Un Amor Claroscuro. Inu-kag.

Hola, disculen mi tardanza, como ya saben, entré nuevamente a un nuevo cuatrimestre en la Uni, por eso las contis tardaran más u_u​

Quiero hacer primeramente una aclaración, en el caso de que se malinterprete. Lo cual espero que quede claro.​

​

En este capítlulo Kikyo hará su aparición, pero disculpenme por adelantar un poco el fic con lo que solo mencionaré:​

​

Que Kikyo se irá por su inseguridad. Y que no sucedió absolutamente NADA entre ella y el personaje que aparecerá. ​

¿A qué se debe esto? ​

​

A que NO quiero un resultado de Bashin en este fic. No está en mí, tratar mal a los personajes de Rumiko Takahashi, ya que considero que Kikyo es un excelente personaje, a lo que no puedo negar que tengo más preferencia al personaje de Kagome.​

Asi que ACLARO, NO MALINTERPRETEN ESTE CAPÍTULO Y LO TACHÉN DE CONTENIDO BASHIN.​

​

Quién crea lo contario, por favor hagame saber sus dudas POR PRIVADO, y con gusto las responderé. ​

Sin más qué decir, aquí les dejo el capítulo nuevo.
​

​

Capítulo 9:​

"Malos Recuerdos."​

*Había bajado las escaleras sin la más mínima señal de ánimos para salir a “pasear”. ¡Y menos con esas chicas!

Agregando que la berrinchuda me pusiera nervioso.
Sabía muy bien que Miroku intentaba conquistar a la otra chica, arrastrándome a mí en su conquista, sin olvidar de que también la pulseaba para que supuestamente yo conquistara a la niña esa.

Pero la verdad, yo me niego y me negaré al hecho de tener otro tipo de relación con otra mujer. No después de lo que me llegó a pasar con…

“—Kikyo, yo quería darte esto—tartamudeé, ya que me sentía realmente nervioso por la posible respuesta que ella me pudiese brindar.

Seguidamente saqué de mi bolsillo una pequeña cajita, busqué sus manos, y se la di.

— ¡Inuyasha!—pronunció mi nombre con asombro— ¡Ah!—E inmediatamente dio un suspiró ahogado y abrió la caja.”

Recuerdo que le había regalado un anillo de compromiso, Miroku se había molestado en escoger el anillo, había tenido un buen gusto, ya que a Kikyo le había gustado mucho.

Kikyo era a quién yo había escogido para dárselo, ya que ella era la persona más bella que había llegado a conocer. Su forma de ser con las personas, e incluso conmigo era tan amable; era simplemente hermosa, y había llegado a amarla con toda mi alma.

Cuando toqué su rostro para conocerla, me había asombrado de su belleza. Ella poseía unos ojos pequeños, sus cejas eran muy delgadas y finas.

Tenía una piel muy suave y tersa; una barbilla un poco puntiaguda, no mucho. Su nariz era pequeña y respingada.
Y por último, era poseedora de unos labios gruesos y carnosos, definitivamente eran una delicia.

—Bueno, si ya todos estamos listos, ¿Por qué no, nos vamos? ¡Jeh, jeh! (Dijo Miroku muy animado, logrando que saliera de mis pensamientos.)
—Sí, es cierto—respondí muy sonriente mientras volvía a ver a Inuyasha.

Al parecer se encontraba muy pensativo, estaba con una expresión extraña, como si no estuviese en este mundo, se mostraba nostálgico, y un poco entristecido.

No tenía su ceño fruncido a como acostumbraba tenerlo siempre, lo cual me provocó mucha curiosidad. ¿Acaso le había sucedido algo?

Esto hace que me incomode, ¡Ya sé! Tal vez si le hablo, pueda recuperar el ánimo.

— ¡Inuyasha! ¡Vamos! No te quedes atrás, sino, te dejamos ¡Jih, jih! —Le sonreí mientras me dirigía hacia la puerta junto a Miroku y Sango.
— ¿Eh? Sí, ya voy (respondí nuevamente sin ánimos)
— ¡Oh! si casi lo olvido—dijo Miroku deteniéndose un momento al tomar de la manija de la puerta. Y rápidamente se dirigió hacia Inuyasha —toma tus anteojos—le dijo.
—Ah, sí, los olvidaba (dije mientras tomaba de su mano lo de siempre)
—Recuerda que no puedes salir sin ellos, el sol te podría lastimar lo delicados que están tus ojos, y aunque no quieras, tu medico lo recomendó (realmente era algo monótono esto)
—Sí, sí, ya entendí Miroku.

Luego de esa recomendación de Miroku, Inuyasha decidió ponerse los anteojos.

¡Ay dios, para qué lo hizo! ¿ !Y porqué siempre me tengo que fijar en cómo se ve este papasote!?

El estar con Miroku me está llegando a corromper la conciencia, pero había que admitir que Inuyasha estaba para comérselo con ese atuendo.

Finalmente salimos del apartamento, y nos dirigimos al auto de Sango. Este era un descapotable de color negro, era hermosísimo, con asientos de color rojo muy oscuro.
Cuando llegamos, Miroku se había quedado idiotizado, al parecer realmente le había gustado el auto de Sango.

— ¡Wao! ¡Un descapotable! —Exclamó— ¡Me encanta! ¡Inuyasha, mira es un descapotable! —Dijo mientras zarandeaba al pobre de Inuyasha, que se mostraba de muy pocos amigos cuando Miroku le dijo, “Mira”
— ¡Joder Miroku! —Se quejó Inuyasha— ¡Ya cálmate! Idiota, este, diciendo “Mira Inuyasha” Como si fuese divertido poder ver, idiota ese…—Murmuraba Inuyasha muy enojado mientras se iba quedando callado.
—Gracias—escuché a Sango decirle a Miroku.
— ¿¡Ósea que es tuyo!? —Preguntó Miroku, mientras ignoraba al pobre de Inuyasha.
—Sí—contestó muy apenada mi amiga.
—Miroku, ¿Acaso ustedes no tienen un auto? —Pregunté curiosa.
—Ah, eso es porque a Inuyasha…—rápidamente se acercó a nosotras y nos dijo con una vos más baja—A él no le gustan los automóviles.
—Traen malos recuerdos—interrumpió Inuyasha con una voz muy fría y seca, provocándonos un gran susto a los tres.

Inuyasha nos había provocado un buen susto a todos, lo cual hizo que Miroku se riera de manera nerviosa, siguiéndole Sango de la misma manera, y por ultimo yo riendo de la misma tonta forma.

Me pregunto… ¿Acaso tendrá algo que ver con la perdida de vista de Inuyasha?

Nos subimos al auto, y yo me quedé en los asientos de atrás junto a Inuyasha, mientras Miroku se iba adelante junto a Sango, quien conducía.

Íbamos camino al centro comercial, y para eso faltaba un poco para llegar, así que decidí hacer algo de conversación con Inuyasha, ya que Sango y Miroku comenzaron a cortejarse el uno al otro.

—Oye Inuyasha, ¿Qué te ocurre? ¿Puedo saber? —Le pregunté mientras lo volvía a ver.
—No pasa nada (le respondí serio)
—ya veo… ¿Y Kirara? ¿Ya está de mejor humor? —Había decidido averiguar que le pasaba, así que no me iba a dar por vencida.
—Ella está mejor, ya no chilla enojada (le respondí ¿ !Por qué diantres insiste en hablarme¡?)
—Y la herida en tu mano, ¿Cómo está?
—B-bien (¡Miércoles! ¿Y ahora porqué balbuceo?)
— ¿Puedo ver tu mano?
— ¿!Qué!?

* ¡No quiero! Finalmente y desgraciadamente sé de qué son estos ridículos sentimientos. Y por eso, no quiero que ella se involucre más conmigo.*

— ¿Entonces? ¿Puedo ver tu mano? —Pregunté nuevamente.
— ¡No! (Le respondí secamente)

¡Es un tonto! Apezar de que me preocupo por él, y así es cómo se comporta conmigo, debería de ser más considerado.

—Oh, está bien. Lo siento si te incomodé de alguna manera—me disculpé. Aunque no debería ser yo quién se disculpe.
— ¡Feh!

*Definitivamente…no quiero estar a su lado, no quiero que otra mujer me lastime.*

“—Inuyasha…tengo que pensarlo—me contestó Kikyo.
— ¿Qué no me quieres Kikyo? —Cuestioné mientras giraba mi cabeza hacia otra parte—…Sabía que no ibas a aceptarme, después de todo, ¿Quien iba a querer casarse con un inútil ciego como yo?
— ¡No digas eso mi amor Inuyasha! —Me regañó—No se trata de eso Inuyasha—inmediatamente, sentí una de sus manos tomar de las mías, mientras que la otra la posicionaba en mi mentón, e hizo que girase mi cabeza como estaba—Es solo que…Inuyasha, hace una semana que me mudé a tu departamento con tu amigo Miroku, y tu hermano Sesshomaru. Aún me siento un poco incomoda…y
—No tienes que sentirte incomoda—le interrumpí—no te sientas así, cuando estés a mi lado querida Kikyo—ahora era yo quien tomaba de sus delicadas manos—Miroku y mi hermano están muy alegres de que nos acompañes, y yo…—inmediatamente sentí un calor en mis mejillas, un dulce beso brindado por mi querida Kikyo.
—Lo sé Inuyasha, pero solo te pido una semana ¿Sí? Una semana para pensarlo bien—me rogó.
— ¿Pero qué pasaría si en una semana…? ¿No te quieres casar conmigo? —Pregunté con desilusión.
—Seguiremos siendo novios mi amor, solamente nos daremos un tiempo más ¿De acuerdo?

Luego de decirme eso, nuevamente sentí un tierno y cálido beso de ella, mientras que yo la seguía en esa tierna y amorosa caricia. Luego de un momento nos separamos, y reiteró su pequeña pregunta.

— ¿De acuerdo?
— Está bien—le sonreí.”

*¿Porqué tuvo que hacerme eso? ¿Porqué?*

—Oye, Inuyasha, recuerda que iremos a comprarte algo de ropa (dijo Miroku)
—Sí, como quieras (le respondí)

*Kikyo significaba todo para mi, ella me había de vuelto la sonrisa, ella era mi compañera para todo, con ella realmente me divertía…*

“— ¡Inuyasha, amor! —Te escuché llamarme.
— ¿Qué ocurre Kikyo? —Pregunté tras sentir cómo me abrazaba tiernamente por la espalda.
—Nada ¡Jih, jih!…Que te amo—te carcajeaste de manera divertida.
— ¿Nada pasa entonces? —Seguidamente me volteé—pues yo te amo más Kikyo—le dije mientras la besaba.
— ¡Miren esos lindos tortolos! —Escuché molestar a Miroku.
—cállate Miroku—le dije sonriendo—jah, estás así porque tú no tienes a una novia tan bella como la mía, con quién compartir esos momentos cuando estas solo—me burlé de él.
— ¡Such! ¡Calla boca mijo! Que para eso tengo a mi linda Yura a mi lado
—Hola—escuché la tímida voz de la muchacha
— ¡Yura! ¡Amiga!
— ¿Kikyo? “

*Pienso que si esa mujer nunca hubiese llegado, tal vez mi querida Kikyo aún seguiría conmigo…O tal vez no…*

“Era de noche, y bien podía sentir la fresca brisa refrescando toda la habitación. Kikyo me besaba, y jugueteaba con mi cabello, mientras yo tocaba con delicadeza todo su esplendoroso cuerpo.

—Te amo, con todo mi ser, y cada parte de mi cuerpo—te susurré delicadamente al oído, estando juntos en mi cama.
— ¡Ah, Inuyasha! —suspiraste ante esa declaración llena de amor.

La pasión nos ahogaba, no nos dejaba saciar nuestra sed llena de amor. Pronunciabas tanto mi nombre entre suspiros, mientras que yo te acariciaba con toda la ternura que podía tenerte”

*Eras simplemente perfecta*

— ¡Ah!… (Suspiré con nostalgia)
— ¿Qué te ocurre? —Le pregunté a Inuyasha al notar su suspiro.
—Nada… (Le respondí, ¿Acaso no se cansa de estar de entrometida?)

*En esa ocasión, recuerdo cuanto me dolió…*

“Estaba dormido, pero me había despertado gracias a unos ruidos que había escuchado en la planta baja del departamento. Me giré en la misma cama, buscando a Kikyo, pero no estaba.

—Qué raro—dije con extrañes.

Me puse de pie, tomé mi pantaloncillo y salí de la habitación para saber dónde estaba. Cuando salí, pude escuchar algo; esta vez, provenía del pasillo, en dirección de la habitación de Sesshomaru.

— ¿Qué diantres es lo que ocurre? —me pregunté a mi mismo en voz baja.

Inmediatamente me dirigí a su recamara, al llegar a esta logré escuchar aquellos ruidos más cerca, acompañados de unos suspiros un tanto ahogados.

Fruncí el ceño y llevé mi mano en busca de la perilla de la puerta, y la abrí con mucho cuidado, acercando mi oído con sigiles.

Al abrirla…no podía creerlo, me empecé a sentir en otro mundo, totalmente diferente.

— ¿Estás segura Kikyo? —Escuché preguntar a mi hermano.

No, no, no puede ser, no Kikyo…

—No puede ser—murmuré mientras negaba con mi cabeza repetidas veces lo que mis oídos escuchaban.

Imposible, Kikyo no sería capaz, ella no era así.
Tenía mi boca abierta debido a tal impresión, no podía pronunciar ni una sola palabra más.

—Kikyo, no le haré esto a mi hermano ¿Me escuchas? —escuché a mi hermano.
— ¡Ah, Sesshomaru! —Escuché quejarse levemente a Kikyo—Vamos, él no se dará cuenta, yo no diré nada, y tú tampoco. ¿Te parece?

De pronto comencé a respirar agitadamente, sin saber el por qué, o simplemente era que no quería analizar el porqué de ello.
Solo me encontraba en shock.

Rápidamente pude sentir cómo un millón de agujas y puñales atravesaban mi corazón. Ese desgarrador dolor me tenía paralizado, sin saber qué hacer.

Por un momento sentí que regrese al mundo, aproveché para irme de ese sitio, y llegué a mi habitación.
Abrí las puertas corredizas que daban al balcón, y tomé asiento en la mecedora que allí se encontraba.

Sentía cómo mis cabellos eran movidos por la suave brisa que hacia, las olas de la playa lograron hacer que tuviese mi mente tranquila, para no pensar en lo que me lastimaba.

Había dejado la puerta de mi habitación abierta, debido a eso era constantemente empujada por el viento, provocando que las bisagras de esta rechinaran.

—Kikyo… ¿Cómo pudiste? —susurré al viento, mi solitario amigo.

Sentía ganas de llorar, pero ni una sola lágrima se hacía presente en mi rostro.

— ¿Qué puedo hacer? —Me pregunté a mi mismo—la amo a más que a nadie en este mundo.

De pronto, escuché un pequeño suspiro, el cual hizo que me pusiera en alerta. Me volteé y no escuché a nadie, seguramente había sido mi imaginación.

—No hay nadie…—pensé que hablaba solo, pero me había equivocado.
—Inuyasha, pensé que dormías mi amor—comentó con un cierto nerviosismo.

Había sido Kikyo quien había suspirado.
No le respondí, no me había inmutado para recibirle de alguna manera usual. Si quiera me molesté en reclamarle absolutamente nada.

No estaba en mi gritarle a alguna persona que no fuera mi amigo Miroku, lo cual hacíamos solo jugando.

Nunca llegué a tratar mal a nadie, por más furioso o enfadado que estuviese, simplemente, ese no era yo.

Seguí meciéndome en aquella silla, notando cómo Kikyo se acercaba a mí.

— ¿Qué tienes Inuyasha? —Me preguntó Kikyo— ¿Por qué tan pensativo? —Nuevamente cuestionó, mientras me brindaba un beso en la mejilla.
—No tengo nada Kikyo—le respondí—ve a dormir, aún es de madrugada—le dije.
—Está bien Inuyasha…Inuyasha, ¿Sabías que te amo demasiado?
—Si Kikyo, yo también—traté de mostrarme amoroso, pero simplemente no pude.”

*Nunca antes había sentido tanto dolor por uno de los besos de Kikyo, como en esa ocasión, y aún así, la seguía amando*

“Al día siguiente, desperté ya que mis manos eran lamidas por Kirara, ella parecía preocupada por mi.

Seguidamente escuché que tocaron la puerta de mi habitación, e inmediatamente la abrieron

—Inuyasha, tienes que venir—dijo preocupado mi hermano.
— ¿Qué ocurre? —Pregunté sin obtener una respuesta.

Bajamos las escaleras y de pronto empezamos a escuchar muchos alaridos de Miroku. Al parecer se encontraba demasiado enojado.

— ¡MALDITA SEAS! ¡YURA! ¡ME LAS VAS A PAGAR ALGUNA VEZ!—Vociferaba Miroku totalmente enojado de su propia existencia.
— ¿Qué es lo que pasa Miroku? —Le pregunté completamente extrañado ante su rabieta.
—Inuyasha, Yura se robó casi todo lo que teníamos—respondió mi hermano con tono serio.
— ¿!Qué!? —Respondí incrédulo, al parecer esta chica nos había visto la cara de estúpidos a todos.
—Inuyasha, ay Inuyasha—comentó con una voz preocupada mi amigo—lo siento Inuyasha.
— ¿De qué estás hablando Miroku? ¿Qué pasa? ¡Dime! —Le exigí.
—Kikyo se marchó, te dejó una carta. Pero no me he atrevido a abrirla Inuyasha, apezar de que siempre te leo para ti, tu correspondencia—terminó por decirme Miroku, mientras me daba el pequeño sobre—y también, se marchó con el anillo—termino por decirme Miroku, a lo que yo guardé silencio por un momento.
—…Sesshomaru, Tú tienes algo que ver en esto, ¿No es así? —Cuestioné con seriedad.
—No tengo nada que ver Inuyasha—me respondió secamente Sesshomaru, lo cual era típico de él.
—Oigan muchachos, ¿Qué pasa entre ustedes? —Preguntó confundido Miroku— Pero qu- ¿Sesshomaru a dónde vas?
—Ya se los había dicho. No puedo aguantar más tus estupideces Miroku.

Rápidamente escuché que Sesshomaru se dirigía a su alcoba, luego después de un rato, solamente escuché cómo la puerta se habría y luego era azotada al cerrarse…”

*Después de ese incidente no volví a hablar con mi hermano. Ya han pasado 4 años desde ese acontecimiento. Miroku había empezado a comprar nuevamente las cosas que se había robado esa mujer.

Tiempo después nuestras sospechas de que esa mujer y Kikyo fueran cómplices, se aclararon, y por suerte, mi querida Kikyo era inocente, pero, no entendía el porqué se había marchado sin si quiera explicarme lo ocurrido con mi hermano.

Miroku en cambio, aún mantiene contacto con mi hermano, apezar de lo que le dijo él al momento de marcharse, con respecto a mí, pues, no me digno a dirigirle la palabra.

Hace poco, Miroku volvió a traer a otra mujer, y nos robó nuevamente, no habíamos escuchado nada, ya que nos había puesto un signífero en la comida.

Luego cuando fuimos a poner la denuncia, los policías se rieron en nuestras caras, estuve más de una semana regañando a Miroku por eso…Debido a eso, no confió en ninguna otra mujer ahora.*

Espero que haya sido de buen agrado, y que no haya provocado confusiones :)
Muchas gracias a todas por leer este fic, bienvenidas sean las nuevas y gracias tambien por tener la molestia de pasar por mi querido fic.
Ya que sin sus comentarios no seria nada :)

Atte: Mikura 700

 

hola, despues de tantisimo tiempo sin subir nada, ni seguir mis fics, vuelvo para seguir este queridisimo fic, ya que estoy aprovechando los pocos dias libres que poseo en la Universidad la cual me tiene encadenada y casi no me deja seguir T_T
pero espero que les guste este capitulo ya que pronto volveré con el capitulo 11 de esta historia. sin mas que decir, aqui se los dejo.​

​

Cápitulo 10: ​

¿Ecolocación?​

Cuando llegamos al centro comercial, a Sango se le ocurrió irse con Miroku a ver una película, para obviamente, dejarme a mí con Inuyasha.

Miroku se me había acercado al oído y me dijo: “¿Porqué no te quedas con Inuyasha? De seguro le hará gracia conversar contigo”

Los muy maldosos se habían ido juntos a ver el estreno de la película: “Haciéndolo en el paraíso.”

—Y bien ¿Qué quieres hacer?—Le pregunté a Inuyasha.
—No sé—me respondió sin interés alguno.
— ¡Ya sé! Miroku había dicho que necesitabas comprarte ropa ¿Verdad? ¿Qué tal si te acompaño? —Sonreí mientras me ponía al frente suyo.
—Estás demente, ¿Cómo voy a dejar que tú me compres ropa? Además, quién se encarga de eso es Miroku, él compra todo lo que necesito.
—Oye, vamos, ¡Arriba esos ánimos! Si compras la ropa desde ya, no vas a tener a Miroku encima molestándote, o me equivoco—sonreí nuevamente—vamos, deja esas amarguras para después Inuyasha—dije mientras juntaba mis manos en forma ruego.

Rápidamente tomé de la mano de Inuyasha, y lo llevé a rastras conmigo a comprarse ropa.

Pasamos por muchas tiendas ropa, tiendas de joyería muy fina, que muchas veces me quedaba extasiada en las vitrinas observando las joyas. Luego nos fuimos a las tiendas en dónde vendían calzado deportivo.

Por último, no quedamos un largo rato en una tienda nueva, llamada Styles.

—Mmmm… ¿Qué tal si te compro estos anteojos para sol Inuyasha? —Le pregunté, aún observándolos dónde estaban colgados.
— ¿Eh? —volteó Inuyasha dirigiéndose hacia dónde me había escuchado.

Seguidamente tomé sus lentes, y los intercambié por los que había estado contemplando por largo tiempo; unos lentes muy bonitos de color celeste.

— ¿Pero qué hiciste? —Refunfuñaba Inuyasha extrañado, y de mal humor, notando un leve toque de rosa en sus mejillas.

Traté de no dar importancia a su enrojecimiento, pero simplemente me resultaba imposible, ya que se veía extremadamente tierno así, y el color de sus ojos se notaba aún más, pero no dejaban ese ámbar tan claro que lo caracterizaba.

— ¡Se ve muy apuesto muchacho! —Exclamó la chica que nos había estado atendiendo por toda la tienda.

Su nombre era Koharu, ella se había estado portado muy amable y con mucha paciencia, demasiada podría decir…

— ¿Verdad que sí? —Agregué mientras la observaba con una sonrisa, para luego dejar notar un gran sonrojo en mi cara.

¡Ay qué vergüenza, de seguro Inuyasha me tuvo que haber escuchado!

El llegar a pensar que podría llegar a ser algo más que una amiga para Inuyasha me hace sentir nerviosa, al igual que muy feliz.

— ¡Oye, vámonos! (Le dije a Kagome con un tono de nerviosismo)

*¿Cómo se le ocurre decir tal cosa? Maldición hace que me ponga peor de cómo ya estaba.*

—Hacen una muy bonita pareja ustedes dos…—comentó Koharu con una linda y sincera sonrisa—Los dos están tan sonrojados, deben de quererse mucho —seguidamente se acercó hacia Inuyasha y tomó su mano— No se preocupe joven, no se sienta avergonzado de que su novia te compre alguna vez ropa, ella es muy amable y linda, le quiere mucho ¡Se nota! ¡Así que, que no te dé pena!
— ¿¡Eh!? (¿¡Aún sigo sonrojado!? ¡Y además NO soy su novio!) No, se equivoca, ¡No soy su novio! (Negué casi gritando.)

*Seguidamente, me quité los lentes y los puse en la mano de la chica que aún me sostenía de la mano, me puse de pie, buscando con mi mano a Kagome la cual estaba muy cerca.

Al encontrarle la tomé fuerte de la mano, y me la llevé fuera de la tienda, escuchando como se disculpaba la chiquilla que nos había atendido, y a una Kagome que le decía: “No te preocupes, él es así”

Lo que hizo que me enojara, y más aún, que me pusiera muy nervioso al comenzar a imaginar absurdas cosas como las que había dicho esa chica.*

—Vamos todo ha sido una equivocación, a cualquiera le puede suceder—sonreí tras ver el claro mayor sonrojo de Inuyasha, el cual le hacía verse muy simpático y tierno.

Volví a ver mi mano, y noté que aún me sostenida, reacción instantánea, un gran nerviosismo en mí. Pero parecía ser que Inuyasha aún no notaba que seguíamos de la mano.

— ¡Ah! ¡Disculpa! —Exclamó este de manera nerviosa, pero lastimosamente, ya había notado que estábamos tomados aún de manos.

Caminamos unos momentos, y nos adentramos a otra tienda de ropa, Inuyasha se encontraba sentado en un banquito, con su cabeza apoyada en una de sus manos.

Estaba con grandes ganas de dejarme sola, pero no se lo permití, amenazándole con decirle a Miroku.

—Toma, pruébate esto—dije mientras me aproximaba hacia él con una serie de prendas de vestir de todo tipo.
—No quiero, me niego rotundamente a seguir en esta absurda búsqueda de comprarme ropa (bufé de mal humor, mientras volteaba mi cara hacia un lado.)
—No seas así Inuyasha— ¡Ay! Está que ni él se aguanta sólo—Vamos, sólo será una prenda más, te lo prometo. Sólo una más.
—Ah…está bien, pero no molestes más. (Accedí a su tonta petición, ya que me estaba colmando la paciencia.)
— ¡Gracias Inuyasha!

Después de un rato salió del vestidor con el juego de ropa que le había dado. En ese momento, como otros debo admitir, me había quedado muy embobada, ya que Inuyasha se había puesto una combinación de de pantalón de vestir negro, una camisa blanca de 3 cuartos, y un chaleco sin mangas, del mismo color que el pantalón.

Se veía totalmente apuesto, parecía un modelo de alta costura, seguidamente me acerqué a él, y le puse sus lentes, eso lo había dejado perfecto para una de esas sesiones de fotos.

¡Oh, siento mis mejillas calientitas!

—Te ves muy bien Inuyasha—por no decir otra palabra. Mientras escuchaba a las demás muchachas que nos atendían, hacer comentarios sobre lo bien que se veía.
— ¡Feh! De qué vale que lo digas si no me puedo ver—contestó de manera brusca y enojada.

*Al terminar de hablar me percaté de que había metido la pata, ya que Kagome y todas las demás muchachas guardaron silencio.
Y pensar que ella los hizo para claramente animarme.

A veces no puedo creer lo bruto que puedo llegar a ser…pero tengo remediarlo de alguna forma*

— ¡Eh! Pero, eh…de todos modos…gracias por tu acción Kagome. (Rápidamente volteé mi cara hacia otra parte, ya que por supuesto sabia que el vil sonrojo hacia de las suyas.)
—De nada—sonreí, a veces puede ser un insensible, pero creo que sabe cuando se equivoca.

Después de eso, Inuyasha se puso de pie y rápidamente se fue a cambiar de ropa para ponerse la suya mientras me encargaba de de pagar las prendas.

Salimos de la tienda, había notado que Inuyasha se comportaba extraño, y no me daba la cara, posiblemente por estar sonrojado.

Le mantenía sostenido del brazo mientras caminábamos, me sentía realmente nerviosa, y debido a eso ninguno de los dos hablábamos.

—Oye Inuyasha ¿No quieres un helado? —Pregunté para romper el silencio.
—No, gracias (no tengo ganas de helados, sé que si como uno posiblemente terminé por expulsarlo junto con el desayuno, debido a los estúpidos nervios.)
—Pues yo si quiero—comenté con ánimos.

Seguidamente le entregué las bolsas de ropa a Inuyasha, y lo dirigí hasta las bancas para que me esperara

—Siéntate un momento, no me tardo Inuyasha, no te vayas a ir ¿eh? —Finalicé con una sonrisa especialmente para él, aunque no pudiese notarlo.
—Como quieras… (Contesté aburrido mientras me tomaba asiento)

*Diablos ¿Por qué se comporta así conmigo? Después de lo que le dije, y aún así se comporta tan amable, fuese otra chica y ya me estaría aborreciendo.

¿Por qué lo hace? ¿Podrá ser mi imaginación, o ella gusta de mí?
Sin embargo…no me gustaría volver a pasar de nuevo por esto, incluso sintiéndome tan bien con su compañía.*

— ¡Kagome! (Logré escuchar una voz masculina a la lejanía)
— ¿Eh? —ay no, es hoyo.

Me había encontrado con hoyo, el cual he estado evitando desde hace 2 semanas, él insiste en salir conmigo, pero yo no muestro interés en él. No es el tipo de chico que me gusta, además…Inuyasha es quién…

—Hola Kagome, ¿Cómo estás? —Preguntó muy animado, mientras se acercaba.
—Bien ¿Y qué haces por aquí? —Respondí con una sonrisa un poco fingida.

¿Por qué le estoy haciendo conversación? Debería de irme rápido con Inuyasha.

—Nada en especial, solo estaba haciendo unas cuantas compras—contestó, rápidamente llevó su mano detrás de su cabeza, y se sonrojo—eh, Kagome, me preguntaba…— ¡Ay no, aquí va nuevamente con otra de sus propuestas para que salga con él!—me preguntaba, si no te gustaría ir al con—trató de terminar su pregunta.
—Kagome, ¿Ya terminaste de comprar el helado? (¿Por qué diantres tarda tanto, si solo fue a comprar un tonto helado?)
— ¿Eh? —Inuyasha, me había olvidado que lo había dejado cuidando las bolsas en la banca.

Inesperadamente vi que se puso de pie con todas las bolsas, mientras se dirigía hacia donde yo estaba. ¿Cómo se le ocurre venir así no más? ¿Y sólo? ¡Podría chocar con alguna persona, o tropezar con algo!

— ¿Lo conoces? —Preguntó hoyo con extrañes.
— ¡Sí! ¡Y está loco! ¡Hoyo lo siento mucho, pero ahora no puedo quedarme a conversar contigo! —Dije mientras me apresuraba en ir hasta dónde Inuyasha se encontraba—discúlpame, tengo prisa, ¡Adiós!

Rápidamente me despedí de hoyo, y me fui corriendo hacia dónde Inuyasha. ¡Rayos! Parece un niño pequeño que no se puede quedar quieto.

— ¡Inuyasha! —Le llamé—espera, no tienes que andar por ahí tu sólo—agregué mientras me acercaba a él, y lo tomaba por uno de sus brazos con una de mis manos, mientras que la otra la posicionaba en su pecho.
—Pero, ¿Qué dices? (Pregunté confundido, era obvio que iba hacia donde ella se encontraba.)
— ¿Cómo que “¿Qué dices?” te puede pasar algo si te dejo sólo Inuyasha— finalicé con un gran tono de preocupación.

*Lo que me faltaba, que crea que no me puedo cuidar solo y que por eso se preocupe por mi*

—No seas tonta, sé cuidarme sólo, no te preocupes por mi—traté de tranquilizarle, pero creo que era imposible por su tono de voz.
— ¡No seas tonto! —Le grité— ¿!Cómo no quieres que me preocupe por ti si est—
—Ecolocación (le interrumpí mientras posicionaba mi mano en su boca) ¿sabes lo que es? (Pregunté luego de que lentamente moviera mi mano de su boca.)
—No…—respondí ante su interrogación, aunque me había dejado muy nerviosa.
—Déjame pensar cómo te lo explico…La ecolocación se trata de escuchar los sonidos que te rodean.
— ¿Los sonidos…que me rodean? —Comenté pensativa.
— Sí, verás, yo voy dando pequeños chasquidos con mis dedos.
—Pero nunca he notado que lo hagas.
—Eso se debe a que me encontraba en casa. No había necesidad de hacerlo, ya que es un lugar muy conocido para mí.
—Ya veo, por eso dijiste que no necesitabas de perro guía, o incluso un bastón.
—El bastón es para discapacitados, y yo no soy uno. La única diferencia que poseo con las demás personas, es que mis ojos no pueden ver. Dejando eso de lado, soy como cualquier otro humano que comete errores, que posee obligaciones, preocupaciones y sentimientos. (Comenté con seriedad.)
—Ya veo, no quise ofenderte Inuyasha, lo siento—me disculpé por nuestro primer encuentro nuevamente.
— ¡Eh! ¡No es para que te sientas culpable! (¡Diablos! ¿! Porqué la hago sentir culpable cuando no quiero!?)
— ¿Podrías seguir explicándome de qué se trata la ecolocación? —le pedí mientras no disponíamos a caminar por el centro comercial.
—Eh…sí, claro (asentí con mi cabeza) Como seguía diciendo, siempre puedo saber dónde estoy gracias a los chasquidos que doy con mis manos. El por qué es muy simple, se debe a las frecuencias que chocan con todo lo que se encuentra a mí alrededor. Con eso puedo hacerme un mapa mental del lugar en dónde las frecuencias han chocado, así que cualquier tipo de obstáculo que haya, podré esquivarlo sin problemas.
— ¡Oh, es impresionante! —Exclamé—pero ¿Por qué entonces siempre te golpeas con tu cama?
— ¡Eh! (Eso siempre ha sido el gran misterio, ya que ni yo puedo explicármelo) eso es, bueno…es porque.
—Admítelo, a veces necesitas ayuda—sonreí.
—¡Claro que no! Es solo que a veces…no me fijo. (Contesté mientras volteaba mi mirada)

Seguíamos caminando tranquilamente, hablábamos sin discutir, lo cual me parecía extraño, pero no quería interrumpir esos momentos, ya que no me había dado cuenta, de que ya no estaba guiando a Inuyasha de su brazo, sino que lo mantenía abrazado de una manera tierna y dulce, con mi cabeza levemente apoyada en su brazo.

Parecía no molestarle, y ahora, quién guiaba esa apacible caminata no era más que el mismo Inuyasha. Me sentía segura, hasta podía cerrar mis ojos y confiar en él, tener tanta seguridad en cada paso, en nuestro camino, y sólo preocuparme por sentir su agradable aroma junto a mí.

El estar junto a él me hacía sentir en las nubes, me sentía tranquila, alegre; y mi corazón iba siempre a mil por hora, era un sentimiento indescriptible, me encontraba bien, o mejor dicho…Enamorada.

Aunque fuera corto el capitulo, espero que les haya gustado, el proximo en venir será el cap 11: "Negacion, sentimientos reecontrados."

Atte: Mikura 700