Un Encuentro Soñado

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Artemisa, 3 Septiembre 2008.

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    Artemisa

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    Un Encuentro Soñado

    ¡Hola!

    Si quieren aventurarse en un mundo donde existen todo tipo de creaturas, léanlo...

    Ésta historia la está escribiendo mi amiga Sandy-sempai y me pidió que se la publicara aquí. Es muy interesante y ella tiene todos los derechos de la historia original.

    Les pido que por favor dejen comments para qver qué tal les pareció...


    Capitulo 1: entrada
    Volvió a pasar, no sé cuantas veces he tenido el mismo sueño. Estaba en la escuela, sentada en mi pupitre, mi mejor amigo, Oscar estaba a mi lado. Siempre se escuchaba el parloteo de la clase, estaba enterada de todo lo que hacían. En ese momento todo se calló, voltee para ver que había causado el silencio, y lo vi. Era un chico que estaba parado en la puerta del salón, era alto con la piel tan blanca como la tiza, su rostro era perfecto hasta el más mínimo detalle, los pómulos perfectos al igual que la tez, ninguna imperfección, la nariz recta delicada, muy marcada, el pelo negro alborotado. Los ojos tenían muy marcadas las ojeras, el iris era de un color sangre, me estremecí al mirarlo. Dio un paso al frente. Me pare exaltada ¿porque me paraba solo porque el daba un paso? ¿Porque cuando lo vi pude notar algo? ¿Que era él? él segundo paso que dio, Oscar se paro y se puso de espaldas a mí.


    -corre- fue lo que dijo al interponerse en el camino del chico


    -¡demonios, Emily corre!- grito mientras alzaba los brazos en eso......


    ......me desperté ahogando un grito con la almohada, estaba cubierta por un sudor frío que me empapaba la frente. Con esta se completaba una semana que soñaba lo mismo. Muy pronto me dije a mi misma, voltee para ver la hora. Las cinco y media. Ya era hora que me levantara. Agarre la ropa que me iba a poner y me metí en la ducha. Repasaba el sueño que tenía: el chico, Oscar diciéndome que huyera, el color sangre en los ojos de aquel joven. Esto último no tuvo lógica para mí. Salí de la ducha, agarre una toalla y me la enrede en el cabello y me puse la bata. Examine el rostro que tenía en el espejo. Era pálida, bueno era albina, flacucha comí si el viento me fuera a llevar en cualquier momento, pero por alguna extraña razón era buena para los deportes. Tenía el cabello negro largo y lacio. Siempre me lo dejaba así porque sabia que las chicas de mi salón le s hubiera gustado nacer con ese cabello, tenían envidia y yo o sabia. Los ojos eran de color azul claro, casi parecía blancos. Me apresure a vestirme y secarme. Se me hacia tarde.
    Mi madre, Lucidla, me esperaba en el comedor con el desayuno.


    -buenos días, Emily- me dijo con una gran sonrisa en el rostro-¿lista para otro año de escuela?-
    Me pregunto con una ceja alzada. Ah. La escuela. Como si me gustara estar ahí. Solo iba por mi obligación de aprender más.


    -no me entusiasma mucho este nuevo semestre- le dije mientras mordisqueaba el pan tostado - solo espero que Oscar este en el mismo salón que yo-.concluí


    - buenos nos vemos mamá, se me está haciendo tarde- le dije mientras me despedía de ella. Estaba por cursar el primer año de prepa, cosa que no me hacía gracia.
    Caminaba hacia la escuela. Tenía que pasar un puente peatonal para llegar a la entrada de prepa La escuela era grande ya que -por lo menos no era lujosa, eso me reconfortaba-. Era una escuela de paga. Lo cierto es que tenía muchos avances tecnológicos. Pase de largo a los prefectos que estaban en la entrada, ellos ya me conocían-había pasado los últimos 11 años en la misma escuela- y me dirigí al salón. Revise la lista con ansias para verificar que Oscar y yo estuviéramos en el mismo salón. Para mi alivia así era. Me metí al salón y puse mis cosas en una banca desocupada. Todos estaban afuera contando que hicieron en sus vacaciones. Revise el salón. Al frente se encontraba el pizarrón electrónico- gran cosa-. Aun lado estaba una caja de madera que contenía el CPU y todo lo demás de la computadora. Arriba de mi cabeza se encontraba el cañón para el pizarrón. Había seis filas desiguales en el salón y a ambos lados, a 1m del suelo se encontraban varias hileras de ventanas. Nada había cambiado, excepto los estudiantes. Todos los años siempre había chicos nuevos. Oscar todavía no llegaba, típico siempre llegaba tarde. Seguí viendo a la nada recordando aquel sueño. En lugar, la habitación toda encajaba perfectamente, excepto lo de Oscar.


    -En diez segundos todos se callaran-musite casi para mí misma- cinco...cuatro...tres...dos...uno....-no paso nada. Creo que en el fondo lo sabía....


    ........de repente todos estaban hablando más bajito y señalándolo. Voltee para ver quien había causado esas suscitaciones, y me asuste. Un chico nuevo, alto, de tez tan blanca como la tiza. Perfecto hasta el más mínimo detalle en su rostro. La nariz recta delicada. Ninguna imperfección. El cabello negro, alborotado. La única diferencia de la realidad y mi sueño es que el tenia unos hermosos ojos verdes. Me alegraba que Oscar todavía no llegara. Se sentó en la mera esquina del salón. Qué extraño me dije a mi misma, un chico con tal belleza ya debería tener a todas las
    Chicas del salón tras él. Aleje la vista del él para no acordarme de aquel sueño. Las clases comenzaban y los profesores comenzaron a llegar. En la clase de lengua el profesor pidió a los alumnos nuevos que se presentaran. Cuando le toco el turno al chico me sorprendí de verdad:
    - me llamo Matéu Mcgray, me mude de estados unidos a México esta semana. Mucho gusto a todos.-su voz era de lo más hermosa. Como a terciopelo y miel.
     
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    Re: Un Encuentro Soñado

    ¡Aquí les pongo el siguiente capítulo! Es especial...

    Capitulo 2: verdad.
    Soy un bicho raro. Siempre lo he sabido. Desde que era pequeña eh sido capaz de ver el aura de las personas. No solo eso sino que puedo ver sus verdaderas intensiones. Eso para mí es raro, y por si no fuera poco, un incidente revelo a todo mundo lo que podía hacer. Desde ese momento todos me ven como un fenómeno. Con la mirada gélida, como si mi existencia los perturbara. Por si no fuera poco cada vez que tocaba a una persona podía saber cuáles serán sus puntos débiles físicamente .podía suprimir estos poderes al punto de que si no quería ver auras todo el tiempo podía Desaparecerlos. El único que me aceptaba como soy era Oscar y mi madre. En el almuerzo siempre nos sentábamos en el último lugar apartados de todos. Pero hoy se me hizo tarde y cuando llegue a la cafetería todos los lugares estaban ocupados.......menos donde estaba Matéu. Siempre me pareció normal que los estudiantes de nuevo ingreso estuvieran solos los primeros días. Me dirigía a su lugar. Todos los demás me voltearon a ver. Como si estuviera haciendo algo indebido. Para saber que estaban
    Pensando libere un poco del don tan peculiar que tenia.

    -se va a sentar donde está el nuevo .como si fuera alguien importante-pensó marcos. Un, chico que estaba en la misma clase que yo.

    -de seguro también le echara su mal de ojo a ese chico, deberían echarla de la escuela-. Pensó carolina. Una chica de último curso. Ella se creía la gran cosa hasta que le gane en basquetbol.

    No me importaron sus comentarios. Eso ya lo había escuchado muchas beses. No era nuevo para mí.

    -¿me puedo sentar?-pregunte a Matéu-¿no esperas a nadie, verdad?- le pregunte algo tímida de que si había hecho amigos y le hubiera dicho sobre mí.

    - no, adelante- dijo educadamente.- dime ¿cómo te llamas?- en el rostro se le vi muy interesado.

    - me llamo Emilia castañedas- respondí con la mirada baja. Sentía como esa sensación de libertad del don se descontrolaba. No quería leer su aura. No aun. -dime ¿te puedo llamar Matt?

    -si claro- puso una enorme sonrisa de oreja a oreja.- ¿porque los demás te tratan con tanta frialdad?-

    eso me dolió. Tenía ocho horas en la escuela y ya se iba a enterar. Bueno si iba a saber sería bueno que lo hiciera de una vez. Como siempre cada vez que hablaba de este tema me ponía más seria de lo normal.

    -mira- levante la vista por primera vez desde que me senté-lo que pasa...es que...yo.....-no pude continuar, me miraba como si fuera a saltar sobre mí. Empezó a temblar de píes a cabeza. ¿Se sentía mal?
    -¿estas bien?- no lo podía tocar, sino podría ver los puntos débiles y no quería hacerlo. Puso una mano adelante, para apoyarse sobre la mesa. Se fue calmando poco a poco. Me dio mucho miedo su reacción.

    -¿que te paso?- pregunte algo espantada- ¿te encuentras bien?- me estaba poniendo ansiosa.

    - estoy bien-. Respondió al fin-creo que debo irme- dijo. Todavía se le notaba que estaba esforzándose para contener algo- creo que no deberíamos ser amigos.- concluyo

    - está bien como quieras- dije con indiferencia- que te mejores- cuando alce la mirada le mande una gran sonrisa. Era sincera con las expresiones.

    Se alejo y todos se me quedaron viendo. Después de eso el día pareció muy aburrido. Se empezó a nublar más y más. Cuando terminaron las clases regrese a casa aunque estuve me fue por debajo del puente peatonal. No tenía intención de regresar a una casa vacía donde no me esperaba nadie. Cuando me di cuenta había un auto rojo enfrente de mí.

    -¿te llevo?- me pregunto una voz angelical. Podía reconocer esa voz por solo un día de haberla escuchado. Me subí al auto y me puse el cinturón.

    -muy bien- dijo con alegría-creo que aquí terminaremos nuestra conversación-. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. ¿En verdad quería saber de mí? ¿Y si le asustaba que pudiera hacer algún daño? No tuve otra opción.

    -muy bien. ¿De qué quieres que hablemos?- no sabía muy bien lo que él quería saber de mi así que esa era la pregunta más lógica.

    - quiero saber todo de ti. ¿Porque los demás te tratan así?- su sonrisa se desvaneció y había dado paso a una cara seria. Estaba viendo al frente, solo se volteo a verme cuando se puso la luz roja del semáforo.

    - veras, yo puedo…..no sé cómo describirlo, ver el aura de las personas, sus verdaderas intenciones. Es muy útil cuando vas en la calle.- mire hacia abajo, otra vez esa sensación de que se liberaba el don me estaba controlando.

    - pero alguien revelo el secreto hace un año y todos me tratan diferente- hice una pausa. Era muy doloroso recordar aquello.- también puedo ver los puntos débiles de las personas es útil cuando estás en una pelea- solté una risa sarcástica.

    Lo mire para ver su expresión de repulsión hacia mí. Me sorprendió. No era una mirada de repulsión. Era una mirada de afecto, como si comprendiera lo que siento por dentro. Me sentí…….muy feliz de que alguien- aparte de mi madre y este Oscar- me comprendiera. Quería llorar. No de tristeza, sino de pura alegría.
    El se dio cuenta y me limpio las gotas cristalinas que caían sobre mi rostro. Sus manos eran frías y suaves.
    En ese momento no pude evitarlo. En el momento que me toco sentí como mi mente recorría su cuerpo. Pude vislumbrar algo debajo de su nariz. No sé lo que era pero un instante después se soltó un líquido. Mi mente viajo por todo el cuerpo en busca de sus puntos.
    Nada
    No encontré absolutamente nada de puntos débiles físico. Cuando mi mente viajo por su mente- eso me pareció extraño, nunca había conseguido llegar hasta los recuerdos de alguien- pude ver varias cosas: unos ojos rojos, también unos hermosos ojos azules, un padre y una madre llorando por su hijo. Un señor que recogió al chico. Cuando separo la mano estaba agitada. Me sentía mareada, muy cansada, como si hubiera corrido 15 Km. de una sola vez. Recargue la cabeza en el vidrio mientras trataba de tranquilizarme.

    -¿oyes estas bien?- estaba asustado como si algo fuera a pasar

    -¿Dónde vives? Te llevare a tu casa- dijo mientras todavía estaba algo mareada.

    -Da vuelta en la esquina y luego a la derecha- musite- la primera casa roja que veas.- termine de decir antes de que otro espasmo en el estomago me doblara de dolor.

    No había comido nada así que no tenía nada que vomitar.
    Después de que pasamos en la esquina se estaciono enfrente de mi casa. Era de un color rojo fuerte, alto, grande, espacioso. La entrada primera entrada era de metal. Cuando la pasamos se encontraba el jardín del lado izquierdo. Era un pequeño jardín con flores alrededor. El pasillo que estaba con azulejos y nos dirigimos a la segunda puerta del frente. Después de que abrí la puerta me senté en uno de los sillones que estaban cerca. La sala era algo antigua. El color de la tela amarillo intenso se había transformado en un color amarillo claro. En el centro se encontraba una mesa de cristal, tenia encima una planta- a mi mamá le encantaba tener plantas-. Me recosté en el sillón más grande. Mi respiración ya se estaba normalizando. Mat se sentó a mi lado. Por alguna extraña razón me sentía bien cuando él estaba. Cuando por fin mi respiración se normalizo tenía montones de preguntas que morían por salir. Pero me contuve. No quería sofocarlo con el mar de preguntas que tenia. Empecé por una superficial.

    -¿crees que soy rara?- le pregunte. Tenía un poco de miedo por saber la respuesta.- digo ¿crees que esto es peligroso?

    - ¿peligroso- pregunto con una risa en los labios, pero en los ojos se notaba tristeza.- no, no es peligroso- me dijo mientras que me volteaba a ver.

    Estábamos sentados en la sala. El silencio hacia que me pusiera histérica.

    - oye ¿cuándo te toco paso lo que me dijiste?- pregunto algo consternado. Sabía el que era el causante de que yo me pusiera así.

    -si- no podía mentirle.- de hecho fue extraño…- dije recordando lo que vi.- no encontré ningún punto débil. Pero si más cosas.

    - ¿Qué cosas viste?- pregunto. Su mirada era seria

    - bien pues la pregunta más correcta es…. ¿que eres tú?- razone el significado de todo lo que vi. No tenía ningún sentido. Para un humano.

    - no sé de lo que estás hablando- su mirada era seria. Parecía molesto.

    - lo que quiero decir es que no encuentro relación a las siguientes cosas:
    Una: al no tener puntos débiles eso me hace dudar.
    Dos: pude ver algunos de tus recuerdos. No eran de esta época- recordé las vestimentas de las personas.
    Y tres: pude ver que tenías algún líquido morado debajo de la nariz – dije esto último con algo de vacilación. No creía que esto fuera de verdad. Parecía sacado de un cuento de terror.

    - creo que te espantaras si te cuento la verdad.- dijo secamente. No parecía contento.- aun si ¿quieres que te la diga?- no parecía contento en decírmelo.

    - la verdad si- tenía ganas de saberlo. No importaba lo que fuera o lo que era. Tenía que saber la verdad
     
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