“Tras recuperar nuestros recuerdos hemos regresado al barco para reorganizarnos y continuar nuestra travesía. La brújula ya apunta hacia nuestro siguiente destino, pero no podemos abandonar la isla de los piratas sin reponer provisiones. Hemos echado el ancla por el lado contrario al pueblo porque ahora todos nos consideran el enemigo gracias a ese estúpido crío”. En lugar de continuar escribiendo, Nami abandonó su camarote y salió a cubierta. Como de costumbre, los chicos estaban haciendo el ganso. En una esquina, pegado a la pared y con la boca completamente abierta, Zoro se escurría hacia el suelo sin dejar de roncar. Había dejado las espadas sobre las rodillas en un principio, pero ahora estaban a punto de tocar el suelo. Nami puso los ojos en blanco y miró a su izquierda, donde Robin descansaba sobre una hamaca de madera mientras leía tranquilamente un libro. Su permanente estado de relajación la hacía sentirse segura, había sido buena idea tenerla en el grupo. Un grito proveniente de su derecha la hizo dar un bote y se quedó alerta, esperando escuchar de dónde venía el peligro. Un brazo empapado apareció trepando por la barandilla, y Nami reconoció la camiseta de Usopp. Corrió hacia él asustada. -¡Usopp! ¿Qué ha pasado? – preguntó alarmada. Usopp pasó el otro brazo por la borda arrastrando a Luffy con él. Los dos terminaron empapados en el suelo y partiéndose de risa. -Es increíble que no hayamos podido alcanzar ese calamar – comentaba Usopp. -Sí, quién iba a decir que el agua me cubriría tan cerca de la costa – se rió Luffy. -Ya te dije que no te arriesgaras, nunca recuerdas que no sabes nadar. -Es que ese calamar tenía muy buena pinta, y tú no querías ir… Nami, ¿por qué pones esa cara? ¿Te has mosqueado por algo? ¡AY! La chica comenzó a moler a golpes a sus amigos. -¡PERO SERÉIS IDIOTAS! ¡MENUDO SUSTO ME HABÉIS DADO! ¡Y TÚ, IMBÉCIL, POR QUÉ NO RECUERDAS QUE NO PUEDES NADAR! ¡¡¡UN DÍA TE AHOGARÁS DE VERDAD Y NADIE PODRÁ SALVARTE, PEDAZO DE INÚTIL!!! – la perorata continuó durante un buen rato, y los chicos se sentaron con las piernas cruzadas delante de Nami, cabeza gacha y sin dejar de pedir disculpas. Zoro se había movido en su lugar, escurriéndose definitivamente hacia el suelo pero sin despertarse. Robin había alzado la vista sobre el libro y sonreía divertida. Sanji había salido de la cocina con un par de tazas de té. -¡Chicas! ¡Os he preparado un poco de té! – Nami se alejó de Usopp y Luffy, enfadada, y Robin alcanzó una de las tazas de Sanji. -¡Déjame tranquila! – le espetó Nami a Sanji. -Lo que tú quieras, Nami-san – contestó el cocinero encandilado. -¿Me puedo tomar yo su té? – preguntó Luffy tratando de alcanzar la taza. -¡NO! – exclamó Sanji enfadado.
Hola! Me ha gustado tu relato corto, como bien dice tu titulo un día cualquiera, donde narras lo que les pasa en un momento del día a esta tripulación.Tu relato también ha sido muy divertido, por los toques cómicos. Por ejemplo, cuando Luffy esta hablando sobre el calamar tan tranquilo como si no hubiera estado apunto de morir ahogado, que despreocupado el capitán. xD En cuanto a la forma en la que has narrado, lo has de una manera clara fácil de seguir la historia sin ningún problema. Por ultimo las faltas ortograficas no he visto ninguna, creo que ha sido porque estaba demasiado inmersa en la historia para darme cuenta si había alguna. Adiós!! =)
