Toda una noche.

Espere toda una noche junto al teléfono, espere como se espera una mala noticia en primavera. Estuve sentado ahí, esperando a que sonará. Un solo repique bastaba para aliviar mi alma. Jamás sonó y hubiese esperado tres siglos de ser posible a un lado de esa mesita, con tal de escuchar tu voz una vez más.​

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Te llamo tu madre muy temprano, para decirte que le visitarás, un tío lejano llegaría de visita. Te vestiste lo más sencilla posible, deseabas quedarte en tu cama pero era tú madre quién llamaba. "Gardenías", ese es el aroma que recuerdo de ti. Recogiste tu cabello, vivías despeinada pero era parte de tu esencia. Te di un beso en la frente y me diste mi bendición. Ese viejo ritual que acostumbras cada mañana, una caricia en la mejilla, una sonrisa antes de cerrar la puerta.​

Me vestí, el deber llamaba. Recordé lo poco que te aceptaba mi madre y me pregunté si pronto se haría la idea de que yo te amaba, esa noche te daría el anillo de compromiso en la cena. Era hora, estaba listo, te amaba. Quería compartir cada día de mi vida a tú lado, cada hora, cada minuto y de ser preciso cada segundo.​

Listo para salir, acaricie a Hunter. Un perro que te habías aferrado a recoger de la calle. Insististe durante días en que se quedará y ante mi negación, terminaste "engañándome" con un "mañana le buscaré hogar".​

Hunter paso casi un año "buscando hogar", a mi nunca me engañaste. Él ya tenía uno y era a nuestro lado. Salió buen amigo, compañero, estuve seguro de que jamás se apartaría de ti.​

Tomé las llaves, miré tu rostro en la fotografía de la entrada, toque mi corazón con la punta de los dedos para ponerlos en la fotografía. Llenabas de alegría y fantasía mi corazón. Tenías mi fé, mi esperanza, mi corazón. Lo tenías todo.​

Me subí al auto, me eche reversa. Busqué dentro de mi bolsillo, no había tomado el anillo. "Eres un tonto" me dije a mi mismo, algo tan importante. Abrí la puerta del auto y...​

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Espero sentado a lado de esta mesita, espero tu llamada, no suena el teléfono. La casa esta en penumbras, camino de un lado a otro pero no suena el teléfono. No escucho tú voz. Parece que sólo somos Hunter y yo, buscando tu aroma en cada mueble de la casa.​

¿Que paso?, ¿Dónde estas?,¿Que debí pagar al destino para perderte?,¿Para olvidarte?.​

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Sara:​

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Amiga mía, estoy deshecha. Debo agradecerte las noches que me has acompañado desde que Christopher se fue. Noches angustiosas, dolorosas, he sufrido. Luego de ese día, nada ha sido igual.​

Fui con mi madre, una visita normal. Teníamos una cena que él había planeado muchos días antes. "Te tengo una sorpresa" dijo una noche anterior. Pase toda la noche en vela imaginando que era lo que quería decirme aquel hombre que tanto amé.​

Cuando llegue a la casa de mi madre, sentí un enorme pesar en el pecho del cual no tengo explicación más que un mal presentimiento. Acertado.​

Sonó el celular y mi mundo se rompió. Como una copa de cristal, mis sueños se rompieron detrás de Christopher. Se acabo todo, como cuando soplas un diente de león, así. Mi ángel, mi sol, mi vida, se apago en menos de lo que pensé.​

La llamada era de su madre, acababan de informarle que Christopher, mi Christopher estaba muerto. El había salido como normalmente lo hacía, subió al auto y por alguna razón el bajo dejando el auto mal estacionado. No había dado ni un par de pasos cuando el auto de un chico chocó contra él. Murió al momento, afuera...en nuestro jardín. Así, sin más. En un instante desapareció.​

Intento buscar la paz, intento mantenerme en calma pero vuelvo a caer.​

Siento en mi pecho un dolor tan grande, que me desgarra, me mata con lentitud. Duele Sara, duele.​

Jamás pensé en vivir una vida sin aquel hombre. Hace una hora, descubrí algo. Probablemente el motivo para que Christopher bajará del auto. Detrás de la mesita donde suele estar el teléfono, había una cajita pequeña. Cuando la abrí había un trocito de papel que decía:​

"Cierra los ojos y te mostraré el futuro".​

Debajo del papel, había un anillo. Un anillo de compromiso, el más hermoso que he visto. Ni muy ostentoso ni muy sencillo, sólo ideal.​

Hunter a mi lado, no paraba de mover la cola. De alguna forma mi pequeño peludo fue el cómplice perfecto. Han sido terribles conmigo. Espero cada noche dormir profundamente y al día siguiente despertar con él a mi lado. Es una locura, pero en ocasiones siento que él sigue en casa.​

Hunter pasa horas mirando a la mesita del teléfono, horas. Otros días, escucho el sollozo de un hombre por la sala. ¿Es que acaso me estoy volviendo loca? o ¿él no se aparta de mi?​

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Sara, amiga mía. Dime con toda sinceridad, ¿tienes una explicación?, ¿una solución a mi dolor?.¡¿Un veneno?!, algo que acabe con mi vida que tan lentamente agoniza.​

Responde Sara. ¿Que hice para merecer algo así?​

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Madelaine.​