Torre de los dragones

La ball encerró dentro de sí a Zekrom, por más que se resistió. Cuando la esfera giró y giró, lo hizo con mucha fuerza, como si Zekrom aún tuviese fuerzas para luchar y liberarse.

... mas no obstante, el "clic" se oyó, y Zekrom se rindió ante su nuevo entrenador: Ian. Ahora, ambos podrían defender sus ideales juntos.

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Necesito que muevas tu equipo para hacer hueco a Zekrom

 

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El asombro por haberlo capturado fue tal que Ian se quedó sin palabras durante dos meses

Zekrom luchó hasta el último momento, rugió con todas sus fuerzas, negándose a ser capturado. Su fuerza de voluntad era ciertamente admirable.

Sin embargo, era esa misma fuerza de voluntad por la que había tenido que capturarlo; necesitaba que me prestara su poder.

La imponencia de Zekrom sin embargo me había calado tan hondo que, tras capturarle, me quedé parado, contemplado el esférico inerte. Aunque el movimiento había cesado, aún podía sentira la fuerte presencia de Zekrom dentro. Me tomó varios segundos salir del trance, tras lo cual me arrodillé para tomar la pokeball del suelo.

—Es más pesada de lo que imaginé. Cargar con los ideales del mundo no es una tarea sencilla, desde luego.

>>Gracias por haberlo logrado, Aegislash.

El pokémon me miró, sin inmutarse, y se inclinó levemente.Con una leve sonrisa en mi rostro, asentí. El rayo de luz dela ball procedió entonces a absorberlo. Necesitaba descansar.

En su lugar Salamence salió una vez más. Tras una mirada a mi cara supo que lo habíamos logrado, pero que no había sido sencillo.

—Bueno, viejo amigo, es hora de que partamos. Siento que llevo una eternidad en la Torre.

Con un nuevo compañero en el equipo, y una nueva responsabilidad, partimos rumbo al horizonte.

 

Mimi Honda

Era noche cerrada cuando alcancé la altísima torre que se perdía en el cielo nocturno. La razón que me había llevado allí era muy simple. Necesitaba puntos para potenciar mi equipo cuanto pudiese antes del torneo y no iba a conseguir esos puntos simplemente entrenando en algo como la Torre Desafío. Recordaba que hace bastante tiempo puse un Tauros en adopción y me dieron a cambio una suma de tres mil puntos. Quizás fuese un poco raro, que te pagasen por dejar a pokémon en adopción... estaba segura de que la codicia de muchos entrenadores había cebado el centro de adopción de esos dragones.

Yo venía a sumarme a esa infame práctica. No lo haría si no estuviese desesperada y realmente no lo necesitase. No entraría precisamente a este lugar si no tuviese la extrema necesidad de hacerlo... no a esta condenada torre. La última persona con la que estuve aquí fue con Alpha... ¿Es que todo quería recordármelo? ¿Es que no podía haber Haxorus en otro lugar de Galeia? Pero no tenía otra opción. Regresé a Sean a su esférico...

Y me puse en marcha.

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Mimi, bienvenida al Club (?)

 

Mimi Honda

La Torre y los corredores de piedra presentaban un aspecto siniestro y lúgubre ahora que había caído la noche. La luz de la luna llena se colaba por los huecos excavados en la pared, quizás producto de alguno de los dragones que aquí habitaban. No me preocuban estar en una torre repleta de dragones, yo no era ninguna princesita en apuros... ya no.

Lo que me preocupaba era una cosa distinta. Recordaba perfectamente este lugar, aunque había pasado muchísimo tiempo. ¿Años quizás? Aquí fue donde capturam— capturé a Sean. Un pequeño y cascarabias Rufflet que se convirtió en un poderoso y audaz Braviary.

Sean... fue Alpha quien le puso esa apodo.

 

Mimi Honda

... ¿Por qué había dejado que Alpha nombrase a mi pokémon? Yo siempre quise ponerle Isamu porque significaba valor. ¿Por qué había terminado poniéndole un nombre tan simple y con tan poco trasfondo? Ese no era mi estilo en lo absoluto.

... Ya no quería usar más ese apodo.

 

Mimi Honda

Mis pasos resonaban entre los pasillos vacíos de la torre a medida que me disponía a subir las escaleras. Y entonces, una extraña idea apareció en mi cabeza. ¿Por qué una torre llena de dragones? ¿No era una idea demasiado cliché? Los dragones fieros que habitaban una torre alejada de la mano de Arceus porque temían hacer daño a alguien o simplemente porque custodiaban algún tipo de tesoro.

De alguna forma me recordó a las historias que me contaba mamá de pequeña. Todo era felicidad y amor en esos cuentos, pero esas historias solo representaban fantasías que no reflejaban la realidad. Cosas absurdas y sin sentido que solo terminaban ilusionándote.

En la realidad a veces las cosas no salían como uno deseaba.

 

Mimi Honda

Me detuve en las escaleras al notar movimiento en el piso superior. Pude ver una silueta deslizarse sinuosa entre las sombras. ¿Sería un Haxorus? Parecía demasiado pequeño para serlo... Intrigada eché un vistazo crítico alrededor y entonces...

—¡Kyah!

Algo me saltó al rostro. ¿Qué demonios era eso? Asfixiada, abrumada por la sorpresa y molesta, lo sujeté con las manos tratando de apartarlo, arañándolo con las uñas... y me di cuenta de que era como tocar... baba rosa. Frío y correoso, resultaba completamente desagradable. Era... ¿lo que creía que era...? Un escalofrío me recorrió la espalda.

>>¡Déjame en paz, criatura deforme!— le espeté— ¡No te estoy buscando a ti!

Ditto acabó cayendo al suelo y desapareciendo entre las sombras de la noche.

 

Mimi Honda

Después de que aquel extraño accidente seguí subiendo las escaleras. ¿Cuantos pisos tendría esta torre? Parecía que nunca llegaría a la cima. Eran escaleras milenarias, probablemente. La piedra estaba gastada y erosionada de tantas veces que habían sido usadas. Pero no podía ver la cima.

Sentí un repentino pinchazo de tristeza y nostalgia. Un impacto certero y directo al corazón. Recordaba perfectamente aquellas palabras; el tono suave, aniñado e ilusionado de su voz. Lo feliz que estaba aquel día.

''Algún día haré que subas conmigo a la cima.''

Detuve mis pasos. Y en mitad del silencio de la noche, sintiendo como la frustración y el dolor volvían a acrecentarse, murmuré:

—Nunca vamos a subir a la la cima, nunca tendremos siquiera esa oportunidad... ¡solo sal de mi cabeza y deja de atormentarme!

Repentinamente escuché un gruñido. Un gruñido procedente de las sombras y unos ojos rojos brillando en la oscuridad. Después de lo que había pasado con Ditto me puse repentinamente en guardia y busqué un esférico en mi bolso. Entonces la luz que se colaba por la aspillera iluminó la figura de un imponente y desafiante dragón.

Allí estaba, Haxorus; el pokémon que estaba buscando.

No lo pensé demasiado. Kuma, gracias a su ventajoso tipo hielo lo enfrentó... y cuando estuvo lo suficientemente débil logré capturarlo.

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La verdad es que solo quiero terminar ya (?)
Edit: FRUTOS DADOS XD

 

Mimi Honda

Guardé el esférico de Haxorus en el bolso y me apresuré a descencer las escaleras. Esperaba no volver hasta dentro de mucho tiempo.

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Usoda!

 

Orgen

Surcamos los cielos y desde las alturas podía observar los hermosos valles y praderas de la región, a lo lejos un desierto y en lo que canta un gallo llegamos a la Torre de los Dragones. La enigmática torre ascendía por encima de las nubes, y recordaba como mi padre me contaba historias de como capturó a su Druddrigon en dicha torre, la cual según él, estaba imbuida por efectos mágicos que al bajar te colocaba en la salida sea cual fuere el piso en el que te encontrabas.

Bajé del lomo de Togekiss y observé algo nervioso a Liza, el lugar era asombroso, aunque no tanto como volar por los cielos en compañía de ellos.

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Liza White Gracias por traerme ♥

 

Liza White

Togekiss, tras un tiempo alzándose por el cielo de Galeia, llegó hacia el lugar donde se alzaba la torre de los dragones. Tan alta e imponente como siempre, perdiéndose entre las nubes gracias a su enorme e imponente tamaño. Decidimos descender con cuidado en la entrada, evitando mareos innecesarios en los nuevos pasajeros que nos acompañaban, y bajé con cuidado a Chespin al suelo. Orgen no tardó mucho mas en hacer lo mismo.

—¡Bien, aquí estamos! —exclamé, estirando mis brazos entumidos por el viaje. Me acerqué hacia Togekiss, dándole las gracias por el esfuerzo, y la invité a descansar en su pokéball por el momento, y así lo hizo. Me dirigí hacia el entrenador y su pokémon mientras observaba el lugar con un brillo de emoción en la mirada; nunca me cansaba de este sitio—. ¿Sabes? El tipo dragón es mi favorito, por lo que imagina lo que me gusta este sitio. Pero ya cuento con varios dragones por el momento, así que no será mi caso hoy el intentar atrapar un pokémon.

>>¿Qué buscaremos para ti?

 

Orgen

—Que buscaremos para ti? —esas palabras resonaban en mi mente y recordaba a los dragones de mi padre, la verdad, le cogí cariño a dicho tipo de pokemon desde mi niñez. —Pues, no tengo algo decidido, pero veamos que acontece. —comencé a caminar dentro de la torre y subir unas escaleras hasta llegar al siguiente piso.

 

Liza White

—Hm, hm~ —asentí, llevando los brazos tras mi nuca despreocupada, y seguí avanzando por el lugar, atenta a nuestro alrededor.

En mi caso no encontré ningún pokémon, pero al parecer Orgen tenía un Axew muy cerquita de su posición. Me acerqué con cuidado, señalándole al desconfiado pokémon no muy lejos de sus pies.

—Psst, ¿qué tal ese?

 

Orgen

Mientras caminaba distraído como siempre, no me percaté de un Axew a unos pasos cerca de mí. —Psst, ¿que tal ese? —me señala Liza y al momento recordé al Haxorus de mi padre. —Vaya, me trae recuerdos. —comenté, mientras me acerqué con cautela al Axew recordando que sus progenitores son algo protectores con sus crias. —Hola pequeño, deseo que formemos un lazo de amistad. —lancé mi Pokeball y lo capturé.
—Tú te llamarás, Tarakona. —comenté sonriente.

Se lo mostré a Liza al instante agradeciéndole su ayuda.

 

Liza White

Al parecer sí que fue de su agrado, pues sin tardar demasiado se acercó al pequeño pokémon y lo atrapó de inmediato.

—Un placer conocerte, Tarakona~ —le saludé, agitando mi mano cuando dirigió su atención hacia mí. Volví la vista hacia la torre, siguiendo la caminata por el lugar. Sabía que Orgen se tomaría algo más de tiempo en inspeccionar los alrededores, así que me adelantaría unos pasos—. ¡Nos vemos en el siguiente piso!

¿Habría algún otro dragón de su interés por aquí?

 

Orgen

Seguí caminando y Liza se adelantó, dentro de dicho piso no vi nada interesante salvó unas columnas con escrituras antiguas. —Este lugar ha de ser histórico. —comenté al aire mientras subia a mi siguiente piso y buscaba algún otro pokemon.
En dicho piso se encontraba Liza observando los alrededores, por lo visto, ella disfrutaba mucho estando en éste lugar. Yo por mi parte comenzaba a cogerle cariño al lugar y esperaba encontrar alguna sorpresa.

 

Liza white

Me giré al escuchar el eco de los pasos de Orgen acercarse hacia el piso en el que me encontraba. Acababa de ingresar al lugar, observando todo con curiosidad. Sonreí, ojalá alguien me hubiese llevado hasta aquí en mis primeros recorridos como entrenadora. ¡Tendría que haber visto mi cara de asombro!

En la distancia, finalmente logré divisar algo. Se trataba de un Duddrigon que caminaba con aparente tranquilidad, y al que definitivamente no tenía ganas de molestar.

Mejor dejarlo tranquilo por el momento.

 

Orgen

Liza había pasado del Duddrigon y yo sonreí, —quizá no quiera fastidiarlo —pensé mientras caminaba unos pasos hacia el próximo piso.
En dicho segundo piso habían unas estatuas antiguas y algunos lugares oscuros, los cuales me parecían tenebrosos pero quizá allí se encontrara algún dragón.

 

Liza White

El lugar parecía estar relativamente tranquilo de momento, quizás debido a que estábamos en las primeras plantas de aquella enorme torre, y no habría demasiados dragones por aquí. Una lástima, ¡yo quería verlos a todos! Pero mejor ir tranquilos esta vez que estaba acompañada.

Curiosa, revisé un poco más aquella planta antes de seguir a la siguiente. Ya había visto otro adorable Larvitar por aquí.