Long-fic Un juego por la vida de... naraku?

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por InunoTaisho, 3 Octubre 2010.

  1.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

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    "Porque el señor Inuyasha ya tiene a la señorita Aome para casarse… y Usted es más guapo que él. —"
    Ummm... Por que como que sentí esa indirecta para mi... Hahahaha esta bien... un que no me pienso rendir por Inuyasha!!! Buahahahaha!!!
    Me conmociona que Rin haga eso por seshomaru y su futura madre... No veo muchas esperanzas a nosotras las fans *las fans la ven feo* ok... No me miren asii...
    Como me trauma la frac e del "harem" como si seshomaru fuera una persona así *seshomaru la ve feo* ahhh.. Bueno no, no es una persona... Un gran Daiyokay (creo que no esta bien escrito) ¿Feliz?
    Sigo sintiendo lastima por el pobre de Naraku... Y me atacó la risa con lo de los policías y su cara de "Noooo! Me encontaron" lastima que también el otro tiene que salir pagando por su "padre"
    Te esperamos amiga... Gracias'

    KagomeG
     
  2.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

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    "Porque el señor Inuyasha ya tiene a la señorita Aome para casarse… y Usted es más guapo que él. —"
    Ummm... Por que como que sentí esa indirecta para mi... Hahahaha esta bien... un que no me pienso rendir por Inuyasha!!! Buahahahaha!!!
    Me conmociona que Rin haga eso por seshomaru y su futura madre... No veo muchas esperanzas a nosotras las fans *las fans la ven feo* ok... No me miren asii...
    Como me trauma la frac e del "harem" como si seshomaru fuera una persona así *seshomaru la ve feo* ahhh.. Bueno no, no es una persona... Un gran Daiyokay (creo que no esta bien escrito) ¿Feliz?
    Sigo sintiendo lastima por el pobre de Naraku... Y me atacó la risa con lo de los policías y su cara de "Noooo! Me encontaron" lastima que también el otro tiene que salir pagando por su "padre"
    Te esperamos amiga... Gracias'

    KagomeG
     
  3.  
    sanxmir

    sanxmir Guest

    — ¿Qué significa esto? — preguntó recuperando la altanería, sacudiendo a la Teynnō — ¿Acaso mi “hija” hizo algo malo? — agregó como “padre preocupado” — Confiesa lo que has hecho “querida” — la regañó con tono de reproche “tierno”, como todo progenitor que piensa en el bienestar de sus descendientes.

    NO me paraba de rreir de esto,fue tan gracioso jajajaja. Naraku como un "padre preocupado" , eso no me lo inmagino jajaja.

    Una prostituta de tercera ?

    Te quedo muy divertida la conti.jajaja XFA. pon la conti.La espero...
    SALU2
     
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  4.  
    Vianyz Elric

    Vianyz Elric Entusiasta

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    GYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!
    GRACIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSS!!!!!!!!!!!!!!!!!
    ¿Sera que me vieron buscar la biografia de Sesshomaru-kun? feh! ya ni modo pero si se mucho sobre el
    Rin-chan elijeme a mi!!! Par favor yo seria una buena madre para ti preparo buenos postres, cuento buenos cuentos, cocino muy bien hay mucho, muuchoo espacio en mi casa....
    Yo, al igual que KagomeG senti la indirecta ¬¬ pero no me rendire!!!! tengo como Rivales-amigas a: KagomeG, Kagome y por algun tiempo Kykio-sempai. Pero ninguna va a ceder en esto verdad?
    eso me mato de risa, todavia me mandaron por pan a la esquina y me seguia riendo y los transeuntes se me qedaban viendo con cara de "vieja loca" y yo seguia riendo
    me mato todavia me sigo riendo jajajajajajajaja si Naraku es un imbecil
    jajajajajajaja no hay duda llegas en los mejores momentos para alegrar mi dia, y eso te lo agradesco jejejejeje me imajine su sermon de Byakuya de la señorita decente jajajaja mira quien lo dice señorita decente *siente la mirada ascecina de Byakuya* no ma me pase de gandalla! jajajajajajaja pero no me arrepiento asi qe JODETE PUTO!!! perdon me pase jejejejeje.
    Gracias de nuevo por acordarte de mi, ojala sea yo la elejida *mirada furiosa de las fans* tambien les deseo suerte chicas jejejeje pero ojala gane yo seria una buena madre para Rin y defenderia a Jaken (ni tu te la crees) callate cinica, pero tienes razon (no me callo, y si tengo razon)
    Bueno me voy antes de que llegue mi cervesa qe cuando llegue y sigo posteando capas y no me mido
    Bye-Bye
    sigue asi, cariño eres la mejor!!!! siempre me alegras el dia!!!
    Viany se vaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!
     
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  5.  
    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

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    KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
    a mi porque no me mencionaron???????seria genialisisimo estar con sessho!!
    aunque me guste mas el hermano no me niego a sessho!!!!!(quien lo haria?)
    para eso escribi mi solicitud!!!!T.T ya no me toman en cuenta!!!
    jajajaja lo de quien sabe que lanzallamas me dio mucha risa!!!
    que bien que alguien contesto a mi duda!!!!jajaja prostituta de tercera, lo cual es peor que de segunda!!(wow que gran descubrimiento, yo pensaba que era peor que la quinta!) ¬¬ te pasas kimiko, eso del harem!!!como son malpensados todos!!!!
    espero conti!!!please!!!!me GUSTO mucho!!!
    XOXO sayo!
     
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  6.  
    cristty

    cristty Iniciado

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    awwwww!!!!!!
    jajajajajaja que envidia me dan las fans!
    sip, vastante. Pero ya que.
    que bueno que se han librado de Naraku, y Sesshomaru... ay! No le puedo enviar yo tambien una solicitud?
    jajajaj bueno... Esperare a que continues...
    besos de mi parte!!
     
  7.  
    InunoTaisho

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    Título:
    Un juego por la vida de... naraku?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    33
     
    Palabras:
    3448
    Gracias por su paciencia... tengo que ordenar mis ideas para transcribirlas y continuar el orden de los acontecimientos sin perder significado... y el tiempo de las solicitudes terminó.... disfruten lo que sigue y en cuanto tenga lo siguiente... Sayo

    Capítulo 13

    Amaneció nuevamente en Las Vegas. El sol se asomaba al horizonte pintando el cielo con tonalidades rojizas y anaranjadas, e iluminando sutilmente a través de las cortinas de una habitación. Inuyasha apretó fuertemente los ojos ante la repentina iluminación.

    — ¡Buen día flojo! — dijo una linda voz familiar, sacudiéndolo brevemente y en forma suave — Ya amaneció, tenemos mucho para divertirnos hoy.

    — No quiero. — protestó volteándose, aun acostado — Déjame en paz Aome.

    Pero con el movimiento la jaló, y la chica cayó sobre él.

    — ¡Inuyasha, mira lo que has hecho! — protestó la pelinegra queriendo incorporarse de esa posición pero sin éxito, porque sus manos se enredaron en la sábana que el Hanyō tenía bien sujeta. El tono de su piel se encendió.

    — ¿No que no? — dijo una vocecita pícara — Y luego lo niegas.

    Shippou se había despertado también y miraba la escena con un gesto entre diversión y desagrado, lo que hizo que el peli plateado se despertara del todo y se diera cuenta de cómo tenía a la joven sobre él.

    — ¿Qué demonios estás haciendo? — el aludido se incorporó rápidamente, soltando la sábana y empujándola de forma “delicada” al alfombrado suelo — ¿Se puede saber que te pasa? — le habló fuertemente, en tanto sus mejillas enrojecieron.

    — Buen día señorita Aome. — sonrió Miroku al salir del baño, él se levantó desde hacia un rato antes de que la chica llegara — Ese Inuyasha siempre tan atento.

    La mirada de Aome se hizo siniestra desde su posición.

    — ¡Osuwari! — gritó la muchacha, y ni tiempo le dio al ojidorado de acomodarse bien en la cama, así que se fue de hocico para estamparse en la alfombra — ¡Torpe! — le espetó al tenerlo frente a ella.

    Kohaku terminó de despertarse al escuchar el azotón, en tanto Shippou y Miroku pusieron caras bobas de vergüenza por la “finura” de su amigo. La pelinegra se levantó sin dejar de fulminarlo con la mirada.

    — ¡Carajo Aome, tú empezaste! — le soltó queriendo enderezarse…

    — ¡Osuwari! — no lo dejo ni terminar de ponerse en pie, y ¡ZAS! al suelo otra vez — ¡Si quieres más, me avisas!

    — Eee… — Miroku trató de poner paz a la discusión mañanera — señorita Aome… ¿qué haremos hoy que se ve tan bien? — dijo de forma amable.

    Aome vestía un conjunto de pants semiajustado en rojo, con una playera también ajustada en combinación de blanco y negro, y que lucía estampado el siguiente letrero: “I Love Gym” en el área de mejor visibilidad. Miró al ojiazul, con una mirada más amable y una gran sonrisa.

    — Deben arreglarse para ir a desayunar. — contestó de buena manera — Iremos a un gimnasio exclusivo… es necesario mantenernos en buena forma. Y esta es ropa deportiva — señaló.

    — Y… ¿Sango también tiene uno? — preguntó mientras en su rostro se dibujaba esa típica expresión de pervertido placer al imaginarse a su dulce tormento vestida de esa manera — Casi parece a su traje de exterminador…

    — Algo por el estilo. — la pelinegra hizo gesto bobo y tono resignado al notar el ánimo del mañoso monje — El de ella es… ya lo verá. — concluyó y se dirigió a la puerta — Muy buen día muchachos, — se dirigió a los dos peques — no tarden mucho — y salió de la habitación.

    — Buenos días — contestaron al unísono los dos chicuelos.

    Inuyasha había decidido no levantarse y continuaba con la cara pegada al piso, aunque, al levantar el rostro en cuanto percibió que la muchacha se retiraba, le dirigió al de cortos cabellos una mirada rabiosa al notar la expresión de idiota pervertido que tenía viendo fijamente a “su” chica alejarse.

    — Eee… — Kohaku pudo notar la molestia del Hanyō — Shippou, vamos a bañarnos — le susurró.

    — Bien pensado. — contestó el pequeño zorro — Dejemos que los “hombres maduros” arreglen sus cosas.

    Y rápidamente se escurrieron hacia el baño. Inuyasha se levantó con esa expresión de pocos amigos, Miroku ni le puso atención.

    — ¡Quita esa cara de enfermo mental! — espetó el peli plateado a su amigo — Todas las mujeres son iguales.

    El aludido volteó a verlo, sin quitar la sonrisa torpe de su rostro.

    — Te equivocas, cada una tiene lo suyo.

    — ¡Keh! — el de ojos dorados se cruzó de brazos y se dejó caer al suelo en su pose habitual — No veo la diferencia entre Aome y Sango… son mujeres como cualquier otra.

    Miroku se dirigió a su cama para desempacar su ropa, y le dirigió una mirada pícara.

    — Puede que tengas razón… — contestó retomando la charla — son mujeres, pero no son iguales.

    — Y… ¿qué las hace diferentes… según tú? — ironizó el Hanyō.

    — Deberías buscar tu ropa también. — sugirió dejando sobre la cama el atuendo que utilizaría, ignorando deliberadamente la pregunta — Me parece que esto es el traje deportivo… no está mal — lo observó detenidamente.

    — No te salgas del tema… — le recriminó el otro — y contéstame.

    El monje cerró la maleta y se dejó caer en su cama, encarándolo.

    — OK. ¿Por dónde empiezo? — se preguntó como sopesando el asunto — ¿Físicamente o… interiormente?

    — ¿¡Físicamente!? — alzó un poco la voz — ¿Cómo mierda puedes decir cuáles son sus diferencias físicas?

    — Tengo mis métodos… — el ojiazul hizo movimientos con las manos pidiéndole calma — no te enfades.

    — Seguramente te refieres a tus manoseos. — le lanzó una mirada fúrica por sus doradas pupilas — Espero que no te hayas vuelto a pasar con Aome… — tronó una garra en forma amenazadora, lo suficientemente cerca del rostro de su amigo.

    — Tranquilo, — el monje no se achicopaló ante la amenaza — eso fue algo pasajero… se que la quieres mucho y respeto su unión.

    — ¿Quién te dijo que es por eso que… me enfado? — habló bajando un poco el tono y enrojeciendo momentáneamente.

    — No hay razón para que me lo niegues… — sonrió una vez más con picardía — Pero bueno, el caso es que sí… me he auxiliado de mis exploraciones para asegurar que Sango y la señorita Aome no son iguales.

    El color rojo de la piel del peli plateado cambió salvajemente a un morado intenso del enfado que sentía ante los descarados comentarios de su amigo ojiazul.

    — ¡Keh! Ahora resulta que… — soltó con rabia, lanzando chispas por sus dorados orbes — eso que haces te sirve para comparar a las mujeres.

    — Aunque lo dudes, — afirmó en tono de sabiduría y orgullo, como ignorante de la reacción del semidemonio — es funcional, aunado a tener buena vista para poder ver y apreciar las diferencias.

    — ¿¡ACASO HAS VISTO ALGO MÁS!? — le gritó, haciendo que se moviera tantito el pequeño copete negro — ¡CÓMO TE ATREVES!

    Miroku cerró los ojos y desvió el rostro para no recibir de lleno en plena cara las exaltaciones de su amigo. Inuyasha tenía ganas de ahorcarlo ante su atrevimiento, y lo sacudió del pijama, apretando un poco el cuello de la misma.

    — No seas mal pensado. — el monje lo encaró una vez más, hablando con calma y aferrando el brazo que lo apretaba — Sango me hubiera matado antes que tú si ya la hubiera visto tal como Dios la trajo al mundo… — y puso su típica expresión de sueños lujuriosos — pero moriría feliz después de admirar semejante monumento a la belleza femenina.

    — ¡Keh! ¡Cállate! — lo soltó — Mejor ya no hables, prefiero no saber nada de tus estúpidos métodos.

    — Como quieras — respondió el otro encogiéndose de hombros y sobándose el cuello.

    Los peques salieron de bañarse y el monje se dispuso a hacer lo mismo, en tanto que el Hanyō les dio la espalda asomándose a la ventana, tratando de no pensar en que hacía diferentes a las mujeres entre sí.

    Unos momentos antes, en el cuarto de las chicas… Aome se había levantado temprano y se bañó antes que las otras chicas. Después de ella entró Ayame a bañarse en lo que Sango se desperezaba.

    — Buen día Aome. — saludó tras bostezar levemente — ¿Qué hay para hoy? — preguntó al ver como se arreglaba.

    — Iremos al gimnasio para ejercitarnos. — dijo la pelinegra en tanto se ponía la ropa — Y por favor… — le recalcó — no te apenes por tu vestuario.

    — ¿Será como el tuyo? — la exterminadora enrojeció brevemente al ver lo que su amiga llevaba puesto.

    — No… — le guiñó el ojo con picardía — es un tanto corto, pero lucirás bien.

    Sango sacó su ropa, y lanzó un suspiro de resignación al ver bien la vestimenta. Ayame salió de bañarse y la castaña tomó su turno.

    — En seguida regreso — dijo Aome al salir.

    Ni tarda ni perezosa la pelirroja se vistió para hacer lo mismo… y en cuanto la pelinegra volvió ella salió con rumbo al dormitorio de los machos. En cambio Sango se tomó las cosas con calma para darse tiempo de verse y quejarse un poco.

    — Insisto en que quieren torturarme — replicó viéndose al espejo.

    — ¡Qué te dije! — le reprochó Aome — Luces estupenda como siempre… no te quejes.

    La joven exterminadora llevaba puesto un conjunto deportivo de short, playera sin manga que le ajustaba y modelaba muy bien su torso, con una leyenda colocada en muy buena posición que rezaba: “Me ves y sufres”; todo esto en colores contrastantes de azul fosforescente y negro, como para que nadie notara su muy bella silueta… y de verdad le hubiera gustado pasar desapercibida. Complementaba el atuendo con un par de tenis especial para ejercitarse.

    — Ni hablar. — se cepilló la castaña cabellera — ¿Ya se levantaron esos flojos? — preguntó curiosa.

    — Sí… y como siempre — observó Aome con una sonrisa — Inuyasha y sus burradas.

    — ¿Qué te hizo esta vez? — preguntó en tono resignado.

    — Casi me acuesta con él. — la pelinegra rió nerviosamente — Quise jalarle la sábana pero… me ganó, y la jaló llevándome encima — se sonrojó apenadísima.

    Sango la miró escrutadoramente y se sonrió con picardía.

    — No me digas que no te gustó — le hizo la observación.

    — Pues… — la del futuro seguía bastante colorada — ¡se atrevió a tirarme después de que él es el culpable! — soltó un poco alto y agudo — Sólo porque Shippou y el monje Miroku nos quedaron viendo.

    — Le ganó la vergüenza. — la exterminadora sacudió la cabeza en señal de desaprobación — Y, me imagino que encima de todo te echo la culpa.

    Aome asintió con un movimiento afirmativo y mejor decidió ver la tele. Su amiga se hizo la acostumbrada cola alta y se maquilló levemente.

    — Iré a saludar a Kohaku — dijo la joven y salió del cuarto para dirigirse a la habitación de los muchachos.

    Dentro de la misma Shippou y Kohaku ya se encontraban más que listos, vistiendo pants y playeras, azul cielo la del kitsune y verde pistache la del pecoso muchacho. Estaban viendo también un show televisivo. Inuyasha ya se había metido a bañar y Miroku aun no acababa su arreglo… encontrándose en ropa interior. Sango lo ignoró por enésima ocasión al entrar y dirigirse a su hermano.

    — ¡Kohaku! — dijo en tono cariñoso, abrazándolo de forma amorosa — Buenos días, — le dio un beso en la mejilla y lo apretó un poco hacia su pecho — espero hayas dormido bien.

    El rostro del joven exterminador adquirió un tono brillante de rojo al sentirse atrapado por la exuberante anatomía de su hermana. Shippou parpadeó y al monje casi se le va la quijada al suelo al ver a la exterminadora lucirse una vez más con tan lindas y sugerentes prendas.

    — Buenos días Sango. — saludó el zorrito amablemente después de lanzarle una mirada furtiva al mañoso ojiazul y comprobar que se encontraba en “Babia” — ¿Puedo darte un abrazo también?

    — Por supuesto. — contestó la aludida al mirarlo de forma tierna, soltó delicadamente a su hermano y extendió los brazos al chicuelo — ¿Pasaron una buena noche? — lo apretó también con cariño.

    — Sí — contestaron al unísono.

    Miroku ni se había movido de su posición y no había cambiado la cara de éxtasis, deleitándose en admirar cada centímetro del cuerpecito de Sango, pero en cuanto Shippou saltó para recibir su abrazo regresó bruscamente a tierra.

    — ¿Ya vas a empezar de abusivo Shippou? — dijo en tono molesto al acercarse a ellos — Muy buen día hermosa Sango… no deberías darle cuerda a este muchachito aprovechado. — la miró con mucho amor y, en un rápido movimiento botó al pequeño zorro de lado y le dio un abrazo apretado a la chica — ¡Qué bien amaneciste hoy! — dijo emocionado, y esta vez no controló su “mano maldita”, haciendo una caricia subida en donde más le gustaba.

    La exterminadora había parpadeado un tanto asombrada por lo que el monje dijo de su amiguito, después enrojeció momentáneamente al encontrarse entre los brazos masculinos y, por último, su rostro adquirió expresión de molestia al percatarse de lo que el libidinoso estaba manoseando. Por obvias razones… ¡PAF!, el merecido cachetadón.

    — ¡Tenía que ser usted, aprovechado! — lo miró un tanto indignada después de soltarse y, al percatarse de la poca ropa que el ojiazul traía puesta, enrojeció nuevamente y se tapó los ojos con las manos — ¡Exhibicionista! — gritó un poco asustada, haciéndose más atrás.

    — Sango… — el pobre hombre sobaba su mejilla, en tanto los peques decidieron que el show de la T.V. era más interesante — tú entraste sin avisar… lo siento. — se excusó y colocó una toalla alrededor de su cintura — Ya me tapé — indicó tímidamente queriendo acercarse a la joven.

    — Mejor me voy. — dijo ella sin apartar las manos de su rostro, pero separando tantito los dedos para comprobar que fueran ciertas las palabras del objeto de su adoración (y para ver, si bien que le gustó) — No se tarden.

    Y abandonó rápidamente la habitación, a tiempo para no toparse con Inuyasha, que en ese instante salió del baño cubierto únicamente por la toalla. El Hanyō notó su presencia desde hace un buen rato, por eso no se animaba a salir; en cuanto la chica cerró la puerta le soltó al monje con molestia.

    — ¿No puedes esperarte a que se casen? — lo miró desde arriba hasta abajo para comprobar que… no estaba vestido del todo — Aunque ella también tiene la culpa por arreglarse de esa manera tan rara — hizo la observación dirigiéndose a su cama para ponerse su ropa.

    — Jajaja. — ironizó el aludido imitando los movimientos de su amigo — ¿Realmente nos crees… me crees capaz de hacer algo… con tantos presentes aquí?

    — Pues si no controlas tus impulsos… — dijo también con ironía — tal vez ni te importaría que te vieran.

    — Muy gracioso. — le torció el gesto — Mejor arreglémonos ya.

    A los jovencitos se les erizó tantito el cabello… Miroku podía ser a veces demasiado evidente en sus muestras de afecto y cariño hacia Sango, pero de eso a más… mejor ni pensarlo, además la joven exterminadora no consentiría nada fuera del matrimonio formal, así que por ese lado… suspiraron aliviados.

    Vamos con el clan lobuno…

    Los tres machos roncaban sonoramente, como siempre despatarrados y sin preocuparse de nada, en cuanto Ayame llegó a verlos. Sin la mínima precaución entró a la habitación, abriendo la puerta de golpe… llevándose la visión más horrible de su joven vida. Respiró hondo haciendo un gesto de repugnancia y les habló fuerte.

    — ¡YA AMANECIÓ!

    Lo que hizo que se azotaran al caer de sus camas, casi sufren un paro cardiaco.

    — ¡¿Quién carajo se atreve a gritarme así?! — Koga se levantó del suelo, visiblemente enfurecido, en tanto Guinta y Hakkaku se reponían de la sorpresa, recuperando la respiración.

    — Yo. — dijo desafiante la pelirroja, muy cerca de donde ellos estaban — Siempre es lo mismo con ustedes.

    El Ōkami parpadeó asombrado y hasta el coraje se le bajó al ver lo que la loba traía puesto. Era un conjunto deportivo similar al de Aome, sólo que en color anaranjado fosforescente con vivos negros… nadie notaría su presencia. Se veía bastante bien cruzada de brazos y mirándolos con molestia a través de sus verdes y brillantes pupilas. Los jóvenes también abrieron la boca.

    — Ayame… — tartamudeó Koga bastante enrojecido, desviando tantito sus azules ojos para no delatar cuanto le agradó mirarla así — ¿qué… haces aquí?

    — Lo que he estado haciendo en las mañanas, — contestó, y volvió a pasar entre ellos para tumbarse una vez más en la cama del Comandante — despertarlos.

    — Y… — caminó tras ella como atraído por un imán, pero deteniéndose a un lado del mueble — ¿por qué… te vestiste así?

    — Porque vamos a salir a pasear. — le sonrió con amabilidad y prendió la televisión — Vístanse ya, voy a ver la programación de hoy — desvió la vista para concentrarse en el show televisivo.

    Koga parpadeó extrañado por enésima ocasión y por unos segundos no dijo nada, digiriendo la información que había escuchado y sin quitarle la vista de encima a su lobita. En cuanto terminó de procesarla se enojó nuevamente con la joven.

    — ¿Y con que derecho vienes a despertarnos? — le espetó — Encima de todo dices que te quedas aquí.

    — No seas tan gruñón. — contestó sin mirarlo, ignorando su repentino cambio de humor — Y guarda silencio que no me dejas escuchar — subió el volumen con el control remoto, como si él no estuviera a su lado.

    El lobo abrió y cerró la bocota ante la actitud de la loba. Los jóvenes… decidieron poner pies en polvorosa y entraron presurosos al baño, antes que su Comandante quiera desquitarse con ellos. La pelirroja estaba acostada boca abajo agitando la colita, lo que provocó que la cola peluda de Koga se erizara también, debatiéndose entre sentirse divertido o asustado, aunque parecía más asustado que nada por el irreverente comportamiento de Ayame. Antes de que estas “vacaciones” comenzaran la muchacha era más dócil y obediente, casi no le reprochaba nada y asentía a todo sin mucha queja… ahora parecía retar su autoridad de macho. Volvió a recuperar su tono habitual de molestia y quiso levantarla de un brazo.

    — Ayame, no juegues. — le espetó nuevamente al tocarla — No deberías estar aquí.

    — Ni creas que es por puro gusto. — contestó mirándolo fijamente con sus ojos esmeralda, tocando también su brazo con fuerza — Pero me enferma un poco la actitud tan romántica del monje con su mujer… por no decir de Inuyasha y Aome… — agregó un poco maliciosa y seriamente.

    — Entonces… ¿no vienes por mí? — preguntó un tanto desilusionado de saber que no fuera su presencia el motivo que llevaba a la muchacha a despertarlos, y dejó de apretarle el brazo.

    — No, — ella le sostuvo la mirada pero no lo soltó, aunque también disminuyó su agarre — pero creo que eso no te preocupa mucho, ¿o sí? — le sonrió con dulzura y sarcasmo, y ahora sí lo dejó libre — Mejor no pierdas el tiempo y arréglate que no tenemos toda la mañana.

    Y sin más volvió a ver la T.V., dejando el corazoncito de Koga un poco achicopalado. “¡Jijiji!” se sonrió internamente la joven pelirroja, dirigiendo una mirada de soslayo al lobo, que casi se hunde en el suelo y es rodeado por fantasmas y un aura azul de tristeza, “¿verdad que te dolió, mi Koga? A ver si así empiezas a apreciarme más”. El Ōkami se dirigió al baño con gesto de dolor, volviendo un poco las azules pupilas hacia la chica, que continuó ignorándolo olímpicamente y se carcajeó por una comedia que pasaban en ese momento. Los dos chicos mejor se abstuvieron de preguntar algo para no despertar la furia del Comandante y que la tomara contra ellos.

    Nota: Diversión a lo grande… denme chance para que continúe redactando tan bien como hasta ahora… Sayo
     
  8.  
    Vianyz Elric

    Vianyz Elric Entusiasta

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    hola cariño!!!!!
    me gusto mucho la conti!! pero no ma! Pobre Koga!! no se merece la desdicha por parte de Ayame pero tambien si ella desde la entrevista cuando Koga le dijo que lo esperara le hubiera dicho "no, quiero una respuesta aqui y ahora!" le hubiera ido mejor.
    Ojala que Sesshomaru-sama vaya a hacer ejercicio tambien ya quiero verlo con ropa deportiva (baba)
    bueno me voy tengo cosas que no hacer.
    Bye-Bye
    Matta neeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!
     
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  9.  
    Whitemiko

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    holi!!
    jajajaa me dio mucha risa!!
    inuyasha quien te viera!!!!no va tan perdido el muchachito no creen?
    jajaja y luego la cara de idiota que debio haber puesto miroku al ver a sango!!
    quiero diversion!!y obviamente diversion para nosotros es sufrimiento para nuestros queridos personajes pero...vale la pena!!
    xD espero pronto la continuacion!y quiero ver si inu ya por fin se quita las mismas garras de siempre!
    XOXO
     
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  10.  
    cristty

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    siiiiiiiii!!!!
    al fin la linda de Ayame hace sufrir a Koga...
    encerio es necesario que la pobre de Sango utilice esa ropa? Pobre de ella! Tener que soportar a Miroku.... XD
    espero que Inuyasha empiece a tratar mejor a Kagome... Tu sabes a que me refiero, que empiece a ser mas romantico!!
    y quiero leer mas sobre mi amado Sesshomaru... Espero tu continuacion pronto!!!!!!
    muchos besos de mi parte!!
     
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    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    6 Agosto 2010
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    Escritora
    Título:
    Un juego por la vida de... naraku?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    33
     
    Palabras:
    4560
    arigato por comentar les explico que la musa inspiradora de mis escritos, o sea mi madre, me ha abandonado, jajaja no es ierto es que su trabajo la absorve tambien y no nos hemos dado tiempo de revisr las conti para corregir errores y continuar con la historia tan bien como hasta ahora, pero no desespereis, que a paso lento pero seguro iremos... tambien la escuela me absove y es importante pues entrare al bachillerato y tengo que prepararme, les agradezco su comprension y apoyo a mis fics, no les defraudare para que sigan siendo de los favoritos. sayo y seguimos por aqui leyendonos.

    Y... lo prometido es deuda, con ustedes la conti de esta historia tan simpatica

    Capítulo 13 parte dos.

    Más adelante, volviendo con los demás…

    Se encontraban listos esperando en el hall la llegada de los lobos.

    — Ese Sarnoso… tarde como siempre — gruñó Inuyasha sentado entre sus amores.

    Kikyō lucía tan sonriente como Aome, con un conjunto similar pero con otro letrero “Up and Down”. Las dos se encontraban sentadas con el peli plateado en un amplio sofá. Kaede vestía un pants holgado y descansaba en un reposet. Kohaku y Shippou veían las caricaturas en la pantalla de T.V. Sango y Miroku también estaban juntos en un “love seat”. La chica se veía algo ruborizada recordando lo sucedido una hora atrás, en tanto el monje decidió hacerse un poco el loco pero le tomó una mano con suavidad.

    Por cierto que Inuyasha vestía una playera no muy ajustada en color blanco con un letrero en letras negras “I go gym”, así también un pants holgado como el de Kaede, en rojo, su color favorito. El monje, por el contrario, traía puesta una playera ajustada para el ejercicio, en la que se remarcaban sus bíceps y pectorales y su pants también ajustaba lo necesario, en combinación contrastante con el traje de la exterminadora. Una alegre voz femenina les saludó.

    — ¡Buen día! — dijo Ayame llegando sola — Disculpen la tardanza.

    — ¡Hola Ayame! — saludó Aome levantándose — ¿Y Koga?

    — Allá viene — dijo risueña la pelirroja, señalando para atrás.

    Efectivamente los lobos machos se acercaban vistiendo, al igual que los demás, ropas deportivas parecidas a la del ojidorado, nada más que en color café y con playeras negras, aunque la del Comandante era sin mangas para presumir la musculatura. Por cierto que el Ōkami traía gesto de pocos amigos y, sin saludar a nadie, fue directamente a encarar a Inuyasha.

    — Óyeme bien Bestia apestosa, — le espetó — no te disculparé por lo que le hiciste a mi mujer.

    Aome y Ayame parpadearon extrañadas. Kikyō sólo sonrió levemente y el Hanyō se levantó como impulsado por un resorte, retando también al lobo.

    — ¿Te entró aire en la cabeza, Sarnoso idiota? — contestó con el mismo tono agresivo — ¿A qué mierda te refieres?

    — No te hagas tarado, — lo fulminó con sus pupilas azules — ¿cómo permitiste que tu hermano se la llevara?

    Inuyasha parpadeó un poco, y los demás pusieron gesto de incredulidad… ¿por qué Koga reclamaba eso?

    — Ahora sí no te entiendo nada. — el ojidorado lo miró dudoso — ¿Por qué tendría yo que preocuparme por Ayame? Es tu mujer… ocúpate de ella.

    — ¿Ayame? — ahora el que dudó fue otro — ¿Quién habló de Ayame?

    La pobre aludida había enrojecido un poco pensando que Koga hablaba de su persona… sin entender la relación que tendría Inuyasha en todo eso. Al oír las últimas palabras miró al Comandante con gesto ofendido.

    — ¿Pues a quién te referías? — intervino antes que el Hanyō formulará la pregunta, visiblemente molesta.

    Koga la miró como si fuera la primera vez que la veía… y tartamudeó al notar su enfado.

    — Eee… pues… — quería que la tierra se lo tragara.

    — Elemental señorita Ayame, — dijo Miroku abriendo la boca, comprendiendo cual había sido el motivo del lobo — disculpe pero creo que Koga se refería a la señorita Aome.

    ¡PAF! Ahora el Ōkami comió un coscorrón dado generosamente por la loba.

    — ¿Te das cuenta por qué no me interesa ver tu cara? — le reprochó — ¡TORPE! — y salió con rumbo al jardín.

    Aome también le lanzó una mirada furiosa al lobo y se fue tras la pelirroja. Sango puso gesto resignado y movió levemente la cabeza en forma negativa. Kikyō se levantó y le tocó suavemente el hombro a Koga.

    — Comandante lobo, — le dijo mirándolo fijamente — si no se comporta y se decide la va a perder… dese cuenta que Aome no lo quiere de otra forma. Enseguida regreso, Inuyasha querido — le habló dulcemente al peli plateado y siguió el camino de las otras dos.

    Al lobo le dio un estremecimiento ante el contacto de la miko y la quedó mirando un tanto ido cuando se fue.

    — ¿Qué le ves? — le espetó Inuyasha por lo bajo.

    El Comandante volvió a verlo con un poco de duda en el rostro.

    — Dime una cosa Bestia… ¿por qué esa mujer se parece tanto a Aome? — preguntó.

    — Porque ella fue Aome hace cincuenta años antes de que Aome llegara conmigo. — le trató de explicar — Así que… hace cincuenta años Aome y yo nos amábamos.

    Koga hizo gesto de… “No entendí ni papa”.

    — Es un tanto al revés Inuyasha, — trató de componer Miroku — la señorita Aome es la reencarnación de la señorita Kikyō, por lo tanto…

    — Como sea me entendió, ¿verdad Sarnoso? — interrumpió la explicación — O sea que… no tienes nada que hacer con Aome, — lo retó otra vez — ¿te queda claro?

    — ¡Jah! — por supuesto que el lobo no se da por vencido fácilmente — Eso lo veremos Bestia… te voy a ganar a Aome.

    — ¿Ah sí? — dijo burlonamente — Y… ¿cómo vas a lograrlo?

    — Te reto a medir fuerzas, — le presumió su “conejo” — se ve que eso te falta, Bestia — agregó irónico.

    — Te vas a tragar tus palabras, Sarnoso — lo fulminó con su dorada mirada.

    — Eee… — intervino Sango queriendo suavizar el ambiente — ¿Qué no íbamos a desayunar?

    Los dos “animales” reaccionaron y, ya más serenos, se dirigieron al comedor en cuanto regresaron las tres jóvenes, con Ayame más tranquila, pero que continuó ignorando al Ōkami. Koga sólo gruñó brevemente, pues ni Aome lo peló. Más tarde se dirigieron en el autobús turístico rumbo a un gimnasio muy popular en Las Vegas, donde se reunirían con los demás. Durante el trayecto, Koga e Inuyasha no dejaban de lanzarse miradas retadoras y sonreírse burlonamente el uno al otro. En cuanto llegaron descendieron lo más rápido posible, olvidándose de sus lindas acompañantes. A todos les brotó una gota anime en lo alto de sus cabecitas.

    — Eee… — dijo Kikyō tomando la palabra — me parece que alguien tiene que vigilarlos de sí mismos.

    — Es cierto, — opinó Aome con sonrisita ingenua — nosotras tenemos sesión de “spinning”.

    — ¿”Spinning”? — preguntó Ayame con curiosidad — ¿Qué es eso?

    — Haremos ejercicios para fortalecer piernas y glúteos — le contestó sonriendo con entusiasmo.

    — ¿Puedo acompañarlas? — dijo Miroku esperanzado y con ojos soñadores, pero…

    — Excelencia, — Sango lo tomó un poco brusca de la oreja, indicándole con un dedo la dirección del otro lado — usted tiene que vigilar a Inuyasha.

    — Si… claro. — puso gesto de dolor — Es el deber de un buen amigo.

    — Entonces no se diga más. — agregó Aome sin quitar la sonrisa — Se lo encargamos monje Miroku, Shippou le ayudará.

    — Y ustedes… — dijo Ayame mirando a los jóvenes lobos — cuiden a Koga.

    Todas las mujeres, incluidas Kirara y Kaede, se retiraron muy sonrientes. La nekomata se fue sobre el hombro de su ama y le lanzó al monje una significativa mirada como diciéndole “Haga lo que tiene que hacer y no la riegue”. El pobre ojiazul se sobaba la oreja. Shippou y Kohaku agitaron la mano para despedirse. Guinta y Hakkaku parpadearon de perplejidad.

    — ¿Qué esperamos para ir tras los bobos? — apuró Shippou el paso, guiándose por el olor característico de los dos oponentes — Aun no se han lastimado.

    Fueron tras el zorrito y encontraron a los aludidos… peleando por la báscula, en tanto otros hombres los miraban anonadados.

    — Quítate Bestia — espetó Koga en cuanto llegaron al área del gimnasio — no tiene caso que te peses, eres una pluma.

    — Cállate Sarnoso, — le contestó Inuyasha de mala manera — te crees mucho por estar “boludo”… — y lo miró irónico — que se me hace que es pura grasa.

    — ¿Pura grasa? — se encendió el Ōkami — No sabes lo que dices, idiota — y lo empujó un poco.

    — ¡Keh! — el Hanyō le regresó el empujón — Vas a romper el aparato, torpe.

    Así los encontraron, entrelazados y tratando de tirarse. La gota anime volvió a surgir ante semejante espectáculo.

    — Oigan chicos… — intervino Miroku, deseoso de bajarle los ánimos a ese par — ¿por qué no resuelven esto de forma civilizada?

    — ¿Qué tal un volado para ver quién se pesa primero? — opinó Shippou queriendo apoyar a su amigo el monje.

    — O… un “piedra, papel o tijeras”… — habló Guinta algo temeroso — como harían los buenos hombres.

    Los “animales” mayores lo miraron un tanto asombrados y molestos ante una idea tan absurda. En la frente de Hakkaku y Kohaku se conservó la gota anime.

    — ¿Alguna otra sugerencia? — dijo el lobo peinado punk a su compañero, mirándolo con ojos de rendija enojados.

    — ¿”Manita sudada”? — dijo apenadísimo.

    — Basta ya de decir burradas, — Miroku apartó a ambos contendientes mirándolos seriamente — dejen de pelear por tonterías.

    — No te metas en lo que no te importa Miroku — le espetó Inuyasha.

    — No es asunto tuyo monje — dijo Koga al mismo tiempo.

    — Claro que sí… — les contestó dirigiendo la vista a ellos de forma alternativa — La señorita Aome me lo encargó, y también la señorita Ayame.

    — ¿Es qué no pueden estar en paz como buenos compañeros? — les reprochó el kitsune — Entre más grandes más…

    — ¿QUÉ DIJISTE? — le gritaron al unísono.

    — Bueno, ya cálmense por favor o tendré que ser agresivo, — intervino el ojiazul una vez más — ya saben que no me gusta la violencia.

    — ¿Piensas detenerme acaso? — dijo irónicamente Koga, sacando el pecho para intimidarlo — ¡Inténtalo si puedes! — lo retó.

    — Muy bien, te lo buscaste — respondió Miroku mirándolo fijamente con expresión seria.

    — Excelencia… ¿qué va a…? — preguntó Kohaku temeroso.

    Rápidamente Miroku sacó de entre sus ropas un pequeño pergamino (¿cómo?, es magia de los animes) y lo puso en la frente del Ōkami, quien recibió una descarga de energía espiritual que lo hizo caer como fardo mientras el monje decía un pequeño e ininteligible conjuro para evitar que se levantara pronto. Guinta y Hakkaku se hicieron para atrás, bastante asustados. Shippou e Inuyasha los imitaron, del otro lado. Kohaku parpadeó sorprendido.

    — ¿Así o más claro? — preguntó el monje deteniendo el conjuro y mirando al Comandante tirado.

    — ¿Qué fue lo que le hiciste? — se acercó Inuyasha con cara de asombro.

    — Es un conjuro semejante al de tu Kotodama. — explicó sereno — Obviamente que no es tan fuerte, pero sirve para paralizar por un momento.

    — ¿Por qué no lo haces más seguido? — preguntó esperanzado, con las pupilas brillando de entusiasmo.

    — Porque no es con fines de lucro y diversión. — dijo un tanto alegre — Además no me complace complacerte Inuyasha, y me imagino que Koga se lo pensará mejor antes de retarme otra vez.

    El aludido se levantó solo, pues sus acompañantes quedaron demasiado conmocionados por la energía espiritual.

    — No eres tan charlatán después de todo — dijo Shippou acercándose al lado de Kohaku.

    — Eso fue… genial Excelencia — opinó el pecoso muchacho mirando a su futuro cuñado con los ojos bien abiertos.

    — Monje tramposo. — dijo el Ōkami un tanto aturdido, sacudiendo la cabeza — Eso es jugar sucio…

    — Claro que no. — contestó Miroku con tono de disfrutar lo que había hecho — Eso es lo más común que hace un monje exterminador de yōkai como el aquí presente… yo.

    — Aun así… es una trampa vulgar.

    — No esperabas que de verdad me liara a golpes contigo, — retomó al seriedad — no tengo porque y eso no arreglaría nada. Entonces… — volvió a sonreír — si van a arreglar algo arréglenlo de buena manera — dirigió la mirada al ojidorado.

    — Bien Sarnoso, — dijo el Hanyō entendiendo la indirecta — acabemos con esto de una buena vez… midamos las fuerzas.

    — OK. Bestia, — contestó — ya verás que te haré polvo.

    Los otros hombres que se encontraban en el sitio se habían apartado un poco, temerosos de la actitud del grupo de extraños. Koga e Inuyasha se sentaron junto a un escritorio de metal ubicado cerca de la entrada, y adoptaron la pose común de los que hacen “fuercitas”. Los demás los rodearon un poco, con Shippou subido al hombro de Kohaku.

    — Bien, — dijo el monje — que sean dos de tres, aunque… ¿qué ganarían? — preguntó dudoso.

    — Miroku… — su amigo ojidorado lo fulminó con la mirada — ¿eres o te haces zopenco?

    — Creo que no tiene caso en realidad… — trató de minimizar el asunto agitando suavemente una mano — si es por la señorita Aome, ella ya decidió quien le gusta más.

    — En cuanto esta Bestia maloliente quede reducida a nada lo va a pensar mejor — opinó el lobo, mirándolo también con enojo.

    — Bueno… si así lo creen… — el de oscuros ojos azules se encogió de hombros — Nada más no vayan a lastimarse en serio, recuerden sus contratos y el juego de esta noche.

    Empezaron a forcejear. Guinta y Hakkaku apoyaban a su Comandante, Shippou y Kohaku le echaban porras al peli plateado. Miroku suspiró un tanto resignado y no dijo nada. Ninguno parecía ceder. A veces Koga se imponía pero Inuyasha lo regresaba. El marcado bíceps del Ōkami se tensó y el delgado brazo del Hanyō mostraba las señales del esfuerzo, con las venas saltadas a través de su piel. Al final ganó Inuyasha por… una pequeña estrategia desesperada.

    — Oye Sarnoso… — dijo jadeante — ¿qué no es Ayame la que está ahí con Sesshōmaru? — señaló hacia la puerta con la otra mano.

    — ¿Dónde? — Koga volteó y se distrajo, por lo que…

    — ¡Perdiste estúpido! — el ojidorado le estampó la mano con fuerza sobre el metal del escritorio.

    — ¡Bestia tramposa! — lo encaró — ¡Qué truco tan barato!

    — Pero caíste. — dijo irónico — Y luego niegas que te gusta tu loba.

    — Sólo fue para… asegurarme — desvió un poco la vista.

    Los otros también se dieron cuenta de la bromita e hicieron gestos de molestia mirando alternativamente a ambos contrincantes con ojos de rendija.

    — Eso fue muy sucio Inuyasha — le recriminó Miroku.

    — ¡Keh! Ni aguanta nada. — respondió quejumbroso — Bueno, repitámoslo para que no llore.

    — Otra de esa Bestia… — dijo amenazador el Comandante, volviendo a mirarlo de fea manera.

    — ¡Ya cállate y empieza! — le contestó.

    Volvieron a forcejear con los puños entrelazados. A pesar de dar una buena “pelea” estaban equilibrados hasta cierto punto. Koga ganó el segundo “round”… con una técnica tan sucia como la de su contrincante.

    — Creo que tu hermano no canta mal las rancheras, — le hizo la observación mientras sus rostros estaban rojos del esfuerzo — se ve que no quiere perder la oportunidad.

    — ¿Qué tiene que ver el torpe de Sesshōmaru? — contestó el otro sin dejar de pujar — No me importa lo que haga.

    — Bueno… — dijo el lobo respirando entrecortadamente — la miko no esta tan mal… tal vez hasta yo la corteje como él.

    — ¿¡Qué!? — ahora el distraído fue otro.

    Koga le estampó la mano dos veces.

    — ¿Verdad qué duele tarado? — le espetó sonriente.

    — ¡Méndigo Sarnoso! — le recriminó sobándose un poco — ¡Eso fue lo más canalla que has hecho!

    — ¡Tú empezaste, estamos a mano!

    A sus compañeros les brotó una gota anime colectiva, y pusieron expresiones bobas.

    — ¿No piensan actuar con seriedad? — les reprochó Miroku recuperando la cordura — ¡Parecen niños inmaduros!

    — Mira quien es el inmaduro — le contestó Inuyasha de malos modos.

    — La forma en que yo me arregle con Sango no tiene nada que ver aquí. — lo miró fijamente — El problema es que ustedes pelean como cavernícolas por algo que está más que decidido por la mujer en discordia.

    — ¿¡CÓMO NOS LLAMASTE!? — le espetaron al unísono, agitando el abundante copete negro del monje con su exclamación.

    — Eee… — Kohaku trató de apoyar a su futuro cuñado — señor Inuyasha… Comandante… ¿pueden continuar?

    — El muchacho tiene razón. — dijo Hakkaku solícitamente — No dejes las cosas a medias Koga.

    — Bien, vamos a terminar con esto, sin más interrupciones de ese tipo — el Ōkami volvió a tomar su lugar.

    — ¡Keh! — dijo el Hanyō dejándose caer también en su asiento.

    Nuevamente tomaron posición y… a emplearse a fondo. Los demás volvieron a apoyarlos pero Miroku salió discretamente para dirigirse hacia donde estaban las chicas, imaginando el cadencioso movimiento de su amada exterminadora al ritmo del pedaleo de la bicicleta en el “spinning”. Eso le hizo poner gesto de baboso pervertido cuando alguien se le acercó. Era el señor Ranma Zaotome.

    — ¡Qué bueno que lo veo Excelencia! — saludó amablemente — ¿Dónde están los demás?

    El ojiazul volvió a Tierra al escucharlo.

    — Buen día señor Zaotome. — saludó amablemente — Los chicos están en el gimnasio y nuestras bellas compañeras en una sesión de “spinning”.

    — Menos mal. — se limpió un poco el sudor de su rostro — Será mejor que los llamé aquí antes de que… muy tarde — suspiró resignado al notar la llegada de otra persona.

    Miroku parpadeó al ver entrar a Sesshōmaru, con una expresión seria que reflejaba algo de molestia. Lucía tan bien como siempre, con ropa deportiva semiajustada, a semejanza con la del monje, que remarcaba sus delgados y bien formados bíceps y lo demás, toda en negro con vivos blancos. Traía el largo y platinado cabello levantado en una cola alta como antaño usara su padre. Se dirigió con paso firme al gimnasio, ignorando a los dos. Jaken y Lin entraron tras él, un poco agitados.

    — ¡Espere Señor Sesshōmaru! — jadeó Lin hasta que Jaken la tomó por la playerita.

    — Mejor no entres con el amo. — le dijo entrecortadamente — No está de buen humor.

    — Pues… ¿qué pasó? — preguntó Miroku al señor Zaotome, en voz baja.

    — Ya les contaré — contestó volviendo a suspirar.

    En el área de gimnasio… Koga e Inuyasha estaban morados por la fuerza que empleaban para no perder, ninguno cedía ante el otro. Estaban tan concentrados que no se percataron del arribo de Sesshōmaru, quien los fulminó con sus doradas pupilas al ver lo que estaban haciendo. Los jóvenes lobos, Shippou y Kohaku sí lo vieron, así que se apartaron lo más rápido que pudieron y con disimulo, junto con otros caballeros que estabas haciendo ejercicio.

    — Cuanta pérdida de tiempo — murmuró el Daiyōkai y, en un parpadeó, tomó los puños entrelazados de ambos “animales” y, sin mucho esfuerzo, los levantó lanzándolos contra una pared. Todo con una sola mano… la izquierda.

    — ¿Qué diablos…? — empezó a decir Inuyasha en cuanto se sintió elevado en vilo.

    — ¿Quién mierda…? — dijo Koga al mismo tiempo.

    Ni tiempo les dio de soltarse cuando se golpearon haciendo un boquete. Eso sí, se enderezaron sincronizados encarando al gran demonio.

    — ¿Se puede saber por qué lo hiciste? — le espetó el Hanyō.

    — Oye perro, ¿qué te pasa? — soltó un irritado Ōkami.

    Por toda respuesta… el Inugami les arrojó el aparato con más pesas dándoles en pleno rostro y acabaron de atravesar la pared hasta parar en el área de “spinning”. Afortunadamente las chicas habían terminado su sesión y bajado de las bicicletas. Ninguna resultó lastimada, sólo los aparatos. Todas parpadearon sorprendidas y las otras damas presentes huyeron despavoridas. Sango y Kaede, junto con Kikyō, se asomaron por el orificio de la pared en lo que Aome y Ayame se percataron de los pobres causantes de los desperfectos.

    — ¡Inuyasha!, — gritó Aome acercándose a él — ¿estás bien? (pregunta tonta ante las evidencias de que no esta bien).

    — ¡Koga!, — Ayame la imitó al mismo tiempo — ¿qué te ocurrió? (otra pregunta de esas).

    — ¡Hola Sesshōmaru! — saludó Kikyō muy sonriente, con el típico gesto de bienvenida a alguien — ¿Por qué estás tan molesto?

    Él ni contestó y se retiró con paso firme del gimnasio, encaminándose junto al señor Zaotome y dirigiéndole a Miroku una mirada un tanto dura. Lin se acercó junto a Jaken.

    — ¿Ya se siente mejor, Señor Sesshōmaru? — preguntó la pequeña en tono dulce.

    — ¿Qué… le molestó tanto? — el monje volvió a dirigirse al señor Zaotome, en voz baja.

    — Verá… — empezó a hablar cuando el encargado del lugar se acercó seguido de Sango, Kikyō, Kaede y, por supuesto, Kirara.

    — ¿Quién… va a pagar por… los daños? — tartamudeó mirando primero al imponente demonio blanco y después al señor Zaotome.

    — Pues… — el hombre se mostró bastante apenado.

    — Carga todo a la cuenta de Naraku. — interrumpió Sesshōmaru sin fijar la vista en nadie, como perdido en un mundo más allá de la mirada de los simples mortales — Ese… maldito imbécil.

    — Descuide. — dijo Zaotome y se dirigió al encargado, un poco más tranquilo — No se preocupe, el señor Naraku se encargará de pagar todo… en cuanto pueda.

    Los jóvenes lobos y los chicos también llegaron y todos parpadearon con la boca abierta al escuchar esas palabras. ¿Cómo iba Naraku a pagar todo?

    — Gr… gracias, — se retiró el encargado temblando un poco más ante el tono grave y “suave” del Daiyōkai — es usted muy… amable.

    — Bien, — dijo Zaotome dirigiéndose a todos en tanto que el gran demonio volvía a su indiferencia habitual, apartándose un poco seguido por Lin, la cual había saludado a Kohaku con un gesto de su mano — lo que ocurrió es que Naraku está en la cárcel… por desacato a una restricción oficial.

    — ¿Qué? — preguntaron al unísono, asombrados.

    — Lo que pasa es que no puede estar fuera del relleno sanitario asignado más allá de las doce de la noche. — explicó el buen hombre — Es un acuerdo al que se llegó con las autoridades locales para su estancia en este lugar.

    — Entonces… — intervino Miroku analizando la situación — ¿no habrá juego está noche?

    — No. — confirmó Zaotome — Cumplirá 36 horas de arresto y después brindará servicios a la comunidad por una semana. Si reincide… deberá abandonar el país.

    — Siempre supe que Naraku nació con un retraso mental, — dijo Kikyō con algo de seriedad — sus actos muestran que estoy en lo correcto.

    — Bueno… — habló Zaotome una vez más — tendrán la noche libre para conocer más la vida nocturna de Las Vegas. Diviértanse — se dirigió nuevamente al Daiyōkai haciéndole la reverencia acostumbrada — En cuanto guste, Señor Sesshōmaru.

    — ¿Podemos ir a pasear también e invitar a Kohaku? — Lin le dirigió una de sus miradas tiernas — Por favor…

    Sesshōmaru no le dijo nada pero la miró con calidez, como afirmándole.

    — ¡Gracias! — dijo la pequeña y miró a su pecoso amigo — ¡Pasamos por ti en la noche!

    — Gracias — el jovencito se ruborizó ante la mirada cariñosa de la niña.

    — ¿Te gustaría más compañía Sesshōmaru? — preguntó Kikyō coquetamente haciendo que todos se fijaran en ella — Si no te molesta, claro.

    — Podría ser… — contestó el gran demonio sin mirarla, con ese tono habitual de “no me importa” — Andando — les dijo a sus acompañantes y se retiró con paso firme y elegante. Los otros le siguieron.

    — Entonces nos vemos más tarde — la miko se despidió con dulzura.

    Aome y Ayame llegaron llevando a rastras a sus galanes, a los que aun les daban vueltas los ojos.

    — ¿Qué pasó? — preguntaron al unísono.

    — Eee… — Sango tartamudeó levemente — pues Naraku cometió una estupidez que nos deja la noche libre hoy.

    — ¿Cómo? — cuestionó Aome.

    — Al parecer… — dijo Miroku ayudándole con su carga en lo que Hakkaku auxiliaba a Ayame — Naraku está aquí bajo ciertas condiciones… si no mal recuerdo nos habló usted de una cuarentena, y parece que no la cumplió.

    — Ah, ya veo. — Aome se puso algo seria, e inmediatamente sonrió — Pues entonces aprovecharemos el tiempo.

    Los dos “brutos” desmayados parecieron reaccionar.

    — ¡Auch, my head! — se quejó Inuyasha sobándose un poco en la nuca (¡aprendió inglés en tres días!).

    — ¿Ya estoy en el cielo? — observó Koga con los ojos bizcos, y, al abrirlos bien y ver a su subordinado dijo — Creo que no.

    — Que bueno que despertaron flojos — dijo Ayame sonriente.

    — ¿Alguno de ustedes sabe que le pasa al idiota engreído de Sesshōmaru? — espetó el ojidorado soltándose del monje.

    — No seas grosero querido. — dijo Kikyō con calma — Tenía sus razones para buscar como desahogarse.

    — Y seguramente piensa que estamos aquí para ayudarle a liberar su estrés — interrumpió el lobo con cara de pocos amigos, apartándose también de su compañero y dedicando a la miko una mirada fea con sus pupilas azules claras.

    — Pues… tal vez sí — opinó Shippou, ocultándose rápidamente tras Aome en cuanto el par de agresivos lo fulminaron con la mirada.

    — Cálmense, — habló Kaede tratando de poner paz — el asunto es que Naraku hizo algo indebido y se suspende el juego de hoy.

    — ¡¿QUÉ?! — dijeron al unísono por todo lo alto — ¡¿QUÉ EL IDIOTA HIZO QUÉ!? ¡¿CÓMO?!

    — Verán, — dijo Miroku muy seriamente tratando de calmarlos — Naraku no cumplió algunas condiciones y lo metieron en la cárcel… mientras esté ahí no habrá juego; dado que es su vida la que está en juego… no podemos decidir por él.

    Ambos parpadearon mirando al monje de forma tonta con expresión de “¿What?”.

    — Entonces… ¿qué se supone que vamos a hacer esta noche… Aome? — preguntó Inuyasha al fin, mirando a la peli negra del futuro.

    — Lo mismo que hacemos todas las noches Inuyasha… — contestó seriamente y después sonrió — No, no, ya lo verán. — Aome brincó un poco de gusto — Consultare la guía y nos divertiremos en grande.

    Todos parpadearon un poco al escuchar su tono serio e inusual, después les brotó una gota anime en cuanto retornó a la normalidad. Así que… terminada la sesión de ejercicios volvieron al hotel para planear su tour nocturno.

    Nota: No me negaran tanta diversión como siempre, y un capítulo no alcanza para todo. Esperen la divertida conti de esta historia… y les invitó a leer el pequeño fic de Dragon Ball, una idea que se me metió no hace mucho al ver nuevamente a esos simios espaciales (mejor conocidos como Saiyajins) tan divertidos. Sayo.
     
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    Taisha StarkTaisho

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    oliz amiga ase rato q no me pasava x est fics y ubo unos caps sin leer
    jeeje...
    woww los poko caps q no lei m mori d la risaaaa!!!!!!jajajajjaja y est ultimo m gusto mas jajaja
    la forma en q koga e inuyasha devatian el amor d aome m enkantooo....y la forma en q aome desperto a inuyasha
    qedadando sobre el jajaja y ese miroku pensando cualquier kosa jaja...y sesshomaru golpeando a inuyasha y a koga
    ja! estava mui tenso el pobre jajajaja....luego lo d naraku me rei mucho jajaja al mui hijo de.....le van a cargar tdo los destrosos q asen los
    "brutos" jajaja c va a kedar en ña quiebra jajaja...y kikyo....mmm me parece q va a terminar cn sesshomaru
    aunq kreo q va a ver una lucha cn kagura x el jajajajaja......... ay algo q no m gusta....y es cmo kikyo sigue sujetando a
    inuyasha cuando se van a algun lugar.....grrr inuyasha es mio...aunqe ase mejor pareja cn aome jejejeje.......
    y lo ultimo q dijeron inuyasha y aome me sono familiar xD

    — Entonces… ¿qué se supone que vamos a hacer esta noche… Aome? — preguntó Inuyasha al fin, mirando a la peli negra del futuro.

    — Lo mismo que hacemos todas las noches Inuyasha… — contestó seriamente y después sonrió — No, no, ya lo verán. — Aome brincó un poco de gusto — Consultare la guía y nos divertiremos en grande.

    me mate de la risa jajaja weno amiga avisam si ay conty ¿si?
    cuidat besos bey;)
     
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  13.  
    Vianyz Elric

    Vianyz Elric Entusiasta

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    HOLA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    NO MANCHES!!!!!!!!!!! me hiciste babear al dar las explicaciones de la ropa de todos los machos y cuando digo todos es TODOS.... en el internet en el que estoy ya me conocen y estaban asi como de "¡Vianey la baba! ¡NOS AHOGAMOS!" jejejeje bueno exagero pero no ma mendigo Naraku si no hubiera cometido tanta pendejada me hubiera podido imaginar a Sesshomaru haciendo ejercicio.
    Bueno amiga como siempre me mato de la risa eres una genio me voy
    MATTA NEEEEEEEEEEEEEEEEEE
     
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  14.  
    InunoTaisho

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    Un juego por la vida de... naraku?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
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    Palabras:
    4184
    conti conti esperada les gustara

    Capítulo 14

    Aome tenía listo el tour para el recorrido por las principales atracciones nocturnas de Las Vegas, o sea casi todas… y también había algo especial para ellos, noticia que le fue comunicada únicamente a Miroku para darle la sorpresa a sus amigos. Con eso podían disfrutar mejor la diversión de esa noche. Así que todos se arreglaban para pasarla de lo mejor, aprovechando la ausencia del malvado Naraku… su encierro podría decirse que resultó ventajoso. Claro que a los otros jugadores en sí no les había agradado mucho la metida de pata del engendro, pero… todo sea por complacer a sus acompañantes.

    Vamos por partes, primero las damas…

    — Bien, — dijo Aome observando el mapa que había trazado para el recorrido — con esto conoceremos los mejores lugares de Las Vegas.

    Ayame se bañaba y Sango se vestía para la ocasión, bastante ruborizada por el traje que tendría que usar… un palaxo semiajustado en mezclilla fina, sin mangas y con cierre adelante, desde la cintura hasta el cuello, un bonito cinturón blanco en combinación con unas plataformas también en blanco. En la parte de la blusa tenía bordadas unas flores del mismo color.

    — La ropa es bonita pero… — se quejó un poco, admirando su figura en el espejo — me gustaría algo más discreto… como el tuyo.

    Aome lucía un trajecito de lino rosado, de pantalón y blusa también sin manga. Por supuesto que modelaba su bien formado cuerpecito, pero era un poco más holgado que el de la castaña. Llevaba unas pequeñas sandalias combinadas y se levantó el cabello en una cola alta.

    — Sango… yo no llenaría el palaxo como tú, — le dijo su amiga mirándola con un poco de reproche — te ves muy bien.

    — Pues si pero… — se dio otra vuelta.

    Kirara maulló en señal de aprobación y miró a su ama con el mismo reproche que Aome.

    — Esta bien Kirara, — le dijo la exterminadora entendiendo su maullido — ya no me quejaré — y se dedicó a cepillar su larga cabellera.

    Ayame salió del baño y silbó un poco mirando a la castaña.

    — Te han dado ropa muy linda, — le dijo — todo te queda bien.

    — Por favor… — se abochornó más, terminando de maquillarse — ustedes no se quedan atrás.

    La pelirroja se vistió también, con un hermoso vestido blanco adornado con flores amarillas, semejante a una túnica hindú de linda caída hasta un poco arriba de la rodilla, sandalias a juego y leve maquillaje para resaltar el color de sus ojos. Se admiró un poco en el espejo y salió despidiéndose.

    — Si no apuro a esos tres… nos tardamos más. — dijo al salir — Los alcanzamos en el hall o los esperamos allá, lo que pase primero.

    — Nos vemos más tarde — Aome se despidió muy sonriente en tanto Sango agitó una mano sin dejar de acariciar a su mascota, en lo que le daba un vistazo al plano del recorrido que darían.

    Y ahora con los galanes…

    — ¿Vas a ir así? — Shippou abrió los ojos mirando a Inuyasha.

    — ¡Keh! No molestes, esto es lo que me gusta — espetó mirándolo de fea manera.

    — Pero podrías… — el zorrito no pensaba ceder.

    — Déjalo Shippou, — dijo Miroku colocándose su calzado — de todos modos se iba a vestir así.

    — Eso es para el juego. — observó el pequeño kitsune — Ahorita no va a jugar… puede cambiarse.

    — Tu opinión me tiene sin cuidado, — continuo el ojidorado con su tono habitual de enfado — yo no critico tu ropa tan fea.

    — No está fea… — se enojó Shippou — el feo eres tú y tus fachas.

    — Por favor ya no discutan, — intervino Miroku pretendiendo zanjar la cuestión — las chicas nos esperan… no las hagamos esperar mucho.

    Inuyasha vestía su traje habitual… se sentía más cómodo que utilizando las prendas raras de la época. Shippou, por el contrario, se puso una playerita azul claro y unos short negros… sin ningún tipo de calzado, pues no hay modelito para sus pequeñas patas zorrunas. Kohaku estaba calladito sin decir nada, sonrió un poco y volvió la vista al televisor en donde veía un documental sobre la vida salvaje del desierto; vestido con un pantalón de mezclilla clara y playera azul oscura, con tenis “Vans” también de tela de mezclilla. Y Miroku traía un pantalón blanco, una camisa de mezclilla y zapatos blancos de suave piel. Se acomodó el copete y se miró al espejo para comprobar que se veía bien. Inuyasha le torció el gesto una vez más.

    — Ya de plano contigo Miroku… — le soltó un tanto irritado — estás peor que una vieja vanidosa.

    — Yo no me meto contigo, — le contestó mirándolo un poco — así que no lo hagas tú. Creo que veré si nuestras hermosas señoritas están listas.

    Se disponía a salir, sin haber meditado el hecho de no poder accesar al cuarto de las chicas, cuando una muy bella aparición se le presentó enfrente, dejándolo anonadado como siempre.

    — ¡Excelencia, luce muy guapo! — le dijo Sango en tono cariñoso y pasó a su lado para abrazar a su hermano — ¡Kohaku, — lo estrechó entre sus brazos — has crecido tanto hermano! — y lo besó en la mejilla.

    — Eee… — el pecoso se apenó por enésima ocasión, correspondiendo con timidez al abrazo — gracias hermana, tú también te ves bien.

    El monje había parpadeado al verla y en ese momento hizo gesto de idiota pervertido al seguirla con la mirada, escurriendo un poco de baba entre su boca semi abierta. Afortunadamente Kirara entró y brincó a su cabeza para hacerlo reaccionar, maullándole con reproche. Inuyasha lo miró con gesto de “Tenía que ser el libidinoso de Miroku”, imitado por Shippou. Aome entró también, llevando el mapa en sus manos.

    — ¡Auch Kirara! — se quejó el ojiazul cuando la gatita bajó de un salto — Me has despeinado.

    — ¡Qué gusto que ya estén listos! — observó la pelinegra al saludarlos — Vamos por Kikyō y la anciana Kaede para… Inuyasha, — lo miró al notar bien sus ropajes — ¿por qué te vestiste así?

    El Hanyō había parpadeado al ver a la muchacha con ese atuendo algo extraño que le quedaba muy bien. Aome no tiene tanto para presumir como Sango pero todo lo que se ponía la hacía ver muy linda a los ojos del peli plateado. Se ruborizó un poco por ese pensamiento y se perdió un instante de la conversación.

    — ¿Qué? — preguntó como volviendo a la realidad — ¿Dijiste algo? — fijo su atención en la chica, aun ruborizado.

    Ella lo miró un tanto dudosa, y repitió su pregunta.

    — Dije que… por qué… te vestiste… así — casi deletrea palabra por palabra.

    — Oye, no soy tonto, — espetó recuperándose del todo — no tienes porque hablarme de esa forma.

    — Pues me pareció que estabas en otra galaxia. — observó la joven — ¿Por qué te vestiste así?

    — Porque así me gusta, — contestó un poco grosero — ¿algún problema?

    — No, — Aome se encogió de hombros — aunque a mi parecer te sentaría mejor vestirte como gente normal para pasar desapercibido… tu traje es muy notorio.

    — Eso me vale mierda, — dijo sin vergüenza el ojidorado — por mí la gente puede pensar lo que quiera.

    — Inuyasha… — dijo su interlocutora algo irritada — modera tu lenguaje, hay niños presentes.

    Sango no había soltado a su hermano y miró a su amigo Hanyō un tanto molesta, Miroku la imitó acomodándose nuevamente el copete, Shippou movió negativamente la cabeza, Kirara maulló y Kohaku hizo gesto resignado. Alguien más entró en ese momento.

    — ¡Inuyasha querido!, — era Kikyō — ¿puedes darme tu opinión de cómo me veo? — le preguntó acercándose donde ellos estaban — ¡Aome, luces encantadora! — hizo la observación sonriéndole con sinceridad a su reencarnación — Y por cierto cariño… — volvió nuevamente la vista al peli plateado mirándolo con mayor detenimiento — creo que hubiera sido mejor vestirte de otra manera — y retorno a su gesto serio y habitual.

    El aludido parpadeó por enésima ocasión mirando a su antiguo amor con los ojotes más abiertos. La miko traía puesto un traje similar al de Aome, sólo que con manguitas cortas y pequeños bolsillos al frente de la blusa, en un rosa mexicano muy subido, en tanto que el de la del futuro es en rosa palo.

    — Te ves muy linda Kikyō. — contestó Aome sonriendo también — Entonces… ¿de verdad vas a ir con Sesshōmaru? — preguntó con curiosidad, recordando lo que Sango le contó.

    — Seguro. — contestó volviendo la vista a ella, retornando la sonrisa — No olvides que él me invitó con gusto.

    A los otros cinco, incluida Kirara, les brotó una pequeña gota anime en sus cabecitas. La miko se auto invitó con el gran demonio… y como a Sesshōmaru en realidad le tiene sin cuidado lo que piensen los demás y no le preocupa nada, aceptó su presencia con su habitual indiferencia, sin emocionarse en lo más mínimo. A quien si había invitado, indirectamente por cortesía de Lin, era a Kohaku. Inuyasha volvió a la realidad.

    — ¿Quieres mi opinión porque vas a salir con Sesshōmaru? — dijo un tanto molesto — Kikyō, ¿cómo puedes…? — le iba a reclamar.

    — Querido no te sulfures, — dijo tranquilamente — Aome esta contigo, así que diviértanse y no te preocupes por mí… se cuidarme. Iré por Kaede y nos vemos enseguida. — salió con su porte altanero y soberbio — ¡Ah, y gracias por tu opinión! — le dijo un tanto sarcástica al alejarse.

    El Hanyō abrió y cerró la boca. Aome se ruborizó un poco. Kohaku rompió la incomodidad del ambiente.

    — ¡Es cierto! — dijo al recordar que él también estaba invitado por el Daiyōkai — ¡El Señor Sesshōmaru pasará por mí! Creo que me voy… — dijo un tanto apenado — no quiero hacerlo esperar mucho.

    — Te acompaño. — dijo solícita su hermana — Excelencia… ¿viene con nosotros?

    — Por supuesto — contestó el aludido sin pensarlo dos veces, y salieron de la habitación seguidos de Kirara.

    — Inuyasha… — Aome lo miró un tanto dudosa — ¿te encuentras bien?

    — ¿Eh? — volvió a Tierra por segunda vez — Si, no hay problema.

    — ¿Te preocupa Kikyō… o Sesshōmaru? — preguntó un tanto suspicaz.

    — No… bueno… tal vez… — tartamudeó algo nervioso — no se… Es que…

    — Eee… — intervino Shippou con gesto de “Inuyasha y sus indecisiones” — si no nos vamos ahora, Koga podría estar de peor humor que el tuyo cuando lo esperamos — miró fijamente al ojidorado.

    — Tienes razón. — le contestó Aome — Vámonos.

    Shippou brincó hacia sus brazos, y la pelinegra se lo llevó caminando delante del peli plateado, el cual se molestó y decidió ponerse de acuerdo con su amigo el monje para darle un castigo ejemplar a ese zorrito aprovechado. Pasaron por Kikyō y la anciana Kaede antes de que las hermanas se fueran solas. Kaede los saludó vistiendo una falda larga y amplia en fresca tela de algodón y una blusa de manta que combinaba perfectamente, con bordado de flores.

    — Los esperábamos. — dijo la viejecita muy sonriente — Aome, luces lindísima… Inuyasha, ¿no es ese tu traje de siempre? — parpadeó al mirarlo.

    — ¡Keh! ¿Tú también vas a criticar mis gustos? — espetó algo grosero.

    — Ya le decía yo… — intervino una alegre Kikyō — Querido, podrías verte más guapo vestido como su Excelencia — le hizo nuevamente la observación al ojidorado.

    — ¿Verdad que si? — afirmó Aome con una sonrisa similar a la de su vida pasada.

    — ¡Keh! No estoy tarado, — se defendió — Miroku se ve como payaso.

    — Es que Inuyasha no tiene sentido de la moda — opinó Shippou a medio susurrar.

    — ¡¿QUIEN PIDIO TU OPINION?! — le gritó fúricamente sin preocuparse por las tres damas presentes, menos por la joven del futuro que traía al kitsune en sus brazos, la cual tuvo que cerrar momentáneamente sus bellos ojitos ante semejante exclamación.

    — ¡Osuwari! — soltó al instante en que el ojidorado calló su queja.

    ¡PAF! al suelo como siempre. Inuyasha miró de mala manera a la muchacha, desde su posición al ras del piso.

    — Aome… — le rezongó.

    — No tienes que gritar, — contestó ella visiblemente ofendida — Shippou no está sordo y nosotras tampoco.

    — Mejor vámonos ya. — dijo Kikyō mirando también al ojidorado, nuevamente seria — Inuyasha querido, cuida tus modales.

    — Adelante chicas — Kaede avanzó después de hacer gesto bobo y resignado viendo al Hanyō embarrado en la alfombra.

    Las tres caminaron sin esperar a que se levantara. Inuyasha gruñó y se tragó una palabrota para que no lo regresaran a contar motitas de polvo en la alfombra. Enderezándose fue tras ellas, a una distancia prudente.

    Con los lobos…

    Los tres machos no hicieron mucho por su persona, poniéndose nuevamente sus armaduras.

    — Nada mejor que ser yo — dijo Koga mirándose detenidamente en el espejo.

    — Tienes razón, — opinó Guinta — así sí somos nosotros.

    Ayame entró muy feliz, sonriendo grandemente.

    — ¿Ya están listos? — dijo para después parpadear al verlos — ¿Todavía no? — preguntó incrédula.

    Los tres la quedaron viendo con el mismo gesto torpe al notar lo bonita que lucía con ese vestido. Koga sacudió un poco la cabeza para reaccionar.

    — Ayame… ¿otra vez? — la cuestionó un poco brusco — ¿por qué tienes que venir?

    — Ya te dije el porque, — le contestó la pelirroja encarándolo un tanto enojada — no te ilusiones que es por ti.

    — ¿Entonces vienes por nosotros? — preguntó Hakkaku muy feliz, interviniendo en la conversación.

    — No lo duden, — contestó ella guiñándole un ojo — ustedes son mis buenos amigos.

    — Ayame… — sollozó Guinta — que lindas palabras.

    Y se le acercaron los dos tomándole las manos y mirándola con mucho éxtasis, casi les salen corazoncitos por las pupilas… pasando por alto a su Comandante y haciéndolo a un lado. Hasta parecía que en el ambiente de la habitación había florecitas de colores. El Ōkami abrió la bocota… ¿desde cuando sus subordinados lo ignoraban y le faltaban al respeto? Y, encima de todo, baboseaban con SU prometida.

    — Ayame… — le dijo Guinta esperanzado — ¿Te casarías conmigo si Koga aun niega el compromiso?

    — Mejor conmigo — habló Hakkaku en tono soñador.

    — Oigan chicos… — la loba se ruborizó un poco y quiso soltarse — yo no dije nada de eso.

    Al Comandante lobuno le dio un tic en la ceja, le brotó un signo de enfado en la sien y les soltó al par de bobalicones unos buenos coscorrones, consiguiendo que todo volviera a la normalidad.

    — ¡¿QUÉ CREEN QUE HACEN, PAR DE INUTILES?! — les dijo furioso — ¡NO SE METAN CON MI MUJER! ¿LES QUEDÓ CLARO?

    — ¡Lo sentimos Koga! — lloraron en el piso con varios chichones en la cabeza — ¡No lo volvemos a hacer!

    — ¡Más les vale, idiotas!

    Ayame parpadeó sorprendida y después se sonrió un poco; su querido lobo es bastante celoso en lo que se refería a ella, aunque no quiera admitirlo. Bien, entonces le picaría más el orgullo de macho, a ver si así la consideraba mejor y dejaba de molestar a Aome.

    — Koga… — dijo con dulzura hablando un poco bajo, como susurrando — no seas tan brusco con ellos. — y lo miró un tanto coqueta — Además no debes decir eso porque Aome es tu… ¡oh, bueno!, — hizo un breve movimiento con la mano — Tú sabes que Inuyasha y ella se aman y… — como que dudó un poco y desvió la vista, como queriendo disimular algo — Perdón, no debí decir eso… se me ocurrió que a lo mejor el hermano de Inuyasha es tan apasionado como él…

    — ¿Qué insinúas? — dijo un tanto airado, únicamente escuchó bien las últimas palabras — ¿Qué el pulgoso perro ese es mejor que yo?

    — Yo no sugerí eso. — quiso saldar el tema restándole importancia y volvió a verlo — Por cierto, ¿van a ir así? — señaló su armadura.

    — ¿Tiene algo de malo? — preguntó aun molesto.

    — No… — contestó tímidamente la loba — sólo pensé que… hoy no se juega y podrían verse distintos.

    — Me gusta mi estilo. — afirmó el Ōkami con su orgullo característico, después se dirigió a sus llorones subordinados — Muévanse y vayan por los “muchachos” (sus lobos de verdad), los llevaremos a pasear.

    — Como ordenes Koga — contestó Guinta y, levantándose ambos, salieron de la habitación.

    Ambos se quedaron en silencio un rato, sin atreverse a salir y sin mirarse. Los dos parecían un tanto enrojecidos de los pómulos. Koga fue el primero en animarse, aunque se le enredó la lengua.

    — Oye Ayame… — tartamudeó sin verla — sobre lo que dije…

    — No te preocupes, — le contestó la pelirroja fijando ahora sí sus verdes pupilas en él — fue un lapsus… te perdono.

    — No, fue en… — se sintió más cohibido al notar su mirada sobre su persona.

    — Déjalo así. — le interrumpió en tono tierno y se dirigió a la puerta — Vámonos o se hace tarde, y nos están esperando.

    El Ōkami reaccionó instintivamente y le tomó una mano antes de dejarla salir, jalándola hacia sí.

    — Ayame… — enrojeció como tomate — yo…

    La pelirroja también se ruborizó un poco más, pero ahora le tocaba su desquite y no iba a ceder aunque quisiera besarlo desde hace tiempo.

    — Si vas a hacer algo, — le dijo seriamente recuperando la compostura — es porque recuerdas tu promesa.

    Clavó nuevamente sus verdes ojos sobre el Comandante, el cual desvió la vista abochornado. No es que Ayame no le gustara, especialmente ahora que era toda una joven loba muy sexy, vestida de esa forma tan extraña pero coqueta que lo hacia sentirse un poco sonso… pero no se quitaba aun la idea de que, si se esforzaba, Aome dejaría al Bestia para aceptarlo a él. Eso le rondaba en la cabeza y por lo mismo prefería ocultar el recuerdo de la promesa bajo el arcoíris lunar en lo más recóndito de su cerebro. Se le enredó la lengua otra vez al querer contestar.

    — Eee… — empezó a sudar un poco — en serio no logro recordar… cuando fue eso.

    La chica se guardó un suspiró de resignación y se soltó delicadamente de su agarre, fingiendo perfectamente una sonrisa.

    — Entonces… — le dijo — hagamos de cuenta que hoy no pasó nada… andando.

    Volvió a encaminarse a la salida y Koga la siguió, después de exhalar una nubecita de alivio.

    Ahora, todos reunidos…

    Ya en el hall, Inuyasha y sus bellas acompañantes se encontraron con Miroku y Sango, sentados en el “love seat”, en tanto Kohaku y Kirara miraban la enorme pantalla de plasma sentados en un sillón un poco alejado del centro, para no perder detalles del documental que había llamado la atención del jovencito. El monje parecía decirle a la exterminadora unas palabras cariñosas tomándole una mano, la chica tenía las mejillas muy sonrosadas y desviaba la vista coquetamente, visiblemente abochornada pero contenta de que “la mano maldita” no haya arruinado el momento… por ahora.

    — Pensé que ya había llegado Sesshōmaru — dijo Aome en voz baja, como no queriendo interrumpir el romance de sus amigos.

    — No tarda en llegar. — dijo Miroku mirándolos, sin soltar la mano de su amada — El señor Zaotome dejó un recado diciendo que estarían aquí a las ocho treinta, y son las ocho en punto.

    — Entonces estoy a tiempo… me había preocupado un poco. — dijo Kikyō y se dirigió a su contraparte del futuro — Tomemos asiento Aome, Inuyasha querido… — ahora sí le tomó un brazo — hermana Kaede, por favor.

    — Veré el programa con Kohaku, — dijo la mujer mayor haciéndole a su hermana una reverencia leve en agradecimiento — se ve interesante.

    — Yo también — brincó Shippou de los brazos de su amiga y se dirigió con Kaede hacia el sitio donde estaba el joven exterminador.

    Las dos pelinegras se encaminaron una vez más al sofá grande, para dejarse caer suavemente con su amado, el cual se veía demasiado apenado por ser centro de atención de dos lindas señoritas. Miroku y Sango sonrieron un poco al notar la pena de su amigo, y el monje continuó con lo suyo, como si no hubiera sido interrumpido, acercándose otro poco a la exterminadora para hablarle cerca del oído.

    — ¿En qué íbamos? — aparentó un poco de seriedad — ¡Ah, ya me acordé!

    — Excelencia, — se quejó levemente sin dejar de sonreír, en tanto se colorearon nuevamente sus mejillas — me hace cosquillas.

    Aome puso ojitos tiernos al verlos así, tan juntos y en paz.

    — ¡Qué bonito es el amor! — susurró en voz soñadora.

    — Su Excelencia puede ser de lo mejor — opinó Kikyō igual de sonriente.

    — Que se me hace que todo ese teatro es para agarrarla distraída — señaló Inuyasha un tanto apático.

    — Inuyasha… — Aome lo miró muy seria — te gusta ver las cosas de forma negativa, ¿verdad?

    — ¡Keh! — dijo a la defensiva sin cambiar su gesto habitual — Únicamente digo lo que ese manolarga acostumbra a hacer, así que no te sorprendas.

    — ¿Acaso crees que el monje Miroku no puede ser un hombre considerado y recatado? — preguntó la del futuro, incrédula y molesta.

    — ¡Cómo si pudiera! — rezongó afirmando — Pero Sango tiene la culpa por… bueno, por usar esos trapos.

    — ¡Pero si se ve genial! — dijo Aome defendiendo a su amiga.

    — Claro que se ve genial… — el ojidorado habló sin meditar y sin quitarle la vista a sus amigos, que en ese momento reían discretamente por algo — se le ve todo lo que a ese mujeriego le gusta ver.

    — ¡Osuwari! — Aome se levantó muy enojada — ¡Fijado!

    Kikyō soltó a Inuyasha al mismo tiempo que su reencarnación, permitiendo que el peli plateado se fuera de boca al piso, en tanto negó con la cabeza, cerrando los ojitos y haciendo una expresión que claramente decía “Tenías que ser torpe querido”. El azotón llamó la atención del par de tortolitos, que parpadearon sorprendidos al ver a su amigo en esa posición tan incómoda, cómica e inverosímil, con el trasero medio volando del sofá y la cara en el piso.

    — ¿Qué fue lo que dijiste ahora? — preguntó el ojiazul seriamente, aun cerca de la castaña y sin soltarle la mano.

    La joven puso un gesto similar al de la miko.

    — Nada… estoy contando los pelos de la alfombra, — ironizó desde el piso — Aome me hizo el favor para que fuera más fácil.

    En ese justo momento los lobos hicieron su aparición, y también vieron al Hanyō doblado sobre sí mismo. Guinta y Hakkaku prefirieron no decir nada, Ayame desvió un tanto la vista para fingir demencia pero Koga no se guardó el comentario.

    — ¡Qué ridículo te ves Bestia! — observó en tono divertido — Creo que esa posición te favorece.

    — ¡Cállate Sarnoso! — le espetó al levantarse, lanzándole una mirada rabiosa — Tarde como ya se te hizo costumbre… y para nada, pues luces igual de sucio.

    — Mira quien habla de suciedad, — le contestó sarcásticamente cruzándose de brazos, sonriéndole descaradamente — por lo que veo te gusta usar tus prendas pestilentes.

    — Por favor, — ahora sí se levantó Miroku para evitar un enfrentamiento absurdo — tenemos que ir al acceso, hay algo importante para todos. — y miró seriamente al lobo — Así que, si no es mucha molestia Koga…

    El Ōkami no dijo nada, recordando el conjuro que el monje le había aplicado al mediodía, así que sólo bufó un poco y se apartó para dirigirse a sus subordinados y los lobos que lo acompañaban.

    — Bien, Hakkaku, llévate a los “muchachos” a la entrada.

    — Si Koga — respondió y, lanzando un aullido bajo se fue con sus compañeros.

    — Vamos amigos, — Miroku ayudó a Sango a levantarse — esa sorpresa es algo muy útil para esta noche.

    — ¿Qué es Excelencia? — preguntó curiosamente la castaña.

    Kikyō se agarró cariñosamente del brazo derecho del ojidorado, Aome frunció tantito el ceño e imitó a la miko, tomando el otro brazo del peli plateado. Los demás se acercaron también.

    — ¿Ya nos vamos? — preguntó Shippou.

    — Una sorpresa, no comas ansias. — le contestó el ojiazul a su amada y después se dirigió al pequeño zorro — Así es Shippou, nos vamos para aprovechar la noche. Señorita Ayame, muchachos— le habló amablemente a los lobos — sígannos.

    Caminó delante de todos, llevando galantemente a su amado tormento, la cual dejó a los lobos machos con la misma cara sonsa de cuando vieron a su compañera hembra.

    — Yo quiero una así. — suspiró Guinta — Todos son tan suertudos menos nosotros… — miró a su Comandante con ojos de súplica — ¿No te parece que Hakkaku y yo podemos buscar compañía?

    — ¿Eh? — reaccionó el Ōkami, pues también se perdió mirando a Aome y a Kikyō, en tanto Ayame lo miraba fijamente.

    — Vamos Guinta, — dijo la pelirroja tomándolo del brazo, lanzándole una mirada de consideración y sonriéndole abiertamente — yo vengo con ustedes — y lo jaló con ella.

    — Ayame… — dijo Koga un tanto airado al ir tras ellos — no vienes con él.

    — Claro, — contestó la loba — soy compañera de todos ustedes, así que no te enojes.

    En el acceso… se quedaron con la boca abierta al admirar la gran sorpresa.

    Nota de la autora: Les dejaré en suspense para la sorpresa jajajaja esperen la divertida conti… me he tomado algunas partes un tanto cursis para darle un poco de sentido romántico al fic, tal vez no salgan muy bien porque, como bien les he contado, soy un tanto anticursi y me cuesta algo de trabajo involucrar a los personajes en sentimentalismos… bueno, Miroku en si no es tan difícil, pues el es cursi por naturaleza jajaja, pero Koga, Inuyasha y no digamos Sesshōmaru en cuanto le toque (tal vez no en este fic, pero si en el que le dedico a él)…. ¡ugh, no se como hacerlo bien para no caer en el OoC!, por ello, para evitar una barbaridad, tal vez no me queden sus escenas tan acarameladas. Se hizo lo que se pudo esta vez entre Koga y Ayame, haré un trabajo similar con Aome e Inuyasha, pero no les daré detalles por ahora. En fin, esto tira más a la comedia. Sayo y arigato por su paciencia.
     
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    Taisha StarkTaisho

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    oliz amiga!
    wow me imprecionast!!!!!!! q risa jajaja aunq esta vez estuviste algo light........pero q risa d q kikyo
    se alla auto invitado cn sesshomaru jajajajajajaja m mori d risa.....y d q inuyasha qede embobado mirando a aome me parecio super tierno n.n
    y cn lo d contar pelos d la alfombra jajaja pero q risa!!!!!!!!! :D jeje amiga mui wena esta conty....pero yo quiero una escena romantika cn:
    inuyasha y aome....miroku y sango (donde miroku deje lo pervertido)....ayame y koga.....sesshomaru y kikyo....y...
    pues c m olvido si rin fue xq si fue m gustaria alla una pelea cn kohaku y shippo jeje n.n seria genial
    pero lo q mas quiero es una escena super romantika cn aome e inuyasha por fissssss!!!!!!!!!!!!!!!!!! no seas malaaaaa yo la
    quiero ¿si? ojala lo agas n.n
    weno t felicito x la conty ojala la proxima sea tan graciosas cmo las demas
    cuidat...besos bey;)
     
  16.  
    SangoxMiroKagoxInu

    SangoxMiroKagoxInu Entusiasta

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    Ola chica! que hay?
    jajaj xD estuvo super la conti, pobre Hakkaku y Guinta :S en la serie no les ponen pareja ¡SOLTERONES! ajajajajaj
    Miroku es cursi por naturaleza jaajjaj a ese si ni modo jajajaja esque el es raro....es mitad cursi mitad pervertido y como un poco torpe (cuando las embarra con su "mano maldita" xDDD) e Inuyasha y Kouga son mitad torpes mitad agresivos y un poco pero solo un poco aasi menos de un cuarto de cursi ush pero ni un poquito xDDD estuvo genial AYYY YO QUIERO SABER CUAL ES LA SORPRESA!!!! YO QUIERO SABER!!! T-T PORFAVOOOR CONTINUALO RAPIDO AHII ME MUERO DE LA EMOCION XDDDDDDDDDDD AHII YO QUIERO SABER RAPIDO!! PORFAA NO TE DEMORES PLEASE SAYO
     
  17.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Lamento la demorá, acosarón mi perfil xD
    Gracias por aviso.
    Me gustó, la actitu de Hakkaku y Guinta, como dijo SangoxMirokuKagoxInu: ¡Par de solterones! xDDD
    ¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa? o.o ¿por qué nos quieres hacer sufrir? >_<U ¡Quería seguir leyendo! e_e' ahora a esperar ¡JUM!
    Adiós y buen día.
    At: Fer-chan.
    PD: Continuación, continuación y mhm...¿qué? ahh si. ¡Continuación! *---*
     
  18.  
    cristty

    cristty Iniciado

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    ufff... Algo atrasada pero aqui estoy!!!
    que te puedo decir?? Me encanto!! si, las dos ultimas continuaciones... Jajajajajajajajaj me imagino a Sesshomaru aventando al pobre de Inuyasha por todo ese gimnasio... sisisisisi!!
    jajajaj
    Bueno, me desapido de ti, esperando que continues pronto...
    muchos besos de mi parte!!
     
  19.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Un juego por la vida de... naraku?
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    33
     
    Palabras:
    5373
    Capítulo 14 parte dos.

    En el acceso principal se encontraban cuatro vehículos automotores de lujo.

    — ¿Qué tal eh? — dijo Miroku — La producción nos obsequió estos automóviles para pasear hoy… y tal vez más adelante.

    — ¿En serio? — dieron Inuyasha y Koga al unísono.

    — Veamos… — el ojiazul sacó del bolsillo de su pantalón unas llaves — Muy bien Koga… la camioneta “Lobo” es para ti — dijo entregándole dicho accesorio y señalándole el vehículo correspondiente.

    Una imponente camioneta “Lobo” en color negro platinado, con faros y monturas metálicas que brillaban a la luz de las luminarias que alumbraban el área, era para el Ōkami y compañía.

    — ¡Órale!, — dijo Hakkaku en tanto los “muchachos” abrían los hocicos de asombro — ¿vamos a viajar en… esa gran cosa?

    — Por supuesto bobo. — respondió el Comandante tomando la llave muy emocionado — Suban a los “muchachos” atrás… Guinta, ve con ellos.

    — Sarnoso… — dijo Inuyasha sarcásticamente — ¿podrás conducir eso?

    — ¡Pan comido! — el lobo no le dio importancia y se dirigió a Miroku — Monje, ¿a dónde iremos?

    — Espera un momento y nos sigues, te daré una señal. — le contestó — Mientras puedes darle una vuelta a la manzana… nada más no aceleres mucho, una “Lobo” es tan veloz como tú.

    — Eso me gusta. — observó sin cambiar la emoción y se trepó a la cabina — ¿Qué estás esperando Ayame?, — miró a la pelirroja con un poco de duda, ella no se había animado a moverse de su posición — recuerda que vienes conmi… con nosotros, somos compañeros — se corrigió rápidamente y le dedicó una sonrisa entre galán y tímida.

    La loba sonrió también y subió sentándose a su lado. Koga encendió el motor de la “Lobo”, y marcharon a velocidad media para dar una vuelta como sugirió Miroku, e irse acostumbrando al vehículo. Los “muchachos” aullaron un poco de gusto. Inuyasha parpadeó al verlos irse y después se dirigió a su amigo.

    — Me imagino que uno de esos es para nosotros y el otro para el altanero de Sesshōmaru, pero… ¿el cuarto? — preguntó dudoso — No me digas que también a Naraku…

    — Oye, — le interrumpió sonriente — Sango y yo no les haremos bulto a la señorita Aome y a ti… — dijo pícaramente — un vehículo es nuestro.

    — ¿De verdad? — lo miró escrutadoramente.

    — ¿Te mentiría acaso? — preguntó fingiendo ofenderse.

    — Excelencia… — intervino Sango con curiosidad, mirándolo fijamente con sus lindas pupilas café oscuro — ¿sabe conducir?

    — Si Koga puede nosotros también. — le sonrió con sinceridad como minimizando el asunto — Bueno Inuyasha… — se dirigió una vez más al ojidorado entregándole una llave — la “Endeavour” es para ti… y para tus amigos.

    El vehículo en cuestión era color rojo infierno metálico, el favorito del protagonista, y también brillaba por lo nuevo.

    — Y… ¿cuál es el tuyo? — cuestionó sin tomar la llave.

    Miroku se carcajeó.

    — No comas ansias, ya verás.

    — ¿Estamos esperando al Señor Sesshōmaru? — preguntó Kohaku con curiosidad, después de haber visto más de cerca los vehículos junto a Shippou.

    — Exacto. — contestó su futuro cuñado — Y allá viene el “Rey de Roma” — señaló el acceso.

    Efectivamente la limusina blanca iba entrando en ese instante por el área de acceso, llevando tras de sí el remolque en el cual se veía a Ah – Uh, muy tranquilo como si fuera una mascotita bien educada. Lin bajó de un salto, seguida de Jaken. La pequeña vestía un short de mezclilla y tenis tipo botín en rosa, junto con una blusita blanca con flores bordadas en rosa. Se peinó con una diadema adornada también con una flor en el mismo tono. Jaken… decidió usar sus diminutas prendas de siempre.

    — ¡Muy buenas noches a todos! — saludó la chiquilla con su acostumbrada sonrisa encantadora — Gracias señorita Sango por darle permiso a Kohaku para ir con nosotros.

    — Gracias a ti por invitarlo — contestó la aludida igual de sonriente.

    Sesshōmaru descendió en ese momento de su vehículo, acompañado por… Kagura, la cual se veía más que contenta al lado del Gran demonio blanco. Él vestía pantalón casual en azul marino, zapatos suaves de fina piel coordinados perfectamente, una finísima camisa de seda blanca con pequeñas rayas en azul, en manga corta; la estola adornaba perfectamente el hombro derecho, dándole ese aire de realeza característico, y volvió a soltar su larga cabellera plateada. La Teynnō vestía un lindo y fresco vestido azul turquesa, suelto hasta la altura de la rodilla, y unas coquetas sandalias a juego. También dejó su larga y oscura cabellera suelta. Les dedicó una sonrisa amable a sus compañeros de anime.

    — ¡Qué gusto verlos! — dijo en tono alegre — Naraku les envía saludos.

    El Daiyōkai no miró a nadie en particular y se dirigió a Miroku.

    — Mi llave, — le dijo con su tono grave, varonil y sin emociones — la otra entrégasela a mi asistente — se refirió al señor Zaotome, que bajó con ellos.

    — Permíteme. — contestó el ojiazul entregándole una llave — Aquí tiene señor Zaotome — le dijo amablemente al buen hombre al entregarle la otra.

    Inuyasha abrió la boca pero en ese momento no salieron palabras adecuadas. Los demás… mejor se sonrieron tontamente al notar la estupefacción en el rostro del Hanyō.

    — Ya sabes lo que debes hacer. — le indicó Sesshōmaru a Zaotome, posteriormente se dirigió a su sirviente verde, lanzándole una breve y dura mirada — Jaken, vigilarás a Ah – Uh y ayudarás a Zaotome.

    — Si amo bonito — contestó el pequeño demonio sin atreverse a contradecir a su Señor, así no estuviera de acuerdo.

    — ¡¿QUÉ?! — parpadeó fuertemente Inuyasha, como recuperándose y encontrando al fin algo que decir — ¿Por qué tú tienes dos?

    Su hermano se dignó a verlo, con un poco de burla en su mirada.

    — Son mis condiciones. — le contestó parcamente, y, desviando la vista una vez más, haciendo de cuenta que su medio hermano no estaba ahí, se dirigió al otro vehículo para abrir las puertas — Lin, — miró a la niña — suban ya.

    — Si. — la pequeña tomó la mano de su pecoso amigo — Vamos Kohaku, señorita Kikyō. — se dirigió muy sonriente y emocionada a la miko — Kagura, me parece que debes de ir con el Señor Sesshōmaru en el asiento delantero — le dijo con ese tono amable y bondadoso a la manipuladora del viento.

    La aludida se acomodó en el lugar indicado, sin borrar la sonrisa, en tanto el joven exterminador ayudó a Kikyō y a Lin a subir en la parte posterior del automóvil. El vehículo en cuestión era un Porsche Turbo 911 convertible, en color plateado metálico, en tanto el otro vehículo era una camioneta Hummer edición especial de lujo, en color verde militar brillante, el cual sería conducido por el señor Zaotome, y Jaken se iría con Ah – Uh en el remolque. La limusina fue llevada de regreso al Wynn por su chófer personal.

    — Listo Señor Sesshōmaru, — dijo su joven asistente y guía — pasaré por las fans y los alcanzaremos en el lugar indicado.

    El Gran demonio ni le contestó y se acomodó en su asiento, encendiendo el motor del auto, el cual hizo un armonioso sonido como el rugido de un león. Avanzó un poco lento seguido por la impactante camioneta militar.

    — ¡Nos vemos en el recorrido! — agitó Lin la mano, despidiéndose de todos.

    — ¡Adiós! — Kohaku la imitó.

    Kikyō sólo agitó la mano con una sonrisa en el rostro, sin decir nada. Kagura ya ni los miró, con las rojas pupilas concentradas en el perfil griego del Daiyōkai. Inuyasha estaba en shock… el Sarnoso sabía manejar y que decir del odioso de su hermano Sesshōmaru, quien no se conformó con un vehículo… tenía dos, ¡dos!

    — Oye Miroku, — le reclamó a su amigo en cuanto el Porsche y caravana se alejaron un poco — ¿no me dijiste que un vehículo era tuyo?

    El monje lo miró un tanto apenado. Los demás… mejor se abstuvieron de opinar, con una gotita anime en sus cabezas.

    — Inuyasha… — dijo algo serio — ¿recuerdas lo que nos platicó la señorita Aome de cuando fue a hablar con él, antes del inicio de estás vacaciones?

    — Eee… — trató de hacer memoria, un tanto dudoso — Sólo recuerdo que el muy cretino de Naraku se atrevió a ponerle una mano encima.

    — ¡Ah, ya recordé! — intervino Shippou — ¡Sesshōmaru pidió el doble de cosas buenas que le dieran a Inuyasha!

    — Muy bien Shippou. — confirmó Miroku con una sonrisita boba — Por lo tanto… — volvió la vista al peli plateado — te dieron un auto, él recibió dos.

    Las chicas y Kaede parpadearon brevemente.

    — Eee… — reaccionó Aome, y quiso desviar el tema de conversación — ¿qué esperamos para subir a la camioneta?

    — Eso no se me hace justo, — continuó hablando Inuyasha como si no la hubiera oído — el protagonista soy yo, y ustedes los coprotagonistas… él está de relleno. ¿Por qué la producción lo consiente tanto?

    — A mí ni me reclames, — contestó el ojiazul encogiéndose de hombros — yo no soy más que un actor como tú… si quieres quejarte, envía tu queja a la ANDA.

    — ¿La… qué? — preguntó dudoso, con la boca abierta y gesto de “¿What?”.

    — La Asociación Nacional De Actores, que fue creada para defender nuestros derechos como personas del medio y… — el monje empezó a soltar un discursito educativo, en tanto Kaede, Sango y Shippou hicieron gestos bobos de incredulidad, brotándoles una gota anime colectiva; Kirara bostezó y se estiró con desgana.

    — ¡Ejem! — interrumpió Aome visiblemente molesta — Monje Miroku… nosotros no somos personas, somos personajes… y la ANDA es una asociación mexicana cuyo alcance esta fuera de la jurisdicción japonesa… Por lo tanto… — respiró hondamente y los miró a ambos en tanto brotaba su aura maligna — ¡DÉJENSE DE COSAS Y VÁMONOS YA! — levantó la voz.

    — Sí… claro señorita Aome… — el ojiazul se agachó un poco asustado, mientras el Hanyō se ocultó detrás de él — permítame.

    Los dos se dirigieron al vehículo un poco apurados.

    — Más te vale que no molestes a la señorita Aome — le dio la llave para que abriera la puerta.

    — Y… ¿qué se supone que haga con esto? — preguntó observando detenidamente el aditamento.

    Miroku por poco se azota estilo anime… reponiéndose de la impresión miró a su amigo con gesto de incredulidad.

    — ¿Acaso no viste lo que hicieron Koga y Sesshōmaru? — preguntó con la quijada casi hasta el piso.

    — Pues… no puse mucha atención… — aceptó algo apenado — mejor conduce tú.

    Sus acompañantes los alcanzaron.

    — ¿Y bien? — preguntó la pelinegra.

    — Suban a su vehículo, — indicó Miroku y, en forma caballerosa, ayudó a la anciana Kaede y a Sango a subir en la parte posterior — y me disculparán no acompañarlas atrás… le enseñaré a Inuyasha a conducir.

    El aludido ayudó a Aome a su manera, un poco brusco pero delicado en parte, y se sentó en el asiento del copiloto. Kirara fue con Sango y Shippou… decidió ir de metiche con sus amigos. Como es pequeño se acomodó muy bien entre Miroku e Inuyasha.

    — No puedo creer que Koga lo haga mejor que tú — se burló un poco del ojidorado.

    — Mira chaparro igualado… — lo miró feo — o cierras la bocota o…

    — ¡Aome, Inuyasha me está molestando! — el pequeño zorro alzó la voz.

    — Guarden silencio los dos o voy a verme obligado a tomar medidas drásticas — les dijo Miroku después de encender el motor, mirando a ambos con una mirada peligrosa.

    Los dos peleoneros mejor dejaron de discutir… después de la exhibición de mediodía no podían dudar de que su amigo el monje hablaba en serio.

    — Bien Inuyasha, — habló más tranquilo el ojiazul — pon atención a mis movimientos… la camioneta es automática y no te costara mucho trabajo, así que…

    La “Lobo” regresó por el otro lado y les tocó el claxon.

    — ¡Bestia, muévete! — gritó Koga asomándose por la ventanilla abierta del vehículo — ¡Ya tu hermano se nos adelantó!

    — ¡Cierra la boca Sarnoso! — le contestó igual de grosero, ofendido por los gritos — ¡El que no se apura es Miroku!

    — Encima de que voy a ayudarle… — murmuró el monje, con gesto entre resignado y molesto.

    Sus acompañantes hicieron un gesto similar.

    — Bestia… — el Ōkami parpadeó al notar que el Hanyō no estaba en el asiento del conductor — ¿no vas a conducir tú? — y pareció soltar un leve aullido burlón.

    — Yo tengo chófer personal como el pesado de mi hermano, — respondió volteándole la cara, haciéndose el importante — no tengo necesidad de hacerlo.

    Miroku mejor cerró los ojos como para contar mentalmente del uno al cien y no perder la compostura. Aspiró profundamente. Las muchachas trataron de calmarlo.

    — Excelencia… — le dijo Sango comprensiva, tocándole un hombro — no se exalte…

    — Yo me encargaré de ese “boca floja”, — dijo Aome por lo bajo — pierda cuidado.

    — Ejem… — el aludido abrió los ojos y vio fijamente al ojidorado — por favor Inuyasha… ya nos vamos — dijo en fingido tono de amabilidad.

    — Te estabas tardando — le espetó un poco brusco.

    — Síguenos Koga — indicó el monje al lobo con una señal de la mano.

    La “Endeavour” se movió suavemente y tomaron la avenida principal, conocida como “Las Vegas Boulevard” o “La zona Strip”, donde se encuentran ubicados los principales hoteles y centros de entretenimiento nocturno de la ciudad.

    — Y dígame señorita Aome, — preguntó Miroku, esta vez empleando su tono amable y sincero — ¿tomamos hacia el norte o hacia el sur?

    — ¿Y hacia dónde irá Sesshōmaru? — preguntó Shippou con curiosidad, antes de que la pelinegra contestara.

    — Al parecer… — meditó el ojiazul — el señor Zaotome me dijo que llevarían a pasear a las fans ganadoras… es parte de su premio, una convivencia un tanto cercana con sus personajes favoritos, y las llevaran a dar una vuelta para conocer la ciudad, como nosotros.

    — ¡Entonces sus condiciones fueron superadas! — se asombró el zorrito — Inuyasha sólo tiene una chica, él, aparte de Kagura y Kikyō… llevará diez más.

    — ¡ME VALE M…!, — dijo Inuyasha mirando a su amiguito de fea manera — por mi hasta puede llevarse a Aome.

    — ¿¡CÓMO DIJISTE!? — gritó una molesta Aome mirándole muy fijamente y con su aura maligna desbordada.

    A todos los demás les brotó una gotita anime en sus frentecitas en tanto hacían gestos bobitos, mientras el Hanyō se ocultó tras su asiento, disminuyendo visiblemente de tamaño.

    — Ignore a ese grosero, — habló Miroku reponiéndose rápidamente de la impresión — ¿cuál es la ruta del recorrido?

    La pelinegra sacó el mapa y comprobó la dirección a seguir, sin prestarle ya su atención al ojidorado, quien no se atrevió ni a moverse.

    — Vayamos hacia el sur, admiraremos el espectáculo nocturno de las fuentes danzantes del “Bellagio”, para después ver el show de temporada del “Cirque du Soleil” — volvió a sonreír — ¡El mejor circo de todo el mundo, es magnifico! — exclamó con alegría — Siempre quise asistir cuando llegaban a Japón… es algo caro por la cantidad de actores, animales, pistas, instrumentos sonoros, juego de luces…

    — ¿Todo eso hay en un circo? — Shippou la miró con los verdes ojos muy abiertos de admiración.

    — Un buen circo que se respete tiene todo eso. — le contestó la muchacha con amabilidad — Pero por ahora admiremos toda la avenida.

    Recorrieron parte de la avenida para llegar a admirar el espectáculo de las fuentes danzantes del hotel “Bellagio”, uno de los mejores con categoría cinco diamantes (buen reconocimiento a la máxima categoría en servicios turísticos); era un digno panorama de ver los saltos del agua al ritmo de una clásica melodía de Frank Sinatra, en tanto el juego de luces les hacía cambiar de color. Ahí habían alcanzado a Sesshōmaru y compañía, y con ellos se encontraban también las diez fans ganadoras trepadas en la Hummer, algunas al lado de Ah – Uh en su remolque, y que, al verlos llegar, les dedicaron efusivos saludos.

    — ¡INUYASHA! — gritaron varias en éxtasis — ¡TE AMAMOS!

    — ¡KOGA! — dijeron otras — ¡ESTAS COMO QUIERES!

    Los dos aludidos parpadearon y abrieron la boca sin saber que decir, mostrándose abochornados. Los jóvenes lobos también parpadearon y como que se entristecieron… la suerte no los acompañaba, pues resulta que hasta el dragón del Daiyōkai es consentido de las mujeres… a ellos nadie los pela.

    — ¡MONJE MIROKU! — unas cuantas vieron al ojiazul con ojitos soñadores.

    El monje respondió al saludo agitando la mano, aunque prefirió no irse de boca para no decir una estupidez y recibir… un zape bien dado por cierta castaña de hermoso mirar, pero que podía ser más terrible que un Inugami enfurecido cuando la sacaba de sus casillas.

    — Ejem… — carraspeó un poco Zaotome, algo sonrojado y ensordecido por la actitud de las damitas — señoritas, más adelante podrán pedirles fotos para sus “Facebook”, autógrafos o… lo que se les ocurra, pero la producción no responde por olvidos, desmayos o delirios.

    Después siguieron el recorrido, iban casi a vuelta de rueda para no perder detalle de la iluminación, que hacía lucir los edificios y sus temáticas… gracias a la idiotez de Naraku estaban disfrutando de uno de los mejores atractivos de Las Vegas, la vida nocturna es con mucho más interesante que de día, pues es cuando abren todos los casinos. Las fans no paraban de gritar, señalando en todas direcciones y sin dejar de sonreír, y el señor Zaotome, armado de gran paciencia, les explicaba cada uno de los puntos representativos del recorrido. También nuestros amigos llevaban su guía con las detalladas explicaciones de lo que estaban viendo. Y aquí una breve reseña cultural del paseo nocturno (en FFL nos gusta culturizarnos, gracias a la sabia Wiki):

    “Las Vegas es la ciudad más grande del estado de Nevada en los Estados Unidos de América. Comúnmente llamada La Capital Mundial del Entretenimiento se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del país gracias a sus zonas comerciales y vacacionales, pero sobre todo gracias a sus casinos.
    “El nombre de Las Vegas se aplica frecuentemente a las áreas del condado de Clark que rodean la ciudad, especialmente las áreas residenciales situadas dentro o cerca del “strip de Las Vegas”. La mayor parte de los 7,25 kilómetros de Las Vegas Boulevard están situados fuera de los límites de la ciudad de Las Vegas, concretamente en el área del condado llamado Paradise.
    “Las Vegas es conocida en ocasiones como la ciudad del pecado (Sin City en inglés) debido a la popularidad del juego y apuestas legales, la disponibilidad de bebidas alcohólicas a cualquier hora del día (como en toda Nevada), la legalidad de la prostitución en los condados vecinos (las leyes de Nevada prohíben la prostitución en los condados de más de 400.000 habitantes). El gobierno local y los promotores turísticos de la ciudad prefieren el apodo de “Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas”. La imagen glamurosa de la ciudad le ha hecho escenario de diversas películas y series televisivas.
    “La ciudad de Las Vegas ocupa un área de 293,6 km2. La ciudad está localizada en una zona árida, rodeada de montañas con colores que van del rosa al gris. Al estar situada en el desierto, la mayor parte del terreno es rocoso y polvoriento. La población es un crisol de cubanos, latinos, estadounidenses y turistas de todas las nacionalidades.
    “Entre las edificaciones de Las Vegas podemos encontrar el centro de la ciudad, compuesto por casinos de todo tipo y la periferia, una masa de chalets que se extiende por el yermo desierto. Los casinos están conectados muy frecuentemente entre ellos por monorraíles o pasadizos subterráneos con aire acondicionado que repele las agobiantes temperaturas de la ciudad. El espectáculo, las exposiciones, las galerías de arte y los museos generan tantos ingresos como los casinos. La tematización hace únicos a cada hotel, algunos de ellos con categoría de cinco diamantes. Por ejemplo:
    · El “Caesars Palace”: con apariencia de templo romano estirado hasta ser convertido en un rascacielos. El interior parece un paseo por el antiguo Imperio y se observan máquinas con aspecto romano y espectáculos de robots, fuego, agua y luces que semejan luchas entre dioses.

    • El “Paris”: Un palacio francés, una Torre Eiffel y un Arco del Triunfo en miniatura. Recreación interna de una pequeña parte de la ciudad de París.



    “Uno de los memorables atractivos de los que puede disfrutarse todo el año es el Cirque du Soleil, La compañía circense más importante del mundo tiene actualmente más de una decena de espectáculos diferentes y únicos a lo largo del Strip.”

    Al final del recorrido subieron al teleférico o “skyline”, ubicado en el “Stratosphere”, uno de los hoteles ubicado al norte de la avenida, para tener una vista aérea de toda el área de la “Strip”… Sesshōmaru y su grupo en uno exclusivo, Inuyasha, Koga y compañía junto con las fans en otro. Ahora sí, las jóvenes fans aprovecharon para acercarse a ellos.

    — Bien chicas, como lo ensayamos — dijo una de ellas.

    — ¡¡Sí!! — dijeron las demás y, lanzándole miradas soñadoras al Hanyō, se abalanzaron sobre él — ¡¡Inuyasha!! — dijeron al unísono con tono de vivir sus mejores fantasías.

    — Oigan, ¿qué les…? — es lo único que pudo decir al notar las miradas sobre su persona, antes de ser asediado por las chicas.

    El pobre peli plateado se encontraba visiblemente abochornado ante tantas mujeres locas y extrañas, enrojeciendo hasta el tono de su traje atrapado entre el encimoso abrazo de las jóvenes fans. Todos los demás parpadearon, especialmente Aome, a la cual le dio un tic en la ceja… ¿quiénes se creían esas abusivas para manosear a su querido ojidorado? Sin embargo se aguantó las ganas de gritarles a todas que lo dejaran en paz porque eso únicamente se lo toleraba a Kikyō… bueno, ni tanto. Las fans tironeaban de las orejas de Inuyasha, le pidieron autógrafos, querían uno de sus plateados cabellos y hasta le plantaron besos cerca de la comisura de los labios, tomando fotos con sus celulares y grabando pequeños fragmentos de su “hazaña”.

    — ¡Sonríe Inuyasha! — dijo una de ellas, “Kal Sakka” — ¡Es para mi “Facebook”!

    — ¡Faltó yo! — dijo otra tirándolo hacia ella, “Surisshesy” — Se lo presumiré a mi hermana menor y a mis primas.

    — ¡Esperen, no es de ustedes! — dijo una más, “Whitemiko” — ¡No sean envidiosas!

    Hasta que se pusieron de acuerdo y tomaron una foto colectiva y una más para cada una de ellas. El Hanyō apenas parpadeó y no dijo ni pío. Después de semejante show… se lanzaron sobre Miroku y Koga en una tónica similar, abrazándolos y besándolos fugazmente, tomando también fotos y videos para compartir con amigos y conocidos en las redes sociales. Ayame tenía gesto de incredulidad ante la atención hacia su querido lobo, pero Sango bufó un poco, pues el libertino monje pareció disfrutar la admiración de las fans hacia su persona y hasta les dedicó algunos “cariñitos”, a lo que las jóvenes, sin dejar de sonreír, gritaron como locas, dejando a los del anime súbitamente ensordecidos.

    — ¡Monje Miroku! — exclamaron al unísono, un poco enrojecidas — ¡Qué pícaro es usted!

    Y entre las diez le metieron un buen cachetadón sincronizado que lo mandó a estrellarse con la pared del “skyline”, que en ese momento terminaba el recorrido.

    — ¡Lo sentimos! — se excusaron sin cambiar la sonrisa y bajaron del vagoncito para dirigir su atención al señor Zaotome — Estamos listas — habló la que parecía la líder del grupo.

    — Bien señoritas, — le contestó el buen hombre con una reverencia leve — esperamos que el paseo haya sido de su agrado.

    Sesshōmaru y compañía habían descendido también y se encaminaban hacia el Porsche. El gran demonio… tan indiferente como siempre a todo, ni siquiera pareció inmutarse por la efusividad de las fans al verlo para despedirse de él.

    — ¡SESSHOMARU! — le gritaron varias — ¡PAPACITO!

    — ¡TE AMAMOS! — dijeron otras.

    — ¡Nos vemos mañana! — concluyó la líder del grupo.

    — ¡Hasta mañana! — Lin fue la que se despidió de las muchachas, agitando la mano.

    — Eee… — Zaotome tartamudeó un poco — por favor señoritas, la Hummer espera — les indicó el camino de regreso.

    Las fans se retiraron sin dejar de cuchichear entre ellas y sin borrar los gestos de felicidad total en sus rostros juveniles, lanzándole besos al Daiyōkai, quien sólo las vio de reojo y pareció sonreír levemente. Kagura y Kikyō parpadearon un poco, asombradas de que Sesshōmaru tuviera con ellas el caballeroso gesto de abrirles las puertas para que subieran al vehículo. Lin se veía muy contenta y risueña, Kohaku parecía un tanto apenado.

    — Señor Sesshōmaru, — dijo el señor Zaotome haciéndole una reverencia más profunda — disponga usted de su tiempo. Confiamos en que mañana se normalice la situación.

    El Inugami lo miró brevemente sin cambiar su gesto habitual de “poker face”, dirigió un rápido vistazo al cielo nocturno buscando el fragmento que aún se divisaba de la luna… faltaban dos noches para la luna nueva, y abordó el Porsche sin decir ni media palabra. Arrancó el motor y tomó rumbo al sur.

    Sus compañeros anime habían visto todo con expresiones de perplejidad… excepto Sango, quien trataba de reanimar a Miroku, el cual yacía aun en el piso del teleférico, desvanecido por el trancazo que se dio, cortesía de las fans.

    — Dispongan también de lo que resta de la noche, — se dirigió Zaotome a Aome — es libre para que se diviertan, pueden seguir la guía. Me retiro… mañana sacaremos a Naraku de prisión para continuar el juego.

    — Muchas gracias señor Zaotome — contestó la pelinegra con tono amable.

    — Con permiso, pasen buenas noches — el hombre se fue también, llevando la Hummer, a las fans, con Ah – Uh y Jaken en el remolque.

    Las chicas lanzaron más besos y agitaron la mano diciendo “adiós”. Inuyasha y Koga no habían abierto el hocico para nada, del shock que aun tenían. Al fin Miroku pareció despabilarse y Sango lo llevaba apoyado en su hombro… ya le reprocharía más tarde sus abusos.

    — Y… ¿qué haremos ahora? — preguntó la castaña llamando la atención de sus compañeros.

    — ¡Primero al circo! — afirmó Aome saltando un poco de gusto — ¡Todo el espectáculo del “Cirque du Soleil” es lo máximo! Después… ya veremos, — dijo entre extasiada y algo dudosa — consultare la guía y comprobaré cual es nuestra mejor opción. Por cierto Inuyasha, — se dirigió un poco seria al peli plateado — tendrás que conducir en lo que el monje Miroku se recupera del todo.

    — ¿¡Yo!? — bufó el aludido y, sin mucho cuidado, sacudió al ojiazul al momento de arrebatárselo a la exterminadora — ¡Inútil! ¿Te das cuanta de lo que te sacas por tus mañas?

    — ¡Inuyasha! — Sango le lanzó una de sus miradas feas e intimidantes, con ganas de matarlo, tomando al monje nuevamente entre sus brazos — ¡Vas a lastimar a su Excelencia!

    Los lobos no salían de la impresión por todo lo ocurrido, parecían anonadados. Koga pudo hablar, saliendo de su trance.

    — ¿Hacia donde queda ese… circo, Aome? — preguntó de forma caballerosa a la pelinegra.

    — ¡Oh! — ella lo miró y después observó cuidadosamente el mapa — hacia el sur de la avenida, en el hotel “Mirage”… el que tiene un volcán al frente.

    — Entonces… nos vemos allá — dijo el Ōkami y se dirigió a sus compañeros — Vamos. Te veo luego Bestia… — agregó burlonamente, mirando brevemente al Hanyō — si es que consigues moverte — se aguantó una carcajada y se llevó a Ayame, tomando su mano con un poco de delicadeza.

    — ¡Los esperamos! — se despidió la loba.

    — Sarnoso miserable… — Inuyasha parecía sacar humo por la cabeza y las orejas, esa burla no se quedaría así — ya verá… se va a tragar sus palabras. Sango, dame la llave que trae Miroku en su bolsillo — se dirigió a la exterminadora lo más amable que pudo.

    Ella aun estaba molesta con él por su insensibilidad, así que, antes de buscarlas, le dedicó otra mirada enfadada para después poner un amoroso gesto en su carita al hablarle tiernamente a Miroku.

    — Excelencia… — le susurró un poco al notar que abría los ojos una vez más, pues la sacudida volvió a marearlo dejándolo atontado por enésima ocasión — ¿dónde tiene la llave de la camioneta?

    — ¡Auch, que dolor! — habló el monje por lo bajo, sobándose lo alto de la cabeza en tanto la mejilla golpeada estaba visiblemente enrojecida — Gracias Sango, eres un amor. — se dirigió tiernamente a la joven al notar su cercanía y su preocupación — Me parece que la metí… en el bolsillo izquierdo.

    — Monje Miroku, — habló Aome interrumpiéndolos un poco — ¿se siente bien?

    — Un poco mareado pero creo que aun estoy entero, — contestó con sinceridad, recuperando la sonrisa amable, sin soltarse de la exterminadora — aunque se me hace mejor no conducir… no vaya a causar un accidente.

    La castaña hurgó en el bolsillo señalado, un poco enrojecida por lo que estaba haciendo… lo bueno es que encontró lo que buscaba casi al momento, así que rápidamente sacó la mano.

    — ¿Ves lo que te ganas por abusivo? — le reprochó Shippou a Miroku en tanto Sango lo esculcaba, mirándolo fijamente con sus ojitos verdes— Ahora a ver si Inuyasha puede conducir… es tan bruto.

    — ¿¿QUÉ DIJISTE?? — el aludido casi se lo traga con su grito, al mismo tiempo en que la exterminadora le entregó la llave, haciendo que a todos se les agitara el cabello.

    — Tranquilízate por favor, — intervino Kaede hablándole un poco alto — y apresúrate porque quiero ir a descansar… ya es tarde para mí, no soy tan joven como ustedes.

    — Eee… — tartamudeó algo apenado, pues hasta Aome lo amenazó con la mirada — si, perdón.

    Así que se dispusieron a continuar con su recorrido.

    Nota: Tal vez el humor este un poco más light, pero seguimos con la tónica de la comedia… lo que sigue será menos cómico en ciertos aspectos, pues voy a hacer una escena romántica entre Aome e Inuyasha antes de que sean interrumpidos por (agh, que sufrimiento intentar una vez más la cursilería en el Hanyó, por ello me tardó un poco)… mejor léanlo que se van a divertir como lo han hecho a lo largo de este fic. Sayo y gracias por su apoyo y comprensión… los estudios ocupan mi tiempo y acortan la disponibilidad de libertad un poco, prepararme para el ingreso a bachillerato es importante para mí, por aquí nos vemos en quince días.
     
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    Taisha StarkTaisho

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    ola amigaa!!
    t felicito x otro espectacular cap..n.n me rei mucho aunq no tanto cmo los otros capitulos que isist...
    pero si tiene su toqe de gracia y comedia q estuvi genial ajajajaja t felicito jajaja y no sabes lo q daria
    x ser una d esas fans para poder tokar esas ermosas orejas q tiene inuyasha :D me enkanto esa parte jajaja
    y lo q dijo miroku sobre la ANDA jjajajaja naa lo q le respondio aome me enkanto y es sierto...ellos sn personajes y
    ensima sn d japon jajajaja pobre miroku e inuyasha q ellos qerian autos separados y creo q se porque jejeje
    aome e inuyasha en un auto los dos solitos jejeje...u///u aveses soi mui pervertida jajaja...aunq t digo q quiero q publiqes
    el siguient x q ya quiero leer la escena romantika d aome e inuyasha!!!!! ojala sea mui linda!!!!;)
    amiga t felicito n.n muy wena te qedo ojala la sigas y me avises...
    cuidat...besos bey;)
     
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