Toyama Toyama

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 17 Septiembre 2022.

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    Amelie

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    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro]


    Los gritos de Yuzuki hicieron que Takano se molestara mirándola directamente, notando sus heridas. Nassori aprovechó la distracción de Takano para recuperar su arma y con ella atacar a Yamagata quién logró esquivar.

    —¡Están atacando a tu esposo! ¿No vas a defenderme?— bromeó Yamagata siguiendo las palabras de Yuzuki, mientras intentó romper la defensa de Nassori sin éxito.

    Takano avanzó hacia Nassori y quebró su katana a puño limpio; y antes de atacarlo miró a Yamagata —Me imaginé que era tu cara; funcionó —cuando se giró hacia Nassori para conectar su puño directamente al pecho; una flecha le ganó en velocidad, atravesándole el corazón; Kintaro había tomado el último suspiro de sus dos hermanos.

    Yamagata miró a Kintaro con admiración; el jamás hubiera podido tomar la vida de su hermano; a pesar de su traición.

    Yuzuki logró enervar más al falso Kintaro; quién perdió su concentración nuevamente, dejando que Yuzuki lo alcanzara. Su rostro pasó de enojo a completa preocupación; miró a las puertas de entrada, aun nadie venía a ayudarlo; miró los cadáveres de los dos Kimura que lo apoyaron; y por último miró a Kintaro; quién no lo miraba de regreso; miraba los charcos de sangre del tatami; la sangre de sus hermanos, su sangre.

    Takano se colocó junto a Yuzuki —Los traidores han sido eliminados; podemos interrogar a este usurpador...


    • Nivel 4
      Pv=48
      Fuerza= 20
      Protección= 10
      Intuitivo= +3 suerte
      Salud de hierro= +2 defensa
      Katana colmillo = +17 ataque (+1 Kensei)
      Bufotoxina falló (3/3 intentos)

    • Nivel 5
      Pv=85
      Fuerza= 19
      Protección= 11
      Ken= dado de 20 cada turno

    • A DISTANCIA
      Nivel 3
      Pv=80
      Fuerza= 6
      Protección= 9
      Arco= +15 ataque
      Flechas= 1
      Flechas incendiarias= 15

    • Nivel 3
      Pv= 56
      Fuerza= 11
      Protección= 4
      Katana Yasei= +3 ataque

    • A DISTANCIA
      [no atacará]

    • Nivel 5
      Pv=42
      Fuerza= 15
      Protección= 15
      Arco = +17 ataque
      Flechas= 4



    • Nivel 5
      PV= Muerto por Kintaro
      Fuerza= 20
      Protección= 10
      ARMA ROTA

    • Nivel 4
      PV= MUERTO por Yamagata; Takano y Kintaro
      Fuerza= 12/2
      Protección= 18
      ARMA ROTA

    • Nivel 3
      PV= 29
      Fuerza= 5
      Protección= 25
      katana= +20

    Yáahl decide si seguirlo atacando o interrogarlo
    • Si decides interrogarlo puedes tirar un d20 con una sola pregunta. debe ser 15 o superior para obtener algo. Yamagata y Takano con un 10 obtienen algo.
    • Si decides seguir atacando ya no necesitarías tirar dados; están en abrumadora ventaja. Pueden ejecutarlo
     
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    Amelie ha tirado dados de 20 caras para Yamagata Total: 8 $dice
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    Si mi comentario había alcanzado a molestar a Takano era otro tema e incluso de ser el caso, digamos que cumplía su función, por mucho que pareciera más centrado no dejaba de ser un cascarrabias. Si lo picabas en el lugar correcto te dejaba ir un mordisco, como cualquier persona, y a veces ese mordisco era la diferencia por más ilógico que sonara.

    La broma de Yamagata me alcanzó, luego el sonido del metal al romperse seguido del comentario de Takano y me permití una breve sonrisa de pura suficiencia, como si pudiese llevarme el crédito de semejante despliegue aunque sabía que no era el caso. El cuerpo del hermano restante cayó, pero lo hizo por la flecha de Kintaro y con eso los dos traidores habían muerto a manos de su víctima.

    El impostor siguió perdiendo la concentración incluso si esta vez ni siquiera me había esforzado, así que el filo del colmillo encontró su cuerpo de nuevo y aunque el daño fue poco, me di cuenta que había otra cosa que lo tenía mucho más angustiado. Incluso si la flecha que me cubría la espalda había desaparecido, nadie había venido a ayudarlo a él y ahora con sus dos traidores a la sangre muertos sobre los tatami, se veía en verdadera desventaja.

    Nos había tomado como si fuésemos una broma.

    Pues ese era el resultado.

    Que los ataques cesaran hicieron que el cuerpo me lanzara señales de peligro desde diferentes flancos, sentí las heridas, el cansancio también y empecé a respirar completamente diferente, como un perro después de haber estado a nada de matarse con otro. Noté la presencia de Takano a mi lado, escuché lo que dijo, pero así como me alcanzó la conciencia de mi propio estado, lo hizo la preocupación por Hayato y empuñé la katana con algo de fuerza añadida; y aunque me quedé en mi lugar, tuve toda la intención de mandar el interrogatorio al suelo y abrirle la garganta, pero me obligué a calmarme.

    —El niño —murmuré hacia Takano a pesar de no estarlo mirando refiriéndome al pequeño Sugawara y tomé aire con dificultad antes de seguir hablando. Sentí la calidez de la sangre en alguna parte del cuerpo, ya ni siquiera tenía claro cuál—. Si le tocaron un solo pelo sobre la cabeza yo misma le abriré el cuello a este desperdicio. Nadie más.

    ¿Había sido siempre tan rencorosa? Quería pensar que no, pero era poco probable.

    Kato había sido uno de los primeros objetos de mi rencor.

    Luego había seguido anotando nombres debajo del suyo.


    El verdadero Kintaro tenía cosas más importantes que hacer, había aniquilado a su propia sangre que a su vez había intentado aniquilarlo a él antes. Había hecho bien, pero todos sabíamos que eso no quitaba el peso que significaba. Nadie lo interrumpiría.

    No había logrado normalizar mi cuerpo, ni siquiera la respiración, pero me enfoqué en el impostor al que no le quedaba más opción que quedarse quieto o eso quise creer. La katana quedó suspendida frente a su pecho, un solo movimiento significaría que acabaría por matarse él mismo en resumidas cuentas y si no, pues la historia se contaba sola.

    —Sin planes raros, Impostor. Te pueden reventar los huesos de un golpe si me tocas una sola vez más, yo no tomaría el riesgo —advertí a sabiendas de que Takano estaba allí. Incluso si no respondía a mi pregunta, una amenaza nunca estaba de más—. No eres Kintaro Kimura, ¿entonces a cuál nombre respondes en realidad?

    Era una pregunta sencilla si éramos honestos, pero no por ello menos importante. Podía ser un cualquiera, ponía no serlo y en ese caso, ¿respondía a alguien por encima de él? No me sonaba eso de que un tonto se despertara un buen día queriendo acabar con los Minamoto porque sí, mucho menos al recordar su reacción al ver la ausencia de Takeda.

    Claro, porque nosotros no éramos demasiado importantes. Lo suyo era pescar al líder y acabarlo.

    en este episodio de dados de un dígito

    LO SABÍA, COMO SIEMPRE, YUZU NUNCA APUESTES POR FAVOR
     
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    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro]


    El impostor miró con ira hacia Yuzuki; pero entendió que estaba en absoluta desventaja mirando al resto que se mantenía en pie. Mientras Yuzuki se movía hacia él, este no soltó su arma; pero cuando Yuzuki colocó su katana frente a su pecho lo entendió por completo.

    —Puedes matarme. No hablaré.

    Takano se acercó tronando sus nudillos frente a él; pero antes de que Takano dijera algo, el Impostor sonrió.

    —Pueden torturarme antes de matarme; tampoco así hablaré. Puedo asegurárselos.

    Yamagata también intentó otro método, uno más diplomático —Desvanecerse de este mundo sin ser recordado es un destino muy cruel; permíteme guardar tu recuerdo, que tu nombre no sea olvidado. Al morir aquí no quedará más, pero el recuerdo puede perdurar por siempre. Eso te lo puedo asegurar.

    El impostor miró a Yamagata con molestia —Si quisiera que mi nombre fuera recordado, no habría suplantado a alguien.

    Yamagata no pudo evitar mostrar su rostro de molestia.

    —No me interesa tu nombre. Y tampoco me interesa saber por qué tomaste el mío. Ese es tu nivel de insignificancia; sólo supiste dar órdenes sin merecer el mando; por ello, esas puertas detrás de nosotros jamás se abrieron; porque nadie responde a tu nombre —llevó su mano al pecho —responden al mío —separó su mano —No me interesa tu nombre, en lo absoluto. Pero hay uno que si me interesa... —se colocó a un lado de la katana de Yuzuki — Saizo Honda — mencionó viendo como el impostor tragaba grueso, su mordida se tensó después y sus manos comenzaron a temblar ligeramente — Él fue quién te obligó a esto ¿No es cierto? Fue el quién convenció a mis hermanos al fallar en convencer a mi padre. Y por eso también yo debía morir. Yo; quién tenía la misma postura que mi padre al respecto de la unión de Toyama al Imperio —lo señaló — pensaban tomar Toyama suplantándonos. Y con ello usar a nuestro ejército en Wakayama. ¿No es cierto?

    Aquel sujeto afirmó.

    Kintaro miró a Yuzuki —Entonces... también han suplantando a Takeda. ¿No es cierto? No es él quien se casará con Tomoe Taira en Kioto —volvió a mirar al impostor —Disfrazan la idea de paz con una mentira. Ambos clanes siguen en guerra.

    —No habría guerra alguna si se sometieran a las órdenes del Imperio. Nadie más tendría que morir. Los altos clanes siempre son arrogantes; buscan su beneficio, no el de Japón —
    habló el impostor con emoción pura, sus ojos se nublaban al hablar — Nadie me obligó a esto; yo lo he decidido por cuenta propia. Y no fue a ese hombre al que le otorgué mi confianza y lealtad —sonrió — No tendré un nombre; pero si tengo orgullo —El impostor quién no había soltado su arma, la utilizó para perforarse el estómago. Comenzó a agonizar al instante.

    Takano desenvainó la katana que Yuzuki le había dado, esa que tenía su nombre grabado. Y con ella decapitó al impostor; ahorrándole la agonía.
    Yáahl
    Ganar la pelea= 300
    Matar un rival nivel 3 = 300 EXP
     
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    Mantuve la posición a pesar de la ira en los ojos del impostor, quien no había soltado su arma, y para cuando Takano se acercó tronando los nudillos me di cuenta que iba a ser inútil. El mismo impostor lo afirmó, que podíamos torturarlo antes de que dijera nada, y yo suspiré con evidente hastío sin bajar el arma todavía mientras Yamagata hablaba, intentando ser menos violento que nosotros dos.

    Tampoco surtió efecto alguno, como era de esperarse, y bufé con evidente molestia sin moverme un ápice ni siquiera al escuchar la voz del verdadero Kintaro. Si acaso insistí un poco más en dirección a su pecho, amenazando con cruzarle el corazón si se ponía demasiado tonto, incluso si no pretendía hacerlo en ese preciso momento.

    En mi campo de visión, junto al colmillo, apareció la silueta de Kintaro y esperé por lo que tenía que decir. Un nombre, eso fue lo que dijo, y comprimí apenas los gestos en respuesta incluso si no pude asociarlo a nada en particular en ese instante, había sido el que convenció a los hermanos al fallar con el padre, causando que todo se unificara para terminar con la muerte del verdadero para ser suplantado, todo para usar el ejército de Toyama en Wakayama.

    —Parece que empiezas a unir los cabos en la dirección correcta, Kimura —respondí hacia Kintaro, suavizando el tono a conciencia, aunque no aparté los ojos de su impostor que había seguido hablando.

    Se las daba de muy digno, ¿no? Demasiado para ser un mero suplente, pero los hijos de Kato habían existido para ser reemplazos de otras personas también. ¿No merecían dignidad acaso, respeto, una vida separada de sus funciones? Eran situaciones diferentes, personas distintas, o eso quise pensar para evitarme el dilema al que me estaba acercando.

    Prefería seguir pensando que podíamos cortarle el cuello a este tipo por sus acciones.

    Como si eso no fuese capaz de volverme igual a los Taira.

    El impostor se abrió el estómago de un movimiento con su propia arma y esta vez tensé los gestos ya no de molestia, sino de asco y retrocedí por fin, regresando el colmillo a su saya. Takano usó la katana que le había dado, esa que llevaba mi nombre, para ahorrarle la agonía innecesaria, así que el cuerpo cayó junto a los demás.

    Pretendí dar un paso para salir de allí y buscar a Hayato sin darle explicaciones a nadie, pero estaba agotada, herida y al borde de irme a negro, lo sentí. Apenas pude estirar los brazos para alcanzar a Takano, me sujeté a duras penas de su cuerpo y boqueé por aire de forma consciente; ahora que sabía que solo estaban ellos dos y Kintaro, fue como si me hubiesen dado permiso para aceptar que estaba en el límite de mis capacidades.

    —Hay que hablar con Kintaro, pero no aquí con esta peste a muerte —murmuré y busqué a Kimura con la vista—. Lamento que hayas tenido que tomar la vida de tus hermanos, de verdad.

    Pasé saliva, tomé aire y volví a hablarle a Takano.

    —Hayato —insistí, aprovechando que estaba sujeta a él para zarandearlo apenas—. No voy a poder concentrarme en mi estado hasta poder verle la cara a Hayato.

    ¿Era un capricho? No estaba segura, pero había perdido demasiados niños frente a mis ojos.
     
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    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro]


    Takano sintió las manos de Yuzuki; y por simple reflejo la detuvo, después de que preguntara por Hayato, la sujetó de la cintura para cargarla entre sus brazos de un movimiento, no le dio tiempo a réplica; simplemente lo hizo.

    Kintaro no dijo nada en un principio ante las palabras de Yuzuki; pero si la observó al hablar, si la escuchó; y cuando estaban dispuestos a salir de allí, Kintaro habló —Maté... a mis hermanos... —la realidad apenas estaba entrando en su sistema —Yo... —miró a sus hermanos, y parecía que se quedaría allí; pero fue Yamagata quién se acercó a él.

    —No hay nada más aquí — lo tomó de los hombros para dirigirlo a la salida —Todo lo que resta está afuera —dijo con nerviosismo; pues no sabía el desenlace de la pelea fuera de aquel sitio.

    Castillo/ patio interno
    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro]

    Lo primero que pudieron ver fue a Inagaki desarmado frente a un viejo guerrero; y este guerrero tenía su katana apuntando directamente al corazón de Inagaki. Takano miró a distancia; entre los árboles dónde le había indicado a Hayato que ayudara; sus bracitos le temblaban, pero el arco seguía tensado, apuntando al guerrero que peleaba con Inagaki. Y así varios guerreros observaban aquel encuentro entre sangre y lodo; todos heridos, todos listos para matar al oponente que tenían enfrente. Parecía que el tiempo se hubiera detenido en aquella escena.

    Todos miraron salir a Kintaro y aquellos que apoyaban al bando contrario, comenzaron a soltar sus armas en incredulidad. El viejo guerrero giró su rostro para ver por qué había tanto alboroto, lo hizo despacio para que Hayato no le disparara. Y fue cuando vio a Kintaro, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

    —Jamás te mentiría, Torao. Nuestro señor seguía vivo —mencionó Inagaki al viejo guerrero, quién al instante separó su katana de Inagaki y cayó de rodillas. Hayato pudo soltar la tensión de su arco. Y Fuji lo sostuvo.

    Torao llevó su rostro al piso —Gracias a los Dioses —dijo antes de tomar su arma y dirigirla a su estómago.

    —¡Alto!— gritó Kintaro.

    Torao se detuvo al instante.

    —Seré yo quién juzgue que acciones se deberán tomar; tomando el consejo de Inagaki — la voz de Kintaro era severa —Lleven a los traidores a las mazmorras.

    Yáahl Lo que sucedió en el exterior= le habían ganado a Inagaki; pero gracias a Hayato empataron. Así que se quedaron trabados hasta que ustedes salieron.
     
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    Yuzuki Minami
    Castillo —> Patio Interno

    Sabía que Takano nunca me haría daño, pero su tacto me resintió el cuerpo a pesar de todo y comprimí los gestos en el preciso instante en que me cargó en brazos. Fue un momento, porque apenas encontré la calidez de su cuerpo algo del cansancio retrocedió sin permiso de nadie y me obligué a relajarme por sabía que si me quedaba tensa todo iba a dolerme más sin motivo.

    —Gracias —murmuré en un tono completamente distinto, ya no quedaba nada de la ira y la burla que había mostrado en medio del caos.

    Kintaro apenas estaba internalizando lo que había sucedido, se quedó estaqueado o me dio esa sensación porque no lo estaba mirando, y agradecí que Yamagata lo pusiera en movimiento. Sabía que debía tomarse un rato para sopesar lo que había tenido que hacer, no lo iba a privar de eso, pero era mejor que dejara de ver los cuerpos y la sangre.

    Allí, en esas imágenes, solo se acentaba la culpa.

    Cuando salimos de allí, mejor dicho cuando Takano me sacó, giré el rostro para poder ver qué había pasado realmente allí afuera. Parecía que todos se habían quedado congelados, una katana amenazaba el corazón de Inagaki y el resto, listos, se habían quedado quietos. Al seguir la mirada de Takano di con el árbol donde habíamos dejado a Hayato, me costó un poco definir su silueta pero cuando lo noté me di cuenta que le temblaban los brazos aunque no aflojaba el arco.

    El guerrero que amenazaba la vida de Inagaki giró la cabeza despacio para que el niño no dejara ir la flecha, en ese momento el pensamiento me cruzó la cabeza y poco después Hayato relajó el arco.

    Bájalo, mi niño. Ya no hace falta.

    El alivio que me significó verlo entero fue tal que fui capaz por fin de revisar mi cuerpo. Comencé por encima, según me lo permitía el agarre de Takano y cuando sentí que había logrado regular mi respiración lo suficiente para poder pensar con algo más de claridad, escuchar a Kintaro decir que él juzgaría las acciones que había que tomar y todo lo que correspondía, parpadeé con cierta pesadez. Fue como si me despertara, estaba débil por el esfuerzo del bosque y del enfrentamiento con el impostor, pero creía que ya podía soportar mi propio peso.

    —Takano. —Lo llamé en voz baja, tampoco pretendía interrumpir a Kimura—. Ya está.

    Era para que me dejara de pie de nuevo, asumí que entendería. Así podía parchar los cortes que sangraban, al menos de forma momentanéa, y el cuerpo no se me seguiría yendo a negro como antes por la pérdida de sangre constante.

    Como fuese, eso fue lo que hice y cuando terminé busqué a Kintaro con la vista de nuevo, lo habíamos encontrado al borde de la muerte, ahora había matado a sus hermanos y el peso de Toyama estaba sobre sus hombros. Honestamente no quería ahogarlo de inmediato con todo lo que correspondía, pero tampoco quería imponerle nada.

    Me aclaré la garganta antes de hablar, fue como para regresar mi sistema al punto neutral o no sé qué. Acababa de mandar a los traidores a las mazmorras, no era poca cosa.

    —Kintaro, tienes heridas recientes. Puedo revisarlas de nuevo antes de que debas atender nada más —dije, conciliadora—. Toyama necesita a su señor con buena salud. Hay algo... ¿Hay algo más que podamos hacer por ti?

    Para limpiar el destrozo que iniciamos.

    Si por mí era detenía el flujo del mundo para prepararle un té y que se sentara a reflexionar lo que había ocurrido. Era algo que podía ofrecerle a Takeda, por ejemplo, pero esas libertades no me las tomaba con otros líderes, podían pasar por insubordinación. Había limpiado la herida del pecho de Kintaro, pero eso no me volvía una confianzuda tampoco. No en los momentos como este por lo menos.

    Antes de que me respondiera cualquiera de los presentes o lo que fuese, busqué a Hayato con la mirada de nuevo. Sabía que no estaba en mi momento más brillante, no quería angustiarlo tampoco, solo le hice una seña con la mano para que volviera con nosotros antes de que la situación continuara su curso, fuese el que fuese.


    Hayato bb te amo por buggearme el juego de forma bastante literal
     
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    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro; Hayato; Fuji]

    Takano entendió y la dejó nuevamente de pie; sabía que el alivio al ver a Hayato le había devuelto algo de su energía perdida. Hayato bajó del árbol junto con Fuji; ella corrió directamente con Yamagata al verlo también herido; él la tranquilizó, pues esta vez no había terminado tan mal.

    Hayato avanzó hasta Yuzuki y Takano —Bien hecho — mencionó Takano cruzándose de brazos. No lo parecía; pero estaba muy orgulloso, nuevamente había ayudado al equipo considerablemente, sin una sola herida en su cuerpo; sólo un cansancio con sus brazos entumecidos.

    Hayato afirmó hacia Takano y miró a Yuzuki, su rostro mostró preocupación, ella estaba envuelta en sangre.

    —Inagaki —mencionó Kintaro antes de responder a Yuzuki —Llama a Yume y a sus discípulos; por favor. La señorita Yuzuki debe descansar —dijo dirigiéndose a Yuzuki mientras Inagaki afirmaba y salía del castillo —Han hecho demasiado por mi y por mi familia; por favor, permítanme ahora a mí, el poder ayudarles.




    No tardó demasiado tiempo en que un grupo de veinte médicos se apresurara a ingresar al castillo; todos se movían a velocidad, atendiendo primero al grupo de Yuzuki; para después movilizarse al resto. Pero una destacaba del resto, una que había llegado más tarde que los demás y caminaba con una pierna coja.

    [​IMG]

    —Es bueno verlo; señor Kintaro — era una mujer bastante joven; su aspecto era muy frágil, delgada; parecía una niña; pero no lo era, en su rostro se notaba más el paso del tiempo, una mirada de alguien que no dormía demasiado —La última vez que lo vi, no lucía como usted —llevó la manga de su haori a su rostro cubriéndose al reír —Tal vez porque no era usted. Yo sabía que usted jamás se cortaría el cabello.

    —Yume; has llegado tarde otra vez —reclamó Kintaro.

    —Deberá disculparme, mi señor —su sonrisa se borró y su rostro se tornó serio — De haber sabido... hubiera ido con ustedes —dijo apenada, hincándose con dificultad para pedirle perdón; pero Kintaro la detuvo al instante.

    —Tu pierna, Yume.

    —No debe preocuparse; está mucho mejor —
    dijo aun apenada

    —De haber ido con nosotros también te hubieran matado —mencionó Kintaro para después mirara a Yuzuki — Ella es Yuzuki; salvó mi vida en el bosque.

    Yume hizo una reverencia ante Yuzuki —Es un gusto; gracias por salvar a nuestro señor —se irguió y dio un ligero golpe en la frente de Kintaro —¿Por qué no corriste a la clínica? ¿También dudaste de mi? — La formalidad de sus palabras y respeto por Kintaro se esfumó.

    Kintaro se llevó su mano a la frente —Pensé que volverían al bosque, y cuando lo hicieran... —suspiró — ...No podía perder esa oportunidad.

    Kintaro había permanecido en aquel bosque escondido, esperando que los traidores vinieran a ver con sus propios ojos lo sucedido; pero no fue así. Y fue por ello que reaccionó con agresividad al verlos.

    Yume se acercó a Kintaro para revisarlo; cerró sus heridas con gran técnica y velocidad. Después miró a Yuzuki y le sonrió — Tenía una grave infección ¿Eh? — después volvió a Kintaro y le dirigió otro golpe en la frente; pero esta vez Kintaro lo bloqueó — Vas a tener una larga recuperación por esa infección; seguro no limpiaste tu herida como te mostré.

    —¡Lo intenté! Pero no es tan fácil cuando ya estás lleno de lodo e intentando esconderte.

    —¿Sabes cómo me va a reclamar Tamura cuando regrese? —dijo Yume mientras comenzaba a vendarlo. Sus ojos se nublaban. Pero no dijo más. Kintaro también se mantuvo en silencio.

     
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    Yuzuki Minami
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    A pesar del agotamiento fui capaz de sostener mi propio peso cuando Takano atendió a lo que le estaba pidiendo, así pude revisar mejor mis propias heridas y detener tan siquiera el sangrado más pesado, ya luego podría tratarme más a conciencia. Mientras estaba en eso Hayato se había acercado con Fuji, escuché el reconocimiento, halago o lo que fuese de Takano hacia el niño y sonreí ligeramente para mí misma.

    Cuando despegué los ojos del desastre que tenía y miré al pequeño Sugawara noté la preocupación en su mirada, sabía que no estaba en mi mejor momento, pero no hacía falta angustiarse, no cuando estaba viva y de pie. Me limpié las manos lo mejor que pude en la ropa, estiré la mano hacia el niño y le acaricié suavemente la mejilla. El cuidado con que lo trataba no correspondía con el estado de mi cuerpo, con la violencia que lo había generado.

    —No te preocupes, estaré bien antes de que te des cuenta —le dije en un murmuro, pues Kintaro todavía no me respondía—. Lo hiciste muy bien, como siempre. Nos cuidaste a todos.

    Regresé la mano a mi espacio apenas escuchar a Kintaro, había dicho que yo necesitaba descansar y razón no le faltaba así que tampoco lo contradije. Me limité a arreglármelas para hacer una reverencia ligera.

    Poco después apareció un grupo de médicos, se movían rápidamente y nos atendieron primero, dejándonos en mucho mejor estado que el que poseíamos luego del destrozo con los traidores y el impostor. Del grupo destacaba una mujer menuda que casi parecía una niña por la contextura, advirtió que la última vez que había visto a señor quizás no fuese él.

    Kimura me presentó como quien había salvado su vida, cosa que me cohibió ligeramente, pero todo lo que hice fue imitar la reverencia hacia la mujer. Negué con la cabeza suavemente, quise decirle que cualquier la hubiese salvado, pero viendo los acontecimientos era más bien que cualquier podía matarlo.

    —Hice lo mejor que pude. Creí que moriría a pesar de que lo hubiésemos encontrado —respondí a lo de la infección—, pero sin duda tiene un gran espíritu de lucha. Pudo sobrevivir gracias a eso.

    Observé a la mujer cerrar la herida de Kintaro con velocidad y técnica, abriendo bastante los ojos. La verdad es que se veía que era buena en lo que hacía, también que se preocupaba por él, así que pude respirar tranquila. Entre el bienestar de Hayato, la adecuada atención para las heridas de Kintaro y el hecho de que los demás siguiéramos en pie pude relajarme a conciencia.

    —Es bueno poder haber regresado a Kintaro a su hogar —añadí hacia nadie en particular, al pensar en Inagaki y al ver a Yume atendiéndolo.


    mira nada más ese poderoso relleno
     
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    Amelie

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    Hayato se tranquilizó al escuchar las palabras de Yuzuki, y lo hizo aun más cuando sus heridas fueron cerradas, todos los presentes comenzaban a mejorar en color, recobrando algo de rojo en los rostros y menos en sus ropas.

    —Kintaro — interrumpió Takano a Kintaro con Yume —Vinimos a Toyama a pedirles algo —soltó sin formalidades, no esperó más tiempo. Detrás de él, Yamagata ya demostraba su rostro de preocupación, por lo que se acercó con cautela.

    —No queremos imponernos; en verdad lo sentimos; sabemos perfectamente que la prefectura está pasando por un proceso de pérdida muy delicado; y en su caso, es uno muy personal. No es grato que unos visitantes vengan a pedirle favores en estos momentos de crisis; pero...

    —No tenemos mucho tiempo; un aliado nuestro necesita apoyo en la montaña de Tateyama —volvió a intervenir Takano — Se ha adelantado a ello; pero nosotros vinimos representando a nuestro líder; Takeda Minamoto. No tenemos demasiada información de la misión de este aliado; pero lo que pueda suceder en esa montaña recae como responsabilidad de nuestro clan.

    —¿Tateyama? —preguntó Kintaro para después mirar a Yume —¿Irán a reunirse con este aliado suyo?

    Takano afirmó.

    —Ustedes han salvado el legado de mi apellido; me han ayudado a recuperar mi hogar, salvado mi vida; me permitieron emitir justicia en contra de la traición más grande que un hijo puede cometer. Son ustedes bienvenidos en Toyama; sus responsabilidades ahora también serán las de mi prefectura; pues tengo el poder necesario para considerarme también su aliado —aclaró Kintaro hacia el grupo — Si necesitan hombres para ir a Tateyama, yo se los proveeré. No quiero que ninguna ciudad bajo mi cargo sufra algún percance.

    —No es necesario; el saber que Toyama se vuelve nuestra aliada en la causa del clan Minamoto es más que suficiente; nosotros nos encargaremos de lo que esté sucediendo en Tateyama, pues tampoco conocemos demasiado de ello — la voz de Yamagata era más conciliadora.

    —Entonces será necesario que yo vaya con ellos— interrumpió Yume — Tamura está allí; debo ir con él y ayudarlo.

    —Nos atrasarás —Takano señaló su pierna.

    —Eres fuerte y yo pequeña; podrás cargarme— reclamó Yume mirándolo desafiante —Vaya... esa cicatriz debió haber dolido —señaló su rostro — Pero fue bien atendida; si no hubiera sido así, posiblemente perdías la nariz —dijo hacia Takano.

    —No pienso cargarte

    —¿Temes cansarte? No debes preocuparte; tengo la droga perfecta para que puedas aguantar mi peso enclenque; pensé que podrías sin mi ayuda pero veo que no. Por ello es bueno que me lleven; evitaré su muerte en la montaña —
    Yume hablaba tan rápido que era casi imposible interrumpirla.

    —Yume, sabes que Tamura no quiere que te expongas a esos fríos —Kintaro trató de persuadir a Yume.

    —Lo sé. Pero puedo ser de ayuda. Yo lo sé. Por favor... déjenme ir con ustedes —Yume los miró.

     
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    Todos teníamos mejor aspecto ahora que habíamos recibido atención y con eso sabía que iba siendo hora de soltarle a Kintaro la razón por la que habíamos llegado a Toyama, pero no me daba el corazón para ser yo la que lo dijera primero si debíamos ser honestos. De hecho me aparté un poco apenas recobré algo más de fuerzas y me distraje comiendo el dulce que me había dado Hayato antes de que todo se nos volviera un desastre.

    Cuando me estaba comiendo la última parte, todavía dándole vueltas a si el niño había pretendido que fuese un pez o solo había terminado como uno, escuché la voz de Takano que soltó sin formalidades que estábamos allí para pedirles algo y Yamagata, que aunque era un idiota con nosotros, se sumó con algo más de tacto a la conversación para explicar qué era eso que necesitábamos.

    Me acerqué de nuevo a pesar de que no intervine y me mantuve escuchando el intercambio, atenta; las palabras de Kimura me alcanzaron y aunque tenía razón en que habíamos salvado su vida, no nos debía nada si no lo deseaba. En cualquier caso sabía que nos ayudaría, al menos eso parecía sugerir el sentido de la justicia que demostraba y respiré con alivio.

    Yume dijo que debería ir con nosotros, Takano le soltó sin más que nos atrasaría por el estado de su pierna y la otra dijo que podía cargarla, que era pequeña y él fuerte. Fruncí el ceño sin darme cuenta, mucho menos entendí del todo mi propia reacción, pero entendí menos la mención a su cicatriz en ese momento particular. El otro seguía negándose y yo seguía con el ceño fruncido.

    —Hablas rápido —atajé sin ninguna emoción particular en el tono de voz—. No dejas mucho espacio a réplicas.

    Kintaro intentó persuadiarla directamente, Yume insistió y yo suspiré luego de intercambiar la mirada entre ella y Takano.

    —Ya él dijo que no piensa cargarte, tampoco es que se lo vayamos a imponer —dije todavía con los gestos algo tensos, aunque sabía que yo era la primera en aprovecharme de él, pero eso era tema a parte—. Quizás deberías escuchar a tu señor, pero si insistes nosotros no somos quiénes para detenerte si lo que deseas es acompañarnos. Si en algo llevas razón es en que eres pequeña, algún otro debería poder con tu peso de ser necesario.


    yuzu be like: que dices que mi marido hará qué cosa?
     
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    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro; Hayato; Fuji]

    Yume miró a Yuzuki; parpadeó lento. Después miró a Takano —Oh — sonrió con malicia mientras señalaba a Takano y luego a Yuzuki —Lo entiendo.

    —Él puede llevarte —Fuji señaló a Yamagata —No es más fuerte que Takano; pero si será más delicado.

    —Eso es muy cierto, señorita Yume — dijo Yamagata — Así como fruncen el ceño al unísono; también comparten terquedad.

    Yume miró a Kintaro —Te dejaré con todo mi equipo médico; no podrás salir en un tiempo del castillo; creo que eso es más que evidente. Inagaki te cuidará, por favor, hazle caso. Dejé suficiente medicamento en la clínica, mis pupilos sabrán atenderte.

    —Estás hablando como si no te volviera a ver jamás —mencionó Kintaro.

    Yume negó de inmediato —Mi deber es cuidar de ti; pero debo ir con Tamura, debo informarle lo que ha sucedido aquí para que regrese con nosotros —Yume miró a Yuzuki — Iré con ustedes; aunque les fastidie. Así que ya está. ¿Nos vamos?

    Yáahl ¿Deseas hacer algo más en Toyama?
     
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    Zireael

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    Todavía sentía el sabor del dulce en la boca cuando la sonrisa de Yume me hizo comprimir más los gestos sin darme cuenta, la sola sensación de que había sido leída por esta mujer no me había venido en gracia, incluso si no tenía nada contra ella ni mucho menos, y su comentario solo me hizo soltar un suspiro algo pesado pues lo había dicho señalando a Takano y luego a mí, como si hubiese resuelto una gran incógnita o algo.

    Fuji salvó el día, gracias a los Dioses, pero Yamagata no pudo cerrar la boca y lo miré todavía con el ceño fruncido, aunque ahora que él lo había mencionado me obligué a relajar los gestos de forma consciente. Me llevé los dedos a la frente, como si pretendiera hacerme relajar los músculos.

    —¿Pero tú de qué lado estás, Yamagata? —Me quejé ya con las facciones bastante más flojas—. No hace falta decirle esas cosas a la gente. Todos nos quedábamos tranquilos con que aceptaras llevar a Yume. No la hagas pensar que va a viajar con puros amargados, que somos buena gente.

    Yume le dijo cosas a Kintaro como si fuese la última vez que fuese a verlo, pero solo le dijo que era su deber cuidar de él y en eso, bueno, la entendí. Era lo que yo hacía cada vez que debía despedirme de los demás para emprender alguna misión diferente.

    La cosa es que la mujer volvió a mirarme, soltó que nos acompañaría aunque nos fastidiara y yo volví a llevarme la mano al rostro, enjuagándome los ojos con algo de brusquedad. Hablé con un tono bastante suave a pesar de todo, no estaba molesta, no de la forma que me hacía terminar sangrando por pelear con lo que se me pusiera por delante por lo menos.

    —Nunca dije que nos fastidiaras —corregí—, dije que no obligaría a Takano a llevarte, se parece pero no es lo mismo. Vas a acompañarnos, así que te cuidaremos de la misma forma que nos cuidamos entre nosotros; además, vi cómo trataste la herida de Kintaro, quizás pueda aprender algunas cosas de ti, si me lo permites.

    Tomé un montón de aire, me sentí mejor ahora que había recibido atención y la energía me volvía al cuerpo de a pocos. Creía que algo de movimiento me ayudaría, aunque quizás simplemente fuese que no podía quedarme quieta demasiado tiempo.

    —Quisiera aprovechar un poco más los recursos de Toyama antes de partir. El hombre de la herbolaria al Oeste me dijo dónde podía encontrar ingredientes para venenos, así que me gustaría hacer eso, usar sus instrumentos y luego, si me queda algo de energía, visitar al prodigio aquel que nos dijo —comencé a decir hacia nadie en particular—. No hace falta que vayamos todos juntos, puedo ir con Hayato para que los demás descansen mientras tanto. Prometo que no vamos a meternos en problemas, solo quiero estar bien preparada para lo que pueda ocurrir en el camino.


    Pues eso, que me gustaría ir a las afueras del shukusha por las semillas de ricino y a la clínica por los minerales basálticos. Si luego no me atraso mucho en lo que fluye Tateyama, quisiera buscar al dude que nos dijo el de la herbolaria.

    Me puede acompañar quien quiera, la verdad (?) Yuzu solo se arrastró al bebito para no molestar a nadie más JAJAJA
     
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    [Yuzuki; Takano; Yamagata; Kintaro; Hayato; Fuji]

    Yamagata sonrió ante la recriminación de Yuzuki; pero no era una sonrisa mal intencionada, fue una más de vergüenza; seguida de una mirada hacia Takano quién ya lo estaba fulminando con la mirada —Cómo en los viejos tiempos, ¿No, Takano? —dijo desviando la mirada hacia Fuji quién ya lo jalaba para que no se avergonzara más.

    Inagaki llegó en búsqueda de Kintaro; quién se despidió formalmente del grupo con una reverencia completa —Estoy completamente agradecido con ustedes; Toyama siempre será como un hogar si deciden regresar; por favor, siéntanse en libertad de cargar esto con ustedes —Kintaro les entregó un papel con el sello de su clan:

    [​IMG]
    —Con eso podrán justificar cualquier evento bajo mi nombre dentro de Toyama; yo asumiré las responsabilidades pertinentes —Culminó Kintaro.

    Takano extendió la mano y tomó aquel papel y afirmó.

    —Pero por favor; no causen demasiados problemas —atajó Inagaki con una sonrisa después también hizo una reverencia al grupo —No sólo por Kintaro; también lo agradezco por mi señora Sanjo; madre de Kintaro. Quién era incapaz de tomar el cargo de su difunto esposo. Le han devuelto un hijo que creía perdido; y le han quitado el peso de tener que decidir el destino de otros dos. Gracias.

    Con esto; Kintaro e Inagaki se retiraron; aun tendrían mucho que hacer.

    —Si quieres aprender de mi, tendrás que ser paciente; has ayudado a Kintaro, y por eso estoy agradecida; pero aun no te has ganado mi confianza; no es nada personal, es sólo que vengo de una familia algo desconfiada — dijo con una sonrisa tranquila; después sacó una pipa delgada y comenzó a fumar algo, era el mismo olor que desprendía el opio que Ginko usaba con frecuencia —Yo esperaré aquí; no quiero que el joven Yamagata me lleve de paseo por la ciudad que conozco.

    Yamagata miró a Yume y después a Yuzuki —Entonces esperaré aquí también.

    Fuji se unió a la espera y Takano simplemente siguió a Yuzuki con Hayato. Primero fueron a las afueras del shukusha; después a la clínica que estaba vacía, por ello fue fácil dar con los materiales; al terminar la recolección, volvieron a la herbolaria y Yuzuki preparó sus venenos, pagando el uso de los instrumentos.

    Por último, se dirigieron hacia dónde se encontraba aquel prodigio, o al menos eso decía el herborista.

    [​IMG] [​IMG]
    Casa del protector de Toyama
    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Al llegar allí, notaron que junto a la pequeña herbolaria había restos de lo que fue una casa, la madera estaba calcinada; pero ya no había suelo negro; estaba lleno de hojas secas y musgo, el incendio había sido ya hace muchas estaciones atrás.

    —¿Te gustó? —se escuchó la voz de Hayato antes de que ingresaran a aquel sitio —El dulce que hice...— seguramente se lo estaba preguntando desde hace rato.

    Yáahl tira un d20 porfis
     
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    Yuzuki Minami
    Patio Interno —> Casa del Protector de Toyama

    La sonrisa avergonzada de Yamagata me dio algo de ternura, para qué decir lo contrario, pero agradecí que Fuji se lo llevara para que evitara esto de seguir metiendo la pata. Ya había hecho lo que le correspondía, no hacía falta que añadiera nada más.

    Quien se acercó después fue Inagaki para retirarse con Kintaro, este se despidió con una reverencia formal y volvió a agradecernos, nos dijo que Toyama podía ser nuestro hogar cuando decidiéramos volver y nos entregó un papel con el sello de su clan, el que Takano tomó, así que yo aproveché para husmear acercándome a él. Kimura dijo que con eso podríamos justificar nuestras acciones dentro de Toyama a su nombre, haciéndolo responsable de lo que correspondiera.

    —Gracias —le dije dedicándole una sonrisa tranquila y antes de que se retirara con Inagaki, quien nos pidió que de verdad no causáramos muchos problemas, añadí algo más—. Cuídate mucho, por favor.

    Inagaki nos había agradecido también por su señora, la madre de Kintaro, a quien le habíamos devuelto al hijo que creía perdido y con ello la habíamos librado de tener que decidir sobre los otros dos. Era la mujer que llevaban descompensada, me acordé, y la verdad es que me alegraba no solo haber podido salvar la vida de Kintaro, sino haberlo regresado a su madre. Puede que eso fuese más importante que todo lo demás.

    Yume me respondió también, me soltó que no me había ganado su confianza y me encogí de hombros, como si no fuese la gran cosa, pero aunque era comprensible la verdad es que si había algo que me molestara era el hecho de que pusieran en duda que fuese alguien en quien se podía confiar, incluso si el contexto lo volvía lógico.

    —Algunos dirían que la paciencia es una de mis virtudes, incluso si no lo parece. Esperaré —resolví con sencillez y luego miré a Yamagata que había decidido quedarse también, a él le sonreí como hice con Kintaro—. Descansa un poco, ¿quieres? No terminaste mejor que yo en el bosque ni aquí.

    Fuji también se les unió mientras que Takano sencillamente me siguió a pesar de que no se lo había pedido, cosa que agradecí. Fuimos a los dos lugares que tenían ingredientes de mi interés, luego a usar los instrumentos a la herbolaria y saliendo de allí seguimos hacia el lugar que nos había dicho el herborista cuando llegamos la primera vez.

    Al salir de la herbolaria estiré el brazo en dirección a Takano, enredándolo al suyo, y seguí caminando así relativamente despacio, para no esforzarme más de la cuenta. Digamos que lo estaba usando de apoyo, que todavía me daba un poco de vueltas el cuerpo entero y prefería no arriesgarme a irme de boca al suelo.

    —Gracias por venir con nosotros —le dije aunque sabía que no hacía falta—. Me siento más tranquila cuando nos acompañas.

    Como fuese, al llegar al sitio notamos que habían restos de una casa que había sido consumida por el fuego, aunque por el estado del suelo se notaba que había sido ya tiempo atrás. Todavía sujeta a Takano paseé la mirada por el lugar, pero no fue hasta que escuché la voz de Hayato que solté al primero y para acercarme al niño.

    —¿Te estabas preguntando eso desde que me viste comerlo? —pregunté en voz baja, molestándolo, y ahora que tenía las manos limpias las estiré con más confianza para estrujarle las mejillas suavemente—. Estaba muy rico, Hayato, de hecho me ayudó a sentirme mejor. Muchas gracias, cariño.

    Le acaricié el rostro con mimo sin siquiera caer en cuenta la manera en que lo había llamado, se me había escapado y ya. Lo dejé en paz luego de acomodarle un par de cabellos fuera de lugar y regresé la atención al escenario que teníamos ante nosotros, me acerqué un poco, pero tampoco demasiado en caso de que algo nos saliera mal como era usual.

    —Hayato, mi niño, no vayas a tocar nada, ¿de acuerdo? —dije al aire al recordar el frasco que se le había caído al llegar a la herbolaria la primera vez—. Por cierto, ¿por qué andabas tocando los frascos antes?

    d20 o quieres decir mi conocido d1?? mi dado es una esfera cortada a la mitad con un 1 escrito por el lado plano
     
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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Takano no opuso resistencia al tacto de Yuzuki, la dejó recargarse —La última vez que exploraron solos terminaron hundidos en la nieve; necesitan a alguien que los levante del sitio dónde se caerán por no estar alerta — dijo dejando ir una sonrisa que intentó detener; el recuerdo de verlos en la nieve era agradable.

    Hayato iba a empezar a husmear en el lugar cuando escuchó la voz de Yuzuki y sonrió, ruborizándose por completo, no dijo nada más hasta que le preguntó por los frascos —Lo siento, quería ver que eran. En casa, teníamos miel guardada en los frascos; por un momento pensé... —negó —... Lo siento.

    Y antes de que Yuzuki pudiera contestar, escuchó algo que provenía de la herbolaria. Un ulular.

    Yuzuki notó que sobre el tejado había un joven alimentando a su búho; quién reaccionaba con entusiasmo.

    [​IMG]

    Ambos cruzaron miradas; pero el joven terminó desviando la suya, enfocándose en su búho. Yuzuki pudo notar que entre el tejado y los árboles había una gran conexión de cuerdas; las cuales parecían crear una telaraña.

     
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    Medio giré el rostro en dirección a Takano cuando habló refiriéndose al día que exploramos entre la nieve, cuando yo me caí y Hayato terminó hundido por correr a ayudarme; me di cuenta que aunque intentó detenerse a sí mismo, sonrió. Podía haberlo molestado por andar diciendo que necesitábamos de alguien que nos levantara, pero era cierto y ahora, cansada como estaba, solo cedí. Era yo quien había arrastrado a Hayato con nosotros luego de haber sacado la cabeza de su padre de una pica.

    Este niño era el mismo que luego de llorar a gritos había hablado de venganza mientras curaba su ojo.

    La respuesta del pequeño Sugawara a mi pregunta me hizo soltar una risa liviana, porque además se había ruborizado y todo, pero negué con la cabeza suavemente al entender por dónde iba el asunto. No pretendía regañarlo, de hecho por eso quería saber por qué había tocado los frascos y él, bueno, me había respondido con un recuerdo de su casa.

    Iba a responderle que no pasaba nada, que solo tuviese cuidado porque cerca de nosotros había más posibilidades de que hubiese veneno en vez de miel en algún frasco, cuando un sonido proveniente de la herbolaria me distrajo: el ulular de un búho. Alcé la vista buscando el animal, pero di con un joven alimentando al ave y levanté las cejas con algo de sorpresa impresa en las facciones.

    Cruzó miradas conmigo, pero acabó por regresar la atención al búho y yo permanecí con los ojos pegados a su silueta, antes de que mis ojos pasearan por el resto del espacio. Entre el tejado y los árboles cercanos había una estructura de cuerdas que recordaba a una telaraña. Parpadeé varias veces, como si quiera terminar de creerme lo que estaba viendo, y recordé lo que nos había dicho el hombre de la herbolaria.

    —Buenas —saludé haciendo una reverencia a pesar de que el muchacho ya no estaba mirándome, esperaba atraer su atención aunque puede que solo decidiera ignorarme—. Perdón por molestar. En la herbolaria del oeste me dijeron que aquí podría encontrar a quien tiene mayor conocimiento de los nuevos venenos, un joven viajero, ¿eres tú de casualidad?
     
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    El joven no volvió a mirar a Yuzuki; se levantó y comenzó a caminar por las cuerdas atadas entre los árboles —Ese hombre es muy molesto; cree que me conoce, pero no es así. Si quieres comprarme recetas para venenos, no hago negocios con guerreros . No porque no sepa, sino porque no quiero.

    Instantáneamente, Takano frunció el ceño y se cruzó de brazos.

    Hayato lo miró —¿Le disparo?— el pequeño ya había entendido visualmente el comportamiento de Takano, y sabía que era la manera en la que expresaba el querer atacar a alguien.

    Takano inmediatamente negó y miró a Yuzuki; esto era su idea, él espera acciones de su parte. Y del mismo modo, Hayato miró a Yuzuki, esperando que le diera una indicación.
     
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    No me miró, como pensé que era posible, y lo dejé estar sin demasiado problema mientras comenzaba a moverse sobre las cuerdas, su telaraña. Seguí sus movimientos, escuchando lo que decía sobre el hombre y me abstuve de sonreír aunque me viniera un poco en gracia, también evité decirle que a veces las personas que nos observaban eran las que más nos conocían y el ejemplo apareció por sí mismo. Takano se había cruzado de brazos, ceño fruncido, y Hayato de inmediato preguntó si le disparaba al joven del búho.

    Takano no hablaba demasiado, ¿verdad? Pero lo observábamos.

    Sentí la mirada de ambos encima, venir aquí había sido mi idea, así que estaban esperando por mí. Giré el rostro para mirarlos a ambos, estiré la mano para dedicarle una caricia liviana a Takano en el brazo, luego miré a Hayato y negué con la cabeza, indicándole que no hacía falta dispararle ni nada.

    —Bueno, sería más fácil si te presentaras tú mismo para corregir lo que me dijo él —comencé ahora sin mirar al joven mientras hablaba me deshice de las katanas que cargaba: el colmillo y el arma de Aoi. Podía habérselas dado a Takano, pero simplemente las dejé sobre el suelo—. Es un poco molesto también que lo primero que me digas es que no haces negocios con guerreros, viene a ser lo mismo que reniegas del herborista ¿Me conoces de algo acaso?

    Tomé aire, lo solté y crucé los brazos como Takano aunque el gesto no tenía la misma naturaleza.

    —Las recetas no me importan tanto. Quiero ayuda —resolví con simpleza, había mantenido el tono bastante suave hasta ahora—. Puedes rechazarme todas las veces que quieras, puedo hacer esto todo el día, ¿o no?

    La pregunta había ido hacia Takano y Hayato, aunque no hacía falta que contestaran como tal.

    Como fuese, me callé un momento, me di cuenta que aunque le había pedido a Kato la réplica del colmillo frente a Takano, no creía haberle dicho nunca lo que llevaba planeando desde entonces. Desde el momento en que el filo original, cargado de veneno, había encontrado su cuerpo y me había hecho creer que lo perdería. Era la primera vez que iba a soltar frente a él que estaba buscando comprender qué había en esa sustancia para, en el peor de los casos, replicarla.

    —Un veneno que desconozco casi me arrebata a alguien muy importante. Cargo con lo que restó desde entonces, esperando que alguien pueda ayudarme a descifrarlo.
     
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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    El joven soltó una risa al escuchar a Yuzuki; no era burlona, era como la risa de un niño que parecía estar entretenido. Takano apretó su agarre en sus brazos sobre sí mismo y miró a Yuzuki cuando terminó de hablar. Ella tenía aquel veneno —Mi hermana ¿Cierto? —le reclamó al saber que habían conseguido un poco de ese veneno.

    El joven miró a Yuzuki unos momentos en silencio; hasta que su búho empezó a ulular —Lo estoy pensando, espera —el joven le reclamaba la impaciencia a su ave la cual empezaba a aletear.

    Hayato observaba al búho sonriendo —Al búho; le falta un ojo, cómo a mi. Y a Ginko —dijo recordando la poca interacción que tuvo con el médico; Hayato hablaba muy bajo, y aquello no lo pudo escuchar el joven entre las cuerdas.

    —Me interesa; puedo ayudarte con eso. A cambio, me contarás la historia completa ¿Te parece? Prácticamente te estaré regalando conocimiento por una historia. Dime la historia de este veneno ¿Si?— el joven avanzó en una cuerda y llegó a un árbol; del cual tomó otra cuerda de la cual se deslizó hasta el piso; al llegar allí, el búho tomó dicha cuerda y la volvió a colocar hasta arriba del árbol.

     
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    Yuzuki Minami
    Casa del Protector de Toyama

    Hubo un instante de miedo, de suspenso o lo que fuese, lo sentí en el momento en que percibí la mirada de Takano sobre mí y luego cuando preguntó si había sido Shinrin la que me había dado el veneno. El joven en las cuerdas se había reído, pero fue como la risa de un niño y ambos gestos se revolvieron, confundiéndome un poco. Giré el rostro para mirar a Takano y puede que por primera vez en mucho tiempo lo observara con el terror real que había sentido al verlo en la herbolaria de Kamakura, postrado.

    —Le pedí ayuda desde el principio y me dio lo que pudo rescatar de la saya del colmillo original —dije casi en voz baja, desviando la mirada a mi katana en el suelo un momento—. Me lo dio diciendo que no solo tú confiabas en mí, cuando me enviaste sin un plan a seguir.

    Regresé la vista al joven que esta vez estaba mirándome, el ave ululó y yo permanecí en silencio, todavía con los brazos cruzados sobre el pecho. Así como le había dicho al ave que esperara lo estaba haciendo yo, paciente a pesar de lo que acababa de soltar frente a Takano, y fue por eso que escuché lo que estaba diciendo Hayato. Lo dijo bajito, no creía que lo hubiese escuchado el muchacho, pero señaló que el búho, así como él y como Ginko solo tenía un ojo.

    Podía parecer poca cosa, pero ese comentario me ayudó a relajarme y me permití una sonrisa ligera, que solo se desvaneció cuando oí al joven entre las cuerdas hablarme. Quería que le contara la historia completa a cambio de su ayuda, que le dijera lo que había detrás de ese veneno y me pregunté si podría hacerlo sin sake en el cuerpo, como cuando se lo dije a Yamagata.

    Volví a mirar a Takano, ya sin el miedo en las facciones y tomé muchísimo aire por la nariz. El muchacho había bajado de las cuerdas, me di cuenta, pero no le presté mucha más atención.

    —Solo lo haré si a ti no te molesta que lo cuente —dije con tono suave, casi maternal, pero no alcé demasiado la voz así que fue como si estuviese hablando en confidencia—. Si me dices que retroceda lo haré, pero si no continuaré hasta el final.

    Todavía mirando a Takano desenredé los brazos, saqué el frasco que me había dado Shinrin en Kai y lo sostuve en el espacio entre nosotros. Si se lo contaba al joven, también sería la primera vez que Hayato escuchara la historia como tal, porque había sido antes de que yo lo trajera conmigo. La cuestión parecía una bola de nieve ya y me iba a aplastar.
     
    • Adorable Adorable x 2
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