Todo comienzo, tiene su final.

No quiero sonar fatalista, no quiero parecer demasiado pesimista pero, si hay algo que es verdad, es que toda este cuento de amor llego a su final. ¿Que puedo pretender yo? una simple, atolondrada y estúpida chica que por un tiempo se colo en tu mente, que quizás quisiste, que sin duda ya estas empezando a olvidar. Yo se que jamas te olvidare, me ha pasado alguna vez, nunca dejo de querer, quizas dejo de recordar tan seguidamente pero siento que aunque pase el tiempo, que aunque estés con ella y no sepas lo que pienso, yo continuare queriendote, amando cada sueño y cada silencio esperanzado de ti.

Es que recordar tu pelo, tus ojos y tus tímidos movimientos, me hace sentir a tu lado otra vez, luego despierto y entiendo que al pasar el tiempo, todo termina, que todo comienzo tiene su final y puede ser que ambos pensábamos que esto no iba nunca a suceder, porque somos tan iguales, tan diferentes y tan complementados que hacíamos que el ave fénix volviera a renacer de entre las cenizas calcinadas de un amor que a penas hoy, logra respirar.

No preguntes porque te digo adiós, es que no hay lugar para mi en esta relación... es que debo volar a una nueva dirección, donde no perturbe a nadie ni me ahogue en la traición. Es tan difícil, me cuesta tanto pero siempre supe que era lo mejor, mi corazón no quería, sigue sin querer y, pensé que la razón no tenia que dejarle ceder. Es un adios, no un hasta luego y te dire la razón, es que este amor que te ofrezco es tuyo nada mas pero yo, yo no puedo contar con lo mismo y nisiquiera la mitad, no te pido que me ames ahora ni jamas, simplemente dale a ella, todo ese hermoso amor que solo tu le puedes dar, dale mas, mas de lo que le puedas dar, dale tu amor en una botellita de cristal si lo cuida, si no lo rompe, todo ese sentimiento y todas las emociones que contiene las merecerá. Es un adios, no un hasta luego, no me guardes en ti, desecha tus recuerdos al viento, nada bueno he traido y nada bueno he de traer, solo deja que mi alma se vaya para nunca mas volver, este fuego que quema todo mi ser, se desplaza dentro de mi y nada le impide continuar arrastrando todo al abismo que es hoy mi corazon, todo cede porque cada fibra de mi siente que lo merezco, es cierto que no quiero irme, no quiero alejarme de ti, porque te amo, no sabia lo que era amor y por ello dudo que esto lo sea, por ello solo dire algo de lo que estoy completamente segura, algo que jamas le dire a nadie mas, te quiero diferente, tu mio y tambien de ella, se que siempre te querré.

No se si pedirte que me vuelvas a hablar, tampoco se porque escribo este deseo reprimido, pero como siempre he sentido que puedo ser como un libro para ti y desafiarte con misterios, intrigarte y hacerte sentir que puedes también confiar en mi, confiarme todo lo que tengas que decir. Todas las canciones, los abrazos, los besos y los perdidos suspiros se quedaran dentro de mi, porque todo esto, para mi, no tiene fin, aunque se que es lo correcto, no me importa, me martirizare, me quemare, ardere y finalmente morire, todo por el recuerdo de tu amor, si es que eso tuve alguna vez.

!Ay amor! que te vaya bien, eres eso, mi amor... un amor que nunca he de tener, adiós mi oso hermoso, te querré por mucho tiempo, te querré hasta que no pueda leer, hasta que no pueda recordar, hasta que no pueda ver cada amanecer, hasta que no pueda escuchar canciones de amor... es que el para siempre no existe león, en mi mente y solo alli, estaremos tu y yo.

 

Valeria dejo la carta debajo de la puerta y se apresuro por bajar las escaleras, su corazon se estremecia mientras que de sus ojos caian desmesurados centenares de lágrimas, era como si algo se apoderaba de ella para detenerla pero la razón podía más, debía marcharse y dejar que él la olvidase. Agitada bajaba las escaleras a trancazos, sin temer caerse, eso no le importaba... en ese momento, salir de alli, de ese edificio y de los sentimientos de él, era lo que le importaba; se aferraba al hecho de que era lo correcto, no quería oir lo que su corazón tenía que decir porque sabía que sólo era él el culpable de todo esto y, cuando la razón te ahoga, el corazón no importa; ella... se encontraba así, por culpa del amor, del amor a un hombre, a un chico que de un momento a otro, sin explicacion lógica, se convirtió en el dueño de su mente, de sus sentimientos y por consiguiente, de ella. Se imaginaba que él, al leer la carta, la desecharía; era una cuestión de seguridad, ¿que pensaría su novia si la leyera?, ¿lo terminaría?, ademas, ¿para que guardar algo que al menos un poco te dolería?, ella lo comprendía y no quería en lo absoluto ocasionarle problemas, por eso hacía lo que hacía, se alejaba para que él no tuviera problemas con su amor y le dedicara todo de sí mismo. En la parte posterior de la carta escribió: "Por favor, al terminar de leer esta carta, tírala por el bajante, quizás le hagan reciclaje y le sirva a alguien más".

Ya faltaba poco para llegar al ultimo piso, seguía bajando cada escalón rápidamente, estaba cansada, hubiese sido mas sencillo y no hubiese dado tantos traspiés de haber tomado el ascensor, no le tenia miedo al ascensor, era simplemente que no queria encontrarse con el, ni con ella. No queria verlo, porque sabia lo que el le causaba a su corazón y digamos que, ¿para qué quieres una taquicardia masiva cuando ya estas agitada de tanto correr?... las lágrimas seguían cayendo al mismo ritmo en que recordaba las palabras de su amor, aquel momento en que se encontraron por primera vez, esa mirada perdida a propósito por la timidez y más aún aquel primer beso de inicio para los otros, el pasar del tiempo y la intensificación de los te quiero, el cuido, la comprensión e incluso el humor, todo eso y mucho mas, hicieron a Valeria enamorarse por primera vez, de verdad. Se detuvo en el antepenúltimo escalón, se sentó y se aferró a la baranda, se quejaba y sabía que era una idiota por llorar de esa manera por un hombre que aunque valía toda la pena, no le correspondía en amor, cosas del destino, cosas de la vida, cosas de experiencia y redención. Escuchó una puerta abrirse algunos pisos arriba y a pesar de que sabía que el ruido era muy cercano para ser del apartamento que pensaba, se pasó la mano por los ojos, tomó aire y se encaminó hacia la entrada del edificio. Estuvo caminando sin rumbo durante un tiempo, su mente andaba aún dando traspiés en el edificio, vagando en los recuerdos y divagando entre devolverse, hablar con él cara a cara, eso demostraría valentía y, despedirse con un último beso, con un beso de adiós... también pensaba que esta había sido la mejor forma de decir "esto termino", no habría ni tan siquiera la oportunidad de cambiar de opinión... Entre pensamientos no se dio cuenta de la hora ni de lo solo que se encontraba el sitio, hasta que su celular sonó y lo sacó del bolso, varias llamadas perdidas, era su padre; no le dio importancia hasta que vio la hora y se percató de la oscuridad reinante, camino hacia la parada de autobuses intentando calmarse, no le importaba que los choferes le vieran asi, su padre la recogeria en la parada, eso le habia dicho y era sólo eso lo que le preocupaba, el empezaría a hacer preguntas y más preguntas y ella, no tenia ni los ánimos ni las fuerzas para hablar y explicar lo que acababa de hacer.

 

Se encontraba cerca de la parada, el ambiente era un poco tétrico, un par de postes eléctricos ya torcidos y oxidados por el tiempo, las luces centelleaban como si emitieran un último grito de aliento, su brillante despedida...el asfalto estaba seco y algunos pedazos desprendidos se encontraban sobre la carretera, todo un circo que quizás... no fuese del todo real.


Valeria se había calmado, ya no estaba llorando, una cosa menos de que preocuparse; ahora se empezaba a preguntar si ese escenario tan hermosamente descolosal había sido recreado por su mente y solo allí se encontraría... quizás, tan solo quizás, habían mucho mas de dos postes iluminando el pavimento, señales con colores de prevención, arboles decorativos a ambos lados de la carretera... y esta, ¿estaría igual o más transitable?. Se detuvo un instante, cerró los ojos mientras continuaba con lo que venía haciendo desde que dejo la carta debajo de la puerta, intentando callar su mente para no volver a llorar -"pero que mente tan excelente para saber hacer jugarretas, aff'' (se dijo para sí misma y suspiro)-... este circo de mentira, toda una maravilla incluso estando consciente de la ilusión, no se puede tapar el sol con un dedo ni un bombillo con la palma, las mentiras siempre salen a la luz y si la mente de Valeria la engañaba o no, era cuestión de tiempo, de manicomio o de si misma.


De repente, una corriente de viento le rozo la cara y el cuerpo, la sacudió sacándola del sueño ensimismado en que había depositado sus pensamientos durante varios días y varias noches... abrió los ojos, se detuvo un instante y todo se encontraba tal cual lo recordaba segundos atrás, surgió en su mente otro pensamiento desnudado por la surrealidad -"bien, todo sigue igual, después descubrirás que necesitas... una dosis de Vicodin o media botella de Vodka"- dio 5 pasos antes de llegar a la esquina, al girar vio venir una pareja que execraba felicidad y por un pequeño pero significativo instante dibujo en su mente que era ella la que caminaba de la mano de su amado creando un feliz y corto momento que se hacía eterno en el corazón de los dos.


Camino a paso lento mientras se dejaba llevar por recuerdos e imaginaciones vagas, sus sentimientos vacilaban entre hacerla feliz o hacerla llorar, se alegraba por aquella pareja y la felicidad que ambos rebozaban pero, al mismo tiempo, todo dentro de sí se convertía en un torbellino de fragilidad, todo se revolvía dentro de ella porque se imaginaba siendo alguna vez la protagonista de una historia de amor como esa o, mejor aún, propia… con el chico de la carta, con ese que le robaba suspiros a diario, al que le había entregado su corazón, al que la tenia, de él, suya y de nadie más. Pero entendía que no se puede obligar a nadie a quererte y aunque estaba segura de que el también la quería de esa forma tan peculiar, tan diferente y absorbente… no podía desplazar tampoco el hecho de estar consciente de que él quería aún mas a alguien que si bien no era ella, también lo hacía feliz. Siguió caminando, los novios se habían detenido a mitad de la acera que daba con la parada de autobuses, se encontraban a escasos metros de distancia entre ella, a un extremo y por el otro, a su padre. Se detuvieron a observar algunas flores que crecían radiantes en el jardín de una de las casas cercanas y cuando se miraban entre sí, sin pronunciar palabra alguna, se sabía que todo lo que querían decir simplemente lo decían con la mirada, con la dulzura, con los gestos, las sonrisas y por su puesto, con la alegría incontenible que se reflejaba en las mejillas sustancialmente ardidas de ambos.


Valeria caminaba lento, deleitándose con la imagen que sus ojos le ofrecían en ese instante, al mismo tiempo que caía en la desgracia una vez más, haciendo de nuevo surgir la incógnita repentina que deambulaba en su cabeza, -“ ¿será… será todo esto real?, ¿acaso… me lo estare inventando para martirizarme o simplemente es el destino queriéndome recordar lo que nunca podrá pasar? Ay, Vale estas volviéndote cada vez mas loca-'' pero, al ver el auto de su padre apuro el paso y se contuvo el tornado interno para ella sola, les paso por el lado a los chicos y sintió más de cerca su felicidad, era casi como si la pudiese palpar y ya no se sentía desgraciada, sentía de ella también toda la dulzura y la calidez que el amor le ofrecía al mundo, a ellos… porque además de amar a su oso, Valeria estaba enamorada del amor incluso cuando lo odiaba.