Long-fic de Inuyasha - Un destino muy complicado entre tu y yo (Inux Kag)

Re: Un destino muy complicado entre tu y yo (Inux Kag)

Como muchas lectoras quedaron muy confusas y la cabeza les ha explotado, (de favor les pido que cuando recojan la suya, si ven la Iza se la traigan, es urgente que la recupere) ¬¬ molestaa ¿Qué fue eso? (mejor sigue explicando tu explicación) ah, claro y también puedo seguir escribiendo el escrito, y comentando el comentario ¿no? (cutekyoko Lo has entendido) ¬¬ no tienes remedio… bien, continuo… Este capitulo será narrado desde la perspectiva de mi nuera principal, (se refiere a Kagome, ilusas) Esto es con el fin de que entiendan que fue lo que sucedió con Kagome para irse con el malo (pero guapísimo) de Naraku (Oye… ¿y no puedo mejor interpretar yo a Kagome?… digo, me saldrían mejor las escenas de… *Izayoi le taponea la boca*) ¡cállate! No adelantes nada… (Esto se pondrá muy bueno… *sonrisa pervertida*) claro que sí… terrosacary

Si tú eres una fan de la vida de los famosos (por no decir metiche) te invito a unirte al equipo de reporteras del nuevo “Periódico del anime” donde podrás comentar, reportar reportajes y comentar comentarios sobre tus artistas del anime… La primera edición saldrá hoy, justo en este momento (que es cuando publico el fic) les esperamos con sus comentarios, los aportes y las que quieran unirse serán recibidos en el grupo “La religión de Inuyasha” o en un mp para mí, Izayoi sama (Alias “Sempai”, alias “acosadora” alias “bipolar” alias “doble personalidad” etc…) ¬¬ preferiría decir la editora.

Esta es una edición especial así que no se aceptan quejas (si de por sí ya leen gratis) Para aclaración, la narración va en letra normal, los diálogos irán en cursiva (y nosotras nos vamos marchando para dejarlos con la lectura… vamos por sake…)



Capitulo: “El día en el que el mundo se hizo pedazos”

Mi cuerpo temblaba ligeramente de frío, desde que me decidí a abandonarlo a su suerte siento una extraña sensación de… de… no sabría explicarlo, es como si no fuese yo… como si en ese momento en que me fueron entregadas todas esas almas una voz de la razón me dictara que hacer, que sentir, que pensar… me siento controlada. Sé a la perfección que algo no esta bien, esto nunca debió pasar, pero… desde que aquella voz interna me abandono… siento las cosas pasar a mi manera, no me siento completamente como yo, como Kagome, pero de alguna manera me liberé de ese control.

Estoy segura de que esa intervención involuntaria de mi cuerpo en actos que de los que apenas me percataba es consecuencia de la gran cantidad de almas que me fueron otorgadas por parte de mi yo futura. Ella quería lo mejor, trató de guiarme por este difícil camino atascado de enormes piedras y lodo, pero nunca entendió que debía hacerlo yo sola… He tomado mis propias decisiones, he asumido las consecuencias de actos que nunca pensé ejecutar y cuando la suerte, o mas bien la desgracia, me dio a escoger el sendero simplemente tomé el que me pareció mas conveniente. El tiempo pasó y ya no tengo nada que perder, si este presentimiento resulta ser genuino, tal vez… recupere mi vida.

Por instantes regreso a mi cuerpo, solo para asegurarme que no está bajo el dominio de nada, la pesadez de un objeto me envuelve en una calida emoción de bienestar y sosiego, a diferencia de días pasados llenos de error e inquietud. Moví un poco los brazos tocando con mis manos la sedosidad del objeto… ¿Qué era en realidad? Poco a poco las fuerzas volvieron y me permitieron alzar mis manos a los lados, aún dolían pero en menor intensidad, ¿Qué estaba pasando? Solo recuerdo cuando me senté al borde de la cama y evoqué su nombre… el nombre de él.

Escuché ruidos extraños al frente y la puerta se abrió de par en par, recargada sobre el marco de la puerta en lujosa talladura se colocó una mujer que al principio no supe reconocer. Sus cabellos negros y cortos que se ondeaban, algunos escapando al delicado peinado que siempre portaba con suma elegancia, su kimono de finas telas… seguro robado en algún lado. Sus labios rojos carmín, esa piel pálida y sus ojos rojizos… mi mente trajo recuerdos vagos… un nombre, esa mujer tenía un nombre de geisha… -Supongo que ya te sientes mejor niña…- Externo la mujer, su rostro empezaba a serme familiar, pero no la recuerdo.- Tendrás que salir a buscar algo si deseas comer… he de advertirte que en esta región es extremadamente difícil localizar algo que te sirva como alimento, además de que tu cuerpo no se encuentra n las mejores condiciones….

-Kagura…- Ese es, ese era su nombre. La mujer que asesinó sin piedad al Clan Lobo que era comandado por Kouga, bajo las órdenes de mi nuevo señor.- ¿Quién me ha colocado estos vendajes?- Le pregunté confusa, no recuerdo haber llegado vendada, inclusive, recuerdo como mis heridas fluían sobre la sangre seca que se acumulaba.- ¿Quién ha sido?

-Fui yo… Naraku me lo ordenó… dice que aún te necesita viva.- Su voz se tornó ofensiva e insultante, como si quisiera advertir algo, a su manera.- Te recomiendo que vistas de una vez si es que quieres conseguir algo… al menos para cenar.

-Es un alivio…- Respondí sin pensar en los comentarios que podrían surgir ante mi declaración. Ella me miró de forma interrogativa, de alguna manera intentaba leer mis acciones o gestos, la serenidad con la que estaba preparada a afrontarlo todo salió a relucir y se dio por vencido. Un paso atrás, su abanico se abrió de manera ceremoniosa y la geisha se marchó sin prestarme más atención.- Debo pensar antes de hablar… o podría delatarme yo misma ante mi enemigo.

La pesadez que cubría a mi cuerpo no era más que colchas de seda, muy gruesas para mi gusto, eso y el hecho de que todo mi cuerpo estaba vendado, de manera muy oprimida contra mi cuerpo. Ese extraño gesto de amabilidad hacía reforzar mi idea, solo tenía que permanecer un poco mas a su lado… sé que tiene un lado humano, todos cometemos errores y merecemos una segunda oportunidad…. Si me quedo un poco mas… -Piensas que podrás purificar su corazón…-De alguna manera sé que podré, solo necesito permanecer un tiempo más a su lado… -El no es una buena persona… lo sabes pero te niegas a aceptarlo.- Un buen hombre no es alguien sin faltas, sino aquél que rectifica sus errores.- ¿Y si fallas? ¿Acaso has considerado que podrías perder la vida en sus propias manos?

-Es un precio que estoy dispuesta a pagar…-Por un instante los músculos de mi cara se contrajeron dando forma una triste sonrisa- Si muero… sería algo que merezco por no cumplir con mis deberes…

Levanté las sabanas y caminé en dirección del jardín. Tardé algunos minutos en dar con él ay que los pasillos eras igual, era tan fácil de perderse. Cuando lo encontré me llevé una sorpresa al ver ahí un perfil masculino de tez blanca, simplemente en posición de meditación. Su vista serena hacía el sombrío paisaje me advertían que no debía molestarlo si estaba tan absorto en sus pensamientos. Intenté no hacer ruido al pasar a su lado, pero recordé inmediatamente mi estado y una exclamación dolosa e involuntaria me delató ante su presencia. Lentamente abrió los ojos pero no pareció sorprenderse de mi estado. Extendió su mano y creí que algo malo pasaría en ese instante, pero fue una doble impresión al ver el objeto que tenía entre sus manos… - No servirá el vendaje si no te cubres…- Me ofreció el kimono y lo tomé., inmediatamente me lo coloqué encima, en verdad soy una despistada, ¿Cómo olvidé vestirme? Siento la vergüenza inundar mi ser y la cara me ha empezado a arder como hace mucho no lo hacía. -¿Qué haces fuera del cuarto sacerdotisa?- Su voz sonó suave, calmada… amable. Desde esa noche en la que me secuestro nada era igual entre nosotros. Yo tenía el deber de purificar su corazón…


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Recuerdo vagamente esa noche, él me llevaba entre sus brazos, sentí el calor de sus cuerpo emanar directo a mi, su calidez, una extraña energía que no era común en las personas. Llegaron a un lugar antes desconocido para mí… una ironía que terminé viviendo aquí… una copa que me fue ofrecida conteniendo una extraña sustancia. Acto seguido fui llevada a una recamara, la misma en la que ahora duermo y… una voz, la misma que me acompaña todo el tiempo. Mi mariposa invertida que me cuida de todo peligro.- Tengo frío…- Susurré de manera inconsciente. La extra mezcla comenzaba a hacer efecto.

-Eso es lo normal sacerdotisa… con lo que has bebido no podrás obtener calor por ti misma… estás obligada a estar junto a mi o morir.- Respondió mordazmente el pelinegro de ojos rojizos, Naraku en cuestión.- Tu decides…

-No quiero morir, y sé que tu no me dejarías morir… ¿Cómo es que funciona esa pócima?- Pregunté con sarcasmo, en realidad ya tenía una idea bien cimentada de lo que provocaba ese líquido.

-Evita que produzcas tu propio calor corporal, dejando así que lentamente tu cuerpo pierda su calidez vital…- Confirmadas mis dudas, resopló con burla y agregó- …si deseas sobrevivir tendrás que pegarte a mi cuerpo y recibir el calor…

-No tenía idea de que fueras todo un pervertido Naraku…-Burlé sus intenciones, pero no esperé esa sonrisa lasciva que me brindó, me hizo estremecer.- ¿Ese es tú grandioso plan? ¿Unirme a ti de manera obligatoria solo por molestarme?- Pregunté con incredulidad, no era posible que ése fuera su plan… nunca imaginé la realidad y el alcance de esas simples acciones.

-Hazlo pronto o morirás…-Me demandó con inquietud, era tan extraño como podía realizar esos gestos de un humano común… Bueno, después de todo, tiene un lado humano y es precisamente él que le hace cometer todas esas atrocidades que realiza día a día… esencialmente lo que debía purificar ese día y acabar con todo.

Me acerqué con lentitud y me recargué en su pecho, sintiendo la tibieza e incandescencia de su fornido pecho, los pectorales eran marcados a través del haori, la tibieza pasó inmediatamente a calidez y después aun intenso fuego que ardía al contacto de mi piel. Temor… miedo... angustia… las palabras vinieron como rayo a mi pensamiento, me aparté un poco pero él me sujetó con fuerza desmedida, me aprisionó entre sus brazos y me obligó a caminar hacia la cama que había detrás de mí. Quise detenerlo, quise buscar el momento de empujarlo y salir corriendo, pero no era lo adecuado. Conversación. Necesitaba iniciar una conversación… - Naraku… ¿Por qué haces esto?- Pregunté con genuino interés, una persona no hacía el mal por qué sí, una razón debía tener en mi contra. Inuyasha. Tal vez era por Inuyasha, pero… ¿y yo qué tenía que ver? Fueron mis dudas que iniciaron en mi mente y se apartaron para diseminarse invadiendo así mi cabeza.

No recibí una respuesta de su parte, el silencio se encargó de unirnos aún más y al parecer mi pregunta logró extraviar sus intenciones de no sé que cosas en algún punto lejano, suspiré, me sentía aliviada.- ¿Una razón?- Preguntó con asombro, la incertidumbre brilló en sus ojos. Me alegro de una cosa que me fue otorgada, cuando mi futura persona entró en mi me otorgó un don que me dijo: “Algún día te servirá” Tuvo la razón, gracias a eso puedo ver con los ojos del alma aquellos indicios de emociones o sentimientos en el brillo de la mirada. –Yo odio a Inuyasha… y quiero verlo destruido… odio a Kikyou… y te odio a ti… por ser su reencarnación.

-¿Por algo tan ridículo como eso?- Le pregunté y lo vi aturdirse, de verdad mi comentario le fue de gran impacto ya que retrocedió unos pasos llevándome con él en el arrastre.- En el pasado amaste a Kikyou a pesar de ser un bandido, pero ella te rechazó… siempre pensaste que fue porque no eras capaz de moverte…- Naraku abrió desmesuradamente los ojos y descubrí ese brillo que significaba el conocimiento de tus acciones, como si recién se diera cuenta de lo que en realidad había ocurrido, me miró pero seguí sin pronunciar palabra, trató de ocultar pero ante mi era inútil… le inundaba su ser aquellos recuerdos.- No fuiste amado por esa razón… fue por tu propio corazón que no fue capaz de amar apropiadamente…

-Esa es una ridiculez.- Por fin habló, ahora con su frío semblante, estaba recuperado del golpe bajo propinado por mis palabras, pero yo no lo dejaría así…-Yo nunca he amado, fue ese bandido mediocre el que quiso ser correspondido por Kikyou, vaya idiota…

-Sabes que no es verdad… a Kikyou y a ti solo los unen ya esos sentimientos negativos que guardó Onigumo por ella, de otro modo no tienes porque odiar a esa sacerdotisa y a aquél que consideras inferior a ti.- Sonreí, estaba logrando mi objetivo… si lo convencía de desistir todo esto terminaría por la paz…- A ti y a mi no nos une ningún sentimiento negativo, yo no soy aquella mujer que tú conociste hace cincuenta años… yo soy Kagome Higurashi y no soy Kikyou…

-Eso lo he entendido a la perfección, a pesar de ser una niña posees un poder incluso mayor que el de ella… eres mejor que ella…

-¿Por qué odias tanto a Inuyasha?-Pregunté con inocencia… las cosa estaban a la perfección, le agradecía Kagome por el don otorgado sin saber que de algún modo también me estaba llevando a la ruina…

-Inuyasha es un mitad demonio como yo y aún así logró mas… no quiero que siga de ese modo, tendré lo que él no pueda conseguir… ser un demonio completo.- Inquirió Naraku haciendo el agarre en la cintura mas intenso, sintiendo le fuego que emanaba de ambos cuerpo unidos.- Te tendré a ti…- Agregó con voz gutural y me lanzó sobre la cama.


Entré en pánico, sabía que esto podría pasar pero nunca imaginé fallar. Lo vi acercarse lentamente y recostarse sobre mi cuerpo suavemente tomándome por la cintura en un abrazo muy estrecho, nuestros cuerpos unidos en un movimiento demasiado íntimo, con las yemas de sus dedos comenzó a recorrer lentamente mi cuello admirándolo con dedicación. Su extraño acto me provocaba emociones nuevas en mí, nunca antes había recibido caricias de ese tipo en cuerpo por parte de un hombre, me estremecí ante el contacto pero un segundo de lucidez me recordó con quien estaba.- No lograras tocarme Naraku…

-Puedo ser alguien que no le gusta ensuciarse las manos… pero jamás te obligaría…- Esas palabras me hicieron reaccionar de una manera inesperada hasta por mí, tome sus manos y las atraje a mi rostro. Yo sabía lo que eso significaba, sí tiene un corazón en el fondo, aunque trató de fingirlo con una razón.-No te obligaré ya que soy lo suficientemente hombre como para hacer que una mujer como tú me deseé…-Tomó mi mentó y lo guió, el efecto de la bebida era estremecedor, un solo segundo que me separaba era como sentir la desnudo la nieve cayendo sobre mi piel. Él sumergido en el aroma de mis cabellos, besándome los labios con desmedida fuerza y acariciando la comisura del cuello, enredando sus dedos en mi cabellera. Sus suaves besos evocaron en mí recuerdos que me hicieron responderle, las caricias…

De pronto esas sensaciones provocaron en mi el pero de los efectos, abrí con lentitud mis ojos y el hombre con quien estaba ya no era Naraku a quien debía atender, sino que veía a Inuyasha… sus cabellos platinados, sus lindas orejas y esos orbes dorados que ardían en llamas mas intensas que el sol, ese fue otro efecto de la bebida que no me fue mencionado… alucinaciones.

Lo besé con desmedida fuerza pensando en él, en mi amado Inuyasha que me hacía perder la razón, su fuerte carácter, su valor, su necesidad de protegerme me hacían desearlo más que a nada… llegué a un punto donde no me importaba si era Naraku o era él… tan solo deseaba ser amada…

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Me sumergí tanto en mis pensamientos que no noté la mirada intensa que me era dirigida por parte de Naraku. Sus ojos de tono café oscuro se posaron en mi silueta durante demasiado tiempo, todo el rato que quede hundida en las evocaciones de mi mente. No sucedió lo que debía ser, lo que debía ser no era posible cumplirse… ¿Entonces para que servía el destino? Por su culpa me encuentro junto a él, no me puedo quejar… yo sé que en el fondo tiene un corazón pero si no lograba mi objetivo todo se perdería. Yo estaba junto a él para entregarlo como el sacrificio a la Perla, él me tenía a su lado para obtener mayor poder… gracias al pequeño e inocente ser que llevo en mis entrañas…


N/a: ¡Nihao! ¿Fue este capitulo la respuesta a sus dudas? (Sigo pensando que esas escenas las habría actuado mejor yo…) Así están bien n.n (¬¬) Bien, las que se me infartaron les aviso que aquí en el foro hay paramédicos listos para recogerlas… PERO YO NO PAGO ¬¬ Lamento que la última escena no saliera como yo quisiera, pero el próximo capitulo se terminará de aclarar por fin de una vez que fue lo que pasó… muajaja malevolasoloyo Inu estará furioso inudemon (¿y como no?) Tenéis razón mi querida Watson…na (Me quedo mejor con “bruja dimensional”) ¿Qué pasó esa noche? Ya saben una parte, pero… ¿y lo demás? (ya escríbelo, yo misma me estoy muriendo de la angustia kyokono) terrosacary llamaré a mis espíritus y les pediré ayuda para el próximo capitulo…


Windmiko: Mi querida okay no le creas a esta bruja mentirosa, tú eres la preferida, aunque si tengo una nueva okay y es la hermosa anime angels (que por cierto hoy no se presentó) Me agrada que les encantó el capitulo, porque este seguro les infartó. Nos vemos después amiga, el tiempo esta contado.

Pan-chan: Par que entiendas por completo (bueno, en algo) es el capitulo, este no creo que sea tan corto, y el otro no se me hizo así… tal vez era que ya las había acostumbrado a hacerlos mas largos. No te comas el esmalte, (aunque ya te lo debiste haber acabado) De seguro que esto te resuelve tus dudas y si no, espera la proxima actualización.

ahomexInu: Tal parece que a todas les gusto esa parte de los celos de Inuyasha… y no se imaginan lo que viene, me encanta que estés al pendiente aunque no postees, te entiendo a veces estamos con el tiempo contado para entrar. Lamento decirte que seguirán sufriendo porque aun falta ver la reacción de Inu.

 

Re: Un destino muy complicado entre tu y yo (Inux Kag)

Sin tiempo, ando sin tiempo... ¿¿¡¡quien me puede ofrecer el tiempo!!!??? ¿¿¡¡Quien puede controlarlo que me haga el favor de regresarme mi maldito tiempo!!!?? (dejenla, según ella es una reflexión) Bueno, ya me calme sesshomolesta (¿eso es calma?) si molestaa ¿algun problema? (no) Bueno, perdon por la tardanza y lo corto, pero en el siguiente habrá lemon... esperenlo.


Muchas gracias a Yagami Raito(gracias por unirte al "quite" ¿no deseas una fotografia alterada tuya de cortesia) a mi koohai windmiko a dulcekagome, kagomeG, Dark Phoenix, anime angels, Pan-chan, ahomexInu y les pido perdón...



Capitulo: "Una debil cicatriz"


La noche era oscura como desde hace tiempo no lo era, el calor de los cuerpos unidos era transmisible en todo el lugar. La sacerdotisa reposaba desnuda en la elegante cama de un cuarto completamente decorado para su presencia. Levantó los parpados que pesaban por el poco descanso de la noche anterior y se sonrojo por su estado de desnudez. Fugaces recuerdos de lo ocurrido la noche anterior le llegaron, su mente turbada por el efecto de la bebida, aquellas manos que le acariciaban con pasión y ansias, dando suaves caricias atrevidas que le hervían la sangre, todas creyéndolas provocadas por su hanyou.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero al recordar al verdadero dueño de esas caricias, el mismo que la llevó a aquel lugar con las peores intenciones de tener lo que para Inuyasha creía negado. La cabeza le dolía como nunca en su vida, encontró sus ropas a un lado de la cama y se apresuró a vestirse antes de que por casualidad o por maldad volviera el ser que la había raptado.

Con rapidez que incluso ella desconocía salió de aquel lugar, a cuenta de lo que pudo. Incluso arriesgando su cuerpo en ello, los raspones, los moretones, los raspones comenzaron a cobrar la cuenta a su cuerpo que se dejó vencer.

Mientras perdía poco a poco la conciencia escuchó unos pasos a lo lejos, alzó el rostro para ver a su acompañante momentáneo y se sorprendió al ver a un demonio de ojos dorados acercándose con instinto asesino… le tembló todo el cuerpo de dolor al verlo en ese estado, el miedo comenzó a embargarla y sumirla en la desesperación de ser una presa tan fácil ¿Qué había pasado para que él estuviera en ese estado? Reunió todas las fuerzas posibles y se levantó de su sitio. Tenía que enfrentarlo. Debía hacerlo si no quería arriesgar su vida. –Inuyasha…-Pronunció con sutileza y con la esperanza de hacerlo reaccionar.- Por favor… Inuyasha… escúchame…- Se acercó y le tomó por el mentó para observar con mayor conciencia sus ojos ámbares, pero se sorprendió al descubrir en ellos una tremenda ira… una ira que le era dirigida a ella.

-Kagome… a pesar de lo que puedas creer estoy consciente…- Su voz parecía a punto de quebrarse, una lagrima brillante resbalo por su mejilla. Sus orbes fueron presas del indicio de furia asesina, intentó rozar su mano con su mejilla pero fue apartada bruscamente por el hanyou.- Lárgate si no quieres que te destroce…-Fue su dura amenaza.

-Inuyasha… ¿serias capaz?- Preguntó con los ojos enrojecidos por la furia y la desilusión. Pensó un momento en gritarle en cara el dolor de sus palabras, pero recordó por un instante lo que ella acababa de hacer, decidió hablar. El era un demonio con buen olfato, seguramente sospechaba y era mejor decirlo ella o las cosas serían peor, se armó de valor y se le plantó enfrente con actitud arrogante, no debía tener temor ante él… ¿o si?- Quiero hablar contigo, sé que intentaste rescatarme de Naraku… y…

-¡Cállate!- La arrastró hacia él con fuerza sujetándola de la muñeca, el dolor fue inminente pero no le importó a ninguno, tan solo importaba la situación entre ellos.- Me haces sentir culpable por no definir bien lo que siento… pero mientras tú vas y te revuelcas con el enemigo… ¡¡eres una cualquiera!!- Le gritones en cara, Inuyasha estaba furioso y a punto de terminar con su brazo, pero por mas que las lágrimas escaparan de sus ojos ella debía tener las fuerzas para hablar… aunque mereciera insultos por su acción, no se daría por vencida.- Debí saber que tu eras tan miserable como los de tu especie… maldita basura… ¡maldita humana! no esperes piedad de mi…

-Por favor… déjame explicar…-Suplicó llorosa, Inuyasha no lo soportó, es mirada le pesaba tanto. Debía ignorarla e irse o podría quedar convencido de la inocencia de una nociva porquería como lo era esa niña ante sus ojos.- Yo no quise hacer nada… pensé en ti… solo tú estabas en mi mente y sin darme cuenta…

-¡¡¡Cállate de una vez porquería humana!!!- La soltó y ella fue a dar directo al suelo. –No tienes ninguna excusa para lo que acabas de hacer… te advertí que te largaras pero no lo has hecho… ¿Qué esperas?- Tomó aire y se le acercó al rostro- ¡¡Lárgate ya!!

-Por favor, no… no…-Susurró con debilidad.- ¡No! ¡No! ¡No!- La decepción y rabia se apropiaron de ella, enloqueciéndola de dolor. Gritando como histérica.- ¡¡No me puedo marchar así!! ¡¡Mátame de una vez o de otra forma no me iré!!

-Si tú lo has pedido…

Lentamente se acercó hasta ella y colocó sus filosas garras sobre su garganta, las lágrimas rodaron por ellas, empaparon su mano. Se sentía culpable, ¿en verdad era capaz de hacerlo? La vio rolar los ojos y dirigirlos a él. Sus miradas conectadas llenas de sentimientos de culpa y arrepentimiento… Las garras apresaron más su delicado cuello y pronto un hilo casi inexistente de sangre comenzó a salir. –Si tu me arrebatas la vida seré feliz.- Una sonrisa se dibujo en los pálidos labios rosados de la joven y la culpa y el reconocimiento de sus acciones ahora lo dejaron paralizado.

Le estaba haciendo daño, por segundos dejó dominar a la sangre demoníaca su alma para matar a la mujer que amaba. Pero se lo merecía… no… si… no… si… peleaba su mente, horas atrás la había seguido hasta el castillo de Naraku para rescatarla, pero fue entonces que la vio… estaba besándose con aquel asqueroso y los besos poco a poco subían de tono. Sintió asco y repulsión, los ojos se tornaron rojizos y salió huyendo de ahí, no sería testigo hasta el final de lo que estaba tan claro. Recordó la realidad. Tenía a Kagome aprisionada por el cuello y estaba a punto de cortarlo con sus garras, se arrepintió.- No vales la pena.- Cargó con rencor las palabras y la arrojó a un lado. Pero ella ya no se movió.

Fue victima del pánico y corrió para tomarla entre sus brazos, sin querer y al tenerla en esa posición, cuando la lanzó efectuó un corte mayor con las garras en su cuello que le hacían desangrarse.-Kagome…- Gimió el hanyou.- Kagome… por favor despierta…- Pero ningún intento valió la pena, ella no despertaba.

La tomó en brazos y corrió lo mas a prisa posible, por culpa de un arranque su Kagome estaba en grave peligro. Tenía que buscar una salida a este lío, una manera de curarla porque si ella moría por su culpa… no, no iba a morir, si ella lo hacía él la seguiría inmediatamente después. La desesperación no le dejaba ir, miró una vez más la herida en su cuello antes de observar el camino buscando la ladea mas cercana.

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Aún seguía la sacerdotisa a su lado, el viento frío los envolvía, todo parecía perfecto… menos su actitud. Desde que se sentó junto a él no decía una palabra lo cual le incomodaba, quería indagar en su mente y descubrir el porque de las decisiones de ella… ¿Qué le hizo creer en él? Una excelente interrogante que intentaba descifrar.

Ella miraba a la nada hundida en sus recuerdos, de vez en cuando. Elevó una mano hasta su cuello, sintiendo la carne arder en esa zona, un dolor indescriptible y a la vez tan… ¿calmante? De alguna manera le gustaba esa cicatriz, era una débil pero le recordaba tantos sentimientos… suspiró y de su boca solo salió una frase…- Aún recuerdo esta cicatriz.

 

Re: Un destino muy complicado entre tu y yo (Inux Kag)

¿Quieren monologo? (no) ¿quieren el capitulo? (¡si!) Como lo prometido es deuda, capitulo largo y un lemon largo... jajajaja. Siempre me salgo con la mia.

Gracias a mi koohai windimiko chibi (que bien que ahora sabes lo del guión) luna sahara (¡al fin te vemos!) y a Dark Phoenix (no necesitas amenazarme, aquí está la conti) Este es el nuevo sistema para no hablar de más.

No olviden entrar a mi nuevo grupo: http://foro.cemzoo.com/grupos/5339-clinica-para-dobles-personalidades/index.html "Clinica para dobles personalidades"


Capitulo: “Zona de peligro”

Las miradas haciéndose frente una a la otra, sus ojos habían coincidido. Él, de ojos violáceos la veía a ella, ella de ojos achocolatados lo veía a él. Pero ninguno estaba ahí. Ella pensaba en él, él pensaba en ella. Los instantes pasaban a ser segundos, los segundos se volvían horas, las horas eran días y el tiempo se volvía una eternidad.

“Una eternidad que no es infinita” acordó la azabache al darse cuenta de la situación en la que se hallaban. Un leve sonrojo cubrió sus pálidas mejillas congeladas junto a su entumecido cuerpo. Le vio esbozar una sonrisa burlesca y arrogante antes de girar su atractivo rostro al lado contrario. En ese instante, la tristeza que la embargaba se ausentaba gracias a la situación, le encantaba no ser consumida por sentimientos y penas; le agradecía a él por ello.

Era extraño tener que reconocer que le agradaba estar a su lado de ese modo. Fuera de cualquier situación o problema era el único con el que no se preocupaba por nada, no tenía que pensar… solo dejarse llevar. Un aire helado se coló entre los dos y le provocó un escalofrío a la sacerdotisa, con sus manos aferró con más fuerza la prenda que había recibido de él tratando de acomodarla para cubrir más. La incomodidad causada por el clima le hizo decidirse a romper el hielo a modo de distracción. –Naraku…-Susurró con debilidad.- ¿Por qué estas tan decidido a obtener la Perla a cualquier costo?

-…- Un silencio fue la respuesta momentánea. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cinco segundos en los que pensó ignorarla y retirarse, pero había algo que se lo impedía. No es que fuera un hombre débil, tan solo daría una negativa y de ese modo se sentiría aliviado de esa sensación de malestar tan irritante que le provocaba el solo pensar en irse.- Niña… -Su voz se torno mas grave por el terrible cúmulo de sensaciones en su garganta.- Es un asunto que no es de tu importancia… Mis motivos no tienen razón para ser de tu conocimiento por ser lo que eres.

-¡¿Lo que soy!? –Inquirió con molestia y sarcasmo.- ¿Una humana?

-No. –Suspiró con pesadez dejando a la azabache desconcertada por la acción, nunca lo había visto utilizar tal expresión. Un pequeño brote de calidez y confianza hacia el semi-demonio a su lado surgió ante tal gesto. Los labios femeninos se movieron inconscientemente delineando una pequeña sonrisa como forma de agradecimiento antes la pequeña debilidad mostrada. Una muestra de que poseía un corazón humano.- No es la razón… -Continuó. Su figura perfectamente musculosa fue dando los primeros indicios de su acto; sus piernas se inclinaron un poco y su dorso fue cobrando altura hasta quedar de pie.-…es por ser su reencarnación… -Caminó de regreso a su Palacio dejando a la joven sacerdotisa en caos interno por intentar comprender sus palabras, las cuales encerraban un significado mayor del que podría imaginar….

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El cielo negro lleno de nubes lucía esplendoroso, pero no podía ser admirado por la silueta masculina que corría sin parar por la espesura del bosque; sus ojos se concentraban en la joven que llevaba, veía absorto al tesoro mas valioso que poseía y cuya vida se le escapaba de las manos por culpa de un maldito error. La noche, celosa de esas atenciones, mandó a esas pequeñas porciones de agua a rodearlos, a llamar su atención. Las finas gotas cayeron sobre los jóvenes abrigándolos con su húmedo manto. Una torrencial lluvia había dado comienzo. –Maldición… -Masculló entre sus afilados colmillos.- No puedo encontrar ninguna salida y la lluvia solo lo empeora todo… -Sus garras se aferraron con fuerza al pequeño cuerpo que llevaba entre ellas.-… a este paso ella morirá…- La sangre no dejaba de fluir de la herida desesperándolo más ante la imagen de sus garras manchadas con sangre… la sangre de ella.

La pesadilla que siempre quiso evitar se estaba volviendo realidad, una torturante y sombría realidad. El sudor perlaba su frente morena, perdiéndose con las moléculas que llegaban a su frente. Ya las marcas se habían desvanecido y el color de sus ojos era el normal, ese dorado que tanto amaba ver la sacerdotisa. El maldito olor a sangre no se iba a pesar del agua y lo estaba mareando, además de llenarlo de pánico… ¿Qué sería de su vida si le pasaba algo? Y mas aun si era su culpa ¿Cuál sería la mejor manera de inflingirse una tortura agonizante antes de morir e ir junto a ella? –No pienses en ello…- Murmuró en su oído al adivinar sus pensamientos.- No me sucederá nada siempre que este contigo Inuyasha…

-Kagome… no hables por favor… -Un dedo de él fue a posarse directo en sus labios, tocando y palpando la sedosa piel de sus labios carnosos. Un deseo incontenible d besarla nació en ese instante, pero fue reprimido por la culpa y el desprecio que le tenía a instantes.- Te dije que te protegería… incluso de mi…

-Inuyasha… entra en la cueva que esta en aquel lado.- Señaló un pequeño hundimiento donde efectivamente estaba una pequeña cueva algo húmeda, pero era lo más disponible que tenían en ese instante. De un salto llegó a la entrada de la caverna. –Entremos y por favor déjame en el suelo…


El hanyou solo asintió y se dispuso a cumplir la orden, se sentía demasiado humillado como para contradecir algo. Con suavidad la recostó sobre un pedazo de tierra seco donde ésta estaba suelta, lo cual le brindó una mayor comodidad a la joven. Un leve gemido escapó de sus labios por el dolor, la sangre aún seguía pero ahora en menos cantidad. Entrando a la cueva una pequeña luz se posó sobre el cuello de la chica, una luz de color azul muy hermosa que poco a poco adquiría forma de una mariposa. Su mariposa. -¿Qué es esto? –Preguntó confundido. -¿De donde ha salido y que esta haciendo?

-No me creerías si te lo dijera… pero ella es…

-No le digas pequeña, no tiene importancia… -Pidió con gentileza la mariposa. Kikyou no quería ver pelear de nuevo a Kagome e Inuyasha y prefirió callar, suficientes problemas había causado al enterar a Naraku de la verdad…

-¿Y bien?- Se impacientó el peliplateado, aún no escuchaba su respuesta.

-Es una mariposa que me cuida y se preocupa por mi… -Una luz de tonos violetas rodeó su cuello, la curación había empezado… cerró sus ojos con delicadeza antes de perder el conocimiento de la situación. Él le sonrío.


A pesar de lo que hubiera pasado, aún si ella besaba a otro, si deseaba a otro, si pensara en otro él seguiría a su lado. Entendía por fin ese sentimiento de amor tan profundo que le tenía a la chica. Porque aunque ella ya no lo amara el si lo hacía y con todo su corazón. Por fin lo había comprendido. Ahora percibía ese deseo de Kagome de querer seguir a su lado no importando lo doloroso que pudiera ser, no podía simplemente alejarse de ella. Cuando creyó que estaba a punto de perderla sintió el corazón quebrarse por dentro, su alma jamás estaría en paz sabiendo que no la vería mas, que de ningún modo podría disfrutar de su compañía, ni de ese amor tan intenso que le profesaba, el mismo que ahora él descubría que le tenía en igualdad de cantidad… tal vez incluso mayor. Estuvo indeciso mucho tiempo por no querer ser lastimado, pero esa conversación le había hecho reaccionar. Él la amaría de un manera mil veces mejor porque ella lo merecía, valía eso y mucho mas… el se encargaría de hacerla inmensamente feliz.

Se acercó a su Kagome y le acarició una mejilla, de solo pensar en todo lo que podría vivir a su lado el corazón se aceleraba a un ritmo desbocado, la sangre hervía de solo imaginar las noches en su compañía, ni el frío ni la soledad le atormentarían de nuevo a su lado. Solo esperaba que ella aún lo amara… tal vez no la mereciera, tal vez sería mejor dejarla ser feliz, podía ser egoísta pero no quería a su pequeña fuera de su vida en ningún instante, ni un segundo, ni siquiera deseaba pensarlo. Se recostó a su lado con una enigmática sonrisa y la expresión de su mirada demostrando todas aquellas palabras ocultas que le pertenecían a ella, pero por egoísmo las guardaría en su corazón para siempre rememorarlas.

Y fue así que soñaron juntos… compartiendo el mismo anhelo de compartir sus vidas. Sus respiraciones acompasadas a un solo ritmo y el vaivén de su pecho como si fueran uno solo. Un inoportuno relámpago despertó al peliplateado que somnoliento miraba su alrededor. Se alegró de la postura que tenía, la pequeña cintura era prisionera de sus fornidos brazos y su menudo cuerpo parecía fundirse con el suyo al punto de no distinguir el suyo o el de ella. Alzó una mano y la colocó en su rostro pero un factor le alertó. Su Kagome tenía una fiebre demasiado alta.

Se colocó de pie a velocidad inhumana, solo se dio vueltas alrededor de la entrada sin saber que hacer. Él nunca había cuidado de un enfermo… bueno, tal vez aquella vez cuando ella se marchó a su época para curarse, pero esa vez no estaba solo. Pensar. Tenía que pensar. Idea. Una idea vino fugaz a su mente, tenía que acordarse de “los consejos” que una vez le había dado Kaede para situaciones de emergencia. –Tengo que recordar… recordar… recordar… ¡maldición! ¡¿Por qué tenía que estar pensando en lo débiles que eran los humanos al enfermarse y no prestar atención!? –Gritó como un histérico, pero recobró algo de sentido común y se calmó.- Bien… cuando por fin eras de utilidad anciana…

-Inuyasha… -Musitaba entre sueños la azabache.- No me odies por favor… - Se le encogió el corazón de oírla hablar de esa manera, estaba tan indefensa y él que no servia para nada en esos momentos. Miró la ropa húmeda y una voz le vino a la mente. Era aquella mariposa que cuidaba de su sacerdotisa.

-“Primero tendrás que encender una fogata, rápido…”–Le ordenó la voz, no pudo reconocerla, pero se decidió por no perder tiempo, ya habría lugar para las preguntas después. Con una madera que había por suerte en la profundidad de la cueva encendió la fogata, ese era el primer paso.- “tienes que quitarle esa ropa húmeda… y con eso bajaras la fiebre, tendrás que recoger agua del afluente que se formó afuera y darle un baño. Yo me tengo que ir…”


Inuyasha tragó en seco, esa vocecita se iba sin darle mayor dato que el tener que… -¡¿Qué!?-Gritó aterrorizado, por fin entendió lo que le habían dicho. Él debía desvestirla, por su propio bien, pero la verdad no sabía si era lo mejor para él. Acotó la orden de salir por agua, parecía que alguien lo planeara todo ya que justo cuando salió un pequeño jarrón flotaba sobre la corriente, lo tomó y llenó de agua y entró a la caverna. –Kagome…- Su voz se tornó ronca, el mismo se sorprendió de esa acción inconsciente.-Es por su salud… es por su bien, no pienso más…- Se dijo tratando de convérsense a si mismo.

Se acercó con nerviosismo hasta ella y la tomó entre sus brazos, su respiración se volvió alocada, frenética… pero miró su cuello y encontró la cicatriz. En ese segundo comprendió la ridiculez de sus acciones. Tenía que apresurarse o la fiebre aumentaría. La llamó con delicadeza para despertarla, pero no sirvió… Otra vez lo intentó y ella comenzó a mecerse. Un nuevo intentó y por fin reaccionó.- Inuyasha… tengo mucho frío…

-Tranquila mi niña, tienes mucha fiebre… ¿puedes quitarte esas ropas?- Ante la pregunta la jovencita se sonrojó efusivamente, le provocaba un extraño sentimiento de vergüenza el aparecer desnuda frente a él.- ¿Puedes?- Repitió la pregunta.

-Me da vergüenza.- Confesó.- Pero creo que si…

-No te preocupes, si deseas me voltearé… pero no es bueno que sigas con las mismas ropas húmedas… las pondremos a secar.- Ella asintió levemente y ambos volvieron a ser decorados con un adorable sonrojo, pensar que eran tan tímidos cuando tienen ese carácter era algo desconcertante. –También puedes usar esto.- Le entregó la camisa blanca de su traje que previamente había puesto a secar.- Creo que servirá bien.

-Gracias…- Susurró al aire. Arrebató la prenda de su mano con prisa y le indicó que se volteara mientras ella se volvía cada vez más roja, no precisamente por la fiebre. Inuyasha obedeció y se giró para darle espacio, sus garras se tomaban unas a otras tratando de refrenar el nerviosismo que se apoderaba de su mente. En verdad deseaba darse la vuelta y ayudarle el mismo a despojarse de esas estorbosas ropas. No, sacudió la cabeza tratando de volver a aquél estado donde se sentía culpable y no pensaba más allá de salvarla…

Escucho el golpe débil de las ropas húmedas al caer al suelo y su corazón quiso salir de su cuerpo por la boca. Pensar en que detrás de él se encontraba completamente desnuda esa joven conseguía en su cuerpo una sensación hilarante de necesidad y placer. No quería pensar en eso, después de todo ella no estaba en condiciones de permitirle que se dejara llevar por sus mas bajos instintos, además estaba el asunto de lo que pasó con el mal nacido aquél… “El maldito de Naraku” Pensó con rabia y apretó sus puños hasta dejar los nudillos blancos. Era obvio que las intenciones de ese ser eran arrebatarle a su mujer, pero lo que no contaba era que el hanyou jamás la dejaría ir, pasara lo que pasara…

Hundido en sus pensamientos no se dio cuenta del momento en que comenzó a sentir aquél calor proveniente de cuerpo extraño, una pequeña silueta que lo tomaba por la espalda baja y le abrazaba con efusividad y gran cariño, fue entonces que se sintió aliviado. Después de todo ella estaba a su lado, estaba con él y no con ése. Dio la vuelta y correspondió al abrazo de la fémina. Instantes que se sintieron plenos de júbilo y amor, pero el efecto terminó cuando la realidad les hizo frente y los obligó a romper el contacto. –Gracias Inuyasha…-Le dijo de forma tímida.

-Aún tienes fiebre…- Dio unos pasos al lugar donde dejó el jarrón y lo cogió con una garra, después se acercó a Kagome para empezar con lo debido.-Tenemos que bajarla.

-Pero… ¿podría recostarme en tus piernas?- Preguntó con un nuevo rubor naciente en sus coloreadas mejillas, cosa que no fue desapercibida por él.- Sería mas cómodo para mi…

-Esta bien, acepto… pero prométeme que no te quedarás dormida. No deseo tener que estar en esa posición toda la noche por tu culpa.- Kagome se sintió ofendida pero después sonrió, en verdad debía ser difícil para su Inuyasha aceptarla después de lo ocurrido.

-Lo prometo.- Ambos se inclinaron y el hanyou tomó su posición, él debía quedar sentado para que la chica colocara su cabeza en sus piernas.- De nuevo gracias por la camisa… pero creo que tú también enfermarás si sigues con esa parte del haori.

-Yo no enfermo…-Gruñó.- Además, aún así me tendré que mojar para bajarte esa fiebre, ¿o no te habías dado cuenta? –Era verdad, de la forma en que estaban, al tirar el agua sobre su cuerpo la mitad del cuerpo de Inuyasha quedaría humedecido. Eso no era bueno, no quería que el moreno fuera a enfermar, debía buscar otra solución.- No te preocupes por mi…

-¿De donde sacaste el agua?- Interrogó con curiosidad, una idea había llegado a su mente.

-Del afluente que nació afuera por la lluvia… es casi del tamaño de un río.

-Llévame a ese lugar.- Rogó con su mejor carita de cordero para que el no pudiera negarse, a la perfección conocía su carácter y veía difícil que quisiera llevarla por la fuerte lluvia que sonaba fuerte afuera.- Te lo pido…

-No quiero.- Bramó como niño molesto.- No es bueno para ti salir en este momento. –Ella le hizo un puchero y le sacó la lengua, si que podía ser desesperante cuando se lo proponía.- Ni así me convencerás…

-¿Y si digo el conjuro?

-Pero estaré contigo para que no te lleve la corriente, tendrás que sujetarte de mí…- Fue convencido. No quería sucumbir ante la posible ira que tuviera, sería demasiado peligroso para sus deseos de tenerla cerca.

-No esperaba otra cosa…


Sonrieron, lo hacían a menudo al estar juntos, podían no verlo los demás pero siempre sonreían internamente al estar juntos. La cargó al estilo nupcial y fue con ella hasta la afluente recién formada. Inuyasha la fue bajando con delicadeza hasta que su piel tocara el agua fría que le haría mejorar. La corriente no era tan fuerte como esperaba, tampoco era profunda y tal vez hasta perfecta para ella.

Al sentir el frío del agua se abrazó al cuello del hanyou buscando protección, necesitaba sentirlo cerca y saber que estaba con ella, que no la había abandonado en el bosque herida de muerte y esto era una ilusión. Lo necesitaba saber. Siendo sostenida por la cintura le provocaba un calor mas intenso que la misma fiebre, una sensación extraña comenzó a recorrer todo su cuerpo y se sintió levemente sofocada. Su palma encima de la tela era áspera y abrasadoramente caliente... justo como el resto de él.- Inuyasha…-Llamó con sutileza.- Estás muy caliente… ¿te sucede algo?

-Kagome…- Era el colmo, ni siquiera con ella en ese estado podía controlarse. Sentía la imperiosa necesidad de abrazarla fuertemente contra su pecho y exprimirla contra todo su cuerpo, quería olvidarse de todo y conocer el sabor de esa tersa piel que llevaba oculta bajo su propia camisa. Sonrió, sería tan fácil deshacer el nudo y tomar el pequeño cuerpo a su antojo, pero la dulce voz de la joven le sacó de sus perversiones.- ¿Me dejas abrazarte?

-No tienes porque pedírmelo.- Pensó Kagome mientras apartaba la mano y sin querer sentía un escalofrío al notar el caliente susurro de Inuyasha hacerle cosquillas en el cuello. Era cierto. No necesitaba pedirlo. Pero requería saber que ella no lo rechazaría, conocer la reacción de aquellas simples palabras.
Lentamente, como si estuviera asustado de romperla, Inuyasha envolvió los brazos alrededor de su cuello, apretándola contra su corazón.

-Te amo…- Fueron sus dulces palabras, las cuales desataron un intenso ritmo desembocado en le corazón de la azabache. Él aún la amaba. Una dicha desconocida le hizo derramar algunas lágrimas de felicidad que se confundieron entre el liquido cristalino del afluente. Deseó hablar pero las palabras se negaban a salir de su garganta.- Y esta noche quiero amarte… de una nueva manera.


N/dp: tAN.. TAN.. TAN... (¿que te pasa?) Es que estoy escuchando Eien de Skip Beat! (entonces subele que quiero oir) Y mientras escuchamos nosotras ustedes vena el Lemon aqui: http://blogs.cemzoo.com/izayoi-sama...-una-noche-de-tormenta-estoy-loco-por-ti.html