Un amor admirable

Un amor admirable

Un amor admirable​

Era la mañana del día 22, los rayos del sol se colaban por entre las rendijas de la pequeña caja de cartón, acariciaban su rosto como diciendo que un nuevo día llegaba para ser destruido por su miserable realidad.

- Veintidós días es increíble – Andrew decía mientras acariciaba a su fiel mascota.

Un pequeño perro león vivaracho, inteligente y juguetón, de color claro pero ennegrecido por la suciedad y flacucho por los días de hambruna, que había pasado al lado de su compañero humano.

Hace veintidós días Andrew era una persona totalmente distinta, se iba a casar con una hermosa señorita, pero el destino le jugó una mala pasada al dejarlo indefenso ante las atrocidades del mundo y sus horribles males. Cuando empezó a jugar ese juego ese fue el principio de todo, por el simple hecho de meterse con males mas allá de su control, por jugar con lo indebido, por desafiar su propia suerte.

-¿Victoria como haremos hoy? –preguntaba a su amada mascota. Mientras se sentaba sobre su pequeño cartón.

Ella contesto con un pequeño ladrido y acercándosele, como pidiendo volver a su hogar y a su cálida manta, al lado del sofá preferido de su amo.

-Sabes extraño a Antoniette y a Rufus, como me hacían reír nuestros vecinos –con la mirada perdida en el cielo –pero bueno hoy es un nuevo día así que veamos que podemos encontrar de comer.

Fueron en busca de comida trastabillando por las frías calles de new york.

En invierno estaba en su apogeo y sin tregua cumplía su labor, congelando y enfriando todo lo que tuviese calor. Los parques solos, los niños dormidos en sus camas y solo ellos dos en la helada calle como vagabundos sin nadie a quien recurrir. Pues una gitana resentida del abuelo de su familia puso una maldición en él para poder vengarse de la descendencia que su peor enemigo y a la vez el amor de su vida había dejado en el mundo.

El hombre sumido en sus pensamientos no lo logro ver, sus reflejos deteriorados por los días sin sueño y la falta de comida no lo ayudaron. La mujer que conducía el flamante coche no lo vio hasta muy tarde a causa de la neblina de la mañana. La pequeña victoria no abandonaría a su amo.

Todo sucedió en una fracción de segundo, el chirrido del auto al frenar, el sonido de golpear algo blando, el grito de dolor y un aullido de pánico, todo unido para formar el gran coro que antecede a la muerte.
La mujer asustada pensando que había matado al hombre salió disparada del lugar, mientras lagrimas salían del los ojos del hombre, pequeños gemidos de dolor provenientes de la pequeña victoria por moverse hacia su amo, arrastrándose para poder estar junto a él en su último suspiro. Un esfuerzo enorme para ella pero su lealtad era inquebrantable. Si no era con su dueño ella no podía estar con otra persona.

Unos últimos gemidos para llegar hasta él, cuando llego acostó su pequeño cuerpo en el de su amo y ambos en su último aliento dijeron adiós con sus miradas.

Nadie los extrañaría en ese mundo, ellos se irían juntos.

FIN​

By:
Lili-chan

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Un poco triste esta historia xD

la escribi en memoria de principe y lana mis dos perros de toda la vida :( y para el concurso mas que lagrimas y sufrimiento... espero les guste y me perdonen lo errores (horrores) de ortografia
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