Long-fic de Inuyasha - Un Amor Del Destino

Hola mis queridas lectoras lamento mucho apenas subir conti hasta esta hora pero es que mi hermana mayor que esta de visita secuestro mi lap por la suya no sirve y recien me devolvió hace un rato gracias por todos sus post y me gusta sin más aquí el cap disfruten.

Capítulo 77 Curando Las Heridas De Aome (Primera Parte)

En ese momento el ojidorado se acercó a la cama y coloco el botiquín sobre el pequeño buro que estaba junto a esta. Cuando saco todos implementos necesarios para curar sus heridas, se dispuso a trabajar pero cuando Aome sintió la fuerte mano de Inuyasha sobre su piel, a pesar de que fue un rose suave y delicado aun así no pudo evitar retroceder.

Eso sorprendió a Inuyasha pero creyó que se debía al dolor que le provocaban las heridas que tenía sobre su delicada piel, pero cuando volvió a intentar limpiar los raspones escucho…

-No me toques…-musitó Aome con voz débil.

Esas palabras lastimaron mucho a Inuyasha.

-Pero princesa… solo quiero curarte…-respondió Inuyasha con voz dulce.

Ante esas palabras la bella muchacha de largo cabello del color del ébano no respondió nada, lo cual preocupo aún más a Inuyasha por lo que decidió entonces pedirle a Ayumi y a Akisuki que la atendieran.

-Con permiso, señorita Aome.-dijeron unísonas entrando a la habitación.

Al entrar Ayumi le retiro la camisola y siguió con lo que Inuyasha había empezado limpio los raspones con gran cuidado, usando trozos de algodón mojados con agua oxigenada y alcohol, mientras que Akisuki limpiaba y vendaba la herida que tenía en uno de los costados de la cabeza, cuando termino de limpiarle los raspones empezó a untarle ungüento en los moretones.

-Gracias, ahora quisiera tomar un baño.-pidió Aome con voz gentil.

-Claro señorita, ahora se lo preparo.-respondió Akisuki.

Mientras Akisuki preparaba el baño, Ayumi bajo a la sala para avisarle a Inuyasha que ya había terminado de curar las heridas de Aome. Un poco después Akisuki salió del espacioso baño al que había entrado hace unos minutos.

-Su baño está listo, señorita Aome.-informó Akisuki.

-Gracias, Akisuki.-respondió Aome.

-Si no necesita otra cosa, me retiro.-comentó Akisuki saliendo de la habitación.

La chica de cabellos azabache entro al espacioso baño, se despojó de la camisola y se metió a la tina con agua caliente la cual contenía esencias de rosas y lavanda sus favoritas, luego tomo la esponja y enjabono cada parte de su cuerpo tallando con firmeza intentando deshacerse de cualquier rastro de los labios de Houyo sobre su piel, pero también con suavidad para no lastimarse más los raspones. Después lavo su largo cabello negro con shamphoo sumamente suave, y se sumergió totalmente en el agua caliente, permaneció un rato más dentro de la tina después salió y cubrió su cuerpo con una bata blanca que estaba sobre una pequeña mesita de mármol.

Al entrar de nuevo a la habitación vio que sobre la cama reposaba un camisón y una bata muy lindos ambos verde agua hechos de seda. Seco perfectamente cada parte de su cuerpo y después se colocó aquellas prendas al igual que unas pantuflas hechas de lana que había a los pies de la cama y que hacían juego.

Cuando estuvo vestida tomo asiento frente a la gran luna del tocador hecho de madera color miel, tomo el cepillo que había sobre este y comenzó a cepillar su largo cabello hasta terminar, después regreso a la cama metiéndose bajo las sabanas mientras observaba el caer de la lluvia que continuaba sin detenerse, sin darse cuenta su mirada chocolate se quedó fija en el ventanal sumiéndose en sus pensamientos, hasta que el ruido de que llamaban a la puerta, hizo que volviera a la realidad.

-Adelante…- dijo Aome titubeando un poco.

-Hola princesa, ¿Ya te sientes mejor?-preguntó Inuyasha dulcemente entrando a la habitación con una bandeja de plata, en la cual había un vaso de leche tibia y un poco de queso.

-Si gracias…-contestó Aome algo cortante.

El ojidorado ignoro esa actitud tan fría que lo lastimaba, se acercó a la cama con la bandeja en las manos y la coloco en las piernas de Aome para que comiera un poco. Pero cuando sintió el leve tacto de Inuyasha cuando este coloco la bandeja sobre sus piernas…

-No me toques…-musitó Aome con voz algo seca.

-Solo quiero que comas…-mencionó Inuyasha gentilmente.

-No quiero…-objeto Aome.

-Te enfermaras, si no comes nada.- dijo Inuyasha tomando un pedazo de queso acercándolo a su boca.

-¡No quiero!-gritó Aome alejando su mano de su rostro con brusquedad.

Esta acción provoco que la bandeja se cayera al suelo haciendo que se quebraran el vaso y el plato, dejando así toda la leche y el queso derramados sobre la alfombra blanca. Pero más que nada un gran dolor en el corazón del ojidorado por el rechazo que recibía por parte de su amada princesa, desde que había despertado.

-Yo lo…-balbuceo Aome.

-Le diré a Ayumi que suba a limpiar esto, buenas noches.-mencionó Inuyasha saliendo de la habitación.

A los minutos de que el joven de cabellos plateados saliera de la habitación la joven sirvienta entro y se dispuso a limpiar.

-Ayumi… fue un accidente…-musitó Aome mientras se colocaba de rodillas en el piso, comenzando a recoger algunos de los trozos de vidrio y porcelana.

-No se preocupe señorita, por favor vuelva a la cama.-pidió Ayumi ayudándola a colocarse de pie.

Cuando termino de recoger y limpiar el desastre Ayumi bajo a la cocina por otro vaso de leche tibia, al regresar a la habitación se lo dio a Aome para que se lo tomara todo, una vez que se lo termino se retiró para que pudiera descansar, a los minutos de que haberse tomado la leche se quedó profundamente dormida gracias al sedante que Inuyasha había mezclado con esta.

Mientras tanto en otra habitación no muy lejos de la de Aome el ojidorado no podía conciliar el sueño, ya que estaba muy preocupado pero sobre todo lastimado por la actitud de rechazo que ella había tomado contra él. Al día siguiente la fuerte lluvia de la noche anterior había dado paso a un cielo ligeramente nublado pero aun así eso no impedía que algunos tenues rayos de sol se filtraran entre las nubes.

La bella muchacha de cabellos azabaches seguía profundamente dormida, pero a los minutos despertó aún se sentía un poco adolorida pero no mucho, ya que el descanso de la noche anterior había sido de gran ayuda. Se levantó de la cama y se colocó las pantuflas que estaban a los pies de esta después camino hacia el espacioso baño se despojó de la bata al igual que del camisón y se metió a la tina, mientras enjabonaba su cuerpo en ese instante volvieron a su mente, los recuerdos de lo que le había dicho a su amado príncipe…

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-No me toques…-musitó Aome con voz algo seca.

-Solo quiero que comas…-mencionó Inuyasha gentilmente.

-No quiero…-objeto Aome.

-Te enfermaras, si no comes nada.- dijo Inuyasha tomando un pedazo de queso acercándolo a su boca.

-¡No quiero!-gritó Aome alejando su mano de su rostro con brusquedad.

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Ese recuerdo hizo que su mirada se entristeciera, ya que quería a Inuyasha más que a nadie en el mundo, pero algo dentro de ella hacia que rechazara cualquier contacto físico suyo, por más que pensaba y pensaba no lograba encontrar la razón al parecer esa parte estaba bloqueada en su mente. Pero aun cuando no entendía que era aquello que la hacía rechazarlo, decidió no darse por vencida y luchar con todas sus fuerzas para estar a su lado, después de esa decisión lavo su rostro con algo del agua caliente que aún había en la tina para terminar de despejar su mente. Al estar completamente relajada decidió salir del baño para alistarse y bajar al comedor, así que se puso en pie tomo una toalla y envolvió su cuerpo con ella, mientras que también tomaba otra con la cual secar su largo cabello azabache.

Cuando regreso al interior de la habitación seco su cuerpo y se vistió con una blusa de manga larga y de cuello V rosa con detalles morados, unas mallas delgadas blancas, una falda de mezclilla azul oscuro que le llegaba un poco más arriba de la rodilla dejando ver sus delicadas curvas ya que se le pegaba mucho a la cintura, y unas zapatillas bajas también blancas; cepillo su lacio y largo cabello del color del ébano y lo peino en una cola de caballo, lucia muy encantadora.

-Hola.-saludo Aome entrando al comedor.

-Hola.-respondió Inuyasha.

La bella chica de largo cabello color de ébano tomo asiento en una de las sillas que se encontraban al otro extremo de aquel amplio comedor. El cual era muy bello la mesa estaba hecha de fina madera negra, alrededor de la cual había diez sillas igualmente hechas de madera con asientos y respaldos acojinados blancos, el techo al igual que las paredes eran crema. El desayuno transcurrió tranquilo y en silencio, Aome comía masticando cada bocado de comida mínimo veinte veces antes de pasárselo. Pero sin despegar su mirada de Inuyasha quien también comía de igual forma en el otro extremo del comedor.

-Inuyasha…-llamó Aome poniéndose de pie.

-Dime.-respondió Inuyasha.

-Quisiera hablar contigo.-musitó Aome comenzando a caminar hasta quedar frente a él.

-Si claro vamos a la biblioteca, por cierto… luces muy hermosa princesa.-mencionó Inuyasha sonriendo tiernamente.

Esa sonrisa provoco un leve sonrojo en las mejillas de Aome, después de un intercambio fugaz de miradas ambos se dirigieron a la biblioteca, mientras Ayumi y Akisuki recogían los platos del desayuno.

Rin había salido al parque junto con Sango y Áyame para platicar, ya que Sesshomaru estaba ayudando a Inutashio con algunos casos del hospital, después en la tarde iría por ella para que lo acompañara al aeropuerto junto con sus papás para recibir a Karin y a Akari.

-Me siento muy preocupada, por mi hermanita…- dijo Rin suspirando.

-Lo sé Rin, anoche Inuyasha me llamó.-comentó Sango.

-¿Y qué te dijo?-preguntó Áyame intrigada.

-Que Aome está bien, pero…-respondió Sango sin terminar de hablar.

-¿Pero?-preguntó Rin en tono persistente para que terminara de hablar.

-No permite que se le acerque, ni siquiera que la toque…-concluyo Sango.

-Con lo que le sucedió, no es raro…-mencionó Áyame algo triste.

-Pero si Houyo, no logro hacerle nada…-recordó Rin cerrando los ojos enojada.

-Si pero aunque la violación no logro efectuarse, aun así el ataque le causó un gran daño emocional eso es lo que hace que Aome rechace a Inuyasha.-explico Sango.

-¿No hay algo que se pueda hacer para que Aome vuelva a ser la de antes?-preguntó Áyame algo esperanzada.

-Desde el punto de vista Psicológico con una larga terapia se puede lograr superar el trauma, pero al ser amiga de Aome no puedo tratarla como paciente solo queda esperar…-respondió Sango algo desanimada.

-Ya entiendo…-mencionó Rin algo decepcionada.

Después de esa conversación todas decidieron irse ya a la mansión Taishio, para ayudar a Izayoi con la decoración para la bienvenida de Karin y Akari, también habían quedado de reunirse ahí mismo con sus respectivos novios, pero aun así no podían dejar de sentirse preocupadas por el estado emocional de Aome.

Continuará-----------------------------------------------------------------

Espero que les haya gustado no me maten a mi también me dolió escribir esto que Aome rechaze a Inuyasha creanme la segunda parte de este capítulo se los traigo el Viernes o Sábado.

Pequeño Adelanto:

-Adelante.- dijo Aome desde el interior de la habitación.

-Te traje tu cena, princesa.-respondió Inuyasha abriendo la puerta con una bandeja de plata en las manos.

Cuidense mucho sayo...

 

Hola mis lindas lectoras aquí me tienen antes de lo dicho es que no me pude resistir además ya 24 paginas *w* todo gracias a su apoyo y lindos comentarios que me alientan a seguir esta historia sin más aquí la segunda parte del cap pasado disfruten.

Capítulo 78 Curando Las Heridas De Aome (Segunda Parte)

Al llegar a la mansión Satzuki las recibió y las paso a la sala.

-Hola, chicas.-las saludo Izayoi.

-Hola, señora Izayoi.-respondieron unísonas.

-¿En qué puedo ayudarle?-preguntó Rin.

-Podrías indicarle a Mitzuki el orden en el que se servirán, los platos favoritos de Akari.-respondió Izayoi con voz gentil.

-Sí, claro.-acepto Rin sonriendo mientras se dirigía a la cocina.

Mientras Rin estaba en la cocina Áyame se encargó de poner la mesa, y Sango de adornar la entrada principal con letreros y pequeños arreglos florales al igual que el jardín, e Izayoi revisaba los últimos detalles y daba las últimas indicaciones.

-Señora Izayoi…-llamó Sango.

-Sí, ¿Dime Sango?-preguntó Izayoi.

-Estuve pensando y creo que no deberíamos contarles aún a Karin y a Akari, lo que le sucedió a Aome.-pidió Sango algo triste.

-¿Por qué?-volvió a preguntarle Izayoi algo extrañada por su petición.

-Porque si se los décimos ambos se sentirán culpables por no haber podido hacer nada.-respondió Sango suspirando.

-Es cierto Sango, no sería una gran bienvenida para ellos…-coincidió Izayoi y después le preguntó.- ¿Pero entonces que les decimos para justificar su ausencia?

-Sugiero que les digamos que se encuentran de viaje y cuando Aome vuelva recuperada, creo que entonces ambos podrán contarles el verdadero motivo de su ausencia.-contestó Sango.

-Está bien.-acepto Izayoi.

En ese momento escucharon…

-Bienvenida, señorita Akari.- dijo Satzuki abriendo la puerta.

-Hola, Satzuki.-respondió Akari con una sonrisa.

-¿Dónde están todos?-preguntó Karin entrando detrás de Akari.

-Están en la sala, joven Karin.-contestó Satzuki.

Akari lucia muy bella no cabía duda de que el matrimonio le había sentado bastante bien, su rostro lucia encantador sus bellos ojos cafés iguales a su madre ahora reflejaban un brillo único distinto, que solo poseía la mirada de una mujer realizada y feliz; vestía una linda blusa de mangas largas hasta un poco más arriba del codo de cuello “U” rosa y una falda estilo campana de mezclilla blanca la cual le llegaba un poco más arriba de la rodilla, su hermoso y largo cabello plateado igual al de su padre estaba peinado en una coleta sujeta con una liga que hacia juego con su blusa, y calzaba unas lindas botas de piel blancas con detalles rosas.

Mientras Karin se veía realmente guapo ya que además de haberse convertido en todo un hombre, ahora su semblante lucia completamente feliz llevaba puesta una camisa blanca cubierta por una chamarra negra, un pantalón que hacia juego, y unos zapatos cafés.

-¡Sorpresa!-gritaron todas unísonas cuando entraron ambos a la sala.

-¿Qué es todo esto?-preguntaron ambos sorprendidos.

-Una sorpresa de bienvenida, para ustedes hija.-respondió Izayoi mientras abrazaba a Akari y después a Karin.

-Gracias mamá, y a ustedes también chicas.-agradeció Akari contenta.

-De nada.-respondieron todas unísonas de nuevo.

A los minutos de que entraron los recién casados a la casa, aparecieron Miroku, Koga, Sesshomaru e Inutashio con su equipaje. Al verlos entrar en seguida varios sirvientes tomaron las maletas y las llevaron a la habitación que ocuparían durante su estancia.

-Mi niña.-llamó Sesshomaru mientras se acercaba a ella abrazándola dulcemente.

-Sesshy…-respondió Rin abrazándose más a él y dándole un suave beso en los labios.

Entonces Koga y Miroku imitaron la acción de Sesshomaru y se reunieron con sus respectivas novias, a las cuales seguidamente besaron dulcemente.

-El matrimonio te ha sentado muy bien, Karin.-comentó Miroku.

-Es cierto.-coincidió Koga.

-Que les puedo decir chicos, soy muy feliz.-admitió Karin mientras besaba la mejilla derecha de Akari tiernamente aun teniéndola abrazada por la cintura.

-Que tiernos…- dijo Sango sonriendo.

-Te vez mucho más linda, que antes Akari.-mencionó Áyame feliz.

-Gracias Áyame, la verdad es que soy feliz por completo.-contestó Akari a la vez que giraba levemente su rostro para darle un tierno piquito en los labios a Karin.

-Deben estarse muriendo de hambre.-musitó Izayoi con una sonrisa tierna al mirar aquellas dulces escenas.

-Si.-respondieron unísonos.

-Pues entonces pasemos al comedor, tu madre preparo tus platillos favoritos.- dijo Inutashio.

-Aguarden… ¿Dónde están Inuyasha y Aome?-preguntó Akari extrañada.

-Es cierto… ¿Por qué no están aquí?-preguntó Karin igualmente extrañado al notar su ausencia.

-Están de viaje, es que querían pasar tiempo solos.-mintió Sango aparentando tranquilidad.

-¿Y cuando vuelven?-preguntó Akari interesada.

-Quizás en un par de semanas.-respondió Rin.

-Ya entiendo, lo importante es que están juntos de nuevo.-musitó Karin alegre.

-Es verdad, conejito.-concordó Akari tranquila.

Sango sintió un horrible remordimiento al igual que Rin al haberles mentido a Karin y a Akari, sobre la verdadera razón de la ausencia de Aome e Inuyasha pero sabían que si les decían la verdad, estropearían su sorpresa de bienvenida y eso era lo que menos querían, al igual que los demás. Solo pedían internamente que cuando supieran la verdad las perdonaran por haberles mentido, que pudieran comprender las razones por las cuales lo hicieron. Al entrar al comedor cada quien se sentó junto a su respectiva pareja mientras que los recién casados que eran el motivo de aquella reunión tan amena; tomaron asiento en los lugares principales, Mitzuki y Satzuki sirvieron la comida y se retiraron entonces todos comenzaron a comer.

Ambos jóvenes se encontraban en la amplia biblioteca de la mansión, cuyas paredes eran de adobe en la cual había distintos estantes los cuales estaban llenos de toda clase de libros aunque en su mayoría eran de literatura romántica.

Había también un escritorio hecho de metal gris con una cubierta de madera caoba oscuro, complementado con un sillón tipo ejecutivo de cuero negro, y otro par de sillones más de lino vino tinto el piso era de azulejo beige. En el cual se reflejaban las llamas de la bella chimenea hecha de ladrillo cuando estaba encendida; la cual se encontraba en una de las esquinas de aquella habitación, a los pies de esta había un lindo tapete antiguo hecho de lana crema. Sin duda el lugar ideal para leer un buen libro hasta terminarlo sin interrupción alguna, perfectamente diseñado.

-Bien yo quería… disculparme.-comenzó a decir Aome algo nerviosa.

-¿Por qué princesa?-inquirió Inuyasha con voz tranquila.

-Por cómo te hable, al despertarme…-contestó Aome algo apenada.

-No te preocupes princesa, yo te comprendo.-musitó Inuyasha con voz suave.

-Gracias…-respondió Aome sonriendo levente.

Después de esa conversación la muchacha de largo cabello de ébano se sintió un poco más tranquila a diferencia de cuando recién se había levantado, pero aún seguía sintiéndose nerviosa. Ambos se quedaron dentro de la biblioteca leyendo un rato, el muchacho de ojos dorados se estaba muriendo de ganas de abrazarla contra su pecho y de besarla con ternura, pero aun así se controló ya que según le había explicado Sango debía ser muy paciente para ayudar a superar su trauma no debía presionarla, se mantuvo cerca de ella mientras leían para que sintiera su presencia, hasta que cayó la tarde pero no se habían percatado hasta que tocaron la puerta.

-Adelante.-índico Inuyasha despegando la vista de su libro.

-Disculpe joven Inuyasha, la comida esta lista.-aviso Ayumi entrando a la biblioteca.

-Si gracias Ayumi, en un momento vamos.-respondió Inuyasha.

-Con su permiso, me retiro entonces.-musitó Ayumi saliendo.

-¿Tienes hambre?-preguntó Inuyasha con voz gentil.

-Sí, la verdad mucha.-respondió Aome levemente apenada.

-Vamos al comedor, entonces.-mencionó Inuyasha ofreciéndole su mano para que se levantara del tapete.

En ese momento aunque estaba algo nerviosa acepto la mano que Inuyasha le ofrecía para levantarse, pero apenas se puso de pie la soltó y se dirigió al comedor esa acción de nuevo lastimo el corazón del ojidorado, pero también se sentía levemente feliz al haber sentido de nuevo por un instante la tersa mano de su adorada princesa sobre la suya. Al entrar Aome tomo asiento en uno de los lugares principales que ya se encontraban arreglados.

-Provecho.- dijo Inuyasha mientras tomaba los cubiertos.

-Igualmente.-respondió Aome mientras llevaba un pedazo de comida a su boca masticando despacio.

La comida transcurrió de igual manera que el desayuno en un silencio total, pero aun así el ojidorado se alegró al ver que el apetito de Aome iba recuperándose, de la misma manera deseaba que pronto volviera a ser la de antes; pero sabía que eso le llevaría tiempo eso no importaba para él ya que su amor por ella era demasiado grande e intenso como para que un poco más de tiempo pudiese debilitarlo.

Después de un rato más la noche hizo su aparición en el manto nocturno no se podían observar estrellas, ya que de nuevo había nubes oscuras que lo cubrían todo. Aome le pidió a Ayumi que le preparara el baño, y después a Akisuki que le subiera la cena a su habitación.

Cuando su baño estuvo listo hizo lo mismo que la noche anterior, se despojó de sus ropas y entro a la tina enjabono su cuerpo y lavo su largo cabello azabache con shamphoo y acondicionador. Después lo enjuago con agua caliente y se sumergió totalmente dejando correr el agua por cada parte de su cuerpo. Al terminar entro a la habitación seco su cuerpo con una toalla, y se vistió con un camisón de seda crema y una bata del mismo color. Después se dispuso a cepillar su largo cabello de ébano, entonces llamaron a la puerta.

-Adelante.- dijo Aome desde el interior de la habitación.

-Te traje tu cena, princesa.-respondió Inuyasha abriendo la puerta con una bandeja de plata en las manos.

Su amado ojidorado llevaba suelta su lacia y larga cabellera plateada que caía tras sus anchos hombros, aún se notaba algo húmeda señal de que también había terminado de ducharse hacia poco. Vestía solamente una bata de lana azul marino amarrada a su cintura con un fajo del mismo material y color, esa prenda tan ligera lo hacía lucir sumamente atractivo pero sobre todo muy sensual… ya que marcaba su abdomen bien formado, y dejaba admirar algo de su fornido pecho.

-Gracias…-musitó Aome tímidamente.

-De nada.-contestó Inuyasha dejando la bandeja sobre una pequeña mesita de madera blanca y dándose la vuelta en dirección a la puerta para salir.

-¿Y tú ya cenaste?-preguntó Aome antes de que saliera de la habitación.

-No aún no, he cenado.-respondió Inuyasha volteándose lentamente para mirarla de frente.

-¿Te parece si cenamos juntos?-preguntó Aome levemente sonrojada.

-Claro, princesa.-respondió Inuyasha sonriendo levente.

Entonces el ojidorado le ordeno a Akisuki que le subiera su cena al cuarto de Aome. Una vez que Akisuki le dejo la cena se retiró a su habitación, al ya tener ambos su cena servida en la pequeña mesita de madera tomaron asiento en los pequeños silloncitos de lino gris uno frente al otro, y comenzaron a comer.

La cena transcurrió en armonía la bella chica de cabellos azabache comía con gran apetito igual que lo había hecho a la hora de la comida, pero esta vez con una pequeña diferencia esta vez reía y conversaba amenamente con su amado Inuyasha como cuando estaban en la preparatoria, y comenzaron a ser amigos.

-Te vez encantadora, princesa.-mencionó Inuyasha mientras comía lo último de su tazón de arroz.

-Siempre me haces sonrojar.-respondió Aome regalándole una hermosa sonrisa mientras bebía el ultimo sorbo de su taza de chocolate caliente.

Ha vuelto a mostrar, esa sonrisa tan dulce.-pensó Inuyasha feliz mientras la observaba.

-Mmmm siento algo de sueño.-musitó Aome colocando la taza vacía en la bandeja y bostezando un poco.

El sedante empieza a surtir efecto.-dedujo Inuyasha internamente.

-Entonces será mejor que descanses.-sugirió Inuyasha colocándose de pie y tomando la bandeja.

-Gracias igualmente, que descanses amor…- dijo Aome casi en un susurró regalándole otra hermosa sonrisa.

Aunque casi fue en un susurró Inuyasha logro entender la última palabra dicha por los labios de la joven, lo cual lo hizo sentirse aún más feliz. Finalmente salió de la habitación cerrando la puerta detrás suyo y bajo a la cocina, cuando dejo la bandeja y los trastes sucios en el fregadero subió de vuelta a su habitación; pero antes de acostarse de nuevo se dirigió al cuarto de Aome, abrió lentamente la puerta y lo que vio lo enterneció de sobre manera, su amada princesa dormía plácidamente sobre la cama cubierta por el edredón de la misma, así que se acercó sigilosamente caminando de puntas para no hacer ruido, y sin poder resistirse beso levemente sus rosados labios.

Continuará-----------------------------------------------------------

Espero les haya gustado el proximo capítulo se los traigo el Lunes ya saben

Pequeño Adelanto:

-Te deseo... mi niña.-susurró Sesshomaru con voz cálida.

-Yo también… mi Sesshy te deseo…-concordó Rin con voz suave.

Cuidense mucho sayo...