Un Amor Claroscuro. Inu-kag.

Hola mi queridos y queridas lectoras, siento mucho no poder seguir con frecuencia mis fics, pero tengo muchas ocupaciones a parte de la universidad. Espero que puedan entender jeje.

En este capitulo (que por cierto, es el más corto que he escrito e.e no sé porqué, pues yo veía mucho en mi word >_> cochino word) pero aún asi, espero que les guste. :)

Tambien debo decirles que he puesto los pensamientos de Inuyasha en letra "cursiva" para que así se les haga más facil de leer, pero ya saben, si les cuesta leerlo, nada más me dicen y lo arreglo :3
Sin más que decir, me retiro no sin antes dejarles el nuevo capitulo :33

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Capitulo 12:​

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No quiero que vuelvan a herirme.​

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*Nos encontrábamos comiendo silenciosamente, no sabía qué decirle, y me sentía nervioso con su compañía…*

— ¿Te gustó la comida? — le pregunté con voz queda mientras observaba mi plato de comida.
—…Estuvo buena— (contesté cabizbajo)
— Inuyasha— seguidamente lo volví a ver, y le llamé.
— ¿Qué pasa? — (pregunté mientras alzaba mi cabeza y la ladeaba un poco hacia la derecha de donde provenía su voz.)
— No, nada…— pero que tonta soy, quiero preguntarle, pero no me atrevo.

De pronto vi que Inuyasha se puso de pie, llevando consigo el plato y demás utensilios, para irse a lavarlos.

— Inuyasha ¿Pero qué haces? Deja eso, yo los lavo, tú descansa— dije mientras lo detenía del brazo.
— Déjame, siempre lo hago, y no voy a dejar de hacerlo, sólo porque tú estés aquí— (contesté de manera seca mientras continuaba caminando)
— Sí pero, para eso estoy aquí, para ayudarte y para que no muevas ni un dedo; será mejor que descanses. Miroku me pidió que te cuidará y eso es lo que haré— dije con una sonrisa en mis labios.

De pronto Inuyasha se detuvo un momento y a solo un paso de la pila para lavar los trastes, seguidamente volteó su cara hacía donde había escuchado mi voz, mostrando una expresión llena de enojo. ¿Acaso había dicho algo malo?

— ¿Acaso me estás diciendo…— (ese tipo de comentarios son los que odio) —…que no puedo hacerlo por mi condición? ¿¡Porque soy un maldito ciego!? — (Terminé gritándole) — ¡Responde!

— Inuyasha…yo no he dicho eso…es solo que— traté de explicarle pero simplemente no me lo permitió.
— Mira ahórrate las estúpidas escusas para otra ocasión ¿Quieres? No quiero que nadie se preocupe por mi Entiéndelo.
— No digas esas cosas tan feas Inuyasha — le regañé— ¡Todos tratamos de cuidarte porque te queremos! — ¡oh, por dios, qué vergüenza! — Claro porque nos preocupamos por seguridad.

— ¡Cállate! ¡Te he dicho que me dejes en paz!
— Pero Inuyasha— seguidamente me traté de acercar hacia él— yo solo quiero serte de ayuda.
— ¿Y quién carajos te lo pidió? Y no me digas que Miroku, porque él no viene al caso. ¡Entiende, déjame, no seas estúpida! — (Realmente me sacan de mis casillas personas tan testarudas como ella)

*Al término de mis palabras sentí un gran y fuerte golpe en mi mejilla izquierda, el cual había provocado que diera un pequeño paso hacia atrás. ¿Cómo era posible que ella se haya atrevido a darme una cachetada? ¿¡Cómo se atrevía!?

Inmediatamente arrojé los platos de vidrio a la pila, provocando que estos se quebracen, lo cual no me importó en lo más mínimo, y me volteé hacia donde creía estaba ella.*

— Lárgate. — (Espeté con una voz seca y cortante mientras apretaba los puños con gran fuerza.)
— ¿Q-qué? — Balbuceé incrédula e igualmente nerviosa.

¿De verdad me estaba echando? Realmente no logro comprenderlo en lo más mínimo, ¿no era que yo le gustaba? ¿Por qué me trataba tan mal entonces?

— ¡QUE TE LARGUES!

Gritó aun más fuerte que las veces anteriores.

— No me iré— me negué mientras sentía como una pequeña lagrima se deslizaba por mi mejilla derecha.
— ¡Ésta es mi casa, y YO soy el que manda! (al decir eso, escuché un leve y pequeño sollozo, ¿acaso la había hecho llorar?)

— No me iré, se lo prometí a Miroku; le prometí que iba a cuidar de ti durante una semana, por más odioso e inmaduro que fueras. Que te iba a cuidar…— seguidamente ladee mi cabeza hacia la izquierda mientras sentía mi corazón latir con rapidez— Pero, más que todo, porque quería estar contigo, y conocerte mejor…

Realmente Inuyasha me había herido mucho, sus palabras habían sido muy duras y frías. Debido a eso, ahora me encontraba mirando hacia el suelo; notando como pequeñas lágrimas caían sin cesar.

— Cállate, no quiero escucharte, en fin…haz lo que quieras, simplemente no quiero seguir escuchando tus molestos chillidos. (Sé que parece que cambié de opinión, pero…no me gusta hacer llorar a las mujeres…)

— Si eso quieres— inmediatamente levanté mi rostro con brusquedad, y con mi una expresión de enojo en mi rostro— pues no haré ni un solo ruido. Tampoco me iré, cumpliré con la palabra que le di a Miroku. Y aunque quieras o no, me tendrás durante una semana conviviendo contigo— le respondí de manera seria mientras limpiaba mis lágrimas con fuerza. — Si no te importa, mañana recogeré los trastes que rompiste, y compraré otros. Hoy me encuentro muy cansada para ponerme a limpiar tus caprichos, que por cierto, la cachetada la tuviste bien merecida.

E inmediatamente me fui hacia la habitación de huéspedes que había dicho Miroku que tenía para mí. Al llegar ahí, cerré la puerta y me apoyé en esta mientras me dejaba caer lentamente, hasta llegar al punto de quedar sentada, arrecostada a la pared y con mis piernas flexionadas para así, esconder mi rostro entre mis brazos y piernas.

— Eres un idiota Inuyasha… ¡Quien puede soportarte! — me quejé de manera silenciosa en aquella habitación iluminada por la luz de la luna y el arrullo de las olas del mar.

De pronto escuché un pequeño maullido, el cual provenía de debajo de la cama.

— ¿Kirara, qué haces aquí? — pregunté de manera extraña, ya que siempre se encontraba con Inuyasha, bueno, eso escuchaba de Miroku.

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*Me comporté como un verdadero idiota, ahora que me pongo a pensar… Ella solo quería ayudarme ¿o no? No sé porqué siempre tengo que reaccionar de esa manera tan altanera y agresiva. Kagome no tenía la culpa, después de todo fue muy amable.*

— Ah… ¿Qué haré? — (Suspiré luego de tirarme al sofá boca arriba) — Soy un completo idiota— (me regañé a mi mismo luego de hacer un pequeño berrinche en el sofá)

*¿Sería bueno pedirle una disculpa? …No, seguramente no las aceptaría, ya que me porté como el verdadero egoísta que soy.

¿Por qué Miroku siempre tiene la razón…?*

— Siempre decías: “Nunca piensas las cosas, y no te das cuenta de su verdadero valor hasta que no lo pierdo”

*Será mejor que me disculpe… Seguidamente me puse de pie y subí las escaleras, para luego dirigirme hacia la habitación que más odiaba. Al llegar a la puerta escuché con facilidad sus pequeños sollozos y una que otra palabra.*

— ¿Por qué…aún no logro comprender su comportamiento? Sé que a él no le gusta relacionarse con las demás personas… pero, no se tiene que llegar a estos extremos; si no, se quedará completamente solo en la vida. Kirara… me pregunto, si Inuyasha siempre ha sido de esa manera…

*Seguidamente toqué la puerta.*

— ¿Puedo pasar? — (Pregunté con timidez)
— Es tu casa, tú eres quien manda, ¿no? — le respondí de manera sarcástica, y aún un poco enojada. Mientras que al mismo tiempo me iba a refugiar a la cama.

— Kagome, quiero que me disculpes…no fue mi intención gritarte de esa manera…tampoco menos preciar tu ayuda— (Sí, realmente me sentía muy extraño disculpándome con otra persona que no…fuera…Kikyo.)

¿Inuyasha se esta disculpando? ¿Acaso al subir las escaleras se golpeó la cabeza?

— Inuyasha…— rápidamente miré a Kirara de manera sorprendida y le respondí— te perdono.
— Gracias. (Agradecí mientras bajaba mi rostro luego de sentir un pequeño calor en mis mejillas, debido a que aún no estaba acostumbrado a ese tipo de acciones.)
— Inuyasha… me gustaría que me respondieras algo con total sinceridad— le dije mientras tomaba de su mano e indicándole que tomara asiento junto a mí.

Lo observé seriamente, notando como en su rostro se hacia una mueca de curiosidad ante mi repentino cambio de voz.

— ¿Qué ocurre? — (pregunté impaciente)
— ¿De verdad te gusto, o es solo uno de tus caprichos? Porque, realmente no lo sé. Ya que me eres un misterio Inuyasha, ¿acaso es la primera vez que te enamoras?
— ¿Porque me preguntas eso? — (Contesté mientras volteaba mi rostro hacia otra parte)
— Es curiosidad…no— negué con mi cabeza varias veces— mejor dicho, quiero saberlo. Como te dije antes, me eres un gran misterio, pero me atraes por eso. Y es muy difícil para mí que primero me hayas besado antes, y que luego me digas cruelmente que no significó nada.

*Realmente me tenía contra la espada y la pared. No quería responderle, tampoco deseo volver a abrir heridas, no quiero.

Y lo peor de todo, es que siento que ella es diferente, muy diferente comparada con otras mujeres, a como también me recuerda mucho a ella.*

— Tú, es cierto…fui muy cruel. Pero…— (sí, me encontraba muy nervioso, y debido a eso balbuceaba) — también me gustas Kagome.

*Sí lo admitía, y me sentí nervioso ante esa verdad. Inmediatamente me puse de pie y pedí su mano; al sentirla chocar contra la mía me dieron leves nervios en mi estomago.

Sin perder tiempo hice que se pusiera de pie y me siguiera fuera de la habitación.*

— Ven, no quiero que pases la noche en esa habitación— (le dije mientras atraía a mi mente muchos recuerdos muy dolorosos)
— ¿Qué cosas dices, en donde voy a dormir entonces? — le pregunté extrañada, confundida, y muy adentro de mi ser, desbordando alegría de saber que también le gustaba.

— Dormirás en mi habitación— (Respondí con sinceridad)
— ¿Qué? — Este chico va a “Full” — ¿Inuyasha como se te ocurre?
— Tú dormirás allí, y yo me iré a la habitación de Miroku. Depravada mal pensada…— (Espeté con un claro sonrojo al imaginar cosas extrañas…por dios, soy el colmo, eso nunca me había pasado. ¡Y todo por su culpa!)

*Después de eso, nos fuimos a mi alcoba, al estar dentro me dirigí hacia la mesa de noche que se encontraba a un lado de la cama. De pronto noté la mano de Kagome en uno de mis hombros, lo cual hizo que me detuviera.*

— ¿Qué pasa? — (le pregunté)
— Si das un paso más, te golpearás contra tu cama— le advertí, de manera divertida.
— Maldición.— (Dije al llevar mi mano hasta poder palmear la cama, y darme cuenta de que efectivamente, allí estaba mi eterna enemiga nocturna que me lastimaba todas las noches) — Por más que trato, no dejo de golpearme en ese lugar— (le comenté de manera resignada)
— Pobre, debe de dolerte mucho.

Luego de eso, un silencio sepulcral se hizo presente en la habitación, de un pronto a otro, me encontraba muy nerviosa sin saber el porqué. Quizás se debía al pensamiento que había llegado a rondar por mi mente.

Sin poder evitarlo, mis labios se movieron, y de ellos salió una voz tenue y queda.

— ¿Puedo…besarte? — Cuestioné tímidamente mientras llevaba una de mis manos cerca de mi sonrojado rostro.
— ¿B-be-besarme?

*Era extraño, su pregunta había provocado cierta felicidad en mí, que no podía ocultar por mucho tiempo. ¿Por qué no habría de besarle? ¿Eso querrá decir que no seremos más amigos? Aunque, ¿cuando fuimos amigos?*

— E-está bien. — (Respondí, sintiendo como mi rostro se enrojecía al punto de sentir que explotaría.)
— Gracias…

Lentamente llevé mis manos hasta su rostro, posicionándolas con delicadeza en sus rojas mejillas. Seguidamente decidí acercarme hasta casi tocar sus labios, notando la respiración de cada uno. Realmente me sentía muy nerviosa ante esta pequeña situación.

— No puedo— (dije mientras apartaba de forma rápida mi cabeza, y sosteniendo sus manos con delicadeza.)
— ¿Qué pasa? ¿Por qué no quieres besarme? — cuestioné desilusionada.
— Lo siento…tú no tienes la culpa…— (negué de manera triste, pues mi cabeza solo atraía malos recuerdos a mi mente.) —Todo pasó hace 4 años. No es la primera vez que yo…— (inmediatamente guardé silencio, mientras sentía como un pequeño nudo se apoderaba de mi garganta y la tristeza invadía cada parte de mi cuerpo.)

¿Qué le ocurrió hace 4 años? Debe de haber sido algo muy doloroso para que se muestre tan triste.

Seguidamente tomé nuevamente una de las manos de Inuyasha, y con la otra acaricié tiernamente su rostro.

— Inuyasha, tranquilo; si no deseas decirme, está bien.
— Fui utilizado…me usaron para su antojo; y lo peor de todo es que…— (Nunca desde aquel día me había atrevido a contarle a nadie sobre lo que había sucedido… ni a Miroku, y mucho menos hablar con mi hermano.) Me había atrevido…

*De pronto, sin que yo lo quisiera, mis labios comenzaron a temblar, y por consiguiente a relatarle todo lo sucedido. Sentí mis ojos humedecerse, amenazando con derramar lagrimas en frente de Kagome, realmente era un estúpido. ¿Cómo me había logrado debilitar tanto el conocerla?

Me sentía mal, sentía una vez más que mi corazón era oprimido con tal fuerza, el cual me producía un dolor sin igual. Recordando lo duro que se me hizo intentar olvidarme de su simple nombre: “Kikyo”

¡Diablos! Así que a esto le llaman “desquebrajarse y soltarlo todo”… Le había expresado todas mis debilidades a esta mujer, la cual no sé cómo llegó a gústame.

¡Es una vergüenza, estaba derramando lágrimas por el estúpido pasado! ¡Qué pena, que un hombre como yo, este lloriqueando como un niño!*

— Inuyasha…— ¿Cómo alguien pudo ser capaz de lastimarlo, luego de haberle pedido matrimonio? ¡Qué cruel!

Realmente no me cabe en la cabeza, como alguien pudo hacerle eso a Inuyasha; él no es una mala persona. Saber que estuvo guardándose todos esos sentimientos de tristeza por 4 años, debe ser muy duro para él tratar de olvidar todo lo ocurrido.

Seguidamente abracé con ternura a Inuyasha, mientras lo acercaba hacia a mí; para mi impresión Inuyasha había correspondido aquel dulce abrazo por uno más fuerte que el mío, y escuchando levemente cada uno de sus sollozos.

— Tranquilo Inuyasha…— Su vida ha sido muy difícil, aparte de su ceguera…Pero…— Nadie te hará daño, no me digas nada más, sólo suéltalo todo, llora hasta no tener más lagrimas, yo estaré para ti, y me encargaré de que nunca, nadie pero absolutamente nadie te vuelva a dañar. Todo estará bien de ahora en adelante. — Susurré a su oído, mientras me dedicaba a acariciar con una de mis manos su hermoso cabello platinado. Y con mi otro brazo me encargaba de refugiarlo con mi abrazo.

De seguro es por eso que desconfía tanto de las personas. De cualquier manera, no me importa si desconfía, ya que yo haré que vuelva a sentir calidez en su corazón, yo seré quien sane su herida.

— Lo siento; sientomucho haberte rechazado aquel beso…y haberte robado aquel otro beso…— (dije en un tono más calmado, mientras me separaba de ella)
— No digas tonterías, no importa Inuyasha— respondí mientras sonreía, al mismo tiempo en que le abrazaba nuevamente—. Yo esperaré hasta que estés listo Inuyasha. Hasta que sane bien tu corazón, ya que de seguro tienes el temor de que nuevamente te hagan aún más daño del que ya has experimentado. Pero no temas, yo nunca te lastimaré, eso jamás.


Espero que les haya sido de agrado, y pues...supongo que muchos estaba esperando este momento, o alguno parecido :3

Gracias por leer mi fic, y espero verlos pronto ^^

Atte: Mikura 700.

Contenido oculto

Posd: También les invito a leer la continuación de mi fic "Ocaso de un amor traicionero, que por cierto, en estos días estaré subiendo el nuevo capitulo que estará lleno de grandes emociones.

 

Wooooo desde el 2012 no actualizo este fic. Por kami, me muero. Bueno aprovechando que he vuelto, me complace decir que seguir mis fic de a poco :D
A decir verdad me costo un poco retomar este, pues tuve que leerlo desde el inicio, ya que tenia una idea de cómo seguirlo, pero debia explotar más las ideas que tenia pendientes en mi cabeza. Luego de una tarde leyendo pude terminar el capitulo, que aunque sí admito que es muy corto, creo que esta lleno de emocion, drama y romantisismo y bueno mejor leanlo. Espero que guste. Y aviso, que si quieren entenderlo, tendrán que leerlo nuevamente desde el inicio, ya que he decidido re-editarlo todo. Pero avisare cuando haya editado cada capitulo por si las dudas. :)

Por cierto, durante la narracion se encontrarán con elementos como: asteriscos * los cuales serán los pensamientos de inuyasha, y estarán en cursiva*
para aclarar desde una vez que mi tipo de narracion en este fic será así.

Capitulo 13:

Un paso hacia adelante, dos hacia atrás.​

Nunca había sentido este tipo de amor por nadie, ni si quiera por mi antiguo novio Koga. Lo que siento por Inuyasha es completamente distinto, es algo que aún no puedo explicar bien, a pesar de saber que se trata de amor. Me hace sentir muy feliz estar a su lado, me hace sentir completa. Ya lo he decidido, me quedaré a su lado el tiempo que sea necesario para ayudarle a sanar su corazón, descubriré cómo era antes de ese acontecimiento.

Aún me encontraba con Inuyasha acurrucado en mi pecho, en un fuerte abrazo por su parte. Vi el reloj en mi muñeca y noté que ya era muy tarde, eran las 11:40 p.m. y ambos debíamos descansar, pero a Inuyasha parecía no importarle el tiempo. No había articulado palabra alguna luego de un rato, parecía estar dormido a excepción de algunos sollozos y una que otra lagrima que salía de sus ojos.

— ¿Inuyasha te sientes mejor? —pregunté mientras acariciaba su cabeza.

Seguidamente Inuyasha se separó de mi abrazo, limpió su rostro de las lágrimas que bajaban lentamente por sus mejillas, y se volteó hacia mí.
Tenía sus ojos tan abiertos que podía notar muy fácilmente cada detalle en ellos, y ver su color ámbar muy pálido. Lo cual me ponía muy nerviosa aunque no pudiese verme.
Sin pensarlo, volteé mi rostro hacia un lado, en un vago intento de no sentirme “observada” pero fui detenida por la cálida mano de Inuyasha en mi mentón, el cual hizo que volviese a verle. Sintiendo cómo su mano acariciaba con suavidad mi rostro, provocando que mis ojos se cerrasen para poder disfrutar más de aquella dulce caricia.


Cuando de un pronto a otro, pude sentir un calor intenso en mis labios, siendo acompañado por una caricia llena de amor, y timidez cada vez que se encontraban con los míos, Inuyasha me había brindado un beso, me había tomado por sorpresa, pero ansiaba esa caricia.
Sentía aquellos labios rozar los míos, los cuales era tan suaves y deliciosos que no podía mantenerme quieta por más tiempo. Quería corresponder a su caricia pero temía que pudiese reaccionar y dejar de besarme, debido a eso me quedé quieta, disfrutando de sus deliciosos labios.


*No podía más, quería besarla, y lo estaba haciendo sin importarme las consecuencias, o los miedos que tuviese. Ella me hacía sentir vivo nuevamente, después de estos 4 años de sentirme como un muerto.
Había iniciado con una simple caricia, que se terminó en algo más, sintiendo cómo mis labios se juntaban con los suyos, los cuales eran muy tersos, y con un sabor sin igual. No podía parar de besarle, quería más, me había vuelto adicto a su presencia, a su voz, y finalmente a sus caricias, había sucumbido a su amor, que ahora me encontraba en un dilema, en si dejar de besarla o no.

Así que simplemente dejé que mi cuerpo reaccionara solo, sin importarme nada.*


—Inuyasha, ¿qué haces? —le dije sintiendo como me rodeaba la cintura con sus brazos, mientras me abrazaba más hacia él, y aun manteniendo a medias una serie de besos, a lo que sentía que se estaba transformando en algo más.
—Te amo…—escuché decir a Inuyasha, logrando que me sorprendiera mucho.

*Posé mis manos en su cintura, mientras seguía con mis labios en otras partes de su tersa y exquisita piel.

Había comenzado a dar una serie de besos en su cuello, no quería que se apartara de mí, no quería sentirme triste y decepcionado de la vida una vez más. Quería sentirme vivo, y teniendo a Kagome junto a mí.

Ella trataba de apartarme con unas inútiles fuerzas, era como si solo hiciera el ademan de apartarme, ya que se estremecía entre mis brazos.

Mi paciencia se agotaba, y de manera impulsiva, la tomé nuevamente por sus caderas, con la fuerza suficiente para ponerla sobre mis piernas, quedando frente a frente, mientras seguíamos con los besos.
Acariciaba su cabello, y su cuello de manera apasionada, quería tenerla conmigo, la abrazaba, la besaba con ferocidad, dándome cuenta de que habíamos llegado muy lejos.*

—Inuyasha—no quiero parar pero él, no entiendo porqué ha reaccionado así.
—Kagome, ¿Qué pasa? — *Me detuve un momento*— ¿Tú no me amas? — *le pregunté*
—Qué cosas dices Inuyasha, yo me he enamorado de ti, pero ¿no crees que vamos muy rápido? —le cuestioné un poco preocupada.
—Kagome, yo me he dado cuenta de que contigo me siento distinto, tú eres alguien diferente, y aunque yo no pueda ver, siento como si tú fueras la luz que ilumina mi vida. Me he vuelto un completo idiota contigo, no sé cómo comportarme estando a tu lado.

—Inuyasha…—eso había provocado que mi corazón se enterneciera inmensamente, me hizo sentir nerviosa sus palabras a como también sentí un gran rubor en mis mejillas.
—Inuyasha yo…—pero de pronto fui interrumpida, alguien había tocado el timbre del apartamento, lo cual nos pareció completamente extraño debido a la hora a la cual tocaban.

Tomé las manos de Inuyasha ya que aún se encontraban en mi cintura, y yo encima de sus piernas, que ahora que me pongo a pensar me da pena verme en tales circunstancias.
Me puse de pie, y fui detenida por la mano de Inuyasha.

—Deja que se vaya, no son horas para que toquen la puerta—dijo él con tono serio.
—Lo sé, ¿pero y si es Miroku, o mi amiga Sango con una emergencia? —le cuestioné.

De pronto escuchamos unos truenos, seguido de una intensa lluvia torrencial. No era extraño que comenzara a llover así, después de todo estábamos comenzando a entrar al invierno.

—No te vayas—me rogó.
—Vamos no me iré. Veré por el ojo de la puerta nada más.

Después de decirle eso, lentamente Inuyasha me dejo ir, de esta forma me dirigí hacia las escaleras, y finalmente hasta la puerta.
Me puse de puntillas y me asomé por el ojo de la puerta.
Para mi sorpresa, se trataba de una mujer, de tez blanca, cabello muy largo y negro, con unos ojos cafés oscuros muy serios.

— ¿Qué extraño?—murmuré.

Seguidamente abrí la puerta, para atender a la mujer que había tocado el timbre.

—Hola, que deseas, es muy tarde. ¿Estás bien? —pregunté, ya que se encontraba completamente empapada.
—Busco a Inuyasha—me contestó.
—Esa voz… ¿!Qué mierda haces aquí¡? —escuché gritar a Inuyasha.

Rápidamente me había volteado notando a un Inuyasha muy serio, mientras mantenía sus manos hechas un puño.
Mi presencia se había vuelto diminuta, ya no existía, e incluso logró hacer que me sintiera incomoda.

—Vine a buscarte, ¿qué no es obvio? —respondió ella.
—Aquí no hay nada por lo cual debas volver Kikyo. Vete de aquí.

No puede ser. Me había quedado fría al escuchar decir a Inuyasha su nombre, ¿en serio ella es la famosa Kikyo?

—Inuyasha, vine con la intención de hablar contigo. Quiero remediar las cosas—comentó ella mientras daba un paso dentro del apartamento.
— ¿Remediar qué? No hay ni un comino qué remediar Kikyo, te acostaste con mi hermano, fin del asunto.

¿Es en serio? Estoy aquí ¿sabían?
No puedo creerlo, eso no me lo había contado Inuyasha, supongo que no lo quiso hacer.

— ¿Crees que con venir a este departamento a altas horas de la noche, remediarás 4 años de sufrimiento? —grité a todo pulmón.

No podía aguantar más el sentirme invisible ante ellos dos y su incomoda conversación.

— ¿Y tú quien eres? Su nueva novia, o la nueva novia de Miroku? —me preguntó con mucha curiosidad.
—Déjala tranquila, ella esta cuidándome durante unos días. He estado enfermo.

¿Qué? ¿Por qué no ha dicho la verdad?

—Inuyas-
—Kagome, vete a descansar, yo hablaré con ella.
— ¿Pero qué dices?
— ¡Ve! Yo estaré bien. Tus servicios han acabado por el día de hoy. Duerme—me dijo de forma seria y cortante.

Me había quedado estática ante esas palabras, qué es lo que se propone, ¿Por qué me ha tratado así? No lo entiendo.
Antes no quería hablar, ni tener la presencia de esa mujer aquí. ¿Acaso ha olvidado lo que pasó entre nosotros antes de que llegara ella?

—Inuyasha…—no podía hacer más que respetar su decisión, pero estaba segura que luego me escucharía.


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*Sé que mis palabras han lastimado a Kagome, pero no quiero que ella y Kikyo interactúen… No sé que pretende Kikyo con su llegada. Y menos me interesa saberlo. Lo único que quiero es que se largue de aquí.*

—Bien, ya se ha ido. Ahora quien debe abandonar nuevamente este apartamento eres tu Kikyo.*dije de manera cortante mientras me acercaba al sillón.*
—No me iré Inuyasha, al menos no hasta que me escuches. Sé que no tengo excusa, pero no tenía las fuerzas para pedirte perdón durante todo este tiempo. Cuando pasó todo eso. Decidí dejarte, sin darte una explicación, aunque… te deje la cart-*antes de que siguiera hablando yo le había interrumpido*
—Kikyo, 4 años… ¡4 malditos años!, fueron un martirio, siempre pensé en ti. No hubo momento en el que dejara de pensar en el porqué lo hiciste.
—Pero quiero comenzar de nuevo. Y quiero compensar todo el daño que te hice.
—Pues no sé cómo quieras o no ayudarme. Kikyo yo no puedo olvidar tan fácilmente las cosas…

Me sentía completamente aturdido, ¿por qué ahora ella aparecía? Ahora que me sentía “estable”.

—Inuyasha, por favor. Al menos, escucha mis razones.


*Inesperadamente sentí un abrazo de Kikyo, uno lleno de nostalgia, y tristeza. Me sentía confundido, ¿qué debía hacer, qué se suponía que hiciera? ¿corresponder a su abrazo?*

—Yo te dejé para irme a estudiar al extranjero, pero… sabía que ibas a decir que no te dejara, sabía que irías a querer acompañarme. Por eso, le había pedido a Sesshomaru que me ayudara a engañarte…—*seguidamente escuché unos cuantos sollozos de Kikyo.*


*¿Acaso estaba diciendo la verdad?*

— ¿Qué me estás diciendo Kikyo? ¿Acaso todo se trató de una estúpida mentira…?
—Inuyasha, yo tampoco he dejado de pensar en ti. Me dolió en el alma mentirte. ¿Qué acaso nunca leíste la carta?

*Seguidamente sentí sus labios rozar los míos, y sin quererlo, correspondí a sus caricias.*

/////

—Inuyasha… ¿Porqué? —me limité a murmurar en una esquina al inicio de las escaleras, tras escuchar y ver lo sucedido.

Sintiendo cómo mi corazón se desquebrajaba, mientras que miles de lagrimas eran derramadas.




Espero que les haya gustado, diganme qué les parecio, y si me he oxidado o no, pues tengo mucho tiempito de no sentarme a escribir como debia ser xD (casi 4 años lol ya estoy como inu en la historia, que gracioso xD )