Tus con tus pactos, yo con mis promesas. -NaruSaku-

Tus con tus pactos, yo con mis promesas. -NaruSaku-

Bueno, una pequeña catarsis

Tú con tus pactos, yo con mis promesas​

La muerte siempre está presente en la vida de un ninja, es verdad, pero eso no significa que duela menos. ¿No pensaste como iba a sentirme yo cuando me enterara? Si siempre te he dicho lo mucho que me importabas…
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Kakashi-sensei dice que no tengo que enojarme, que lo hiciste por el bien de la villa. Es irónico que él me diga eso porque que estoy seguro que él está tan destrozado como yo.
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Realmente no entiendo, ¿Por qué no me dijiste nada? Estábamos juntos en esto, me prometiste que lo íbamos a lograr juntos. Bueno, supongo que lograste tú cometido, nuestro cometido, trajiste al teme devuelta a la aldea…aunque haya sido adentro de una caja de madera, pero lo trajiste de vuelta. Supongo que ahora estarás feliz.
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Pero todavía sigo enojado, teníamos un pacto, ¿te acuerdas? Tú investigabas en los archivos y yo buscaba información en las afueras. Y nos decíamos todo lo que averiguáramos, porque teníamos un pacto, porque éramos amigos.
Malditos amigos.
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Ino dijo él día que te fuiste que lo hiciste muy apurada. Ella corrió a avisarme, estaba muy asustada. Ahora ha de estar caída en pedazos. Recuerdo que me enojé mucho, me puse furioso. No solo habías roto el pacto y te habías ido de la aldea sin autorización, sentía que no confiabas en mí. Sentía que no me habías dicho nada porque creías que yo lo iba a arruinar todo. Porque yo sabía que te habías ido por algo que habías encontrado, yo sabía que habías ido tras él. Y por eso también me enojé, porque otra vez me habías cambiado por él. Y quizás te habías ido tan rápido para que no me cruzara en tu camino, para que yo no te atrape. Porque sabías que no te iba a dejar ir sola.
Quizás si hubiera ido contigo…
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Y realmente, en ese momento, ese maldito momento, no entendía qué podía ser tan importante, tan urgente, para desaparecer así de la nada. Ni si quiera te despediste. Siempre fuiste muy perspicaz, estoy seguro que cuando te decidiste a escabullirte en medio de la noche sabías que ibas a morir. ¿Por qué no me dijiste nada? Sabes que no me hubiera importado salir de la cama a la 4 de la mañana por ti. ¿Por qué te fuiste así? ¿Por qué no me dejaste ir contigo? ¡¿Por qué rayos tenías que intentar protegerme?!
¡Se supone que yo tenía que protegerte a ti!
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Se suponía que tú eras la débil del grupo, la que todos cuidaban. Se suponía que tú te quedabas mirando desde atrás, desde un lugar seguro. Yo tenía que ser el héroe, ¿te acuerdas, Sakura-chan? Yo tenía que ser él que se lanzara en un acto de tonto heroísmo a detener en una lucha a muerte a ese traidor que quería destruir la aldea.
¡Yo tenía que morir, no tú!
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Tú tendrías que estar aquí llorando mi tumba, y no al revés.
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Tú tendrías que estar preguntándole a la vida como seguir a partir de ahora, no yo. Yo tendría que estar en esa tumba, al lado de la del teme.
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Tú tendrías que estar viva y a salvo.
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Si tan solo me hubiera cruzado en tu camino.
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Supongo que tendría que haberlo notado antes. Tendría que haber insistido más en que me contaras porque te habías pasado toda una semana yendo y viniendo de la oficina AMBU a la biblioteca de archivos de estado. Pero me quedo callado. Te vi tan entusiasmada, parecía que hubieras descubierto algo importante, y si tú estabas alegre yo también. Con el tiempo me lo ibas a decir. Pero no. Hubo algo que encontraste, algo tan importante que te hizo irte. Que permitió que encontraras al teme y que pelearas con él. Algo que hizo que no quisieras traerlo de vuelta, sino detenerlo a toda costa.
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Te fuiste y te llevaste todo. Arrasaste con lo poco que tenía. Ni si quiera me dejaste el sabor de la venganza, porque ese teme, ese traidor, murió contigo. Más bien, lo mataste. Se mataron mutuamente. Quisiera decir que ahora van a poder estar juntos eternamente, pero estoy casi seguro que él no podrá ir a donde tú irás. No, él debe ir bien abajo, debe pudrirse en las entrañas de la tierra, pero tú…
Tú debes ir tan alto como te lo permita el cielo.
Muy lejos de aquí.
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Ahora que lo pienso, creo que venías sospechando que algo así podría pasar desde hace tiempo, quizás solo estabas esperando por la última pieza para salir disparada al bosque a buscarlo. Una vez me hiciste prometer que haría todo lo posible por convertirme en Hokage. Yo me reí y te dije que ya deberías conocerme, que deberías saber que no era necesario el peso de una promesa para que lo hiciera. Tú te reíste con esa risa que me hacía vibrar las pupilas, y me golpeaste suavemente en la nariz. Me dijiste que si yo trabajaba duro para ser Hokage tú ibas a entrenar mucho para ser la mejor ninja médico, porque ‘un Hokage necesita alguien de confianza que lo cuide, pero ese puesto no se le da a cualquier ninja médico’. Si, tú voz de niña que recita las reglas aún me resuena en los oídos. Yo iba a ser Hokage, tú ibas a ser la ninja médico de cabecera. Íbamos a ser amigos por siempre. Íbamos a pelear juntos por siempre. Hasta que rompiste el pacto.
Tú con tus pactos y yo con mis promesas.
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Cuando el ermitaño pervertido murió me dijiste que la vida continuaba, que el mundo iba a seguir girando. Que no podíamos quedarnos atrás. Que aunque doliera, había que seguir caminando. Que nadie puede escapar de la muerte, y que eso es parte de tener seres queridos.
Y que no estaba solo.
Pero tus palabras no hacen tanto efecto cuando suenan como el eco de mis pensamientos como cuando tú lo dices. Como cuando tú lo decías.
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Acostumbrarme a tu silencio va a ser difícil.

Abrumador.

Quejumbroso.

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Cuestión de tiempo.
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Todos tenemos algo que dejar atrás.

Fin.


Espero que les haya gustado y comenten!