Me monto rapidamente y Aerodactyl sale a toda pastilla. Vuelvo a agarrarme de su cintura mientras viajamos.
Aerodactyl aterrizo en la torre por lo que me baje de este de un salto una vez en el suelo lo regrese a su pokeball y empece a buscar algun pokemon Mientras buscaba encontre a un Sheldon por lo que sonrei y le lance una pokeball y una vez atrapado sonrei —Genial—murmure para despues seguir buscando otro pokemon
Segui buscando a algun otro pokemon por la torre hasta que un Haxorus aparecio por lo que lance la pokeball de Typhlosion y le ordene que utilizara humareda dejando a este casi debilitado por lo que lance la pokeball y lo atrape —Genial, ya no hay mas que hacer aqui....vamonos—Murmure mientras sacaba de nuevo a Aerodactyl y me monte en este de un salto para despues este empezo a volar
Rapidamente llegué a la torre de dragones. Suerte que ya había venido antes. Comencé a buscar pokémon frenéticamente.
No conseguí al que quería. Ya había recibido montones de cortes. Rayos. Seguí buscando. De repente....¡Un haxorus! lo capturé enseguida. Seguí buscando por si acaso... ¡Otro Haxorus!
Salí de allí a toda pastilla al ver que los pokemon se enojaban por molestarlos tanto — ¡GOLBAT, SACANOS DE AQUI! — Rugí, y Golbat me agarró de la camiseta y se fue volando.
Contenido oculto @Hey Miguel Nuestros pokémon voladores decidieron detenerse hacia la mitad de la Torre de los Dragones. Chad y yo fuimos ingresados por un boquete que anteriormente había sido ventana, y aterrizamos en una zona del suelo que estaba marcada por repetidos arañazos y señales de fuego. Definitivamente, a los dragones que vivían aquí no se los podía tomar como seres pacíficos. —Henos aquí —declaré, bajando de Pidgeotto y haciendo contacto con el suelo. Serperior y Maractus se salieron de sus pokébolas. Se me ocurrió también sacar al Hada Soñadora y a la Guardiana de los Sueños, para que nos sirvieran de apoyo en caso de que un habitante hostil viniera a recibirnos con las garras preparadas. Como siempre, el murmullo de maracas embelleció nuestro vivir. Miré a Chad. —¿Listos para la búsqueda? —le dije— Yo también capturaré un Haxorus.
Un grupo de pokémon, algo intimidados por las presencias de Gardevoir y Cresselia, corrieron frente a nosotros para marcharse a un piso inferior...
Me pareció notar la silueta de un Haxorus... Gardevoir también lo notó y me miró, como preguntando qué debíamos hacer a continuación. Le hice un gesto afirmativo con la cabeza. El Hada Soñadora interceptó veloz al Haxorus que intentaba marcharse al piso de abajo. El dragón, disgustado, procuró apartarla con su zarpa, pero Cresselia lo tumbó con su movimiento Fuerza Lunar. Derrotado, el dragón se vio incapaz de resistir la pokébola que le había lanzado... Uno... dos... tres. —Capturado —dije con un sonrisa triunfal marcando mi semblante. Tomé la pokébola y le hice un lugar dentro del morral. —Ahora es tu turno —invité a Chad, quien presenció la escaramuza junto con Fósforo.
Hubert lanzó dos balls al aire y de ellas surgieron Gardevoir y Cresselia. En una esplendida tactica de equipo, el entrenador capturo a un Haxorus desprevenido en un abrir y cerrar de ojos, lo hacia parecer tan facil. Pero era obvio que era fruto de un arduo entrenamiento y mucha practica, Hubert tenia ese nivel por sus propios meritos. Era una de las cosas que admiraba de él. — ¡Claro, no voy a dejar que me ganes! —sonreí mirandolo de forma competitiva. Fòsforo hizo lo propio y con ayuda de Ember, mi Arcanine, nos pusimos a peinar el lugar en busca del tipo dragon.
Atrapé al pequeño Pupitar, ya que pensé que su evolución seria de gran ayuda en una pelea. -- Este pequeñín se hara muy fuerte cuando crezca, ¿no te parece? --le dije a Hubert sonriendo, mientras le mostraba la pokéball en mi mano. Hubert asintio y proseguimos con la busqueda.
Esto se estaba tardando. Al parecer todos los Haxoxus habian desaparecido, lo cual no es raro ya que son muy buscados. --¿Donde estaran? --dije entrecerrando los ojos y poniendo mi palma sobre los mismos, haciendo como que busco a lo lejos. --Bueno, no hay nada que hacer, ¡vamos a comer! --dije energicamente, le prometi a Hubert que desayunariamos y el estomago me rugia tanto que no dudo habra sido la causa del temor de los Haxorus. Hubert agradecio la comida y nos sentamos en el suelo, poniendo la comida entre nosotros improvisando una especie de picnic. Fósforo y yo hicimos una competencia de comida, con la que Hubert y Serperior rieron mucho, mas el entrenador dada la personalidad serena de su inicial.
Yo estaba atragantandome con comida, mientras Hubert y Fosforo trataban de ayudarme cuando un Haxorus es atraido por el olor de la comida, o igual el barullo que armabamos. Solo Serperior y yo lo vimos, ya que el tipo dragon estaba atras de Hubert y mi inicial. -- ¡Aghdafgahgah! --comande señalando al Haxorus. Fosforo no me comprendio a primera instancia, pero al ver al pokemon salvaje entendio. Con una patada en llamas que agarro desprevenido a Haxorus, lo capturamos.
Ya con el estomago lleno ( y sin riesgo de muerte por atragantamiento ) podiamos irnos en paz, ya que teniamos lo que vinimos a buscar, pero... -- Aun no--le dije al entrenador, el cual ya se disponia a sacar a su tipo volador. Extrañado Hubert pregunto qué habia olvidado, a lo respondi: -- Te habia dicho que no perderia ante ti, ¿verdad? --le dije sonriendo. El entrenador no lo capto al comienzo, pero luego entendio, me sonrio y dejo que siguiera. Tal vez era un capricho infantil, pero debo hacerlo, uno más.
"Uno más... uno más..." me repetia a mi mismo, mientras recordaba que estas cosas casi siempre dependian de la suerte. Ember, Fósforo y yo seguiamos buscando. Hubert y Serperior esperaban con paciencia y serenidad.
No me daba por vencido, tenia que encontrarse por alguna parte. -- Vamos... sal de donde estés... --me dije en voz baja.
Parecia una causa perdida. Como si el destino me estuviese diciendo que lo deje, que ya era suficiente. No me rendire, mientras tenga a mis pokémon de mi lado, no lo haré. Le sonreí en silencio a Fósforo, quien me observaba espectante de alguna orden. Mas allá se encontraba Ember olisqueando algo.
Ya habiamos subido varios pisos buscando y el pokémon no aparecía, era extraño. "Tal vez estan teniendo una fiesta secreta" pensé. -- Diablos... --maldije a lo bajo, esto se tornaba tedioso.
-- ¡Ahí! --grité, Hubert y Serperior se sobresaltaron ( tal vez se habian quedado dormidos ) Fosforo, Ember y yo corrimos tras el solitario Haxorus que estaba a unos metros. El cual al vernos se le pusieron los ojos como platos y empezo a huir a toda velocidad. -- ¡Haaaxoooruuus! --gritaba corriendo, como dandome mas combustible. De pronto, "una piedra en el camino" literlamente. No lo recuerdo muy bien pero, creo que tropecé con una roca y luego me caí, provocando que Ember y Fosforo chocaran conmigo, rodando por la torre nos llevamos de frente al fugitivo tipo Dragon, que cayo desmayado por el impacto mas que por una pelea. Lo ultimo que recuerdo es haberlo metido a una ball y eso es todo. Todo esta oscuro.
—¡Chad! Demasiado tarde: lo último que vi fue la amalgama de cuerpos que desaparecía escaleras abajo. Preocupado por el estado físico, no solo del entrenador y sus pokémon, sino también del Haxorus, me dirigí raudo hasta el nivel inferior. Serperior, Cresselia, Gardevoir y Maractus. —¿Y ustedes en qué momento salieron? —dije de pronto, al notar dos presencias nuevas cuando llegamos al susodicho piso. Gible abrió su boca a modo de respuesta. Goodra, por su parte, me abrazó con todas sus fuerzas, impregnando de baba mi camisa. —¡Es bueno verte! —concordé, zafando con discreción de sus brazos— Ya que están aquí, ¿podrían ayudarme a buscar a Chad y los demás? Gardevoir, Cresselia: ustedes regresen, ya han hecho su parte y les doy las gracias por eso. El Hada Soñadora y la Guardiana de los Sueños fueron absorbidas por sus pokébolas. Así, Goodra y Gible peinaron la zona. Serperior y yo buscamos en el lado opuesto y Maractus se perdió de vista, ya que todo estaba bastante oscuro. En eso, se sintió una exclamación, seguida de un sacudir de maracas. Todos nos dirigimos hacia el origen del sonido. Saqué una linterna de mi morral (adquirida a partir de mi experiencia en la Cueva Secreta) e iluminé con su luz un sector del piso. Chad, Blaziken y Ember formaban una montaña de cuerpos mareados. Maractus, de pie en la “cima”, bailoteaba al ritmo de su música.