedo decir que no me alejará de ella profesor –digo seguro.

    Ocasionando que el asienta seguro, por lo que alega que solo a mi me dejará pasar la noche en la enfermería con ella. Pero a George no, sino que lo manda a cenar. Yo le digo que estaremos bien con la mirada por lo que se va, hambriento, pero promete volver mañana temprano.

    Ahora tan solo yo y mi preciosa, estábamos juntos, y yo siempre estaría aquí para apoyarla.

     
  12. Threadmarks: Capítulo 8
     
    Brunchi

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    Capítulo 8: "El despertar y noche feliz con los pelirrojos"


    Me sentía muy cansada y adolorida, como si fuera que alguien me había dado con un crucio. Al inhalar hondo percibí el aroma de Fred, y me remuevo un poco siento que contra el cuerpo caliente de un humano. Abro mis ojos y veo como aquel pelirrojo que tanto quiero está junto a mi abrazándome aunque con una cara de abatimiento. No recuerdo bien que ocurrió pero siento que no fue del todo bueno.

    Intento zafarme del agarre de Fred, pero al instante me trae nuevamente a él, por lo que suspiro.

    —Fred... Fred, despierta –murmuró cerca de su mejilla.

    Se lo lamo, y él se estremece.
    Lo vuelvo a hacer divertida pero ésta vez en su oreja, ocasionando que se despierte de golpe asustado.

    —¡Ahg! Así no, Bru, ¿cuántas veces te he dic--.. ? –se despierta, pero luego me abraza y besa la cabeza desesperado.– estas bien... Por merlín, estas bien.

    Eso me extraña completamente, y luego recuerdo todo. El ataque de miedo, Harry Potter en Hogwarts, mi desmayo y luego... ¡Oh, no!

    —Tobago... –pronuncio, al instante aparece y su rostro se relaja.

    [​IMG]

    —Princesa, que bueno que despierta, ¿que desea? —pregunta Tobago.

    —Dime por favor que no los lleve al pasado... No los lastimé, ¿verdad?–pregunto tensa.

    Tobago traga saliva, y agarra una de mis patas.

    —Princesa, cálmese, otra crisis de nervios no es bueno...

    Siento como Fred me abraza y se despega un poco, lo miro.

    —Si estas preguntando por lo que pasó en tu inconsciencia, todos estamos bien, aunque con Georgie pude verte en tu forma humana y también a Azur.. –comenta Fred.

    Me sorprendo al escuchar el nombre de mi hermano gemelo.

    —Tobago, fui clara que cuando algo me pasara ellos estuviesen lejos de mi, ¿porque no cumpliste?–digo nerviosa.

    Tobago baja la cabeza.

    —Lo siento princesa, pero no lo conseguimos, ellos estaban aturdidos por su estado. Fue mi culpa, castigue a Tobago –dice arrepentido.

    Me intento zafar del agarre de Fred, pero él me retiene y me da la vuelta, quedando sobre mi espalda.

    —No lo castigues, fue nuestra culpa, nos quedamos muy preocupados por ti, yo... Yo solo quería estar a tu lado, me preocupaste, sentí que te perdía.. –murmura triste.

    Mi corazón al verlo así, vulnerable, con aquella mirada, hizo que se escogiera. Muevo mi pata con delicadeza la pongo en su mejilla.

    —No.. No lo castigaré, ni tampoco me perderás mi pelirrojo –anuncio.

    No podía si quiera pensar en dañarlo, lo quiero demasiado. Me sonríe, y levanta el brazos, ocasionando que me maree un poco.

    —¡Oye! Jajaja no tan rápido, que me mareo, ¡Fred!–pido divertida.

    Solo con él podría cambiar rápidamente mis estados emocionales, Fred es mi luz en toda la oscuridad que me rodea.

    —No, no, ya te hice reír, quiero mas , preciosa –dice galán, me alza y tira un poco al aire más luego me atrapa.

    Siento como me corazón contiene la adrenalina, y suspiro al estar en sus brazos.

    —Fred, jajaja no por favor, me sentí por un momento, ser un globo –digo divertida.

    Ríe a carcajadas y luego me abraza, levantándose de la cama.

    —¿Tobago? Me la puedo llevar –pregunta Fred.

    Miro con curiosidad a Tobago, pero justo antes que responda se calla.

    —Veo que ya se encuentra mejor Señorita Sabbath –dice Dumbledore entrando a la enfermería.

    —Por supuesto, solo fue una tonta recaída –respondo con seguridad.

    —Me alegro, pero por si las dudas Pomfrey te revisará, no queremos otra recaída por el bien de todos –dice Dumbledore.

    Justo cuando dice aparece la Miss Pomfrey, y me saca de los brazos de Fred, para revisarme.

    Minutos después nota un poco de tensión en uno de mis músculos de la espalda y me receta reposo por un día más.

    —Ha observado que me encuentro bien, puedo salir sin problemas, ¿verdad, Dumbledore?–pregunto.

    —Así es Señorita Sabbath, Fred Weasly se la encomiendo, cualquier problema no dude en acudir a mi, sin más que decir me retiro –dice Dumbledore.

    Al quedarnos con aquella respuesta, Fred sin dudar me alza y Tobago me avisa que me preparará algo de cenar, le pido para Fred también.

    —Y bueno... ¿Cuánto tiempo estuve en la enfermería? Carezco del conocimiento del tiempo, pelirrojo –pregunto.

    Fred se tensa un poco y sonríe para tranquilizarme.

    —Estuviste como... Una semana, me preocupaste mucho, a George también, era como si estuvieras en un coma, realmente no deseo volver a verte en ese estado. –responde Fred con seguridad.

    Suspiro, y no adjunto ningún comentario, no puedo decir que no vuelva a la enfermería, porque estos ataques de miedo, solo han sido el comienzo.

    Nos dirigimos a la sala de Gryffindor, muchos me saludan alegres al verme de vuelta, otros bromean y me dejan pasar con Fred a su cuarto. Allí nos cruzamos con George, quien me quita de los jurados de Fred y me abraza feliz.

    —Neila que alegría tenerte de vuelta –comenta alegre.

    Fred gruñe pidiéndome de vuelta.

    —Dámela Georgie, estaba bien en mis brazos –murmura sonrojado cuando es consciente de sus palabras.

    —¡Que ternura! Pero no, es mi turno de mimarla, es mi amiga también, así que cena tu, y yo la alimento –dice burlón George.

    Fred sonríe tenso entendiendo a su gemelo, por lo que comienza a cenar. George se sienta en la cama y me ofrece una pechuga de cerdo, que con gusto acepto.

    Hace tiempo que no comía. ¡Que delicia!

    —Parece que estas gozando mas de esa pechuga que de nuestra compañía, Neila jajaja –bromea George.

    Me sonrojo y alegro que por los pelos no lo vean.

    —¡Oye! ¿Que esperabais? No he comido en semanas, es el mejor manjar –gruño divertida.

    Ocasionando que ambos rían cuando me pongo a masticar y jugar con el hueso. Mis dientes también necesitan ejercicio.

    —Tranquila, solo bromea, además te ves adorable así, preciosa –afirma con una dulce mirada Fred.

    —Tranquilo Romeo, que estamos cenando –bromea George.

    Ocasionando que Fred se sonroje y le de un golpe en la nuca.

    —¡Auch! ¿Que pasó con el respeto a tu querido adorado hermano?–dice fingiendo estar ofendido.

    —Jaja jaja... Pelirrojos al cuadrado, no se peleen por mi, hay Bruneila para todos, queridos míos –bromeo fingiendo divinidad.

    Ocasionando que todos riamos ante ello.

    Momentos como estos son los que siempre cuidaré y protegeré. Me alegra tenerlos. Ellos me hacen olvidar del peligro que ahora siento que esta por venir.
     
  13. Threadmarks: Capítulo 9
     
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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Capítulo 9: "Conviviendo cerca de Harry Potter, y malas vibras se avecinan. "

    —Neila, vamos por favor, una broma a los recién llegados no le hará nada mal —suplicaban tanto George y Fred, quien este último le hacia su cara mas tierna, a propósito.

    La cachorra cocker spaniel se tapa la cara con sus patas, llevaba dos horas resistiendo sus insistencias, y la cara de Fred no la ayudaba, realmente este pelirrojo la volvía loco.

    —Chicos, no me hagáis esto, saben que tengo cierto problema al estar entre tantos nuevos alumnos, vosotros sabéis mi relación con los de Slytherin, les causaré problemas —comentó cansada, intentando zafarse Bruneila.

    Ambos gemelos pelirrojos se acercaron, y pusieron su mejor cara valientes como todo unos Gryffindor's tomando sus patas delanteras, dispuestos a tener su compañía ante todo.

    —Nosotros te protegeremos my lady, te lo prometemos, le haremos un Gusarajus cada vez que lo veamos. —dijo George con su voz más varonil. Fingiendo un poco de madurez.

    —Y te aseguro que Errol estará muy contento de jugar con ellos, claro que no dejaremos que se los coma —comento Fred con una cara de sinvergüenza.

    ~『Embrujo Gusarajus: este embrujo convierte a la víctima en un gusano』~

    — Aish... Ustedes son los mejores mis pelirrojos, pero no hace falta, no deseo verlos en problemas... —habló Bruneila mientras les lamía las mejillas por ternura que le habían causado.

    Pero su momento fue interrumpido por un elfo muy conocido por ambos pelirrojos.

    —Lamento molestarlos, pero solicito su presencia Princesa, Dumbledore requiere hablar con usted, mi ama —dice con cierto nerviosismo.

    Ambos pelirrojos empiezan a bufar, y la abrazan como diciendo: "no se irá, es nuestra".

    —Por favor, aun no te vayas Neila —suplica George.

    —Si te vas el trío de bromistas estará incompleto, por favor mi cachorrita preciosa —suplica Fred, galán, intentando alargar su tiempo.

    Ocasionando que el corazón de la cachorra se acelere nerviosa, había ocasiones como estas que Fred usaba su encanto, para que se quedase a su lado. Pero si Dumbledore la llamó era por algún asunto serio.

    —Lo lamento chicos, pero a la vuelta los buscaré para hacer alguna broma a Filch, ¿les parece? —propone la cachorra.

    De un minuto a otro los rostros decepcionados de los pelirrojos cambiaron a curiosos. Era de mas decir que ella si se proponía tenía buenos hechizos para hacer bromas, y unas que otras que eran útiles para las suyas.

    —Está bien, pero... —dice George dejando intriga.

    La cachorra los mira curiosa.

    —No te olvides de nosotros —suplica Fred con un hoyuelo saliendo a relucir.

    Ocasionando que Bruneila suelte un ladrido al salir hacia Tobago.

    —No lo haré, si son mi más preciado tesoro —comenta, y en chasquido del Elfo desaparecen de sus vistas.

    //////////

    Al llegar al despacho de Dumbledore, la cachorra había quedado tiesa al sentir una nueva entidad, que para nada le caía bien. Sus pelos del pelaje se le erizaron, y esto no pasó desapercibido por el Director de barba blanca.

    —Oh, al fin llegas querida, te estábamos esperando, ¿quieres un caramelo de limón?—dijo Dumbledore, mientras le ofrecía un tazón.

    La cachorra aceptó, aunque no tan agusto con la persona que traía un turbante bastante exagerado, y realmente observarlo le traía muy mala espina. Saboreaba el caramelo de limón esperando la conversación.

    —Hubo un pequeño plan de cambio, y el Profesor Quirrell será maestro de Defensa contra las Artes Oscuras (DCAO), seguramente lo debiste conocer, años atrás —comentó el Director.

    —Claro, perteneció a la casa de Ravenclaw, siempre he admirado su pulcro trabajo, supongo que su viaje le sirvió de ayuda, un placer tenerlo de vuelta en Hogwarts nuevamente —comentó educada Bruneila.

    Aunque si bien, la primera vez que lo vio, aun lo veía con el alma pura, pero por algún motivo no lo sentía igual que la primera vez que lo vió. Hace unos años atrás.

    —El placer, e-es mío, un gusto volverla a ver, Señorita Sabbath —contestó amable, el Quirrell.

    Aunque aun había algo de él que salvar, aquello lo averiguaría. Después de que el Quirrell tuviera que marcharse por cierto mareo alarmante en él, la cachorra se había quedado con Dumbledore.

    —¿Cuál es la ruta de vigilancia y/o advertencia este año, Dumbledore? —preguntó Bruneila.

    —El límite derecho del castillo, Fluffy está de guardián en esa sección, sabes que es el guardián de la piedra, por lo que me gustaría que también estuvieras alerta en esa sección, no habrá quien se resista a ser curioso. Y por lo que vi has notado algo extraño en Quirrel, ¿puedo saber que? —pregunta mientras se acaricia su barba blanca.

    —Está extraño, su vibra no es la misma de años atrás, deberás tener cuidado, sabes perfectamente que el instinto de un can no se equivoca con la sensación de peligro —comentó Bruneila.

    —Entiendo, lo tendré en cuenta. Por otro lado, me alegro que estos días hayas estado mejor, he notado que intentas ser mas activa para no deprimirnos, pero creo que en algún momento deberás decirle sobre tu pasado joven Bruneila —comenta Dumbledore.

    La cachorra lame inconforme su nariz, y se rasca detrás de la oreja izquierda, como un TIC nervioso.

    —No lo se, en estos días he controlado un poco mis nervios, no es para tanto... No te preocupes —dijo, mientras salía del despacho.

    Ocasionando que el tema quede zanjado. No deseaba tocar un tema tan frágil como aquello.

    [DÍAS ANTES]

    Bruneila, había intentado estar lo menos cerca posible al principio de Harry Potter, pero luego al mirar como los gemelos hacían sus bromas cerca y más aún al pequeño Ron, hacía que aquello fuese realmente un tanto difícil, y eso que las cosas se fueron complicando ya que un nuevo maestro había llegado a Hogwarts. El Quirrell, un hombre un tanto extraño desde que piso la sala de comedor, le había causado mala espina a la cachorra, y este no se hizo esperar en tomar observación en ella, sus ojos oscuros le recordaban al susodicho de Voldemort. Por lo que no se confiaba ni un pelo de su pelaje en ese hombre, aunque antes lo hubiese conocido al estar en casa de los Ravenclaw, mientras el era el Maestro de Estudios Muggles. Por lo que había pedido a Dumbledore permiso para vagar entre las mesas de Gryffindor y Ravenclaw, quién sin duda había aceptado sin ningún problema.

    Al otro lado de Harry, Percy Weasley y Hermione estaban hablando de las clases. Bruneila enseguida se acercó a pesar de sentirse tensa al conectar mirada con el ahijado de Sirius, pero no pudo decir más ya que Percy la había alzado entre sus brazos.

    —Neila, al fin te decidiste conocer más allá de Ravenclaw —comenta divertido el pelirrojo Weasly.

    —Shh... Notarán que me he ido, y ya sabes que cuando comienzo a contar una historia no termino de hablar —comenta restandole importancia la cachorra.

    Aquello sin duda había dejado sorprendidos a los primeros alumnos de primer año, y mas aun a Hermione y Harry quienes eran los primeros en conocerla más de cerca, o estar más cerca de la cachorra magica.

    —¿Es usted Bruneila Sabbath? la animaga y ex-mejor alumna en Hogwarts, ¿no? —pregunta Hermione entusiasmada, por al fin conocer a uno de los personajes más hablados y recordados por cada fantasma de Hogwarts

    —Vaya~, al parecer nuestra amiga de cuatro patas es famosa, Nah, sabíamos que esto sucedería... —comenta bromeando Percy, ocasionando que la cachorra ponga una pata sobre su boca, callándolo.

    —Mucho gusto, y tienes razón en lo que ha dicho, usted es Granger Hermione, la amiga de Ron por lo que veo —comenta Bruneila al ver como el pequeño pelirrojo se sonroja mientras come.

    —Sí, es un placer al fin conocerla, he leído mucho sobre usted, y bueno Sir Nicolás también ha contribuido con anécdotas de su establecimiento como alumna en Hogwarts, ¿es cierto que tiene a una manada de Elfos a su disposición, o sólo es un mito? —pregunta curiosa la pelirroja, dejando un tanto intrigada a la cachorra. — Y también es cierto que será parte de las clases de Transformaciones, ¿no?

    —Eh... Si, soy la más especializada del campo, y está como una mano más con Miss Mcgonagall —contesta algo aturdida, Bruneila.

    Quien se preguntaba porque todos los fantasmas eran tan metiches como para ir diciendo todo aquello a sus anchas, luego hablaría con Tobago para que hiciera algún arreglos de confidencialidad.

    Gracias a Percy la conversación había tomado otro flujo, ya que este introdujo en la conversación al pelinegro, osea al famosísimo Harry Potter, quien aun la miraba asombrado y curioso, por lo que justo cuando la siguió viendo empezó a desviar su mirada y concentrar en la comida que había a su alrededor. Dejando que la conversación fuese tomada por Hermione y Percy, comentándole cosas a Harry.

    («Espero que empiecen en seguida, hay mucho que aprender; yo estoy particularmente interesada en Transformaciones, ya sabes, convertir algo en otra cosa, por supuesto parece ser que es muy difícil. Hay que empezar con cosas pequeñas, como cerillas en agujas y todo eso...»)

    Harry, que comenzaba a sentirse reconfortado y somnoliento, miró otra vez hacia la Mesa Alta. Hagrid bebía copiosamente de su copa. La profesora McGonagall hablaba con el profesor Dumbledore. El profesor Quirrell, con su absurdo turbante, conversaba con un profesor de grasiento pelo negro, nariz ganchuda y piel cetrina.

    Todo sucedió muy rápidamente. El profesor de nariz ganchuda miró por encima del turbante de Quirrell, directamente a los ojos de Harry... y un dolor agudo golpeó a Harry en la cicatriz de la frente.

    —¡Ay! —Harry se llevó una mano a la cabeza.

    Bruneila percibió un ligero cambio en el ambiente y se tensó levemente, haciendo que Percy frunciera el ceño, y acariciada el pelaje de su amiga.

    —¿Qué ha pasado? —preguntó Percy.

    —N-nada.

    El dolor desapareció tan súbitamente como había aparecido. Era difícil olvidar la sensación que tuvo Harry cuando el profesor lo miró, una sensación que no le gustó en absoluto.

    —¿Quién es el que está hablando con el profesor Quirrell? —preguntó a Percy.

    —Ese es el profesor Severus Snape, es un buen maestro, estricto pero os aconsejo que sean puntuales y se esfuercen en su materia. No bromas, ni contratiempos —comenta Bruneila al observar la mirada de Harry, desviarse de la mesa. Apresurandose a contestar antes del pelirrojo.

    Ganándose una mirada de molestia fingida.

    —Oh pequeña sabionda, ya me vengaré por esto –murmuró para la cachorra–, ¿ya conocías a Quirrell, entonces? No es raro que parezca tan nervioso, ése como dijo nuestra compañera perruna, es el profesor Snape. Su materia es Pociones, pero no le gusta... Todo el mundo sabe que quiere el puesto de Quirrell. Snape sabe muchísimo sobre las Artes Oscuras.

    —Tks... No los pongas más nerviosos, con mi explicación os debería haber bastado, menos mal no te sales con los chismes pelirrojo~—dijo algo humorista Bruneila, ocasionando que tanto el pelirrojo y ella, empezaran una pelea de cosquillas y lamidas.

    Harry vigiló a Snape durante un rato, pero el profesor no volvió a mirarlo. Por último, también desaparecieron los postres, y el profesor Dumbledore se puso nuevamente de pie. Todo el salón permaneció en silencio.

    —Ejem... sólo unas pocas palabras más, ahora que todos hemos comido y bebido. Tengo unos pocos anuncios que haceros para el comienzo del año.

    »Los de primer año debéis tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo.

    Los ojos relucientes de Dumbledore apuntaron en dirección a los gemelos Weasley. La cachorra levanto una oreja y suspiró, de nada servía aquella advertencia del director hacia aquellos bromistas sin sentido del peligro.

    —El señor Filch, el celador, me ha pedido que os recuerde que no debéis hacer magia en los recreos ni en los pasillos.

    »Las pruebas de Quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso. Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con la señora Hooch.

    »Y por último, quiero deciros que este año el pasillo del tercer piso, del lado derecho, está fuera de los límites permitidos para todos los que no deseen una muerte muy dolorosa.

    Enseguida Bruneila pidió con una mirada que Percy la bajase, logrando que el joven la entendiera, para luego sentir en suelo bajo sus patas peludas.

    Harry rió, pero fue uno de los pocos que lo hizo.

    —Sólo no seáis aventureros en lugares incorrectos, los estaré vigilando niños —comenta la cachorra antes de retirarse tras una reverencia.

    —¿Lo decía en serio? —murmuró a Percy.

    —Eso creo —dijo Percy, mirando ceñudo a Dumbledore—. Es raro, porque habitualmente nos dice el motivo por el que no podemos ir a algún lugar. Por ejemplo, el bosque está lleno de animales peligrosos, todos lo saben. Creo que, al menos, debió avisarnos a nosotros, los prefectos.

    —¡Y ahora, antes de que vayamos a acostarnos, cantemos la canción del colegio! —exclamó Dumbledore. Harry notó que las sonrisas de los otros profesores se habían vuelto algo forzadas.
    Dumbledore agitó su varita, como si tratara de atrapar una mosca, y una larga tira dorada apareció, se elevó sobre las mesas, se agitó como una serpiente y se transformó en palabras.

    —¡Que cada uno elija su melodía favorita! —dijo Dumbledor—. ¡Y allá vamos!

    Y todo el colegio vociferó:

    Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts,
    enséñanos algo, por favor.
    Aunque seamos viejos y calvos
    o jóvenes con rodillas sucias,
    nuestras mentes pueden ser llenadas
    con algunas materias interesantes.
    Porque ahora están vacías y llenas de aire,
    pulgas muertas y un poco de pelusa.
    Así que enséñanos cosas que valga la pena saber,
    haz que recordemos lo que olvidamos,
    hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto,
    y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.

    Cada uno terminó la canción en tiempos diferentes. Al final, sólo los gemelos Weasley seguían cantando, con la melodía de una lenta marcha fúnebre. Dumbledore los dirigió hasta sus últimas palabras, y cuando terminaron fue uno de los que aplaudió con mas entusiasmo.

    /////////

    «TIEMPO DESPUÉS»

    Después de los primeros días en que Bruneila intento ser sociable y dar a notar su inminente problema al percibir tantas ondas y vibras malas, gracias a su instinto animal, pudo fácilmente escabullirse en la semana entre los pasillos, cuidando y velando porque todo estuviese bien. Aunque con el Quirrell cerca aquello se delimitaba, aquel turbante no le daba buena espina, y más aun cuando se acercaba a Harry, quién sentía dolor con solo su presencia. Por lo que empezaba a tener una vaga idea de lo que pudiese estar ocurriendo.

    En las noches iba a dormir en la habitación de Fred, ya que por algún motivo extraño y bueno, estando a su lado, las pesadillas de pasado no se sentían tan dolorosas. Y más cuando el pelirrojo la abrazaba diciendo en sueños que la protegería.

    Por algún motivo sentía que el lazo que ambos tenían, con el tiempo se haría algo mas grande y hermosa de lo que ya se sentía.

    «Eres muy especial para mí, Freddo mi pelirrojo»pensó antes de caer dormida.
     
  14. Threadmarks: Capítulo 10
     
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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Capítulo 10: Mcgonagall y sus clases de Trasformaciones.



    ↹Bruneila Sabbath↹

    Aquel día al fin me tocaba participar oficialmente como ayudante a Mcgonagall en la clase de Transformaciones. Por lo que iba corriendo a todo pulmón hacia la clase, antes que la clase del profesor Quirrel termine, ya que me había desviado de mi camino por ir a cuidar a los territorios de Fluffy.

    Fluffy terminó logrando que le cantase una canción de cuna para relajarlo, y prometí volver en la noche para ayudarlo en la misión. Sólo espero no encontrar dificultad en ello.

    Al pasar las puertas, suspira aliviada al notar vacía aun el salón de clases, para luego notar a Mcgonagall en su forma de gato.

    —Llegas a tiempo Joven Bruneila —comenta agradable Mcgonagall.

    —Llegué por suerte, Fluffy quería que me quedara a cantarle para dormir... ¿Empezaremos con la transformación de la cerilla? —pregunto.

    Ella asiente, para luego ir a sentarme a un lado de la mesa, esperando a los alumnos de primer año. Hasta que después de unos minutos escucho las pisadas de una muchedumbre caminar hacia la sala, dejando ver como algunos pasan sin darse cuenta de nuestra presencia.

    —Esperaba más de las clases de DCAO, espero que Percy no se halla equivocado, me encantaría comenzar bien con ésta materia —dice Hermione, mientras se dirigen a sentarse a una de las mesas.

    Harry le sonríe, aunque luego nota que todos andan hablando, y no hay ni una pizca de presencia de la maestra. Pero luego observa y conecta mirada con una bola de pelos, y se asombra tanto que aturde a Ron.

    —¡Bru! ¿Cuándo has llegado? No te vimos llegar —comenta Ron.

    Para Harry al parecer encontrarse con la mirada de la cachorra mágica era como si fuera peligroso y conocido a la vez, pero por algun motivo ella nunca se le acercaba a él, más bien lo evadía. Además que parecía ser una integrante importante en Hogwarts.

    —...—cuando Harry iba a comentar una voz resonó en la clase, llamando y silenciando al instante a todos.

    —Es bueno notar que están realmente activos y listos para esta clase, hagáis silencio por favor —comentó Bruneila, haciendo acto de presencia.

    Todos se quedaron pasmados y algunos Slytherin mosqueados con su presencia. Ejemplo Draco Malfoy.

    —Buenos días alumnos, un agradable placer teneros de alumnos en esta materia, Soy Mcgonagall, mi asistente y segunda tutora a recurrir será la Joven Sabbath Black. Espero su muestra de respeto a no ser que deseen llevar descuentos de puntos en sus respectivas casas —explica la maestra.

    Todos tragan saliva, los Slytherin se muerden las ganas de quejarse por sentirlo injusto pero no podían hacerlo, querían ganar a las demás casas y demostrar que eran mejores.

    —Bien si quedó claro, comencemos, esfuércense y den lo mejor —comenta Bruneila agradable pero seria y firme

    Para luego dar lugar a que Mcgonagall diese por comienzo la clase. Mientras se sentaba firme y de manera educada y silenciosa los observaba.

    — Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderéis en Hogwarts —dijo—. Cualquiera que pierda el tiempo en mi clase tendrá que irse y no podrá volver. Ya estáis prevenidos.

    Dicho esto transformó un escritorio en un cerdo y luego le devolvió su forma original. Todos estaban muy impresionados y no aguantaban las ganas de empezar, pero muy pronto se dieron cuenta de que pasaría mucho tiempo antes de que pudieran transformar muebles en animales.

    De vez en cuando hacían preguntas con malas intenciones a la cachorra, quien les respondía de buena manera y educada, tomando una posición seria y respetable para algunos alumnos. Que en cada vez que se perdía entre las palabras y/o comentarios introductorios de Mcgonagall, ella se dedicaba a explicárselos hasta que pudiesen comprender y seguir con la clase.

    Después de hacer una cantidad de complicadas anotaciones, con ayuda de la cachorra, Mcgonagall empezó a repartir a cada uno una cerilla para que intentaran convertirla en una aguja. Al final de la clase, sólo Hermione Granger había hecho algún cambio en la cerilla. La profesora McGonagall mostró a todos cómo se había vuelto plateada y puntiaguda, y dedicó a la niña una excepcional sonrisa.

    Para Bruneila era curiosa ella en general, a pesar que según las malas intenciones de denigrar a la joven Granger frente a los maestros en burla o inocencia falsa, de decir que era una muggle inútil, siempre los hacía callar mediante sus resultados efectivos. Claro, que a Bruneila no le gustaba para nada aquel trato, por lo que más tarde hablaría con Dumbledore para que pudiese incitar a mejorar el relaciona-miento de los magos y muggle en Hogwarts. O si no ella se encargaría de tomar medidas en el asunto. Después de que cada alumnos terminara de salir de clases e ir hacia el comedor, la cachorra se dirigió rápidamente al salón segundo año, pero justo cuando iba a cruzar alguien la alza, tomándola desprevenida.

    —¿Pero qué...?










    ↹↹↹↹↹↹↹↹↹↹
    ¿Con quién se encontrará? ¿Que pasará en el próximo capítulo?
    ¿Les gustó el cap? ¡Saludos! Estaré actualizando esta historia, hasta nuevo aviso.
     
  15. Threadmarks: Capítulo 11
     
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    Capítulo 11: "Bruneila al rescate, Fluffy mejor duerme"



    Claro, que a Bruneila no le gustaba para nada aquel trato, por lo que más tarde hablaría con Dumbledore para que pudiese incitar a mejorar el relacionamiento de los magos y muggle en Hogwarts. O si no ella se encargaría de tomar medidas en el asunto. Después de que cada alumnos terminara de salir de clases e ir hacia el comedor, la cachorra se dirigió rápidamente al salón del segundo año, pero justo cuando iba a cruzar alguien la alza, tomándola desprevenida.

    -¿Pero qué...?
    -Con que aquí estabas Neila, hay una personita que ha venido desde muy lejos para hablar contigo -dice Percy, mientras la alza y ajusta mejor entre sus brazos.

    La cachorra levanta una de sus largas orejas, extrañada, no había escuchado ningún rumor de un invitado, a menos que sea secreto.

    -De acuerdo, no sé lo que tramas ésta vez Weasly, pero...¿por qué a tu habitación y no en el despacho de Dumbledore? Supongo que es visita.

    -Lo es, pero no quería que la cotilla del Director se entusiasmara mas que tu, además calladita te ves mas adorable -dice Percy mientras acaricia tras su oreja derecha, ocasionando que se calle por reflejo.

    En una hora llegaron al cuarto, cuando Percy abrió la puerta, la dejó en el suelo, la beso en la cabeza peluda y se retiró muy rápido,cerrando la puerta tras suyo.

    -Pero...Percy, ¿a dónde va...?
    -Nos dejó un tiempo a solas Neila, tu y yo debemos hablar seriamente -dice una voz grave y conocida.

    La cocker spaniel voltea su hocico hacia esa voz y traga en seco.

    Su compañero y mejor amigo de bromas, estaba allí frente a ella, el pelirrojo maduro, serio, cruzado de brazos.

    -Bill... -la cachorra entreabre la boca.

    -He venido urgentemente por que me han dicho que has vuelto peor, sabes lo que me preocupó saber lo necia que te has vuelto y ni siquiera te dignaste a decirme... Solo desapareciste -se escucha enojado pero decepcionado, el Weasly mayor.

    Bruneila baja la cabeza avergonzada, no lo quería preocupar por sus problemas, se acerca a él, cuidadosa.

    -Bill yo no quería preocuparte, son problemas tontos que aún no encuentro manera de superarlos, pero ya estoy mejor, con Fred y George... -se disculpa encarandolo de frente.

    -Pero Bruneila, Soy tu mejor amigo desde hace largo tiempo, los amigos se preocupan por que aprecian la amistad que los une. No todos los problemas serán fáciles de resolver por ti misma, mujer, deja de ser tan necia y deja que te ayudemos, joder. -dice Bill Weasly, agachandose hasta su altura y tomando su rostro entre manos.

    La respiración de Bruneila se había puesto más lenta, y sus ojos brillaban, no iba a negar que tener a su mejor amigo cerca no la ablandaba en sentimientos, por lo que sólo se digno a callar y recibir una reprimenda que se lo había ganado.

    -No llores, por favor, sabes que tengo razón, a mi me duele más que no confíes en nosotros, en mí, somos tu familia, y que te pongas mal también nos afecta, por favor Neila, dime que te sucede -pide suplicando el mayor y serio Weasly, pero con un dolor y preocupación explícita en sus ojos.

    -El pasado sigue siendo tormentoso Bill, siento que soy malagradecida porque ustedes son mi nueva familia pero solo los daño con mi pasado, yo... He tenido pesadillas con Voldemort...y mi familia...lo inútil que fui -murmura sollozando.

    -Tranquila...tu no eres eso, tu eres más, son solo pesadillas...

    Bill no aguanta verla así, tan rota, tan triste, que la alza entre sus brazos intebtando darle refugio. Él lograba ver su dolor, pero no comprenderlo, perder su familia debió ser doloroso, pero volver a perder otra con la cual confiaba y amaba, era ya demasiado. Aunque no supiese los detalles de cada muerte como su amiga lo sabía, debería ser fuerte por ella, aunque esperaba que con sus hermanos mas pequeños se sincerase.

    -Freddy y Gergie saben de mi gemelo ... Los llevé sin querer a mi pasado, a mis re-recuerdos... Vieron algo que es difícil de olvidar... Lo extraño mucho...¿Por qué no fui más fuerte, por qué no pude ser lo suficiente fuerte para proteger a Azur?-pregunta triste, escondiendo su hocico entres sus larga orejas.

    A Bill le rompía verla así, pero que sus hermanos hayan podido ver su pasado, quiere decir que aun hay esperanza a que ellos si logren que ella lo supere, o quizas su hermano Fred. No era ciego para ver como ella lo veía a su pequeño hermano. Y el pequeñajo tampoco era tan tonto para dejar que alguien se acercase a ella. Por Percy sabía ciertas cosas.

    -Debieron ver lo preciosa que eras -comenta mientras le acaricia la cabeza-...además ellos son fuertes, recuerda los Weasly estan dominando Hogwarts, tienes a tu favor de que somos leones fuertes y valientes capaces de protegerte -dice Bill mientras observa el techo.

    Bruneila mueve su nariz, y levanta su rostro con cierta gracia al escuchar el optimismo de su mejor amigo, por lo que le da un lengüetazo en la mejilla.

    -Oye -sonríe un poco y la observa-, ¿y eso?

    -Gracias por estar aquí, eres el mejor amigo pelirrojo...-le sigue lamiendo feliz la mejilla.

    Tanto que empieza a babear a Bill, quien empieza a carcajearse. Así fue como pasaron el tiempo aquel día, divirtiendose hasta que llegaron los gemeles siendo celosos y queriendo a Bruneila entre sus brazos, pero Bill se negaba a soltarla, o dejarla a su alcance. Fred usó una de sus bromas caseras en contra de su hermano, logrando que la soltara, así rescatándola como cualquier príncipe.

    -Ya...ya... No se coman a besos tortolitos, espero se quite este asqueroso aroma Freddo -advierte semi serio, mientras se detiene enfrente de la chimenea.

    -Te cuidarás Bill, prometo lograrlo yo -dice Bruneila en brazos de Fred.

    -Eso espero... Cuídenla y cuídense, Mamá pronto querrá que lleven a Neila a casa, así que sigan con su trabajo celositos -bromea Bill Weasly, desapareciendo ejtre lss llamas.

    -¿Qué trabajo?-pregunta curiosa.

    Si bien los gemelos ahuyentaban a cualquier joven de Ravenclaw que se enamoraba de ella, uno porque Fred sentía mucha incomodidad punzante en su corazón al verla cerca de alguien que no sea él, y otro por ser bromas pesadas hacia ella.

    -Nada, solo esta bromeando -dice Fred disimulando una sonrisa nerviosa rápidamente.

    -¿No era que Dumbledore quería hablar contigo Neila?-preguntó George despistándola.

    -Es al revés, pero sí, ¿me llamó?-pregunta un tanto extrañada por sus reacciones, no entendía que mensaje había tras las palabras de su mejor amigo.

    Mas tarde lo averiguaría, si bien era hora de la charla con Dumbledore con respecto al problema evidente de Malfoy Draco, con los muggles. Debía arreglar rapidamente aquello, antes de que fuese tarde.

    Ese día los gemelos acompañaron a Bruneila al despacho de Dumbledore. Y la dejaron porque Wood los había llamado para hablarles de algun asunto de Quiddicht.

    °°°°
    『En el gran comedor』

    -Es una broma.

    Era la hora de la cena. Harry había terminado de contarle a Ron todo lo sucedido cuando dejó el parque con la profesora McGonagall. Ron tenía un
    trozo de carne y pastel de riñón en el tenedor; pero se olvidó de llevárselo a la boca.

    -¿Buscador? -dijo-. Pero los de primer año nunca... Serías el jugador más joven en...

    -Un siglo -terminó Harry, metiéndose un trozo de pastel en la boca. Tenía muchísima hambre después de toda la excitación de la tarde-. Wood me lo dijo.

    Ron estaba tan sorprendido e impresionado que se quedó mirándolo boquiabierto.

    -Tengo que empezar a entrenarme la semana que viene -dijo Harry-.
    Pero no se lo digas a nadie, Wood quiere mantenerlo en secreto.

    Fred junto a una cachorra entre sus brazos y George Weasley aparecieron en el comedor; vieron a Harry y se
    acercaron rápidamente.

    -Bien hecho -dijo George en voz baja-. Wood nos lo contó. Nosotros
    también estamos en el equipo. Somos golpeadores.

    -Felicidades, Joven Potter, animarás mas al equipo con tu entusiasmo, diviertete y cuidate de Slytherin, suelen ser un poco brutos -comenta la cocker spaniel.

    Era cierta que le costaba abrirse al ahijado de Sirius, y a pesar que sentía la presencia de Voldemord en él, intentaría cuidar que no se volviera como aquella lombriz.

    -Te lo aseguro, vamos a ganar la copa de quidditch este curso -dijo Fred-
    . No la ganamos desde que Charlie se fue, pero el equipo de este año será muy bueno. Tienes que hacerlo bien, Harry. Wood casi saltaba cuando nos lo contó.

    -Bueno, tenemos que irnos. Lee Jordan cree que ha descubierto un nuevo pasadizo secreto, fuera del colegio.

    -Seguro que es el que hay detrás de la estatua de Gregory Smarmy, que
    nosotros encontramos en nuestra primera semana.

    Aunque la cachorra se removió un poco, acurrucandose mejor en los brazos de Fred, quién enseguida la miró extrañado. Pero sin mas él, ella y George acababan de desaparecer, cuando se presentaron unos
    visitantes mucho menos agradables. Malfoy, flanqueado por Crabbe y Goyle.

    °°°°

    『En otro lado』

    A mitad de llegar al destino del nuevo pasadizo secreto, la cocker spaniel saltó de los brazos del pelirrojo al suelo. Extrañandolo, se detuvo, y dijo a George que pronto lo alcanzaría.

    -¿Qué pasa Bru? te has estado removiendo mucho e inquieta desde que felicitamos a Harry-pregunta.

    -Tengo un mal presentimientos, debo ir a otro lugar, perdón por no poder acompañarlos -comenta inquieta Bruneila.

    Fred se sobrebaja a la altura de ella para verla mejor, algo no andaba bien, y la inquietud en ella era extraña.

    -Dime la verdad, ¿acaso no confías en mi, Bru?-pregunta Fred mientras le acaricia la mejilla y mentón.

    Bruneila se despista un poco con su caricia, le gustaba cuando el era así de atento con ella. Suspira y lo mira.

    -Debo... Yo...arg... Tengo que hacer guardia en el pasillo que no deben ir los chicos de primer año, orden de Dumbledore, percibo una mala vibra desde que nos levantamos...

    -Te acompaño, de todas formas George me avisará lo nuevo -dice tomandola entre sus brazos.

    -Pero... Estabas muy emocionado con aquello, ve con ellos, te prometo que me cuidaré bien, recuerda soy pequeña en cuerpo pero poderosa en años -comenta inquieta y nerviosa por su agarre desprevenido.

    Pero enseguida siente que la mano de Fred agarra con suma delicadeza su hocico, llevandola a que lo mire, observando sus ojos verdes y pecas, en aquel rostro cercano. A pesar de ser mas joven que él, ella lo veía mas fuerte que ella, se sentía seguro a su lado. La besa en el hocico.

    -Iría hasta el fin del mundo contigo, ¿sabes?, preciosa no me harás cambiar de opinión -dice Fred con suma sinceridad en aquellas palabras.

    El corazón de Bruneila latió nervioso y endulzado a la vez, por lo que no pudo evitar aceptar aquella compañía.

    °°°°

    -¿Comiendo la última cena, Potter? ¿Cuándo coges el tren para volver con los muggles?

    -Eres mucho más valiente ahora que has vuelto a tierra firme y tienes a tus
    «amiguitos» -dijo fríamente Harry. Por supuesto que en Crabbe y Goyle no había nada que justificara el diminutivo, pero como la Mesa Alta estaba llena de profesores, no podían hacer más que crujir los nudillos y mirarlo con el ceño fruncido.

    -Nos veremos cuando quieras -dijo Malfoy-. Esta noche, si quieres. Un
    duelo de magos. Sólo varitas, nada de contacto. ¿Qué pasa? Nunca has oído
    hablar de duelos de magos, ¿verdad?

    -Por supuesto que sí -dijo Ron, interviniendo-. Yo soy su segundo.
    ¿Cuál es el tuyo?

    Malfoy miró a Crabbe y Goyle, valorándolos.

    -Crabbe -respondió-. A medianoche, ¿de acuerdo? Nos encontraremos en el salón de los trofeos, nunca se cierra con llave.

    Cuando Malfoy se fue, Ron y Harry se miraron.

    -¿Qué es un duelo de magos? -preguntó Harry-. ¿Y qué quiere decir
    que seas mi segundo?

    -Bueno, un segundo es el que se hace cargo, si te matan -dijo Ron sin
    darle importancia. Al ver la expresión de Harry, añadió rápidamente-: Pero la gente sólo muere en los duelos reales, ya sabes, con magos de verdad. Lo máximo que podéis hacer Malfoy y tú es mandaros chispas uno al otro.
    Ninguno sabe suficiente magia para hacer verdadero daño. De todos modos, seguro que él esperaba que te negaras.

    -¿Y si levanto mi varita y no sucede nada?

    -La tiras y le das un puñetazo en la nariz -le sugirió Ron.

    -Disculpad.

    Los dos miraron. Era Hermione Granger.

    -¿No se puede comer en paz en este lugar? -dijo Ron.

    Hermione no le hizo caso y se dirigió a Harry.

    -No pude dejar de oír lo que tú y Malfoy estabais diciendo...

    -No esperaba otra cosa -murmuró Ron.

    -...y no debes andar por el colegio de noche. Piensa en los puntos que
    perderás para Gryffindor si te atrapan, y lo harán. La verdad es que es muy
    egoísta de tu parte.

    -Y la verdad es que no es asunto tuyo -respondió Harry.

    -Adiós -añadió Ron.

    De todos modos, pensó Harry, aquello no era lo que llamaría un perfecto final para el día. Estaba acostado, despierto, oyendo dormir a Seamus y a Dean (Neville no había regresado de la enfermería). Ron había pasado toda la velada dándole consejos del tipo de: «Si trata de maldecirte, será mejor que te escapes, porque no recuerdo cómo se hace para pararlo». Tenían grandes probabilidades de que los atraparan Filch o la Señora Norris, y Harry sintió que estaba abusando
    de su suerte al transgredir otra regla del colegio en un mismo día. Por otra
    parte, el rostro burlón de Malfoy se le aparecía en la oscuridad, y aquélla era lagran oportunidad de vencerlo frente a frente. No podía perderla.

    -Once y media -murmuró finalmente Ron-. Mejor nos vamos ya.

    Se pusieron las batas, cogieron sus varitas y se lanzaron a través del
    dormitorio de la torre. Bajaron la escalera de caracol y entraron en la sala común de Gryffindor. Todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillones parecieran sombras negras. Ya casi habían llegado al retrato, cuando una voz habló desde un sillón cercano.

    -No puedo creer que vayas a hacer esto, Harry.

    Una luz brilló. Era Hermione Granger; con el rostro ceñudo y una bata
    rosada.

    -¡Tu! -dijo Ron furioso-. ¡Vuelve a la cama!

    -Estuve a punto de decírselo a tu hermano -contestó enfadada
    Hermione-. Percy es el prefecto y puede deteneros.

    Harry no podía creer que alguien fuera tan entrometido.

    -Vamos -dijo a Ron. Empujó el retrato de la Dama Gorda y se metió por el agujero.

    Hermione no iba a rendirse tan fácilmente. Siguió a Ron a través del
    agujero, gruñendo como una gansa enfadada.

    -No os importa Gryffindor; ¿verdad? Sólo os importa lo vuestro. Yo no
    quiero que Slytherin gane la copa de las casas y vosotros vais a perder todos los puntos que yo conseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios.

    -Vete.
    -Muy bien, pero os he avisado. Recordad todo lo que os he dicho cuando estéis en el tren volviendo a casa mañana. Sois tan...

    Pero lo que eran no lo supieron. Hermione había retrocedido hasta el
    retrato de la Dama Gorda, para volver; y descubrió que la tela estaba vacía. La Dama Gorda se había ido a una visita nocturna y Hermione estaba encerrada, fuera de la torre de Gryffindor.

    -¿Y ahora qué voy a hacer? -preguntó con tono agudo.
    -Ése es tu problema -dijo Ron-. Nosotros tenemos que irnos o
    llegaremos tarde.

    No habían llegado al final del pasillo cuando Hermione los alcanzó.

    -Voy con vosotros -dijo.
    -No lo harás.
    -¿No creeréis que me voy a quedar aquí, esperando a que Filch me atrape? Si nos encuentra a los tres, yo le diré la verdad, que estaba tratando de deteneros, y vosotros me apoyaréis.

    -Eres una caradura -dijo Ron en voz alta.

    -Callaos los dos -dijo Harry en tono cortante-. He oído algo.

    Era una especie de respiración.

    -¿La Señora Norris? -resopló Ron, tratando de ver en la oscuridad.

    No era la Señora Norris. Era Neville. Estaba enroscado en el suelo, medio
    dormido, pero se despertó súbitamente al oírlos.

    -¡Gracias a Dios que me habéis encontrado! Hace horas que estoy aquí. No podía recordar el nuevo santo y seña para irme a la cama.

    -No hables tan alto, Neville. El santo y seña es «hocico de cerdo», pero
    ahora no te servirá, porque la Dama Gorda se ha ido no sé dónde.

    -¿Cómo está tu muñeca? -preguntó Harry.

    -Bien -contestó, enseñándosela-. La señora Pomfrey me la arregló en un minuto.

    -Bueno, mira, Neville, tenemos que ir a otro sitio. Nos veremos más
    tarde...

    -¡No me dejéis! -dijo Neville, tambaleándose-. No quiero quedarme aquí solo. El Barón Sanguinario ya ha pasado dos veces.

    Ron miró su reloj y luego echó una mirada furiosa a Hermione y Neville.

    -Si nos atrapan por vuestra culpa, no descansaré hasta aprender esa
    Maldición de los Demonios, de la que nos habló Quirrell, y la utilizaré contra
    vosotros.

    Hermione abrió la boca, tal vez para decir a Ron cómo utilizar la Maldición
    de los Demonios, pero Harry susurró que se callara y les hizo señas para que avanzaran.

    Se deslizaron por pasillos iluminados por el claro de luna, que entraba por
    los altos ventanales. En cada esquina, Harry esperaba chocar con Filch o la
    Señora Norris, pero tuvieron suerte. Subieron rápidamente por una escalera hasta el tercer piso y entraron de puntillas en el salón de los trofeos.
    Malfoy y Crabbe todavía no habían llegado. Las vitrinas con trofeos
    brillaban cuando las iluminaba la luz de la luna. Copas, escudos, bandejas y estatuas, oro y plata reluciendo en la oscuridad. Fueron bordeando las paredes, vigilando las puertas en cada extremo del salón. Harry empuñó su varita, por si Malfoy aparecía de golpe. Los minutos pasaban.

    -Se está retrasando, tal vez se ha acobardado -susurró Ron.

    Entonces un ruido en la habitación de al lado los hizo saltar. Harry ya había
    levantado su varita cuando oyeron unas voces. No era Malfoy.

    -Olfatea por ahí, mi tesoro. Pueden estar escondidos en un rincón.

    Era Filch, hablando con la Señora Norris. Aterrorizado, Harry gesticuló
    salvajemente para que los demás lo siguieran lo más rápido posible. Se
    escurrieron silenciosamente hacia la puerta más alejada de la voz de Filch.
    Neville acababa de pasar, cuando oyeron que Filch entraba en el salón de los trofeos.

    -Tienen que estar en algún lado -lo oyeron murmurar-. Probablemente
    se han escondido.

    -¡Por aquí! -señaló Harry a los otros y, aterrados, comenzaron a atravesar una larga galería, llena de armaduras. Podían oír los pasos de Filch,
    acercándose a ellos. Súbitamente, Neville dejó escapar un chillido de miedo y empezó a correr, tropezó, se aferró a la muñeca de Ron y se golpearon contra una armadura.
    Los ruidos eran suficientes para despertar a todo el castillo.

    -¡CORRED! -exclamó Harry, y los cuatro se lanzaron por la galería, sin
    darse la vuelta para ver si Filch los seguía. Pasaron por el quicio de la puerta y corrieron de un pasillo a otro, Harry delante, sin tener ni idea de dónde estaban o adónde iban. Se metieron a través de un tapiz y se encontraron en unpasadizo oculto, lo siguieron y llegaron cerca del aula de Encantamientos, que
    sabían que estaba a kilómetros del salón de trofeos.

    -Creo que lo hemos despistado -dijo Harry, apoyándose contra la pared
    fría y secándose la frente. Neville estaba doblado en dos, respirando con dificultad.

    -Te... lo... dije -añadió Hermione, apretándose el pecho-. Te... lo... dije.

    -Tenemos que regresar a la torre Gryffindor -dijo Ron- lo más rápido
    posible.

    -Malfoy te engañó -dijo Hermione a Harry-. Te has dado cuenta, ¿no?
    No pensaba venir a encontrarse contigo. Filch sabía que iba a haber gente en el salón de los trofeos. Malfoy debió de avisarle.

    Harry pensó que probablemente tenía razón, pero no iba a decírselo.

    -Vamos.

    No sería tan sencillo. No habían dado más de una docena de pasos, cuando
    se movió un pestillo y alguien salió de un aula que estaba frente a ellos.

    Era Peeves. Los vio y dejó escapar un grito de alegría.

    -Cállate, Peeves, por favor... Nos vas a delatar.

    Peeves cacareó.

    -¿Vagabundeando a medianoche, novatos? No, no, no. Malitos, malitos,
    os agarrarán del cuellecito.

    -No, si no nos delatas, Peeves, por favor.

    -Debo decírselo a Filch, debo hacerlo -dijo Peeves, con voz de santurrón,
    pero sus ojos brillaban malévolamente-. Es por vuestro bien, ya lo sabéis.

    -Quítate de en medio -ordenó Ron, y le dio un golpe a Peeves. Aquello
    fue un gran error.

    -¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA! -gritó Peeves-. ¡ALUMNOS
    FUERA DE LA CAMA, EN EL PASILLO DE LOS ENCANTAMIENTOS!

    Pasaron debajo de Peeves y corrieron como para salvar sus vidas, recto
    hasta el final del pasillo, donde chocaron contra una puerta... que estaba cerrada.

    -¡Estamos listos! -gimió Ron, mientras empujaban inútilmente la
    puerta-. ¡Esto es el final!

    Podían oír las pisadas: Filch corría lo más rápido que podía hacia el lugar
    de donde procedían los gritos de Peeves.

    -Oh, muévete -ordenó Hermione. Cogió la varita de Harry, golpeó la
    cerradura y susurró-: ¡Alohomora!

    El pestillo hizo un clic y la puerta se abrió. Pasaron todos, la cerraron
    rápidamente y se quedaron escuchando.

    -¿Adónde han ido, Peeves? -decía Filch-. Rápido, dímelo.

    -Di «por favor».

    -No me fastidies, Peeves. Dime adónde fueron.

    -No diré nada si me lo pides por favor -dijo Peeves, con su molesta
    vocecita.

    -Muy bien... por favor.

    -¡NADA! Ja, ja. Te dije que no te diría nada si me lo pedías por favor. ¡Ja,
    ja! -Y oyeron a Peeves alejándose y a Filch maldiciendo enfurecido.

    -Él cree que esta puerta está cerrada -susurro Harry-. Creo que nos
    vamos a escapar. ¡Suéltame, Neville! -Porque Neville le tiraba de la manga
    desde hacía un minuto-. ¿Qué pasa?
    Harry se dio la vuelta y vio, claramente, lo que pasaba. Durante un momento, pensó que estaba en una pesadilla: aquello era demasiado, después de todo lo que había sucedido.

    No estaban en una habitación, como él había pensado. Era un pasillo. El
    pasillo prohibido del tercer piso. Y ya sabían por qué estaba prohibido.
    Estaban mirando directamente a los ojos de un perro monstruoso, un perro que llenaba todo el espacio entre el suelo y el techo. Tenía tres cabezas, seis ojos enloquecidos, tres narices que olfateaban en dirección a ellos y tres bocas chorreando saliva entre los amarillentos colmillos.

    Estaba casi inmóvil, con los seis ojos fijos en ellos, y Harry supo que la
    única razón por la que no los había matado ya era porque la súbita aparición lo había cogido por sorpresa. Pero se recuperaba rápidamente: sus profundos
    gruñidos eran inconfundibles.

    Harry abrió la puerta. Entre Filch y la muerte, prefería a Filch. Pero escucharon como una puerta se abría en una esquina y se lograba ver a Fred, haciendoles señas para que vinieran rapido pero cuidadosos, mientras veían como la cachorra se acercaba sin mirarlos a ellos sino a amansar mas al perro.
    -Fluffy ya he llegado para tu canción de cuna, tranquilo, ¿si...?-dijo Bruneila.

    La cachorra no perdió segundo y se acercó al enorme perro y puso una patita suavemente sobre la del enorme perro.

    -Duerme, duerme, mi pequeño~ ¡Arrurú, Arrurú!, duerme y te cantaré canciocillas dignas de ti, duerme duerme mi pequeño~ -la voz suave y aterciopelada de la cocker spaniel empezó a resonar en aquella habitación, viendo como poco a poco el gran perro negro se relajaba y acostaba ante ella.

    Fred aprovechó y los estiró a todos fuera de la puerta, cerrandola tras de si, suavemente sin llamar vuestra atencion.

    -¿Pero que rayos hacian allí? ¿Acaso quieren que Fluffly se los coma? Si no fuera por Bru, eso hubiera pasado -dijo extasiado el gemelo pelirrojo.

    -Estabamos escapando de Filch, pero..¿que hacían ustedes por aquí?- pregunta Ron.

    Fred no sabía bien que decir, pero fue salvado por Granger.

    -Shht no somos nada para preguntarles, mira que por vuestra culpa casi estuvimos a punto de estar castigados -lo calló Hermione, llevandose una mirada de odio por parte de Ron.

    Fred los dirigió hasta que el retrato de la Dama Gorda en el séptimo piso. Pasando con ellos, aun un poco preocupado por haberla dejado sola. Solo esperaba que volviera con cuidado.

    -¿Dónde os habíais metido? -La Dama Gorda les preguntó, mirando sus rostros sudorosos y rojos y sus batas desabrochadas, colgando de sus hombros.

    -No importa... Hocico de cerdo, hocico de cerdo -jadeó Harry, y el
    retrato se movió para dejarlos pasar. Se atropellaron para entrar en la sala
    común y se desplomaron en los sillones.

    Pasó un rato antes de que nadie hablara. Neville, por otra parte, parecía que nunca más podría decir una palabra.

    -¿Qué pretenden, teniendo una cosa así encerrada en el colegio? -dijo
    finalmente Ron-. Si algún perro necesita ejercicio, es ése.

    Hermione había recuperado el aliento y el mal carácter.

    -¿Es que no tenéis ojos en la cara? -dijo enfadada-. ¿No visteis lo que
    había debajo de él?

    -¿El suelo? -sugirió Harry-. No miré sus patas, estaba demasiado
    ocupado observando sus cabezas.

    -No, el suelo no. Estaba encima de una trampilla. Es evidente que está
    vigilando algo.

    Se puso de pie, mirándolos indignada.

    -Espero que estéis satisfechos. Nos podía haber matado. O peor,
    expulsado. Ahora, si no os importa, me voy a la cama.

    Ron la contempló boquiabierto.

    -No, no nos importa -dijo- Nosotros no la hemos arrastrado, ¿no?

    Pero Hermione le había dado a Harry algo más para pensar, mientras se
    metía en la cama. El perro vigilaba algo... ¿Qué había dicho Hagrid? Gringotts era el lugar más seguro del mundo para cualquier cosa que uno quisieraocultar... excepto tal vez Hogwarts.

    Parecía que Harry había descubierto dónde estaba el paquetito arrugado de la cámara setecientos trece.

    -No se metan en problemas, que Bruneila está tenso por vuestra culpa, Harry no pienses mucho, la sabionda no sabe lo que dice - comentó Fred en tono de broma, intentando calmar el ambiente mientras le palmeaba el hombro y se dirigía a su cuarto.

    Fred al llegar a su cama, se encontró con George durmiendo, no fue sino despues de tres horas que la ventana se abrió y la cachorra entró adormilada a la cama, para acostarse a su lado.

    Fred iba a preguntar que tal le fue, pero sólo pudo encontrarse con que ella se acurrucara sobre él,para dormirse sin dejarle decir nada.
    Por lo que solo la abrazó, mañana sería otro día en el cual podría preguntarle, por ahora le bastaba con que estuviese allí entre sus brazos, segura y sana.

    -Buenas noches, Bru...




















    °°°°∆°°°°
    Wuo! Que largo el capítulo, ¿no?
    ¿que les pareció?
    Fred empieza de a poquito a admitir sus sentimientos hacia ella, fangirlee cuando le dijo aquello★u★
    ¡Saludos!
     
  16. Threadmarks: Capítulo 12
     
    Brunchi

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    Título:
    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    2958
    Capítulo 12: "Halloween. Defensora Traidora a la sangre"

    Malfoy se encontraba disgustado al ver con sus propios ojos Harry y Ron todavía estaban en Hogwarts al día siguiente.

    Claro que con aspecto cansado pero muy alegres. En realidad, por la mañana Harry y Ron estuvieron pensando que el encuentro con el perro de tres cabezas había sido una excelente aventura, y ya estaban
    preparados para tener otra.

    Aunque Harry pensaba que era extraño ver a la cocker spaniel por esas zonas y más con conocimientos de lo que podría estar guardando aquel perro de tres cabezas. No pudo seguir pensando más en aquello ya que fue charlando a Ron del paquete que había llevado de Gringotts a Hogwarts, tenía mucha protección de lo más extraño. ¿Qué podía ser?

    [... ]

    Mientras aquello sucedía con los chicos, la cachorra se encontraba sin ninguna gana de levantarse de la cama, demasiado tarde había ido a la habitación de los Weasly, junto que había gastado su voz hasta el cansancio cantando aquella canción de cuna tan estrafalaria.

    —Neila... Ya pronto será el desayuno —se escucha la voz de un adormilado Fred.

    —Vete sin mi... —gruñe la cachorra intentando acurrucarse mejor tras las sabanas.

    —Noo, no quiero. Ven conmigo, Bru... —suplica Fred acercándose a ella para acariciar la cabecita peluda de la cachorra.

    Haciendo que con solo ese toque, ella se relaje aún más hasta el punto de lamer la mano con cariño y algo somnolencia.

    —Ugh... Bru, ya me babeaste.

    —Si serás quejón. —le da la espalda tapando con sus patitas sus orejas, intentando dormir unos minutos más.

    Al principio creyó haberlo conseguido pero luego sintió una sensación fría y jadea por sorpresa al sentir un estirón de su pequeño cuerpo, sintiendo como es alzado unos minutos por el aire y recostada de pancita hacia arriba sobre algunas partes rectas, siendo que arregañadientes abre los ojos encontrándose con la mirada divertida de Fred mirándola, mientras se acerca a ella.

    La había acostado entre su regazo, como para que lo mirara, una posición bastante íntima desde la perspectiva de ella, tanto que con la antigüedad que llevaba viva se sintió algo intimidada, moviendo su cola como actor reflejo tapando gran parte de su partes y pancita.

    —¿Q-que haces?

    Fred con una sonrisa llena de astucia y picardía con el cabello pelirrojo revuelto, se acerca y Junta sus frente, para susurrar.

    —Solo quería admirar tu belleza despertando conmigo.

    Y allí fue cuando sintió otra pequeña contracción de estómago ante tal contestación. «Oh, por las barbas de Merlín. Jo-joder porqué me hacéis esto»pensó sintiendo un estambre de sensaciones que parecían estar el colisión en su interior, entre sensaciones y cosquilleos. ¿Por qué Fred Weasly debía ser tan sexy y dulce en las mañanas tanto como para llevarla al cielo?

    Se intentó cubrir el rostro pero el pelirrojo fue más astuto y rápido que la sorprendió evitando su acción atrapandola para luego dejar un beso en la frente que le hizo temblar por completo.

    —Ay~ ya por Merlín, ga-ganaste... Ya no me mates con tanto amor. Que me voy a derretir.

    La voz tan avergonzada y acojonada sonó como un premio dulce para Fred, sintiendo sensaciones tan sublimes de tener la capacidad de hacerla temblar ante sus muestras de afecto. Mientras que George estaba esperando el momento exacto para romper el feeling de ambos, riendo divertido al ver como su hermano parecía estar enamorado con la pareja perfecta para él. Porque en Hogwarts podía haber muchas chicas pero con ninguna se comportaba tan cursi y caballeroso como con Bruneila.

    Para muchos podría representar una escena asquerosa o bien de zoofilia pero ambos no se atraían por esos instintos en específico, sino que por una dulce atracción de amor puro e incondicional.

    Hasta Percy y Will lo habían percibido, quizás ya fuese de harto tiempo pero recién a estas alturas George lo veía tan limpio como el agua lo que ocurría a su hermano del cual parecía más allá de lo que pudiese entender.

    —¡Buenos días! —interrumpió hambriento— Si no nos apresuramos no llegaremos a comer y me muero de hambre, no se vosotros.

    Rompió el ambiente, haciendo que Fred sin ser consciente abrazara con una mirada dulce por última vez a la cachorra para luego matar con la mirada.

    —Georgie tenías que ser.

    —Tiene razón. Y-yo si tengo hambre. V-vamos Freddy. —con tartamudez intentó levantar de aquella posición que cuando lo consiguió se sintió aún más sedienta.

    Por ende, Fred suspira y asiente a regañadientes, quería más tiempo con ella pero si ninguno comía estarían gruñones el resto del día.

    Siendo así, como a las prisas fueron arreglándose para ir corriendo por los pasillos para llegar al comedor. Aunque sabían que ninguno de los dos olvidaría aquel momento tan dulce y tierno que se agregaba entre los mejores recuerdos juntos.

    [...]

    Mientras las lechuzas volaban por el Gran Comedor, como de costumbre, la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que llevaban seis lechuzas blancas.

    Harry estaba tan interesado como los demás en ver qué contenía, y se sorprendió mucho cuando las lechuzas bajaron y dejaron el paquete frente a él, tirando al suelo su tocino.

    Siendo así como iban preguntándose de lo que podría ser tan objeto tras aquel papel matiz cafesaceo que lo cubría. Tanto Ron como Harry no sabían que pensar, más solo un pensamiento que fue rápido surco. «pobre lechuzas, ¡que pedazo de cargamento!»

    Se estaban alejando, cuando otra lechuza dejó caer una carta sobre el paquete. Harry abrió el sobre para leer primero la carta y fue una suerte, porque decía:

    "NO ABRAS EL PAQUETE EN LA MESA Contiene tu nueva Nimbus
    2.000, pero no quiero que todos sepan que te han comprado una escoba, porque también querrán una. Oliver Wood te esperará esta noche en el campo de quidditch a las siete, para tu primera sesión de entrenamiento. "
    Profesora McGonagall


    ●●

    Harry tuvo dificultades para ocultar su alegría, mientras le alcanzaba la nota a Ron.

    —¡Una Nimbus 2.000! —gimió Ron con envidia—. Yo nunca he tocado ninguna.

    Salieron rápidamente del comedor para abrir el paquete en privado, antes de la primera clase, pero a mitad de camino se encontraron con Crabbe y Goyle,
    que les cerraban el camino. Malfoy le quitó el paquete a Harry y lo examinó.

    —Es una escoba —dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara—. Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una

    Ron no pudo resistirse.

    —No es ninguna escoba vieja —dijo—. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260? —Ron rió con aire burlón—. Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.

    —¿Qué sabes tú, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo? —replicó Malfoy—. Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la
    escoba ramita a ramita.

    —Suponéis mal, Joven Malfoy, la familia Weasly anda bien económicamente como para darse gustos, solo que no lo malgastan en simples caprichos. Me encantaría que siguieran el paso hasta sus clases, a no ser que desean descartar puntos a vuestras casas jóvenes. —intercedió en aquella jovial previa a discusión Bruneila.

    —Ja, ya vino su defensora traidora a la sangre, no te metas conmigo, sangre sucia. —se defendió molesto Draco Malfoy.

    Empezando a sentir un ambiente algo tenso y frío, los jóvenes miraron a la cachorra que parecía inmutable.

    Antes de que Ron pudiera contestarle, el profesor Flitwick apareció detrás de Malfoy.

    —No os estaréis peleando, ¿verdad, chicos? —preguntó con voz chillona.

    —A Potter le han enviado una escoba, profesor —dijo rápidamente Malfoy.

    —Sí, sí, está muy bien —dijo el profesor Flitwick, mirando radiante a Harry—. La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?

    —Una Nimbus 2.000, señor —dijo Harry, tratando de no reír ante la cara de horror de Malfoy—. Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.

    Harry y Ron subieron por la escalera, conteniendo la risa ante la evidente furia y confusión de Malfoy.

    —Bueno, es verdad —continuó Harry cuando llegaron al final de la escalera de mármol—. Si él no hubiera robado la Recordadora de Neville, yo no estaría en el equipo...

    —¿Así que crees que es un premio por quebrantar las reglas? —Se oyó una voz irritada a sus espaldas.

    Hermione subía la escalera, mirando con aire de desaprobación el paquete de Harry.

    —Pensaba que no nos hablabas—dijo Harry.

    —Sí, continúa así —dijo Ron—. Es mucho mejor para nosotros.

    —Ni siquiera se dan cuenta de lo que Miss Bruneila ha hecho por vosotros, pero que váis a saber unos cabezas de chorlitos. —se queja pero aquello realmente había dolido a Hermione.

    Por ende, se alejó con la nariz hacia arriba.

    Durante aquel día, Harry tuvo que esforzarse por atender a las clases. Su mente volvía al dormitorio, donde su escoba nueva estaba debajo de la cama, o se iba al campo de quidditch, donde aquella misma noche aprendería a jugar.

    [...]

    Durante la cena comió sin darse cuenta de lo que tragaba.

    Estaba muy pensativo, entre la ansiedad por la Nimbus junto a lo que Malfoy había dicho hacia la cachorra, ellos nisiquiera habían podido decir algo porque ni tuvieron tiempo a reaccionar. Habían visto que la cachorra se había ido con el profesor, sin embargo, quedaba en duda porque todos parecían meterse con ella.

    Pero luego bien tuvo que apresurarse a subir con Ron, para sacar; por fin, a la Nimbus 2.000 de su paquete.

    —Oh —suspiró Ron, cuando la escoba rodó sobre la colcha de la cama de Harry.

    Hasta Harry, que no sabía nada sobre las diferencias en las escobas, pensó que parecía maravillosa. Pulida y brillante, con el mango de caoba, tenía una larga cola de ramitas rectas y, escrito en letras doradas: «Nimbus 2.000».

    Cerca de las siete, Harry salió del castillo y se encaminó hacia el campo de quidditch. Nunca había estado en aquel estadio deportivo. Había cientos de asientos elevados en tribunas alrededor del terreno de juego, para que los espectadores estuvieran a suficiente altura para ver lo que ocurría. En cada extremo del campo había tres postes dorados con aros en la punta. Le recordaron los palitos de plástico con los que los niños muggles hacían burbujas, sólo que éstos eran de quince metros de alto.

    Demasiado deseoso de volver a volar antes de que llegara Wood, Harry montó en su escoba y dio una patada en el suelo. Qué sensación. Subió hasta los postes dorados y luego bajó con rapidez al terreno de juego. La Nimbus 2.000 iba donde él quería con sólo tocarla.

    —¡Eh, Potter, baja!

    Había llegado Oliver Wood. Llevaba una caja grande de madera debajo del brazo. Harry aterrizó cerca de él.

    —Muy bonito —dijo Wood, con los ojos brillantes—. Ya veo lo que quería decir McGonagall, realmente tienes un talento natural. Voy a enseñarte las
    reglas esta noche y luego te unirás al equipo, para el entrenamiento, tres veces por semana. Abrió la caja. Dentro había cuatro pelotas de distinto tamaño.

    —Bueno —dijo Wood—. El quidditch es fácil de entender; aunque no tan fácil de jugar. Hay siete jugadores en cada equipo. Tres se llaman cazadores.

    —Tres cazadores —repitió Harry, mientras Wood sacaba una pelota rojo brillante, del tamaño de un balón de fútbol.

    —Esta pelota se llama quaffle —dijo Wood—. Los cazadores se tiran la quaffle y tratan de pasarla por uno de los aros de gol. Obtienen diez puntos cada
    vez que la quaffle pasa por un aro. ¿Me sigues?

    —Los cazadores tiran la quaffle y la pasan por los aros de gol —recitó Harry—. Entonces es una especie de baloncesto, pero con escobas y seis canastas.

    —¿Qué es el baloncesto? —preguntó Wood.

    —Olvídalo —respondió rápidamente Harry.

    —Hay otro jugador en cada lado, que se llama guardián. Yo soy guardián de Gryffindor. Tengo que volar alrededor de nuestros aros y detener los lanzamientos del otro equipo.

    —Tres cazadores y un guardián —dijo Harry, decidido a recordarlo todo—. Y juegan con la quaffle. Perfecto, ya lo tengo. ¿Y para qué son ésas? —Señaló las tres pelotas restantes.

    —Ahora te lo enseñaré —dijo Wood—. Toma esto.

    [...]

    Mientras Wood seguía dando las instrucciones sobre el quidditch a Harry, las cosas para Bruneila iban un tanto agobiadoras.

    —¡Cómo osa alguien de la misma índole de sociedad a humillarla así! No puedo dejar pasar esto, princesa —se quejó enseguida Tobago muy comedido por sus sentimientos protectores.

    Mientras muchos de los elfos se encontraban alegando que esto había sido una falta de respeto grave, que Dumbledore debía enterarse de esto. Que no iban a permitir que esto volviera a suceder.

    Y esto era el Real lío de tener muchas voces protegiendola, eran su familia más antigua protegiendola, luego de encontrarla vagando con un malestar que parecía querer desquitarse con aquellos tiempos en que podía montarse en sus amigos dragones y perderse entre las nubes y gritar todo para sacar su enojo.

    Pero ni los dragones, ni ella estaban en condiciones para hacer tales acciones. Por ende tan solo se mantenía encerrada en la cocina siendo envuelta con los elfos domésticos que se encontraban trabajando y atenta a sus necesidades.

    —Por favor, no es necesario llegar a una violencia tan específica, no quiero que os comprometan en problemas. Fui la culpable de meterme en conversación ajena, pero... No pude combatir con mi orgullo y molestia de escuchar como ninguneaban a los Weasly. No puedo... Realmente no puedo dejar que las injusticias pasen...

    Admitió agotada y con ganas de vomitar, desde hace un rato que se había perdido de las miradas de los gemelos por su gran malestar, lo último que querría en ese momento es preocupar a esos dos protectores traviesos para que la batalla campal se desatara. Eso no lo deseaba, ni siquiera comenzaba el año y ya se encontraba agotada.

    Las puntadas en su nuca, con la sensación afiebrada de su cuerpo y que su estómago pedía comida más no parecía querer dejar que ningún alimento ingresara y quedará a ser digerido por lo bien, no parecía quedar en paz consigo misma.

    —Tobago cree que su naturaleza y educación siempre prevalecerá en usted, eso es justamente lo más bello de su personalidad princesa.

    —Por favor, no haremos algo que usted no quiera, pero nos frustra verla en mal estado señorita. Xin esta frustrada, cálmese por favor. —pidió la elfina que traía una marca en su cuello con forma de corazón, la marca de amor, del cual había salido por completo al momento que conoció a Azur y a Tobago.

    Primero cuando encontró a Azur como su amo llevaba un corazón incompleto y cuando se enamoró de Tobago, este se completó, era uno de los detalles que más nostalgia traía a su ser.

    —Esta bien... Tan solo traer a Pomfrey, necesito atención médica, no me siento... —rápidamente otro elfo llegó a tiempo con un balde y otros se exacta Ron creando un campo protector para que no contamine la cocina.

    Muchos sabían las reglas explícitas que debían cumplir en Hogwarts, muy apesar que fuesen elfos de la princesa Bruneila, que realmente se encontraba en malestar.

    [...]

    En la mañana de Halloween se despertaron con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Pero lo mejor fue que el profesor
    Flitwick anunció en su clase de Encantamientos que pensaba que ya estaban listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos se morían por hacer; desde que vieron cómo hacía volar el sapo de Neville. El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran. La pareja de Harry era Seamus
    Finnigan (lo que fue un alivio, porque Neville había tratado de llamar su atención). Ron, sin embargo, tuvo que trabajar con Hermione Granger. Era difícil decir quién estaba más enfadado de los dos. La muchacha no les hablaba desde el día en que Harry recibió su escoba.

    —Y ahora no os olvidéis de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando —dijo con voz aguda el profesor; subido a sus libros, como de costumbre—. Agitar y golpear; recordad, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no os olvidéis nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho

    Era muy difícil. Harry y Seamus agitaron y golpearon, pero la pluma que debía volar hasta el techo no se movía del pupitre. Seamus se puso tan impaciente que la pinchó con su varita y le prendió fuego, y Harry tuvo que
    apagarlo con su sombrero. Ron, en la mesa próxima, no estaba teniendo mucha más suerte.

    —¡Wingardium leviosa! —gritó, agitando sus largos brazos como un molino.

    —Lo estás diciendo mal. —Harry oyó que Hermione lo reñía—. Es Win-gar-dium levi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo.

    —Dilo, tú, entonces, si eres tan inteligente —dijo Ron con rabia.

    Hermione se arremangó las mangas de su túnica, agitó la varita y dijo las palabras mágicas. La pluma se elevó del pupitre y llegó hasta más de un metro por encima de sus cabezas.

    —¡Oh, bien hecho! —gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo—. ¡Mirad, Hermione Granger lo ha conseguido!

    Al finalizar la clase, Ron estaba de muy mal humor.

    —No es raro que nadie la aguante —dijo a Harry, cuando se abrían paso en el pasillo—. Es una pesadilla, te lo digo en serio.

    Alguien chocó contra Harry. Era Hermione. Harry pudo ver su cara y le sorprendió ver que estaba llorando.

    —Creo que te ha oído.
    —¿Y qué? —dijo Ron, aunque parecía un poco incómodo—. Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos.

    Hermione no apareció en la clase siguiente y no la vieron en toda la tarde.

    [...]
     
  17. Threadmarks: Capítulo 13.
     
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    Título:
    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    2055
    Capítulo 13:
    "Niñeros Weasly a la carga"


    Hace un día entero la animaga Bruneila Sabbath la habían internado en la enfermería por necesidad y preocupación de los elfos por su ama.

    Si bien en el momento en que todo sucedió, lidiaron con mucha tensión ya que Dumbledore fue el primero en llegar para acudir al desmayo y luego Pomfrey se encargó de la situación. Claro está, que no en su momento crítico ya que intentaba encontrar por donde el troll había ingresado a la Institución.

    —Dumbledore, la señorita ha tenido una pequeña recaída anímica, por eso se descompensó, he notado un poco de desnutrición. Tal vez sea un factor menor pero debemos evitar que descuide su alimentación solo por los encargos que pudiese darle. —explica Pomfrey con una expresión de preocupación amagada en una mueca.

    —Entiendo. Negociaré en cuanto despierte para cederle a otros sus tareas agotadores hasta que se pueda recuperar. —se acaricia la barba, levemente preocupado por la joven animaga.

    —Perfecta idea. Si desea quedarse un momento más cuide en que la puerta esté cerrada, iré a por una poción medicinal. —se retira educadamente Pomfrey.

    —Ay jovencita, en cada lío que padece siento que se hace más vieja que yo. —se sienta un tanto agotado el director a su lado.

    Cada día en que pasaba este año se volvía el más crítico, hace tiempo los problemas no pasaba uno tras de otro, creía que con la compañía de la animaga sería más llevadero pero no comprendía como siempre ocurría los altibajos aunque luego al observar por el reflejo del agua encontraba los causante, aunque esta vez no podía acertar con algo que no fuera por la difunta familia de la animaga.

    Qué equivocado estaba, sin saber que todo había comenzado tan fatídico y tóxico hace un día atrás. ¿Pero como podía saberlo?

    [...]

    Los gemelos Weasly enseguida al notar la ausencia de su mejor amiga se pusieron la Misión de encontrarla, buscaban por todos lados hasta después de las medidas de seguridad que había tomado Hogwarts por los problemas recientes.

    Pero luego de varias horas sin dar resultado con su búsqueda, George chasquea la lengua al darse cuenta a la misma vez que Fred quien se golpea sutilmente la frente ante la idea.

    —¡La enfermería!

    Ambos empiezan a correr hacia el lugar, claro sin ser descubiertos, ¿cómo no lo habían pensado antes?

    Al llegar, ambos se quedaron pensativos estaba justamente algunos de los elfos que cuidaban de Bruneila, cuidando la puerta.

    Fred fue quien sintió ese cosquilleo familiar, era justamente los mismos malos presentimientos que sentía cuando algo había ocurrido con él, tan solo deseaba que fuera leve la situación.

    Porque de ser lo contrario. «Esa mujer se verá en problemas»fue el pensamiento serio, y tenso del pelirrojo. Mientras que George le daba palmadas de ánimo a su hermano. Ambos se acercaron, y vieron como ambos elfos saltaron en su posición, por susto al verlo allí.

    —Jovenes Weasly, Tobago dice que es una gran sorpresa verlos por aquí.... —empieza algo tenso.

    —Xin cree que ya pasó lo malo. Amorcito, tranquilizate, por favor. —dice la elfina abrazando al elfo.

    —Esta bien... Tan solo no hagan ruido, aun esta en reposo. —suspira agotado Tobago, mientras les abre la puerta.

    Al entrar en la enfermería, ambos gemelos tragan saliva al observar la nuevamente dormir en esa camilla que estaban casi seguros que ya se podía considerar la cama de Bruneila.

    —¿Que le habrá pasado, Freddy?

    —Tengo cara de que tenga idea, no, no lo se hermano. —bufa frustrado, acercándose a la cama.

    Ambos una vez la acarician con cierta preocupación, esta empieza a despertar, y justamente con un tonto estornudo.

    —¡Achu! —saltó un poco la cachorra en la camilla.

    Siendo el afectado, Fred que había logrado escudarse con una almohada, pero pobre la almohada que había sufrido.

    —ugh... Cuidado con tus mocos.

    —Lo siento... No lo pude evitar.

    George no aguantó más y se empezó a reír por la escena y muecas de Fred, todo asqueado.

    —Que lindo te comportas con ella, ¿eh? Todo un caballero.

    —ja-ja-ja-ja muy gracioso, Georgie —le tira la almohada.

    Logrando que el otro pelirrojo chille como nena, asqueado por evadirla, ocasionando que Bruneila de carcajadas limpias.

    —¿Te parece simpático que sufra, Neila? —pregunta fingiendo indignación, George, mientras pone su mano como si fuera que le hubieran dañado de un tiro en el corazón.

    —Es que sóis tan divertidos. Jajajaja, me alegra verlos.

    Se intenta levantar pero se tropieza débilmente con sus patas y vuelve a caer en la cama, preocupando a ambos chicos.

    —Ugh...

    —¿Estás bien, Neila?
    —¿Te duele algo, Bru?

    Ambos enseguida la miran preocupados, ella tan solo asiente, mientras siente hambre y puntadas en la nuca.

    —Si, si. Creo que estar mucho tiempo en cama fue malo, ¿Q-que me pasó? —gruñe frustrada.

    Enseguida como si fuera por arte de magia, Pomfrey aparece, y se la da una poción.

    —¿Uh? Madam, ¿q-que es esto?

    —Justamente su medicina, joven Sabbath. Debe tomar la para volver a equilibrar su salud. —dice un poco enojada con ella.

    Logrando que la cachorra baje sus orejas con triste ánimo, tomando lo que la enfermera da.

    —¿Que le pasó, Madam Pomfrey?

    —Chicos, es hora que la cuiden mejor y dejen sus bromas de lado, no anda comiendo. Por eso, si no queréis estar en problemas por escapar de la hora de toque de queda, deberéis hacer que coma en las horas que son habituales. —advierte Pomfrey.

    Logrando que la cachorra de un brote, con nerviosismo pero no sólo por la advertencia, sino porque Fred sin avisar la tomó en brazo y empezó a analizar.

    En cada mirada detallada que el pelirrojo le daba, tragaba más nerviosa, pero más cuando sintió las manos del mismo en sus costillas, estremeciendose al sentir tan palpable esa reacción.

    Notando como el ceño de Fred se tensaba aún más.

    —De lo por hecho, Madam Pomfrey, lo haremos. —añade serio el pelirrojo.

    Sin dirigirle una sola mirada más, sintiéndose pequeña en ese mismo momento.

    —¡Si no se preocupe! Lo haremos mejor que podamos. —exclama tomándose en serio George.

    Aunque muy en el Fondo, ambos gemelos estaban con miedo. ¿Que tanto se habían descuidado de ella en este tiempo?

    [... ]

    Una vez terminada aquella situación, otro día ya, la cachorra se encontraba comiendo ante la atenta mirada de ambos pelirrojos, mientras que George veía una carta que su madre había enviado pero al intentar callarla ya que parecía que esta misma estaba por explotar.

    —¡GEORGE Y FRED WEASLY COMO SE ATREVEN A OCULTAR LAS NOTICIAS AGRADABLES A SU MADRE! —así comenzó la Carta a articular las palabras escritas por Molly.

    Todas las mesas se le habían escuchando y viendo, mientras que ambos pelirrojos brincaban por la sorpresa, la cachorra levantaba la mirada a observar la Carta quien enseguida volteó a verla, haciéndola estremecer.

    —¡No, no me avisaron que la joven Sabbath estaba de regreso! Por cierto... Un gusto volver a saber de usted jovencita, espero que pronto nos pueda visitar, tengo sus postres favoritos esperando por usted. —habló "Molly" Con tono dulce y respetuoso, ganándose unas miradas de celos y protesta de los gemelos.

    —¡Con ustedes jovencitos pronto hablaré! CUÍDENSE Y NO SE METÁIS EN PROBLEMAS O YA VERÁN,—ambos gemelos asienten tragando saliva pero cruzan los dedos a escondidas—, hasta pronto querida, y gracias por cuidarlos —dice la Carta para luego caer frente a ellos, una carta más pero sin mensaje de voz.

    —Joven como siempre su madre, chicos, aunque parecéis gelatinas —se burla un poco la cachorra mientras come una para de pollo, fingiendo interés.

    —Ja-ja-ja muy graciosa, Neila/Bru —bufan al unísono, cada uno suspirando de alivio por haber acabado.

    Cuando las cosas se habían calmado algunos chicos de primero se habían reído de los gemelos Weasly, inclusive Ron, quien más creía que iba a ser regañado por su madre por lo sucedido previamente.

    Pero por suerte, Dumbledore les había considerado su valentía y fuerza al enfrentarse al Troll que solo les había aconsejado que no hicieran enfadar a McGonagall. Por ende estaban absueltos por suerte. Sin embargo, para Harry cada día que pasaba el saber de la señorita Bruneila Sabbath cada día le intrigaba saber porque parecía estar con familiarizada con los Weasly.

    —Oye Ron, ¿de donde conoce tu madre a la Señorita Sabbath? —pregunta entre susurros.

    —Oh, Uhmm —el pelirrojo lo mira mientras come como loco una para de pollo—, es que Will, mi hermano mayor, por el primer o segundo año -estando en Hogwarts- se la llevó a nuestra casa de visita y desde entonces se ha vuelto parte de la familia, se la quiere mucho. Es bastante agradable, si quieres conocerla Harry, tu solo acercate es buena, no te hará daño. —dice mientras se vuelve a enfrascar en la comida.

    Harry parecía tener cada vez más curiosidad por ella, por ende, solo asintió quedando en silencio, tímido, pero esperaba poder hacerlo. Ya que hace poco había escuchado algo que lo inquietaba de ella.

    La habían nombrado algo acerca del que-no-debe-nombrar con ella. Y algo le decía que si se lo preguntaba a Ron, ni este mismo sabría responder. Ni los Weasly, aunque ahora pareciese que estaban más pegados a la cachorra como si dependiera su vida en ello.

    —¡Bruneila Sabbath! Venga a comer todo —exclama el pelirrojo corriendo tras ella.

    —Lo lamento, pero ya no puedo, quédate tu a comer. —dijo con mucha educación y de un momento a otro desapareció.

    —¿E-eso que hizo...? —pregunta Harry sorprendido.

    —Ajam... —Ron asiente a punto de explicar pero Hermione intercede, pasándole una servilleta.

    —Come todo antes de hablar que es asqueroso, Ron —comenta asqueada—, eso que viste, es uno de los métodos más comunes que los Magos usan, el "aparición" Para transportarse de un lugar a otro, se debe tener licencia y haber aprobado la materia para usarlo. Dicen que es una experiencia maravillosa pero también algo estrambólico, pero también se debe tener cuidado por como se usa que se pueden perder parte del cuerpo en el trayecto —acotó Hermione.

    Dejando totalmente sorprendidos y un poco confundidos por las palabras raras que sus mentes no comprendían, por ende, después de haber escuchado la palabra "estrambólico". Ya perdieron el matiz de atención en ella.

    —¿Me habéis escuchado, chicos? —pregunta un poco enojada.

    —Eh...

    —¿Que es estrambólico? —pregunta algo confundido Harry.

    Logrando que Hermione se golpeara la frente con frustración

    —De todas las cosas que dije, ¿solo a esa prestaron atención? Pero que pasa por su...arg... La palabra Estrambólico es como decir que es extraño o poco común. Ay, chicos. Sóis unos tontos —sonríe divertida ante sus caras de confusión y algo aturdidos.

    —No es nuestra culpa que ese palabras raras y nos confundas —le señaló con la pata de pollo, Ron, indignado.

    Aunque Harry pensaba que era algo bipolar sus cambios de humor. Más solo se dedicó a asentir, no quería verla una vez más enojada.

    [... ]

    —¿Y ahora que hacemos Freddy?

    —Lo mismo que hacemos todos los días, Georgie.

    —¿Tratar de conquistar al mundo? —preguntó una voz tras ellos.

    —¡Aaaaaah! —ambos saltaron asustados abrazándose.

    —jajajajajajaja que miedositos sóis chicos.

    —N-no te burles de nosotros Neila—se quejó respirando entrecortado George.

    —Es que no te sentimos, por Merlín, eres capaz de matarnos aunque ni te propongas con un solo susto. —se queja respirando hondo Fred, intentando calmarse.

    ¿Como no asustarse, cuando solo ellos estaban en aquel pasillo? La cachorra tan solo se había quedado mirandolos muy divertida, no creyó que aparecer en donde ellos estuvieran les causara tanto susto. O bien, los pasillos del Gran Hogwarts la habían guiado a ellos.

    —A todo esto, ¿porque no vamos a visitar a Hagrid? —pregunta una vez, notarlos más tranquilos.

    —Y bueno, no tenemos otra cosa mejor que hacer. —dice George.

    Mientras Fred se coloca a un lado suyo, absteniéndose a alzarla en brazos, sabía que esa mala costumbre algún día le caería mal. Y realmente tenía razón.

    —¿Que esperamos?

    —Vámonos, seguro se alegrará de vernos, hace mucho no lo visitamos —comparte con cierta nostalgia, Bruneila.

    Aquel día, ella quería encontrarse con Hagrid para charlar de unos asuntos, se había enterado lo del Troll, y eso por algún motivo le había dado la certeza que era tiempo de visitar a los centauros del bosque, en especial una larga charla con Magorian. Estaba segura que algo muy malo se empezaba a formar a costa de Hogwarts.

    [... ]
     
  18. Threadmarks: Capítulo 14.
     
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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Capítulo 14: Un favor a Canuto.



    —Esa cosa maldita... —decía Snape—. ¿Cómo puede uno vigilar a tres cabezas al mismo tiempo?

    —Fácil, no hace falta si lo sabes dirigir a su objetivo —comentó una voz femenina.

    —Tchs... El hecho que usted lo entienda no hace que los demás lo hagamos —contestó intentando hacer algo con el daño causado.

    —No vaya por ese camino, que dentro de este cuarto, usted es el que menos paciencia posee —dice sin mas la voz femenina, atrayendo una cosa, a su vez varios materiales se mueven en el despacho.

    —arg... Bruta.

    —...—se escuchó el silencio pero era porque Bruneila lo había ignorado para concentrarse en la curación correcta.

    Harry intentó cerrar la puerta sin hacer ruido, pero...

    —¡POTTER!

    El rostro de Snape estaba crispado de furia y dejó caer su túnica rápidamente, para ocultar la pierna herida. Mientras que la cachorra suspira agotada y Harry tragaba saliva.

    —Me preguntaba si me podía devolver mi libro —dijo.

    —¡FUERA! ¡FUERA DE AQUÍ!

    —Observad, justamente por eso las cosas con Fluffy no te salieron. —dijo justa, mientras que Xin retiraba la túnica y ayudaba a su ama en la sanación.

    Snape no estaba muy de acuerdo en el trato que la cachorra con la elfo le daban, no era nada normal. Aunque tuviera que romper su ego, aun no lo haría.

    —Listo. A la proxima que desees controlar si un perro de tres cabezas hace bien su único trabajo, avisadme iré a enseñarte como hacerlo. Que no todo puedes lograrlo solo. —dijo Bruneila, saltando de una silla al suelo, mientras la elfina le habría la puerta.

    —Buenas noches.

    —Que Merlín lo guarde.

    [...]

    Harry se fue, antes de que Snape pudiera quitarle puntos para Gryffindor.

    Subió corriendo la escalera.

    —¿Lo has conseguido? —preguntó Ron, cuando se reunió con ellos—. ¿Qué ha pasado?

    Entre susurros, Harry les contó lo que había visto.

    —¿Sabéis lo que quiere decir? —terminó sin aliento—. ¡Que trató de pasar por donde estaba el perro de tres cabezas, en Halloween! Allí se dirigía cuando lo vimos... ¡Iba a buscar lo que sea que tengan guardado allí! ¡Y apuesto mi escoba a que fue él quien dejó entrar al monstruo, para distraer la atención!

    Hermione tenía los ojos muy abiertos.

    —No, no puede ser —dijo—. Sé que no es muy bueno, pero no iba a tratar de robar algo que Dumbledore está custodiando.

    —De verdad, Hermione, tú crees que todos los profesores son santos o algo parecido —dijo enfadado Ron—. Yo estoy con Harry. Creo que Snape es capaz de cualquier cosa. Pero ¿qué busca? ¿Qué es lo que guarda el perro?

    —Y yo les digo que nada de esto puede ser. ¿Porqué entonces la animaga Bruneila estaría allí con él? No tiene sentido lo que decís. —se cruza de brazos Hermione, no encontraba coherencia en porque sus compañeros querían culpar a toda costa a sus maestros.

    Harry se fue a la cama con aquellas preguntas dando vueltas en su cabeza. Neville roncaba con fuerza, pero Harry no podía dormir. Trató de no pensar en nada (necesitaba dormir; debía hacerlo, tenía su primer partido de quidditch en pocas horas) pero la expresión de la cara de Snape cuando Harry vio su pierna era difícil de olvidar.

    [...]

    Al día siguiente para la animaga habían transcurrido de manera normal, se habían despertado temprano, antes que los gemelos, desayunado con Dumbledore e ido a visitar a su amigo Fluffy.

    Todo hasta antes que el desayuno general se viera en el horario establecido. Pero entre uno de los pasillos fue caminando le pareció ver al maestro del turbante hablando solo, cosa que no le dio buena sensación, y rápidamente aprovechó una puerta de los pasillos magicos para ir a dormitar un momento un solitaire. Encontrando un lugar que sería perfecto para entrenar encantos pero solo se acercó al caballero de armadura pidió por favor que la despertara antes de la cena y así fue a dormitar en un comodo almohada pequeño.

    Mientras tanto por el lado de los gemelos habían encontrado una carta que avisaba por parte de la misma que estaría ocupada que no se preocuparan y disfrutaran del partido de quidditch.

    Aunque el verdadero motivo de que esta vez la animaga no estuviera cuidando aquel pasillo había sido por el único motivo de haber ido a hablar con el lider de los centauros.

    Descubriendo nuevos temas que calaron un escalofriante estremecer por todo su ser. Realmente las cosas iban comenzando y no le gustaba nada lo que estaba ocurriendo.

    —Si en Hogwarts llegó aquel troll debió ser por alguien mas, señorita —anunció recto el lider Magorian, observando el atardecer en aquel bosque.

    —Por ese mismo motivo, hoy vengo a pedirles ser parte de vuestra unidad —añade con un nudo en la garganta, Bruneila.

    —¿Cómo...? No creo que se pudiera hacer algo así tan fácil. Sabe perfectamente que sus guardas no la dejaran sola, este lugar no es el adecuado y seguro para usted, con mucho respeto se lo digo —añade suspirando.

    —Tan solo quiero poder cumplir con mi misión, proteger de mis seres queridos y a otros seres. De camino al encuentro vida algo que no puede volver a ocurrir, me niego que vuelva el asesino a hacerlo. —dijo impotente al recordar la escena de un unicornio tirado en el suelo, sin ningún halo de vida.

    —Así que ... Ya vio aquello. Le pido perdón por esa trágica escena, pero sabe muy bien que no todo se controla a la perfección. Hay alguien que esta buscándola, y no dejaremos ninguno de nosotros que la única animaga real se sacrifique por nosotros. Valoramos su buen corazón, pero no lo permitiré. —dijo levantando el mentón de la cachorra, logrando que lo mire.

    —¡Es que no entiendes que ya no quiero que mueran por mi! ¡Quiero protegerlos! —exclama con un dolor de pánico acojonando su corazon.

    El centauro con cierta lentitud se rebaja a una altura prudente, y le seca una lagrima que habían salido de aquellos ojos castaños.

    —Es la regla de la vida, la muerte siempre se repite, pero como vivamos lo que resta de ella cada día en nosotros es la manera de hacerla justa. Princesa, usted sabrá mas que nosotros la perdida de nuestros seres queridos, pero nosotros tambien lo entendemos, tambien perdimos familia en este transcurso de vida, por eso somos lo que somos, salimos adelante y creamos un presente junto un mañana —dijo Magorian suavemente para calmarla, mientras acariciaba el pelaje de cachorro.

    Ella cierra los ojos entendiendo levemente lo que le trataba de decir el líder.

    —Tan solo siento que no soy lo que muchos esperan, quiero realmente mostrar que puedo hacerlo —murmura con tristeza.

    —Usted muestra lo que es, no hace falta que se guíe por el chisme, es valiente y sigue con su vida aunque cueste sigue haciéndolo, eso ya es una muestra de su valentía, tiene una inteligente harta en conocimientos y por ellos aun pertenece a Hogwarts, por último, he visto como quiere y cuida a esos pelirrojos. Todo ellos hablan muy bien de usted. Por favor, ya deje de culparse, que no le hace bien.

    Magorian tan solo deseaba ver lo que algunas vez pudo observar en un libro, una apariencia juvenil que velaba por la dulce paz con una valentía sin igual. La familia Runirix era única y esencial para el equilibrio del reino mágico.

    —Gracias... Mister, gracias por creer en mi. Haré lo posible para seguir y velar por ustedes tambien, aunque no lo pidan, lo quiero hacer. —roza su hocico contra la mano del centauro.

    Magorian bufa por la terquedad de la animaga, pero regala una sonrisa, aquello hablaba perfectamente del corazón que poseía y la humildad.

    —Esta bien, pero igual. Cualquier cosa estaremos a su disposición. No dude en avisarnos madam.

    —Como desee, ahora podría acompañarme a la casa de Hagrid, creo que allí tengo un buen regalo para usted.

    Intentó negarse el lider, sin embargo, ya la vio caminando en la dirección del guardabosques. Logrando que suspire resignado. Tal parece que ahora entendía el porque nadie podía negarse, aquella dulzura y bondad pura con su ostentosa terquedad lograba darle un aire imposible de negarse facilmente.

    [...]

    Años atras Bruneila había hecho traer a Tobago y Xin varias armaduras que pertenecieron a sus fervientes caballeros centauros en tiempos de abundancia paz. Esa noche la princesa le había regalado al lider y todo el clan aquella armadura, quedandose mas conforme con la seguridad y ayuda que podía dar.

    Claro que Magorian habías flipado centellas al ver tal equipo, realmente se sentía como un chiquillo ante tanto acero omnipotente observado, aunque luego de llegar junto a los mas viejos del Clan pudo afirmar que aquello siempre había pertenecido a ellos, solo que la familia Runirix era quien los guardaba para los momentos mas oportunos.

    Sin duda alguna, Bruneila Runirix era una persona digna de proteger, no solo porque se preocupaba por lo demas o porque podía dar muchas cosas que no hacían falta. Sino por lo que presentaba al estar compartiendo un tiempo de caridad. Sabía perfectamente y lo pudo leer entre las conversaciones de ambos que ella estaba interesada en uno de los pelirrojos tan solo era demasiado educada como para perder sus estribos y hacer algo que pudiera malpensarse para mal, aunque era dulce verla preocuparse por uno mas que especial. Tan solo deseaba que ella pudiera amar tanto como les dejaba a los demas hacerlo.

    [...]

    —Bru...

    —Neila...

    —ita...

    —Señorita Bruneila.

    Fue allí cuando pudo despertar bostezando a sus anchas la cachorra, mientras abría con lentitud sus ojos.

    —Gracias...

    —Siempre un placer, princesa.

    Quizás el caballero no le había despertado, pero si que aquello no había previsto.

    —¿Que ocurre esta vez canuto?

    —Tks... Pero que gruñona eres, ni que fuera que siempre molesto. ¿acaso se te pegó la rabia?

    Aquella voz varonil proveniente desde las chispas de fuego, la habías dejado sin mas ganas de moverse entre el almohadon.

    —¿Necesitas algo saco de pulgas negro? Porque debo ir a cenar pronto, y no quisiera demorarme

    Un chispoteo de entre las llamas de fuego se escuchó, y una silueta de un rostro se pudo visualizar.

    —Tengo poco tiempo, pero quisiera pedirte un favor prima.

    Un bostezo y un chasquidos de la lengua chocar contra el paladar como si estuviera chupeteando algo, la cachorra se empezó a desperezar en el suelo.

    —Te escucho...

    —Quisiera que le dieras una oportunidad a nuestro sobrino.

    La cachorra se tensó levemente al escuchar aquellas palabras.

    —Tan.... Tan directo como siempre, Sirius.

    —jajajajaja aprendí de la mejor.

    —tks... ¿Por qué lo deseas? No es como si no tuviera mucha gente ya apoyandolo. Además... Tal vez no tenga tiempo.

    —¡Patrañas! Sé por un pajarito que pasas mas tiempo con los Weasly que con lo que podría ser la familia mas cercana a ti.

    —Black... No me gusta el camino de esta conversación.

    —Eres una animaga pero le temes a un niño que no tuvo la culpa de que ese maldito lo tocara, no es su culpa. Deja de vivir en el pasado. Sigo vivo pero no puedo compartir contigo como antes el tiempo, pero con él lo puedes hacer... Por favor, intentadlo y si no funciona, ya se verá Bruneila.

    El aire sale por aquel hocico muy fuerte y profundo.

    —Lo intentaré, mas no prometo cumplirlo. Aunque...¿es Dumbledore el chismoso?

    Antes de que pudiera acabar la pregunta, el fuego ya se había consumido por completo.

    —Fu... No pueden ver a una animaga libre y tranquila.

    Se queda gruñona marchandose de aquel rincón oculto, pero en el camino se choca contra alguien.

    —Justamente a ti te estaba buscando.

    —¿A... Mi?



















    [...]
     
  19. Threadmarks: Capítulo 15.
     
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    Capítulo 15. "Freddie cegado por los celos"

    Maratón 1/5

    Bruneila después de aquella charla con Canuto se había quedado pensativa, y puede que al grado de no percibir a uno de los pelirrojos. Con el que se había encontrado era George, a saber, que estaba haciendo Fred como para no coincidir en el camino de la cocker spaniel.

    ― ¡Te encontré primero!

    ― ...! ―con el corazón palpitando a mil― ¿Me estaban... buscando?

    ―Te estaba buscando, por esta vez, solo he sido yo, mi querida perruna amiga ―contesta orgulloso el pelirrojo.

    ― ¿Uh? ¿Y eso? Que estarás tramando esta vez, Georgie.

    ― ¿Yo? Nada, nadin, nadita mi querida amiga.

    La Cocker spaniel entrecierra los ojos levantando una oreja, aquellas palabras parecían sospechosas, tanto fue así que lo temblar y luego decir las cosas tras un suspiro.

    ― Vamos a nuestra habitación seguramente mi clon ya nos espera.

    ― ¿Esperarnos?... Porque no me dices sin tanto drama, ¿habéis hecho algo grave?

    ― Prefiero que lo juzgues a propio ojo. Será divertido ver tu reacción a viva imagen.

    Se escucha el soplido de resignación provenir de la cachorra, resguardando palabras para lo que se enfrentaría. Aunque era una buena distracción para calmar su cabeza en cuanto al tema de Harry.

    (...)

    Al llegar a la casa de Gryffindor se alzaba frente a ellos, saludando de vez en cuando a los estudiantes mientras que otros nuevos se asombraban al verla en brazos del pelirrojo y querer saber más sobre su persona. Escuchar los murmullos de los nuevos alumnos acerca de los conocimientos de ella la ponía un poco nostálgica con el tiempo aquello era lo mejor de seguir viendo durante años en Hogwarts. Una vez entraron a la habitación Georgie la baja al suelo, para darle más libertad.

    Bruneila observa perfectamente que el pelirrojo favorito se había dado cuenta de su aparición en el lugar, sin embargo, aún no les daba la cara. Aquello le daba mala espina, sabía que sus instintos nunca fallaban del todo.

    ― ¿Fred Weasly se puede saber por qué no fijáis la mirada a mí?

    Mientras lo ve estremecerse y escuchar perfectamente como traga saliva ante la pregunta, se empieza a voltear levemente. Sin embargo, un sonido de cosas crujiendo quita tensión por unos momentos en la situación, el hocico de la cachorra se dirige hacia donde estaría George encontrándose con que el pelirrojo se había sentado en la cama con una bolsa de palomitas de maíz observando cual si fuera una escena cinematográfica que está apunto de observarse, justo la parte más emocionante.

    ― ¿Qué...?

    ― No preguntaré porque guardas tanta comida para cuestiones como estás. ―suspira resignada, pero muy en el fondo le daba gracia como este loquito pelirrojo aprovechaba estos momentos para ser gracioso.

    ―Traición hermano, cuídate las espaldas George ―dice en un tono apagado Fred, indignado mirando hacia ellos, pero cubriéndose el rostro.

    ― Descubre el rostro, no se a que teméis, pero ya no me hace gracia esta conversación.

    La cachorra se acerca firme hacia Fred quien tiembla una vez que siente la pata de ella sobre una de sus rodillas.

    ―Pro-promete que no te enojarás conmigo. Pro-promételo Bru. ―se escucha un tartamudeo del pelirrojo.

    ―Te lo prometo. Ahora déjame verte.

    Ella no iba a admitir tan abiertamente la preocupación y tensión que sentía en ella, no le gustaba que temieran de ella, pero eso tan solo dejaba a pensar que algo había hecho y ella estaba involucrada, de eso no estaba dudosa.

    ―Bien...

    Se escucha como un suspiro sale del pelirrojo, mientras los crunch de las palomitas de Georgie se escuchan de fondo, tras un silencio. Una vez que Fred se descubre el rostro, se logra ver como el ojo derecho se encuentra hinchado, el labio inferior roto, sin embargo, en sus ojos tan solo se veía intriga y miedo de algo más al estar viéndola.

    ―Pero que...

    Las palabras no le salían, los ojos marrones casi negro no se creían lo que pudieran observar justo en ese momento, se sube en un salto hacia la cama y con mucho cuidado acaricia el mentón del pequeño pelirrojo viendo como este hace una ligera mueca cuando lo hace inclinar un poco el rostro al ver los moratones visibles en la mejilla.

    ― ¿Q-que te hicieron? ¿Por qué...?

    ―Fue...un malentendido? Sí, eso fue. ―parecía afirmárselo para sí mismo, sin embargo, parecía estarse debatiendo si realmente lo había hecho bien.

    ―Mentir está mal.

    No hizo falta que George abriera la boca para decir el chisme. Un ladrido le había salido del coraje al verlo así de lastimado, también se empezaba a enojar que estas situaciones se le escapase de las manos.

    ―Pero... no te, yo no te estoy mintiendo...

    ―Deja-de-hacerlo ―un gruñido y ladrido se le sale, cuando empieza a sentir como el pelirrojo la empieza a abrazar, pero nota perfectamente como sus nudillos también están rojizos.

    ―Yo...

    La mirada gélida y seria de Bruneila hace tragar saliva nerviosamente, poniendo recto por reflejo a Fred, quien baja la mirada regañado. Las palabras sobraban cuando ambos se miraban directamente.

    ―Me molí a golpes como un muggle por culpa de un chico. Y-yo no lo iba a permitir, yo no iba a permitir que alguien más ensuciara tu nombre...―admite mientras nota como Fred vuelve a tensarse.

    ―Pero Fred, vosotros sabéis que lo que digan de mi me tiene sin cuidado, vosotros sois quienes me importan no...―empieza a decir, pero es interrumpida.

    ―No, tu eres familia, tu eres importante... además no iba a permitir que alguien se acercase en ese plan a ti, me quema, no puedo permitirlo. ―admite, pero esta vez levantando la mirada, la seguridad y corazón de fuego estaba escrito en el reflejo de sus ojos, logrando estremecerla.

    Bruneila sabía que esas palabras complicadas de entender, que parecían un rollo de estambre eran solo sentimientos que iban tomando madurez, madurez que a ella le sobraba, pero no deseaba romper los lazos y ambiente que ya tuvieran.

    ―En otras palabras, mi querida Bru, nuestro querido Freddie cegado por los celos se peleó a lo Muggle con un chico que profesaba por todos los poros estar enamorado de ti. ―explica en idioma más fácil el mensaje oculto, George.

    Ganándose una mirada furibunda de parte de su hermano, sin embargo, Bruneila se queda quieta sin poder reaccionar ante las sinceras palabras, junto al montón de sensaciones que podía haber sentido acariciar cada hebra de su ser al tan solo haber escuchado las palabras de Fred. Mientras que ambos Weasly se empezaban a preocupar al verla perdida sin siquiera reaccionar como creían que se desataría. Pero un golpecito en la puerta de la habitación los hizo saltar a cada uno, aunque Fred se queja un poco al sentir el dolor en algunas costillas, trayendo de vuelta al presente a la cachorra.

    Bruneila salta del regazo de Fred al suelo, quien intenta seguirle, pero esta gruñe, haciéndolo que se detenga a pasos de ella.

    ―Tobago te sanará y espero que para la próxima me avises cuando vas a tomar fuerza por mí. Sé rechazar a las personas con tacto, no es necesario que te expongas y dañes por mí ―dice seria, logrando que Fred frunza en ceño.

    Pero esta se voltea, y calla inmediatamente al ver lagrimas deslizarse por sus mejillas peludas, sintiendo el dolor de las palabras.

    ―L-lo siento... yo creí...

    ―No te quiero perder, por favor, búscame a la próxima que tengas estos arranques de celos y lo solucionaremos juntos. Pero no te dejaré más que, no, no dejaré que ningún Weasly vuelva a repetir esto.

    Las palabras habían salido tan fluidas que ambos pelirrojos sintieron el fresco de la situación enfriada por la seria postura, los habían descubierto. Estaban fritos, sus hermanos también, ambos tragaron saliva quedando tiesos al mirar hacia donde se percibió otro toque en la madera, mientras que la puerta se abre y se ven tres elfos con el botiquín en mano.

    ―Ama, disculpe la tardanza.

    Aquel elfo que siempre ha estado para la animaga nuevamente encabezaba la curación del pelirrojo, siempre lo hacía ya que este y la elfina eran los que siempre se encargaban de la salud principal de Bruneila. Y quiérase o no admitir así era Azur con ella, siempre se metía en peligros por ella.

    ―Tranquilo, espero puedas mitigar un poco el dolor, vendré más tarde.

    ―Cuídese Ama.

    ―Lo haré, gracias.

    Sin más aquel grupo la ve partir, mientras que Tobago tan solo se dedica a morderse la lengua al ver el estado del pelirrojo favorito de su ama, con razón estaba tan mordaz.

    ―Me encantaría tener el placer de que contéis vuestra versión para mí, jóvenes.

    Tobago siempre había respetado a cualquier persona, aunque deseaba esta vez ayudar en el problema para salir vivos, ya que parecía que se habían metido todos los Weasly. Fred se queja de dolor al sentir el ardor del alcohol en el labio roto.

    ― ¡Auch! Ten cuidado, duele...

    ―Si Joven Weasly.

    ―Aww, ¿el bebito Freddo, va a llorar? ―se burla divertido George para relajar el ambiente, aunque estaba demás recalcar que también se sentía en peligro. Aunque tal vez, tan solo tal vez, estaba muy en el fondo preocupado.

    ―Georgie cállate...―se queja adolorido y molesto por todo.

    ―Uff, claro que le contaremos a Tobago, nunca me cansaré de contar tu gran épico momento de Fred sansón muggle ―bromea aún más George, quien esquiva con suerte un zapato.

    Preferían ambos pensar en eso, que en lo que en verdad pasaría una vez que Bruneila Sabbath Runirix cayera en cuenta de cómo había quedado el chico a quien enfrentó. Sabían ambos que ella nunca diría sus planes como tal, desde Will hasta Percy se comprueban que así sería. Sin embargo, no sabían cómo realmente ella resolvería este asunto en el que se habían metido, pero sabían que, en las vacaciones, cuando visitaran a su madre, tendrían que tener cuidado con su cachorra.

    ¿Realmente había sido buena esta reacción en ella? ¿O realmente la habían liado fea esta vez? Sin duda, para ellos su amiga animaga siempre sería un misterio para ambos.

    [...]
     
    Última edición: 27 Octubre 2021
  20. Threadmarks: Capítulo 16.
     
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    Una cachorra en...¡Hogwarts![Fred Weasly]
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    Capítulo 16: "Querer y poder no son las mismas cosas"

    Maratón 2/5

    Realmente no sabría que pensar, creía estar preparada para el revoloteo de sentimientos de Fred Weasley más no creyó que sería tan a temprana edad. Por ende, buscó entre la multitud entre cada casa algún chico herido, y al no encontrar merodeando a nadie fue directo a la enfermería. Pomfrey la dejó pasar sin problemas, la cachorra y la detuvo antes de que se marchase a quien sabe dónde.

    Ya que al ver justo a un chico de Hufflepuff acostado en la camilla con más golpes pero en descanso, se empezó a sentir culpable. Miró a Pomfrey, se inclinó, agachandose avergonzada y en vergüenza ajena como culpable, pidiendo perdón por este trabajo que le tocó atender.

    -Oh, querida Sabbath, no hace falta que te inclines. Es normal que entre chicos se peleen de vez en cuando -dijo con una mirada dulce y comprensiva.

    -Ha sido mi culpa, no se como atraigo a los chicos estando en este cuerpo, se supone que estas cosas no deberían pasar. No tengo edad para ellos, ni merezco ese tipo de atención. Usted sabe que estoy aquí para velar por los demás pero yo... Yo me se cuidar por mi misma.

    Pomfrey se ríe levemente, agachandose para levantar la cara de la cachorra abochornada, quien parecía pesarle los daños colaterales. Sin embargo, con suma delicadeza la alza entre sus brazos como un bodoquito.

    -Permítame decirle, los sentimientos no se fuerzan solo nacen, si estos chicos de hoy se enamorasen de usted es porque desean agradecer y conocerla por todo lo que ha hecho. Tal vez algunos solo son sus admiradores, otros enamorados y otros confundidos. Pero ambas sabemos que esto es normal que suceda. Por lo que, ya Dumbledore dirá las consecuencias de su pelea, tiene suerte que Snape no los haya visto en plena situación.

    Un suspiro resignado sale de la Cocker spaniel, cada día los pelirrojos hacían más manías nuevas que se le escapan de las manos. Por lo que con una suplica silenciosa dice:

    -Me quedaré a hablar con él, ¿puedo, Miss Pomfrey?

    -Por supuesto, así aprovecho para hacer más poción. Ese pelirrojo de Gryffindor es un chico muy terco y protector, ha dado en buenos puntos los golpes, el muchacho realmente no se lo esperaba. -sonríe nerviosamente, para luego bajarla y marcharse.

    «Claro que Fred y George, siempre se ponían a ver películas muggle de pequeños» pensó. Nota mental, quemar esas películas o regalar a orfanatos, esos pequeños ya no se aprenderán malas cosas. Al menos, no por ahora.

    -¿Uh? Auch...

    Se escucha un quejido, el joven muchacho se encontraba acojonado de dolor, abrazándose el estómago. Pero poco después este chico de cabellos negros y ojos grises empezó a tener sonrojadas las mejillas.

    -Ma-Madam Sabbath

    -Buenas noches, ¿como se encuentra? -dice, acercándose a la cama, para luego subirse sobre una silla.

    -M-mejor, y-yo... Esto... -tartamudez nerviosa es lo que el joven de al menos 17 años padecía al verla- A-asumo que ya sabe las noticias...

    Este baja la cabeza en signo de vergüenza, tal vez, la había cagado, sabía que ese pelirrojo Weasley era el favorito de la animaba y el zas, va y se pelea.

    -No se equivoca, sin embargo, me gustaría escuchar vuestra versión, ¿me lo concedería?

    El corazón del chico estaba a mil por gota, escucharla tan de cerca hablarle, su educación, el respeto que recibía, era todo lo que siempre observaba desde la lejanía, realmente tenía ganas de sentir el pelaje cuidado entre sus manos y saber si eran como los chismes lo describían.

    -S-si... Sería un honor, mu-muchisimas gracias por darme la oportunidad de explicarme. Y pido perdón de antemano por mis acciones. -pide temeroso.

    Al conectarse las miradas el chico percibe un cálido manto cubrirlo, este se estremeció y pudo notar perfectamente como se encontraba recordando el momento, al mismo tiempo que parecía sucumbir a un especie de somnolencia sin dolor.

    ○El joven Hufflepuff se encontraba hablando con unos amigos de la misma casa, comentando algo con suma emoción.

    -Ya Henryk, ya sabemos que la Miss Sabbath está en la clase de McGonagall -dice uno de los chicos ya cansado de tanta emoción.

    -Shhh, no me lo recuerdes Harold. Que lastima que ya pasé esa materia, iba a ser una gran oportunidad para así poder conocerla. Realmente sería un sueño hecho realidad poder al menos estar en una conversación con ella, mis amigos de Ravenclaw dicen cosas buenas de ella, y me gustaría conocerla sin los chismes...

    -Henryk ya supéralo, como dicen los muggles, ella solo será tu crush. -dice el de cabello Rubio con peinado medio punk, ojos color verde mate.

    -Mirlo, Déjame soñar al menos, no sabes cuánto es el amor que siento brotar con cada vez verla. Escucharla hablar tan dulce y protectora con la casa de Ravenclaw. -se queja el chico de Hufflepuff, Henryk.

    Pero no vieron que dos pelirrojos iban riéndose de alguna cosa pero pararon al escuchar lo siguiente.

    -Henryk, el hecho de que estés enamorado de la señorita Bruneila no quiere decir que ella te vaya a corresponder, hermano, recapacita antes de meterte en problemas -dice nuevamente el tal Mirlo, el de cabello negro con una mecha rubia cual si fuera de un rayo.

    -Pero, aunque me meta en problemas tan solo quisiera poder llegar a ser su amigo, ¿quien sabe tal vez Merlin me guarde las espaldas? y pueda hacerle ver mis sentimientos sin temor alguno. -suspira mientras se revuelve el cabello pensando en aquel momento el de pelo negro de ojos grises.

    -Yo no diría eso, la tienes un poco difícil si la vez siempre en Compañia de los Weasley. Todos los pelirrojos alejan a los futuros pretendientes, si no eres aceptado para ellos, no llegas hasta ella. Aunque no creo que la Señorita Bruneila sepa de estos últimos ajustes -dice Mirlo bastante pensativo, tragando saliva al imaginarse- Sería facha observar que la Miss se transforme en dragón por enojo, ¿no? -mira con ojos soñadores.

    -No digas tonterías, Mi perruna crush no sería capaz de enojarse como tal, ¿acaso no has leído la sección de los animagos? Se lee perfectamente que aquello es más complicado porque el símbolo del dragon esta marcado en su pasado. Si fuera yo, ni siquiera lo dibujaría en mente. -la defiende Henryk.

    -Bru, es mucho más que eso. Y no permitiremos que alguien llegue a ella solo por las historias que han escuchado -dicen ambos Weasley.

    Sin embargo, parecía que Fred estaba más serio que de costumbre, aquello era extraño.

    -Bruneila no está interesada en nadie, por ende, no intentaras nada por respeto. -dice Fred, mientras se recuesta por la pared.

    -No querrás decir, ¿que solo la quieres para ti? No es un mito de que estés enamorado de ella, pero como parece ser solo te ve como su pequeño amigo -dice Harold.

    -Solo queremos velar su paz, ya suficiente tiene con su pasado. -contraataca George pasivo.

    Henryk se siente impotente, y da un paso atrás.

    -Y-yo quisiera intentar ayudarla, quiero... Quiero conocerla.

    -Querido, te lo estoy diciendo de buenas a primeras, querer y poder no son las mismas cosas. Bruneila no está en condiciones para una amistad por el momento, así que te agradeceríamos que dejaras esto en el olvido y sigas con tu vida-dice empezando a perder la paciencia Fred, al acariciar su entrecejo.

    -No. Ustedes no tienen derecho de privarle las cosas. Estoy seguro que ni lo sabe, yo voy a intentar llegar a ella, prometo no hacerle daño. Tal vez... ¡Tal vez yo puedo hacerla salir de su forma animada con el amor puro que tengo para ofrecer!

    Ambos se habían enfrentado en miradas serias y firmes, aunque el Hufflepuff parecía estar temblando de nervios.

    -¡No! Bru es mía.

    -¡Ella no es una cosa!

    -¡Lo sé, pero tu no sabes nada!

    -No, tu eres quien no sab-...

    Y los golpes fueron comenzando en aquel pequeño momento, viendo como todo se fue generando, siendo así como el pelirrojo había quedado victorioso, mientras que el Hufflepuff malherido a golpes.

    -Para... No nos meteremos con ella, pero por favor ya no lastimen a nuestro amigo...

    Harold pide tembloroso e impotente al verlo así, pero sabía que una pelea más equivaldría a otro más, por lo que con ayuda de Mirlo lo llevan a la enfermería, a tiempo habían salido de aquella situación, porque después McGonagall aparece frente a los pelirrojos siendo llevados al Despacho del director. ○

    -Ya veo... -suspira la cachorra, mientras cierra sus ojos por momentos, se había olvidado de respiración al ver todo el recuerdo en su mente.

    -Per-perdoneme por ser un tonto, Ma-dam..

    -Henryk, en parte los pelirrojos tienen razón. No tengo espacio para más amigos, yo solo estoy aquí para velar por Hogwarts. El amor no está en mis planos en estos momentos. Ni siquiera se con certeza cuando lo estaré. -se baja de un salto algo cansada al suelo- Perdoname por no poder corresponder sus sentimientos.

    Se empezó a ir, sin embargo, el joven intenta decir en balbuceos ante la repentina necesidad de descansar que su cuerpo le ordenaba caer.

    -N-no es un capricho...

    -Hay mucha más vida para ti, conmigo no hay un futuro cierto. Por favor, concentrate en ser mejor persona y conseguir un futuro real.

    Se marcha, una vez que escucha como la respiración del chico de calma, demostrando que ha quedado dormido al fin. Si bien, el ver el pasado siempre había sido agotador, ella tenía un don heredado de su familia y solo habían pocos lo que podían ser testigos de ese, ver el pasado a veces no tenía buen sabor.

    [...]
     
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