Long-fic de Inuyasha - [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Cáp. 5​

La ex novia posesiva​

-Inuyasha…Inuyasha…-su voz era suave y dulce a la vez y clamaba por mi nombre repetidas veces.
-¿Quién eres?-pregunté buscando alguna señal de vida humana pues lo único que se veía era la oscuridad en la que estaba.
-Inuyasha…-sentí una mano que estrechaba la mía pero no veía a su poseedor.-Perdóname-la oscuridad desapareció y repentinamente me vi en el asiento de conductor en un carro en movimiento.
-¿¿Ky…Kykio??-la vi sentada a mi lado sosteniendo mi mano.
-¡Ten cuidado!-gritó con desesperación. La oscuridad regresó y no podía ver absolutamente nada.
-¡¡¡Kykio!!!-gritaba desesperado intentando encontrarla en medio de tanta oscuridad.
-Ayúdame Inu…-su voz desapareció cuando mis ojos se abrieron; me encontraba agitado y bañado en sudor. Todo fue un sueño.

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Ya había sonado el timbre del colegio así que me apresuré a quitarme el overol cubierto de pintura y me puse el uniforme. Cuando entré a los pasillos me encontré con el esperpento quien venía saliendo de la biblioteca así que no me quedó de otra que caminar a su lado, ¡maldición! En fin, yo iba con mi típico semblante serio y mis brazos cruzados y pude notar como el esperpento hacía un gracioso ademán con las intenciones de decir algo pero no lo hizo. Finalmente noté cuando se ruborizó y agachó la mirada; supuse que significaría silencio, ¡vaya tonto! No podía pensar que tendría un momento de tranquilidad al caminar al lado del ángel de la desgracias, ¡por supuesto que no! Con su mirada gacha me hizo una pregunta que me extrañaba no la hubiera hecho antes.

-Disculpa…-su típico tono nervioso que me desespera-Tus ojos y tus cabellos, ¿son falsos?
-Tardaste mucho en preguntar-dije sin siquiera mirarla y continuaba caminando con mis brazos cruzados.
-Di-di-di-disculpa…-tartamudeó un poco nerviosa.
-Si quieres saberlo, es de familia-contesté secamente.
-Ya veo…-murmuró con más tranquilidad-No es muy común ese color de ojos.
-Ya lo sé.-dije escuetamente; en verdad que quería tranquilidad y haría lo posible para evitar esa conversación con ella.
-Quítate bestia, no me estorbes-dijo el miserable de Kouga mientras pasaba en medio del esperpento y yo. Su pierna izquierda estaba enyesada y caminaba por medio de muletas; no se veía alegre.
-¡Jo…joven Kouga!-exclamó el esperpento al verlo pasar a su lado.
-No sé, Inuyasha, como no te has muerto al lado de ella-se detuvo para verme y decírmelo con seriedad. El esperpento agachó la cabeza con su mirada triste.
-¡Feh!-refuté cruzándome de brazos- Talvez porque no soy ningún debilucho como tú-bufé causando enojo en él. Kouga simplemente se dio la vuelta y continuó “caminando”.
-¡¡¡KOUGA, ESPÉRANOS!!!-gritaban los patéticos de Hakaku y Ginta quienes corrían detrás del inepto de Kouga.
-Es muy rápido a pesar de tener su pierna lastimada-murmuró Ginta con cansancio mientras continuaba corriendo.
-Vaya par de imbéciles-bufé al ver al dúo de patéticos seguidores de Kouga.

Miré nuevamente al esperpento y ésta se encontraba con su mirada triste. Se veía tan vulnerable y miserable, igual que la última vez que vi a Kykio. Odiaba ver a una chica a punto de soltar lágrimas pues es lo más repulsivo que puede haber así que me arriesgaría a tratar de darle ánimo incluso si significara un accidente causado por el ángel de la desgracia. Estaba a punto de decirle que no prestara atención a los patéticos comentarios de Kouga, cuando el timbre sonó nuevamente para que entráramos a los salones de clase. Nuestra primera clase del día sería botánica con la vieja loca de Kaede. No es como si no hubiese querido aprovecharme de la sabelotodo pero ¡botánica es una clase muy aburrida! Por consiguiente, me quedé dormido. Cuando la vieja esa me vio dormir, me despertó de un golpe en mi cabeza –el cual me causó un enorme chichón- y me dijo: “Taisho, si no piensa trabajar en clases será mejor que vaya a pintar las paredes de la institución”. Claro que causó burlas hacia mí pero no me importaron y salí del aula a continuar pintando.

Sonó el timbre que anunciaba el receso y pude ver como todos salían de sus salones de clase; unos se dirigían a la cafetería mientras que otros simplemente salían a sentarse bajo la sombra de un árbol en el patio. Sin embargo, había un grupo de sabelotodos o, como la jerga popular los llama, geeks. Entre ellos se encontraba el esperpento; en el grupo de anti-sociales estudiosos quienes se sientan en grupo a repasar las clases o adelantar trabajos pendientes o que aún no se les han asignado, ¡vaya club de retrasados! Por otra parte, existía el grupo de chicas ofrecidas y que muchas veces coquetean a pesar de tener pareja; personas como Miroku, pero en este caso les hablo de una persona en particular: aquella chica que me saca de mis casillas pues, a pesar de que hayamos terminado hace un par años, insistía en hacerme la vida miserable con sus constantes “visitas” mientras me encuentro ocupado. Sí, les hablo de la odiosa chica que me dejó por el inepto de Kouga quien terminó con ella no mucho después: Yura Sakasagami.

-Hola Inuyasha…-dijo acercándose a mí sigilosamente y con su típico tono de querer pedirme algo.- ¿Sabes? Ese overol cubierto de pintura te hace ver muy sexy.
-¡Ya dime de una vez qué es lo que quieres!-corté su patética frase coqueta para conseguir lo que quiere, con mi frialdad y sin prestarle atención.
-Por favor Inuyasha, ¿por qué siempre piensas que te pediré algo?-puso su mano sobre la mía evitando que pudiera seguir pintando.
-Porque te conozco y sé que vienes o a pedirme algo o a ponerme alguna de tus quejas tontas-finalmente soltó mi mano y adquirió su porte serio.
-Pues me conoces muy bien.-dijo un tanto enojada; lo presencié en su tono de voz.-Vine a que me digas qué demonios pretende esa chica rara con la que andas, con MI Kouga.-suspiré pues sabía que sería algo estúpido y en efecto, lo era.
-Creí que ese inepto de Kouga te había dejado-comenté viéndola de frente y bajando de la escalerilla.-Además, yo no ando con el esperpento, fue la vieja loca de Kaede quien me asignó como su guía mientras se adapta. Ya solo me faltan 2 semanas para poder librarme de ella.
-Como sea, sabes bien que soy muy posesiva con mis parejas-dijo seductoramente mientras volvía a tomar mi mano.
-Y también con aquellos que ya no lo son-dije secamente y soltándome de su agarre.
-Exactamente, y por esa razón no quiero que “Paloma Domogashi” o como sea que se llame, se acerque nuevamente a Kouga.-dijo demandante-Sabes muy bien lo que soy capaz de hacerle a esa cerebrito si lo lastima nuevamente.-dicho eso se dio la vuelta para marcharse.
-Espera un momento-tomé su brazo para detenerla- ¿Piensas elaborar otro de tus “diabólicos” planes para recuperar a Kouga?-pregunté con seriedad.
-¡Ja! Se nota que me conoces demasiado bien-se alejó después de decir esas palabras no sin antes guiñarme un ojo maliciosamente. En mi rostro se dibujó una sonrisa pues por más que quisiera librarme de Yura sabía que éramos algo así como amigos. Más bien, confidentes…

Después que mi enloquecida ex novia finalmente desapareciera, el decano me dio tiempo libre para ir a comer y relajarme, ¡finalmente uno a quien no le caigo mal! En fin, me dirigí a mi lugar favorito a descansar: la rama del árbol más grande de todo el patio. Para mi sorpresa, me encontré con el esperpento quien me estaba esperando con la tonta excusa de “sé lo mucho que te gusta descansar aquí y no quería estar sola”, ¡Vaya retrasada! No tuve más opción que sentarme a su lado, claro que mis intenciones eran tener paz y calma para poder relajarme pero, como ya lo he mencionado centenares de veces, nunca se obtiene nada bueno de estar al lado del ángel de la desgracia, Kagome Higurashi.

-Te traje esta sopa ramen, supongo que tienes hambre-me dijo extendiéndome el vaso de sopa.
-No la quiero-dije secamente sin verla a la cara.
-Ya veo…-encogió las piernas y suspiró.-Dime, Inuyasha…
-¿Qué quieres?-interrumpí con firmeza.
-¿Dónde están tus padres?-preguntó con inocencia. Tantas ganas que tenía de permanecer en silencio y ahora no lo lograría por culpa del esperpento.
-Muertos.-contesté secamente para tratar de ver si finalmente se callaba… ¡vaya iluso!
-Ya veo, disculpa….
-¿Por qué te disculpas?-interrumpí-No es como si los hubieras matado.
-Lo sé pero…-suspiró- Dime, ¿la maestra Kaede es familiar tuyo?
-No.-contesté con firmeza- Era la persona más cercana a mi familia cuando murió mi madre así que me adoptó.
-¿Y tienes algún pariente con vida?-me sobresalté al escuchar esa pregunta e instantáneamente se marcaron venas de enojo sobre mi cabeza. Sabía muy bien que sí tenía un pariente con vida pero no era alguien que me interesara.
-Sesshomaru…-murmuré entre dientes.
-¿Dijiste algo?
-No te preocupes, solamente está vivo mi hermanastro mayor: el miserable de Sesshomaru-contesté ya frustrado.
-¿Y por qué no vive contigo?-preguntó con inocencia haciendo que perdiera la cordura.
-¿¿Por qué me haces todas estas preguntas??-estaba completamente impacientado y la miré de frente con enojo.
-Disculpa…-agachó su mirada- solo quería conocerte mejor.

Me sorprendí ante su comentario e instantáneamente la miré. Su cabello se despeinaba graciosamente con el viento y los rayos de sol iluminaban su rostro haciéndola ver más dócil; se veía realmente hermosa…. ¿¡¿Qué cosas estoy diciendo?!? Estaba claro que el esperpento tenía un buena cuerpo y me recordaba un poco a Kykio, pero no por eso dejaba de ser la sabelotodo desastrosa que es y no había nada que pudiera cambiarla. La patética chica de lentes gigantes que se viste como un geek y que saca las mejores notas, sin mencionar que cada vez que camina estamos expuestos a una caída de pintura, televisores, un golpe con una taza, atropellamiento y diversas cosas más. La verdad, creo que estoy comenzando a comprender que vieron el patético de Kouga y el inepto de Houjo en ella: sus piernas. He de admitir que ese es el único atributo que tiene el esperpento pues, en lo que a mí respecta, su físico no es algo llamativo y menos cuando usa esos horribles anteojos que parecen ventanales. Ese par de ineptos aprendieron la lección de la manera más vil que se puede hacer: por medio de Kagome Higurashi.

Finalmente el esperpento había guardado silencio y eso me aseguraba mi merecido descanso recostado sobre las faldas del árbol y durmiendo con la suave brisa que chocaba levemente con mi rostro. Claro que algo malo iba a suceder; debía suceder. Pude escuchar unos fuertes pasos que se aproximaban con firmeza y por lo que mis oídos alcanzaban a escuchar, no estaba para nada alegre. Abrí mis ojos para saber de qué se trataba y me encontré con una escena clásica…

-Sanguito, perdóname…no fue mi intención…-rogaba Miroku quien seguía a Sango con una mano marcada de color rojo en su cara.
-¿Qué sucedió, chicos?-preguntó el esperpento con preocupación e intriga.
-¡Pregúntale a él!-contestó la vampiresa con enojo mientras se cruzaba de brazos e ignoraba al libidinoso de Miroku.
-Etto…-el susodicho comenzó a reírse con nerviosismo y puso su mano detrás de su nuca.
-No te entrometas, esperpento.-repliqué mientras me levantaba del suelo- Seguramente el pervertido aquí presente trató de conquistar alguna chica sin importarle la presencia de Sango.
-Exacto.-concordó la vampiresa quien continuaba ignorando al ridículo de Miroku.
-Inuyasha, ¿a dónde vas?-me preguntó el esperpento con inocencia, al ver como me alejaba.
-¿Qué no ves? Me alejo de todo este escándalo. Además, tengo que terminar de pintar el salón de computación-contesté serio mientras me iba.

Vi como agachaba el rostro con decepción cuando me alejé. No le tomé importancia y fui a terminar el trabajo. Comencé a pintar el centro de computadoras cuando me distrajo cierto barullo que se extendía desde los pasillos. Bajé de la escalerilla y dejé la brocha a un lado para dirigirme a averiguar de qué se trataba; la curiosidad me había vencido. Cuando llegué al lugar del cual provenía tanto escándalo, me sorprendió ver escena tan ridícula. Una chica realmente hermosa, regañaba a un inepto de pierna quebrada quien era seguido por dos patéticos muchachos que lo veneraban como si fuera un dios. ¡Vaya club de ineptos!

-¿¡¿Se puede saber qué demonios hacías con esa patética chica el sábado?!?-gritaba Yura con mucho enojo. En momentos así, era mejor alejarse de ella.
-¡¡¡Ya te dije que no pasó nada!!!-contestaba un muy frustrado Kouga-Además, no tienes nada que reclamarme.
-¡Claro que sí!-replicó ella viéndolo con mucha ira- No puedes reemplazarme por algo como ella, ¡qué vergüenza! Me harás quedar como una total imbécil si me cambias por esa ridícula excusa de mujer.
-Para tu mayor información, no saldré nunca más con Kagome.-repuso Kouga con seriedad.-¿¿Crees que estoy loco como para acercármele??-debo admitir que tenía un buena punto con esa última objeción.

El esperpento había escuchado todo pues estaba a la entrada del pasillo, buscándome. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a correr por el pasillo en dirección a los baños de señoritas. No llevaba sus anteojos así que no vio el pequeño cartel que decía <ADVERTENCIA: piso húmedo>. Su resbalón fue enorme y cayó contra el piso rebotando con la pared. Nadie contuvo la risa e inmediatamente se escucharon las carcajadas. Si algo era seguro es que ese no era el día de Kagome, en especial porque Yura la tenía en la mira. Si hay algo que aprendí mientras estuve con ella es que, una vez te tiene en la mira no hay manera de escaparse de sus “diabólicos” planes.

Continuará……….​

Hola a todos! Quiero agradecerles por leer mi fic y por todos sus comentarios, de vrd lo aprecio =D Espero que les haya gustado esta continuación ;)

 

Re: [UA] ¿Cómo ignorar tu torpeza?

Hola, disculpen q me haya tardado tanto pero tuve 4 laboratorios (exámenes cortos) en un solo día y para colmo me kitaban la computadora a kda rato -.-!!! En fin, aki les traigo la conti y spero les guste ;)

Cáp. 6​

Yura vs. Kagome​

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Me encontraba hasta el tope con las tareas, trabajos y exposiciones por presentar y aún no había entregado los trabajos atrasados. Mis notas no subían de lo mínimo para aprobar y el subdirector comenzaba a ponerse más severo con eso de “las horas extras” de trabajo pintando el instituto. Prácticamente me encontraba al borde del desastre y en ocasiones como esas había que recurrir a lo más bajo: tutoría con el esperpento. Claro que no había sido por voluntad propia; la vieja de Kaede me tendió una trampa en la cual, o aceptaba la tutoría, o me iba de la casa a buscar apartamento. Después de todo, soy mayor de edad…
A fin de cuentas accedí a recibir tutoría con el esperpento pues no tenía suficiente dinero para pagarme un apartamento y no quería repetir un año más. Para colmo, Kaede le dijo al esperpento que me ayudara con mis trabajos después de las clases, ¡no tenía tiempo libre pues debía pintar el instituto! Y el maldito examen del gobierno se acercaba y yo aún sin haber entregado todas las tareas atrasadas. Si la mala suerte persigue a alguien, definitivamente es a mí…

― Dime, Inuyasha, ¿cuáles son los trabajos con los que debo ayudarte?― preguntó con seriedad. Estaba sentada a mi lado en la mesa de mi casa.
― ¿Contando la exposición de la próxima semana?― Ella simplemente asintió.― Pues todas. ― cayó contra el suelo al escuchar mi respuesta.
― ¿Con cuál quieres empezar?― Preguntaba mientras se levantaba del suelo con una gota de sudor detrás de su cabeza.
― Pues…― me interrumpió el estridente sonido del timbre de la puerta principal.

Sabía perfectamente que se trataba del molesto pretendiente de mi hermana: Kohaku. Rin me había comentado, la noche anterior, que ese sujeto llegaría a la casa para llevarla al cine cosa que me hizo prepararme, tanto física como mentalmente, para recibirlo. Me levanté con total seriedad y me dispuse a abrir la puerta pues la alocada de mi hermana seguía cambiándose. No permitiría que saliera con su camisa pegada que deja sobresalir el abdomen y enseña el piercing en su ombligo, ¡no señor! Si por mí fuera, iría vestida de monja y con gas pimienta en su bolso. A final de cuentas que la mandé a cambiarse esa ropa pegada y me apresuré a abrirle la puerta a Kohaku para poder advertirlo antes que se llevara a mi hermana.

― I-I-Inuyasha…― tartamudeó nervioso.
― ¿Sabes la hora que es?― pregunté serio y con un tono frustrado.
― Pues las 9:30pm― contestó viendo su reloj de muñeca.― ¿P-Porqué lo preguntas?
― La quiero aquí antes de las 12 en punto.― exigí demandante.― No te garantizo tu seguridad si la traes después de esa hora. ― advertí.
― S-Si, entiendo. ― tragó saliva con dificultad y me miraba con nerviosismo.

Después de unos minutos, Rin bajó las escaleras luciendo un traje un poco más decente. Era un vestido que se pegaba bien a sus delineadas curvas y era un tanto corto pero no lo suficiente como para querer asesinar al inepto con el que saldría. Estuve a punto de perder la cordura al ver como se inclinaba hacia las caderas de mi hermana con sus ojos bien abiertos, pero me compuse al ver que solamente le estaba quitando una pequeña pelusa que tenía pegada en el vestido. Finalmente se fueron y pude regresar al comedor donde, supuestamente, Kagome me ayudaría con las tareas pendientes. Para mi mala suerte, el teléfono acababa de sonar y el ángel de la desgracia decidió contestar para no interrumpirme. La desgracia no constaba en el hecho que ella fuese quien contestase la llamada, sino en el solo hecho que la persona quien había llamado se trataba de la chica que la odia y planea algo en su contra: Yura Sakasagami.

― No se preocupe, ya está aquí-dijo Kagome hacia la persona con quien hablaba. Se dio la vuelta y tapó el auricular del teléfono con una mano para no ser escuchada. ― Disculpa, Inuyasha…
― ¿Quién es? ― interrumpí con seriedad y un poco de frustración.
― La srta. Saka... Saka… ¡Sakasagami! ― dijo finalmente después de haberse quedado pensativa.
― ¡¿Eh?!-me sobresalté al escuchar el nombre de Yura. Automáticamente tomé el teléfono en mis manos y comencé a hablar.
― ¿Inuyasha? ― preguntó con un tono dulzón y fingiendo demencia.
― ¿Se puede saber para qué llamas? ― pregunté cortante.
― Quería saber si te gustaría ir esta noche al cine conmigo, como los viejos tiempos…― hizo énfasis en esas últimas palabras y su voz se convirtió en una seductora.
― Estoy ocupado, lo dejaremos para otro día. ― contesté secamente para tratar de ver si dejaba de insistir en lo mismo.
― Te conozco muy bien Inuyasha, y sé que no estás ocupado a menos que…― se detuvo a meditar sus palabras. ― ¡Estás con una mujer!― la verdad no creo que esa sea la forma correcta de llamar al esperpento, pero no podía hacer nada para tratar de negarlo pues ella había sido quien contestó la llamada.
― ¡Feh! Pues no estoy con ninguna mujer, solamente está Kagome en este lugar.* ― repliqué con enojo a lo cual simplemente rió.
― Tienes razón, no tengo por qué preocuparme. ― concordó con tono de malicia. ― Después de todo, sigues siendo MÍO.
― ¡Ja! Como quieras.― bufé divertido. ― Ve a buscar a alguien más para molestar.
― Adiós Inuyasha. ― concluyó con una risa pícara y colgó. Me di la vuelta para continuar con la tutoría cuando sentí una mano que me pegaba fuertemente en el rostro.
― ¿¡¿Qué demonios te pasa?!? ― le grité enojado.
― ¡Pues si soy mujer! ― replicó cruzándose de brazos y con una venita provinente en su cabeza. ― ¡Y ya me voy! ― se dirigió a la puerta principal.
― ¡Cómo quieras! ― grité al verla abrir la puerta y salir. ― ¡No necesito de un esperpento para las matemáticas! ― vi como se alejaba en la penumbra. Cerré la puerta de un sopetón y al darme vuelta vi al molesto de Shippo que me miraba con una risa un poco maliciosa.
― ¿Ahora cómo harás tus tareas? ― preguntó en tono sarcástico. Tenía total razón.

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Al siguiente día me encontraba somnoliento mientras pintaba las paredes de la institución; había pasado toda la noche intentando resolver los ejercicios irresolubles que nos deja el profesor Jakotsu y que al final no pude terminar. Para colmo, había tenido que esperar que el hermano de la vampiresa llevara a Rin a tiempo y, para su suerte, la llevó 15 minutos antes de las 12. En fin, como iba diciendo, me encontraba pintando las paredes cuando apareció un personaje un tanto conocido y que, por razones que el destino me ocultaba, me había estado encontrando en todos lugares: Yura. La susodicha se acercó a mí lentamente y con cara de “yo no fui”; reconocía perfectamente ese rostro y sabía que tramaba algo.

― ¿Se puede saber que haces con ese lapicero que traes en tus manos? ― pregunté con seriedad. Me miró sorprendida pues no imaginaba que me hubiera percatado del objeto que poseía en sus manos.
― Pues, le daré una pequeña advertencia a esa cerebrito. ― contestó maliciosamente.
― ¿Advertencia? ― repetí confundido.
― Así es. Verás, este lapicero no es como los demás…― comenzó a explicar sagazmente.― Cuando lo aprietas suelta una pequeña descarga eléctrica. Creo que eso será suficiente para advertirle que se mantenga alejada de MI Kouga y de ti, Inuyasha.
― ¿Cómo harás para que tome ese lapicero? ― pregunté intrigado.
― Muy fácil. Lo reemplazaré por uno de sus lapiceros sin que se de cuenta y cuando intente escribir…
― Se electrificará. ― interrumpí terminando su oración.
― Exacto. ― en ese momento sonó el timbre para entrar al salón de clases. ― Muy bien, nos veremos en el aula. ― Dicho esto, se alejó no sin antes guiñarme un ojo.

Cuando entramos al aula, noté como el inepto de Houjo se sentaba al lado del esperpento con una sonrisa dibujada en su rostro. Noté como, mientras Kagome Houjo hablaban, Yura cambiaba los lapiceros y se escabullía con mucha cautela para no hacerse notar. La clase dio inicio y sería la materia que más detesto: matemáticas con el rarito profesor Jakotsu. Comenzaron las ecuaciones y ejercicios que debíamos realizar y mi cabeza me dolía demasiado al punto que no pudiera ni concentrarme en los ejemplos. En un momento observé como mi alocada ex novia me hacía una señal con su mano para que viera lo que hacía el esperpento. Estuvo a punto de oprimir el lapicero y recibir un enorme susto cuando…

― ¡No puede ser! ― exclamó el profesor Jakotsu con su tono afeminado.
― ¿Sucede algo malo, profesor? ― preguntó el inepto de Houjo con preocupación.
― No traje mi lapicero de tinta azul y no podré calificar sus tareas. ― contestó como si hubiese sido el fin del mundo.
― No se preocupe…― interrumpió Kagome.― Puede usar el mío. ― Yura se sobresaltó al escuchar esas palabras.

Lentamente, el esperpento se fue acercando al profesor hasta que finalmente pudo entregarle el lapicero. Yura sudaba y miraba con preocupación al lapicero pues, no solo emanaba descargas eléctricas, sino que también traía su nombre escrito en un papel de advertencia que saldría disparado con el corcho. Los segundos se convertían en horas y podía notar la desesperación que tenía la alocada de mi ex novia pero, para su suerte, el timbre sonó anunciando el cambio de clases. El profesor le devolvió el lapicero al esperpento y todos salimos del aula. Nuestra siguiente clase del día sería una que recibíamos muy pocas veces: natación. Nuestro profesor de natación tenía 20 años y era el más joven de ellos, por lo cual estaba en mejores condiciones físicas que los demás (a excepción del profesor Bankotsu). Aparentemente, estaba recién contratado pues jamás en mi vida lo había visto. Pero parece que había personas que ya habían tenido el “honor” de hablar con él…

― Muy bien, para los que no me conocen mi nombre es Suikotsu Migaya y seré su profesor de natación de ahora en adelante. ― dijo con una enorme sonrisa. Kagome se sobresaltó mucho al verlo.
― ¿Qué te sucede, esperpento?― pregunté al verla tan sorprendida.
― E-Ese maestro es…― carraspeó unos momentos y tragó saliva con dificultad.
― Higurashi…― interrumpió Houjo en un susurro. ― Ese es el hombre que casi atropellas aquella noche y que debimos dejar en una clínica.
― ¿¡¿Queeeé?!?― exclamé sorprendido. No podía creer la mala suerte del esperpento.
― Muy bien, todos vayan a cambiarse de ropa y ponerse sus trajes de baño. ― dijo con seriedad pero sin perder su rostro calmado.

Nos dirigimos a los vestidores; todos a excepción de Kouga quien no podía nadar a causa de su pierna lastimada. Cuando salí pude notar lo bien que se veía Kagome con su traje de baño. Claro que lo digo por sus piernas pues el bañador que usaba parecía hábito de monja; de una sola pieza y ¡para colmo! Con una especia de falda que cubría desde la cintura hasta casi las rodillas. En fin, noté la desesperación que tuvo Yura (quien por cierto se veía realmente hermosa con su bikini) al notar que el inepto de Kouga y el esperpento entablaban conversación. Ya había perdido con su primer intento de advertencia así que no echaría a perder la última oportunidad que le quedaba por hacerla quedar en ridículo. No se necesita hacer nada para lograr ese objetivo pues el esperpento trae más desgracias que todas las supersticiones juntas.

Lo primero que el profesor Sukitosu quería enseñarnos eran los clavados. La primera que debía hacer el intento, sería Kagome. Estaba claro que no sucedería nada bueno de esa situación: una muy celosa Yura y una desastrosa Kagome. En fin, el esperpento se acercó a la orilla de la piscina y, en ese momento, Yura aprovechó a intentar empujarla para que cayera al agua. En el momento que ambas pusieron el pie en la orilla, ocurrió el desastre. El esperpento resbaló y, para intentar retomar el equilibrio, sus manos se posaron “accidentalmente” en el tesoro más sagrado de la posesiva Sakasagami: su cabello. Sin querer, la arrojó contra el agua y ella simplemente cayó sentada a orillas de la piscina. No había nadie que pudiese calmar las carcajadas que se formaron en ese momento.

Kagome había ganado.

Continuará……….​

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Bueno, muchísimas grax a todos los q comentan. Tambn bienvenidas a las q son nuevas en mi fic y muchas grax a todos x leerlo. =D