Todo empezó en un balneario (¿Naruhina? ¿Nejiten? ¿Shikatema?...)

Re: Todo empezó en un balneario (¿Naruhina? ¿Nejiten? ¿Shikatema?...)

Hooooooooolaaaaaaaa
Después de dos milenios sin aparecer aquís estoy de nuevo.
Quiero pediros perdón a todos los que me leeis porque me he tardado mucho en poner continuación, pero es que he estado muy ocupada. Estoy en las últimas clases de mi primer semestre en la universidad y tengo que admitir que no es nada sencillo y estoy un poco estresada. De todos modos he sacado tiempo de donde no lo había para poder ir confeccionando poco a poco un capi que compensara el tiempo que habeis tenido que esperar y no espero que os guste, estoy segura de que os encantará.
Este capi se lo quiero dedicar a todos mis lectores, pero sobretodo a Isabela que lleva recordandome que no olvide este ff y a Braulio Oros, que hace mucho que no le veo y ya le hecho de menos.
Allá voy.

Cap. 37 Ha llegado la hora


El joven Nara abrió los ojos decidido y se movió alrededor de la pista de baile con decisión buscando con su mirada a su chica y a aquel estúpido que había osado entrometerse entre los dos. Los encontró justo en el centro de la pista de baile muy juntos, demasiado juntos…

Clavó su afilada mirada en la del muchacho, éste no se percató, pero Temari sí, pues llevaba rato observando cada una de las reacciones de Shikamaru. La rubia, para darle a entender al joven Nara lo que se había perdido por dejarla sola, le lanzó una mirada iracunda y le susurró algo a su compañero. El chico sonrió y rápidamente la acercó más a su cuerpo, logrando así que la temperatura del local subiera unos grados y la rabia acumulada en el cuerpo del Nara aumentara.

- ¿Así que te gusta jugar con fuego? Temari ni te creas que vas a poder conmigo, soy demasiado persistente – se dijo Shikamaru para si mismo.

Shikamaru se alejó de la pista, pero sin perder de vista en un solo instante a la muchacha de Suna y a su acompañante. Buscó un lugar escondido de todos, y desde el cual podía verlo todo sin interrupción alguna.

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Temari sonrió satisfecha, veía en los ojos de Shikamaru los celos que lo invadían y eso era para ella el símbolo de que en realidad ella le importaba mucho. Sin prestarle mucha atención al muchacho que la estaba acompañando en aquel instante siguió buscando a Shikamaru que parecía haber desaparecido de un momento a otro, hasta que notó una mano sobre su muslo que amenazaba con ir más allá. Asustada y alterada miró a su compañero y pudo ver como insolentemente éste tenía su mano colocada en su muslo e iba en rumbo ascendente con total descaro.

Temari enojada como nunca, levantó su mirada iracunda hacia los ojos del chico, y los clavó en ellos como si fueran alfileres. El chico estaba muy nervioso e incluso podría decirse que asustado. Tartamudeó algo que la rubia no llegó a entender, y se puso a sudar con exageración mientras su rostro se volvía rojo de la vergüenza.

- ¡Eres un pervertido! ¡Quita tu mano de ahí! – gritó Temari mientras lo abofeteaba con fuerza.

- No puedo... mi mano... mi mano se mueve sola – tartamudeó cubriéndose el rostro.

- ¡A otra le vas con esa excusa! ¡A mí no me sirve pervertido! – gritó golpeándolo aun con más fuerza.

- No... no es una excusa, créeme – pidió el muchacho con marcas rojas como resultado de la ira de Temari.

- Lárgate de mi vista – sentenció autoritaria la kunoichi de Suna.

Con su última sentencia, la kunoichi dio un brutal empujón al muchacho que salió disparado llevándose consigo a alguno de los invitados de la fiesta. Todos se quedaron en silencio unos segundos mirando a la rubia muchacha que respiraba agitadamente en el centro de la pista. A grandes y veloces pasos se fue de la pista, empujando por el trayecto a toda persona que se cruzara en su camino. Uno de los invitados muy descontento con la actitud descortés de la kunoichi, le devolvió el empujón, logrando que ésta cayera de bruces al suelo.

Temari iba a reaccionar violentamente contra el muchacho que había provocado su caída cuando algo en el suelo llamó su atención. Una línea negra en movimiento se escurría entre los pies de la gente. Aquello solo podía ser una cosa: una sombra dominada por Shikamaru.

La kunoichi ignoró al muchacho que la había empujado y siguió a la sombra que la llevó hasta el escondite de Shikamaru. Éste estaba de pie y aunque toda su actitud era sospechosa puso su mejor rostro angelical e inocente cuando vio a la irascible Temari acercándose a él a toda velocidad.

- Hola Temari ¿Ya te has cansado de bailar con ese? – le preguntó como si no estuviera enterado de todo el altercado.

- No te hagas el inocente Shikamaru que no engañas a nadie – respondió ella cruzándose de brazos delante de él con pose imponente.

- ¿De qué hablas? Yo he estado aquí todo el rato – mintió él mostrando una sonrisa traviesa delatora.

- Nara hace demasiado tiempo que nos conocemos, sé perfectamente cuando mientes, además he visto una de tus sombras desaparecer de la pista de baile, y no creo que la hayas enviado a bailar – afirmó Temari con determinación.

Shikamaru suspiró resignado y se sentó en una silla a la vez que bajaba la mirada.

- No puedes culparme por hacerlo, no quiero verte con otro hombre – declaró el joven Nara.

- Pero esas no son maneras para lograrlo – le recriminó.

Temari se acercó lentamente a Shikamaru, lo agarró por el mentón y lo obligó a que la mirara a la cara. Cuando logró que sus miradas se cruzaran, respiró hondo y se dispuso a hablar.

- Shikamaru no te entiendo. No quieres bailar conmigo y cuando lo hago con otra persona no me dejas. No puedes atarme a ti si tú no vas a darme nada de lo que necesito de ti. No podemos seguir así, no nos conviene a ninguno de los dos – le dijo ella con toda la sinceridad que logró sacar de su corazón.

- Temari no hables así, suena a despedida y no voy a permitir que te vayas, porque te quiero demasiado – afirmó con seguridad.

- Y también te quiero, pero…

Las palabras de Temari fueron ahogadas dentro de su garganta pues los labios de Shikamaru impedían su salida. El shinobi no necesitaba conocer la negativa de la kunoichi, no quería saber lo que ella quería decir, porque seguramente se marcharía de su lado para nunca más volver. Alargó el beso lo máximo que pudo con tal de continuar teniendo a Temari cerca, pero la exigente necesidad de aire hizo acto de presencia obligando al Nara a separar sus labios de los de ella.

Temari lo miró con ternura, no podía negar que le ablandara el corazón la desesperada actuación de él, pero no había nada que hacer, ella había tomado una decisión y no la iba a cambiar.

- Shikamaru los dos sabemos como terminará, podemos hacerlo difícil y dañarnos más o terminar rápidamente y cortar el dolor rápidamente – dijo ella separándose de él.

El joven Nara no reaccionó, y Temari optó por marcharse de allí aunque le dolía muchísimo saber que el amor de su vida se quedaba atrás mientras ella decidía avanzar.

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Sakura se giró dispuesta a enfrentar a aquel hombre persistente que se resistía a abandonarla. Sus ojos no pudieron abrirse más cuando vio a Sasuke Uchiha arrodillado delante de ella cogiéndola de la mano.

- ¿Sasuke que haces? – preguntó desconcertada la muchacha de cabellera rosada.

- No digas nada, solo quiero que me escuches – dijo con la brevedad que acostumbraba a caracterizarlo.

- Habla, te escucho – le dijo seria Sakura, sacando la fuerza de donde no la había.

- Sakura yo te quiero mucho, y sé que no te lo he demostrado lo suficiente, pero es que no estoy acostumbrado a este sentimiento, nunca antes lo había experimentado y no sé como controlarlo, como pensar claro, como hacer para no dañarte – le explicó mientras le cogía fuertemente la mano.

La muchacha de larga cabellera rosada estaba muy emocionada por las palabras cargadas de sentimiento que expresaba el Uchiha, pero a la vez que las escuchaba se convencía a si misma que no podía continuar cayendo en la trampa de Sasuke una y otra vez, porque la dañaba una y otra vez, y sabía que n podía continuar siempre en aquel tira y afloja en el que se había convertido su relación con él.

- Sasuke todo eso ya lo sé, y por mucho que me lo digas no va a cambiar las cosas entre nosotros, los dos sabemos muy bien como terminará, y yo quiero salir de este bucle de sufrimiento en el que me meto cada vez que me arriesgo a estar contigo. Ya te he dicho que no volvería contigo porque no me das esa seguridad que yo tanto necesito. Lo siento Sasuke, pero creo que es mejor que te olvides de que un día estuve en tu vida, y n te preocupes ya no me veras más, me voy de la villa – dijo con seguridad, pero con lágrimas brotando de sus ojos.

Se giró dejando a Sasuke en estado de shock por la dura noticia y se dispuso a marcharse, pero la firme mano del Uchiha la detuvo. Con la cabeza agachada y con su cabello cubriendo sus ojos enrojecidos por las lágrimas le pidió que la soltara con la voz quebrada por el llanto.

- Suéltame, por favor… he tomado una determinación.

- No Sakura, has tomado un determinación sin consultármelo, yo también he tomado una determinación y quiero que me escuches - dijo Sasuke con una seguridad arrolladora.

Sakura se giró y lo encaró, con los ojos abiertos por la sorpresa que le había dado aquella persistencia inesperada del Uchiha.

- Sakura me has pedido que te dé seguridad y yo solo deseo lo que tu deseas, por eso quiero que te cases conmigo, así podremos estar juntos para siempre. ¿Qué me dices? ¿Quieres casarte conmigo? – le pidió mostrándole un hermoso anillo de compromiso.

Los ojos de Sakura no podían estar más abiertos, se esperaba de todo menos aquello por parte del Uchiha. Sus manos temblaban, su corazón palpitaba con prisa, parecía que quisiera saltar de su pecho. ¿Qué iba a responder? ¿Era aquello lo que quería?

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Hinata se había sentado en una silla mirando con una sonrisa en lo labios como Naruto acompañado de Chouji devoraban cada rastro de comida. El shinobi rubio estaba tan concentrado en la tarea de tragar que había olvidado por completo atender a su enamorada, pero a ella no le importaba, pues se sentía en el paraíso solo con contemplarlo feliz, enérgico, animado… tan Naruto Uzumaki, próximo Hokage de la villa de la Hoja.

El muchacho terminó de engullir la última pieza de alimento que había en la mesa en la que él se encontraba y antes de dirigir-se a la siguiente y seguir los pasos de su compañero Chouji, dirigió su mirada hacia la kunoichi de pálida mirada. Ella justo en el momento en el que los ojos de él se clavaron en su figura dio un leve bostezo símbolo de su aburrimiento. Entonces el rubio decidió olvidar aquel apetitoso pastel que parecía llamarlo con su dulzura, para dirigirse hacia aquello más dulce que había aparecido en su vida.

Naruto se acercó a Hinata por detrás y la abrazó por la espalda, apoyó su cabeza en su hombro y aspiró el dulce aroma que desprendía la azulada cabellera de Hinata. Ella solamente dio un respingo cuando lo notó tan cerca de ella y se estremecía cada vez que notaba la respiración de él chocando provocativamente contra su cuello.

- Hinata perdóname te he descuidado. ¿Te estás aburriendo mucho? – preguntó preocupado poniendo ojitos de cachorro.

- Yo… yo… estoy bien,… no te preocupes… sigue comiendo – le dijo con su habitual tartamudeo realmente nerviosa por la cercanía del muchacho y más nerviosa aun por aquellas incontrolables ganas que recorrían su cuerpo por apoderarse de los rosados labios de su amado.

- ¿Qué te pasa Hinata? Creía que ya habías dominado tus nervios por estar cerca de mí – preguntó Naruto poniéndose delante de ella y mirando con sus grandes ojos aquel rostro sonrojado que tenía delante.

- Yo, lo siento, no puedo controlarlo – susurró ella avergonzada tapándose el rostro con sus pálidas manos.

Naruto sonrió, le encantaba aquella inocencia y aquella ternura que desprendía Hinata en aquellos momentos, pero todavía la adoraba más cuando se tragaba la vergüenza y dejaba salir a flote su imparable pasión y solo por volver a probar aquella faceta de Hinata la provocó.

El joven Uzumaki acercó su rostro al oído de ella y rozó intencionadamente el lóbulo de su oído. Respiró profundamente y con lentitud dejando caer el aire en el oído de ella y amplió su sonrisa cuando vio que el cuerpo de ella se tensaba ante aquel contacto, pero fue las palabras que adecuadamente escogió lo que actúo como detonante.

- No te disculpes, querida, para mi así eres irresistible – dijo con lentitud marcando cada una de sus palabras y rozando intencionadamente su oído de forma sensual.

Hinata no pudo soportarlo más. Todas sus emociones y sensaciones cuando Naruto se había colocado cerca de ella se habían multiplicado por 100 con aquellas bien escogidas palabras. Harta de tener tan cerca aquellos labios y no poder probarlos, Hinata agarró a Naruto por la nuca y le estampó un desesperado beso en los labios que fue intensificando su pasión a cada segundo que sus labios permanecían pegados.

Ambos habían perdido la noción del tiempo y del espacio, nada de lo que los rodeaba tenía importancia, ahora los dos solo se desvivían por probar los labios del otro y permanecer el mayor tiempo juntos deleitándose de aquella desbordante pasión. Pero algo los devolvió a la realidad.

Unas frías e imponentes manos se posaron sobre los hombros de la muchacha y apretando su carne dolorosamente, la alejaron de un fuerte estirón de su amado. Cuando sus ojos regresaron a la realidad se toparon con el firme torso de un hombre alto, sus ojos se abrieron en demasía cuando reconoció a aquel desconsiderado individuo que había osado interrumpirlos.

- ¡Tú, engendro! ¡Aléjate ahora mismo de mi hija! ¡No quiero verte cerca de ella nunca más! – sentenció con dureza Hiashi Hyuuga.


Espero que no os haya decepcionado.
Como siempre mantengo la emoción en mis capis y aunque por mis cálculos el siguiente ya será el último os aviso que no me relajaré, seguiré con intriga i caos hasta el final.
Os prometo que con el siguiente no tardaré tanto porque por suerte tengo vacaciones de navidad por el medio.
Cuidaos mucho.
Adioooooooooooós