Shibuya TK Shibuya [Disco]

La tontería aquella estaba escalando de una manera bastante interesante, no había manera alguna de negarlo ya, y en un extraño e ínfimo momento de lucidez, me pregunté qué debían estar pensando de nosotros las personas que nos estaban rodeando. Seguramente ni nos estuviesen prestando la suficiente atención como para pensar nada al respecto, tampoco debía ser una escena especialmente insólita en un club como aquel, pero mi afán de protagonismo me quiso hacer creer que nosotros no pasaríamos tan desapercibidos.

¿Y es que cómo íbamos a pasar desapercibidos nosotros~?

El chico me escuchó hablar con toda la atención del mundo, un simple detalle que ya logró hacerme sentir satisfecha con la decisión de haberlo invitado a unirse, y su respuesta, si bien fue bastante predecible, no perdió el encanto de ninguna de las maneras. La contestación de Abby me pareció más que suficiente, así que simplemente asentí con la cabeza para darle la razón, y continué dejándome llevar por el momento.

Observé los movimientos de la chica manteniendo la expresión risueña, aunque sin poder disimular la nueva chispa de diversión que se me había colado en la sonrisa, y me dediqué a dejarle algunas caricias suaves al muchacho ahí donde había dejado la mano mientras me comía el intercambio entre ambos. Más o menos pude escuchar lo que decían, debía insistir en lo que jodidamente cerca que seguíamos estando, pero eso no evitó que los mirase con cierta cuota de curiosidad encima cuando los dos se giraron para verme mejor, cómo si no supiese perfectamente que habían estado hablando de mí.

La mano de Eguchi se coló también por mi cintura y acepté que me acercase aun más a ellos sin oponer ninguna resistencia, simplemente soltando una risilla liviana en el proceso y dedicándole una sonrisa de puro encanto antes de seguir el ejemplo de la chica y retomar el leve contoneo que la música me inspiraba a hacer como baile. En algún momento medio me había librado de ambos para poder bailar a mi ritmo, aunque Abby no tardó absolutamente nada en aparecer de nuevo en mi campo visual y, una vez más, no tuve ningún reparo en dejarme hacer, por ninguno de los dos.

Recibí la sonrisa de Milly sobre mis labios con el mismo aire risueño de siempre, apoyando mis manos ligeramente por encima de su pecho mientras le seguía el ritmo a la canción, y no pude evitar entornar los párpados al deslizar la mirada para poder recibir la del muchacho. Ya no estaba pensando con ninguna clase de claridad desde hacía un buen rato, y aquel espectáculo solo estaba sirviendo para seguir fundiéndome las neuronas, así que ni siquiera lo sopesé demasiado cuando, tras prácticamente recibir encima el suspiro de la chica, anclé una mano en su mejilla y extinguí la poquísima distancia que seguía separando nuestros labios.

Tuve que desconectar el cerebro por completo al besarla, porque quería a Abby como amiga por encima de todo, pero su cuerpo era tan cálido, su perfume tan embriagador y sus labios tan dulces, que genuinamente me creí incapaz de resistirme. Me pude controlar lo suficiente como para no llevarlo demasiado lejos, pero aun así pude notar mi respiración entrecortada cuando me separé, mirándola con los ojos brillantes un segundo antes de centrar mi atención en Eguchi.

—¿Tú también quieres probar el caramelito, Egu-chii~?

No me había olvidado de su presencia en ningún momento, faltaría más~

Contenido oculto

Y BUENO *sorbito*

 

Cuando Ri buscó mis labios no lo dudé, no lo pensé, si acaso lo noté antes de ya estar correspondiéndole. El cuerpo me iba más rápido que el cerebro en ese estado, lo que muchas veces llegaba a ser complejo. Pero no había forma de que me importara, claro. No cuando la imbécil de repente me estaba comiendo la boca, Cory me clavaba los dedos en las caderas y sentía su respiración tan cerca de mi cuello.

C'mon, a lil' bit of compassion, would ya?

Ri había acunado mi mejilla y yo enredé los brazos en su cintura, pegándola a mí casi de un golpe seco. Su torso encontró el mío, separé los labios y me hundí en su boca, casi como si ansiara hacerla desaparecer. Nuestras piernas se enredaron también, alcé la mía para colarla entre las suyas y pegarla a la cara interna de su muslo. Hacia arriba y hacia abajo, mientras Cory seguía moviéndose y deslizaba la punta de la lengua por mi cuello. Un gemido se arrastró por mi garganta, murió contra la boca de Ri y bajé una mano hasta encontrar sus glúteos. Apreté.

Honestly, quería comérmela entera.

El cuerpo se me tensó a la par, me cosquilleó y la electricidad me calentó la piel de pies a cabeza. Quizás ella no hubiera querido llevarlo demasiado lejos, pero era yo de quien hablábamos y la falta de intensidad no entraba en mi diccionario. Que agradeciera que no la había arrastrado contra una columna.

Porque no sería la primera vez~

Abrí los ojos de a poco cuando Ri se separó, jodidamente ida, y enfoqué el mundo a ritmo de tortuga. Encontré sus ojos brillantes, la sonrisa de oreja a oreja y me las arreglé para mantenerme a raya, en especial cuando desvió su atención a Cory. Medio giré el rostro para verlo de soslayo, él alzó las cejas bien inocente y se inclinó para que pudiéramos oírlo. Su movimiento me forzó a regresar la vista, claro, así que me entretuve con las... bondades que Ri ofrecía.

—Pensé que se habían olvidado de mí —soltó por la gracia, bastante risueño, y una nota de oscuridad le tintó la voz. Mis uñas se distrajeron rozando los bordes de la ropa de Ri. Por la cintura, el escote, su cuello—. Sí que eres considerada, Ri-chan.

Escucharlo me plantó una sonrisa tonta en el rostro, tenía la barbilla prácticamente apoyada sobre mi hombro y retrocedí apenas para poder hablarle al oído. Mis dedos se colaron dentro de la blusa femenina, trazando su cintura en un gesto distraído.

—No me digas, ¿se van a liar frente a mis narices? —Cory buscó mis ojos un instante y comenzó a rodearme para enfrentar a Ri, lo siguiente que dije cayó en oídos sordos—. I can't wait~

Pero él ya lo sabía.

Me quedé mirándolos sin una pizca de vergüenza, prácticamente me los comí con los ojos todo el rato. Cory era muy suavecito e inofensivo hasta que le jalabas de los cables, cualesquiera, y la cabeza se le volaba del cuello en un vaivén casi contradictorio. Encontró su cintura con discreción, pero luego la estampó contra él, pero luego se deslizó lentamente sobre sus labios, y entonces, le comió la puta boca sin siquiera pedir permiso.

Ah, he was such a charmer.

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fa tremendas sluts *signs in*

 

Si tenía que ser completamente sincera, ni siquiera se me pasó por la cabeza la posibilidad de que Abby pudiese rechazarme, y una pequeña parte de mí debía estar celebrando que no hubiese sido el caso, porque podría haber sido... bastante problemático, por decir algo. Por suerte, en su lugar me correspondió al beso, y lo hizo con tal intensidad que simplemente acabé derritiéndome entre sus brazos.

Sentir su pierna moviéndose entre las mías tampoco me estaba ayudando mucho a mantener la cabeza sobre los hombros, y la manera en la que mis caderas se removieron para acentuar ese contacto fue más que suficiente para demostrar que estaba encantada con ello aun así. El cosquilleo inicial se fue acentuando con cada segundo que seguimos hundidas en el beso, pero supe que alcanzó su punto álgido cuando noté el apretón de su mano sobre mis glúteos.

Un gemido ronco fue a morir contra los labios de la chica, la mano que había dejado cerca de su clavícula se contrajo hasta casi formar un puño y el calor terminó por apoderarse completamente de todo mi cuerpo. La movida me pilló tan de sorpresa que hasta acabé por morderle sin querer el labio a Abby, justo un momento antes de tener un chispazo de lucidez que me recordó dónde estábamos y me obligó a separarme de ella, si bien bastante a regañadientes.

Me recobré lo suficientemente rápido como para poder dedicarle mi atención al muchacho que seguía acompañándonos, aunque no iba a negar que estaba siendo una misión especialmente complicada con las constantes caricias que Abby me estaba dedicando. Aun así lo escuché, esbozando el atisbo de una sonrisa angelical ante su comentario, y sencillamente me encogí de hombros con aire risueño como única respuesta.

Oí las palabras de Abby, pero lo cierto es que no me dieron las neuronas para procesarlas con la suficiente rapidez, y en su lugar mi atención se centró en seguir con la mirada el movimiento que el chico hizo hasta enfrentarme. Me dejé hacer con una facilidad absurda en cuanto se me acercó, expectante por saber qué tenía planeado, y conecté con su mirada prácticamente al instante, solo permitiéndome coger algo de aire antes de tener sus labios sobre los míos.

Le correspondí con la misma facilidad con la que había besado a Abby, alzando los brazos hasta poder engancharlos alrededor de su cuello, y le dejé llevar el ritmo hasta casi el final, cuando me atreví a tomar parte de las riendas impulsándome con cierto ímpetu contra su boca, poco antes de separarme también de él. Me di cuenta de que me había puesto ligeramente de puntillas al dejarme caer justo después, y aún con la respiración entrecortada separé un brazo para extenderlo hacia Abby, intercalando un par de miradas entre ambos mientras buscaba la mano de la chica.

—Y ahora vosotros~ —pedí, sin ninguna clase de vergüenza, y suavicé el tono de voz aposta mientras les hacía ojitos, casi como si fuese una súplica.

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volvimos con fuerza, I SEE

 

Contenido oculto: it did a fine job

La electricidad siguió chispeando a lo largo y ancho de mi cuerpo en lo que me comía el espectáculo que los imbéciles aquí se estaban montando. Se besaron con ganas, Cory estaba enredado en torno a su espalda como una jodida serpiente y yo me quedé de brazos cruzados, aparentemente tranquila, sin disimilar un carajo. Al final no lo llevaron a mayores, Cory aflojó el agarre, despegándola de su cuerpo, y sentí una vibración justo en el estómago cuando Ri volteó a verme. Su mano encontró la mía, me acerqué con movimientos algo pesados y su carita de cachorro me arrancó una risa. Fue grave y surgió directa de mi pecho.

—Tengo una mejor idea —murmuré, inclinándome sobre el oído de la chica, y no pude tragarme las ganas de dejarle un beso húmedo allí, cerca de la oreja, antes de seguir hablando—: ¿Y si te quedas quietecita y dejas que te entretengamos? You're the honored guest, after all~

Retrocedí para pillar a Cory de la camisa y forzarlo a agacharse. Le hablé al oído, se sonrió y lo solté. Ambos observamos a Ri al mismo tiempo, sólo que yo regresé a ella. Le concedí una sonrisa sedosa, tomé aire y acuné su mejilla con una mano; estaba suave, alcancé apenas a rozar las puntas de su cabello y no le permití voltear el rostro, sobre todo cuando Cory desapareció de su campo de visión.

—Dime, cariño, ¿te estás divirtiendo? —ronroneé, deslizando las uñas hasta la línea de su barbilla—. Porque podemos mejorarlo, that for sure.

Seguí hasta enganchar su mentón y la atraje, otra vez, a mis labios. Fue suave al principio, abrí los ojos y enfoqué a Cory, quien se encontraba detrás de Ri. El cabrón no me quitó la mirada de encima, sus manos se afianzaron en las caderas de la chica y yo profundicé el beso, hundiendo la mano en su cabello rosado. La estrategia fue básicamente la misma de hoy, sólo que con Ri en medio. Cory se pegó a ella, la instó a contornear las caderas y se inclinó sobre su nuca para dejarle un par de besos húmedos, desde allí hacia su hombro.

En algún punto, colé mi mano libre para alcanzar su cintura y la pegué a mí. El empujón la separó de mis labios, Cory seguía ahí y le sonreí a Ri, deslizando la mano hasta alcanzar la del chico.

—Little mamacita got it goin’, if she fuck with me she like it foreign —canté viéndola a los ojos, jalando de Cory hasta que su mano alcanzara el borde de la falda de Ri, peligrosamente cerca de su entrepierna—. Kawasaki, flip it like a hornet, if they ain’t lit, that shit boring.

Lo dejé allí y regresé a la mejilla de Ri, para empujarme y hundirme en su boca. Cory no se hizo de rogar, se mantuvo allí rozando la cara interna de su muslo hasta que deslizó la mano sobre su intimidad. Yo me presioné de igual forma, uniéndome a la mierda, sentí una descarga de electricidad en todo el cuerpo y gemí contra la boca de Ri. Cory siguió moviendo la mano como pudo entre ambas, le mordió el cuello a Ri y yo presioné el pulgar en su labio inferior, tentándolo cerca de su lengua sin mucho propósito antes de volver a besarla.

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alo horny dungeon

 

La expresión de cachorrito mojado se me acentuó incluso más ante la negativa de Abby, provocando que hasta acabase haciendo una mueca con el labio inferior por ello y pestañease un par de veces rápidamente, con obvia decepción. La reacción me duró bastante poco, de todos modos, porque volví a relajarme en cuanto se acercó para hablarme al oído, y un escalofrío me recorrió la espalda ante el contacto húmedo de sus labios.

Por supuesto que me mantuve quietecita, tal y como ella me pidió, mientras se alejaba para jalar al chico de la camisa y hablarle también de manera que yo no pudiese escucharlo. Claro que, metidos ya en ese rollo como estábamos, quería que los tres estuviésemos igual de entretenidos, ¿pero quién era yo para negarme si ellos preferían centrarse en mí? Obvio iba a dejarme hacer sin poner mucha queja~

Reflejé la sonrisa de Abby en cuanto volví a dar con su mirada, ni siquiera preocupándome demasiado por buscar al chico en cuanto desapareció de mi campo visual, y simplemente atiné a asentir un poco con la cabeza ante su pregunta, murmurando un "mhm" casi imperceptible antes de sentir sus labios otra vez contra los míos. Mis manos se deslizaron por su cintura, buscando profundizar el beso, y no tuve ni idea de lo que estaba pasando a mis espaldas hasta que sentí a Eguchi contra mis caderas y su boca contra la piel de mi cuello.

La movida me pilló completamente desprevenida, y clara muestra de ello fue el ligero mordisco que acabé pegándole al labio Abby en mitad del beso, pero lo cierto es que ni siquiera nada de eso me incitó lo suficiente para parar de alguna manera, más bien todo lo contrario. Me acoplé al ritmo del chico sin perder ni un segundo y clavé los dedos en la piel de la chica mientras le correspondía al beso con la misma intensidad que ella le estaba imprimiendo.

Tuve que hacer un esfuerzo enorme por enfocar la vista cuando finalmente nos separamos, aunque la verdad es que apenas me dio tiempo a procesar mucho lo que estaba pasando antes de notar la mano del chico rozándome el interior del muslo por dentro de la falda, con el consecuente cosquilleo de excitación en la zona baja de mi vientre. Aun con todo lo que llevábamos encima, no pensé que fuesen capaz de ir demasiado lejos en mitad de una jodida discoteca (aunque hacía mucho que yo también parecía haber olvidado aquel pequeño detalle), pero claramente me equivoqué.

No me disgustó en absoluto, para ser completamente sincera.

Cuando los dedos del chico buscaron mi entrepierna, noté una oleada de calor atravesarme todo el cuerpo, pero todo posible gemido y sonido de placer que quisiese escapar de mis labios acabó fusionándose con la voz y los propios labios de Abby. La sensación me arrolló con tanta fuerza que ni siquiera me percaté de que le estaba clavando las uñas a la muchacha en su espalda baja, ahí donde habían acabado apoyándose mis manos, y seguí sin pensarlo cuando busqué lamerle brevemente el pulgar antes de volver a besarnos.

Perdí la cuenta de gemidos ahogados contra su boca, así como también el tiempo que estuve colando mi lengua dentro la misma, pero no tuvo que ser precisamente poco teniendo en cuenta que me encontraba jadeando una vez nos separamos. O quizás sí, pero había sido jodidamente intenso, no tenía idea y tampoco me interesaba demasiado. Clavé la vista en sus ojos, con los ojos ligeramente aguados, y negué un par de veces con la cabeza mientras me mordía el labio inferior con fuerza.

—Estáis salidos —murmuré, con la respiración agitada, y acabé echando la cabeza hacia atrás mientras mis caderas seguían buscando acoplarse al ritmo del muchacho, incluso queriendo profundizar el contacto contra ambos todo lo posible.

Finalmente mis manos se habían separado de la cintura de Abby, aunque una de ellas no se había ido muy lejos y se deslizó con suavidad sobre su piel descubierta hasta conseguir enredarla en su cabello, instándola a que siguiese besándome por cualquier otra zona de mi cuerpo que tuviese disponible. La otra, sin embargo, acabó haciendo algo más o menos parecido en la mata de pelo del chico, solo que a él lo quise mantener ocupado con mi cuello, así como ya estaba.

Ellos estarían salidos, pero yo no parecía querer quedarme atrás.

 

Decir que estaba emocionada por la fiesta del sábado era subestimar lo que estaba sintiendo, y ni siquiera el tremendo jet lag que seguía llevando encima iba a lograr que me lo tomase con más calma. No me desperté especialmente temprano, pero sí que es cierto que no paré quieta desde que puse un pie fuera de la cama; primero tenía que ayudar a Thi para su "cita", y luego me tenía que preocupar por mí misma. Había sido algo estresante, no se lo iba a negar a nadie, pero al final todo salió exactamente como debía y estuve lista a tiempo para dirigirme a la discoteca.

Había vuelto a alquilar un coche que me llevara, como bien cabría esperar, y solo me quedó entretenerme con el móvil mientras el chófer hacía el recorrido. Por supuesto, después de haber dejado a Thi preparadísima para su "cita", lo primero que hice fue mandarle un mensaje a Kou contándole al respecto, porque ya lo había metido en el chisme y lo mínimo era mantenerlo al día; después me había encargado de mandarle fotos de mi outfit, porque al pobre era lo que le tocaba aguantar después de darme un mínimo de atención. El outfit en cuestión era un vestido rosita lleno de purpurina, que era lo suficientemente bonito como para hacerme sentir bien, pero no demasiado llamativo, pues la protagonista aquella noche tenía que ser Abby.

Entrar a la discoteca fue especialmente sencillo en aquella ocasión, así como también lo fue encontrar a Abby después de las indicaciones de los trabajadores. Lo que no fue tan sencillo fue reprimir los recuerdos de la última (y primera) vez que había estado ahí dentro, especialmente cuando los mismo me lanzaron una oleada de calor al cuerpo que casi me hicieron sonrojar de la nada. Tuve que hacer un esfuerzo enorme, pero al final logré volver a la normalidad antes de alcanzar el grupito de la chica y sus amigos, a quiénes les sonreí animada en cuanto recibí sus miradas.

—¡Milly! ¡Felicidades! —exclamé, prácticamente echándome encima de ella al alcanzarla, y dejé escapar una risilla al separarme después de un rato, extendiéndole al mismo tiempo el paquete envuelto que traía entre mis manos (con lacito y todo)—. ¡Tu regalo! Espero que te guste.

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*small inhale* aaaaaaa

por aquí dejo el outfit y los tacones de la niña uwu y... este es el regalito de abibi <3 le regala todo el conjunto y, como detalle, está oficialmente comprado de Dolce & Gabanna (literalmente de Italia, mind you), just so you know que aquí no reparamos en gastos para nuestras amistades (??

 

Susu nos estaba contando su idea para una nueva canción cuando detecté el chispazo rosado del cabello de Ri viniendo hacia nosotros. Genuinamente solté un grito que espantó al pobre chico y estuvo por derramar el contenido de mi copa, cosas en las que no reparé en absoluto. Regresé el cristal a la mesa y pasé por encima de Susu casi a los empujones con tal de abandonar el sillón. Cory observó la escena, muy divertido. Una vez conseguí mi objetivo, recibí a Riri con una sonrisa enorme y reboté un par de veces sobre mis talones hasta abrazarla con fuerza, balanceándola de acá para allá. ¡Estaba preciosa!

—Thanks, b-! ¡Digo, no! ¡Aún no! ¡No es mi cumpleaños! —Me separé de ella, alarmada, pero mi argumento se fue por el caño al ver el paquete que tenía en su mano—. ¿Me compraste un obsequio? —La mezcla de sorpresa e ilusión me hizo mirarla y, tras tomar el regalo, se me aflojó una risa—. ¡Aprendan, cerdos!

—¿No te basta nuestra amistad, Micchan? —replicó Cory, con la tranquilidad y la insolencia usuales.

No le llevé el apunte, sólo había querido molestarlos y, además, ¡ahora tenía cosas mucho más importantes que hacer! Abrí el obsequio, alcé las cejas al ver la marca y murmuré un "uh, la, la" bien bajito. Era un conjunto de jean lleno, pero lleeeeno de apliques brillantes y volví a reírme. Oh, she knew me so well.

—Thanks, my love. —En una mano tenía la ropa y con el brazo libre la pesqué del cuello, atrayéndola hacia mí y estampándole un beso en la mejilla—. I lov-

Me interrumpí al sentir un toquecito en mi hombro, absorbiéndome la atención. Me giré, asumiendo que se trataría de Marly, pero quien apareció frente a mí fue Alek. Parpadeé, realmente sorprendida, y al segundo fue como si me soltaran encima una bomba de excitement o algo. Ni siquiera me di cuenta de decirle que aún no era mi cumpleaños y que saludarme traía mala suerte.

—You came! —exclamé, con una sonrisa de oreja a oreja, y sin pensarlo absolutamente nada me lancé en su dirección para abrazarlo—. Oh my God, you came!

Había dejado su nombre en la lista porque sí, la verdad, porque a mí no me hacía mucha diferencia y al club aún menos. No le había dado muchas vueltas a los motivos de su rechazo ni anticipé que al final aparecería, así que la tontería en verdad me pilló desprevenida. Lo achuché un par de segundos hasta que le regresé su espacio y reparé, otra vez, en el paquete que había traído. Tuve la intención de aceptarlo, pero recordé que aún no soltaba el regalo de Ri y me reí con mi propio despiste. Regresé la ropa a su bolsa con cuidado, le saqué la lengua a los chicos, Cory se encogió de hombros y, por fin, tomé la cajita negra. De verdad no podía haber diferencia entre un crío en Navidad y yo ahora mismo. Jalé del lazo moviéndome ligeramente al ritmo de la música y descubrí los auriculares.

—A jellyfish! —destaqué, como si fuera lo más importante del regalo (¡quizá lo fuera!) y subí a los ojos de Alek, forzándome por milagro divino a hablarle en japonés—. Me encantan, me encantan, están geniales. ¡Muchas gracias, Grumpy! And you came!

Bueno, el milagro divino duró poco. Lo que sí, al menos, me contuve a tiempo de volver a lanzármele encima.



Pobre Susu, apenas tuvo tiempo de mantenerse el alma en el cuerpo entre el grito de Abby y su posterior estampida por salir del sofá. Me entretuve por demás siguiendo la escena, el chico bufó y yo deslicé la mirada al saludo tan efusivo de las muchachitas; quizás aproveché la distracción para recorrerlas con la vista, en especial a la recién llegada, y sonreírme con ligereza. Ri-chan había traído un regalo, Abby nos recordó que los nuestros brillaban por su ausencia y fingí demencia, inmune a los reclamos. Todo siguió su curso y reparé en el chico rubio que se acercó por detrás de la cumpleañera, aunque mi atención viró hacia Riamu en cuanto él y Abby se saludaron.

—Buenas noches, Ri-chan —la saludé desde mi posición, alzando la voz para que me oyera, y Suzaku asintió con la misma intención.

Fue bastante gracioso, de hecho, cuando el segundo desconocido se detuvo junto a nuestro grupo y descubrí que también era rubio. Abby seguía entretenida con el otro y conocía en demasía a Suzaku, de modo que me deslicé fuera del sofá y decidí recibir al chico yo mismo. Estaba inspeccionando la botella en ese momento.

—Espero que te guste el champagne, pues hay suficientes botellas para inducirle un coma alcohólico a media disco. —Le sonreí tranquilo, alzando la cabeza un par de centímetros para alcanzar sus ojos, y lo miré por encima de las gafas tornasoladas—. Sólo hay dos opciones, así que... ¿Gaspar? —arriesgué, mi sonrisa se ensanchó al haberle acertado—. Un gusto, yo soy Akira y él, Suzaku.

Miré a Riamu, dudoso. Sabía que iban todos al Sakura, pero ¿se conocerían? Sobre mis pensamientos Abby regresó habiéndose enganchado al brazo de quien, ahora sabía, era Aleksander. Estaba listísima para presentarlo, se le notaba en la cara, y su atención dio un vuelco al reparar en Gaspar. Soltó a Hal y se acercó al otro. Entendía que habían llegado todos juntos y no le daba la vida para recibirlos, pero seguía siendo gracioso verla rebotar de acá para allá como un niño inquieto.

—Night, Marly! —lo saludó, estirándose sobre sus puntillas para dejarle un beso en la mejilla, y lo inspeccionó de arriba abajo tras regresarle el espacio—. Huh, lookin' good, I see.

Lo había pensado, también, que la indumentaria del chico tenía un estilo bastante marcado. Era algo que yo usaría, la verdad. Intercalé la mirada entre Riamu y Aleksander, alzando apenas las cejas.

—¿Se conocían de antes? —indagué, cosa de que ningún invitado se nos quedara colgados.

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oh boy, mucha energía usada en un solo post JAJAJA

also AAAAA me muero con los regalitos, me encantan *rueda*

 

Abby me recibió con la efusividad que había anticipado y yo, por supuesto, le correspondí a todo de la misma manera. Nos abrazamos con fuerza, ella se quiso quejar de que todavía no era su cumpleaños, aunque la intención se le fue al garete en cuanto vio que le había traído un regalo, y toda la escena posterior me sacó una sonrisa divertida que sirvió bastante bien para disimular los nervios que estaba empezando a sentir. Me había costado lo suyo encontrar algo que creyese que podría gustarle a la chica, pero eso no significaba que estuviese completamente segura de ello, y no fue hasta que vi su reacción que finalmente pude sentir alivio al respecto.

Después empezaron a llegar más personas y Abby tuvo que encargarse de saludarlas, lo que me permitió dirigir mi atención hacia los chicos en cuanto Eguchi alzó la voz para atraerme. Levanté la mano para corresponderles al saludo, tanto a él como a Suzaku, y les dediqué una sonrisa, aunque no pude evitar que la misma me saliese bastante más tímida de lo que habría querido en un principio. Por suerte para mí, la atención del chico también acabó virando hacia uno de los recién llegados, lo que me permitió volver a tranquilizarme para hacer lo mismo.

Abby no había parado quieta en ningún momento, lo que me sacó una risilla divertida, y aproveché todo el movimiento para husmear a los dos invitados en cuestión. Me hizo su relativa gracias que ambos fuesen rubios, y también me resultó bastante curioso que, por el momento, Abby y yo fuéramos las únicas chicas ahí; ninguna queja con ese detalle, eh. Eguchi volvió a hablar en mi dirección entonces, y lo miré con curiosidad antes de dirigir la vista hacia el primer muchacho que había aparecido.

—Ah, no oficialmente, pero... —respondí de primeras, llevándome una mano a la barbilla mientras lo repasaba con la mirada—. Estamos en la misma clase, ¿cierto? Soy Riamu, no sé si me ubicas. En cualquier caso, ¡encantada! —le dije entonces, sonriéndole con ánimo, y me giré hacia el otro chico justo después—. ¡Y lo mismo te digo! Tú estabas el viernes en la presentación con Milly, ¿cierto? ¡Me acuerdo de tu cara!

Aunque no llevaba las gafas de sol en ese momento, y en el patio sí las había llevado, ¡pero estaba 100% convencida de que estaba en lo cierto! ¡Una nunca se olvida de la cara de un chico guapo, al fin y al cabo!

 

¿Era extraño que nuestros tres invitados de honor hubieran llegado al mismo tiempo? Quizá, quién sabe, ¿importaba? Not at all. Los regalos estaban preciosos, no me los había esperado para nada y Grumpy había venido. ¿No había dicho que tenía que trabajar o algo así? ¿Qué se suponía que había cambiado? La pregunta surgió mientras lo arrastraba para presentarlo con el resto y me distraje por completo al notar que Marly estaba ahí. Ah, whatever, podía quitarme la duda luego. Si el instinto no me fallaba, probablemente me entretuviera con la respuesta.

Era la primera vez que veía a Marly sin las gafas, ¿cierto? No obvié el detalle, aunque mi cumplido se enfocó en su vestimenta y mantuve mis ojos en los suyos al no recibir una respuesta inmediata, así fuera un simple asentimiento. Noté que su mirada se deslizaba en descenso, una cuota de satisfacción me chispeó en el cuerpo y, cuando regresó a mi rostro, lo recibí con una sonrisa bastante más calmada. Tampoco dije nada.

Viré el torso hacia el resto, notando que Cory se estaba encargando de ayudarme con las labores de anfitrión. Well, no, scratch that. Al cabrón le encantaba, no estaba haciendo ninguna caridad. Busqué la muñeca de Gaspar casi a tientas, lo atraje al grupo como si nada y atendí a su intercambio con Ri. Estaba por intervenir cuando el rubio (no, espera, ¡casi todos eran rubios!) sacó una cajita del bolsillo de su chaqueta y mi rostro se iluminó. La tomé, entusiasmada, y solté una risa de pura alegría al ver su contenido. Deslicé el pulgar sobre su superficie, notando el relieve del grabado. ¿Esto no era como una versión fancy y más discreta del champabby? Claramente era un poquito narcisista.

—No me digas, ¿también sabes tocar la armónica? —arriesgué; entre su tendencia multiinstrumentista y la elección concreta me pareció bastante obvio—. Thanks, baby. I'll have to reward you.

Dejé el obsequio junto a los demás y me hice con la botella de champagne abierta, alzándola en el aire.

—I'll have to reward all of you! —exclamé, convocando a un empleado de un movimiento breve, y éste se encargó de traer los vasos que faltaban—. ¡Brindemos! Por una gran noche.

Fui llenando las copas de todos y Cory fue el primero en alzar la suya, con la sonrisa serena de siempre.

—Por el primero que acabe vomitando —murmuró.

Lo miré con reproche y él alegó inocencia, aunque al final me reí y agregué, en lo que chocábamos nuestros vasos:

—¡Por el primero que acabe liándose!

 

Después de mi propia presentación, el primer chico me dejó saber su nombre y yo, sin pretender esconder mi emoción en ningún momento, chasqueé los dedos y lo señalé un par de veces con el dedo índice extendido, queriendo indicar que efectivamente recordaba su nombre de haberlo oído alguna vez en clase (aunque en realidad era más bien mentira). El otro muchacho no nos dijo su nombre, aunque sí correspondió a mi saludo, y si bien era cierto que Eguchi lo había dicho apenas unos segundos atrás, pues no era yo el tipo de persona que prestase tantísima atención a sus alrededores cuando había tantas cosas pasando al mismo tiempo.

No importaba demasiado, de todas formas, porque el tal "Marly" (ese apodo había sido difícil de ignorar, pues Abby lo había gritado como... bueno, como hacía con todo, en realidad), le extendió una cajita a la cumpleañera y yo asomé el hocico para ver de qué se trataba, tanto eso como el regalo que había traído Aleksander antes, pues porque una era chismosa por encima de cualquier otra cosa. Una armónica y unos cascos fueron los regalos en cuestión, y la verdad es que me parecieron detalles bastante adorables, tanto que me hicieron asentir con la cabeza en señal de aprobación, a pesar de no tener potestad alguna para decidir nada.

No fue hasta que Abby alzó una de las botellas de champán, llamando nuestra atención en el proceso, que me di cuenta de que las mismas llevaban su cara impresa en la etiqueta. La tontería me sacó una carcajada de incredulidad mientras recibía mi vaso, aunque ni siquiera sabía por qué me sorprendía, si ya conocía a Abby lo suficiente como para saber que lo raro hubiese sido que no se le hubiese ocurrido una idea por el estilo. El brindis que propuso Eguchi me sacó una risilla ligera, el de Abby una más animada, y al final fue casi inevitable no mantener el mismo ánimo mientras le daba el primer trago a la copa.

El primero de muchos, esperaba.

Miré a mi alrededor, tras haberme llevado la bebida a los labios un par de veces más, y me sonreí divertida después de un rato, acercándome a unos de los sillones para sentarme junto a Suzaku (no sin antes haberle dejado un beso en la mejilla a Abby, al haber pasado a su lado).

—Susu~ —lo saludé al llegar a su lado, manteniendo la sonrisa encantadora en todo momento—. ¿Cómo se siente ser el único chico no-rubio de la zona?

Me di cuenta, apenas un segundo después, que la pregunta había sonado a pura entrevista, y la idea me hizo tanta gracia que no reparé en extender la copa de champán hacia sus labios, claramente haciendo las veces de micrófono, mientras lo miraba con clara intención de que me respondiese a la cuestión, como una buena periodista haría.

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objetivo principal de riri: pasárselo bien en el cumple de abby
objetivo secundario de riri: ligarse a susu en la discoteca y llevarse un pleno
(?)

 

No era precisamente el más extrovertido del grupo, al menos no en presencia de personas ajenas a nosotros, aunque eso... Bueno, era la definición de cajón de extroversión. Quizá, con suero de la verdad y toda la mierda, habrían conseguido arrancarme que habría preferido festejar el cumpleaños de Abby sólo nosotros tres, pero la niña era un torbellino andante y ya estaba medio habituado a socializar con caras nuevas. Así fuera por diez minutos.

Permanecí sentado mientras sus amigos nuevos llegaban, les daban sus obsequios y demás, también cuando Akira se levantó y se puso a hacer lo que más le gustaba: hablar. Observé los intercambios con aire distraído, bebí de mi copa y paseé la vista por la disco, en especial el escenario. Algunas personas iban y venían, haciendo los últimos preparativos.

Respondí al brindis como cualquier mortal haría, obviando las estupideces que Abby y Akira dijeron. El tío de los auriculares tenía pinta de estar más de mi parte, aunque la característica compartida era precisamente lo que solía repelernos. No pasó mucho hasta que Riamu apareció a mi lado, ocupando el espacio como si nada. La recordaba, por supuesto. De por sí había sido difícil ignorar el espectáculo que ella, Abby y Akira se montaron en medio de la jodida pista.

Su pregunta me hizo fruncir ligeramente el ceño y recorrer a los demás chicos con la vista. Akira, Gaspar, Aleksander... Ah. Era verdad, todos eran rubios. La tontería me aflojó una risa vaga, algo incrédula, y me encogí de hombros. Tenía micrófono y todo, qué honor.

—Eso me hace más especial, ¿no? —dije, acercándome a su copa al hablar porque sí, y para desviar los tiros disimuladamente alcé la mirada al tal Hal—. Ven, siéntate. Me da ansiedad verte convertido en poste.

Alterné la mirada entre él y Riamu antes de agregar, habiendo carraspeado la garganta:

—Y dime, ¿cómo se conocieron tú y la cumpleañera? —le pregunté al chico, imitando la movida de la copa-micrófono.

No era precisamente extrovertido, cierto, pero en la mayoría de los casos lo compensaba con... sustancias, se podría decir.

 

De los amigos de Abby, con ella incluida, Susu era con el que menos contacto había tenido, y si bien era cierto que en general me daba la sensación de que era más introvertido (a pesar de lo que Eguchii me había pretendido insinuar), pues no quitaba que fuera amigo de Abby y quisiera conocerlo un poquito más. Tampoco quería incomodarlo, vaya, y por eso me preparé mentalmente para dejarlo en paz si veía la más mínima muestra de rechazo por su parte.

La primera reacción del chico fue fruncir el ceño, lo que no consideré como la mejor de las respuesta, pero afortunadamente para todos, justo después dejó salir una risa floja que, como mínimo, me permitió relajarme de manera considerable; su posterior contestación logró sacarme una risilla ligera también. Asentí un par de veces con la cabeza, satisfecha con la respuesta que me había dado, y recuperé la copa en mi espacio para darle otro par de tragos mientras veía a Aleksander acudir al llamado del pelirrojo.

Me mantuve algo al margen mientras ellos hablaban, aunque no pude reprimir la sonrisilla divertida que se me coló al ver que Susu imitaba mi movida de la copa-micrófono, y simplemente seguí bebiendo champán mientras Aleksander explicaba cómo había conocido a Abby. En sí, podía esperarme cualquier cosa conociéndola, pero ni siquiera así evité que la sorpresa me permeara el rostro al escuchar el contexto real; eso sin contar como el chico había buscado a Abby con la mirada o como se le habían sonrojado las mejillas por el recuerdo.

Eh, qué adorable~

—Así que vuestro primer encuentro fue Abby acosándote mientras estabas desnudo —resumí, absolutamente como me vino en gana, y pedí que me rellenasen la copa en lo que me sonreía con aire risueño—. Qué romántico~

Había habido un total de cero necesidad de que comentase al respecto, honestamente, pero a una le gustaba meter las narices, ni modo.

 

Las luces de la disco eran relativamente amables y útiles para disimular las reacciones más evidentes, suponía, tampoco iba a pensar nada si la pobre criatura se sonrojaba. Había estado en ese bote muchas veces y sabía lo agobiante que se sentía. Además, tratándose de Abby, podía esperar cualquier tipo de respuesta. Al final la historia involucró la escuela, las duchas y... ¿el Marco Polo? Qué coño. La intervención de Riamu, la cual escuché desde mi otro costado, me arrancó una risa floja.

—Suena a algo que Abby haría, honestamente —bromeé, alejando mi copa del chico, y lo miré—. Mi más sentido pésame.

Bebí un poco en lo que recibía su pregunta y mi mirada viajó a Abby y Akira brevemente.

—Soy amigo de Akira de toda la vida, éramos vecinos y siempre fuimos a las mismas escuelas. A Abby la conocimos aquí, en el TK, hace... ¿año y medio? Más o menos. —Le di un trago a mi bebida y bajé la copa para descansar los brazos en mi regazo, meciéndola de forma distraída—. Es poco, supongo, pero desde entonces hemos pasado tanto tiempo juntos que se siente como media vida.

Quizás había sonado un poco ¿sentimental? pero no le di mayor importancia; además era verdad. En algún punto de la adolescencia había llegado a asumir de forma inconsciente que mi amistad con Akira permanecería como una constante estática, y de un día para el otro Abby apareció y se integró a nosotros como si nada.

—Ella nos gana a todos, igual —agregué, señalando a Riamu, y giré el rostro hacia ella—. ¿A qué edad se conocieron? Fue hace mucho, ¿no?

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En el próximo post que haga ya incorporo a los demás y presento un jueguito que tengo pensado <3