Long-fic de Inuyasha - Un viaje al pasado

Re: Un viaje al pasado

Este capitulo va dedicado ala nueva lider de foro Windmiko

Capitulo 42
Kikyo pov:

Me encontraba en un lugar muy extraño, cubierto por una espesa niebla donde apenas se podía ver a dos siluetas detrás de ella.

Pero ¿en donde estaba? Ese lugar paresia ser la misma nada solo veía la espesa niebla, trate de caminar a hacia ellos, pero no podía, mis piernas no me respondían. La niebla parecía estar disipándose y pude ver que estaba en un enorme palacio.

Cuando toda la niebla se fue, vi al ese demonio de cabello plateado que amaba y a su lado había una mujer. Sesshomaru tenia el seño fruncido, cuando pude ver mejor a la mujer distinguí que era idéntica a el en muchas facciones de su rostro excepto que en su boca se alzaba una sonrisa cínica, como si estuviera disfrutando de algo.

La mujer era muy bella, tenia un kimono celeste mezclado con rosa y la misma estola que Sesshomaru siempre traía.

-No se que haces aquí Sesshomaru, pero yo no tengo nada que ver con eso-le dijo la mujer con una vos melodiosa mezclada con malicia.

El seguía con seño fruncido, yo no sabia que hacia entre esa escena, ni siquiera podía moverme, me mantenía parada como una estatua.

-Tu sabes muy bien porque-el sin moverse de su posición la tomo del cuello-libérala llano tiene nada que ver contigo-el oprimió su cuello con mas fuérzala, pero la mujer mantenía su sonrisa cínica.
-No se porque te preocupas por una humana y un par de chiquillos mitad bestia-la mujer soltó la mano de Sesshomaru de su cuello y entrecerró los ojos.

¿Por unos chiquillos mitad bestia? ¿Qué quería decir ella con eso? ¿Acaso esa mujer era yo? ¿Acaso esos niños mitad bestia de los que hablaba eran hijos míos?

Sesshomaru se sorprendió y la mujer volvió a sonreír ¿Qué era lo que le causaba tanta gracia?

-Si vienes por eso lamento decirte que ninguno de ellos están vivos-abrí mis ojos de repente y todo mi cuerpo tembló ¿Qué quería decir esa mujer con eso?-Ella murió en el momento en el que dio a luz a esos niños y ellos ya estaban muertos antes de nacer-Ella puso cara de melancolía, pero no me engañaba, podía ver en sus ojos ambarinos que lo disfrutaba.

Caí de rodillas, lágrimas de dolor y rabia salían de mis ojos. Había luchado tanto por mantenerme con vida para poder estar a su lado, pero parecía como si el destino se empeñara e que yo muriera.

La niebla volvió a aparecer y ellos dos se desvanecieron, trate de gritar, pero no podía, las palabras no salían de mis labios. Me sentía perdida ya no había nada acaso estaba muerta y mi espíritu se preparaba para partir.

Por un momento pensé eso, pero me exalte cuando escuche una vos llamándome.

-Señora, señora despierte por favor-me llamo una vos.

Abrí los ojos lentamente y vi a una mujer muy cerca de mi, sus ojos eran negros su cabello rojo como llamas estaba atado por un improvisado rodete, traía un kimono amarillo con dibujos de hojas.

Me miraba con preocupación, ella sostenía mis hombros, estaba muy aturdida, pero cuando entre en razón pude reconocerla. Ella era Hikaru la mujer que me había acompañado desde que viva en aquel lugar.

-Hi… Hikaru-susurre tratando de incorporarme.- ¿Qué sucede?
-Señora, que bueno que despertó usted estaba gritando-me dijo cuando me pude recomponer del aturdimiento, divise que estaba en mi habitación. Todo eso había sido un sueño.
-Estoy bien Hikaru, solo fue un sueño-le respondí levantándome de la cama y dirigiéndome al baúl donde guardaba mi ropa.
-El señor se fue hace unas horas dijo que vendría en una semana, porque tenia que resolver un inconveniente-me informo mientras me vestía poniéndome mi rutinario kimono azul.
-Bien-le respondí-¿Me llego alguna carta?-Le pregunte a punto de salir.
-Si de la señorita Sango-me extendió un papel con su mano color nívea.
-Gracias-le agradecí y salí a los jardines con la carta entre mis manos.

Ya hacían ocho meses desde que Naraku había sido derrotado, después de eso no supe mucho de los demás. Yo misma les había enviado una carta anunciándoles mi matrimonio, por lo que me desearon mucha felicidad y yo también hice lo mismo con mis amigos.

Me senté en una hamaca que había colgando de un hermoso árbol de cerezos, abrí la carta de Sango y comencé a leerla.

Kikyo:

¿Cómo has estado?

Aquí todos estamos bien, Aome ya confirmo que esta embarazada y yo ya e cumplido los tres meses. Miroku y yo nos quedamos viviendo en el templo del señor Mushin y esperamos ir a visitarlos pronto. Kohaku pregunta muchas veces por Lin cada vez que te escribo una carta. Seguramente esta muy feliz de tener una madre como tu, espero verte pronto.
Sango
PD: Aome ira a tu casa.

Serré lentamente la carta y me deje caer sobre el pasto, pensé en cuando vendría Aome y en porque me sentía mareada.

Otra ves la misma pesadilla, otra ves las mismas personas las mismas frases y el mismo lugar. Desperté angustiada, esos sueños parecían tan reales, cuando sentí que una mano se poso en frente abrí los ojos. La mirada ambarina de Sesshomaru me tranquilizo, pero me di cuenta de que estaba fuertemente aferrada a su camisa.

Solté mis manos y el me rodeo con sus brazos, sentí una reconfortante paz al estar cerca de el, serré los ojos, pero no quería dormirme ya que si dormía volvería a tener esas pesadillas.

-¿Estaba gritando?-Le pregunte riendo levemente.
-Si-me respondió en un susurro.
-Descuida fue solo un sueño-le respondí antes de que me preguntara, ya que no quería hablar de eso.
Me quede dormida en sus brazos tratando de no pensar en ese sueño.

Dos semanas después me sentía peor que antes, casi siempre estaba algo mareada y una tarde por poco caí de las escaleras si un guardia no me habría atrapado. Sesshomaru se había ido por dos semanas a atender un asunto en las tierras del sur y yo me la pasaba en los jardines entreteniendo a Lin y aprovechando para aspirar el dulce aroma a cerezos.

-Vamos mami-me arrastraba Lin a la puerta delantera para entrar, pero me detuve al escuchar ruidos en el portón.

Al acercarnos al portón, pude ver como los guardias alzaban sus cuchillas contra alguien.
-Nadie pueden entrar aquí-les grito uno de los guardias.
-Por favor déjenos pasar-rogó una voz y yo conocía esa vos.
-En este lugar nadie puede entrar sin el permiso de los señores-exclamo uno, me acerque y vi que esas personas eran Aome e Inuyasha, sonreí y me dirigí a un guardia.
-Déjenlos pasar, ellos no son enemigos-les ordene y ellos bajaron sus armas, le dedique una sonrisa a Aome, pero mi mirada se endureció al ver a Inuyasha.
-Entren-les dije Aome sonrió y entro al palacio junto con Inuyasha.

Aome estaba bastante cambiada, llevaba un bello kimono verde agua, tenia el mismo cabello ondulado de siempre y tenia un pequeño bulto en el vientre seguramente producto de su embarazo.

Nos sentamos en la gran sala, yo le pedí a Hikaru que preparara un té, en cuanto Lin vio a Aome, la abrazo, el aura calida que trasmitían me causaba mucha paz y me distraía de los recuerdos de las pesadillas.

Me alegro, que mi esposo no estuviera ahí, ya que no soportaría la atmósfera de tensión que se formaba cuando Inuyasha estaba cerca de mí. Aome nos divertía con sus conversaciones, nos contaba como estaban todos y sobre como le pondría a su hijo, ella aseguraba que era una niña.

Le dije a Aome que me acompañara a mi habitación, ya que tenia que decirle algo importante.
La habitación estaba pintada de blanco, había una cama en el medio Aome y yo nos sentamos en la cama, yo tome aire para contarle, pero ella hablo primero.

-¿Qué querías decirme?-me pregunto sonriendo.
-Creo que estoy embarazada-la sangre subió a mi rostro en cuanto se lo dije.
-Eso es maravilloso-exclamo, pero yo aje la mirada, cosa que extraño a Aome-¿Qué sucede? ¿No estas feliz?-Me preguntó posando su mano en mi hombro.
-Claro que estoy feliz-mis vos estaba quebrada-nunca pensé que podía ser madre, pero… eso no va a pasar-le dije y ella me abrazo.
-¿Por qué?-Me pregunto dulcemente.

Le conté sobre la pesadilla y que ya sabia porque se repetía tantas veces… eran visiones, lo que soñaba pronto pasaría, pronto moriría junto con lo que llevaba en mi vientre. Aome trato de consolarme, diciéndome que tal vez el destino cambiaria, yo trate de aferrarme a la idea de mis hijos se salvaran, ya que al menos el tendría algo para recordarme.

Cuando Inuyasha y Aome estaban yéndose, Sesshomaru estaba entrando por el portón del palacio, no quitaba su vista de Inuyasha, vigilando que no se me acercara.

En cuanto ellos se marcharon nosotros entramos al palacio, el me miro extrañado.
-¿Qué te sucede?-me preguntó acercándose a mi.
-¿Podrías acompañarme a un lugar?-Le pregunte con la vos quebrada, el asintió.

Salimos del palacio y caminamos en silencio mi respiración estaba agitada, no tenia idea de cómo iba a reaccionar. ¿Se alegraría?

Llegamos a un prado repleto de árboles de cerezos. Aspire el dulce olor de esas flores me tranquilizo, me acerque a el y poso su mano en mi mejilla.
-Algo te esta pasando-me dijo con mirada suave, apoye mi cabeza en su pecho, me abrazo, por un momento dude decírselo, pero ahora una infinita paz invadía mi mente.
-Sesshomaru…-musite-¿Me recordarías si yo muriera?-Le pregunte para iniciar el tema y no decírselo bruscamente. El me tomo de la barbilla, tenia la mirada confundida.
-¿De que estas hablando?-Me preguntó, respire hondo-Kikyo.
-Hace algunas semanas, tuve unas visiones-comencé-era que tú ibas a buscarme a un palacio y una mujer te decía que yo había muerto junto con… -pare por un momento y me arme de valor para decírselo.-Estoy embarazada y esa criatura que nacerá morirá junto conmigo-las lagrimas comenzaron a salir por mis ojos, el no pronuncio ni una sola palabra solo me abrazo, me sentía en paz se lo había dicho.
-No pasara nada-el simplemente mantenía su vos de siempre-no voy a dejar que les pase nada-me confirmo.

Entendí que no tenia que ocultárselo, porque el me amaba y eso lo sabia.

 

Re: Un viaje al pasado

Bueno este es el ultimo capitulo espero que les guste

Capitulo 43
Kikyo Pov:

Podía ver mi hogar, pero paresia que yo no estaba ahí. Lo último que recordaba era que estaba tranquilamente en el jardín jugando con Lin y Kohaku. Lin miraba mi ya crecido vientre, diciendo que no esperaba mas para ver a su hermana o hermano, me alegraba verla tan feliz.

Ahora esto era diferente, en el jardín pude ver a dos niños de no menos de doce años. El niño tenía el cabello corto y plateado, ojos oscuros y una expresión pacifica. La otra joven era de cabello muy largo, casi hasta sus rodillas del mismo color que el del otro muchacho, ojos ámbares que mostraban un sin fin de sentimientos, que ni yo misma podía descifrar.

Los niños se dirigieron a la entrada de la casa y ahí pude ver a Sesshomaru, su mirada seria me extraño ya que podía ver algo de tristeza en ella.

El espejismo se fue asiendo borroso hasta que no pude ver nada. Volví a sentir mi cuerpo otra vez, estaba acostada en una cama, sentía como si todo mi cuerpo estuviera amarrado a unas pesadas cadenas, ya no sentía mi vientre, quise ver por mis pestañas, de nuevo a esa mujer.


De nuevo ella, con esa repugnante mirada cínica y en sus brazos tenía un pequeño bultillo envuelto en una manta blanca, al lado de ella había una mujer con cabello púrpura y ojos grises. Ella como la otra mujer también tenía un pequeño bultillo en sus brazos envuelto con una manta verde.
-¿Qué planea hacer señora?-le pregunto la joven a esa mujer.
-Eso no te interesa-le respondió fríamente, la otra mujer me miro y cerré los ojos rápidamente.
-Es muy hermosa la joven-dijo la joven-estos pequeños son sus hijos y los del joven Sesshomaru ¿verdad?-le pregunto alzando una sonrisa, la mujer frunció el seño.
-Ni siquiera me lo recuerdes-me miro con desprecio.-Esta tonta niña solo lleno la cabeza de Sesshomaru con esos sentimientos humanos y estos chiquillos son la prueba.

Mi mente no lograba entenderlo. Había tenido a mis hijos ¿Y no había muerto?

Trate de moverme, pero no pude, la joven de cabello púrpura se me acerco, pero la mujer la detuvo.
-No la toques, si no quieres morir-le advirtió, la joven la miro confundida-mira su aura, es tan pura que podría purificarte con apenas tocarla, no entiendo como mi hijo puede acercarse a ella.

Uno de los bebes comenzó a llorar y la madre de Sesshomaru frunció mas el seño, lo que me estremeció aun mas.
-¿Qué planea hacer con ellos señora?-la joven mecía a la criatura suavemente, lo que me hizo sentir algo de calma.
-Yo misma me encargare de ellos-esa mujer era desagradable ¿Cómo era capas de hacer eso?

Trate de moverme, pero nada podía hacer; cuando visualice bien, vi que mi cuerpo estaba amarrado por unos pequeños mensajeros del otro mundo. Trate de aclarar mi vos todo lo posible para lograr hablar.

-No se… Atreva-susurre entrecortadamente, me miro con desprecio.
-Tú, no eres nadie para darme ordenes humana-exclamo furiosa sosteniendo con mucha fuerza a la criatura, lo que me estremeció, no era posible que ella tuviera el corazón tan frío.

Mi corazón se estrujaba, ella solo me seguía mirando.

Haci que eso era lo que pasaba en mi sueño, yo no moría dando a luz a mis hijos, era esa mujer la que me acecinaba. Por un momento tuve alivio, ellos no morirían, seguramente ella lo había inventado todo para que Sesshomaru se fuera sin hacerle daño, esa mujer se había ganado mi odio con apenas conocerla.

-¿Por qué hace esto?-susurre y ella levanto una ceja-Ellos no le han hecho nada-ella no parecía sorprenderse solo seguía mirándome con el seño fruncido, giro y le acerco el bebe a la otra joven, quien lo sostuvo con su brazo izquierdo.
-Tu y esos chiquillos, solamente son una perdida de tiempo, no cargare con nietos mitad humano-la sangre empezó a hervirme cuando dijo eso.
-¿Y que importa si son mitad humano?-le dije furiosa, pero sin que yo me diera cuenta ella me estaba sujetando del cuello, mirándome con furia.

No me importaba que ella me matara, lo único en lo que mis ojos se enfocaban era en mis hijos en los brazos de esa mujer de cabello púrpura, tan inocentes, tan pequeños, lo único que deseaba era que ellos se salvaran.

Mi respiración se cortaba cada vez mas, en tanto esa mujer apretaba mi cuello, mis ojos se cerraban esperando a que ella terminara con mi vida. Recordé aquel sueño, la mirada que el tenia, no era su habitual mirada seria, ni tampoco la mirada que siempre me daba a mí.

No.

Esa mirada tenía una profunda tristeza y seguramente los niños también sufrían, seguramente les contaría que su madre era una humana, que siempre se sacrificaba por los demás o tal ves no les contaría de mi, me mantendría oculta en sus recuerdos.

Cuando estuve preparada para que ella me matara, pero de pronto ella me soltó.
Caí al piso, jadeando, tratando de recuperar el aliento, la mujer miro hacia la puerta y la joven se pus pálida como un cadáver.

-Maldito-exclamo la madre de Sesshomaru a espaldas de mí.

Un fuerte ruido se escucho fuera de la habitación, los guardias que estaban afuera estaban inquietos, escuche varios gritos desgarradores.

Antes de perder el conocimiento, pude ver la cara de es mujer llena de furia y la joven de ojos grises con una expresión de terror. Solo podía pensar en mis hijos, en que sucedería con ellos, lo único que quería en ese momento era que ellos se salvaran.

Me encontraba aturdida, me daba miedo abrir los ojos, estaba siendo sostenida por unos brazos. No sabía donde estaba, ni tampoco quien estaba junto a mí. Abrí lentamente los ojos y através de mis pestañas pude verlo a el. Sus ojos ámbar me miraban fijamente.
-Hola-sonreí, el paso su mano por mi flequillo.

Sus ojos no se separaron de mi rostro, parecía estar preocupado, seguía sujetando fuertemente mi cuerpo contra el suyo. Cuando observé con claridad vi que estaba en mi habitación, todo estaba como antes de que yo despareciera. El pánico me invadió cuando recordé a los niños. ¿Qué era lo que les había pasado? ¿Estarían bien?

Me levante bruscamente, pero de pronto mis piernas me pesaron, como si tuviera unas grandes rocas atadas a ellas, me sujeto por la espalda cuando caí, volvió a mirarme, esta vez era mi rostro el que estaba preocupado.

-¿Dónde…?-susurre, pero el me interrumpió.
-Lin y Hikaru, los tienen-cerro los ojos-Kohaku fue a avisarle a su hermana, seguramente vendrán pronto-el me recostó en la cama, yo me aferre a su haori.
-¿Cuánto tiempo e estado inconsciente?-le pregunte mirándolo fijamente.
-Unas dos horas-me respondió con calma, yo me recosté relajada. Sabía que si me levantaba caería de nuevo.

Salio de la habitación, cerré los trate de imaginarme como serian ellos, ya que solo los había visto envueltos en mantas, luego recordé a los niños de mi sueño, esa hermosa niña de cabello largo plateado, con ojos ámbares y ese niño con mis mismos ojos y una bella expresión de paz.

Aome Pov:

El llanto de mi hija me despertó; Gire para ver la cuna de mi pequeña, ella estaba llorando y sabía que Inuyasha no iba a levantarse.
Me levante sin hacer ruido, camine unos pasos hacia la cuna de Chijaru, ella era tan linda, tenia mis mismos ojos y unas cuantas mechas plateadas en su cabello negro.

Cargue a Chijaru en mis brazos y baje, seguramente mi madre estaría despierta.

En la cocina mi mama estaba preparando el desayuno, me dio una gran sonrisa y siguió poniendo la mesa.
-Buenos días hija-me saludo mi madre sonriendo-¿Cómo esta la pequeña princesa?-Preguntó, me gustaba bastante el sobre nombre que le había puesto ella a mi hija.
-Esta bien, es gruñona como su padre-bromeé ella estallo de risa y yo la seguí.
-No es cierto-era la vos de Inuyasha detrás de nosotros, con el humor de perros con el que se levantaba.
-Ya Inuyasha, fue una bro…-en un segundo sentí como mi cuerpo caía hacia atrás con mi hija en mis brazos.

Inuyasha me tenía en brazos, sentí como mi madre me quitaba a mi niña de mis brazos, mi cuerpo estaba entumecido, en mi mente veía la imagen de una mujer muy parecida a Sesshomaru, estaba sujetando a alguien del cuello y su mirada repleta de furia me estremeció.

-Kikyo… Esta en peligro-susurre aun en ese extraño transe.
-¿De que estas hablando?-Me preguntó preocupado, trate de moverme y me di cuenta de que estaba en una silla.
Gire para ver el rostro preocupado de mi esposo y a mi madre con Chijaru en sus brazos, los dos estaban esperando a que yo dijera algo.
-Debemos ir a la época antigua-dije levantándome a toda prisa.

Me puse el kimono que usaba para trabajar como sacerdotisa en la época antigua, le dije a mi madre que se encargara de Chijaru, tome mi arco, mis flechas y saltamos directo al poso que se encontró siempre en mi templo. Llegamos a la antigüedad y vimos a Sango delante del poso junto con Kirara me sorprendía que dejara a su pequeño hijo de dos meses en su hogar, pero seguramente estaba con Miroku.

-¿Qué sucedió?-le pregunte, tal ves ella sabia lo que estaba pasando, yo solamente tenia esa extraña ensoñación.
-Kohaku, vino anoche diciendo me Kikyo desapareció-me informo mi amiga, sube a la espalda de Inuyasha de inmediato y Sango subió al lomo de Kirara, teníamos que hacer un largo viaje para llegar al oeste.

Cuando llegamos al palacio a media tarde, vimos a Sesshomaru salir por el portón principal del palacio, su expresión era la misma de siempre, pero estaba tranquilo significaba que mi amiga estaba bien.
-Déjenlos pasar- les ordeno a los guardias y luego se fue, pero sin antes echarle una mirada asesina a mi esposo.

Los guardias nos dejaron pasar, en la puerta que daba a la sala de ese enorme lugar se encontraba Lin esperándonos, con una enorme sonrisa en su rostro.

-Lin ¿Qué sucedió con tu madre?-le preguntó Sango agachándose para quedar a la altura de la pequeña.
-Mi mami esta bien señorita Sango y también mis hermanos-me quede atónita, los niños ya habían nacido, pero ¿Por qué Kikyo había desaparecido el día anterior?

Lin nos llevo al pasillo que daba a la habitación de Kikyo. Abrimos la puerta lentamente y ahí se encontraba esa mujer llamada Hikaru con los dos pequeños bebés en sus brazos y a Kikyo acostada en su cama, con su cabello enrulado desparramado en las almohadas.

-¿Que le sucedió? ¿Ellos están bien?-preguntó Sango antes de que yo pudiera hacerlo.

La mujer puso su dedo índice en sus labios, indicándonos que hiciéramos silencio, había olvidado que Kikyo estaba dormida.

-La señora esta bien-nos dijo tranquila, meciendo con cuidado a los pequeños-ella solo esta cansada. Despertara en unos minutos.

Sango y yo nos sentamos al lado de la cama donde estaba acostada nuestra amiga, su expresión era pacifica como si estuviera soñando algo agradable; Mire a Hikaru como sostenía con dulzura a los pequeño. Escuche el sonido de la puerta y Lin entro, con su contagiosa sonrisa, se sentó al lado de Sango.

-¿Cómo se llaman?-le pregunte a Lin, su madre no estaba despierta aun.
-Mi hermano se llama Koichi, mi mami dijo que yo podía elegir el nombre si fuera niño-nos contó la pequeña.
-¿Por qué Koichi?-Le preguntó Sango, era obvió que la dos sabíamos cual era su nombre, pero nunca supimos de donde venia ese nombre.
-Yo tenia otro hermano y su nombre era Koichi, así que quise que mi hermano se llamara igual a ella no le importo-la mirada de Lin se entristeció cuando hablo de su hermano.
-Lo siento-me disculpe y trate de cambiar el tema-Y la pequeña se llama…
-Mi mami la nombrara, ella dijo que elegiría su nombre si fuera niña-Lin nos contaba todo muy feliz y quien no lo estaría teniendo una familia así.

Observe a Hikaru y le sonreí.

-¿Podemos verlos?-le pregunte, Lin se levanto y tomo a uno de los pequeños en sus delgados brazos. Camino por la habitación y se acerco a Sango con el primer bebé.
-Tómelo-le dijo a Sango y le entrego al bebé.

Lin volvió a levantarse fue con Hikaru para que ella le diera a la otra criatura. Se acerco a mi y me dio al ese pequeño ser. Separe las mantas que cubrían a el bebé, vi dos hermosos ojos ámbares y una diminuta sonrisa.
-OH Que bonita-exclame, esa era Kiromy aquella jovencita que nos había descifrado el futuro.

Ahora era una pequeña bebé, con piel muy blanca el mismo flequillo que tiene Kikyo. Sango tenia en sus brazos a Koichi, ella le sonreía bastante al bebé y yo me incline hacia ella para verlo.

Koichi tenia los mismos ojos cafés de Kikyo, también sonreía al igual que su hermana, la misma piel, se notaba que eran hijos de Kikyo su piel paresia nieve, de la mas pura y limpia.

-Yo ¿También podría verlos?-la vos débil de Kikyo me asusto, ella estaba sonriendo incorporándose en la cama.
-Kikyo, que bueno que estas bien-exclame feliz porque mi amiga estuviera a salvo.

Sango le dio a Koichi, ella lo recibió en sus brazos con una gran sonrisa, siempre me decía que le gustaban mucho los niños y ahora que tenía los suyos, ella rebosaba de la alegría que el destino le había quitado.
-Tu ¿No los habías visto?-Le preguntó Sango sorprendida.
-No, yo perdí el conocimiento y luego desperté aquí-nos contó sin quitarle la vista a su hijo.
-¿Qué fue lo que paso?-yo estaba tan asustada por esa extraña ensoñación.
-No quiero hablar de eso-su flequillo cubrió a sus oscuros ojos-Ten Sango, sujétalo un momento quiero ver a mi hija.

Sango tomo a Koichi en sus brazos y yo le pase a la niña, la sonrisa de Kikyo no se iba de su rostro.
-Saco los ojos del señor-dijo Hikaru sonriendo casi tanto como Kikyo.
-¿Cómo le pondrás mami?-le preguntó Lin acercándose a la cama.
-Su nombre es Kiromy-susurro meciendo a la niña-Ki-ro-my.

Kiromy Pov:

Veía el filo de mi espada, mientras la afilaba con una piedra, el olor a cerezos del jardín inundaba mi sensible olfato con su perfume.

Mi madre siempre sentada en esa hamaca que colgaba del árbol de cerezos, leyendo un libro hamacándose con tranquilidad. Observe a mi hermano, recostado en el pasto, tranquilo como siempre sin alterarse. Como envidiaba ese carácter tan pacifico que tenía Koichi, lo había heredado de mi madre.

El cabello totalmente negro de mi madre, se mecía con la tranquila brisa de la primavera. Yo estaba acostumbrada a verla con su bello kimono azul marino, ese raro collar que siempre colgaba de su cuello y la armadura de color perla que la hacia ver como la imponente guerrera que era.

Mi hermano, relajado con sus manos detrás de la cabeza, tenia el cabello del mismo tono plateado que yo, solo que era mucho mas corto y el mío me llegaba hasta las rodillas. El kimono color gris y los pantalones negros que siempre traía, no era lo mismo que kimono de llamativo de color verde hoja. Le encantaba practicar arco tanto como a mi me gustaba la esgrima.

Escuche a los guardias gritar y corrí hacia la puerta principal del palacio.

Los guardias estaban apuntando con sus cuchillas a un joven, de cabello castaño claro, ojos verdes y una ropa muy extraña cubierta con pieles.

-Ningún monstruo puede entrar aquí, lárgate-le ordeno uno apuntando a su garganta con la cuchilla.
-Ustedes no lo entienden, yo conozco a las personas que viven ahí-exclamo el joven perdiendo la paciencia. Nos aceramos y me puse delante de los guardias.
-¿Qué sucede aquí?-pregunte con vos seria, mirando a el joven.
-Señorita, este zorro quiere entrar dice conocer a sus padres-me informo uno de ellos.

El joven me miro curioso como si me conociera de algún lado.

-¿Quién eres tu, pequeña?-me preguntó confundido, yo no era tan pequeña había cumplido ya los trece años.
-Soy Kiromy Ai Thaisho-le respondí con mi nombre completo, nunca supe cual de mis padres me había puesto de nombre Ai.
-¿Tu eres la hija de Kikyo?-me pregunto de nuevo acercándose.
-¿Cómo sabe el nombre de mi mama?-le pregunte confundida, pero vi como mi madre se acercaba corriendo atrás de nosotros junto con Koichi.

Mi madre llego, tenia una expresión de sorpresa en su rostro, paso junto con mi hermano y le dio la mano al muchacho.
-Shipoo, sabia que eras tú-ella se acerco y le dio un abrazo maternal al joven.
-Kikyo-la miro mas sorprendido-no has cambiado nada-exclamo aflojando el abrazo.

Mi madre giro hacia nosotros y sonrío al joven.

-Entra, eres bienvenido-la sonrisa de mi madre era capas de convencer a cualquiera que tuviera el placer de verla, siempre se comportaba seria pero eso era solamente con las personas en las que no confiaba y se notaba que en el confiaba mucho.

Entramos al gran salón, donde una de las sirvientas trajo una taza de té, mi madre estaba muy tranquila, sus oscuros ojos miraban al muchacho con un brillo maternal enternecedora.

-¿Cuándo terminaste tu entrenamiento?-le preguntó mi madre para iniciar una conversación.
-Hace dos meses, fui a ver a Sango y Miroku, los niños que tienen son realmente idénticos a ellos-le dijo feliz.

Yo conocía a Sango y a Miroku amigos de mis tíos y de mis padres, un monje y una exterminadora. Y sus tres hijos que eran los mejores amigos nuestros y de mis primos.

-¿Puedes abrir la puerta hija?-me preguntó, yo estaba apunto de hacerlo ya que estaba aumentando cada vez mas el calor.

Camine a la puerta, la corrí para dejar entrar al aire fresco, pero escuche los pasos frenéticos de mi madre hacia mi.
-¡Kiromy, métete!-me grito y jalo de mi hombro, cuando despeje mi visión vi que veía un monstruo volando hacia nosotras.

Mi madre me empujo hacia el costado, el monstruo logro rasgarle la parte izquierda de su kimono, pero ella lo destruyo con sus poderes antes de que pudiera entrar. Vi que la parte donde ese monstruo le había arañado tenía una cicatriz en forma de tres rayas.

-Mama ¿Y esa cicatriz?-le pregunte confundida, ella cubrió su hombro camino rápidamente a su habitación sin decir ninguna palabra.

Por días me pregunte de donde venia esa cicatriz, trate de preguntarle a mi padre, pero el no me dijo nada, era normal que el no hablara mucho, pero lo único que me importaba en ese momento era saber de esa cicatriz.

Entonces no vi otra forma que usar el collar que me había regalado mi madre cuando cumplí los cinco años. Y ahí lo vi, ahí vi al ser que le había causado tantas heridas tanto física como sentimentalmente a mi madre, el medio hermano de mi padre: Inuyasha. Cuando termine de ver todo lo que el le había echo sentí como la ira me invadía, como mis garras y colmillos aumentaban de tamaño y como mi mente se iba haciendo salvaje.

Desperté en mi habitación con mi madre y mi padre sentados al lado de mi cama. Mi madre estaba dormida con su cabeza apoyada en el hombro de mi padre, no sabia lo que había pasado, no recordaba nada.

-¿Papá, que sucedió?-le pregunte incorporándome.
-Tú… sangre de monstruo despertó-comenzó-intentaste atacar a Inuyasha y Koichi te detuvo usando sus poderes para purificarte. Hija te quitaste el amuleto ¿No es así?
-Si, quería confirmar algo-le respondí, sabia que no podía quitarme demasiado ese amuleto pues controlaba mi sangre de monstruo, Koichi no lo necesitaba el había nacido mas humano que yo.
-No lo vuelvas a hacer-me ordeno-pones en peligro a las personas que quieres-me advirtió, luego tomo a mi madre en brazos y salio de mi habitación.

En un momento recordé el final de ese combate, como mi ira y mis lágrimas rebosaban.

¡Te odio!
¡Te odio, maldito sea el día en que conociste a mi madre!

Recordaba haberle gritado eso mientras era sujetada por mi hermano, su aura era tan pura que logro purificar la mía. Como pudo hacerle eso a mi madre, si tanto la había amado, en lugar de dejarla ser feliz.

Mi madre siempre se comportaba fría con el y ahora entendía porque. El la había lastimado demasiado. Me jure jamás decir nada mas de eso a mis padres ni a nadie, pero desde ese momento me comporte mas fría que mi madre con el, mucho peor nunca volvería a verlo como el tío amoroso ahora solamente era el que le había roto el corazón a mi madre y a mi tía. Pero no iba a dejar que eso me afectara, así como mi madre yo iba a ser fuerte no iba a permitir que me lastimaran como a ella.

Una vez escuche a mi tío Miroku decir de cómo volvimos a este tiempo, yo no le entendí y no le tome importancia, ya que seria imposible que nosotros hubiéramos realizado un viaje al pasado.


Fin

Gracias a todas mis amigas por leer

Sayonara;)