Torre de los dragones

Alpha.

—Voy a tener una bestia mejor que esa— comenté pues, con mi usual orgullo y dignidad. Desde mi posición, le dirigí una sonrisa socarrona—. Después de todo, hasta un simple Vibrava es más dragón que tu Charizard, ¿cierto?

—Da igual sí lo sea o no.—Contesté de inmediato, quizá un poco cortante, pero sin dejar de tener orgullo en mi tono de voz.

Y entonces decidí acelerar un poco el paso hasta quedar frente a Mimi, ahí me detuve a observar el pasar de distintos pokémon por el lugar, incluyendo a los cuatro míos que habían sido liberados hace poco. Eran pocos la verdad, y para peor ninguno de ellos era el anhelado Rufflet que mi rubia compañera buscaba.

—¿No te conformas con un Vullaby?—Le pregunté de brazos en la espalda.—Mandibuzz es una gran defensa, y las veces que hemos peleado eso ha sido lo que te hace perder.—Terminé regresando a la caminata hacia los pisos de arriba.
>>Además Vullaby puede volar... Poco, pero puede llevarte de aquí a las Isla de los bailarines.

 

Mimi Honda

—No, no me conformo con un Vullaby— le respondí con cierta aspereza, cuando Alpha acabó de hablar. Quizás mi tono sonó algo más molesto de lo que pretendía porque había mencionado mis derrotas en nuestras batallas pasadas—. Da igual la defensa que tenga, es un pokémon horrible. ¿Qué sentido tiene poseer un pokémon que ni siquiera te gusta? ¡Es estúpido! Además, ¿no fue un Mandibuzz quien te aplastó, verdad?
No esperé una respuesta por su parte.
>>No pienso irme de esta torre sin ese Rufflet.

Estaba por continuar el ascenso, cuando mi compañero, con los brazos tras la nuca y expresión despreocupada dijo algo que llamó poderosamente mi atención. ''Además Vullaby puede volar... Poco, pero puede llevarte de aquí a las Isla de los bailarines.''

— ¿La isla de los bailarines?— le pregunté pues, deteniéndome. Tenía entenido que Galeia era una región escarpada y con amplias costas, pero no sabía nada de islas o archipiélagos—. ¿Qué es eso?

Y yo pensando que el nombre de ''Islas Naranja'' ya era lo suficientemente cutre de por sí... Interesada y curiosa a partes iguales, esperé la respuesta de Alpha.

 

Alpha.

Tras escuchar sus negaciones le miré unos segundos; se veía decidida a combatir y lograr aplastarme cual insecto, pero era obvio que como entrenador no le daría el lujo de la facilidad.

—Esperaré ansioso el día que me hagas pelear al máximo.

Luego fue cuando su preguntas salieron al aire.

—¿La isla de los bailarines?. ¿Qué es eso?

Llevé mi mano a mi rostro y cubriendo mi boca cerré los ojos, era obvio que dije ese pseudo-nombre para el lugar por no acordarme del original. Minutos fueron los que me logré mantener en esa posición.

—Isla Caballete era el nombre—Le volví a hablar cuando pude encontrar el nombre de aquel lugar entre los mares de la región.—; es una isla que está cerca de este lugar, siempre hay unos tipos que bailan... ¡y me dieron un huevo! Además de la MO Fuerza—Seguí comentando, ligeramente emocionado recordando el pasado.—. Hacía mucho calor ahí, igual que en unas Islas lejanas a la región que tenían arenas blancas.—Cuando comenté esas últimas mi rostro tomó color... Cosas que pasan... Sí.

Entonces en velocidad dos siluetas pasaron.

—Es hora de que trabajes—El pasar de ellos me sacó de mi rubor, entonces me di la vuelta.—, y creo que debes ser rápida.—Comenté mirando a la lejanía, donde, en el cielo ese par de aves de cabeza blanca se alejaban.

 

Mimi Honda

—Isla Caballete era el nombre— respondió tras unos segundos. ¿Isla Caballete?—; es una isla que está cerca de este lugar, siempre hay unos tipos que bailan... ¡y me dieron un huevo! Además de la MO Fuerza.
Añadió con una emoción que rayaba en lo infantil.
>>Hacía mucho calor ahí, igual que en unas Islas lejanas a la región que tenían arenas blancas.

—Hum...—murmuré en respuesta, repasando todo lo que había dicho con cuidado. No sonaba tan mal como había parecido en un principio—. Una isla que está cerca de aquí... ¿Crees que si vamos también me den un huevo? Sería una forma bastante sencilla de ampliar mi equipo, aunque también dependería del pokémon... ¿Qué te salió a...?

>> ¿Alpha?

Al alzar la cabeza para mirarle, fui testigo del leve tono rojizo que se había adueñado de sus mejillas. Mi semblante pasó del entendimiento a la confusión ¿Se había sonrojado? ¿Por qué? Era extraño, teniendo en cuenta que en su presencia siempre solía ser yo la que acababa ruborizada hasta las orejas... Aunque no podía decir que fuese una imagen desagradable. Tomada por sorpresa y extrañada a partes iguales, lo miré en silencio durante un par de segundos. Por su expresión, parecía avergonzado por algo, y por un momento sentí la necesidad de preguntar. ¿Qué habría pasado en un lugar como ese para hacerle reaccionar de ese modo? Una isla de arenas blancas...

¡Oh, no sería...!

Mas, mis pensamientos fueron cortados de raíz cuando dos siluetas cruzaron como balas por delante de nuestras narices. Apenas sí logré distinguirlas.

—Es hora de que trabajes— oí comentar a Alpha de pronto, con un tono sereno, neutro, y dándome la espalda. Los dos Rufflet volaban ya muy lejos—. Y creo que debes ser rápida.

—¿¡Eh!?— grité incrédula, tratando de localizar a las dos aves con la vista. ¿Qué demonios...?—. ¡Esperad!—exclamé— ¡No puedo atraparos si vais tan deprisa! ¡Por todos los...! ¡Alpha, voy a tratar de derribar uno con Raiden, tú atrápalo antes de que se estrelle contra el suelo!

>>Atrápalo antes de que se estrelle, ¿me oyes?

No le di la oportunidad de responder, subí rápidamente las escaleras para poder tenerlos más al alcance. Una vez allí, liberé a mi Luxray, y le ordené atacar con un fulminante rayo a uno de los dos. El que volaba a su derecha, el más pequeño, recibió el fuerte e inesperado ataque, y comenzó a caer en picado a increíble velocidad.

 

Alpha.

Rápido tuve que seguir el paso de la entrenadora hacia las arribas de la torre. Pero cuando ya pude estar ahí una orden que me obligaría a estar atento se me fue decretada, y tras ella apareció Raiden para hacer caer el ave. ¡Espera! ¡Yo debería atraparlo cuando cayese!

—¡¡Ehm..!!—Exclamé nervioso, viendo ir en picada al pokémon.

Mi lento pensar me hizo hacer que cayeran la mitad de mis balls cuando intentaba buscar alguna con un residente lo suficientemente ágil como para poder llegar ahí de tirón.

—¡Aquí está!—Exclamé cuando de mi bolso una Ocaso Ball salió en mi mano. En ese momento voltee para mirar hacia donde estaba cayendo el Rufflet... Un poco tarde... El ave estaba estampada contra el suelo, totalmente debilitada.—. Lo siento—Reí nerviosamente mientras con un vacío esférico me acercaba hacia el tipo normal.—. Descansa, Sean.—Y entonces pegué un mínimo golpe a la cabeza de este; Uno.. Dos.. Tres.. ¡Gottcha! Rufflet atrapado.
>>Ten a Sean.—Le dije con la bola en mano.

Contenido oculto: Alpha:

 

Mimi Honda

—¿Sean?— fue lo único que alcancé a preguntar, extrañada, cuando Alpha me hizo entrega de la pokéball con la que había atrapado a Rufflet. La observé un instante, viendo mi reflejo deformado en la superficie del esférico. ¿Sean había dicho? No era el nombre que tenía pensado, pero definitivamente podía funcionar.

Me sonreí satisfecha.

¡Perfecto! ¡En cuanto evolucionase estaría un paso más cerca de salir de la mediocridad y la racha de derrotas que llevaba arrastrando todo este tiempo! ¡Ese Braviary sería mi carta de triunfo, casi podía sentirlo! ¡Y por fin demostraría de lo que era capaz la Gran Mimiko Honda!

Sin embargo, al recordar la escena anterior y el lento reaccionar de Alpha, mi expresión pasó de la emoción al enojo, y le di un pequeño pero certero golpe en la cabeza.

— ¡Baka! ¿Qué parte de ''atrápalo antes de que se estrelle'' es la que no entendiste? ¡Creí que llamarías a Charizard antes de que se hiciera tortilla contra el suelo!

 

Alpha.

Tras recibir ese muy débil golpe de parte de la entrenadora, comencé a sobar mi cabeza.

—Lo siento, lo siento—Me comencé a disculpar soltando una mínima risa, aún nervioso.—. Charizard está lejos con su hijo, y me puse nervioso—Traté de excusarme mirando a los alrededores.—; ni pude encontrar la pokéball de Rotom.

Levanté la mirada hacia el cielo: todo era nubes y estructura rocosa.

—Algún día haré que subas conmigo a la cima.

Sonreí cuando miré a Honda, quien aún se veía ligeramente alterada por mi torpeza para recibir ordenes. Llevé mi mano a mis barbilla y emití un agudo sonido. Con ello minutos fueron los necesarios para que mis pokémon llegasen rápidamente, y claro, todos menos los tipo Fuego fuesen regresados a sus esféricos. Tras eso comencé a caminar con mi pequeño lagarto en brazos hacia la base del lugar.

—Regresemos a Témpera.

 

Mimi Honda

Mi limité a escuchar sus excusas con los brazos cruzados y expresión ceñuda, el rostro ligeramente ladeado, como dando a entender que estaba molesta a pesar de todo.

¿Qué hubiera pasado si Raiden no lo hubiese debilitado antes de caer? ¿O si en lugar de ser un pokémon fuese una persona? ¡Hubiera sido una catástrofe! ¿Y si...? ¿Y si esa persona fuese yo? ¿Alpha me habría salvado de la muerte?

Enrojecí bruscamente ante el sólo hecho de pensarlo, aunque no supe si de vergüenza o indignación. ¿Me habría salvado...? Morir no se veía tan horrible una segunda vez, pero aún así... no era un pensamiento agradable en lo absoluto.

—''Algún día haré que subas conmigo a la cima.''

''¿Eh?'' Tuve que parpadear un par de veces para centrarme de nuevo en la conversación. Cuando volví mi rostro para mirarle, el entrenador tenía una vez más aquella sonrisa en sus labios. Aquella expresión despreocupada, tan inocente y tierna que... ¿¡Tierna!? Aparté el rostro bruscamente en cuanto sentí mis mejillas arder con más fiereza. Si Alpha volvía a burlarse de mi rostro ruborizado no respondería de mí. ¡De verdad, lo mataría con mis propias manos!

Por suerte no lo notó, y se limitó a emitir un agudo silbido que resonó por toda la estructura de piedra. En seguida los pokémon que había liberado con anterioridad regresaron a su lado, y a sus esféricos inmediatamente después. Los únicos que quedaron libres fueron Charizard y el charmander shiny que iba a con él.

—''Regresemos a Témpera''.

Le dirigí un último vistazo a la cúspide de la Torre, preguntándome con curiosidad que habría allí. Al visualizar los altos muros de piedra; las palabras de Alpha resonaron con perfecta claridad en mis oídos ''Algún día haré que subas conmigo a la cima''. A la cima... De una forma u otra, aquello había sonado extraño para mí, como lo que me había dicho en el CP, cuando me abrazó por la espalda hacía no tanto tiempo... Casi sonaba como... como... c-como una cita. ¡¿U-u-una cita?! Sacudí la cabeza con brusquedad, sintiéndome estúpida. ¡De ninguna manera podría haberlo dicho en ese sentido! ¿Pero qué diablos estaba pensando?

Raiden, que se había mantendio a mi lado todo este tiempo, me dirigió una mirada de circunstancias. Una mirada que duró unos segundos que se me hicieron eternos, pesados, lentos. Hasta que, sintiéndome desprotegida y acorralada, le increpé con molestia:

—¿Qué?

Pero él sólo me miró. Como si pudiese ver a través de mí, como si fuese perfectamente consciente de mis pensamientos. ¿Por qué me miraba de esa forma? Resultaba muy molesto... Maldito Luxray que se creía telépata... En su semblante su expresión sobria no varió un milímetro, pero yo, sintiéndome expuesta, me di la vuelta sobre mis talones y continúe mi camino sin detenerme.

''... Cállate''

Casi pude escucharle riéndose entre dientes antes de seguirme hasta la salida.

 

Alpha.

Y ahí en la entrada mi enorme pokémon esperaba, cual fiel Herdier guardián, descansando. Le miré acercándome a darle unas pocas caricias, y luego subir a su cabeza.

—Tranquilo, solo será un último viaje..—Afirmé para el Dragón de tamaños colosales.—. Luego te dejaré estar en los cielos o si quieres puedes descansar en la pokéball.—Y la verdad era un vínculo de respeto mutuo el que llevaba con este pokémon tan particular. ¿Ian tendría lo mismo con Ho-oh? ¿Y Steve con su Raikou? ¿Y Uki..? No, él era más de abrazarlo y volverlo su mejor amigo.

Y ahí, no tan lejos, venía Mimiko junto al bueno de Raiden... Ella se veía linda, he de admitirlo.

 

Durante el vuelo, revisé la información en mi Holomisor, "Torre de los dragones" era el destino, felizmente ya había puesto pie en este lugar anteriormente.

—Haxorus, ¿eh?— Una vez que Natu, aterrizó, comencé mi búsqueda por el lugar, una construcción ridículamente alta.

 

Un pokémon similar al buscado surgió de repente.

—Este debe ser una forma pre-evolucionada...— Miré de nuevo el Holomisor, pues había una imagen del famoso Haxorus. Proseguí mi búsqueda en seguida.

 

Nada por aquí y nada por allá. Natu se posó sobre mi cabeza y por seguridad saqué a mi compañero de siempre, el fiel Venusaur.
Intenté subir más alto, pues en los niveles inferiores había una mala pinta.

 

De nuevo las versiones pequeñas corrieron por ahí, ¿podrían llamar a su hermano mayor?
Los pequeños pero hostiles pokémon escaparon, no me preocupé, pues mi objetivo no eran.

 

Esto sería un tanto agotador, lo que me trepé al lomo del inicial, sus fuertes patas no se cansarían tan rápido como mis debiluchos pies.

—Sigamos avanzando, tiene que aparecer este Hax...

 

Un pequeño Metang apareció, recuerdo que aquí fue donde capturé al viejo sabio de Metagross... Me pregunto, ¿quién sería su líder ahora?

Venusaur aceleró el paso, avanzando cada vez más alto en la inmesa torrre.

 

De pronto, Venusaur se detuvo.

—¿Sucede algo, amigo?—pregunté. El tipo planta miró a un lado, y de un enorme brinco para un lado, algo brusco.
Ahí estaba el feroz pokémon que tanto buscábamos.

—¡Ahí está!— Salté al suelo, y en seguida ordené: —¡Dulce aroma!— No se iba es escapar.
El Haxorus, hipnotizado por el aroma de Venusaur, se acercó hostil. Era la oportunidad para batallar—. ¡Energibola!

 

Haxorus recibió directo la Energibola, pues el dulce aroma no le dio chance para reaccionar.

—¡Buen golpe amigo, intentemos con Tóxico!

Venunsaur lanzó esporas venenosas hacia el Dragón.

 

Haxorus quedó envenenado, con sus últimas fuerzas lanzó un potente Meteoro Dragón hacia nosotros.

—¡Cuidado con eso Venusaur!—exclamé. El tipo planta logró eludir por un pelo ese potente movimiento—. ¡Energibola una última vez!

 

La bola de energía impactó contra el tipo dragón debilitándolo por completo.

—¡Buen trabajo, ahora, a capturarlo!— Lancé la pokeball, esta tambaleó por unos segundos, pero finalmente capturó al Pokémon.

 

Mi trabajo aquí está hecho, acaricié a Venusaur y le agradecí por su apoyo

—Descansa por ahora... ¡Buen trabajo!— Regresé a mi inicial a su pokeball y recogí la del recién capturado—. Bien Natu, hora de irnos...

Caminé de regreso hasta la salida del lugar, Natu en mi cabezo se alistó para salir volando. No sin antes localizar un Swellow que se avecinó cuando intentamos partir.

—¡Estamos con suerte!— En pleno vuelo lancé una serie de pokeballs, hasta por fin atinarle.