Historia larga Tsukino Mamoru y la Orden de la Luna Roja Cap. 1

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por FelipeRodriguez, 12 Junio 2017.

  1.  
    FelipeRodriguez

    FelipeRodriguez Iniciado

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    12 Junio 2017
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Tsukino Mamoru y la Orden de la Luna Roja Cap. 1
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    33
    Bueno, esta es mi primera historia, con el tiempo iré publicando más capitulos.

    Espero que les guste y por favor denme opiniones, toda opinion será tomada en cuenta para mejorar mis próximas publicaciones.
     
  2.  
    FelipeRodriguez

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    Título:
    Tsukino Mamoru y la Orden de la Luna Roja Cap. 1
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1525
    I

    Algo no anda bien.

    Era una tarde extraña, durante el día Mamoru tuvo una rara sensación, un mal presentimiento, como si algo realmente siniestro fuera a suceder. Se encontraba en el instituto, era la hora del almuerzo, había quedado de almorzar junto con su hermana Mizuki y su amiga Yumiko.

    Yumiko, tan animada como de costumbre apareció detrás de Mamoru dándole una palmada en la espalda y sorprendiéndolo.

    - Hola Mamoru!

    - Ayy! Eso dolió Yumiko -dijo Mamoru quejumbroso-.

    - Hola, Mamoru, Yumiko.

    En ese instante llegó Mizuki. Estaba un tanto extraña, su mirada estaba perdida, como si algo le estuviera preocupando.

    - ¿Que sucede Mizuki? -Preguntó Mamoru con preocupación-, ¿Mizuki?

    - Aaaah! Lo siento hermano, estaba un poco distraída, solo eso, estoy bien, descuida.

    -Descuida Mamoru -Interrumpió Yumiko sorpresivamente-, seguramente Mizuki tiene algún amor platónico en el instituto, por eso esta distraída.

    Mizuki solo atinó a reírse y no dijo nada más. Después de esto volvieron a clases, sin embargo, a Mamoru aún le perseguía ese mal augurio y después de ver la actitud de Mizuki sus preocupaciones aumentaron aún más. Ya en su práctica de Kendo pudo olvidarse un poco de lo que sucedió durante el día, sin embargo, en ocasiones volvían a su mente esos pensamientos de que algo malo sucedería pronto y su maestro notó se dio cuenta de aquello.

    - ¿Qué sucede Mamoru? -Preguntó el maestro con preocupación.

    - Hay algo que me inquieta, pero no sé qué es. Es como si algo malo fuera a suceder pronto.

    - Talvez sea solo una mala calificación -dijo entre risas.

    Su maestro, Sorato es quien le enseña Kendo a Mamoru desde que era pequeño, él le ha enseñado todo lo que sabe y le ha ayuda a formarme como persona a través de este deporte, es como un padre para Mamoru.

    - Ve a casa Mamoru, lo mejor es que descanses, mañana seguiremos con la práctica.

    - Si maestro, muchas gracias.

    Mamoru tomó sus pertenencias y partió, raudo y veloz a casa, sentía que debía volver, y rápido. En cuanto volvió notó que las luces estaban encendidas, asumió que Mizuki ya había llegado a casa, pero, al entrar estaba todo en silencio. Mizuki acostumbraba poner algo de música para no aburrirse.

    - Mizuki! ¡Ya llegué!

    Sin embargo, no obtuvo respuesta, decidió acercarse hasta la puerta de su habitación, pensando que su hermana podría estar enferma, al tocar la puerta tampoco tuvo respuesta por parte de ella.

    - Mizuki, voy a entrar.

    Al entrar, Mizuki no estaba, recorrió toda la casa buscándola, pero no estaba, tampoco contestaba su teléfono, todas sus preocupaciones ahora se volvieron temores, decidió tomar su espada de entrenamiento y salió de la casa en su búsqueda, era la única opción que le quedaba.

    Era una fría noche de otoño, las hojas caían sobre el suelo llevadas por la brisa. Mamoru dio vueltas por muchas calles de alrededor sin poder encontrarla, hasta que llegó a un parque cercano y decidió descansar y volver a llamar a Mizuki. Al rato escuchó el sonido de su teléfono.

    - Mizuki! -Dijo, poniéndose en pie con el corazón en la garganta-.

    - ¿Buscabas esto? -Respondió una extraña voz con una risa mal intencionada-.

    - ¡¿Que?! ¿Quién eres?

    Gracias a la oscuridad de aquella noche no pudo divisar inmediatamente a la persona que respondió, pero esta se acercó un poco, dejándose ver por la luz de un farol cercano del parque. Era una persona de alta estatura y ojos marrones, con una sonrisa casi tan malvada como su risa, portaba un traje de color negro y una katana en su cintura, no era normal, pensó.

    - Mi nombre es Caín, chico.

    - ¿Caín? ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué le hiciste a Mizuki?

    - ¿Qué le hice? Aún nada, pero gracias a ella podremos llevar a cabo nuestros planes, así que más te vale no interferir chico.

    - No permitiré que le hagas daño a Mizuki.

    Unos instantes después, Mamoru se percató de que ahí estaba Mizuki, apoyada sobre el tronco de un árbol, inconsciente. Su única reacción en ese momento fue la de ir en su rescate, tomó su espada de madera y sin pensarlo me abalanzó sobre Caín, pero a uno centímetros de poder golpearlo una extraña fuerza lo detiene lanzándolo algunos metros y dejándolo en el suelo.

    - Te dije que no interfieras chico. -Dijo Caín, notoriamente molesto-. Este asunto no te concierne y si no quieres salir lastimado mejor no metas tus narices.

    Mamoru volvió a ponerse de pie, no iba a dejar que se llevarán a su hermana sin antes luchar, no podía permitir que eso sucediera, por nada del mundo. Volvió a tomar su espada de madera y con determinación, atacó nuevamente a Caín. Otra vez sintió como una fuerza intentaba hacerlo retroceder, pero esta vez logró golpear el rostro de Caín para después volver a volar por los aires.

    - Maldito! ¿Cómo te atreves?

    Caín decidió desenfundar su katana, era un arma realmente peligrosa, mostraba un brillo escarlata a la luz de la luna, Mamoru sintió algo realmente estremecedor en él ambiente.

    - No saldrás vivo de esta, chico. -Dijo con una leve sonrisa, saboreando el momento-.

    Caín se acercó rápidamente en busca de su cabeza, se movía con mucha ligereza, Mamoru pudo notar que era alguien con mucha experiencia en combate, pero aun así no se dejaría vencer fácilmente. Volvió a ponerse de pie para poder defenderse, pero todo fue inútil, su espada de madera fue cortada a la mitad haciéndola ver como un simple juguete y una patada en el estómago lo arrojó lejos, haciendo que se estrellara de espaldas contra un árbol. Ya casi inconsciente producto del impacto, solo logró ver la figura de Caín en dirección hacia él.

    - Lo siento Mizuki, no pude protegerte.

    En ese instante apareció Sorato, el cual fue capaz de detener la embestida de Caín y mantenerlo a raya.

    - Sorato. Cuanto tiempo sin verte. -Dijo Caín, con un tono de voz irónico-.

    - Vaya, así que a esto se refería Mamoru cuando dijo que algo no andaba bien. ¿Qué haces en este mundo Caín?

    - No tengo porque dar explicaciones a un traidor. -Dijo Caín, retrocediendo de un salto-.

    En ese instante Mizuki recupera la conciencia dándose de cuenta de la situación en la que se encontraba, viendo a su hermano mayor inconsciente y a Sorato junto a él.

    - Maestro! -gritó Mizuki-.

    - Así que despertaste Mizuki -dijo Caín al percatarse de que recuperó la conciencia.

    - ¿Qué sucede? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué Mamoru está inconsciente?

    - Muy bien, creo que es hora de que me retire, mi misión ya está cumplida -agregó Caín con una sonrisa siniestra.

    Caín se acercó a Mizuki tomándola por la fuerza, de pronto apareció un extraño circulo con figuras extrañas sobre el tronco del árbol y de este apareció una especie de portal.

    - Nos volveremos a ver, es lo más probable -dijo Caín, entrando al portal con Mizuki sobre su hombro.

    - ¡No, suéltame! -Insistía Mizuki, intentando forcejear para poder librarse- No. ¡Hermano!

    El grito de Mizuki se ahogó junto con el portal que se cerró una vez que ambos lo cruzaron, todo quedó en silencio. Rápidamente Sorato se acercó a Mamoru y lo llevó hasta el dojo para poder atender sus heridas.

    Cuando Mamoru recuperó la conciencia, estaba en una habitación en el dojo de su maestro, se levantó preocupado recordando parte de lo que había sucedido la noche anterior. Salió de la habitación en búsqueda de Sorato pensando que él podría saber algo más sobre lo que sucedió con Mizuki y con Caín.

    - ¡Maestro!

    - Mamoru, por fin despertaste -dijo Sorato con preocupación-.

    - ¿Qué sucedió anoche maestro? -preguntaba Mamoru, sentándose junto a Sorato- Solo recuerdo que apareció un tipo llamado Caín, luche contra él y después perdí la conciencia. Después de eso no recuerdo nada más. ¡Mizuki! ¿Dónde está Mizuki?

    - Se la han llevado Mamoru, lo siento, no pude hacer nada por ella, llegué demasiado tarde-respondió su maestro con evidente pena.

    - ¿Se la llevaron? ¿donde? Debo ir por ella.

    - Tranquilízate Mamoru, primero debes tener la cabeza fría para poder pensar en algo. A tu hermana se la llevó Caín, miembro de la Orden de la Luna Roja, una organización cuyo origen es desconocido, incluso para mí.

    - ¿Luna Roja? ¿Pero que es lo que quieren de Mizuki?

    - No lo sé Mamoru, pero de seguro no es algo bueno.

    - ¡Maldición! -gritó Mamoru, golpeando el sueño- Me prometí a mí mismo proteger a Mizuki y no fui capaz de cumplir esa promesa.

    - Tranquilízate, encontraremos la forma de rescatarla. Prepara tus cosas Mamoru, iremos de viaje a un lugar donde de seguro obtendremos más respuestas.

    Mamoru asintió, con cierta preocupación, pero si era por su hermana haría lo que fuese necesario, ella es su única familia, sus padres habían fallecido en un accidente, quedando solos los dos.

    Al llegar la tarde de ese día ambos salieron del dojo en busca de respuestas.
     
    Última edición: 12 Junio 2017
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  3.  
    FelipeRodriguez

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    Gracias, corregiré los errores y haré una edición del capitulo.
     

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