Long-fic de Inuyasha - [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Me disculpo x la tardanza pero es q ya comencé nuevamente las clase y tareas expos y bla bla bla… en fin, spero les guste ste capítulo el cual es mas InuxKag q los demás. Y se lo dedico a: Pam, windmiko e Yrim ;)

Cáp. 16​

Una noche con los Higurashi​

​

–¡Inuyasha, cuidado!

–¡Kikyo!

Me desperté súbitamente sudando frío; otra vez había sido un sueño. Miré a mi alrededor y me vi rodeado por cuatro paredes que constituían lo que parecía ser una habitación. Me senté en la cama en la que había permanecido acostado y aparentemente durmiendo, me refregué los ojos para ver mejor pues podía haber sido solo un sueño aunque ahora notaba que no lo era. Aún tenía un poco de calentura y ahora un trapo húmedo sobre mi cabeza para evitar que mi temperatura siguiera subiendo, me sentía completamente mareado y mi cabeza daba vueltas; era como si fuera a explotar.

¿¿¡¡Cuánto tiempo había pasado desde que me había desmayado!!??

Busqué mi reloj de muñeca para saber la hora, probablemente Kaede estaría fastidiada por mi ausencia. Fue solo en ese momento que me di cuenta de algo, ¡¡¡Estaba en un lugar completamente desconocido!!! Me levanté desesperado luego de ver que solamente había transcurrido hora y media desde mi desmayo así que tomé mi mochila ya que tenía intenciones de escapar de ese extraño lugar, por lo que abrí la ventana y estuve a punto de saltar de ésta cuando noté algo… era un segundo piso. Una enorme gota surgió sobre mi cabeza y suspiré con resignación; después de todo no podría escapar. Me senté nuevamente en la cama y toqué mi frente, era obvio que no me había recuperado lo suficiente como para intentar si quiera saltar por la ventana por lo que decidí que sería mejor si investigaba en dónde estaba.

Me levanté y me acerqué a la puerta cuando de repente…

–¡Ahhh!–aquella sombra femenina pareció asustarse al verme frente a ella por lo que perdió el equilibrio y cayó contra el suelo.

–¿¿Kagome?? –exclamé sorprendido de verla.

–Inu… yasha… vaya, me asustaste. Por un momento creí que se había metido algún ladrón a la casa. –murmuró mientras me miraba con expresión sorprendida desde el lugar donde había caído.

–Espera un momento… ¿estamos en tu casa? –exclamé asombrado sin darle importancia a su comentario anterior.

–Pues claro, ¿dónde más creíste que estabas? –preguntó dulcemente y no contesté nada por lo que continuó. –En fin, que bueno que ya te despertaste, me tenías preocupada.

Me sonrojé levemente a lo que desvié la mirada.

–Es verdad… me desmayé frente a la tienda de comida rápida que está frente al parque, ¿cómo me trajiste hasta tu casa?

–Llamé a Sota desde un teléfono público para que me ayudara a traerte a casa, ¿por qué? –me miró fijamente por varios segundos y agregó. –Por cierto, el abuelo ya llamó a tu casa y le explicó a la sra. Kaede que te quedarías esta noche con nosotros porque estás muy enfermo.

–¡Feh!, esa vieja cascarrabias de Kaede ha de estar haciendo otras cosas, seguramente ni siquiera notó que yo no estaba y….–parpadeé rápidamente y fue en ese momento que reparé en lo que el ex esperpento acababa de mencionar. –¿¿¡¡Qué!!?? ¿¿¡¡Acabas de decir que me quedaré en esta casa por esta noche!!??

Kagome asintió en silencio.

–Pe…pe…pe…pero yo… yo…–trataba de articular una palabra pero me detuvo el leve contacto de la frágil mano de Kagome sobre la mía.

No sabía en que momento pero el ex esperpento se había acercado peligrosamente a mi rostro causando que me ruborizara fuertemente. Estábamos a pocos centímetros y estaba seguro de querer… ¿¡¿Qué cosas estaba pensando?!? Me sobresalté al verla tan cerca y traté de quitarla de enfrente pero fue en ese momento que comprendí sus intenciones. Puso su brazo sobre mi frente y me miró fijamente.

–Tu temperatura ha bajado un poco. –comentó sonriente mientras se acercaba al marco de la puerta. –Despertaste justo a tiempo.

La miré confundido por varios segundos.

–La cena está servida.

La vi salir de la habitación y me quedé pensativo por unos momentos. Me calmé y traté de olvidar mi estúpida reacción al tenerla tan cerca; es decir, ¡no podía ser nada! Talvez había sido simple efecto secundario de la fiebre. Ya había recobrado la cordura por lo que decidí bajar a cenar; verdaderamente me hacía falta un poco de comida y en especial por el olor que podía sentir desde aquella habitación en la que me encontraba.

Cuando bajé las escaleras y entré a la cocina me encontré con que todos me esperaban en la mesa…

–¡Inuyasha! –exclamó el hermano de Kagome quien parecía feliz de verme; vaya tipo extraño. –Siéntate por favor. Mira, él es el abuelo y mi mamá aún no llega del trabajo por lo que no te preocupes si quieres ver una película luego con mi hermana y…

–¡Sota! –replicó la aludida. –No le hagas caso…. estem… ¿por qué no te sientas a comer?

Rió nerviosamente y aparentemente ruborizada.

–Como sea. –repliqué con una enorme vena sobre mi cabeza ya que me encontraba realmente frustrado por el comentario anterior.

Un silencio sepulcral reinó por largos minutos mientras cenábamos. Repentinamente la voz del abuelo del dúo de raros interrumpió la tranquilidad de la cocina.

–Kagome, sería bueno que trajeras el postre que dejó tu mamá en el refrigerador.

–¿Eh? ¿Mi mamá dejó un postre? Que extraño, yo no lo vi. –el ex esperpento parecía sorprendida. Yo simplemente la miraba serio.

–Es el que está detrás de la carne congelada…

–De acuerdo.

El ángel de las desgracias se levantó y se encaminó hacia la refrigeradora. Sé que sería como una redundancia decir que se crearía una desgracia con ella en una cocina pero fue precisamente eso lo que ocurrió ya que a los pocos minutos pude escuchar el sonido de varios platos caerse contra el piso causando enormes gotas de sudor sobre las cabezas de Sota y el abuelo. Era como si fuese una situación normal para ellos aunque claro, debía esperarse viniendo de las personas que la han soportado durante 17 años y aún así siguen vivos; deberían darles un premio Nóbel por eso o quizás una página en el libro de record guiness.

A fin de cuentas que a los pocos minutos Kagome estaba de regreso con un… ¿pastel?.... en sus manos. La verdad es que ese “bulto” que traía en sus manos no se podía calificar como un pastel, ¿Por qué?, se preguntarán; pues es muy sencillo, la mitad de éste lo traía sobre su cabeza y la otra mitad era esa extraña abominación que traía en sus manos mientras sonreía nerviosamente. Por si fuera poco, su magnífica entrada constaba de una maniobra y un exagerado movimiento de brazos antes de caer de cara contra el piso.

Todos suspiramos con resignacion…

–––––––––––––––––
–Finalmente… pude… terminar de limpiar… la cocina…–dijo el ex esperpento entre resoplos mientras se acercaba a la sala.

–Hermana, creo que será mejor que te bañes y te cambies. Luces…

–Desastrosa. –terminé la frase tajantemente.

–De acuerdo…–murmuró avergonzada mientras se dirigía a las escaleras y se perdía al llegar arriba.

–No te preocupes, no siempre es tan torpe. –murmuró Sota quien estaba sentado frente al televisor. –Creo que solamente trataba de darte una buena impresión.

–¡Como molestas, ¿por qué me dices estás cosas?! –pregunté encolerizado.

–¿Qué aún no…?–me miró atónito como si pensara que bromeaba y agregó luego de un suspiro. –Olvídalo… me iré a mi habitación, tú puedes quedarte viendo la televisión si quieres.

Me extendió el control remoto y se alejó en las escaleras. Me acomodé sobre el sofá y comencé a buscar alguna película interesante que ver cuando me detuve en un canal que esa noche ofrecía un maratón de películas de terror. La primera película de esa noche sería “Psicosis” y como estaba apenas comenzando decidí dejar ese canal; después de todo, necesitaba relajarme. Estaba en lo mejor de ver la película cuando repentinamente…

¡PLOFF!

Me sobresalté al escuchar tremendo golpe pues estaba completamente a oscuras y con una película de terror en la tele. Me tranquilicé y me levanté para dirigirme al lugar de donde provenía todo ese ruido. Sobre mi cabeza surgió una gota al ver de qué se trataba: y es que Kagome, aparentemente, había tropezado y ahora se encontraba al pie de la escalera tirada en el piso. Suspiré con resignación y me apresuré a levantarla del suelo.

–Gracias. –murmuró cuando pudo ponerse en pie. –Dime, ¿qué hacías?

–Miraba un maratón de películas de terror. –contesté secamente.

–Suena interesante. –dijo con una sonrisa fingida. –Iré a preparar las palomitas para que las veamos juntos.

–Has lo que quieras. Después de todo es tu casa. –repliqué tajantemente mientras me redirigía a la sala.

Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando el ex esperpento regresó con las bebidas y las palomitas y se sentó a mi lado para ver las películas. La verdad era que poco me interesaba si estaba ahí o no por lo que no prestaba atención a sus ocasionales comentarios. Era exasperante tener que ver una película con la persona que te traía tantos recuerdos de aquella mujer quien te mantiene en terapia; simplemente me hostigaba.

A fin de cuentas que habían transcurrido ya varias horas y estaba comenzando la tercera película. Era ya pasada la media noche y comenzábamos a bostezar por lo que me fui acomodando aún más en el respaldar del sofá.

–––––––––––––––––
Finalmente habían terminado las películas y no sé en qué momento pero Kagome y yo no parábamos de hablar y reír. Eran pasadas las tres de la madrugada y seguíamos platicando acerca de experiencias personales y, por extraño que parezca, no me sentía en lo absoluto incómodo con su presencia pero fue entonces que sucedió lo inesperado…Estábamos peligrosamente cerca y continuábamos acercándonos aún más al punto de casi tocar nuestros labios cuando…

¡¡¡CRASH!!!

La mala suerte y la torpeza parecían no dejarla en paz nunca pues ambos caímos contra el piso antes de cualquier contacto. El golpe había sido fuerte y Kagome estaba ruborizada de la vergüenza mientras yo suspiraba resignado. Nos miramos fijamente y no pudimos evitar esbozar unas enormes carcajadas… después de todo la torpeza es algo verdaderamente divertido a pesar de las consecuencias. Cuando giré mi rostro para verla ya se encontraba completamente dormida.

A la mañana siguiente bajé las escaleras para desayunar y me encontré a una sonriente señora sentada en la mesa.

–Buenos días, tú debes ser Inuyasha. –saludó sonrientemente. –Yo soy la madre de Kagome, ella me contó que te encontrabas enfermo y te habías desmayado por eso le sugerí que te dejaran dormir en la habitación de Sota. Anda no seas tímido, te he preparado el desayuno.

–Muchas gracias. –murmuré seriamente mientras me sentaba frente a ella.

Me miraba sonriente mientras tomaba su taza de café. Su sonrisa me recordaba a la del ex esperpento pero esta me hacía sentir aún más incómodo y súbitamente me vinieron a la cabeza los recuerdos del comentario de Sota durante la cena y las películas; todo eso causó que mi rostro adquiriera un color carmesí pues sospechaba que en cualquier momento esa señora comenzaría a ahorcarme o algo por el estilo.

–Me alegra que seas amiga de mi hija. –dijo haciendo que me sorprendiera y la mirara incrédulo. –Siempre ha sido un poco… torpe y por eso temí que pudieran burlarse de ella.

–Con que no sabe lo del parque Ueno. –pensé recordando aquél suceso. –No se preocupes señora porque…

–¡Oh vaya, que bueno que has llegado! –exclamó la madre de Kagome interrumpiendo mi hablar mientras se aproximaba a una sombra que ingresaba a la casa.

Parpadeé varias veces sin poder creerlo y finalmente me levanté de golpe.

–¿¿¡¡Kikyo!!??

Continuará……​

​

Jajaja, sé q algunas kerrán asesinarme x dejárselos hasta allí pero les prometo q los sacaré d muchas dudas en el próximo capitulo xD!! Espero les haya gustado y no se enojen conmigo x dejarlos nuevamente intrigados :P