Una asesina.

Una asesina​

No podré aguantar más, él sigue mis pasos, él me vigila, y creo que sabe lo que estoy por hacer con él. Siempre detrás mío, observando mis movimientos. Pobre tonto, si sigue así no me quedará más remedio que asesinarlo, él no debe descubrir mis planes, tampoco debe interferir en ellos.

No quiero matarlo, pero si se entromete demasiado, deberé hacerlo. Éste es el robo más grande que efectuaré, y no debe haber ningún error.

El banco Central de la ciudad tiene más del %79 de los ingresos del país, si consigo asaltarlo, seré rica, y la muerte de Ainee no será en vano.

¿Quién es Ainee? Oh, pues bien, ella es... mejor dicho, ella fue mi hermana. Mi mejor amiga, mi confidente, mi "happy friend". Así solía llamarla yo, cuando íbamos juntas a nuestras clases de inglés. Siempre tan fresca, divertida, y fiel compañera. Su negro cabello se confundía en la noche, y sus bellos ojos azul mar, se veían como reflectores en la oscuridad. Con ella realizé mi primer asalto a una casa, y digamos que no terminamos bien. Al final, los policías llegaron, y por poco nos arrestan.

Luego de eso, nos unimos a una pandilla, así, los robos se hicieron más fáciles. Casi siempre, eramos Ainee y yo las que nos disfrazabamos de niñas exploradoras, y cuando abrían la puerta, sacábamos navajas de la bolsa de galletas; amenazábamos a los dueños de la casa, y más tarde llegaban nuestros compañeros.

Todo ésto lo realizamos a la edad de catorce años, y a los pocos meses, éramos profesionales. Contando que nuestros amigos de la pandilla eran tres años mayores que nosotros, y contaban con más experiencia. Ellos nos enseñaron varias cosas, pero las demás las aprendimos solas.

¿Y sus padres?, pensarán ustedes. Tsk, mi padre es un cura y mi madre había fallecido en un accidente de auto, así que, mi papá nos mandó a un convento, a mí y a mi hermana. Vamos a decirlo enserio, ninguna de las dos lo soportaba.

El convento era un infierno para las chicas malas cómo Ainee y yo. Estabamos hartas de las monjas, así que luego de siete meses, escapamos.

¿Cómo lo hicimos? ¡Ja! Fue lo más fácil que hice en mi vida, y mi primer asesinato. No me arrepiento de lo que hice, fue por las ganas de escapar de aquel encierro, y por mi hermana. O al menos eso trato de mentalizarme.

Una noche muy calurosa, vinieron nuestros compañeros, y gracias a ellos, conseguimos una pequeña distracción.

Ainee me llamó, y salimos corriendo de la habitación. A mitad de camino, un guardia se nos puso adelante, bloqueándonos el paso. Mi hermana se lanzó hacia él, y cómo era hábil en las artes marciales, lo tiró al suelo, dejando que su arma resbalara hasta mis pies.

Detrás de una pared apareció George, mi novio. Me dijo que disparara, porque el guardia se estaba levantando y por lo que se veía, intentaba atacar a Ainee, y lo hice.

Así es, jalé el gatillo, y maté a una persona. Maté a un humano, y en mi interior, creció una bestia, algo que deseaba seguir matando, un deseo que no pudo ser contenido.

Sin pensarlo, sin planearlo, y sabiendo que el guardia estaba muerto, volví a disparar. Recuerdo que el sonido de las balas saliendo del arma era mi delicia, contando que en ese momento, me sentí cómo la reina del mundo. Me sentía invencible.

La voz de mi hermana me sacó de mi trance, haciendo que dejara de apuntar al agujereado cuerpo del hombre.

George me dijo que corrieramos, debido a las monjas, que habían llamado a la policía.

Salimos del establecimiento, con el corazón en la boca, y muy agitados. Ainee estaba cansada, así que decidió descansar un poco.

Por suerte, estabamos en una región llena de árboles y nos habíamos alejado del convento, lo suficiente para escondernos y reponernos tranquilamente, sin necesidad de vigilar, por las dudas que los policías nos siguieran.

Con desesperación, besé a mi novio, la verdad que lo deseaba bastante, ya que hacía meses que no lo veía. Luego con un abrazo, saludé a mis viejos amigos, a mis compañeros, a mi pandilla.

Me recosté debajo de un árbol, tratando de calmar mi cuerpo lleno de adrenalina. Cerré los ojos, y comenzé a contar ovejas. Si, es algo idiota, pero no podía conciliar el sueño.

George se recostó a mi lado, y tomó mi cintura. Realmente deseaba estar con él, lo había extrañado mucho.

Mi mente comenzó a contar las ovejas muy mal, y supe que ya podía dormirme.

A la mañana siguiente, Crissa, una de las chicas de la pandilla, me levantó, diciéndome que los policías habían traído perror rastreadores, y no recuerdo que más me dijo.

Ainee estaba despierta, y se sacudía la ropa con desesperación. Cuando estuvimos todos listos, echamos a correr.

Creo que fue mi imaginación, pero escuché la voz de mi madre a lo lejos. Si, la escuché gritándome que estaba mal lo que hacía.

Me repetí: "No la escuches, Sandy, ella no es real, es sólo tu imaginación"; pero era imposible. Esa voz me seguía a todas partes.

Conseguí apartarla de mi mente, y pude seguir mi camino.

Después de unos quince minutos, detuvimos la marcha. Habíamos llegado al pueblo más cercano.
Teníamos dinero, mucho dinero, y necesitabamos ropa, comida, y un lugar en dónde hospedarnos.

Lenny, uno de los líderes de nuestro grupo, rentó unas habitaciones en el "Rocket Apart Hotel". Crissa, Ainee y Milo , fueron a comprar las provisiones, y yo me quedé en el hotel. De los demás no supe nada. Según Milo, tenían algo en mente.

Estaba muy cansada para pensar en lo que harían mis compañeros, y , para despejarme, decidí tomar una ducha. Tomé unos toallones del armario y me dirigí al baño.

Cuando entré me quedé sorprendida ¡En mi corta vida, jamás había visto un baño tan hermoso!
Paredes con azulejos azules, con pequeñas flores dibujadas en cada esquina. En la pared, había un gran espejo, luego estaba la ducha, también compuesta por una bañera, y a la orilla varias sales de baño.

Abrí la ducha y me metí. Era tan relajante sentir cómo el agua corría por mi espalda, algunas veces haciéndome cosquillas, pero igual, no había tenido una paz así en varios meses.

Algo cansada del agua, salí y vi mi reflejo en el espejo. Cabello marrón con rulos hasta la cintura, grandes ojos azules, iguales a los de mi hermana, y piel blanca como la leche. Nunca fui vanidosa, pero en ese momento sentía que era la mujer más bella.

Salí a la habitación a cambiarme. Arriba de la cama había una caja, y, encima de ésta, una nota.

"Estamos en el café Plurish, en la calle Falcort. No te tardes, es una reunión urgente."

No había firma, pero por la letra pude reconocer que se trataba de Ignis, la novia de Lenny, y segunda al mando de la pandilla.

Abrí la caja, y adentro había ropa. Una blusa roja, un pantalón de cuero ajustado y zapatos negros de tacón. Sin duda alguna, Ig sabía de mis gustos.

Me cambié rápidamente y salí. Afuera, el cielo estaba adornado de un sol grande y radiante, eso fue suficiente para estar feliz.

Tuve que preguntarle a varias personas en dónde quedaba la calle Falcort. Para suerte mia, un viejito me indicó el camino.

Llegué justo a tiempo para la reunión. Adentro esperaban todos, por la cara que tenían parecía que tenían algo importante que decirme.

Me senté al lado de George, qué tenía una mirada algo extraña. Lo estuve mirando un buen rato, hasta que él se dió cuenta, y me dedicó una de sus sonrisas. Dios, lo amo tanto.

Lenny se levantó, y con voz solemne dijo:

—Compañeros, y compañeras, sé que hemos efectuado varios robos en éstos pocos años juntos, algunos con consecuencias—calló al decir ésto. Seguramente estaba recordando la muerte de Mandy, su hermana—Pero no hemos evitado que eso nos detenga, por eso, amigos míos, les propongo una gran azaña, les propongo realizar el asalto al banco Central.

Nos miró a todos, esperando una respuesta. Yo comenzé a escudriñar a mis compañeros, uno por uno. Ignis miraba a su novio con respeto, Crissa miraba al suelo, mi novio jugueteaba con sus dedos, Ainee sonreía con gusto, y los demás tenían caras de miedo.

Lenny le preguntó a todos los que estaban allí si accedían a asaltar junto a él, y para sorpresa mía, todos dijieron que sí. Incluso yo misma.

Luego todos nos dirigimos al hotel, y festejamos. Esuvimos toda la noche bebiendo, y contando chistes, anécdotas.

Cerca de la madrugada, George me dijo que era hora de ir a dormir. Mi novio siempre se ha comportado como un padre conmigo, es algo que no me gusta mucho de él, pero cómo estaba muy cansada, accedí.

El resto de los días los ocupamos para investigar el banco, contando que Crissa y yo fuimos a buscar información. Reunimos varios planos, ubicaciones de las cámaras de seguridad, e investigamos sobre los guardias.

A Ainee y a Ignis se le había asignado vigilar los movimientos del gerente, y... una noche, Ignis volvió llorando al hotel. Nos contó que los policías habían matado a mi hermana de un balazo en la cabeza, además de que antes, le habían sacado información.

Grité con todas mis fuerzas, y le pregunté a Ig quién había sido, y lo que me contestó que fue mi padre.

Mi padre, mi querido papito mató a su hija. Mató a Ainee. Desde entonces, estoy persiguiéndole, ya que sabe demasiado sobre nuestro plan, y quiero cobrar venganza.

Eso nos remonta ahora, en dónde estoy en un callejón, esperando a que mi papi venga por mí; cómo dije antes, el me sigue, así que no hay más remedio.

Ahí llega, justo cómo pensé.

—Sandy, por favor, recapacita. No debes hacer ésto, soy tu padre, y te lo imploro. Por favor —de rodillas me lo pide. Maldito, ¿se cree que con lo que hizo lo dejaré escapar?

—Tu mataste a Ainee, y debo vegarla ¡La mataste sabiendo que era tu hija! ¡La asesinaste! —no puedo contener mi furia, por Ainee, por mi, y por mis compañeros, tendré que matarlo.

—Ainee se lo merecía, no digo que éste bien lo que hice, estuve varios días de luto por ella, y rezé por su alma...

No le dejeré que siga. Lo mataré tal y cómo el hizo con mi hermana. Un tiro en la cabeza.

—¡Muere! —grito con fuerza. Levanto el arma y disparo justo en la cabeza.

Con un ruido pesado, cae al suelo. Espero que quedes satisfecha con ésta venganza, "happy friend".

Si, maté a mi padre, ¿por qué? Porque quería cobrar venganza, porque soy una ladrona, y una asesina.

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¿Errores? Díganlo, no muerdo x3.