Ciudad reconocida como la productora de mejor té verde de Japón. A su vez, tiene uno de los cuarteles más grandes de toda la isla. Locales= Santuario: Shinto Clínica Cuartel General: Lugar de residencia de una casta de guerreros del Imperio Oyaji Herbolaria Shukusha Casa de armamento Comercio: Famosa por la producción de té Dojo
El rol proviene de Ritto Capítulo IV 報酬 Hōshū - Retribución Afueras de Uji [Hoshi; Rengo; Seikanji; Dozan; Akihito; Aoi] Llegaron a Uji después de pelear contra bandidos que se interpusieron en su camino; lograron vencerlos pero el combate los tenía muy mal descansado. Seikanji reconocía aquel sitio; pues por muchos años a aquel lugar lo conoció como su hogar. Allí vivía su madre adoptiva y sus hermanos. Reiko los fue guiando hasta llegar a un sitio con un gran aroma de té, era el comercio local; el más importante de té verde en Japón. Era tan preciado que fue esto mismo lo que Seikanji llevó a Kaji Akamatsu como ofrenda en su tiempo en Otsu. Seikanji ya había viajado fuera de su hogar y regresado; por lo que aquel momento parecía repetirse. Contenido oculto Nekita rapuma Ayeah
Akihito Shishio Su cabeza rondaba en las palabras de aquel monje, la advertencia y el previo secretismo que se había manejado con el tema de aquel mon cuando lo descubrió, coincidía con Hoshi de que aquel aviso debía ser porque habían sido reconocidos y que algo más debía de haber pasado por la forma en la que también entregó el mensaje; era frustrante pero prefería entretener sus pensamientos con eso que preocuparse por un viaje con alguien del grupo herido y con un gran riesgo de toparse a alguien peligroso de por medio. No era lo ideal, como toparse con aquellos bandidos pero, si eso había salido bien, podían trabajar con lo otro. —Hay que ser precavidos, probablemente al grupo del general no le guste vernos por aquí...—Dijo con tranquilidad todavía sobre la carreta, mirando sus alrededores tratando de ver que no hubiera nada que pudiera parecer salido de lo normal antes de tomar el conveniente premio que le había dado el herborista, el remedio contra la fatiga para evitar sentir el peso del poco descanso que tuvieron.
Seikanji Yamagawa Seikanji no partió muy convencido con la misión de posiblemente tener que enfrentarse a Gendo Mori, el general más fuerte de todo el Imperio. Y mucho menos por un hombre que había aceptado su destino y sellado su futuro para con ellos. Aún así les siguió, no solo por la directriz del propio Hoshi, sino por las palabras que había soltado: eran órdenes que venían de arriba y no se podían discutir ni eludir. Se subió a la carreta y escondió las kodachis en el interior de su kimono mientras se ponían en camino con un silencio lúgubre entre todos que podía llegar a presagiar algo tormentoso en un futuro cercano. Pero Seikanji apartó esos pensamientos mientras descubría que conocía el camino que Hoshi abría a su camino. Era un camino que ya había recorrido ciento de veces, siempre que iba y venía de Uji, la ciudad donde los Yamagawa lo criaron. Se quedó en un mutismo no muy propio de él, más propenso a charlas triviales y una sonrisa servicial y correcta, ahora su rostro era serio y su entrecejo fruncido creaba unas arrugas en su frente y bajo sus ojos que parecían crear un rostro totalmente distinto al cotidiano de todos los días. Los comentarios que oyó mientras ingresaban en la ciudad siguiendo el rastro que Reiko marcaba lo confundieron un poco; era como si todo su ser se debatía entre tomar el control de sus impulsos más animales como las emociones que sentía o mantener aquella rígida indiferencia. Pero cuando bajó de la carreta, un poco adolorido por la pelea contra los bandidos, volvió a sonreír mientras acariciaba a Reiko y se giraba hacia el grupo. —¡El mejor té del Imperio! —anunció feliz, señalando el comercio que estaba casi frente a ellos. —Aquí se detuvo el rastro, nuestra presa se encuentra allí y con una herida fea he de suponer. —dijo mirando a Hoshi, sonriéndole y juntando sus manos en una súplica infantil. —Por favor, señor Hoshi, ¿podemos tomar té aquí? Mientras que su mente fría mantenía las apariencias en el exterior, su corazón no podía esconder su esencia; bullía como una brasa que hacia arder todo su ser; si los rumores que oyó al entrar en la ciudad eran ciertos, su familia corría un gran riesgo.
Aoi Nobunaga Sintió cómo el nudo de su estómago se tensaba ligeramente con las palabras de Hoshi. En ningún momento pensó que fueran a acompañarla en pos de Ryoshi y, a decir verdad, no tenía muy claro cómo sentirse añ respecto. Siempre le había gustado trabajar sola. Tragó saliva y decidió dejarse guiar pues, después de todo, Hoshi tenía mejor método para seguir la pista a su prófugo amado. Se acomodó en carruaje junto Dozan abrazando la katana de Ryoshi y guardó silencio hasta llegar a Uji. Ni siquiera despegó los labios cuando los bandidos los asaltaron, limitándose a defenderse de forma instintiva. Dejó que sus ojos vagasen por las calles y, una vez llegados a su destino, saltó del carruaje cómo si éste quemara. — No hay tiempo que perder. Dicho lo cual comenzó a inspeccionar el terreno en busca de alguna pista sobre el posible paradero de Ryoshi.
Comercio de té [Hoshi; Seikanji; Akihito; Rengo; Aoi; Dozan] Hoshi aprobó la prudencia de Akihito al beber su remedio mientras caminaban cansados y sin demasiada energía. Rengo caminaba junto a Hoshi tratando de ser un bastón para él esporádicamente. Seikanji guio al grupo con Reiko y al observar el comercio y escuchar las palabras de Seikanji , Hoshi bufó levemente y detuvo a Seikanji —Nuestra misión no es ajustar cuentas con ese hombre, es recuperar a Ryoshi —mencionó con seriedad pero con dificultad del habla —No es una buena señal que este hombre se dirigiera a esta ciudad. En ese instante, Aoi buscaba algo que pudiera ayudarla a iniciar la búsqueda de Ryoshi; mientras el grupo hablan entre si, Aoi logró percibir un aroma familiar; la hizo voltear y avanzar ligeramente hasta un callejón; allí encontró rápidamente lo que buscaba. Ryoshi la observaba mientras avanzaba hacia ella, lo suyo no era la discreción; pero había logrado escabullirse lo suficiente; y Aoi lo había encontrado fácilmente. —No debieron haberme seguido —reclamó Ryoshi; pero en su mirada no había odio, sólo preocupación —Estaré bien; pero debes apresurarte, el tiempo es crucial. Dile a Seikanji que debe sacar a su familia de la ciudad. Gendo no planea dejar esta ciudad hasta dejar en claro algo hacia ustedes —acarició con suavidad su mejilla —Corre, por favor... déjame encargarme del resto, y cuando sea libre; volveré a ti. Por favor... —suplicó — No quiero perderte. Contenido oculto Ayeah Nekita rapuma
Aoi Nobunaga Reconocería aquel aroma entre un millón. El cuerpo de Aoi se tensó y entrecerró los ojos en busca de aquella silueta tan familiar pero nada la preparó para la avalancha de sentimientos que amenazó con hacerla perder su tan preciado autocontrol cuando reconoció el rostro del hombre al que amaba. Corrió hacia Ryoshi abandonando al resto del grupo sin demasiados miramientos y cuando llegó a su altura se detuvo para desenvainar la katana del mismo. — Qué bien que estés vivo.— Lo saludó apretando los dientes.— Porque voy a matarte. A pesar de la dureza de su declaración dejó que Ryoshi hablará mientras la katana temblaba ligeramente entre sus manos. Sintió su caricia arder contra su piel y un largo suspiro escapó de entre sus labios. — Iré contigo.— Declaró con firmeza, avanzando un paso para aferrarse a la manga del joven con fuerza, temerosa de que pudiera escapar de nuevo. — No confío en ese hombre. Si voz era casi un susurro pero estaba decidida. No dejaría que Ryoshi se marchara nuevamente sin ella. Sin soltar la tela de su kimono envainó el arma con la mano libre y posó la punta de la funda contra su pecho simulando atravesarlo. — Jamás vuelvas a desaparecer de ese modo.— murmuró, dejando que él recuperara su katana.
Callejón junto al comercio de té [Aoi; Ryoshi] Ryoshi recordó lo letal que podía ser Aoi; se acercó con la guardia baja y si ella lo hubiese querido, lo hubiese asesinado. Pero sonrió al escuchar su voz, y aunque la katana amenazaba su vida se mantenía sereno, sabiendo que era ella quién decidiría su destino. —Yo tampoco confío en él; de hecho, temo que haga algo en tu contra; ha visto tu rostro, te ha visto conmigo; del mismo modo a Dozan. Planea destruir lo que fue la vida de Seikanji simplemente porque tomó té con uno de sus enemigos —la tomó de la mano después de recibir su katana —Ese hombre no respeta a ninguna mujer; por favor, aléjate de él. Yo te prometo que no me volveré como él, sólo quiero apaciguarlo, que crea que ha obtenido lo que deseaba —apretó ligeramente su mano — Lo lamento, jamás desee alejarme de ti. Pero debo hacerlo... —dijo con pesadez — Gendo está loco, y destruye todo lo que cree que le estorba. Nosotros no tenemos la protección del Emperador, incluso si Gendo viera a Murai, no dudaría que lo intentaría asesinar. Esta es la única manera en la que no nos molestará... la única manera en la que veo que puedas estar segura —miró su katana — Debes avisarles, antes de que sea tarde. Contenido oculto Ayeah Nekita rapuma
Aoi Nobunaga Sacudió la cabeza y aferró sus dedos entrelazados con fuerza. — No voy a dejarte ir sólo.— Aseveró. — Si intenta algo, lo mataré. No temía su propia muerte, era parte de la vida. Lo único que Aoi había valorado alguna vez estaba frente a ella y no iba a dejarlo marchar tan fácilmente. — Encontraremos el modo de advertirles... Juntos. Su decisión era firme, si Ryoshi no dejaba que ella lo acompañara se limitaría a seguirlo como la sombra que siempre había sido hasta que él cambiara de opinión. No necesitaba su permiso para aquello, lo protegería desde la oscuridad. — Prometimos no separarnos.— Le recordó, haciendo mención a su conversación en el dojo.— Y yo cumplo mis promesas.
Akihito Shishio Observaba con cierta preocupación el andar de Hoshi luego de que todos bajaran de la carreta, incluso si contaban con la ventaja de que no supieran que allí se encontraban, una cosa era el cansancio que se pudiera tener en batalla pero otra la acumulación de heridas que ya tenía Hoshi en ese momento que podían ponerlo en una situación más peligrosa en esa nueva misión. Y después del pequeño regaño de Hoshi hacia Seikanji, habló —Será preferible no comprometer nuestra llegada llamando la atención, así será más difícil acercarnos a Ryoshi, quizás...—Volteó a ver hacia el lugar donde de debía encontrar Aoi y al no verla, suspiró, cruzándose de brazos unos momentos. Ya era difícil no saber cómo referirse hacia ella sin tener que utilizar el apodo que Seikanji le dio, ahora tenía que agregar que podía simplemente adelantar todo sin un posible plan. —... Quizás su gran unión ya los tenga juntos —Agregó a lo último que había dicho aunque estaba lejos de ser lo que hubiera querido, luego miró a Reiko y luego a Seikanji —, ¿pudiera ayudarnos una vez más a localizarlos?
Seikanji Yamagawa Notó que algo no andaba muy bien en Hoshi, sobre todo al notar la voz trémula que forzaba al hablar; Rengo le ayudaba a estar en pie. Debía de estar gravemente herido y más la fatiga que arrastraban todos por la lucha contra los bandidos seguro lo tendría débil. Debían ir a una clínica cuanto antes al menos para mejorar su precaria situación, después de todo, Hoshi era el superior a cargo y debían de velar por su seguridad de igual forma que él velaba por la de ellos. —Señor Hoshi, quizá sea mejor atender sus heridas, es decir, la de todos. —se rascó al nuca, sonriendo a ojos cerrados. —Conozco a la gente de aquí... quizá puedan ayudarnos en la clínica médica. A un precio accesible, claro. Después de todo aquí terminé de criarme: Uji, mi apellido es de esta ciudad—informó con felicidad pero sin el arraigo que correspondía a un hijo de un apellido, era como si él no se sintiera un Yamagawa. Luego dedicó su atención a Akihito, percibiendo también la ausencia de Aoi entre ellos. Ladeó la cabeza asombrado ya que no había notado cómo la discípula de Wu se había escabullido a plena luz del día como si fuera una sombra esporádica de las nubes contra el sol. —No tenemos ningún rastro de ella y sin un objeto con su olor Reiko nunca podrá encontrarla... —dijo con tristeza aunque rápidamente su rostro se iluminó. —Pero sé de alguien que sí podría saber de ellos y ése alguien es mi hermano; da clases en el dojo y no es muy lejos de aquí. Sí, seguro que él estará al tanto de la presencia del general Mori en la ciudad y por consecuente del señor Ryoshi.
Callejón junto al comercio de té [Aoi; Ryoshi] Ryoshi no pudo dejar escapar una ligera sonrisa; intentó borrarla pero sin éxito. Oírla hablar con la fuerza de su espíritu y corazón lo hacía simplemente sonreír sin control; era algo que no podía detener, pues el sentía el mismo amor hacia ella, y entendía que él en su posición haría lo mismo; cortaría el cuello de cualquiera que quisiera separarlo de ella. Tal vez, ambos eran igual de tercos; tal vez, ambos atraían el peligro de manera inconsciente. —Has subido a un barco del cual no puedes bajar ¿eh? —le sonrió con picardía —No sabía que podía resultar ser tan irresistible —se acercó a ella rodeándola sin tregua entre sus brazos —Yo nunca cumplo mis promesas, es parte de ser un pirata... — Aoi podía escuchar el corazón de Ryoshi latir con fuerza —... pero no puedo romperte el corazón; aunque sea lo correcto —su voz se tornó seria — Decidiste seguirme a pesar de lo que nos estamos sentenciando a una posible muerte; y yo no soy nadie para detenerte, eso me ha quedado claro—decía separándose ligeramente de ella para mirarla a los ojos —Lamento haberme ido; podrás castigarme después —le sonrió para después besarla en los labios. Contenido oculto Ayeah Comercio de té [Hoshi; Seikanji; Akihito; Rengo; Aoi; Dozan] Hoshi levantó la vista al notar la ausencia de Aoi, después afirmó a las palabras de Akihito; lo mejor era no llamar la atención de las personas equivocadas, después se irguió con esfuerzo para dejar de preocuparlos. —Yo me encargaré de encontrarla —mencionó Dozan —tengo mis métodos. Los veré en el dojo cómo sugiera Seikanji Hoshi afirmó ante la seguridad de Dozan para después mirar a Seikanji —Ir con tu hermano es inteligente; debemos buscar aliados en este sitio para protegerlos. Pero deben entender que es importante que nuestra presencia se mantenga anónima en la medida de lo posible. No sabemos cómo puedan reaccionar nuestro enemigos. Dojo [Hoshi; Rengo; Akihito; Seikanji] Se dirigieron hacia el dojo sin hacer demasiado ruido. Al entrar, no estaba el típico grupo de entrenamiento; sólo había dos personas las cuales parecían estar discutiendo; un hombre joven parecía mantener la calma. Seikanji lo reconocía como su hermano Saito. Contenido oculto: Saito Y junto a él, estaba aquel viejo guerrero Bokuso. Contenido oculto: Bokuso Bokuso inmediatamente dirigió su mirada hacia la entrada, primero fue hostil; pero al reconocer a Seikanji sonrió. —Lágrimas de Yurei —dijo ante Seikanji —Es un mal momento para visitar Uji Contenido oculto Ayeah Nekita rapuma
Seikanji Yamagawa Las palabras de Hoshi resonaron en su mente con mucha precisión, acertando en el espasmo de emociones que estaba sintiendo expandirse en su interior; debía de ser frío, metódico. Sería la mejor forma de mantenerse con vida en aquella especie de pulso entre los shinobis y el mismo general Mori. Al entrar al dojo sonrió primero a Saito y luego al guerrero Bokuso, para después dar una pequeña reverencia ante ellos y ante el propio dojo que tantos años de práctica lo vio quebrarse y levantarse mientras se formaba como guerrero. Se tomó unos pocos segundos antes de reincorporarse y volver a hablar. —Huelo a ceniza, señor Bokuso. O al menos huelo así desde que el general Mori vio mi rostro. Lo siento, Saito. —miró a su hermano. —Estamos buscando a un hombre que acompaña al general, quizá muy próximo a él. Una vez lo tengamos nos iremos sin demoras de la ciudad. El informe estaba explicado y detallado. Pero aún la urgencia de saber de su madre le alteraba los sentidos. —Oí... que nuestra casa fue visitada por la guardia Imperial. ¿Madre se encuentra en la ciudad?
Akihito Shishio Asintió a las palabras de Seikanji, eso ya les daba algo más de seguridad en la ciudad, no solo por ya tener un lugar a dónde dirigirse y finalmente salir de la vista de quienes estaban en las calles momentáneamente a un lugar relativamente seguro, y fuera de tener a alguien que los ayudara a buscar, los podía mantener lejos de la vista de Gendo y su gente al conocer más la ciudad y seguro tener una idea de dónde se podían encontrar. —Ve con cuidado Dozan. —Le despidió antes de seguir al grupo hacia su nuevo destino, quedándose cerca de Hoshi y Rengo en caso de que necesitara un ayuda extra por el estado del mayor. Al llegar al dojo, se aseguró de cerrar la puerta tras ellos para mantener la privacidad de su estadía y cuando los presentes notaron su presencia, hizo una pequeña reverencia para saludarlos, dejaría mejor la charla a Seikanji.
Dojo [Hoshi; Rengo; Akihito; Seikanji] Las palabras de Seikanji hicieron que los dos guerreros se miraran el uno al otro; fue Saito el primero en regresar su mirada a su hermano mientras tragaba saliva —Ella está en el cuartel... en nuestra casa sólo estaba Jiro. —¿Por qué cruzaste miradas con ese hombre?—La pregunta de Bokuso no era recriminatoria; era una genuina pregunta. Hoshi tuvo que interceder —No buscamos al hombre para enfrentarnos a él; se ha llevado a uno de los nuestros, y hemos venido a recuperarlo. —Debemos ir al cuartel— mencionó Bokuso a Saito; después miró a los presentes —Ustedes quédense aquí. Contenido oculto Nekita rapuma Pueden decidir ir al cuartel o quedarse en el dojo.
Seikanji Yamagawa Abrió los ojos y la sonrisa tímida, casi infantil que enmarcaba el rostro de Seikanji se desvaneció como la ceniza que es soplada por el fuerte viento de la realidad: Matahachi se lo había dicho, había sido muy claro en el Oyaji, se acababa de ganar un enemigo. Un poderoso enemigo. Movió la boca para hablar pero se pasó la lengua por los labios, Jiro era su hermano favorito, el responsable de su arte, de su inventiva e imaginación era él; aquél hombre que le crió como si fuera de sangre pura y no un rehén adoptado por la crueldad de la guerra. Pero estaban en una guerra. Una guerra distinta. Una guerra silenciosa. Cerró sus ojos y calló las voces que gritaban en su mente. Giró el rostro y sus ojos se cruzaron con los de Hoshi. El herrero había sido muy claro, la presencia de ellos debía de ser una ilusión, nadie debería verlos. —Decidí convertirme en depredador, señor Bokuso. —volvió a mirar a su hermano y al viejo guerrero de aquél dojo, recordando la breve y fugaz charla que había tenido con Matahachi antes de la intromisión del general. —Las consecuencias son mi culpa. Lo siento, Saito, en verdad lo siento. Pero tenemos que curar nuestras heridas y encontrar a este sujeto, no podemos quedarnos aquí de brazos cruzados. ¿Manzo se encuentra en la ciudad? Podríamos crear una distracción con la jauría de lobos que cría, podríamos confundir a los rastreadores del Imperio y alejarlos de aquí... Miró entonces a Akihito y luego a Rengo, sopesando otras opciones. El rostro bonachón de Seikanji había desaparecido.
Aoi Nobunaga Frunció el ceño sin lograr calmar su enfado cruzando los brazos sobre el pecho hasta que Ryoshi la abrazó con fuerza, apartando el malestar que ceñía a su corazón logrando así que el mundo volviera a su sitio. Dejó escapar un larguísimo suspiro y golpeó con cariño el hombro de Ryoshi, dejando que éste la besara a regañadientes. — No vuelvas a irte sin avisar.— Reprochó, frunciendo ligeramente el ceño a pesar de que la sonrisa de alivio en sus labios fuera imposible de apartar. — Nunca. Se apartó de Ryoshi con cuidado y le tendió sus pertenencias mirándolo esta vez con seriedad. — Bien, ¿Cuál es el plan?— inquirió.
Akihito Shishio Su atención iba saltando entre los presentes y su conversación, tratando de hilar cosas que claramente no entendía del todo, pero tampoco debían de mucho interés para la misión que debían intentar completar de algún modo u otro, obteniendo su ayuda en localizar dónde estarían los hombres de Gendo para acercarnos lo suficiente a Ryoshi para traerlo de vuelta y no tener ninguna clase de enfrentamiento. —Sería mejor para todos que podamos partir pronto de Uji —Avisó con algo de cuidado, si ellos tendrían que retirarse a atender lo que fuera con el tema de esa visita a la guardia, tampoco podían arriesgarse a que se movilizaran los hombres de Gendo —, mientras más pronto podamos tener una idea de dónde los hombres del general pudieran descansar o estar, tendremos más oportunidades de recuperar a nuestro compañero sin ser detectados y tampoco interrumpiríamos sus actividades... —Es fácil de distinguir, un hombre con una cicatriz descubierta en su pecho, lleva una flauta, cualquier información podría ser útil antes de que tengan que irse... Y quizás luego... pudieran hacer lo que sugería Seikanji con el tal Mazon y sus lobos.
Dojo [Hoshi; Rengo; Akihito; Seikanji] —¿Lo sientes? —las palabras de Saito eran severas. —Calma...Su idea de los lobos con Manzo es prudente — mencionó Bokuso —Ve con Manzo —dijo Bokuso ante Saito quién afirmó aun con una mirada de enojo hacia su hermano —Yo iré al cuartel. Veré que es lo que realmente sucede — miró a Seikanji —Ustedes deben irse ahora... —No es bueno que permanezcan aquí...— una voz dijo detrás de ustedes. —Tú—mencionó Hoshi mientras el hombre se revelaba ante los presentes sin miedo alguno; aun así Hoshi no mencionó su nombre —¿Sabes dónde está Ryoshi? El hombre afirmó —Reúnanse con ellos en la herbolaria, y salgan de Uji. Nada de lo que acontecerá aquí será agradable Contenido oculto Nekita rapuma cada uno tíreme un d20; es para saber si pueden descubrir algo. Callejón junto al comercio de té [Aoi; Ryoshi] Ryoshi sonrió ante las reacciones de Aoi después guardó sus cosas para preguntar con una gran sonrisa —¿Plan? —soltó una risa seca —Yo tenía uno; pero no te gustó. Así que seguimos ahora el tuyo. Pero a distancia pudieron escuchar levemente el sonido de una flauta; era extraño como parecía que sólo ustedes lo podían oír —Bueno, Dozan nos ha dado uno. Sígueme — Ryoshi la tomó de la mano y corrieron hasta seguir la melodía hasta la herbolaria Herbolaria [Aoi; Ryoshi; Dozan] Dozan se encontraba en el tejado de la herbolaria; al verlos sonrió —Siempre tengo buena audiencia — dijo con tranquilidad al verlos juntos, bajó del techo para reunirse con ellos —Sólo falta que el resto venga con nosotros, será mejor salir de este sitio lo antes posible. Contenido oculto Ayeah tira un d20, es para ver si descubres algo.
Aoi Nobunaga Sonrió aliviada ante la respuesta de Ryoshi. Por muy dispuesta que estuviera a abandonarlo todo por él, no le hacía gracia dejar a sus compañeros en peligro. La perspectiva de unirse a Mori tampoco le parecía demasiado atractiva por lo que abrazó a su amado y, antes de que pudiera responder, el inconfundible sonido de una flauta lo hizo por ella. Tomó firmemente la mano de Ryoshi, sin terminar de confiar en que no fuera a escapar de nuevo, y juntos caminaron hasta la herbolaría. Respondió a la sonrisa de Dozan con una propia y asintió conforme a sus palabras. Mientras Ryoshi estuviera a su lado, todo saldría bien. — Te encontraré allá donde vayas.—Susurró, en tono de advertencia, antes de soltar su mano con sumo cuidado para inspeccionar los alrededores.