Un cambio en nuestras vidas [sesshoxkago]

Un cambio en nuestras vidas (sesshoxkago)
Este es mi primer fanfic dedicado a mi onee-chan Nakuru Sagara, sakurita y
Aleja de quien me encantan sus fanfics y ¡a todos mis seguidores y a las personas que sigo!
1º capítulo: Presencias Familiares
Aome se encontraba exhausta, la lucha contra esos monstruos había sido difícil, aunque esos monstruos eran débiles, la cantidad que había destruido era inmensa. Había partido de la aldea de la anciana Kaede aproximadamente a medio día y ya estaba anocheciendo. Al usar una gran cantidad de poder espiritual ya lograba sus objetivos; ya no se cansaba con tan solo usar unas cuantas flechas, no ahora usaba su poder hasta donde lo conocía, no por algo era la sacerdotisa más fuerte de la región llegando incluso a superar a la mismísima Midoriko. Pero sus habilidades adquiridas no eran todos las que podía desarrollar ya que constantemente su poder iba en aumento y aun no se le conoce fondo.
Inuyasha no se encontraba en la aldea, al momento en que regresó Aome pensaron en darse una oportunidad pero nuestra querida miko se dio cuenta de que Inuyasha no era del todo feliz, constantemente monstruos atacaban la aldea buscando a Aome, ya que ella era el impedimento de muchos monstruos para atacar esa aldea y además por haber destruido la perla de las cuatro almas. Inuyasha y ella ahora solo eran amigos aunque a Aome le dolía prefería que fuera así. Al ir aumentando las habilidades de Aome se dieron cuenta de que su alma estaba vinculada a seres divinos ya que ella podía devolver la vida. Sus poderes espirituales habían alcanzado tal punto de ser reconocidos por todos los youkais. Así había decidido devolverle a Inuyasha la persona que más quería, a ella no le gustaba jugar con la vida y la muerte por lo tanto solo lo realizaría esta vez por el simple hecho de saber que Kikio perdió su vida por una causa injusta con nombre Naraku, esa sacerdotisa dio su vida para proteger la perla, y lo pago de la peor manera, perdiendo su vida y a Inuyasha. Nadie sabía sobre su extraña decisión aparte de Sango quien al principio se había negado, ya que eso significaría ir en contra de la felicidad de su mejor amiga, pero si ella así lo quería no haría nada que pudiera hacer, el corazón de Aome era tan puro que podía ir en contra de su felicidad con tal de hacer felices a los demás. Aome no se sentía mal con su decisión ya que Inuyasha sería feliz y eso es todo lo que ella quería para su querido hanyou.
Pero ella no cometería el mismo acto que Irasue, sino que junto en devolver a este mundo el alma de Kikio ella devolvería la vida a su cuerpo. Sonará difícil pero los huesos y los restos no son lo único que compone a un cuerpo.

Ya cansada de tanta pelea, al haberla terminado se disponía a retirarse, pero se acercaba una presencia familiar, ya conocida para ella.
Era Koga, pero a ella no le gustaría que la viera así tan cansada y llena de sangre por lo que utiliza un rápido conjuro de limpieza haciendo unos movimientos con sus manos y a los segundos de haber terminado aparece Koga.
Koga no podía creer lo que estaba viendo, sabía que Aome tenía potencial pero lo dejo pasmado tantos cuerpos de monstruos en el suelo. Le habían llegado rumores de que una azabache destructora de la perla era la más poderosa, pero no a tal extremo.
Al llegar pudo sentir ese delicioso aroma a flores, muy distinto al de cualquier mujer humana, youkai o sacerdotisa podía poseer. Se deleitó con presencia de la mujer que alguna vez habría amado y que ahora sentía un profundo cariño como si la conociese de toda la vida. Al verla pudo notar que estaba cansada pero aun así se veía limpia y con todo su ánimo pero su presencia era el triple de fuerte de la que había sentido hace tan solo unos meses al venir a visitarla con Áyame, quien no había podido venir por estar cuidando de sus cachorros.
—Aome! —la llamó felizmente
—Koga! Que gusto verte—exclamó la azabache— ¿Cómo está Áyame? —
—Igualmente Aome, se encuentra bien, la invité a venir pero debía hacerse cargo de los cachorros— dijo este con una risa nerviosa ya que este ya era el tercer cachorro que tenían— vaya…. yo venía ayudarte pero parece que no necesitas me ayuda—
—Gracias Koga, de haber sabido que vendrías no me hubiera demorado tanto— dijo la miko del futuro, ya que al estar peleando no lo había hecho con intención de apurarse, lo hacía calmadamente esperando a que atacaran.
—No te preocupes Aome, oye hablando de ti te ves increíblemente poderoso, hasta ya me han llegado rumores de ti—sonrío amablemente—dicen: cuidado la gran sacerdotisa podría matarte—sonrío burlón.
—Koga! — dijo la azabache sonriendo
Después de conversar un rato con Koga, decide volver ya que son por la posición del sol, cerca de las 6:00 pm, al ‘adivinar’ la hora, decide volver a la aldea ya que sus amigos se preocuparán si no llega temprano.
—Sayonara joven Koga!! —gritaba la azabache alejándose lenta y pacíficamente a la aldea.
—Adiós Aome, nos veremos pronto
Cuando estaba cerca de la aldea, ve con una sonrisa a un grupo de niños que se dirigían corriendo hacía ella.
Aome saluda a cada uno de los niños y se percata de que Lin y Shippo también habían venido.
—Oka-san! —gritaron los pequeños a Aome, llamando así su atención.
Lin y Shippo consideraban a Aome su madre, ella era cariñosa, amable y sin duda muy fuerte. A pesar de que Aome no fuera su madre, sentía un especial cariño por ambos chicos. Ella les permitía llamarle así, ya que si ellos la sentían como su madre, ella no se negaría.
— ¿Si chicos? —preguntó esta regalándoles una sonrisa.
—Inuyasha regresó Aome— Esa sorpresa la azabache no se la esperaba pero sabía que sería de buena ayuda, ya que prácticamente todos los días debía pelear con monstruos de bajo rango.
— ¿Hace mucho que llegó?
Aome estaba pensativa ya que no había sentido su presencia así es que debió haber llegado hace poco.
—No oka-san el tío Inuyasha llegó hace poco.
Dicho esto emprendieron marcha la aldea, la miko observando a los niños jugar alegremente, no sabía como pero se había encariñado con ellos.
Al llegar a la aldea pudo sentir la presencia de Inuyasha, confirmando así lo dicho por los pequeños.
A medida de que avanzaba en la aldea, se les acercaban distintos campesinos, dándole ofrendas o pidiéndole favores, a los cuales ella no se negaba.
Apresuró su paso porque sintió la presencia de Kohaku, grande fue su sorpresa al verlo a la entrada de la aldea herido.
Dejó su arco y su carcaj y fue a socorrerlo sin pensarlo dos veces, fue ahí cuando se percató de que él también había estado peleando con esos monstruos débiles.
Lo tomó entre sus brazos y se apresuró a llegar a la cabaña de Sango ya que se encontraban cerca, detrás de ella venían Shippo y Lin, ya que los demás chicos se quedaron es sus casas.
Inuyasha se encontraba en la casa de Miroku y Sango, efectivamente había llegado hace poco y cuan grande fue su sorpresa al verificar que Aome no se encontraba. Comían y conversaban acerca del tiempo en que Inuyasha se fue.
Inuyasha se había ido a entrenar con tessaiga, para devolver los ataques de los enemigos. No le había ido muy bien pero el próximo mes partiría a perfeccionarla. Había dejado a Miroku y a Sango protegiendo la aldea, así que se le ocurrió preguntar. — ¿Cómo está Aome?
—La señorita Aome se encuentra bien, salió cerca del medio día a pelear.
La última palabra impresionó a Inuyasha, ¿acaso Aome estaba peleando? Eso era simplemente imposible, hace tres semanas la dejó y solo sabía tirar unas flechas.
— ¿Cómo que a pelear Miroku?
—La señorita Aome tiene grandes poderes espirituales, que incluso sobrepasan a la mismísima Midoriko.
— ¿De qué estas hablando monje?
—Desde que te fuiste Aome ha estado entrenando con distintas sacerdotisas que han pasado por la aldea—bebió un sorbo de té y continuó—Ahora es la sacerdotisa más fuerte de la región, todos han escuchado hablar de ella, y cuando la veas te darás cuenta de que su presencia ha cambiado, es más poderosa Inuyasha—Dijo con orgullo el monje ya que él le enseño a hacer kekkais
—Aome posee muchas habilidades Inuyasha. Tantas que te aseguró que algunas de ellas nunca las has visto—Intervino Sango.
Inuyasha no daba crédito a lo que escuchaba, no podía creer que Aome se haya vuelto fuerte en tan poco tiempo.
— ¿Dónde está? —Necesitaba hablar con ella.
—Verás Inuyasha, la señorita Aome nos ha estado ayudando con la protección de la aldea, desde que Aome destruyó la perla, muchos de los monstruos han venido a matarla a ella y a la aldea. Es por ello que Aome se ha encargado de esto.
—Así es Inuyasha, Aome tiene un desempeño brillante en una pelea.
Sango estaba naturalmente orgullosa de Aome ya que ella dependía de Inuyasha pero ahora no, ya no sería así.
Su conversación se vio interrumpida por Aome, quien estaba ensangrentada por cargar a Kohaku. Cargaba a Kohaku con suma delicadeza, ya que tenía varias heridas que aun sangraban.
Aome tenía una cara de preocupación y le pidió a Sango un lugar donde recostarlo.
Sango más por instinto que por otra cosa derramo unas lágrimas, al verlo así recordaba aquel día en que murió.
Inuyasha estaba anonadado, al ver a Aome la vio diferente, ahora sus fracciones eran más finas, su cuerpo más fino y formado. Además su presencia era demasiado fuerte y pura.
Al recostar a Kohaku pudieron ver que tenía unas cuantas heridas en su espalda y en su abdomen. Sango estaba alterada, su hermano estaba perdiendo mucha sangre. No pudo más y le consulto a Aome con su mirada pérdida.
— ¿Qué le pasó Aome?
—No lo sé Sango, creo que algunos monstruos lo atacaron cuando entraba a la aldea.
Aome estaba preocupada, sabía que Kohaku no sobreviviría sin su ayuda así que con su poder, lo empezó a curar.
Sango miraba sorprendida lo que hacía su amiga, sabía que Aome tenía grandes poderes, pero no se imaginó que tuviera todas esas técnicas.
Aome nunca había usado este hechizo, por lo que cayó desmayada sabiendo que había podido ayudar a Kohaku.
Inuyasha había sentido este desprendimiento de energía, decidió entrar y vio que Sango abrazaba a Kohaku quien ya no estaba herido y a un lado vio Aome, había caído desmallada, en su rostro se reflejaba paz.
A la mañana siguiente Aome despertó a penas los rayos del sol tocaron su cara, decidió seguir su día normal, Inuyasha aun no había despertado por lo que se levantó rápidamente para primero ir con la anciana Kaede para saber la razón por la que se había desmayado, de paso a la anciana Kaede iría por Lin y Shippo para ir a buscar hierbas medicinales como todos los domingo s.
Seguramente Inuyasha querría explicaciones, por lo que se las daría más tarde.
Llegó a la cabaña de la anciana Kaede, quien ya estaba levantada y se dispuso a platicar con ella.
La anciana le explicó que se había desmayado por ser la primera vez que realizaba este conjuro, no era por haberlo usado, sino la magnitud de las heridas de Kohaku que contenían incluso veneno.
Convencida por la explicación de la anciana se fue en busca de Lin y Shippo, pero esos dos pequeños ya la esperaban y estaban muy preocupados por el estado de Kohaku. Ella les regalo una sonrisa, los niños pudieron descifrar que Kohaku se encontraba bien. Juntos se dirigieron a las afueras de la aldea para recolectar plantas.
Habían recolectado unas tantas y los niños jugaban alrededor de ella, la rociaban de pétalos y Lin peinaba sus cabellos. Ella se sentía a gusto con ambos pequeños pero mientras ellos jugaban, Aome pudo sentir una presencia maligna acercarse junto con una muy familiar, pero venían de lados contrarios. Sesshomaru llegó y segundos después se acercó un monstruo, este venía en dirección a Lin y Sesshomaru estaba relativamente lejos para protegerlo. En segundos analizo la situación, no tenía tiempo para crear una barrera. Entonces abrazó a Lin y cuando el monstruo se acercaba la giró recibiendo así el impacto, pero al simple contacto con ella el monstruo se desintegró. Aliviada abrazó a Lin, sintiendo las lágrimas de la pequeña en su atuendo. Le dedico una leve caricia y luego la soltó delicadamente, tomando sus manos.
— ¿Estas bien Lin? —le preguntó con una sonrisa.
La niña no pudo más que volver a abrazarla. Entonces la azabache miró a Shippo, quien respiraba aliviado. Soltó a la pequeña y esta corrió a Sesshomaru.
Aome no pudo más que calmarse y tomar la mano de Shippo y lo puso detrás de ella. Acción que sorprendió a Shippo y a Lin, pero Sesshomaru sabía que se acercaban demasiadas presencias, lejos pero el las sentía débilmente. Estaba sorprendido ¿Cómo es que esa humana podía sentir las presencias? Y aun ¿Cómo pudo salvar a Lin?, eran dudas que no le gustaba tener.
Aome sentía las presencias acercarse, por lo que preparó su arco. Sesshomaru entendió el mensaje y desvainó a bakusaiga.

 

2º capítulo

Aome sentía las presencias acercarse, por lo que preparó su arco. Sesshomaru entendió el mensaje y desvainó a bakusaiga.

Las presencias se mostraron queriendo atacar a Kagome, Sesshomaru no entendía el porqué de tal acción pero mantenía su rostro frío e inexpresivo.

Aome no usaba sus poderes, tan solo soltaba flechas, ya que Sesshomaru era de gran ayuda y además porque no estaba del todo recuperada al haber salvado a Kohaku. Ella protegía a Lin y a Shippo, principalmente al segundo pues Sesshomaru cuidaba de Lin.

Estaban peleando ya calmadamente pues tan solo quedaban unos cuantos monstruos. De repente sintió una presencia que la descolocó ¿Cómo era posible que él viniera hacia ella?, aun no era tiempo de verse, él y ella lo sabían bien.

Aome se encontraba distraída su hermano mayor se acercaba, pero si sus amigos lo veían y descubrían quien era; y sus amigos sabrían de su identidad.

Decidió interceptarlo para evitar que llegara a la aldea

Apenas acabaron con los monstruos esta volvió en si cuando los pequeños la abrazaron. Tendría que irse, no podía dejarse en evidencia aun. Correspondió cariñosamente el abrazo para luego pedirles que se vallan, Sesshomaru observaba cada acción de Aome, al quedarse solos, creyó que hablaría con él, pero entonces la vio tomar su arco y emprender camino.

Decidió dejarla ir pero sentía que esta se acercaba a una presencia fuerte, era la presencia de un taiyoukai pero ¿Por qué la humana iría hacia allá? .Definitivamente esa humana era un enigma, casi como un rompecabezas.

Aome se acerca rápidamente hacía la presencia, con una velocidad inimaginable. Mientras corría por los árboles, recordaba el día en que todo cambió para ella…

Corría a una velocidad no percibida ante un ser humano, mientras recordaba lo que la había llevado a esta situación.

Flash Back *-----------------------------*


Desde hace aproximadamente tres semanas, es decir, desde la partida Inuyasha ella podía sentir esa presencia. Al sentir lo poderosa que era había decidido acercarse para ver de quien se trataba, tenía una presencia parecida a la de Sesshomaru, seguramente debía ser un taiyoukai, pero ¿Qué haría un taiyoukai en la aldea? Esto simplemente era raro. Esa tarde luego de la partida de Inuyasha ella había ido hacia la presencia, se sorprendió de sobremanera al verlo.
Vestía unas ropas parecidas a las de Sesshomaru y con una armadura brillante hecha de oro. Su rostro poseía finas fracciones y su cuerpo, aun con su armadura se podía detallar sus bien formados músculos. Sus ojos eran verdes y profundos y al verla reflejaron ¿cariño?, ¿Quién era ese youkai?, se le hacia conocido pero a la misma vez lo desconocía, se sobre atormento para recordar quien era. Sus cabellos brillaban por reflejo del sol, sus lacios cabellos eran de un color oro profundo.

Entonces este taiyoukai se acercó a ella y la abrazó con mucha ternura, los recuerdos golpearon a Aome en su cara, aquel youkai de cabellos largos, sueltos y sedosos, de cuerpo envidiable y de rosto poseedor de finas fracciones, no lo podía creer, ese ser era su hermano.

Las lágrimas surcaron su rostro ¿Por qué? Por recordar aquel día en el que fueron separados, veía a una pequeña niña sentada en el jardín, de gran hermosura con tan solo verla se podía saber que su belleza era sobrenatural, sus cabellos eran largos y dorados, su pequeña figura vestía un kimono blanco con pétalos de sakura negras en las mangas. De repente todo se volvió oscuro y divisó a su madre correr por el palacio junto a ella y a su “hermano”, ir detrás de ella con una espada defendiéndolas de los monstruos que se acercaban, entonces su madre la bajo, al abrir sus ojos (los cuales se encontraban cerrados por el susto), divisó un pozo y a su hermano corriendo a abrazarla.


Correspondió el abrazo, para luego ser tomada por él y entregársela a Naomi, vio la mirada triste del joven para luego su madre saltar al pozo y ser cubiertas por un resplandor morado.

Aferró su cuerpo al del taiyoukai que tenía enfrente y unas lágrimas cayeron en lo hombros de su hermano.

—Hermano…..—Fue lo último que pronunció la azabache al caer desmayada.


El hombre la tomo con suma delicadeza y la dejó recostada en un árbol. Se encontraba sorprendido del que ella le haya recordado, también muy al fondo se encontraba feliz, tal vez no pudiera reunirse con su madre, ni siquiera con su hermano menor Sotta (Naomi se encontraba embarazada al momento de huir) pero la tenía a ella, a la persona que alegraba sus días con tan solo una sonrisa. Ahora que la observaba se dio cuenta de que Aome estaba en su forma humana, se veía tan tierna ante sus ojos, hace mucho tiempo que la había perdido pero hoy él estaba con ella.


Realizó algunos movimientos con sus manos y sintió como la sangre de su hermana se liberaba, ahora sería una taiyoukai y podría estar con él. Realmente no eran hermanos ya que Aome era hija de Naomi y él era hijo de Samura una youkai. Su padre cuando él tenía 78 años de edad se había enamorado de Naomi, con la que al principio ignoraba y detestaba al ser una humana, pero poco a poco esa sacerdotisa había llegado a ser una persona importante en su vida.


Después de que Naomi viviera algunos meses en el palacio quedó embarazada, al principio detestaba la idea, él no tendría a un hanyou como hermano pero al ser una sacerdotisa no había afectado los genes de los youkais por lo que Aome en vez de ser una hanyou se convirtió en una poderosa miko taiyoukai, sus habilidades eran realmente sorprendentes.

Observaba como la apariencia de su hermana había cambiado sus cabellos volvían a ser dorados y su rostro se volvió más fino, su esencia era más fuerte y su aura de poder creció considerablemente.


Aome se encontraba recordando cuando un nombre se le vino a la mente Kanari. Ese era el nombre de aquel taiyoukai que parecía ser su hermano.

Abrió los ojos de golpe, y lo vio ahí, sentado observándola.

— ¿Kanari?

—Aome…me recuerdas? —preguntó este sorprendido

— ¿Cómo olvidarte hermano? —Aome se lanzó a los brazos de su hermano, cayendo juntos hacia tras.

—Pero, ¿Qué me paso? ¿Por qué tengo mi apariencia de youkai? ¿Qué no era humana?

—Aun no lo has recordado del todo…—dijo este en un susurro que Kagome pudo escuchar perfectamente al ser una taiyoukai—nuestra madre Naomi

— ¡No soy tonta! Se quien es mamá— dijo la azabache enojada, ¿Quién creía que era?

—Esta bien no te enojes—dijo este con un deje de miedo en su voz, valla que su hermana tenía carácter.

—Cuando el palacio fue atacado, debes recordar que tú y mi madre se lanzaron al pozo poco antes de que la verdadera batalla se liberaba.


—Sí…..—su hermano había logrado captar su atención, ciertamente recordaba lo que pasó con su madre, pero ella nunca se imaginó que luego se llevaría a cabo una batalla.


—En esa batalla…nuestro padre murió

Kagome no podía retener esas lágrimas, ¿Cómo que su padre había muerto?, ¿Él youkai más fuerte del sur había muerto? Eso no podía ser cierto.

— ¿Puedo seguir Kagome? —preguntó preocupado por nuestra miko youkai al ver que lágrimas caían por su rostro.

—Continúa

—Nuestra madre antes de partir selló tu sangre youkai, para que no tuvieras problemas en el mundo de los humanos, luego de haber cruzado ustedes… el pozo se selló, me quedé solo en esta época al haber muerto nuestro padre—dijo este con cierta melancolía.

—No te preocupes Kanari, ahora estas conmigo.

—Esperé 50 años a tu regreso hermana, supe que buscabas los fragmentos de la Shikon no Tama junto a un híbrido, pero no podía ir por ti, ya que nuestras tierras se encontraban en guerra.


Kagome estaba realmente conmovida, todo este tiempo se crio pensando de que su época era la actual y pensando que era una humana pero ahora descubre que pertenece a la era del Sengoku y que más encima es una youkai, pero no cualquier youkai, era una taiyoukai, princesa perdida de las Tierras del Sur.


—Kagome…debó a partir a nuestras tierras, pero quisiera que me acompañaras—dijo este con un ánimo realmente contento.

—Perdóname Kanari, pero no puedo ir contigo, tengo a mis amigos y a los aldeanos que me necesitan, pero te prometo que iré luego de que todo se haya calmado en la aldea y de que mis amigos sepan mi identidad.
—Entiendo Kagome—dijo el peli dorado con tristeza—pero me gustaría que por lo menos conocieses nuestras Tierras hasta que llegue el momento de que partas conmigo como la princesa que eres.

—Te lo prometo Kanari. — Kagome se lanzó a abrazarlo, pero recordó un gran detalle.

— ¿Puedo volver a mi forma humana? — pregunto la ya no azabache preocupada

—Yo te volveré a tu forma humana, pero las siguientes veces lo tendrás que hacer tú, aunque creo que cuando tus amigos se enteren no será necesario.


Dijo esto y volvió a hacer algunos movimientos con sus manos pero esta vez debía utilizar la energía de Kagome, por lo que tomo su mano y la unía con nuestra querida miko. Las energías se fusionaron y salieron de sus manos para volver al cuerpo de Kagome.


Kagome estaba sorprendida, como es que esto pasaba, volvió a tener su cabello azabache y sus ojos marrones, pero su cuerpo había quedado como era siendo una youkai, por lo que se veía considerablemente mejor. Luego de observarse analizo las palabras de su hermano “pero las siguientes veces lo tendrás que hacer tú” ¿Cómo lo haría ella?

Decidió hacer caso a las preguntas que se formulaban en su mente.


— ¿Cómo es que luego yo me transformaré sola? —preguntó con notable preocupación.

—Para eso deberás entrenarte como sacerdotisa

Fin Flash Back *-----------------------------*

Ese era realmente el motivo por lo que había decidido entrenar. Sus amigos creían que era por proteger la aldea, en parte era eso pero también para poder controlarse, a veces sentía que su parte youkai la quería controlar, en esos momentos en los que peleaba con monstruos, su parte youkai quería luchar.


Se detuvo en seco, ahí estaba aquel youkai descansando en un árbol de sakura, apenas ella apareció abrió sus ojos, mostrando su hermoso color verde jade, ella liberó su esencia, a veces no le gustaba ser una humana.

—Kanari ¿Qué haces aquí? —dijo la azabache acercándose y sentándose a su lado.

— ¿Así es como me recibes hermanita?—dijo con una sonrisa burlona empezando a surcar su rostro.

—Kanari—dijo esta soltando una risita, ya que Kanari comenzó a hacerle cosquillas.

—Kagome—dejó de hacerle cosquillas para volver a sentarse y hablar seriamente— La guerra en nuestras Tierras nuevamente comenzará y necesitaré de tu ayuda, sé que no puedes dejar a tus amigos pero el Territorio del Oeste ha entrado en guerra, es por ello que los Territorios del Este y del Sur, debemos ayudar al Oeste para prevenir un posible ataque del youkai del Norte, en los territorios del Este y del Sur.

—Te ayudaré Kanari, pelearemos por nuestras Tierras.

—Gracias Kagome pero para eso deberás entrenar tus poderes de youkai

—Acepto Kanari ¿Cuánto tiempo tengo para despedirme?

—La guerra comenzará en ocho meses, tienes dos meses para despedirte y los seis restantes para entrenar.

*-------------- Con nuestro hanyou -------------*

Inuyasha se encontraba feliz de volver a Kagome, al fin ordenaba sus sentimientos y la mujer que amaba volvió a perder la vida, por fin se dio cuenta de que a Kagome la quería como su hermana, no la amaba como a Kikio, Kagome era muy razonable y ya había hablado con ella, había dejado en claro sus sentimientos hacia ella ya que lo que menos quería era ver sufrir a Kagome.

Iba caminando sumido en sus pensamientos, con un solo destino iba camino hacia la tumba de Kikio, necesitaba visitarla o al menos visitar el lugar en el que alguna vez habían estado sus restos.

*----------*Con Kagome*-----------*


Debería decirles a sus amigos que debía partir y también debería decirles sobre su verdadera identidad. Decidió que era hora de resucitar a Kikio. El ritual lo llevaría a cabo a media noche y cuando ella ya estuviera entre ellos, ella les hablaría de su verdadera identidad. La luna se encontraba en un punto medio, faltaba al menos media hora para media noche. Se dirigió a su cabaña para encontrar a la pequeña Lin y a Shippo durmiendo, seguramente se habían cansado de esperarla. Se dispuso a cambiarse de traje por uno adecuado para tal ritual.

Se colocó un traje largo y blanco hecho de la tela más fina conocida, la seda, peinó sus cabellos con un peine de oro con incrustaciones de zafiro que demostraba la pureza de la acción que quería realizar, ya que lo haría por el bien de todos, en su pequeña cintura, se colocó un cinturón de metal hecho de oro, estaba hecho especialmente a su medida, le quedaba perfectamente. Tomó dos platones uno lleno de frutas, ofrenda para los dioses y uno con agua bendita y se dirigió hacía la tierra en la que habían estado los restos de Kikio.

Al llegar a al lugar, pudo sentir la presencia de Inuyasha, él había ido a visitar a su amada sacerdotisa, una razón más para revivirla, él la necesitaba.

Se sentó al frente de la pequeña capillita, y se dispuso a comenzar. Cuando la luna llegó a su punto más alto, se colocó el collar de plata con incrustaciones de piedras preciosas, era el medallón que la conectaba al otro mundo.

Luego de repetir silenciosamente un rezo, su medallón comenzó a brillar y del cielo descendieron aquellas almas de Kikio que habían subido al cielo al momento de su muerte, estas almas comenzaron a modelar el cuerpo de nuestra antigua miko, el cuerpo ya formado cayó suspendido a las hierbas.

Kagome rodeó el cuerpo de Kikio con el agua bendita. Ahora solo faltaba el último paso, con una daga de oro y plata, hizo un pequeño corte en su mano, asegurándose de que esta no tuviera esencia demoníaca y la llevó a la boca de Kikio, cuando cayó la primera gota, sintió el aura de poder espiritual de Kikio renacer y su corazón latir. Estaba hecha la acción.









A veces el nombre de Aome sale como Kagome o viceversa *---*

 

perdonen si esta algo corto no he tenido mucho tiempoo :c

3º Capitulo: ¿Tú prometida?

Ya no había marcha atrás, el alma y el cuerpo de Kikio habían vuelto a este mundo, solo quedaba un paso para terminar el ritual, debía rezar hasta el amanecer.
Afirmó el rosario de plata en sus manos y empezó a susurrar un extraño rezo, que aseguraría la vuelta de Kikio completamente, para que recordara su vida pasada y para que normalice su alma.


Debía rezar para que el alma de Kikio quedara pura, sin rastros de odio ni maldad hasta terminar el ritual. Las imágenes de la vida pasada de Kikio surcaron la mente de Kagome. Mostrándole el momento de su muerte y de la supuesta traición de Inuyasha.


Siguieron así dos horas, Kikio susurrando el nombre de Inuyasha y Kagome con los recuerdos de Kikio en su mente. Faltaban pocos minutos para el amanecer, Kagome tomo una perla dorada y la unió al rosario en el momento en que amanecía, todo terminó.



Kikio abrió los ojos y su rostro reflejo la sorpresa que sentía, quien imaginaría que la persona que creyó no agradaba la haya revivido, definitivamente su rencarnación tenía un corazón enormemente puro.

—Kagome…—pronunció la sacerdotisa revivida. Entonces tocó su cuello y su pecho, sintiendo el latir de su corazón.


Se sorprendió, cuando la bruja Urasue la había revivido, tenía un cuerpo de barro, pero ahora estaba viva, su corazón latía y sus manos y cuerpos estaban cálidos como hace años atrás. Kagome debía ser realmente poderosa como para revivirla en cuerpo y alma. La miró detalladamente, su cuerpo era más fino, su presencia y su aura habían cambiado. Por afuera su aura era pura pero adentro había una energía oculta. ¿Quién era realmente Kagome?, lo descubriría.

—Kikio, ¿Te encuentras bien? —preguntó la azabache mostrándole una sonrisa para darle confianza.


—Sí Kagome, pero ¿Cómo?


—He estado practicando como sacerdotisa, creo que al fin soy buena— Dijo esta orgullosa de si misma.

— ¿Y Naraku?

—Murió y la perla fue destruida

—Y…. ¿Por qué estas aquí?

— ¿No te alegra mi presencia?

—No es eso Kagome solo que me extraña que estés aquí.

—El pozo se selló y después de tres años volví

—Entiendo….Kagome… ¿Por qué tu presencia es la de una taiyoukai?

—Lo sabrás a su debido tiempo junto a Inuyasha y el grupo, te pido que no se lo comentes a nadie,

—Bien Kagome—dijo esta sonriendo.


Kagome estaba sorprendida, Kikio mientras vivía en un cuerpo de barro jamás mostró más que su cara de frialdad.

—Inuyasha—susurró— ¿Cómo esta él?

—Esa es la razón por la que te he resucitado…… Inuyasha ya no es el mismo, él te extraña—dijo esta con un poco de tristeza.

— ¿Aún lo amas Kagome?

—Si, pero primero esta su felicidad—Respondió Kagome sonriendo para evitar su tristeza—Vamos Kikio, Inuyasha querrá verte—dijo tomando su arco y flechas y caminando, siendo seguida por la otra miko.

Inuyasha sintió el aroma de Kagome y el de Kikio, ¿Qué pasaba aquí?, ¿A caso su nariz le jugaba una broma?

Todos sus pensamientos fueron interrumpidos al ver a Kagome entrar seguida de Kikio.

—Kikio……

—Inuyasha—dijo la miko abrazándolo.

—Pero, ¿Cómo estas viva?, puedo sentir tu corazón.


—Kagome es una gran sacerdotisa, ella me ha devuelto la vida, por ti Inuyasha

—Kagome…—se paró y le dio un fuerte abrazo a Kagome.

—Bueno yo me voy, han de necesitar hablar—Kagome fingió una sonrisa y salió de la cabaña rumbo a la cabaña de la anciana Kaede.

Iba camino a casa de Kaede cuando vio a un niño, el niño estaba inconsciente y a pocos segundos de ser asesinado por un youkai. Ella creyó que nadie la veía, por lo que liberó su esencia youkai y antes de que el monstruo diera al niño el golpe final, ella ya tenía al niño en sus brazos y el monstruo había sido acabado por un movimientos de sus finas garras.
Volvió a retener su poder, ya que esta vez no había cambiado su apariencia y remprendió su marcha a la aldea, para buscar a Lin y a Shippo y dejar al pequeño salvado con la anciana, sin saber que un taiyoukai de mirada fría había observado silenciosamente la escena.
Sesshomaru se encontraba confundido, ¿Cómo esa simple miko había logrado hacer tales movimientos y desprender tal aura?. Sea lo que sea, el la descubriría.
Mientras caminaba con el niño en sus brazos, buscaba la forma de confesarles a sus amigos su verdadera identidad. ¿Cómo lo tomarían ellos?, seguramente sus amigos bien, todos excepto Inuyasha, aunque con él nunca se sabe su forma de reaccionar.
Sin darse cuenta, había llegado a la cabaña de la anciana Kaede, depositó al niño en un futón y Kaede comenzó a curarlo mientras ella le contaba que había revivido a su hermana.
Ella estaba asombrada con esa noticia. Siempre pensó que Aome poseía un corazón puro, pero esto la dejaba en evidencia. Algunas lágrimas corrían por su único ojo, ya que al fin su hermana podría vivir su vida alejada de la Shikon no Tama.
Mientras hablaba con Kaede, Shippo y Lin se habían levantado y alistado para ir a su recolección de hierbas y Lin para luego ir con Sesshomaru a jugar, ya que Sesshomaru se iría mañana en la mañana.
Kagome se dirigía a el dormitorio de Shippo y Lin y cuan fue su sorpresa al verlos ya listos para salir.
Iban caminando por las praderas, recogiendo hierbas y los niños flores y deciden sentarse entre las flores. Kagome estaba rodeado por los niños, quienes cortaban flores y luego se las entregaban. Kagome pensaba en la reunión de esta noche y necesitaría que Shippo y Lin estuvieran presentes. Su hermano llegaría al oscurecerse y juntos le dirían a los amigo de Kagome, la verdadera identidad de la miko. Kagome se había negado a decirlo sola, por lo que había convencido a su querido hermanito de venir con ella.
Kagome estaba sumida en sus pensamientos, cuando Lin y Shippo, le colocan una corona de flores que habían hecho en su cabeza. La azabache sonrió ante tal gesto y los abrazó con ternura. Sesshomaru había llegado justo en esa escena interrumpiendo. Lin se separó de Kagome para ir corriendo hacía Sesshomaru.
Antes de que Lin se valla debía decirle que volviera antes de que se oscureciera ya que le diría algo importante.

—Lin—llamó Kagome.

— ¿Oka-san? —preguntó la pequeña.

— ¿Volverás Lin a dormir?

— No señorita —contestó con una sonrisa.

—Cuídate Lin.

—Humana

—Youkai—respondió Kagome con una sonrisa burlona ¿La llamaba “Humana”? valla que equivocado estaba el gran Sesshomaru.

—Hmp—recibió de respuesta la dulce miko youkai.

Decidió ignorarlo, y vio como se alejaba con la pequeña Lin. Imitando tal acto, se puso de pie y se encaminó junto a Shippo a la cabaña de Sango.


Inuyasha no tendría palabras para agradecerle a Kagome lo que había hecho, su amada Kikio estaba junto a él. Nunca imaginó volver a tenerla abrazada en sus brazos, sintiendo aquella calidez única de su amada.


Kagome y Shippo habían llegado a la cabaña de Sango y Miroku, y al entrar vieron a las pequeñas mellizas jugando a las escondidas, Shippo se les unió al juego, por lo que Kagome caminó hasta la entrada de la cabaña.

Pudo ver a Sango cocinando mientras Kohaku y el recién nacido dormían tranquilamente.

—Sango—la llamó.

—Aome—contestó la azabache regalándole una sonrisa que fue correspondida por Kagome.

— ¿Quieres que te ayude?

—No, ya he terminado.

Cerró la olla con la tapa y la quitó del fuego, la dejó sobre la mase y se encaminaron a la mesa donde ambas tomaron asiento.

Había un silencio incómodo hasta que Kagome lo rompió.

—La he revivido Sango

— ¿Qué ha dicho Inuyasha? —La exterminadora comprendió al instante de quien se trataba.

—Esta feliz—suspiró—Como nunca lo había estado desde que murió.

— ¿Te sientes bien Kagome?

—Más que bien Sango, me siento feliz por ellos.

—Kagome... ¿Qué harás?

—Eso mi querida Sango lo sabrás ha su debido tiempo— la azabache sonrió dándole seguridad de sus acciones— Ah y por cierto ¿Dónde está Miroku?

—Fue a eliminar un demonio.

Se quedó conversando con Sango hasta medio día cuando llegó Miroku, se quedó a almorzar junto a ellos y debían ya ser las cinco, se disponía a retirarse, repitiéndole que no se vaya olvidar a ir.


Caminó rumbo a su cabaña y al llegar ahí preparó la cena para ella, Shippo, Kikio e Inuyasha. Tardo dos horas en terminarla, ya eran las siete y comenzaron a llegar sus amigos.

Después de que todos terminaron de comer se quedaron conversando, Kikio e Inuyasha se veían felices, al menos había logrado su objetivo y Shippo se encontraba durmiendo.

Estaba sentada mirando por la ventana mientras Kikio e Inuyasha hablaban, cuando sintió una presencia maligna que le era familiar, miró a los amantes y se dio cuenta de que ellos no sentían la presencia. Se levantó silenciosamente tomando su arco y sus flechas y salió sin ser divisada por ambos. Al llegar a fuera se encontró con la presencia oculta alrededor de ella.

— ¡Sal de ahí desgraciado! —Gritó nuestra Miko con una mirada fría que sería capaz de congelar hasta el mismo fuego.

—Vaya Kagome, veo que no me has olvidado—Escupió con cinismo.

— ¿Qué has venido a hacer Tanake? —Preguntó con indiferencia.

— ¿Acaso no puedo venir a ver a mi prometida?

Un taiyoukai observaba esa escena y decidió intervenir…….



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