Todo empezó en un balneario (¿Naruhina? ¿Nejiten? ¿Shikatema?...)

Re: Todo empezó en un balneario (¿Naruhina? ¿Nejiten? ¿Shikatema?...)

Hooooooooolaaaaaaaaaaaaa
Después de una semana y como prometí vuelvo con otra conti.
Puede pareceros un poco perver Shikamaru en una escena, pero bueno después de lo que ha sufrido ya le venía bien un momento así.
Este capi se lo quiero dedicar a los 27 lectores que me habeis hecho el favor de leer este ultimo capitulo, pero en especial quiero dedicarselo a Katherine y a Kei-chan porque son las lectoras que me conocen desde mi primer ff y siguen ahí conmigo ff tras ff y capi tras capi.
Allá voy.


Cap. 33 Más que amigos


Temari se vio sorprendida de un momento a otro por los labios de Shikamaru, aquel hombre que había sido capaz de cruzar el desierto y luchar a muerte solo para aclarar que fue lo que hizo que ellos dos se distanciaran.

No cabía duda alguna de que las palabras del joven shinobi fueran ciertas. Fue tan conmovedor verlo luchando de aquella manera por preservar la pureza de su relación que Temari no pudo negarse a corresponder aquel beso lo más apasionadamente que le permitieron sus labios.

Temari lo abrazó con fuerza acercando su cuerpo más al de su amado, parecía que quisiera fundirse con él en aquel momento. Se sentía tan a gusto cerca de él, que no quería ni imaginarse un segundo lejos de él.

Shikamaru no pudo evitar sentirse el hombre más afortunado del mundo por haber tenido la suerte de llegar al corazón de Temari. Se sentía liberado por aquel peso que lo había estado presionando desde que ella decidió alejarse de él por aquella confusión. Ya podía respirar con tranquilidad e intentó disfrutar de aquel apasionado beso con su amada, pero en aquel momento su cuerpo cedió y cayó desmayado en brazos de su amada.

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Un parpadeo le indicó a una preocupada Temari que su amado por fin había despertado. Se acercó rápidamente a la cama del muchacho y puso una mano en su pecho para evitar que éste se levantara.

- No te levantes, todavía estás muy débil – le susurró ella.

- No me iba a levantar, solo me iba a dar la vuelta para dormir mejor – dijo él con una sonrisa.

- Que vago eres – le reprochó ella sonriendo divertida.

Shikamaru se estiró con libertad en la cama de la kunoichi mientras ella se sentaba en una silla al lado de la cama a mirarlo con una sonrisa en sus labios.

El shinobi estudió con su mirada la habitación y se dio cuenta de que se encontraba en la habitación de Temari. Lo pudo deducir gracias al mural que ella mismo había hecho en una de las paredes de la habitación llena de fotos de él y ella juntos.

- Muy bonito, tendré que hacerme y uno igual para mi habitación – le comentó mirándola tiernamente.

- Sería buena idea – respondió ella algo sonrojada.

La mirada de él siguió observando cada rincón del espacio del gran amor de su vida. Cada imagen, cada objeto, todo en aquella habitación eran recuerdos de los momentos que ambos vivieron juntos, desde la primera vez que se conocieron hasta antes de las vacaciones. Se sentía tan vivo allí dentro, como si el tiempo no hubiese pasado y todo se hubiera detenido en los bellos momentos que vivieron juntos.

- Temari acércate – le pidió Shikamaru.

- ¿Para que? – preguntó Temari.

- Solo acércate, no te voy a comer – comentó el riendo.

- Yo no estaría muy segura con esa última afirmación, últimamente me has demostrado que eres capaz de todo, así que ya no se si fiarme – dijo ella con sorna.

Temari aun riéndose se acercó al shinobi y se paró delante de él, pero manteniendo una cierta distancia, pues aquello le parecía algo sospechoso.

- Acércate más – insistió él.

- No, si quieres algo dímelo aquí o no me acercaré – dijo ella mirándolo con los ojos muy abiertos.

- Tú lo has querido – dijo Shikamaru con una sonrisa traviesa.

Shikamaru estiró uno de sus brazos hacia la kunoichi la agarró por mano y la estiró hacia la cama. Temari no tuvo tiempo a reaccionar y cuando quiso darse cuenta su cuerpo se encontraba aprisionado entre el colchón de su cama y el cuerpo de Shikamaru.

- ¿Qué haces? Te he dicho que no te movieras, aun estás muy débil – le reprochó ella roja de pies a cabeza.

- Tú me has dicho que no me levantara, así que técnicamente estoy haciendo lo que tu me dijiste – dijo él sonriendo divertido.

- Me molesta mucho que seas tan listo – dijo ella haciendo un gracioso puchero.

Shikamaru sonrió por la inocencia que transmitía y la besó tiernamente, él quería seguir besándola, pero ella lo separó de sus labios muy nerviosa.

- Shikamaru no podemos, mis hermanos podrían entrar en cualquier momento – le advirtió ella.

Shikamaru se quitó rápidamente de encima de ella, pues aun tenía muy reciente las consecuencias de enfrentarse con uno de los Sabaku no. Temari se sentó en el filo de la cama y estaba a punto de levantarse cuando Shikamaru la abrazó por la espalda impidiéndole marcharse.

- Prométeme que estaremos siempre juntos – le pidió él.

- Te lo prometo – afirmó ella sonriendo.

- Dame un beso – pidió Shikamaru.

- Pero solo uno, mi hermano podría entrar en cualquier momento – cedió ella.

Temari se giró para encararse con él y le dio un breve y casto beso en los labios, pero él volvió a sonreír de manera traviesa y acabaron los dos de nuevo sobre la cama. Temari intentó resistirse a los apasionados besos de él, pues sabía que su hermano se encontraba en la mansión y con el mal humor que se le había puesto por todo lo sucedido podía acabar todo muy mal. Pero la atracción por Shikamaru era tan grande que no pudo resistirse a corresponderle.

Alguien irrumpió en la habitación justo en ese momento. Una cabellera pelirroja se adentró en la habitación sorprendiendo de repente a la enamorada pareja que se quedaron helados cuando notaron una gélida mirada sobre ellos.

Cuando encararon al furioso Gaara, éste parecía que iba a estallar en cualquier momento, estaba rojo de rabia y sus puños estaban apretados fuertemente al lado de su cuerpo, mientras su mirada no se despegaba ni un solo momento de un sorprendido Shikamaru.

- ¿Qué significa esto? – exigió una explicación el pelirrojo.

- Gaara, tranquilízate, él y yo nos queremos – le explicó Temari.

- ¡Me da igual lo que hagáis o dejéis de hacer, pero no en mi casa! – gritó Gaara ahora rojo de la vergüenza.

- Lo siento hermano – se disculpó ella.

Shikamaru no pudo evitar que se le escapara la risa, a él la situación le parecía muy cómica.

- Ino ha enviado un mensaje y pide que los dos volváis enseguida a la villa de Konoha – dijo Gaara antes de salir de la habitación.

- ¿Qué querrá Ino? – preguntó Shikamaru.

- No tengo ni idea, tendremos que ir a Konoha a averiguarlo – dijo Temari muy animada.

- Pero antes será mejor que terminemos con lo que estábamos haciendo – comentó Shikamaru.

- No, ya has oído a mi hermano – dijo ella alejándolo.

- Entre todas las cosas problemáticas en este mundo, Gaara está en primer lugar – se quejó el shinobi.

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Ino no dejaba de moverse nerviosamente por su habitación, mientras pateaba una y otra vez un osito de peluche que ella llena de rabia había tirado minutos antes al suelo.

- Kiba quieres entrar en la habitación de una vez, se que estás ahí fuera – ordenó la kunoichi.

El chico de cabello castaño se adentró en su habitación mucho más tranquilo y contento que días antes, pero aun se podía notar un pequeño brillo de nostalgia en su mirada. Kiba se sentó el la cama de la rubia y se la quedó mirando mientras ella no dejaba de moverse por la habitación.

- ¿Tú crees que sea buena idea? – preguntó Ino mordiéndose desesperadamente las uñas.

- Te aseguro que sí – le respondió Kiba agarrándola por los hombros para que se estuviera quieta – Cálmate me estás poniendo nervioso.

- No puedo calmarme. ¿Y si no viene nadie? ¿Y si a nadie le gusta? ¿Y si todos me odian? ¿Y si…? – estalló Ino intentando soltarse de Kiba.

- Ino, todos ya te han dicho que irían, dudo que nadie le guste porque hemos hecho un buen trabajo, nadie te odia aparte de mí en este momento porque me estas poniendo histérico y nada más. Deja de estresarte – la tranquilizó Kiba.

- Gracias Kiba eres un buen amigo – agradeció la rubia abrazándose a Kiba.

- Eso ya lo sabía – dijo él sonriendo.

- Nunca cambiarás – comentó Ino riendo.

- ¿Ino iremos juntos? – preguntó Kiba un poco sonrojado.

- Claro que sí – respondió ella contenta.

Se miraron a los ojos y su mirada solo transmitía felicidad, una felicidad que solo los enmarcaba a ellos dos, el resto desapareció para ellos durante aquel momento en que sus ojos se cruzaron. Su mundo dio un giro de 180 grados durante aquel momento que el caprichoso azar había decidido brindarles a ambos. No había duda alguna que entre aquella pareja existiera algo más que una fuerte amistad, pero el amor era demasiado doloroso y Kiba seguía aferrándose a aquella amistad por el simple miedo de volver a herir a alguien, sin darse cuenta de quien en realidad estaba hiriendo era a si mismo, pero en aquel momento en el que los ojos de su compañera brillaron con tanta intensidad se dio cuenta de lo irreal que era aquella amistad que él intentaba por todos medios mantener.

El joven Inuzuka se percató que aquello que él llamaba amistad, solamente era un nombre erróneo que encubría sus verdaderos sentimientos. No podían seguir así, pues ahora se daba cuenta del dolor que estaba ocasionándole a Ino día tras día negando algo tan evidente. ¿Desde cuando Kiba Inuzuka se había convertido en un cobarde?

- Kiba nos vemos esta tarde, yo ya me tengo que ir – le comunicó Ino.

La muchacha rubia cabizbaja se giró y se dispuso a marcharse. En sus pensamientos no dejaba de repetirse una y otra vez que debía soportar aquel dolor para poder estar al lado de su amado. Sabía y sentía en su interior que aquel momento en el que el tiempo se detuvo para ambos, hubiera sido el momento indicado para demostrarse cuanto sentían, pero una vez más, él se había negado a ver la realidad, escondiendo la cabeza para no sufrir. ¿Y que había del sufrimiento de Ino?

Él no lo sabía, y tampoco podía saberlo, pues ella no le dejaba verlo, escondiendo su dolor tras una falsa sonrisa. No quería que él se sintiera peor, ya lo estaba pasando bastante mal. Debía darle el tiempo necesario para que él pudiera recuperar la confianza en si mismo ¿Pero hasta cuando sería capaz ella de soportar?

Sin darse cuenta su cuerpo había sido detenido por los fuertes brazos del Inuzuka. Sus rostros estaban apenas separados por pocos centímetros, sus alientos se entremezclaban, sus narices se rozaban, sus respiraciones agitadas se movían al mismo ritmo, sus palabras y sus sentimientos se perdieron en sus gargantas en un solo beso apasionado, desenfrenado, salvaje, hambriento, pero sobretodo, deseado.



Espero que este capítulo al igual que los demás os haya gustado.
¿Que habrán hecho Ino y Kiba que tenía tan preocupada y nerviosa a la kunoichi?
Este ff ya se va encaminando hacia un finaly creo que todos ya lo habeis notado.
Pero a este ff aun le quedan algunos capis, así que no quiero ver caritas tristes, y tambien os queda el consuelo de saber que volveré con otro ff, por Kin es una fuente inagotable de ideas.
Bueno sin más que decir me despido hasta el próximo capi.
Cuidaos
Adioooooooooooós