Érase una vez en... Tierra de Nadie

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Tierra de Nadie es un sector del Oeste al que le atribuyen muchas leyendas y mitos, ya que, cruzando los últimos dos Peñascos que se ven al horizonte, la tierra de los clanes indios comienza. Se dice que ningún hombre que cruzó esos Peñascos alguna vez regresó, no vivo al menos.

Tierra mística y peligrosa, que acechan peligros recelosos de extranjeros.

Tierra de Nadie cuenta con los siguientes establecimientos para poder interactuar:

Primer Peñasco
-Interior del Peñasco, cobertura natural.

-Valle.


Segundo Peñasco
-Cima.

-Cráter en el interior del Peñasco.

-Frontera india.



Segundo Peñasco. Cima.
(Rowtag)

Desde la cima del Peñasco se podía observar todo el valle que significaba Tierra de Nadie; con esa vista privilegiada se podía observar a lo lejos cómo tres figuras se vislumbraban entre el calor y el desierto. Rowtag no necesitaba más que sus ojos para poder ver con precisión, pero el hombre a su lado era lo contrario.

A su lado había un hombre que veía con unos binoculares el acercamiento de tres figuras a caballo. Tenía la piel de la cara quemada y estaba desfigurado, pero no se molestaba en taparse u ocultarlo con un pañuelo; le daba completamente igual. No era un indio, vestía como un vaquero.

Contenido oculto

—¿Qué opinas? No parecen soldados. —dijo mientras se prendía un cigarrillo y exhalaba el humo con un suspiro. Miró a Rowtag. —Pueden ser espías. —dijo sin mucho interés, liándose otro cigarrillo mientras fumaba el que tenía prendido por los labios.

Se trataba de Pappy "El Voluntario", hombre de confianza de Dakota "La Serpiente" que debería observar a Rowtag en su primer día como explorador del grupo. Pappy era alguien tranquilo, con el que se podía trabajar perfectamente pero nunca tomaba la iniciativa, por lo tanto era turno de Rowtag.

Contenido oculto

Amelie
Es el turno de Rowtag, queda a libre elección la respuesta

Primer Peñasco. Valle.
(Silvia; Weyla)

Era extraño el destino, ya que nadie de los presentes imaginaba estar compartiendo ruta de viaje hacia un destino que todos evitaban y les miraban con expresión de horror cuando decían que irían hacia Tierra de Nadie, donde no había regreso viable.

Silvia iba sobre un caballo indio, un regalo que le sirvió para emprender el camino más peligroso que podía hacer; dirigirse hacia la boca del lobo para poder ayudar en la expansión del hombre.

Weyla montaba una mula de carga que, pese a ir un poco más despacio, el animal rebuznaba feliz mientras seguía el ritmo de los caballos que tenía por delante.

El hombre que se les unió en el camino se presentó como Dan e iba montado en un gran semental negro, dejando a la vista su Winchester que colgaba a un costado del animal.

Frente a todos los Peñascos eran notorios y un pequeño vértigo empezó a inundar sus vísceras; el límite estaba allí mismo y el que lo cruzaba debería lidiar con sus propias consecuencias.

Dan habló por segunda vez durante el viaje.

—Nos están observando. —dijo parpadeando bajo el sol. —Pronto tendremos una respuesta a esta locura. —escupió a un costado y se acomodó sobre la silla de su caballo.

El Valle parecía bastante desierto a decir verdad, quizá Dan sea un paranoico y debían de seguir el camino.

Kuno Vizard Nekita

Contenido oculto

Pueden elegir entre quedarse en el sitio o avanzar a otro sector.

 

Silvia Ingells

Primer peñasco, valle.

El valle en la tierra de nadie siempre fue un lugar tan llamativo como aterrador, pero habiendo sido desterrada desde hace meses a estas tierras salvajes eran casi como un patio de juegos para mí ¡Nada como una práctica de tiro y escuchar el eco a la distancia!

Solo pensar en practicar dibujaba una sonrisa mientras acariciaba el cronograma de mi amigo equino.

—Mucho viento no hace bien a la cabellera ¿verdad cariño?—bromee para mí querido caballo que gustaba pifiar de más en las condiciones del valle, era más tranquilo cerca de una fogata.

Iba en compañía de Weyla y su fiel y alegre mula, disfrutamos el camino hasta que un tipo decidió unirse a nosotras se presentó como Dan, un hombre algo formal...¡Pues bienvenido!

Permaneció callado por otro buen rato, estaba por hacerle cantar cuando pareció reaccionar como si estuviera recibiendo un baño frio. Algo le molestaba.

—¿Observando?—voltee escrutando cada peñasco en busca de algún tirador. No parecía haber nada, mis lentes eran una buena protección contra un grano de arena en cada ojo— uhmmm ¡Nah! Es parte del encanto del valle—dije entre una breve carcajada.

—Pero si te hace sentir mejor nos quedaremos en el sitio ¿Tú qué dices Weyla? ¿Quieres continuar el paseo?

Nuestro invitado no parecía ser muy unido a lugares como el valle, la verdad estaba más interesada en ver que podía planear nuestro invitado.

 

Rowtag

Aquel hombre era igual que él en el sentido de interacción: sólo la suficiente, sólo la necesaria. Rowtag los observó, iban en montas, podía escapar con gran facilidad pero eran blancos fáciles, expuestos—Si se muestran como eso... espías. No durarán mucho tiempo — mencionó mientras notaba cómo el hombre se mostraba algo inquieto, era el instinto de un animal calado con el tiempo y la experiencia —Saben que estamos aquí—observó a Pappy — Un buen cazador los observaría por mucho más tiempo antes de decidir si atacar; pero puedo hacerlo también de cerca.

 

Weyla Shallow

La decisión había sido difícil pero estaba bastante feliz con su decisión de hacerlo pese a lo que la gente pudiera pensar, había inesperada buena compañía y no podía evitar entretenerse con los rebuznos de su mula, la distraía de cualquier otra preocupación que el viaje pudiera generar como aquel vértigo que amenazaba con elevar sus nervios y la consolación de saber que su mula tenía un paso firme y tranquilo, lograba que pudiera mantener su compostura.

Además, ahora que podía ver con sus propios ojos un paisaje que antes era solo descrito por su padre, despertaba en su pecho una sensación nostálgica que le ganaba a cualquier clase de sentimiento negativo en su cuerpo, entendía perfectamente la razón por la cual esos paisajes se habían quedados grabados en su memoria.

Con su mano cubrió algo del sol que pudiera estarle impidiendo una mejor vista a lo lejos, tratando de encontrar algo que fuera sospechoso pero al no hacerlo, tan solo suspiró. —Si está esa posibilidad, quizás sea mejor mantener un paso no sospechoso o no detenernos mucho tiempo aquí y así no delatar que tenemos esa información, ¿no? —Miró a Dan y sonrió con tranquilidad, no si nos quedábamos quietos probablemente haríamos lo contrario a descubrir "la respuesta a esta locura".

—No me molestaría continuar con el paseo, pero quizás hablo un poco desde la inexperiencia.

 

Primer Peñasco. Valle.
(Weyla; Silvia; Dan)

Dan seguía con la mirada clavada en el horizonte mientras oía a las mujeres; el hombre entonces desvió la mirada y observó a ambas por turnos, como si estuviera estudiándolas.
—No van armadas, confían mucho en viajeros desconocidos. Y vienen a un territorio donde el hombre blanco no se atreve ni siquiera a nombrarlo. Sé reconocer las agallas pero hace falta más que valentía para sobrevivir en este mundo. Están expuestas.

Contenido oculto: Dan

Volvió a mirar el horizonte, parpadeando bajo el sol que pesaba como una atmósfera de plomo.

—Pero si nos quisieran muertos ya lo estaríamos. —apretó un poco sus botas sobre el vientre de su caballo y comenzó a avanzar. —No creo que ataquen a mujeres, si quisieran raptarlas seguro nos emboscarían en el segundo peñasco. Al menos yo haría eso. —una radio colgaba de su cinturón y la activó moviendo un poco la antena; al principio salió estática pero luego se estabilizó. —Día quince, bitácora; entrando a tierras indias, Tierra de Nadie. La señal aún sirve por lo que no debo ir muy equivocado. Graba éste mensaje.

—Entendido. —respondió la radio antes de apagarse.

Dan hizo girar el caballo y observó a las mujeres, encogiéndose de hombros.

—Recen porque no le disparen a las mujeres... marquen el camino. ¿Hacia dónde?

Contenido oculto

Nekita Kuno Vizard

Están en el Valle del Peñasco 1. Pueden moverse directamente hacia el interior del Peñasco o ir hacia cráter del Peñasco 2 pero si eligen la segunda opción sus monturas cabalgaran a velocidad.

Segundo Peñasco. Cima.
(Rowtag)

Pappy se quitó el sombrero de la cabeza como si estuviera fastidiado y se limpió con el antebrazo la frente de sudor. Volvió el sombrero a su cabeza y prendió el segundo pitillo mientras exhalaba humo al aire.

—Chaval, te seré sincero, mi vista no es la mejor, ¿acaso no ves estos binoculares que uso? Era para probar tus ojos, para mí como si esas diminutas manchas fueran tres vacas pastando... la jefa quiere probar tu destreza, tus habilidades; no voy a dar alguna idea o sugerencia en tus acciones más que nada porque en su mayoría son pésimas decisiones. —lanzó una risotada campechana. —Tú tranquilo, a tu rollo. Si las cosas se complican, tengo esto. —tocó la cartuchera que atravesaba su pecho y dejaba colgada en su retaguardia una Henry de tiro largo. —Aunque él se encuentra armado también.

Las palabras de Pappy se contradecían a sí mismas, pero parecía ser parte de su extraña personalidad. Sonrió con gracia mientras le daba una palmada a Rowtag en el hombro.

—Aunque yo de ser tú intentaría bloquearles el paso, decir que se encuentran rodeados y preguntar cuáles son sus motivos del porqué de su presencia. Pero no me hagas mucho caso, yo estoy aquí como mero observador.

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Amelie

 

Silvia Ingells

Primer peñasco, valle.

El viajero aún tenía dudas si querer aventurarse en los confines del valle, internándose hasta tierras nativas, un tipo muy precavido, estaba segura que podía olfatear el peligro si a kilómetros este estuviera.

—No es por alardear pero ¡siento este lugar como un viejo hogar!—Declare con una gran sonrisa, a decir verdad estaba de buen humor y así era como podía mantener mi perspicacia si algo se descontrolada.

El viajero mostró entonces un radio para comunicación ¡A los tiempos desde la última vez que había visto uno! No por nada había muchos diseños en base a mis conocimientos...pero luego de los rumores en mi contra podía olvidarme de recibir algún Crédito o reconocimiento.

—Bueno si es de dar un salto de fe ¡Vayamos al interior del peñasco!

No sabía si estaba por meternos en un buen lío pero confiaba en que nuestro amigo sacaría un as bajo la manga.

 

Weyla Shallow

—Tienes razón en que no vamos armadas pero, ¿no está confiando en nosotras también al acompañarnos? —Preguntó con cierta curiosidad, entre ese detalle de no estar armadas y quizás ser un pequeño grupo peculiar no le inspirábamos nada amenazante para que viniera con nosotras, pero, en la compañía debía de existir alguna especie de confianza a su parecer y con eso, solo quería pensar que Dan pudiera hacer algo al respecto si sus palabras terminaban siendo cierta.

Sí, estábamos expuestas pero quería confiar en que si seguían avanzando alertas eso debía de reducir un poco el riesgo.

Cuando Dan de pronto reveló su radio no pudo evitar mirarlo con más curiosidad, ¿acaso por su misma paranoia estaba teniendo a alguien monitoreandolo cada cierto tiempo? ¿o es que era otra cosa?

—¡Vayamos entonces! —Dijo igualando la misma emoción de su compañera en su voz, aunque su Mula fuera a su propio ritmo.

 

Rowtag

Pappy habló y por poco deseó mandarlo a callar; no porque le molestara sus palabras, era un hombre con el que no le molestaba interactuar; pero estaba ocupado pensando un poco —Mis decisiones no las tomo yo, las toma la naturaleza — mencionó aun observando, en ningún momento levantó la vista a su compañero para no perder ningún movimiento de aquellos a los que vigilaba.

Las monturas de aquellas personas seguían su camino; conocía a esas criaturas, sabía que eran tan empáticas que podían sentir el peligro. Si levantaba la voz o hacía movimientos agresivos sólo desataría el miedo en aquellas criaturas. En cambio, muchas personas eran distintas, tenían el instinto primitivo algo rezagado por confiar más en la tecnología y las armas; a Rowtag no le molestaba ese pensamiento, era una evolución; pero si el ser humano deseaba tomarla, debía perder parte de su conexión con la tierra.

Rowtag se irguió; mostrándose en la cima. Mirándolos expectante.

Él lo sabía, los animales simples no temerán a una persona inmóvil de pie; en cambio, una persona se sentirá intimidada, no tanto por el físico; sino por lo que desconocen detrás de una mirada.

El pequeño grupo entraba al peñasco. Y él les decía que los estaba observando, sin articular una sola palabra.

 

Primer Peñasco. Interior del Peñasco.
(Weyla; Silvia; Dan)

Dan apretó las riendas y llevó lentamente su mano izquierda a la culata del arma que guardaba a un costado. La figura de una persona en la cima del segundo peñasco parecía recortarse sobre el sol como un águila que observaba el grupo.

—Nos vigilan. —dijo Dan mientras ingresaban al interior del peñasco, un espacio hueco entre la piedra dónde se podía ocultar y sorprender. —Creo que deberíamos enviar a alguien a parlamentar. —miró a ambas mujeres, sonriendo con sarcasmo. —Aunque quizá las rapten y a mi me maten. —bajó del caballo y ató las riendas a un saliente de piedra. Comprobó la munición de su Winchester y se la colgó en la espalda.

El calor esa sofocante en el interior del peñasco y pronto comenzaron a sudar, con la tensión creciendo en el ambiente. Dan observaba a través de los huecos de la roca hacia el exterior. Si había un hombre en la cima era muy probable que hubiera más.

—Señorita, confío en ustedes por el simple hecho de tener lo que hay que tener para cruzar estas tierras. —habló a Weyla mientras seguía observando al exterior. —He visto hombres rudos palidecer ante la idea de venir a estas tierras olvidadas de Dios. Pero aquí llegó el momento: ¿salimos los tres y vamos a por esa sombra en la lejanía? De lo contrario cuento con un pañuelo blanco. —rebuscó entre sus ropas y sacó una bandera blanca, mojada y sucia. La ofreció a quien quiera cogerla. —La otra opción es hablar. Pero yo debo mantenerme aquí, de protección. ¿Quién irá?

Contenido oculto

Nekita Kuno Vizard

Segundo Peñasco. Cima.
(Rowtag; Pappy)

El grupo desapareció dentro del primer peñasco, ganando una cobertura natural. Pero Rowtag había dejado muy en claro que eran observados, el primer contacto con el mundo misterioso que se escondía más allá de Tierra de Nadie.

Pappy jugaba con su revólver, el cual giraba con habilidad sobre su mano derecha, observando el cielo.

—Puedo cubrirte desde aquí, Rowtag. Quizá puedes acercarte mñas. Tengo buena puntería acostado en tierra. ¿Qué decides hacer?

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Amelie

 

Silvia Ingells

Interior del peñasco.

Estábamos entrando en la boca del lobo y vaya que era un horno, pero nada comparado al taller del herrero Bill, allí donde vi nacer pequeñas pero maravillosas creaciones, una pena que jamás llegue a concretar mi idea de traer al mundo más artilugios, si que tenía muchos en mente.

—Caray ¡Si es cierto!

El aumento en mis gafas de maquinista ayudó a divisar una silueta humana...Debíamos andar con cuidado si no queríamos ser recibidas por las malas, lo cuál sería injusto. De verdad quería compartir una pipa de la paz con los nativos.

—He tenido mi desventuras amigo, no tengo mucho que perder...pero si por ganar—dije pensando en la posibilidad de volver a tener cara a cara a los desgraciados que no titubearon para armar una sucia trama romántica para arruinar mi vida.

—¡Iré yo! Confío en sacar una sonrisa a nuestro amigo en las alturas—limpie el sudor de mi frente y acomode mis gafas en el cuello—En todo caso amigo confiaremos en tu puntería para proteger a tus nuevas amigas ¿No?—dije guiñando un ojo y dar media vuelta para encarar al tipo misterioso.

—¡Hooolaa! ¡Somos viajeras en busca de nuevos horizontes!—Salude agitando mi brazo mientras lucia una hilera de dientes impecables, una sonrisa reluciente y cándida—¿Son de por estos lados?

Será lo que Dios disponga, la señora nativa me advirtió más de una vez que no podía bajar la guardia si entra en territorio indio, al final, los de mi raza se han determinado a erradicarlos cruelmente, no podía culparlos si sospechaban de mi.

 

Weyla Shallow

Acomodó su cabello sobre su hombro cuando Dan volvió a recordarles que estaban vigilando al grupo, si estaba la posibilidad de que en serio solo se tratara de un simple secuestro habría que dar más motivos para evitar recibir una bala, ¿no? pero, demostrar que no eran realmente amenazantes era primordial en su tren de pensamiento, no sabía de las intenciones de Dan pero, estaba segura que su compañera junto con ella no había nada con segunda intención en su entrada.

Al entrar al interior del peñasco no pudo evitar quitarse su chaqueta y colocarla frente a ella sobre parte de la silla de su montura, no la iba a refrescar más pero tan siquiera haria que no se sintiera tan ahogada.

—Y quizás ese es nuestro motivo también, así que puedes dejar ese cuestionamiento como resuelto. —Ante la pregunta de quien saldría, sus ojos se fueron de inmediato a su compañera y con la rapidez en la que había salido solo le permitió despedirla con su mano con unos cuantos movimientos. De igual forma tomó aquella bandera blanca que ofrecía.

—...Si algo va a mal, es mejor tenerla a la mano.

 

Rowtag

Rowtag escuchó a Pappy, su seguridad era de admirarse; pues estaban en desventaja numérica; pero ellos conocían el terreno, y con eso sobrepasaban a los forasteros. Una de las mujeres se acercó, Rowtag la observaba desde lo alto —Iré— mencionó hacia Pappy, dando un salto hacia abajo, quedando aun a una altura superior a la mujer mientras ella hablaba.

Por un instante pensó en mantenerse callado; pero también veía a los otros dos que permanecían atrás de la mujer, un pañuelo blanco y armas.

—Aquí no encontraran nada de lo que estén buscando; den la vuelta, regresen a su hogar — No respondió a la pregunta; buscaba obtener información, no regalarla.

 

Silvia y Weyla salieron del escondite, una con la voluntad de la aventura y la segunda con una bandera blanca en simbolismo de paz. Rowtag había caído sobre una pequeña superficie sobre el Peñasco, ganando de esa manera una altura que obligaba a elevar la cabeza para ver su silueta aún oscura por el ángulo del sol.

Dan salió también del escondite, apuntando a Rowtag desde una distancia prudente. Había oído muchas cosas como para bajar la guardia en un momento crítico como lo era ése.

—Mi nombre es Dan Gates, no venimos con intención de hacer daño. —y bajó la punta de su Winchester de modo que apuntaba al suelo. —Estoy en búsqueda de algo importante, no es oro, tampoco joyas; es algo personal que está de su frontera. Las mujeres... no puedo hablar en nombre de ellas. Pero no se encuentran armadas, de modo que la única amenaza soy yo en estos momentos. —descargó su rifle con rapidez, quitando los cartuchos y guardándolos en su pantalón. El arma se encontraba descargada. —Y lo siento, pero atravesaré la frontera con tu beneplácito o sin él.

Contenido oculto

Kuno Vizard Amelie Nekita

 

Silvia Ingells

El vigilante del peñasco no parecía estar muy de acuerdo con nuestra presencia, estaba armado y determinado a no dejar seguir nuestro camino. Regresar a nuestro hogar... hogar, hace mucho esa palabra perdió sentido, ni siquiera en mi familia...era mejor dejarla en el olvido.

—Oh amigo créeme que si regresamos a casa, sere recibida en un sucio calabozo—Dije entre risas cortas—como dice nuestro amigo Gates si llegamos aquí fue por algo más y no es por nads, pero mi intuición me dice que las tierras indias necesitaran nuestra ayuda.

Coloque mis brazos en jarra sin demostrar aún temor por el vigilante, total estaba desarmada y de buena fe esperaba ser recibida en estas tierras, tierras de nativos que tarde o temprano podrían ser barridas por la ambición de unos ricachones.

— Como puedes ver no podemos matar ni un piojo ¡vamos no mordemos!

 

Weyla Shallow

Le parecía lamentable no ver con claridad quién era nuestro vigilante por la posición en la que estaban, pero esperaba tan siquiera que la forma en la que tenía en sus manos aquel símbolo fuera claramente visible para dejar claro que no buscaban nada malo. —No podemos hacer eso, como ella ha dicho no es que deseemos o podamos volver, es por eso que al contrario de lo que se pueda creer...que nos dejes cruzar sí hará que podamos encontrar lo que buscamos, no haremos ningún mal.

—Todo lo que ves es lo que hay, podrías comprobarlo por ti mismo si así lo deseas.

 

Rowtag

Miró a Dan —No es a mi al que debes adevetir. Subestiman estas tierras. No te estoy deteniendo —dio un paso al frente — Te estoy advirtiendo —dijo sabiendo que podía sufrir las consecuencuencias de un hombre listo para matar; pero si era el caso, su sangre sería la que protegería la tierra si esta así lo quería.

Escuchó la voz de Silvia —Intuición...— observaba directamente sus ojos; el confiaba mucho en la intuición — Hablan mucho pero no dicen nada; esas son las técnicas de aquellos que saben mentir, pero serán estas tierras las que pongan juicio en sus acciones. Y si yo me vuelvo su medio para detenerlos, lo haré sin duda alguna.

Por último escuchó a Weyla.

—Han hablado antes de disparar; puedo creer que busquen algo más que simple sangre. No es mi confianza la que habla; es mi experiencia— afirmó —Pero yo no soy quien decide, yo sólo he venido a observar...escuchar—hizo una leve pausa— ...y advertir