Shibuya TK Shibuya [Disco]

Por culpa de Cory tuve que beber tres tragos más y, si debía ser honesta, el alcohol comenzaba a pasar con cierta dificultad por mi garganta. Marly sacó otro ocho, arrebatándome el título real, o al menos eso asumí. Se llevó la mano al bolsillo, sacó sus típicas gafas y me ofreció una especie de ¿trato? según el cual podía elegir sus anteojos o conservar mi... hombre, ni privilegio era, literalmente me plantaba una diana en la cabeza. Que hubiera bromeado con la estupidez no significaba que fuera un beneficio real poseer la carta. Deslicé la mirada de sus ojos (o los vidrios tornasolados, más bien) a las gafas y suspiré, encogiéndome de hombros.

—Don't know what you mean, Marly, but I don't care either. —Recogí el accesorio y me lo coloqué sobre el puente de la nariz, sonriéndole luego—. Prefiero que te emborraches tú a mantener mi título.

Saqué mi carta, entonces, y resultó ser un uno. Resoplé bajito y los miré a todos. ¿Valía la pena el trámite? Marly acababa de movernos. Bah, qué más daba. Había visto dónde se guardó el dado, colé la mano sin molestarme en pedir permiso y fui lanzándolo hasta reorganizar la disposición de asientos en mi cabeza.

—Alright, everyone listen up! —Me puse de pie y empecé a dar directivas—. Susu, donde está Ri. Marly, donde estaba Susu. Yo me quedo aquí y ustedes háganle lugar a Riri. ¡Y cambiamos de dirección!

Pillé a Akira de la chaqueta y lo arrastré a mi lado, Alek también debía moverse y dejarle el lugar a Ri. Cory se sonrió, mas no dijo nada y noté con un delay impresionante que no lo había soltado; fue, de hecho, cuando él se relajó contra el espaldar y me echó un brazo por los hombros. No lo cuestioné, apoyé la cabeza en su hombro y el chico estiró la mano libre para sacar su carta: un cinco.

—Hmm... Bueno, ya estamos todos algo puestos, así que seré benevolente~ Un trago cada uno. —Su sonrisa se amplió, lo hizo de forma francamente maligna y miró a Gaspar—. Aunque eso a ti te deja... cinco tragos, ¿verdad?

Aproveché la cercanía para darle un golpecito en el costado, pero él ni se inmutó. Fingió demencia, hundió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó algo pequeño que se dispuso a manipular debajo de la mesa. El aluminio cedió y se lanzó la pastilla a la boca antes de beber de su copa. El movimiento fue rápido y discreto, no porque pretendiera ocultarlo, sino por lo habitual que le resultaba a esta altura.

—¿Cuántas tienes? —le pregunté.

—Las suficientes. No te preocupes, Abby.

Quizá se confió demasiado. Estaba depositando la carta en la pila mientras me respondía y apenas la apoyó se fue a la mierda. Alzó las cejas, sorprendido, y soltó una risa floja.

—¡Ooooh, perdiste! —exclamé, zamarreándolo de la ropa—. ¡Eso es karma, you evil thing! ¡Por todas las maldades que hiciste en tu vida!

—Mi deuda kármica debe ser bastante más gorda que perder un juego, Abby-chan —replicó, risueño, y se separó de mí para tomar su copa.

Le quedaba bastante, vaya. La observó, la sacudió suavemente y suspiró, obedeciendo con el castigo sin chistar. La expresión se le arrugó al acabar y se incorporó de un movimiento algo repentino, alegando que iría al baño. La música, entonces, redujo su volumen y los reflectores apuntando al escenario se encendieron. Un tipo de jeans oscuros y chaqueta morada se acercó al micrófono central, el cual desenganchó de su pie y comenzó a presentar.

—¡Buenas noches, TK! ¿Cómo la están pasando? ¿Están listos para la noche de las bandas?

La gente se fue congregando en torno al escenario y respondieron a las preguntas del anfitrión con aplausos, gritos y chiflidos. Mientras se explicaba la dinámica del evento, cosa que ya conocía, me deslicé por el asiento y me arrimé a Alek.

—¿Recuerdas a los chicos que te mostré el otro día, en la multimedia? Oí que tocarán esta noche.

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Los dados de Akira los tiré con el nombre de Suzaku porque me hice lío, pero en todo caso se acabó el juego. Dejo el último recuento de cartas por los loles y, para que no queden confusiones, la nueva disposición de asientos:



Cartas restantes

1. 2/4
2. 3/4
3. 3/4
4. 0/4
5. 0/4
6. 1/4
7. 1/4
8. 1/4
9. 0/4
10. 0/4
11. 1/4
12. 0/4

 

Inmediatamente después de mi reparto vino el turno de Alekcito, a quién le tocó formular un 'Yo nunca'. Sentí la mirada de Akira encima nada más haber terminado de escuchar la frase en cuestión, sin haber podido evitar buscarlo de reojo al procesar la misma, y un ligero rubor me alcanzó las mejillas mientras le daba un trago a mi bebida. A ver, que era una adolescente con mucho dinero y, normalmente, muy poca gente en casa; era algo perfectamente normal, pero que supiese eso no quitaba que igual me avergonzase tener que admitirlo delante de cuatro chicos, vaya.

Sea como fuere, Eguchii repartió después sus seis tragos entre Abby y yo, haciéndome suspirar ligeramente antes de tomarme los que me correspondían; llegó así el turno de la chica, quien nos empezó a mover como locos, y no pude evitar soltar una risilla de nada cuando me tocó levantarme, pues no fue hasta ese momento que me di cuenta de lo achispada que ya iba, especialmente al haber acabado tambaleándome un poco por el camino. Akira repartió otra ronda de tragos, pero la torre de cartas no aguantó más el peso total y se cayó ante su movimiento, convirtiéndose así en el perdedor del juego.

Seguí el movimiento del chico con la mirada en cuanto se levantó para irse, pero no le dediqué mayor pensamiento al asunto, pues mi atención se vio atraída inmediatamente después por el señor que se subió al escenario para hablar. Ah, ¿íbamos a tener concierto incluido y todo? Pero qué nivel, oye~

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creo que técnicamente no me tocaba responder buuuut necesitaba recapitular y, bueno, hold my relleno (???

 

A Grumpy le tomó un tiempo prudencial responderme y me pregunté si el alcohol le habría hecho lo suyo en el cuerpo. Lo miré, oyéndolo, y la sonrisa me descubrió la dentadura. Asentí, mordiéndome el labio inferior, y me estiré hacia un costado para echarle un vistazo al escenario. Digamos que aproveché la movida para invadir un poco más su espacio y, al volver a verlo, lo hice a pocos centímetros de su rostro.

—No tocan con instrumentos en vivo, usan los tracks —le expliqué—. La mayoría de los instrumentos los sintetizan con MIDIs exceptuando el piano y la guitarra.

Ladeé la cabeza, observándolo, y una sonrisita divertida me suavizó el semblante.

—¿Por qué dices? —proseguí, tomándome la libertad de hundir una mano en su cabello porque sí, porque me apeteció—. ¿Te gustaría tocar con ellos, Grumpy?

 

Me distraje más de la cuenta con el señor que estaba anunciando lo de las bandas; tanto que ni siquiera fui muy consciente de que Alekcito también se había ido hasta que giré la cabeza y, bueno, vi un montón de hueco a mi lado. Miré hacia todos los lados un par de veces, buscándolo como si lo hubieran secuestrado o algo, pero a medio camino me mareé considerablemente por el movimiento y desistí en el acto. ¡Bueno, era bastante mayorcito para cuidarse solo!

Entre tanto, Gaspy se había puesto a hablar con Milly, lo que significaba que mi pobre Susu debía estar completa y absolutamente aburrido. ¡Qué suerte que me tenía a mí como su salvadora! Me levanté de mi asiento y me acerqué a su posición, sonriendo mientras me inclinaba para poder hablarle al oído (en serio, era pura necesidad por todo el ruido ambiental que había, nada más).

—¿Me acompañas a la barra, cielo? Necesito a alguien para apoyarme~ —le pedí, e inmediatamente después me separé un poco para poder mirarlo, obviamente recurriendo a los míticos ojitos para convencerlo.

¿Había necesidad de que me llevara a la barra cuando los camareros podían atendernos en la mesa? Claramente no, pero... uy, qué tonta, se me había olvidado.

>>No tardaré mucho, te lo prometo. ¡Volvemos para cuando os toque, prometido!

¿Y se lo prometía dos veces? Hombre, estaba borracha, no seáis tan duros conmigo~

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perdona bebi, fue más fuerte que yo (???

 

Fui más o menos consciente de la precisión con la que Alek seguía algunos de mis movimientos, pero estaba ya lo suficientemente espesa por el alcohol como para sacar dos conclusiones decentes en base a eso. El detalle me satisfizo sin más y me concedí la licencia de acariciar su cabello sólo porque, dejando a un lado su ceño fruncido, realmente nunca me apartaba. Estaba esperando su respuesta cuando Gaspar habló en nuestra dirección, haciendo que volteara el rostro hacia él.

Por la inercia aparté las manos de Alek y él se escurrió lejos de la mesa. Fue un instante que lo vi irse antes de regresar mi atención a Marly, y cuando estaba por abrir la boca también noté que Riri y Susu se iban. Parpadeé, asimilando la situación, y me sorprendí. ¿Cómo nos habíamos quedado solos tan de repente? La tontería me ensanchó la sonrisa y aproveché el espacio para deslizarme de regreso al lado de Gaspar, ya que antes me había arrimado a Alek.

Al llegar junto a él noté que me había quitado sus gafas, no sabía cuándo. Me reí y volví a acomodarlas en mi rostro, como si no portarlas fuera de repente un pecado capital. Daba igual, quedaban bien con mi outfit. Por su intervención asumí que había oído mi conversación con Alek, e incluso si la broma acudió a mi mente, no acabé verbalizándola. Tenía los cables algo cruzados.

—Te lo voy a contar, pero es secreto, ¿sí? —murmuré cerca suyo, como si no estuviésemos solos a la redonda de por sí, y sonreí con una diversión algo traviesa—. Somos Cory, Susu y yo. El otro día le mostré a Grumpy una de nuestras canciones pero, por algún motivo, no se dio cuenta que yo era la cantante. Ahora está suuuper convencido de que la chica que toca con ellos es otra y, Dios me perdone, me he divertido un poquito con el secreto.

Junté los dedos índice y pulgar junto a mi rostro, cerrando también un ojo detrás de las gafas. Eché un vistazo para corroborar que nadie estuviera regresando.

—Supongo que va a descubrir la verdad ahora, ¡pero quiero que sea sorpresa! Ah... —Bajé los anteojos por mi nariz hasta poder verlo directamente y mi sonrisa se torció apenas hacia un costado, con una pizca de maldad—. Watchu say, Marly? ¿Te gustaría ser mi cómplice?



El anuncio de las bandas captó la atención de todos, yo incluido, aunque pronto me distraje con el movimiento de Riamu. Estaba frente a mí, al otro lado de la mesa, y comenzó a girar la cabeza de forma tan abrupta que me arrancó una risa nasal; no había forma de que no se mareara luego de eso. Había notado que el ruso le hablaba a Abby y todo el rollo, pero la supuesta falta de atención me la traía muy floja. En cualquier caso, la paz duró poco. Yumemi me vio, o más bien me detectó, pues apenas cruzamos miradas le olí las intenciones. Se incorporó, vino hasta mí y le presté la oreja, sin más. Tampoco tenía motivos para rechazarla.

Me pidió de ir a la barra y la miré en cuanto se alejó. La idiota batió las pestañas y una sonrisa me estiró los labios, entre incrédula y divertida. La presentación no influía, las noches de bandas tendían a durar lo suyo y no había turnos preestablecidos. Suspiré, por el teatro de chico duro más que otra cosa, y apoyé una mano en la mesa para incorporarme. El movimiento me lanzó algo de neblina extra al cerebro y alcé el brazo, señalándole la dirección de la barra como todo un caballero.

—Vamos, pues.

No dije más nada, pero al avanzar me tomé la libertad de rodear su cintura con un brazo y mantenerla a mi lado. Hombre, había dicho que necesitaba un apoyo, ¿no? Sólo estaba cumpliendo mi palabra.

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JAJAJAJA sta riri uwu

 

Me quedé esperando pacientemente por la respuesta del chico, con una gran parte en mi interior asumiendo que no me rechazaría; tanto así que, honestamente, casi me retracté de mi petición cuando escuché el suspiro que dejó salir. ¿Había malinterpretado sus atenciones de la noche? Era bastante probable que me muriese de la vergüenza de ser el caso, así que ni siquiera sabía del todo si quería saber la respuesta a mis dudas. Claro que, dramática como solo yo sabía ser, todo aquel lío que yo sola me hice desapareció tan pronto empezamos a caminar, pues sentí su brazo pasando por detrás de mi cintura y, ah, ¿acaso no era suficiente confirmación~?

Levanté un poco la cabeza para mirarlo, sin poder esconder ni una pizca de lo encantada que estaba por el gesto, y al final me permití relajarme contra su cuerpo mientras avanzábamos hacia la barra. Una vez ahí, solo me separé un poquito para llamar la atención del primer barman que pasara por delante de mí, pidiéndole que me trajese una botella de agua fría, y con eso hecho, me giré para encarar de nuevo a Susu, procurando perder el mínimo contacto posible.

—¿Por qué te haces el duro conmigo? —le espeté, aunque no hubo molestia real en mi tono—. Ya sé que estás igual de salido que los otros dos, no soy ninguna tonta. Así que... me pregunto...

Había bajado considerablemente la voz al decir eso último y, mientras tanto, mis manos había subido hasta alcanzar los bolsillos de su sudadera; las colé dentro, de sinvergüenza que podía ser, y tiré de la prenda hacia abajo, queriendo así atraerlo a él también, para tenerlo bien, bien cerquita de mi rostro.

>>¿Será que no te gusto ni un poquito...? —murmuré, haciendo un puchero con los labios, de tal manera que los mismos se quedaron a nada de rozar los suyos.

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viendo la foto de su outfit, me parecía que tenía una sudadera con cremallera aka una chaqueta para mí aka asumí que tenía bolsillos, hope you don't mind (?)

 

Noté de soslayo cuando alzó la vista hacia mí luego de alcanzar su cintura, pero me limité a fingir demencia y no regresarle el gesto. Era parte de la puesta en escena, ¿no? Y uno debía comprometerse con sus actuaciones. Aún así, tuve que reprimir la sonrisilla que quiso asomar en mis labios. Cuando llegamos a la barra Riamu abocó su atención al primer bartender que la notara y yo regresé el brazo a mi espacio. Ya no precisaba mi asistencia allí, ¿verdad?

Estaba algo copada de gente, eso sí, tuve que colar el cuerpo de costado y clavé el codo en la barra, junto a la chica. Oí que pidió una botella de agua y luego se giró hacia mí, retomando el asunto de mi... resistencia. Cuando dijo que sabía cuán salido estaba me reí, fue involuntario y la sonrisa, amplia, me quedó pegada a la cara. Esta y la anterior noche que pasamos aquí me había comportado como un perfecto caballero, así que había dos opciones: o estaba soltando mierda, o alguno de los otros imbéciles había aflojado la lengua. Tampoco era un secreto de Estado, sólo me arruinaban un poco el teatro.

Qué pena, de verdad.

La música me retumbaba en el cuerpo y bajé la vista a sus manos cuando la sentí jalarme hacia ella desde los bolsillos de la sudadera. No ofrecí realmente resistencia, incliné el cuerpo conforme ella lo dispuso y, en el recorrido visual de vuelta a sus ojos, me detuve un instante en su boca. ¿Otra vez con mohines y ojitos? Qué niña, de verdad. Me recordaba a Abby en los puntos esenciales, al menos parecían ser igual de osadas. La cercanía me cosquilleó en el cuerpo y mi cabeza, estropeada por el alcohol, estuvo a punto de ceder, pero ¿por qué salirme de personaje cuando no parecía ser necesario?

Y con lo divertido que era.

—Se ve que te dijeron mucho de mí —murmuré, buscando su mano izquierda para quitarla de mi bolsillo, y tras eso arrastré la propia entre su cabello hasta afianzarla a un costado de su cabeza—. ¿No puedes deducirlo, entonces?

Le eché la sonrisa encima y bajé la vista a su boca, pero estiré el cuello y deslicé los labios por la piel de su mejilla hasta alcanzar su oreja.

—Qué clase de chicas me gustan —completé, respirando contra su piel con toda la intención.

Al retroceder noté de soslayo que el bartender dejaba el agua frente a nosotros. Le devolví el espacio, rompiendo también el contacto de mi mano, y pillé la botella para agitarla suavemente frente a su rostro.

—Ten, Yumemi. Tendrás sed, ¿verdad? —la molesté, dejando bastante clara la doble intención de la frase.

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ningún problema uwu

 

Marly era un chico muy serio pero no parecía por ello aburrido o moralista. Se me acababa de ocurrir cuán entero lucía frente a las cantidades de alcohol que había consumido y mi confesión no le movió ni el pelo de una ceja; asintió, de hecho, y me tomé la libertad de interpretarlo como una reafirmación. Le propuse por ello formar parte de mi plan improvisado, uno que no llevaba ni tres minutos en mi mente, y antes de contestarme se acomodó en el sofá. Su brazo se extendió a mi lado, lo sentí rozar algunas hebras de mi cabello y seguí el movimiento tras las gafas oscuras. Quizás en respuesta, quizá no, dejé ir con suavidad el peso de mi hombro contra el espaldar.

Su otra mano viajó a los anteojos de Cory y me imitó, pero lo realmente fascinante fue la sombra de una sonrisa que creí detectar en sus labios. Aceptó mi oferta, propuso encontrar la forma de convencerlo para que tocara y deslicé la mirada por el espacio, pensativa. Grumpy no lo había dicho directamente, pero... para ser tan deshonesto era muy transparente~

—El asunto es que nosotros no ocupamos baterista —destaqué, suspirando con ligereza.

En ese momento me asaltó una nueva idea relámpago. Me sonreí, pillé mis gafas y las acomodé sobre mi cabeza, para poder ver a Gaspar como Dios mandaba; de por sí el ambiente era bastante oscuro dentro del TK. Detallé sus facciones sin ninguna prisa, con las reacciones algo ralentizadas por el alcohol, y con suavidad descansé el costado de mi cabeza sobre su brazo.

—¿Planeas tocar, Marly? —indagué, mirándolo desde mi posición, y suspendí el interrogante allí con la intención, quizá, de pescar su curiosidad.

 

A pesar de todo, el chico me dejó hacer lo que me viniese en gana sin poner demasiado queja, detalle que de por sí debía ser bastante significativo pero al que yo, con tal de seguir mi teatro, no le di tanta importancia. Estábamos tan cerca que no tuve ningún problema en comerme todas sus reacciones, incluso antes de llegar a arrastrarlo hacia mi cuerpo, y una pequeña sonrisa divertida se me plantó en los labios al ver el recorrido que le hizo a mi rostro durante todo el proceso.

—Que bebieras en cada 'yo nunca' tampoco ha ayudado mucho a tu caso, eh... —alcancé a murmurar en respuesta a su comentario, aunque mi voz amenazó con irse a medio camino por el contacto de su mano en la mía.

Intenté mantener la compostura lo mejor que pude, pero mentiría si dijera que no fue una misión bastante complicada; la mano que paseó por mi cabello hasta afianzarse a un lado me lanzó un escalofrío a lo largo de la espalda, y sentir su respiración tan cerca de mi piel solo logró que la sensación se intensificara, haciendo que me mordiese el labio inferior para que no se me fuese el asunto de las manos. ¡Estaba sensible por el alcohol y él estaba haciendo trampa!

Lo seguí con la mirada mientras se alejaba y, aprovechando que se encargó de recoger la botellita de agua, solté el aire poco a poco por la nariz para intentar tranquilizarme. Recibí la botellita en cuestión algo más calmada aunque, vaya, el comentario que me soltó consiguió hacerme rodar los ojos al mismo tiempo que un sonrojo se quiso apoderar de mis mejillas. Di un par de tragos, notando como el agua fresquita conseguía ayudarme de más de una manera, y al terminar estiré el cuello, intentando buscar el sofá dónde habíamos estado sentados... pero ni siquiera con los tacones fui capaz de superar la marea de cabezas, así que acabé desistiendo junto a un leve suspiro.

>>¿Quién crees que tiene más posibilidades de liarse con Abby? —solté al rato, como si nada, y le dediqué una sonrisilla traviesa mientras me giraba para apoyar los brazos en la barra—. Yo creo que a Alekcito le gusta bastante, pero es demasiado orgulloso, así que... ¿quizás Gaspy le haga un regalo de cumpleaños extra~?

¿Redireccionar su atención hacia el chisme y, además, dejarle algo más de tiempo a solas a los dos tortolitos de turno? Hombre, es que era toda una genio.

 

Que apuntara a mi evidente desempeño en el Yo nunca me ensanchó la sonrisa, aún si no dije nada; a ver, me había atrapado, ¿no? Qué iba a hacerle. De todos modos se distrajo lo suficiente con mis movimientos y, aún si rodó los ojos, al tomar la botella me pareció que sus mejillas habían cambiado ligeramente de tonalidad. Me revolqué en la tontería, deslicé la vista más allá de su cuerpo y me inventé una excusa del aire para volver a rodear su cintura con un brazo.

—Qué poblado está esto de repente, ¿no? —anoté a su oído, sin molestarme en hacerme el loco.

Tras alejarme de su oreja mantuve la mirada en su rostro, en sus ojos, y la tontería que trajo sobre la mesa me arqueó las cejas. ¿Que si Hal o el ruso? En un momento cualquiera empecé a dejarle caricias vagas con el pulgar y reflexioné en torno a su pregunta un par de segundos. Los conocía a ambos de hace literalmente hora y media y no era, digamos, un tipo muy observador. Akira sería capaz de haberles sacado ya un estudio de personalidad, aficiones y hasta traumas de la infancia, pero a mí la gente me daba más igual.

—¿La verdad? Será quien Abby elija —resolví, soltando una risa floja—. Ni siquiera sé si al ruso le interesa, pero tiende a ser muy convincente cuando se lo propone. Aunque sería una pena que ignore a Hal, con lo adorables que se veían discutiendo por tonterías...

Imposté un suspiro y parpadeé con calma, volviendo a mirarla.

—¿Y tú? ¿Tienes algún plan para la noche?



Mi sonrisa se suavizó de manera evidente al decirme Marly que podría llevarlo a la primera fila como plan auxiliar, no tanto porque le interesara nuestra presentación, sino porque su razonamiento se había alineado con mi primera idea. Mira nada más, al final funcionábamos de maravilla como cómplices y todo.

Apoyar la cabeza en su brazo no fue la mejor idea del mundo, el alcohol me pulsó en el cuerpo, dentro del puto cerebro, y fui más consciente de sus efectos que antes. Aún así lo obvié, habituada a la sensación, y me dediqué a seguir sus movimientos. Sacó una cajetilla de cigarros, sostuvo uno entre sus labios y se me aflojó una risa nasal al verlo ladear también la cabeza. Ahora parecíamos dos niñitos contándonos secretos o algo. Me confesó sus intenciones de participar en el evento, me ofreció de sus cigarrillos y mi sonrisa se ensanchó de una forma ligeramente ambigua.

—No hay orden, cada quien sube cuando junta coraje —respondí con la mirada fija en su boca, y me arrimé a su cuerpo para despegar el cigarro que mantenía allí. Busqué sus ojos, entonces, y le di un golpecito en la nariz con el objeto—. No puedes fumar aquí dentro, Marly, are you crazy?

Me hice con su atado con movimientos suaves y lo manipulé en el espacio entre nosotros, para no romper la cercanía.

—¿Qué dices de tocar algo con él? Tú la guitarra, él la batería —propuse, guardando los cigarrillos, y lo regresé al bolsillo de su chaqueta, otra vez, sin preocuparme por invadir su espacio—. Podría ser divertido, ¿verdad? I would cheer you up, front row. —Llevé la mano a mi propio bolsillo, entonces, y la sonrisa me descubrió la dentadura al agitar una bolsita entre nosotros: eran cristales—. ¿A cambio del cigarrillo que te prohibí~?

 

Mentiría si dijese que no sentí un nuevo escalofrío recorriéndome la espalda al notar el brazo de Susu volviendo a rodearme la cintura, gesto que me dificultó todavía más las intenciones que tenía de ocultar mis reacciones tan obvias al respecto. Ni modo, para cuando el chico se me acercó al oído para poder hablarme, yo ya me había rendido y había relajado el cuerpo contra el suyo, permitiéndome soltar una risilla ligera al escuchar la excusa barata que soltó justificando la movida. Asentí con la cabeza ante la misma, sin pretender disimular a sonrisa risueña que se me coló por todo el asunto, y después de soltarle la tontería sobre Abby y los otros dos, me quedé esperando pacientemente por su respuesta; fui plenamente consciente de las caricias que empezó a dedicarme en algún punto, pero mira si iría a quejarme de alguna manera, con lo mucho que las estaba disfrutando.

—¿A que sí? —exclamé cuando terminó de contestarme, con la emoción contenida de quien estaba comentando su serie favorita con un conocido—. ¡Se ven muy lindos juntos! Abby y Alekcito, digo. Y, por encima de todo, ¡son muy divertidos de ver! ¡Ellos son mi ship principal! —sentencié, con una sonrisa de puro convencimiento.

Ladeé apenas la cabeza cuando recibí de nuevo su mirada, curiosa al notar que quería decirme algo más, pero sin tener ni idea de qué. Pestañeé un par de veces, en un principio confundida por su cuestión, pero no tardé nada en permitir que la expresión de diversión se apoderara de mi rostro. Le dediqué una nueva sonrisa sedosa, pues, y dejé caer la cabeza sobre su pecho con cuidado, alzando la vista lo suficiente como para poder mirarlo desde abajo.

>>¿En serio me lo preguntas? Pensé que había sido muy clara, pero... ¡bueno! Mi plan para esta noche eres tú~ —aquello último lo dije poniéndome un poco de puntillas, para poder susurrarlo cerca de su oído, y mi sonrisa adoptó un tinte travieso cuando volví a mirarlo al dejarme caer—. Aunque... es el cumple de Milly, ¡así que en realidad solo quiero que ella se lo pase bien en su día especial!

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we are SO BACKK

 

El entusiasmo con el que Riamu parecía haberse comido los numeritos del juego fue en cierto modo adorable, en especial cuando soltó que Abby y Hal eran su ship principal. Solté una risa nasal apenas la oí, parcialmente incrédulo, y lo dejé correr. Había cuestiones más importantes ahora mismo que las elecciones de Abby, creía yo, y prefería que respondiera a mi pregunta. Se recostó sobre mi pecho, la distancia consumida me permitió rodear su cintura un poco mejor y fui estúpidamente consciente de su ropa rozándose contra la mía en cuanto alcanzó mi oído.

Un poco había pecado de forzar la respuesta que ya me olía, ¿quién iba a culparme? Con lo satisfactorio que era oír semejantes confirmaciones. Fuera verdad o fuera por comerme la oreja, la niña afirmó que su plan era yo y la tontería me amplió bastante la sonrisa. Luego agregó que era el cumple de Abby, que lo importante era ella, bla, bla, bla. Ya tenía la neurona bastante espesa y su voz contra mi oído había permanecido, necia, echándome encima algo muy parecido a ondas de calor.

—Pillaste un proyecto interesante, según veo. —Reajusté nuestras posiciones, básicamente la acomodé entre la barra y mi cuerpo y mi mano libre alcanzó el borde de la superficie—. ¿Te gustan los desafíos o eres un poquito masoquista?

La idea había sido que volviéramos junto a los demás y toda esa historia, pero tendrían que disculparme. Aquí había una conversación que acabar, ¿verdad?

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belu: me espero a postear con Susu, que seguro ya regresan con los demás
susu, actually: hold my fuckin non existent beer

Puede que hubiese dejado de importarme analizar las reacciones tan sutiles de Gaspar, si es que alguna vez me había preocupado hacerlo en absoluto, como una medida de preservación automática... o algo así. I mean, estaba borracha, ¿no? Definitely. En esta clase de situaciones me limitaba a las funciones básicas y dejaba que el instinto tomara control de mis decisiones, quizá, cosa que de por sí no era difícil. Le molestara o no que le quitara el cigarro, que me metiera en su espacio, que dispusiera de sus cosas, él no lo expresaba directamente y a mí no me interesaba leer señales ambiguas. Seguía fluyendo en los espacios que encontraba disponibles y ya.

Al regresarle la caja de cigarros, él había levantado ligeramente la cabeza y en el recorrido inverso llegué a ver sus ojos bien, bien de cerca. Accedió a mi idea espontánea de tocar con Grumpy, la tontería me iluminó la sonrisa y, aún sin estallar en un outburst de alegría, me permití una risa muy breve. Convencer a Alek probablemente fuera una misión en sí misma, ¡pero un problema a la vez!

—Can't wait~

Como si nuestra conversación lo hubiera invocado, Alek regresó del baño. Se sentó del otro lado de la mesa, lo noté mientras rebuscaba en mis bolsillos y me tragué la gracia. Ni siquiera sabía qué me divertía exactamente, no me molesté en procesarlo. Al encontrar los cristales, volqué mi atención de regreso en Marly y agité la bolsita, recibiendo su afirmativa. Este chico nunca decía que no, ¿eh? Había consumido aún más distancia y yo sonreí, satisfecha. Colé un dedo dentro de la bolsa, a mi piel se adhirieron los pequeños cristales y me lo llevé a la boca, barriendo la droga sin despegarme de los ojos de Gaspar. ¿Lo estaba razonando? En absoluto. En mi defensa diría, probablemente, que eran las mierdas que hacía cada fin de semana.

Repetí el proceso, conseguí una cantidad similar de cristales y suspendí el dedo cerca de él; de su boca, quería decir. En ese momento, sin embargo, volteé el rostro y busqué la atención de Alek.

—Want some, handsome? —ofrecí, alzando la voz.

 

¿Se me había pasado por la cabeza la posibilidad de que Susu me hubiera preguntado aquello sabiendo perfectamente la respuesta que iba a recibir? Pues la verdad era que no. Hombre, si lo miraba en retrospectiva, tenía todo el sentido del mundo que así hubiera sido, pero yo ya tenía demasiado alcohol en el cuerpo como para pensar demasiado en nada. Por ese mismo motivo fue que intenté cambiar de tema después, mencionando de la nada a Abby y haciendo como si no le hubiera acabado de tirar los trastos (...de nuevo).

Claro que no anticipé que el chico prefiriera quedarse en mi anterior comentario (por obvio que pudiera parecer para una mente sobria) y, por ello, tampoco me esperé acabar atrapada entre la barra y su propio cuerpo. No me molestó en lo más mínimo, eso desde luego, y se lo permití sin poner ninguna resistencia; lo único que sí hice fue aprovechar el movimiento para dejar la botella de agua sobre la barra, dejándome así las manos libres... por si acaso.

—Mhm... —murmuré, con cierto aire pensativo, y al mismo tiempo recorrí con la vista las facciones de su rostro, sonriendo con una pizca de diversión al finalizar la vuelta en sus ojos—. Un poco de ambas, diría.

Estábamos ya tan cerca el uno del otro que apenas necesité moverme para buscar su piel, inclinándome lo suficiente como para que mis labios rozasen su cuello, luego su barbilla, y finalmente alcanzasen sus propios labios, donde paré el recorrido de forma definitiva; mientras tanto, mis manos habían acabado buscando apoyo en los costados de su sudadera.

>>¿Por qué? —solté, prácticamente en una exhalación, y volví a sonreírme con cierta gracia contra sus labios—. ¿Me lo vas a poner todavía más difícil?

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oh what this man does to me u///u