Tras la Victoria

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Borealis Spiral, 21 Septiembre 2013.

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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Aaaay, ¡qué capítulo tan... todo! No podía dejar de leer, porque mira que desde que inició lo hizo de una manera tan intereante que me dije: "finalmente ha llegado el día de la competencia", pero luego me encuentro con esas señoritas queriendo seducir a Andrés... que también pensé: "mira, mira, quién las viera, aprovechándose de ese pobre inocente", y hasta pensé que Mario, valiéndose de la famita que tienen, las había mandado para atrofiar más de los nervios al pobrecito chico, pero nada, ahí llegó su heroína a rescatarlo y wao, con qué firmeza las corrió. De una manera tan educada, en serio, me encanta Ax y lo que también me encantó, fue ese encuentro con Jeremías. Y ahora, por culpa de Oscar, ya no supe qué favor le quería pedir. Agg, Oscar, metiche, energúmeno y poco gentil... aunque puedo comprender su irritación, no será fácil andar por ahí con semejante dolor de cabeza, pero digo, ¿a quién se le ocurre salir sin las pastillas para el dolor cuando se sufre de esos constantes dolores? Ya de mínimo tomarse un par antes de salir. Oops, esperaba ver a Ron en la competencia, pero su aparición en la última escena fue genial, porque también concuerdo con él. Oscar está celoso de Jeremías y es que debe estarlo si ve lo que yo veo.

    Romance entre esos dos. ¿Verdad qué sí? ¡A que sí! Pero... pero... ¿Y Andrés? Yo ya me había formado el cuadro mental de que Ax y Andrés, ya sabes, cuando Andrés descubra que es chica... En fin, a ver qué pasa.

    Espero el que sigue. TKM
     
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    Borealis Spiral

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    @rosée ¡Gracias por tu comentario! Siempre ayudan a que mi día sea mejor. Es verdad, Ax es muy generoso y en su momento sabremos qué favor que pedía Jeremías. Descuida, a Andrés no lo tocan esas chicas mientras Ax esté presente xD Gracias por tu apoyo y tus abrazos. Amo el maní *u*
    @Marina ¡Master, gracias por tus palabras! xD No quieras tanto a Oscar, ¿sí? Y por lo de sus pastillas, digamos que aunque sabe cuidar a otros, a él mismo no sabe cuidarse. Je, las dudas ya se disiparán en cuanto a la competencia, a la situación entre Ron y Oscar y a lo del romance. ¿Por qué siempre tiene que haber romance contigo? ¿No pueden todos ser simples amigos? xD ¡Gracias por leer!

    A los demás que se toman el tiempo de pasar a leer, ¡mil gracias! Espero que este capítulo les guste, que aunque es corto, formalmente comenzamos con la competencia y yo no sé qué esperan de esta, pero desde ya les digo que no se hagan muchas ilusiones xD A ustedes; ¡disfruten!

    Diecisiete

    Las miradas que los dos varones se lanzaban eran de cuidado; pues estaban cargadas de reto por ambas partes, de resentimiento por parte de Ron y de alerta por parte de Oscar. Y es que no habían tenido la oportunidad de estar frente a frente desde hacía un largo rato. Sí, se habían visto en la competencia pasada y habían intercambiado miradas, mas no habían estado tan cerca el uno del otro como ahora desde el día que dieron por terminada su amistad. Y dado que semejantes antecedentes y sentimientos los seguía a los dos, fue inevitable que el aire se tronara tenso, así que, incómodo por la situación, Ax decidió romperlo al saludar sonriente.

    —¿Qué tal te va, Ron? Ha pasado un tiempo. Estar los tres juntos otra vez me trae buenos recuerdos. Los únicos que hacen falta son Marco y Diana para completar el grupo y...

    —Ax —lo interrumpió Oscar a modo de advertencia sin apartar su vista de Ron—. Ve con los demás, ahora.

    —De acuerdo, de acuerdo. Hey, Ron, ¿participarás en la carrera? —quiso saber Ax sumamente curioso antes de irse.

    —Por supuesto, no podía perdérmela por nada del mundo.

    —¡Qué bien! Eso hace las cosas más interesantes. Esfuérzate mucho, ¿quieres?

    Ax se despidió dispuesto a acatar las órdenes de Oscar antes de que arrepentirse por no hacerlo. Los dos hombres quedaron solos y Ron sonrió ladino.

    —Estoy dispuesto a esforzarme, aunque en realidad no me interesa ganar. Me conformo con cruzar la meta antes que tú, Oscar. Es mi manera de derrotarte.

    —Te invito a que lo intentes.

    —Hace día que acepté la invitación. De lo contrario no habría venido.

    Fue lo último que dijo Ron antes de irse a tomar su puesto también, pasando aun lado de Oscar, golpeando su hombro con el de él, retador, dándole a entender que sus palabras iban en serio. El líder de “Gecko” suspiró cuando una punzada de dolor se le presentó en la sien, y pensó que todo aquello iba a ser más complicado de lo que imaginó. No obstante, dispuesto a ir tras la victoria, también dirigió sus pasos al punto de partida de la carrera, siendo en la cúspide de una colina pavimentada de aquel vecindario. Era el comienzo perfecto ya que desde el principio tomarían velocidad en la bajada. Por ello, ya estando listos los primeros participantes en la línea de salida, así como los árbitros y los propios aficionados, la carrera dio inicio.

    El arma de sonido del árbitro se escuchó por todos lados y los concursantes se deslizaron sobre sus patinetas cuesta abajo, realizando el plan que cada equipo había trazado. Como “Gecko” había planeado, Darío puso el máximo su habilidad de velocidad en la patineta, esperando tomar ventaja de antemano, y aunque la carrera contaba con uno que otro obstáculo en el trayecto, no era algo por lo que debía preocuparse. El plan funcionó, pues él tomó la delantera, dejando atrás a quien se suponía lo retendría, así que Elías, sabiendo que eso pasaría, se concentró en cubrir a su contrincante y al de Darío al ser un buen defensa, intentando ralentizarlos para que Ax tomara ventaja de igual forma al ser el segundo más veloz.

    Sin embargo, Jeremías resultó ser rápido también y como se lo había propuesto él mismo, enfocó su atención en retraer a Ax, mas se vio ligeramente complicado su propósito debido a que se había quedado resegado atrás un momento, y ahora Ax lo cubría a él para evitar que tomara ventaja. Y es que al percatarse de que Jeremías podría darle alcance a Darío, Ax cambió su posición de atacante a defensor, intentando frenar al rubio. Se toparon con el primer obstáculo y Jeremías lo aprovechó para rebasar a Ax. Haciendo un truco lip para saltarlo, utilizó el mismo impulso del salto combinado con la velocidad que llevaba y lo pasó, aterrizando en el suelo un poco inestable al principio dada la potencia del lip, pero sin pasar a mayores percances.

    Para Ax todo pareció ir en cámara lenta antes de tener frente a sí la espalda de Jeremías, y no puedo evitar sorprenderse. El truco con esa rapidez había sido muy peligroso, era técnicamente para haber caído; el tambaleo de él al aterrizar lo había demostrado, mas consiguió dominarlo. Era bueno, Jeremías era realmente bueno. Ax sonrió incapaz de contener la emoción que creció en su interior. La carrera estaba tornándose indudablemente interesante, y al ver en verdad era posible que lo retrasaran, estuvo mucho menos dispuesto a permitirlo porque Andrés lo esperaba en la zona final y no iba a dejarlo aguardando. De allí que pusiera toda su atención en tomar la delantera entre los dos otra vez.

    Naturalmente, el rubio tomó su lugar como defensa y le bloqueó todos los intentos de pasarlo de largo, pero Ax vio su oportunidad cuando intentó rebasarlo por la derecha y al ser bloqueado, hizo un flip en tiempo récord que lo llevó a la izquierda antes de darle tiempo a Jeremías de deslizarse hacia allí, por lo que nuevamente se vio siguiendo a Ax. Esta vez fue el turno del líder de “Los Cardenales” sorprenderse por las habilidades, fuerzas y determinación de Ax, así que su admiración por él se hizo mayor, en tanto sentía latir su corazón con frenesí sin saber exactamente si se debía a la adrenalina del momento o a los sentimientos que había desarrollado por su rival.

    Y mientras ese par se disputaba el segundo lugar, Elías se vio relegado al último por tener que cubrir a dos, otorgándole a Ron y Oscar el tercer puesto, en tanto los dos patinaban con lo mejor de ellos mismos, siendo el resultado bastante parejo al ir uno al lado del otro, buscando maneras de rebasarse y bloquearse, sin mucho éxito. Ron estaba tomando en serio sus palabras y estaba poniendo un vigor que pensó haber perdido aquella noche que atacaron a Ax y fue en su rescate; esa noche que arruinó la parte de su vida que creía estable. Pero sobre todo, no quería que cada vez que Oscar lo viera sintiera lástima; era lo último que quería de él, así que le demostraría que seguía siendo el hombre seguro de sí mismo y talentoso en su campo.

    Oscar en cambio, se vio incapaz de ignorar los recuerdos que llenaron su mente al verse así, patinando en esas calles a un lado de Ron. Y es que había preparado ese encuentro entre ambos por varías razones. Para demostrarle a Ron que su amistad seguía valiendo para él y que extrañaba pasar tiempo con él. Pero también lo había citado para hablar de lo que pasaba entre los dos una vez la carrera finalizara; solo eso pedía, hablar como personas civilizadas. No rogaría el afecto de Ron teniendo en cuanto que no se lo merecía, pero sí quería que lo escuchara como máximo, y si en definitiva Ron no quería nada más con él después de su charla, por lo menos se quedaría con el recuerdo de esa carrera en la que no se contenían ni un poco. Sería un último recuerdo mucho más agradable que la última vez, en la que se insultaron demasiado.

    Continuaron en su empeño por adelantarse entre ellos a pesar de no darse la oportunidad, hasta que llegaron aproximadamente a medio trayecto de la zona de skate. Fue en ese instante en el que un agudo sonido atacó el oído de Ron, desequilibrándolo de improvisto, haciéndolo lento, por lo que Oscar pudo pasarlo.

    ¡Maldita sea! No ahora, no ahora”, rogó en su mente con frustración.

    ¿Era mucho pedir que ese maldito sonido ensordecedor lo dejara en paz el tiempo que duraba la carrera en patineta? Que el inmisericorde pitido se mantuviera insistente en su tímpano le dio le dio una respuesta afirmativa y su irritación creció. No quería parar ahora que estaba haciéndolo tan bien, así que procuró pasar por alto su estado y continuó patinando, mas lo que recorrió ya no fue mucho ante el terrible mareo que lo asaltó y por inercia se ladeó a un lado buscando apoyo y al no encontrarlo, cayó de lleno al suelo golpeándose duramente, sacándole gemidos de dolor al momento que rodaba sobre el pavimento hasta terminar el vuelo que llevaba.

    Oscar escuchó el impacto junto a los alaridos de sufrimiento y sin dejar de patinar volvió su vista al bulto que conformaba Ron en ese momento. Luego volvió a mirar al frente, distinguiendo a lo lejos a Jeremías y Ax que seguían su lucha, y después volvió a mirar atrás, notando que el accidente de Ron conmocionaba a los testigos. Alternó su visión hacia enfrente y atrás un par de veces más antes de detenerse por completo.

    —Demonios —masculló por lo bajo dándose la vuelta y patinar con calma mientras sacaba su celular, marcaba un número y esperaba a que respondieran.

    —Oscar, ¿qué...?

    —Escucha, Lina —la interrumpió él con voz apremiante—. Cambio de planes. Darío será el primero en llegar, cambia con él. Yo no lo conseguiré siquiera.

    —¿Cómo así? ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? —la preocupación la asaltó.

    —Estoy bien, no te mortifiques, concéntrate en la carrera. Simplemente necesito zanjar algo que he estado posponiendo por mucho tiempo. Luego te cuento los detalles, ¿de acuerdo?

    —Está bien. Ten cuidado, ¿quieres?

    —Lo mismo. Nos vemos cuando todo termine.

    Oscar colgó y se apresuró a llegar a donde Ron, haciéndose a un lado cuando vio que Elías y los otros competidores pasaban por allí para no estorbarles.

    —¡Oscar!

    Elías lo llamó sorprendido de ver que había dejado de lado la carrera, distrayéndose momentáneamente, así que uno de los chicos a los que marcaba logró adelantarlo. Maldijo por lo bajo concentrándose en el otro que también quiso aprovechar su fugaz falta de atención, bloqueándolo de nuevo; debía mantener su mente en la contienda. Después de todo, todo el equipo sabía que si Ron participaba, Oscar tomaría la oportunidad para hablar con él, lo que creían bastante bien. Si después de esto las cosas entre los dos se arreglaban, seguramente le perdonarían por completo que técnicamente abandonara la carrera. Además, era por esa misma razón por la que Oscar se había tomado el tiempo de hacerles una prueba de resistencia y velocidad a todos; para asegurarle a su equipo una victoria ante su posible pobre profesionalismo a la hora de la verdad. Y Elías sabía que el equipo contaba con él como buen defensor y marcador, por lo que se resolvió no volver a dejar que otro de sus rivales bajo su cargo lo rebasara.

    Por ahora es todo. ¡Gracias por leer!
     
    Última edición: 4 Noviembre 2014
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    ¡Y arranca! Para comenzar, estuvo genial el comienzo. Allí me imaginé a los patinadores yendo veloces, los integrantes de ambos equipos tratando de bloquearse y adelantarse, y mira Bore, para ser franca, pues no, no puedo dejar de lado lo romántico, hasta en esta persecución en el caso de Ax y Jeremías, encontré una pizca de este, jajaja, el líder de los Cardenales sí que tuvo sus pensamientos muy fijos cuando admiró la destreza de Ax y mira, mira tú, la adrenalina no tiene nada que ver en cuanto a lo que está sintiendo por nuestro querido Ax. Me encantó esa parte, sí que sí.

    Por otro lado, ese duelo de Oscar con Ron, wow, no sabía a quién irle, pues está esta cuestión de lo que existe entre ellos y como no sé a quien irle, me causó tristeza ver como quedaba fuera Ron. Él, que puso todo de sí para demostrarle a Oscar quién es, sin embargo, esa horrible condición que padece, se lo impidió. De alguna manera siento respeto por él, porque a pesar de su imposibilidad, estuvo presente para llevar a cabo esa competencia, no importa el fin, sino su determinación de retomar lo que un día fue. Esos personajes que no se dejan vencer tan fácil, a pesar de que quieren hacerlo, son admirables.

    Ahora Oscar ha abandonado la carrera por quien considera aún su amigo. Él quiere recobrar su amistad, se nota más con esto que ha sucedido. Espero que Ron no lo rechace y que cuando menos acepte hablar con él. También me gustó la actitud de Elías al seguir apoyando a su líder. Muy profesional de su parte al continuar con lo que se espera de él.

    Lindo capítulo, emocionante, emotivo e interesante. Espero el que sigue. TKM
     
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    Roseé

    Roseé Soy muy viejo

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    ¡No! ¡No mi Ron!
    Borealis otra vez aporreaste a otro personaje,(te gusta hacer eso, y ami que me duele) En el momento que Ron cayó me lo imagine todo ensangrentado lleno de moretones y heridas y la cara de Oskar viendo a su amigo tirado en el suelo.

    Y ese Jeremías Jajajajaajajaja muy bien, muy bien, creo que hay química.

    Te mando un abrazo medio retrasado, ando con problemas con la hora.
    Nos vemos.
     
    Última edición: 7 Noviembre 2014
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    Víngilot

    Víngilot Usuario común

    Virgo
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    Hola, hola! Yo de nuevo regresando, una disculpa BS, intentaré estar más al pendiente. Bueno, "¿no se hagan muchas ilusiones?" ¿a qué te referías? porque me ha encantado la competencia, ese duelo entre Ax y Jeremías imaginarlo es de locos, has logrado que se me imprima una imagen verdaderamente delirante y vaya con este muchacho que le va a dar a la historia un extra, otro condimento más para volver aún más exquisita la trama, yo también juraba o empezaba a acostumbrarme a la idea de Ax y Andrés como pareja, pero ahora intervendrá Jeremías... está bien, una sacudida a la relación más estable siempre es bueno, poner a prueba esta relación me parece sano aunque una parte de mí tiembla ante un posible futuro escenario. Respecto al pique entre Óscar y Ron es muy chido introducir un poco de testosterona, le imprime vigor a la historia. Los dos compiten sentidos en su salud y aún así ofrecen lo mejor, insisto, auténticos líderes, guerreros, ejemplares, admirables; qué lástima lo de la caída de Ron, esperaba que avanzaran más en la competencia, y el gesto de Óscar de abandonar la carrera y volverse a atender a su ex amigo es plausible y obligatoriamente imitable, bueno, ojalá que no vayan a agarrarse a moquetazos porque entonces sí me callan la bocota.
    Un capítulo que me ha encantado, en verdad que cómo disfruto de esta obra, mil gracias BS, espero entonces impacientemente el próximo capítulo. Un abrazo.
     
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    DegelDKG

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    Piscis
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    Buenas madrugadas :D me ha encantado de principio a fin tu Fic, sin mentir son la 1:33 am y me quedé picada.
    Me encanta… Necesito la continuación :)

    Wow el personaje femenino que me encanta es Ax, es tan yo :3 y no por el skate, si no por lo ruda, lo valiente, lo "niño" jaja :')

    Mi personaje masculino favorito Jeremías me ha gustado, al igual que su amigo Fernando, me gustaría verlo actuar en el skate :') pero ya no lo hará :( Feeeer Regresa :(

    Oh no, si es un problema de Salud de Ron :( y es el equilibrio, espero que el skate no salga de su vida tampoco y también espero que se pueda reconciliar con Oscar y Lina :/

    Ahhh … Jeremías le propondrá una cita a Ax -Mi sexto sentido me lo dice- :| ahh…
    Me ha encantado, espero que puedas tener la continuación pronto.

    SALUDOS

    :D
     
    Última edición: 14 Noviembre 2014
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    Borealis Spiral

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    Libra
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    @Marina ¡Master, gracias por tu comentario tan lindo de siempre :D! Hm, pues, hm... ¿Qué te digo? xD Nada más que... debes seguir leyendo cómo transcurre la competencia y la historia y qué pasa con todos y tal. En una competencia debe haber varios obstáculos, jojojo. Entre ellos, la deficiencia en salud, ¿por qué? Porque soy mala, jojojo. Gracias por tu apoyo *u* Te amo!
    @rosée Sabes que no es mi intención hacerte sufrir :( Pero hay que aporrear a los personajes de vez en vez. Gracias por pasarte y por comentar, lo precio mucho y sabes que amo tus abrazos y no te preocupes por los retrasos, yo también los cometo. ¡Gracias!
    @Víngilot Gracias por hacerte un tiempo para leer y comentar, y no te preocupes, tómate el tiempo que necesites. Me alegra que te gustara esa parte de la competencia que creo será la única... Y en cuanto a Ron y Oscar, bueno, me da la sensación de que a varios nos decepcionaran. ¡Gracias por tu apoyo, lo precio!
    @DegelDKG ¡Bienvenida seas a esta historia y gracias por tu hermoso comentario! Me hizo reír. Me alegra que te gusten tantos personajes y aunque no puedo darte a Jeremías porque ya se lo di a alguien más, te doy a Fer *lo envuelve en papel y se lo da* Ax no está en la lista de personajes que puedo regalar xD Espero que la historia siga gustándote y si no, también se vale ^u^ Gracias de nuevo.

    Dieciocho

    Ron se retorció en el suelo con incomodidad y dolor, intentando que su boca no expulsara los gemidos de suplicio que luchaban por salir ante los golpes que había recibido por la caída, y por el estridente pitido que no dejaba de taladrar su oído, provocando que cada vez que abriera los ojos, todo diera vueltas. De allí que prefiriera cerrarlos, aunque descubrió que no era de mucha ayuda tampoco, pues aún en la oscuridad tenía la sensación de estar girando, aumentándole el malestar. Maldijo en voz baja una y otra vez por su condición, estando consciente de que, a pesar de que no los veía ni los escuchaba gracias al torturador sonido, estaba mostrando un hermoso espectáculo a los que anduvieran por allí. Lo decía y lo repetía: humillaciones y sufrimiento era lo único que la vida había estado dispuesto a darle desde hacía un tiempo para acá, y estaba harto.

    Poco a poco, el mareo fue quitándose al tiempo que el silbido disminuía también. Fue entonces que comenzó a escuchar murmullos lejanos, más como sonidos distorsionados y vacíos, antes de que finalmente retomaran claridad, y su capacidad auditiva —o lo que quedaba de ella— los reconociera. Sin embargo, de entre todo el siseo y exclamaciones, una voz se hizo paso hasta su cabeza; una voz cargada de inquietud y que él conocía demasiado bien. Abrió los ojos enfocando a quien lo llamaba, encontrándose con que Oscar se acercaba a él visiblemente preocupado. Ron parpadeó varias veces, quizás esperando que la imagen desapareciera ante el acto. ¿Qué diablos hacía Oscar allí? Se suponía que debía estar en la carrera; nada más debía importarle en ese momento.

    —Oye, Ron, ¿me escuchas? ¿Estás bien? —volvió a preguntar Oscar por vigésima vez cuando su amigo lo miró—. Vamos, levántate.

    Oscar se inclinó hacia él con la intención de ayudarlo a alzarse, mas en cuanto Ron sintió su toque, lo apartó con brusquedad de un manotazo y frunció el ceño por demás furioso. ¿En realidad daba tanta lástima como para que Oscar decidiera acudir en su ayuda, en lugar de quedarse en la carrera?

    —¿Eres idiota? Deberías estar patinando. ¿Qué estás haciendo aquí? —inquirió levantándose sin la ayuda de nadie, mirándolo con dureza.

    —Estaba preocupado, colapsaste sin previo aviso —respondió Oscar sin amedrentarse por la mirada ámbar llameante en rabia—. Tenía que ayudarte.

    —No necesito nada que venga de ti. No soy tu problema —arguyó el otro con voz ahogada.

    —¿Y qué se supone que debía hacer, eh? ¿Dejarte aquí botado?

    —Ya una vez lo hiciste sin remordimientos, ¿por qué ahora iba a ser diferente?

    El resentimiento con el que pronunció esas palabras clavaron una flecha de culpabilidad en el corazón de Oscar, reconociendo que Ron tenía razón. Ya una vez lo había abandonado cuando más lo necesitaba, cuando requirió de su apoyo y consuelo. ¿Para hacer qué? Para ir tras la mujer que había dejado a su amigo en un estado de desgarre emocional; para ir tras la mujer con quien había planeado pasar el resto de su vida. Y Oscar lo admitía, había sido una canallada no esperar siquiera a que Ron estuviera mejor, pero no puedo evitarlo; y tampoco podía dejar de preocuparse por él.

    —Maldición, Ron. No hagas esto más difícil. Me importas...

    —¿Te importo? —Una risa llena de amargura brotó de su garganta—. ¡Sí, claro! Se nota cuánto te importo. Te importo tanto que cambiaste una vida de amistad por una mujerzuela.

    —¡Cállate, Ronaldo! A Lina la respetas —Oscar crispó los puños, iracundo. Ese comentario había ido muy lejos.

    Los dos habían estado tan sumidos en su discusión, que no les interesó estar armando una escena en medio del público que era conformado por peatones, aficionados e integrantes de ambos equipos, entre los que estaban Diana y Marco por parte de “Gecko”, y por parte de “Los Cardenales” estaba Fernando, quien había llegado al ser notificado de que alguien de sus compañeros había caído a mitad del camino. Esperaba practicar ayuda médica si es que había la necesidad, como siempre que pasaban en competencias así; no obstante, ante el denso ambiente que rodeaba a los dos hombres, no se atrevió a interrumpirlos de ninguna forma, sino que continúo como otro observador.

    —¿Lo ves? —habló Ron con rencor total—. La sigues prefiriendo. ¿No lo entiendes? Los odios a los dos y odio todo lo que tenga que ver con ustedes.

    —¿Ah, nos odias? Qué odio más extraño que te hace estar pendiente de los odiados cuando están en peligro. Tú no nos odias, Ron. De ser así, no habrías mandado que nos vigilaran cuando el otro líder de “Los Cardenales” nos atacó, y mucho menos habrías ayudado a Ax esa noche.

    —Fue un mero acto de caridad, nada más —Ron intentó excusarse, inquieto. No había esperado que Oscar se enterara de los guardianes que contrató para él y Lina.

    —La caridad no llega tan lejos. Ron.

    —La mía sí.

    —¡Con un demonio, no seas terco! Estás actuando como un bebé.

    —No tienes por qué lidiar con un bebé, así que anda, vete —Ron le hizo un ademán con la mano para que se fuera.

    Oscar se exasperó. ¡Ron era un infantil testarudo! Lo único que él quería era hablar con su amigo de manera razonable, pero el idiota no se lo permitía. Mas se prometió que lo escucharía porque lo escucharía, y si para ello tenía que usar la fuerza bruta, pues que así fuera. Dicho y hecho, en cuanto Oscar vio que Ron iba a darse la vuelta dispuesto a irse, se lanzó sobre él para tomarlo del cuello de la playera, deteniéndolo. Se miraron disgustados.

    —Suéltame —ordenó Ron a modo de amenaza.

    —No hasta que me escuches.

    —No quiero oírte. ¡Suéltame!

    —¡No!

    Y comenzó un intenso forcejeo entre ambos, en el que Ron intentaba liberarse para siempre de un largo episodio de su vida que había sido hermoso al principio y que terminó volviéndose una pesadilla, en tanto Oscar se aferraba con ahínco, casi que entregando su alma completa a una amistad que no quería dar por concluida, y de la que esperaba aún tuviera arreglo. Cansado de tantos jaleos y empujones que parecían no dar fruto, en un acto de reflejo, Ron logró asestarle un potente puñetazo a Oscar en pleno rostro, consiguiendo que lo liberara finalmente. Una oleada de exclamaciones de sorpresa se levantó entre todos los presentes, mientras Oscar se llevaba la mano izquierda a la parte afectada, teniendo una expresión seria en su rostro, al tiempo que Ron lo miraba con el ceño fruncido.

    —Te advertí que me soltaras —Fue lo único que dijo antes de girar sobre su eje y caminar.

    —Y yo te dije que no lo haría ¡hasta que me escucharas! —fue la respuesta de Oscar antes de correr hacia él para taclearlo, tumbándolo al suelo.

    Se enfrascaron en una pelea propiamente dicha, donde los golpes a puño cerrado, ganchos y patadas parecían ser el único modo en el que podían conversar, siendo el idioma que ambos entendían sin necesidad de intermediarios o confusiones; liberándose de todo aquello que los embargaba y que probablemente jamás hubieran expresado con palabras. No obstante, la conmoción entre el público fue evidente.

    —Van a matarse, hay que detenerlos —dijo Fernando dando un paso hacia ellos, pero Marco lo detuvo colocando una mano sobre su hombro al tiempo que hablaba.

    —No te recomiendo que los interrumpas. Su titanesca ira desbordada podría volverse contra ti y créeme, no querrás eso. Pegan duro, lo digo por experiencia propia. No te preocupes, estarán bien.

    —¿Bien? —Fernando alzó una ceja, incrédulo—. Están dándose con todo.

    —No importa —dijo ahora Diana con una extraña sonrisa en sus labios—. La manera que tienen estos dos de arreglar sus problemas es poco convencional, la verdad, pero siempre ha dado resultado. Creo que después de esto, las cosas pueden cambiar para bien. Además, es algo que ambos necesitan.

    Fernando frunció el ceño absolutamente nada convencido de las palabras de Marco y Diana, sin embargo, refrenó su deseo de separarlos al ver la brutalidad con la que ambos se golpeaban, se hacían llaves o se sujetaban para hacerse daño. Estaba seguro de que si entraba al campo de batalla, él sería quien necesitaría atención médica.

    -TV-​

    Estando en su lugar en el primer punto de relevo, Lina se mordió la uña del dedo pulgar derecho, una mala costumbre que tenía cuando estaba muy nerviosa o preocupada, y que creía haber desechado tiempo atrás. La llamada de Oscar la había inquietado sobremanera. Aunque él no le dio detalles, ella estaba casi cien por ciento segura de que la decisión que había tomado estaba relacionada con un nombre: Ron. Quizás finalmente se harían frente el uno al otro; tan solo esperaba que con ese encuentro no salieran más lastimados de lo que ya se encontraban. No quería que ninguno de ellos sufriera más; después de todo, a ambos los apreciaba mucho, de maneras diferentes, pero lo hacía.

    Tuvo que obligarse a alejar esos pensamientos y recordar que estaba en medio de una carrera importante, en la que contaban con ella como una de las piezas claves que los llevarían a la victoria. Su destreza en los patines se enfocaba en el buen uso de los trucos más bien que en la velocidad, que era donde se especializaba Ax. En su caso, aprovecharían eso porque la zona de patinaje que habían elegido, contaba con varios obstáculos que requerían maniobras específicas, bien pensadas y mejor realizadas, pues si eran hechas a la ligera, repercutirían en caídas, cosa que normalmente a ella no le pasaban y eso les otorgaba mucha ventaja.

    Los gritos de los aficionados que estallaron de un momento a otro la hicieron dirigir su atención al frente, a la calle donde estaba de pie, y en la lejanía pudo divisar que Darío se acercaba con prontitud hacia ella, justo como Oscar le había dicho. Y parecía ser que sí había adelantado bastante a los otros, pues por el momento fue el único de los concursantes que se vio. Naturalmente, el esfuerzo que había hecho para darles esa oportunidad fue evidente cuando la mujer vio que su compañero transpiraba por cada uno de sus poros y su jadeante respiración se mantenía irregular, demostrando lo exhausto que estaba y en silencio, Lina agradeció a Oscar por hacer el cambio.

    —Buen trabajo, Darío, pero hay nuevo plan. Tú y yo cambiamos. Luego te explico —le informó ella rápidamente colocándose el casco que era lo único que le faltaba del equipo de seguridad.

    —¡Gracias a Dios! No soportaría un minuto más —exclamó él, echándose al suelo sin importarle más nada, deseando recobrar el aliento.

    Lina asintió, comprensiva. Había cumplido muy bien su trabajo, merecía descansar. Miró al árbitro de esa sección y se señaló.

    —Cambio.

    —Primer cambio de “Gecko” —repitió el hombre e hizo sonar su silbato como señal de confirmación y aceptación, por lo que Lina arrancó.

    Y mientras la carrera de patines daba inicio, en su lugar como segundo relevo, Andrés jugaba con la bicicleta que sostenía a su lado; movía los manubrios de un lado a otro, presionaba los frenos para verificar que funcionaran, rodaba los pedales, en fin. Estaba nervioso, sí, pero el sentimiento que más imperaba en su interior era la ansiedad. Estaba deseoso de subir a su transporte y andar, demostrarse a sí mismo que tenía la capacidad de luchar de una manera digna, a un lado del increíble equipo legendario “Gecko”, y contra sus más grandes rivales, “Los Cardenales”. Quería probarles a sus compañeros que era alguien de fiar, que había mejorado, que no quería defraudarlos. Y anhelaba demostrarle a Ax que había hecho un excelente trabajo como confianza, que estaba inmensamente agradecido por todo lo que había hecho por él, y que lo apreciaba muchísimo; para ello, le daría el triunfo que se merecía, que su equipo merecía.

    Su celular vibró en el bolsillo de las bermudas que solía vestir, antes de que sonara el tono de las llamadas. Nunca lo apagaba porque no recibía llamadas de nadie; el único que últimamente lo llamaba muy constantemente era Ax, y a veces lo hacía simplemente porque sí; no para informarlo de algo ni para quedar a ir a algún lugar, sino que lo llamaba para saludar, sin una razón en específico. Y al principio eso lo confundió bastante, mas Ax le explicó que no tenía nada de malo llamar a las personas a las que querías para saber cómo estaban, y Andrés comprendió que era otra características de tener y ser un buen amigo. Ese día, sin embargo, ya había recibido una llamada de Lina para comunicarle que habría un cambio en las transiciones y el relevo de ella sería Darío en lugar de Oscar, por lo que el de él seguramente sería Elías; quizás se le había olvidado decirle algo más. No obstante, el número no fue identificado en la pantalla y frunció el ceño, extrañado; tal vez se trataba de alguien más del equipo, ya que no contaba con el número de cada uno de ellos. Contestó.

    —¿Diga? —inquirió con cortesía y suavidad.

    —Así que al final decidiste pudrir la carrera con tu presencia, ¿eh?

    La voz fue fría, aunque con un claro tono de repulsión e irritación, ocasionando que Andrés temblara al escucharla. Él conocía perfectamente esa temible y despiadada voz que no lo dejaba en paz ni en sus sueños, convirtiéndolos en pesadillas. Tragó duro.

    —M-M-Mario —pronunció el nombre tartamudeando con nerviosismo.

    Por ahora es todo. Gracias por leer.
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    No, que no, que no, ¿por qué lo dejas así? El capítulo estuvo sumamente emocionante, pues ese encuentro entre Ron y Oscar fue para no dejar de leer, ni siquiera para cambiar de escena, así que cuando cambió la escena, me dije: "Oh, no, quiero seguir presenciando esa pelea", pero entonces me emociono de nuevo con la competencia y después viene Andrés, nervioso hasta la médula y me contagió con sus nervios y cuando su celular le avisó de que tenía una llamada, me dije ahora: · ay, no, no quiero saber quién es, porque estoy segura que es él" ¡Y sí, era Mario! ¡El malvado y envidioso Mario! ¿Es que será tan solo con una llamada como lo hará perder?

    Dios, mío, si así es, entonces ese Mario tiene un enorme, grandísimo poder sobre Andrés, sin embargo, tengo la esperanza de que la confianza que Ax a depositado en él, sea superior.

    Mientras, me quedaré pensando qué sucederá con Oscar y Ron... de hecho, hay tres escenas que han quedado súper intrigantes, pues la competencia continúa a la par que el enfrentamiento de los ex amigos, así como ese encuentro verbal entre Andrés y su némesis ¿Quién ganará? ¿Oscar o Ron? ¿El "Gecko" o "Los Cardenales?" ¿Andrés o Mario?

    ¿Qué sigue? Espero es siguiente para saber.
    TKM
     
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    DegelDKG

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    Piscis
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    Ohhh… Dios, magnífico la continuación, estaba ansiosa por leer la continuación, y ahora vuelve a mí :(
    Lo bueno es que tengo a Fer en mi poder [emoji7] oh… GRACIAS en verdad, lo amo… cof cof.

    Bueno al fin la gota que derramó el vaso! Creo que fue bueno ese encuentro de hombres, se dice que así se arreglan los malos entendidos, supongo que esto bajará la tensión. Pero aún así siento feo por Ron. Lina no debe de intervenir, es la manzana de la discordia jajaja xD
    Me emcantó espero la continuación besos!! Pero la quiero ya! No tardes amo tu fic
     
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    Víngilot

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    Virgo
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    Hey! Y yo que creí que ya había habido anteriormente suficiente testosterona, me han sorprendido estos chicos, qué pelea, no la aplaudo pero sé que entre algunas personas son las formas de reconciliarse, y son muy efectivas. Le voy a Óscar; Ron tiene derecho a quejarse, sí, es víctima, pero ahora actúa como un niño sorprendido en la travesura, su amigo le está dando una cátedra de humildad, ay Ron, si la vida ofrece segundas oportunidades ¿quiénes somos nosotros para negarlas? Por cierto, esto de alguna manera me invita a imaginarme a Lina, tiene que ser una gran mujer, una estupenda compañera, y un bombón... Creo que ella sí intervendría en la pelea de sus "amigos", tal vez Fernando no se animó pero ella sí que lo haría a pesar de la furia, cuando amas a alguien te importa un cacahuate si se está yendo al vacío, sólo actúas, no piensas ni mides las consecuencias.
    Y qué decir del pobre Andrés, sólo espero que su miedo no vaya a arruinar otra vez el esfuerzo de los suyos, vaya que te gusta hacer sufrir a tus personajes, je, je.
    Chica, estoy al pendiente del próximo capítulo, aquí te estaré esperando, ha sido un placer. Te deso muchas sonrisas, hasta pronto.
     
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    Borealis Spiral

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    Libra
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    @Marina ¡Master, mil gracias por tu comentario! Y esas mismas son las preguntas, ¿quiénes ganarán? Porque tienes mucha razón en cuanto a que Mario tiene mucho poder sobre Andrés y aquí mismo es donde te darás cuenta. Capítulo dedicado a estos dos únicamente e.e ¡Gracias de nuevo! Te amuu~~
    @DegelDKG ¡Gracias por tu apoyo, me anima mucho! Espero que la historia siga gustándote y si no, también xD Y será el sereno, pero independientemente de si se bajan las tensiones o no, yo soy fiel creyente de que la violencia no acarrea más que violencia lol, pero habrá que ver. Gracias de nuevo.
    @Víngilot ¡Gracias por leer y comentar, lo aprecio mucho! Yo también lo voy a Oscar (no, no tiene nada que ver el hecho de que sea mi personaje favorito) y sí, Lina es una buena persona y es linda, aunque su apariencia la dejo mucho a la imaginación (? Por desgracia o fortuna, no sé, sí me gusta hacer sufrir a mis personajes y mucho, así que espero esto siga gustándote y si no, también. ¡Gracias por el apoyo!

    A los demás que se pasan a leer, muchísimas gracias. A ustedes el capítulo, corto, pero bueno. ¡Disfruten!

    Diecinueve

    El cuerpo de Andrés se paralizó al saber quién era el que lo llamaba y un nudo en la garganta casi le robó el aliento. “Cuelga, cuelga, cuelga”, le gritó una parte de su mente, la racional; mas la otra parte, aquella que era dominada por los sentimientos, no lo dejó enviar una señal adecuada para cumplir la orden y finalizar la llamada, y es que el respeto... no, el terror que había desarrollado por el que una vez fue su compañero y líder lo atenazaba casi en su totalidad. El miedo que no solo su presencia, sino su simple voz, provocaba en él era muy grande. ¿Pero cómo combatir con esas emociones que durante años fueron alimentadas de la peor manera posible?

    —¿Por qué te empeñas en echar a perder tan buen equipo, Andrés? —siguió diciendo Mario con el mismo tono, cruel e hiriente—. La basura siempre será basura. ¿Tu estupidez ha empeorado tanto como para que olvidaras esa sencilla verdad? Vas a perder y lo sabes.

    Andrés apretó el celular en su mano, tragándose el dolor que las palabra de Mario causaban en su corazón, abriéndole heridas que no terminaban por cicatrizar. Negó con la cabeza e hizo un supremo esfuerzo para que su voz no saliera en un hilo y fuera entendible al hablar:

    —T-te equivocas. Y-y-yo quiero ganar...voy a ganar.

    —¿Ah, sí? —Ahora Mario sonaba escéptico—. Dime, Andrés, ¿cuántas veces te he escuchado decir eso?

    Andrés lo pensó un poco. ¿Cuántas veces? No podría recordarlo. Dado que el silencio se extendió más de lo que debería, su interlocutor tomó la palabra nuevamente.

    —Exacto, Andrés, muchas; tantas que eres incapaz de contarlas. ¿Cuántas veces las has cumplido?

    El castaño abrió la boca, pero la cerró al instante al ser golpeado por la fuerte y cruda realidad.

    —Correcto, ninguna —declaró Mario, tajante—. ¿Cuántas veces yo he predicho tu fracaso, tu incompetencia, tu inutilidad? Muchas también, ¿cierto? ¿Y en cuántas ocasiones se cumplieron mis palabras?

    Andrés se mordió el labio inferior, sintiendo que sus ojos escocían ante las lágrimas retenidas; no pudo evitar soltar un sollozo.

    —Vamos, Andrés, tú conoces esa respuesta; dímela, anda —lo animó Mario dulcificando su timbre, y el joven de mirada gris se tomó su tiempo antes de contestar con voz quebrada.

    —T-todas.

    —Muy bien. Así que mi querido Andrés, por simple lógica, por simple probabilidad, por estadística, ¿qué pasará en esta competencia y que ha pasado en todas aquellas en las que participas?

    Andrés negó con la cabeza impetuosamente; no podía llanamente tratarse de eso, no podía basarse en algo como eso. Él quería ganar, se había esforzado por conseguirlo; las circunstancias habían cambiado.

    —No me hagas repetírtelo más veces, Andrés. Abandona la carrera, sal de “Gecko” y deja el skate para siempre.

    —No —negó con tal firmeza que ni él mismo se lo creyó—. No lo haré.

    —¿No? —Mario gruñó, fúrico—. ¿No lo entiendes, Andrés? Eres un asco en el skate... No, como persona eres nada más que repugnante...

    —No es verdad —lo interrumpió con convicción increíble—. No es verdad, no es verdad. Las cosas son diferentes; ellos son diferentes. Ellos son mis amigos... ellos me apoyan.

    Sí, Andrés había descubierto que aquello que contrastaba tanto en sus propias habilidades actuales, a las pasadas en cuanto el skate, era la actitud de quienes lo rodeaban. Con Mario y su grupo nunca encontró el ánimo que necesitó cada que tuvo la oportunidad de mostrar sus aptitudes; al contrario, siempre se vio lleno de abucheos, burlas y palabras desalentadoras. Por eso había llegado a creer fervientemente que sus skateboarding y demás dones en deportes eran incompetentes a grados extremos. Sin embargo, en “Gecko” había encontrado el sostén que requería para pulirse; había experimentado la sensación de verse necesitado, apreciado. En “Gecko” había encontrado la confianza en sí mismo que había perdido años atrás y que comenzaba a crecer, de forma lenta y gradual, pero allí iba. En “Gecko” había encontrado amigos; había encontrado a Ax, a ese maravilloso ser por el que su corazón no podía sentir más que gratitud y amor. Y eran todas esas diferencias las que lo hacían querer intentar, querer ganar por él y por su equipo.

    —¿Quién te llenó la cabeza de semejantes idioteces, Andrés? —siseó Mario con ira mal contenida—. No les das más que lástima. Lo que han hecho es por compasión, un acto caritativo porque das pena enorme.

    —Te equivocas —volvió a negar, comenzando a relajar sus nervios, asombrosamente tranquilo—. Te equivocas. Ellos son grandes personas, son honestos. Yo sé lo que implica ser considerado digno de lástima y ellos no me la tienen; son buenos amigos.

    Andrés escuchó que Mario suspiraba profundamente del otro lado de la línea, en aparente intento de controlar su cólera. Luego, escuchó que después de unos segundos de silencio, el otro soltaba una pequeña carcajada cínica, antes de volver a hablar usando su tono amigable.

    —Dime, Andrés, tu amigo el defensor, ¿cómo es que se hizo su cicatriz?

    —¿E-eh? —El súbito cambio en el tema de la conversación sorprendió al castaño. ¿Se refería a Ax?— Yo no, ah... —balbuceó incoherencias.

    —¿No lo sabes? ¡Qué mal amigo eres, Andrés! Al menos deberías mostrar un poco más de interés en situaciones delicada que pudieron vivir tus compañeros. ¿O qué? ¿Crees que se la hizo jugando al parchís? Es una cicatriz muy fea, la herida debió ser profunda.

    Andrés volvió a soltar sarta de incongruencias. No es que no le importara el pasado de Ax o él mismo, muy por el contrario, le interesaba y mucho; era sólo que no se había atrevido a indagar demasiado en cuanto a esa cicatriz y la historia detrás de ella porque no quería incomodarlo de ningún modo. No quería ser causa de que heridas del pasado, o memorias dolorosas y desagradables que no quería ser desenterradas surgieran. Por eso había sido cuidadoso, pues no quería herir los sentimientos de Ax de alguna manera, y creyó que esa era la forma más conveniente de lograrlo. Después de todo, Andrés agradecía que Ax lo tratara con tanto tacto en cuanto al tema de Mario y demás, asunto con el que era muy delicado. Por lo que, no curiosear de más no lo hacía mal amigo, ¿o sí?

    —Así que no sabes en qué lío se vio metido, ¿eh? —siguió diciendo Mario con un descaro indignante—. Debió ser un juego muy peligroso y sería una pena que volviera a pasarle algo parecido, ¿no crees? Los chicos quedaron fascinados con él y me preguntan cuándo lo invitaremos a jugar, ¿qué piensas? ¿Qué les digo, Andrés?

    Al joven se le escapó el aliento ante la mortificación y el horror que esas palabras le causaron, comenzando a ser sacudido por espasmos incontrolables, en tanto su pecho se estrujaba de tal manera que el aire se negó a entrar a sus pulmones. Y es que Mario estaba claramente amenazando a Ax, y todo por su culpa. Ax no merecía ser objeto de ninguna clase de advertencia de ese tipo y mucho menos de un potencial ataque. A él podían tratarlo como se les viniera en gana, podían golpearlo hasta el cansancio, podían acabar con su moral y su espíritu como tanto lo desearan, pero a Ax no tenían por qué tocarle ni un solo cabello.

    —¿Qué dices entonces, Andrés? —lo animó Mario a responder—. Sería bueno jugar con él un rato, ¿no? Sirve que le hacemos otra decoración, ¿qué te parece? ¿Te gusta alguna letra en especial? ¿Una S, una C? ¿La A de tu nombre? ¿No se vería preciosa, digamos, en su mejilla?

    —No puedes, no puedes —La voz de Andrés tembló sin reparos y lágrimas de impotencia y miedo salieron finalmente de sus ojos.

    —Oh, claro que puedo y te consta. ¿O es que piensas impedirlo tú?

    La burla en la voz de Mario fueron como puñales despiadados que atravesaron su pecho y lo hirieron mucho más porque tenía razón. ¿Cómo iba él a impedirlo si ni siquiera era capaz de defenderse a sí mismo? ¿Cómo se atrevía siquiera a pensar en proteger a Ax de alguna forma si no podía cuidarse a él? En técnicas de combate y defensa propia era una vergüenza; sin embargo, tenía que haber algún otro modo de hacer desistir a Mario en su espeluznante idea. Algo le vino a la mente. Recordó la conversación que había tenido con Ax en cuanto a los amigos el primer día que fue a su casa, ya que desde aquella vez, Ax había estado pasándose constantemente por allá, e incluso él y su madre había formado una buena relación.

    —“Gecko” lo impedirá —declaró intentado controlarse para no llorar más—. Ellos no dejarán que le hagas nada; lo vigilarán y lo resguardarán si es necesario. Ellos son más que ustedes y no les tienen miedo.

    —¿Y qué? —Mario sonó impersonal, monótono—. ¿Crees que la diferencia en número es impedimento para que cumpla mi objetivo? ¿Crees que le temo a “Gecko”; que importa si me tienen miedo o no? ¿Qué no me conoces, Andrés? En algún momento tu amigo estará solo, en algún momento la guardia bajará, en algún momento será vulnerable. Tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero llegará y cuando lo haga... ¿Adivinas?

    —¡No puedes! —volvió a negar no deseando rendirse ante la más remota posibilidad de aquello, llorando a más no poder y sollozando como si no hubiera un mañana.

    —Pruébame —La voz del otro se volvió áspera y desalmada—. ¿Quieres garantizar la seguridad de tu amigo? Haz lo que te digo. Abandona la carrera, sal de “Gecko” y deja el skateboarding para siempre.

    No dijo más; Mario terminó con todo al colgar, dejando su ultimátum en el aire, y después de escuchar el silencio por un buen rato, Andrés bajó la mano con la que sujetaba el celular, dejando el brazo en jarras junto con el otro, sin dejar de llorar. Su espíritu luchador le había sido arrebatado prácticamente en su totalidad con aquella llamada. Incapaz de evitarlo, el llanto de Andrés aumentó, ahora acompañado de tenues alaridos, logrando llamar la atención del árbitro, algunos de sus compañeros, espectadores y hasta de contrincantes. Pero no le importó; sentía que estaba atrapado, sentía que estaba viviendo una injusticia enorme, se sentía frustrado, molesto y tenía miedo, mucho miedo; temía por Ax.

    Y cuando le preguntaron si estaba bien, él no puedo más que sacudir la cabeza impetuosamente; de igual forma, cuando le preguntaron si quería que alguien lo sustituyera en la carrera, movió la cabeza de un lado a otro en negación. Ya lo había dicho, quería ganar con todas su fuerzas, pero también quería que Ax estuviera bien, a salvo. No sabía qué hacer, sencillamente no tenía idea; lo único que le quedaba claro era que necesitaba drenar todo lo que se hallaba en su interior y fue lo que hizo. Se desahogó por muchos minutos, incansable y por su cuenta, solo como siempre, pues nadie se atrevió a acercársele en su estado e intentar consolarlo, por temor de perturbarlo mucho más.

    Psss, maldito Mario ¬¬ Por ahora es todo. ¡Gracias por leer!
     
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    Víngilot

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    Virgo
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    BS espero que no vayas a hacer que Andrés no participe, va a recuperarse y competir y su equipo va a ganar ¿verdad? Y luego sus amigos moverán cielo y tierra para ayudarlo en su lucha contra los malosos ¿verdad? Oye, dices y es cierto, que te gusta hacer sufrir a tus personajes, sabes, por qué no lo haces con estos pandilleros, no te luzcas, algo sencillo, nada traumático, aunque si desquitas en ellos esas peculiares características tuyas de echarles con todo a tus creaciones no me opondré, je, je. Es que da coraje ¿por qué los malos van siempre con ventaja sin esforzarse mucho? Andrés le ha echado todos los kilos y mira cómo lo tratan ¡ah! qué gusto me daría ver en acción a Óscar y Ron contra estos pandilleros y si ocupan ayuda les digo a mis compas del Cuauhtémoc (Jhonny, Antonio y Damián) para que unan fuerzas y ganan porque ganan, ahi verás, considéralo.
    "Buen" capítulo BS, supongo que el último del año, ahora hasta el próximo, Dios quiera que aquí estemos todavía, te mando un fuerte abrazo ¡sonríe mucho!
     
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    Marina

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    Tauro
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    Ay, no, no quiero ni pensar que Mario se salga con la suya y que con sus meras palabras, haga flaquear a Andrés y éste al final decida no competir y que todos sus sueños de echarle todas las ganas del mundo, se vengan abajo y que Mario los pisotee regodeándose en el poder que tiene sobre Andrés. No, Bore, tienes que hacer algo, por favor. Mira que lloraré si Andrés se pone cobardito... aunque entiendo el miedo, pues ahora no es por él, sino por Ax. Awww, ¿qué hará entonces? De veras, quedo muy, pero muy intrigada de lo que hará.

    Ahora bien, Víngilot tiene razón, que se unan todos y le den su merecido a Mario y sus amigos. Ok, si es posible razonar con ellos, pues que primero intenten eso. Como dices, la violencia solo genera violencia, pero de alguna manera se tienen que defender, vaya.

    Un capítulo complejo. Esa plática de Mario y Andrés fue muy interesante. Mario sí que es un manipulador de primera. Debería ser ventrílocuo, jajaja o titiritero. Hazlo amigo de Jake y a ver como le va con el ojiverde xD

    TKM Nos vemos en el siguiente. Ponte a escribir, mi niña *w*
     
    Última edición: 23 Diciembre 2014
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    Borealis Spiral

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    @Víngilot ¡Gracias por leer y comentar! Me anima mucho. Pues no estaría tan mal la idea que propones, pero descuida, los malos tendrán su merecido en su momento; en cuanto a lo demás de si Andrés participa o no, pues tendrás que esperar a leer, pero a veces no soy taaaaan mala :3 ¡Gracias por tu apoyo!
    @Marina Master, gracias por tus palabras *u* Las amo, no más que a ti, pero sí lol. Jajaja, no creo que Mario y Jake se lleven bien, ¿sabes? Para nada. Aunque sí, a Mario le gusta tener el control. Y bueno, para ver qué decide Andrés, pero tendrás que esperar que este capítulo lo enfoqué en Ron y Oscar, hehehe, te quedas en ascuas. Otra vez gracias, no olvides que te amo *o*

    A los demás que se pasan a leer, mil gracias por su apoyo, valen oro. Ahora dejo actualización antes de que las clases me consuman por completo, ah ._. ¡Disfruten!

    Veinte

    Ron y Oscar se encontraban uno frente al otro; ambos con la respiración entrecortada, agotados, doloridos y magullados por todo lados; seguramente hasta con una varias contusiones. Ninguno de los dos se había dado tregua para nada, ni la más mínima compasión a la hora de los puñetazos, intentando demostrarle al otro su firme postura. Sin embargo, había sido más que suficiente; ya no contaban con la fuerza necesaria para siquiera intentar acortar la distancia entre ellos y darse el golpe de gracia, aquel que decidiría el vencedor de esa pelea. Y de hecho, Oscar, bañado en sudor no sólo por el esfuerzo que exigió mantenerse al nivel de Ron, sino por el terrible dolor que la migraña ejercía sobre él haciéndolo transpirar, decidió que no podía más, por lo que exhausto, se echó al suelo, incapaz de mantenerse en pie.

    Aspiró y exhaló reiteradas veces con irregularidad, sabiendo que técnicamente estaba declarando su derrota frente a Ron con aquella acción, pero no le quedaban energías para continuar, mucho menos con esas insistentes punzadas en la cabeza; además, Ron siempre había sido un poco mejor en los golpes que él. Vio que su amigo se acercaba a él, colocándose a escasos pasos de su persona. Alzó la vista para mirarlo, descubriendo que los ámbares orbes brillaban de una manera que no supo descifrar; lo único que sí pudo distinguir fue, quizás, un poco de arrogancia en ellos y una escasez de odio que de pronto lo llenaron de esperanza. Ron soltó un suspiro profundo, como el que nunca antes Oscar le había escuchado lanzar, para finalmente tumbarse en el suelo también, a un lado de él. Quedaron en silencio por un rato.

    —Luces horrible —Fue Ron quien rompió el hielo, haciendo que Oscar se llevara la mano izquierda al rostro, sintiéndose terrible; le palpitaba de dolor y lo sentía hinchado.

    —No te ves mejor. Pareces un pez globo —sentenció él, malhumorado.

    —A mí no me obligarán a maquillarme para ocultar los moretones —debatió el otro con sorna.

    Y el líder de “Gecko” se puso a pensarlo. Sí que cabía la posibilidad de que en cuanto lo viera, Lina le trataría las heridas e intentaría maquillarlas con sus cosméticos. Una mueca de espanto se apoderó de su rostro al imaginarse a sí mismo sentado frente a un espejo en merced de su novia y sus instintos de estilista. Ron lo miró de soslayo y estalló en carcajadas al notar su cara, visualizando lo mismo; eso tendría que verlo, pagaría si era necesario. Oscar lo miró con disgusto al ver que no dejaba de reír, con dificultad por el dolor en sus costados y torso; no obstante, casi a los segundos, él también se unió a la risa. Hacia rato que los espectadores se había ido, dándoles su espacio para solucionar sus problemas, por lo que no se vieron amenazados de verse como un par de locos; aunque igual, poco les importaba que los hubiesen tachado así. Dejaron de carcajearse al poco raro, mucho más cansados y hasta con lágrimas en los ojos.

    —Maldición, Ron —dijo Oscar con voz ronca de tanto reír, limpiándose el llanto—. ¿Qué diantres nos pasó?

    No lo comprendía, simplemente no podía hacerlo. De llevarse tan bien, ¿cómo habían terminado distanciándose tanto? ¿Cómo permitieron que su amistad se enfriara hasta el punto en el que habían llegado? Habían atravesado por tantas cosas juntos; por palizas como la de ahora y mucho otras antes que esa, e incluso malentendidos o diferencias de opiniones, y hasta debates por la misma chica, sí, pero ninguna de esas situaciones anteriores habían logrado tambalear su relación de firme camaradería, ¿por qué el asunto con Lina sí lo hizo? Era verdad que Oscar no había seguido la regla básica y no escrita de no enamorarse de la novia de su mejor amigo, pero ella y Ron ya no eran nada cuando él tomó cartas en el asunto. ¿Por qué esas acciones habían acarreado tanto mal sufrimiento?

    —Me traicionaste, Oscar, me sentí verdaderamente apuñalado —confesó Ron con mohín austero.

    —No pude controlar mis sentimientos. En ocasiones, el corazón no entiende lo que es prohibido. Además, tú y ella ya no...

    —¡Rayos, Oscar! —lo interrumpió Ron, impaciente—. No lo digo porque te hubieses enamorado de Lina... Bueno, sí, en parte. Se supone que no debías, pero ya habíamos pasado por esto alguna vez, y nunca nos dimos la espalda. Habíamos acordado siempre que nosotros estaríamos sobre cualquier mujer; que nuestra amistad valía más que culaquier noviazgo o amorío y así fue todo el tiempo. ¿Recuerdas aquella vez, Oscar? Te encaprichaste mucho de una chica e intentaste conquistarla a toda costa, pero ella sentía inclinación por mí. Decidí alejarme. Veía que la querías tanto que preferí hacerme a un lado para que pudieras cautivarla sin ser yo un estorbo, no importaba si ya no pasábamos tiempo juntos. ¿Pero qué hiciste? La dejaste; te rendiste con ella, porque preferías mil veces mi compañía a la suya, porque nuestra amistad importaba más. ¿Por qué esta vez tuvo que ser diferente? ¿Por qué ahora la preferiste a ella en lugar de a mí? ¿Cuándo se volvió más importante que yo, que nuestra hermandad? Demonios, ¿qué tuvo Lina que no tuvieran las demás?

    Oscar volvió a meditarlo. ¿Qué tenía Lina que otra no tuviera? ¿Una belleza extravagante? No; los dos habían conocido a muchísimas mujeres hermosas con cuerpos despampanantes. ¿Una actitud perfecta? Ni hablar; Lina podía ser tan dócil como una oveja y tan testaruda y rebelde como una cabra. ¿Algún don en específico? Tampoco; era buena en el patinaje y en el skate era más bien promedio; fuera de eso no contaba con algún otro tipo de aptitud, ni artística, ni musical ni nada de eso. ¿Entonces? ¿Qué la hacía tan especial? El simple hecho de que era una buena amiga, sabía escuchar, era paciente, estaba dispuesta a apoyar las ideas razonables, le gustaba ayudar cuando podía hacerlo, y siempre era honesta a la hora de dar su opinión. Con todo, de manera muy general, Lina era una mujer estándar, y que sin embargo, significaba todo para Oscar; la amaba más que a sí mismo. A veces hasta se preguntaba cómo era era posible amar a alguien con tal magnitud y de una forma que no era ni constante, pues cada mañana al despertar y verla a su lado, sentía ese cariño crecer en desmedida.

    —Dímelo tú, Ron. ¿Qué tuvo Lina que no tuvieran las demás? —cuestionó al fin a modo de suspiro, enfocando su visión en su amigo.

    Ron frunció el ceño y gruñó. ¡Y él qué diantres iba a saber! Ni el día de hoy encontraba una razón lógica para todo lo que implicara esa mujer, ni cómo consiguió que cambiaran tanto. Y es que él siempre tuvo la reputación de un mujeriego seductor, siendo sus inicios en sus días de secundaria, aunque no podían culparlo; era un admirador innato de la belleza femenina. Conquistaba a toda aquella que fuera de su interés, no importaba si estaban solteras al momento o tenían novio; de hecho, hasta llegó a involucrarse con mujeres mayores que él. Naturalmente, como libertino, la posibilidad de un vínculo definitivo y duradero no estaba dentro de sus planes, cosa que fue así hasta que la conoció a ella. La única fémina que consiguió que en su insensible corazón se asentara la idea de establecerse formalmente, de iniciar una relación seria y dar el temido paso de unir su vida a la de ella de forma perpetua en matrimonio. Y aún ahora, no alcanzaba a asimilar qué clase de poder ejerció Lina sobre él y Oscar para que a los dos los motivara tomar decisiones que nunca hubieran tomado. Quizás los había hechizado a ambos.

    —Seguro y es una bruja —soltó sin pensarlo mucho, ganándose otro golpe por parte de Oscar—. ¡Ouch! Lo decía en buen sentido.

    —Pues en buen sentido me apetecía golpearte —se defendió el otro, socarrón.

    —Muy divertido —se quejó Ron, sarcástico, antes de tornarse serio una vez más—. De cualquier modo y hablando con honestidad, no confío en Lina.

    Oscar frunció el ceño, confundido. ¿A qué se refería? ¿Por qué decía eso? Al ver su muda interrogante, Ron se explicó.

    —No paro de darle vueltas al asunto, Oscar. Lina me hizo una promesa, y no exactamente una sin importancia; por Dios que hasta me juró amor. ¿Y qué pasó? Terminó echando todo a la basura.

    —Ronaldo —El tono de Oscar fue de advertencia, pero Ron no lo dejó continuar.

    —Escucha, Oscar, si te digo esto es porque me preocupas, ¿sí? Tan sólo piénsalo. Ya una vez Lina dijo amar a alguien a quien terminó abandonando, ¿qué te asegura que no puede hacerlo una segunda vez?

    —No —Oscar sacudió la cabeza—. Lina sería incapaz de engañarme.

    —Maldita sea, Oscar, me consta que el amor embrutece, pero por favor. Yo pensaba lo mismo y ya ves qué ocurrió.

    —Lo que pasó contigo fue... diferente. Las circunstancias llevaron a que pasara lo que pasó. No es culpa de Lina.

    —¿Y qué te garantiza que circunstancias similares no puedan presentarse y la lleven a irse otra vez?

    —Lina no va a dejarme, Ron, confío en ella.

    —Yo no, y por lo mismo no creo que te convenga —aceptó el otro, irritado.

    —Una lástima que pienses eso. Realmente deseo recuperar tu amistad, no importa si tenemos que empezar desde cero, pero si continúas empeñado en hablar mal de mi novia, entonces no creo que pueda hacer mucho por esta relación.

    —Lo haces de nuevo, Oscar —recriminó Ron entre dientes.

    —¿El qué? —enarcó una ceja, extrañado.

    —Ponerla antes que a mí, que a nosotros.

    —Oh —Oscar ni siquiera se había percatado de ello—. Supongo que no puedo evitarlo. Lo siento, Ron, no quiero lastimarte más, créeme, pero por mucho que me importes y valore tu compañerismo, ya no eres de mis prioridades en la vida; debes entender eso.

    Ron entrecerró los ojos, sintiéndose herido por las palabras de Oscar. Ese era su mayor problema; que no entendía esa verdad, porque él no aceptaba los cambios; nunca los aceptó, y de hecho los odiaba. En su mente siempre visualizó que Oscar, los demás del grupo y él seguirían como siempre; practicando skate, saliendo a pasear, bromeando, de juerga. Nunca estuvo en sus planes cambiar eso; ni siquiera cuando se comprometió con Lina, tan sólo pensó que ella sería una integrante más en el grupo, que se habituaría a sus salidas y fiestas. Pero claro, era imposible que no existieran transiciones en la vida; le había quedado claro de la peor manera posible, pues ahora no gozaba de un grupo con el cual pasarlo bien, ya no contaba con un mejor amigo, o una compañera; ya ni siquiera contaría con el skate. Y comprendió que era hora de afrontar la cruda realidad, por más que doliera.

    —¡Bah! —Ron bufó con aparente fastidio—. Haz lo que quieras entonces, pero si terminas abandonado no corras a mí en busca de consuelo porque ni creas que te lo daré, ¿me oyes? Si acaso, escucharás un “te lo dije”.

    —No te preocupes, no pienso ir a humillarme contigo; pues en el remoto caso de que algo así pase, que lo dudo bastante, sería simple y llanamente mi responsabilidad, de nadie más.

    —Hombre, no hay duda de que a ti te han embrujado —comentó por demás incrédulo y divertido.

    —Para con eso de una vez, ¿quieres? —exigió Oscar, irritado.

    —Tienes razón —concordó Ron, suspirando—. Si queremos que esto funcione debemos obviar algunos temas. De cualquier modo, será mejor que nos vayamos. Cumple tu deber de líder y al menos ten la decencia de aguardar a los tuyos en la meta para felicitarlos, o consolarlos, depende.

    —Para felicitarlos, Ron. Mis chicos vienen por la victoria —recalcó Oscar poniéndose de pie con dolor y lentitud.

    —“Los Cardenales” también la buscan con ganas, no lo olvides.

    —No lo hago —asintió con seguridad.

    Ron sonrió sintiéndose orgulloso de su amigo, pensando que quizás nunca dejaría de admirarlo, por mucho que cometiera errores; después de todo, siempre se esforzaba por enmendarlos, cosa que a él le faltaba bastante. Se dispuso levantarse de igual forma, cuando un nuevo y penetrante pitido en el oído, lo desorientó, desequilibrándolo ante el mareo que le causó, por lo que a medio camino de su ascenso, volvió a caer al suelo, llevándose una mano a su oreja, cubriéndola, a pesar de saber que eso no haría desistir el ensordecedor y agudo sonido. ¿Por qué tenía que pasarle esto otra vez en frente de Oscar?

    En el siguiente seguimos con la competencia... quizás. Por ahora es todo. ¡Gracias por leer!
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Pero qué capítulo tan conmovedor, será que estoy algo sentimental o no sé, pero este me llegó mucho. Por fin esos dos tuvieron una conversación decente, finalmente hablaron con todas las cartas sobre la mesa, recordaron y en base a eso, se situaron en el presente. Entiendo mejor a Ron, pues él amaba más que a nada su amistad con Oscar, tanto así como para suponer que no debería haber cambios. Me pareció muy interesante la cuestión sobre Lina, ¿por qué las otras chicas jamás los habían apartado, pero ella sí? Y también me encantó la descripción que hiciste de ella, tan normal, sin ser sobresaliente, sino como bien dijiste, alguien estándar y aun así algo tiene que los afectó de esa manera, algo especial, no obstante, me preocupó mucho la opinión que tiene Ron de Lina. ¿Podría ella jugarle a Oscar igual que a Ron? Yo también confío en que no, porque hasta lo que he visto de la relación entre Oscar y ella, de verdad hay amor, además, no es que Lina jugara con los sentimientos de Ron, ella, cuando dejó de amarlo, se lo dijo y no lo traicionó cuando se hizo novia de Oscar, porque ya habían terminado, y eso lo vuelvo a decir porque no creo que sea capaz de desenamorarse de Oscar así como así.

    Al final del capítulo comprendí que Ron se está obligando a aceptar los cambios, porque estos son parte de la vida. No se puede vivir estancado y en todos los aspectos de la vida, suceden. Espero de verdad que recobren esa linda amistad que tuvieron que si bien, no será igual, sí será más madura, porque volvió de las ruinas, y como el ave fénix, debe regresar más fuerte, más madura, más equilibrada.

    Me encantó el capítulo, tanto así que la competencia puedo esperarla para el siguiente, este fue compensador. Gracias por actualizar y pues nah más.
    Nos vemos en el que sigue, TKM
     
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    Víngilot

    Víngilot Usuario común

    Virgo
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    Bien, bien, un capítulo muy necesario, en mi opinión, tanto para nosotros y descubrir un poco más, como para Óscar y Ron, que ya les urgía encararse y platicar largo y tendido al respecto. Caray, en el capítulo anterior me indigné por la cobardía y alevosía con que trataba aquél desalmado a Andrés, y ahora descubro con alegría que estos chicos hacen las paces a su modo, sabes, qué bueno que no se reencontraron a la primera, que deberán tener un par de encuentros más para volver a ser los viejos amigos de antes. Quiero aprovechar además para hacer una observación sobre dos asuntos que tratas en el capítulo:
    ¿Qué tiene "esa" mujer que los hace actuar diferente? Mujer estándar, leí por ahí. Mnn, hay mujeres espectaculares que nos deslumbran y deleitan la pupila, pero no deseamos estar con ellas y no por sentirnos menos, si no por no ser nuestro tipo, por no haber química, por ser ínfames, falsas, qué sé yo... y, existen chicas aparentemente más "normales", "terrenales" que su imagen no se queda en nuestras pupilas si no que se interna hasta nuestro corazón y sencillamente nos abruman, nos enloquecen, nos enamoran... chicas que pueden pasar desapercibidas a todos los hombres del mundo pero que a uno en especial lo "hechiza". Eso debe ser el caso de los chicos y Lina, es algo inexplicable pero bellísimo, real, una bendición... disculpen si me pongo sentimental o si no me di a entender, mejor paso al siguiente.
    Hay un momento en nuestras vidas que los grandes amigos pasan como a segundo plano en pos de una compañera. Visto desde una perspectiva muy rigurosa puede parecer injusto, erroneo, incluso estúpido ¿cómo es que una gran amistad se termina por una cara bonita y un par de piernas? Es trancisión, otros planes de vida con miras al futuro, de repente pensar y sentir que las fiestas y las bromas están ya un nivel abajo en importancia, que pueden hasta resultar insulsas. Tal vez también algo de ello hay en Óscar, sólo que se le complicó ese estado de trancisión. Ah, BS, disculpa por ponerme analítico pero es que fue irresistible, si te molesta sólo ignóralo ¿ok?
    Pasando a otra cosa, fue divertido ver cómo se trataron después de los golpes y sí, no cabe duda, existe aún ese lazo de amistad entre ambos, algo seco, pero ahí está presente. Ay, siento que es el peor comentario que he hecho, debería editarlo, me parece, pero no lo haré, no debo arrepentirme. BS, disculpa si arruiné esto, pero eres tan virtuosa que me has llegado ¿ves? Eso habla bien de ti, taladras dentro de los lectores, los haces reflexionar, pero bueno, mejor paro o lo arruinaré. Chica, espero el próximo capítulo y te deseo de paso un feliz y provechoso regreso a clases, que lo disfrutes, si ocupas ayuda échame un grito ¿quieres? Un abrazo.
     
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  17.  
    Roseé

    Roseé Soy muy viejo

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    ¡Hola!
    Perdón por no comentar, en estos días tengo la cabeza en otro lado.
    ¡Que genial! Al fin Ronaldo y Oskar se empiezan a darse las pases, que bueno... Pero Lina me deja con dudas, siempre es muy amable mmm...
    Y Mario me irrita de sobremanera, que malvado en amenazar así a Andrés ¿Qué se cree?
    *Hace ojos de perrito* Por favor @Borealis Spiral que Andrés no deje la carrera, que gane ¿siii..?

    Y como muy bien tu sabes me maravillaron estos capítulos. Avísame para la continuación.
    Te envío un abraso arenoso con olor a peces.
     
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  18.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
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    A que te sorprendí :D
    Hola, me termine los capítulos, y mira que no me perdí muchos como pensaba. Y ¿recuerdas que te mencione donde me quede? Ah, pues pa que veas ya había leído el que seguía.

    Bueno, bueno, a lo que en verdad importa. ¿Por dónde empiezo? Más que nada me han gustado mucho, e insisto pobre de Ron, que comenzara su tortura en medio de la carrera y más humillación cuando esta Oscar presente y aún más, de nuevo otra vez en frente de su amigo. Que por cierto, ammm, me alegra que en cierta manera se hablaron y conversaron buen rato, que por cierto: No me gusto como Ron se expresó de Lina, hasta me dolió algunas cosas, aunque es bueno, tal y como dice Oscar:


    Jajajaja, esa frase, me recuerdó a ti alguien. Es más, cuando leí esa parte hasta la imagine con tonito y todo XD En cierta manera ese capítulo me divertido como me hizo sonreír y reflexionar.

    Por otro lado, con Andrés, oh, ¿Qué va a suceder con él? Me cortaste el capítulo muy feo y yo que quería seguir leyendo. ¿Te lo había dio? Mario me parece bastante desquiciado, loco y aún tengo mi duda del ¿por qué exactamente su actuar? Lo que note fue que antes él era el líder del equipo donde estaba Andrés. ¿Y Mario siempre ha sido así? Ahí no sé, pero me intrigaba siempre cuando él aparece. Aaunque me pareció excelente que Andrés supero un poco más su miedo y dijo algunas cosa que lo molestaron, eso fue grato de leer, mientras parecia irse/revelance contra este, me emocione, a pesar de que no termino nada bien y ahora se encuentra en un dilema. Tengo la esperanza de que no se rendira, hará la carrera, ganara y después si ese tipo intenta hacer algo, le daran su merecido. Además, con es ese capítulo mataste mi inocencia :( y ahora temo de Andrés y Ax, ¿debo preocuparme por Mario? ¿Es verdad que se atrevería a hacerle algo a Ax? ¿De verdad no le tiene miedo a todo el equipo? O ¿es simplemente un charlatán?

    Creo que eso es todo. Pues nada, nos estamos leyendo compañera/amiga/vecina/conocida, ¿algo más? Oh, por supuesto hermana :) TQT
     
    Última edición: 4 Febrero 2015
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    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    Escritora
    Título:
    Tras la Victoria
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2147
    @Marina ¡Gracias por tu comentario y tu apoyo, Master! Pues sí, al fin eso dos hablaron, aunque aún les falta contarse mucho, ya verás aquí que sí. Y sí, las personas más normales y corrientes a veces son las más maravillosas *u* Aunque te diré, yo también le tengo miedo a los cambios xD Pero no se puede vivir sin ellos, así que pa' adelante. Gracias por leer. TAM *u*
    @Víngilot ¡Gracias por compartir tu opinión y por tu apoyo! Como te dije en su momento, no tienes nada que avergonzarte por tu comentario; al contrario, ha sido un placer leerte y tenemos puntos de vista muy parecido en cuanto a los temas tratados. Espero que la historia siga gustándote. Gracias por todo.
    @rosée ¡Gracias por tu apoyo, me anima mucho! No te preocupes, sé que a veces no es posible pasarse de una vez, jejeje. Gracias por tus palabras, siempre es un placer leer tus comentarios ^u^ Habrá que ver cómo avanza eso de la competencia. Gracias de nuevo.
    @GRSara ¡Gracias por tu cometario y tu presencua, Sati! Sí que me sorprendite, pero es mejor así; te extrañaba por acá xD Me divertió mucho tu cometario, no sabes, sobre todo por lo del bebé ;P Ahora me ha dado curiosidad de por qué dices que maté tu inocencia (? ¿Por las amenazas de Mario? Hm, pues ya leerás, creo, por qué es así y si cumple o no cumple. Gracias por leer.

    A los demás que se pasan a leer, también se los agradezco mucho; valen oro. Tengo un bloqueo mental para esta historia bastante grande, la verdad, pero aquí me esforcé un poco para dejarles este capítulo, con una probadita de cómo siguió la competencia. ¡Disfruten!

    Veintiuno

    Ax y Jeremías llegaron al fin de la primera zona, haciendo el cambio de skate a patines, teniendo a Lina por delante de ellos con bastante ventaja gracias al esfuerzo de Darío. El plan original para “Gecko” había sido que Ax también adelantara todo lo que le fuera posible durante ese trayecto y retrasara a cuantos pudiera y que estuvieran dentro de sus capacidades. Sin embargo, el plan se vino abajo nuevamente dada la intervención del líder de “Los Cardenales”, quien se enfocó en bloquear a Ax en cuanto ambos se pusieron los patines, ya no importándole la lucha anterior por el segundo puesto. Y es que el rubio había imaginado que Ax era hábil en el patinaje, al recordar que con ellos era que normalmente cumplía su trabajo de pasear perros; de allí que acertara en hacer lo que pudiera por retenerlo.

    La adrenalina en ambos jóvenes estaba a tope y Ax le reconoció a Jeremías la buena estrategia; era sin duda un buen líder, un gran oponente y un excelente rival. Con todo, no iba a negar que el repentino movimiento lo frustró hasta el grado de sentir un ligero grado de irritación. Si no hacía nada para quitárselo de encima, sería muy difícil alcanzar a los demás en la recta final, por lo que no podría cruzar la meta junto a Andrés tal como había prometido, y eso lo molestaba mucho. Por eso, intentó encontrar una brecha en la defensa de Jeremías que le permitiera escabullírsele, pero no halló ninguna; el joven lo bloqueaba con todo. Una preocupación más se sumó a la lista de Ax cuando vio que otro de sus contrincantes, aquel que había rebasado a Elías en su breve momento de distracción, se apresuraba hacia ellos con asombrosa rapidez, siendo claras sus intenciones de pasarlos de largo y continuar detrás de Lina y detenerla. Ax desechó su atención de rebasar al rubio y se concentró ahora en retrasar al otro, marcándolo lo mejor posible a pesar de sus intentos por sacárselo de encima.

    Jeremías frunció el ceño al darse cuenta de la situación y se sintió inquieto. Él no era tan veloz con los patines como lo era su compañero, así que el que Ax lo detuviera les otorgaba desventaja; por eso había optado por un papel defensivo en esa zona. Debía ingeniárselas para distraer de algún modo a Ax y lograr que el otro siguiera su camino, así que después de pensárselo un rato, concluyó que no había otra forma que acorralándolo por completo, considerando el momento oportuno, cuando su compañero se hizo a la izquierda en otro intento por pasar a Ax, acercándose bastante a la banqueta, haciendo que Ax hiciera lo mismo, por lo que Jeremías disminuyó su paso hasta bloquear casi completamente el lado derecho de Ax, pegándosele mucho, y como éste sintió que el rubio lo empujaría, no tuvo más opción que subirse a la acera de un salto, perdiendo un poco el enfoque y valiosos segundos que fueron suficientes para que le otro tipo se moviera a la derecha con agilidad y continuara su camino, dejándolos atrás.

    —¡Rayos! —masculló Ax por lo bajo, disgustado, antes de volver a quedar frente a la espalda de Jeremías.

    Esa había sido otra buena jugada y muy dentro de los parámetros legales, por lo que no podía quejarse para nada. Además, Ax estaba disfrutando mucho esa competencia, como hacía bastante no lo hacía, desde que el antiguo líder había comenzado a tomar un rumbo sucio para los “Los Cardenales”, haciéndolos ganar con trampas; por lo que estaba emocionado de que nuevamente el gran y digno rival del equipo legendario “Gecko” se alzara de las cenizas para retomar la sana competividad que ambos grupos tenían. Y aunque a Ax nunca le había gustado perder, tampoco era que le tomara excesiva importancia a ganar como muchos otros dentro y fuera del equipo; sino que para él, lo importante era divertirse, pasarla bien y dar lo mejor de sí. No obstante, esa vez era diferente; en esta ocasión, Ax quería ganar a como diera lugar, quería obtener la victoria teniendo a Andrés como miembro del equipo, y más aún, teniéndolo como participante en la carrera; quería regalarse su primer triunfo y dejarle claro que él había sido parte importante del mismo. Eso quería hacer, pero estaban interponiéndose en su camino, lo que comenzaba a desesperarlo ligeramente.

    Ax volvió su cabeza un poco para mirar detrás de él, divisando que Elías se dirigía a su dirección, teniendo muy cerca al otro sujeto al que marcaba desde el principio. Y es que Elías había deducido que al irse Oscar, sería Darío quien cambiaría con Lina, por lo que en el relevo siguiente él tendría que salir, ya que Ax había dejado bien clara su postura de hacer la carrera completa, y notando las dificultades que tenía para pasar al líder de “Los Cardenales”, Elías tuvo más que obvio que era lo mejor que él fuera el siguiente en el relevo. Vio que Ax se volvía a mirarlo, descubriendo que con los ojos, movimientos de cabeza y gestos, le indicaba que se mantuviera detrás de él, por lo que supuso que tendría un plan, así que asintió más para sí mismo, dispuesto a acatar lo ordenado, cuidándose del individuo que le pisaba los talones. En eso, Elías vio que de estar casi del extremo izquierdo de la calle, Ax se apresuraba a la derecha, como si buscara rebasar a Jeremías una vez más, estando él a punto de seguirlo de no ser porque detalló que el rubio se daba prisa en bloquear a Ax, dejándole libre el camino para aventajarlo. Hasta entonces, Elías comprendió que ese era el objetivo de Ax; servir de pantalla para él. Sonrió ladino, pensando que era digno hermano de Oscar.

    Elías se avivó a tomar esa oportunidad, rebasándolos sin ninguna clase de obstáculos y para cuando Jeremías se dio cuenta, ya fue demasiado tarde; lo había pasado por completo. El joven de mirada verde viró su cabeza un poco para observar detrás de él a Ax, claramente asombrado al imaginar que había sido su idea al interceptar a su amigo; era muy inteligente. Otra vez, esa extraña emoción lo invadió, haciendo palpitar su corazón de manera diferente, así que supo sin ningún tipo de duda esta vez, que la adrenalina no tuvo nada que ver. El rubio retronó su atención al camino, un poco más tranquilo de ver que su compañero que había estado en persecución de Elías, también tomó ventaja de la situación y continuó dándole pelea a su rival asignado en esa zona, dejándolos a él y Ax en el último puesto.

    Mientras, Ax no dejó sus esfuerzos por intentar atravesar la fuerte defensa de Jeremías, siendo los resultados los mismos, y casi con resignación desquiciante se disculpó mentalmente con Andrés, porque no conseguiría llegar a tiempo a la tercera zona y andar en bici a su lado. Con todo, se resolvió terminar la carrera y cruzar la meta así se tardara todo el día, pues estaba seguro de que Andrés estaría esperándolo con una sonrisa en el rostro, listo para festejar la victoria, porque estaba convencido de que “Gecko” ganaría.

    -TV-​

    Ron gruñó sonoramente ante el dolor que siguió presente durante unos segundos más gracias a ese desquiciante pitido, pero ni siquiera consiguió escuchar su propio gemido, pues nuevamente se encontró sordo por un corto espacio de tiempo. Cuando su oído volvió a cobrar sonido y sentido, Ron escuchó primera y nuevamente la voz de su amigo, quien lo llamaba repetidas veces, evidentemente preocupado.

    —¿Ron? ¿Ron, estás bien? —preguntó Oscar al ver que el otro enfocaba su atención él, sabiendo que ya lo escuchaba—. ¿Qué ha sido eso? Ha ocurrido lo mismo que cuando caíste. ¿Qué te pasa; qué tienes? No es algo normal lo que te sucede, ¿sabes?

    Ron suspiró con fastidio, poniéndose de pie, ignorando la mano que le ofrecía su compañero con tal de ayudarlo. De todas las conversaciones posibles, quizás esa era la que menos quería tener con Oscar.

    —Ronaldo, cuéntame ya qué te está pasando antes de que te obligue —apremió Oscar, cruzándose de brazos para retener sus manos de tomarlo por la camisa y zarandearlo para hacerlo hablar.

    —¿No puedes ser un poco más amable al pedirme algo? —indagó a su vez Ron, sarcástico—. Soy una persona sensible.

    —Sí, claro —Oscar rodó los ojos—. Lo suficientemente sensible como para saber que no funcionas con gentilezas, así que anda, dime qué pasa. Desahógate, ¿quieres? Siento que lo necesitas.

    Ron suspiró, ahora resignado; no podía negarse a hablar cuando él también consideraba que debía soltar aquello que lo amargaba tanto, y mucho menos podía decir que no si Oscar se mostraba tan genuinamente interesado e inquieto por él.

    —Promete que no se lo dirás a nadie —le ordenó antes de decir nada.

    —¿En serio, Ron? —Oscar alzó una ceja, escéptico—. ¿Ni en situaciones como esta puede tu orgullo hacerse a un lado?

    —Tan sólo promételo. No quiero ser el centro de murmuraciones, chismes o cualquier otro tipo de comentario o reacción en “Gecko”.

    —De acuerdo, no se lo diré a nadie —aceptó Oscar y Ron confió en su palabra.

    —Abandonaré el skate, Oscar, en definitiva. Esta era mi última carrera.

    —¿Qué? —Oscar abrió los ojos, por demás impactado. ¿A qué venía eso ahora? Ron no podía renunciar al skate; amaba el deporte más que ningún otro, tal vez más que él. ¿Cómo había llegado a esa conclusión?—. ¿Cómo así? ¿Por qué dices eso tan de repente?

    —No es de repente, llevo pensándolo ya varios meses —Ron miró la confusión en el rostro de su interlocutor y suspiró con melancolía, llevándose una mano a la oreja derecha—. Mi sentido del oído está deteriorándose. Según el doctor, mi oído derecho perderá su capacidad auditiva en un setenta por ciento de forma gradual… Claro que si se tratara sólo de eso no habría tanto inconveniente. El verdadero problema es que un agudo silbido se me presenta de forma aleatoria pero constante y eso es crónico, por lo que mi equilibrio está amenazado frecuentemente. Como podrás suponer, así no puedo seguir con el skate.

    —Pero, pero… —Oscar calló un momento, conmocionado en totalidad, sin saber exactamente qué decir—. ¿Cómo pasó esto? ¿Alguna enfermedad hereditaria; una infección mal cuidada? ¿Cómo?

    —No —Ron negó con la cabeza, tornándose sombrío—. Lo provocó un golpe, un muy fuerte y certero golpe.

    —¿Por qué? ¿Dónde te has estado metiendo, Ron? —La mortificación de Oscar fue en aumento—. ¿Acaso te has estado involucrando en peleas callejeras o algo así desde que saliste de “Gecko”?

    —No me he involucrado en peleas más que en una sola y sí, fue en esa donde perdí todo lo que me quedaba —admitió con acidez, frunciendo el ceño, y Oscar supo a qué pelea se refería, por lo que se sorprendió mayormente, agregándose a sus facciones una bruma de culpabilidad; así que notando su expresión, Ron asintió, tornándose su rostro muy impávido—. Correcto, la noche que atacaron a Ax.

    Por ahora es todo. ¡Gracias por leer!
     
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    Víngilot

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    ¡MUY EMOCIONANTE! Rayos, estoy más que emocionado ¡lo juro! Ha sido un capítulo de lo mejor que he leído, ese duelo entre Jeremías y Ax fue sensacional y ese par de jugadas de pantalla espectaculares, las imaginé y creeme que fue un auténtico disparo de adrenalina, a mí que me encanta el deporte y valoro y disfruto de jugadas deliciosas como estas, es un deleite, ah, se me hace agua la boca, qué chabocho... La carrera sigue siendo de un altísimo nivel y el perdedor será un muy digno vencido, cuando se pierde así no duele, ni como jugador ni como aficionado, creeme, qué bueno que llegó Jeremías al equipo y lo transformó para bien de ellos y de sus seguidores, me da muito gusto.
    Y caray, la escena entre Óscar y Ron, divertida al principio, trágica hacia el final. La noticia que Ron le ha dado a su amigo ha impactado a este último y creo con doble sabor amargo, ay Dios, cómo es que van a solucionar esto, cómo es que van a sobrellevar el caso de Ron, aunque hay una luz en el camino ¿o vi mal? estos chicos han vuelto a ser amigos ¿verdad? Eso ayudará mucho en verdad, mucho.
    Además estoy a la espera de Andrés ¿qué va a pasar con él? BS, ya no le des más dolores de cabeza, esta es la oportunidad inmejorable para que se cubra de gloria ¡A ganar!
    Bien, bien, me despido con un muy buen sabor de boca, ojalá que el final de la carrera sea aún mejor que este electrizante capítulo. Chef, mis felicitaciones, le ha quedado a usted muy delicioso el platillo-capítulo. Un placer, Dios te sonría. Un abrazo.
     
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