The Lost Tienda de Habanos Zobelle´s

Ethan aumentó su sonrisa, apretando el hombro de Nathan. —Me gusta su espíritu. Para ser novatos el fuego arde fuerte en su interior. —Scoot se acercó a a los dos novatos, se acomodó la gorra y les enseñó su propia pistola. Se dirigió a la mujer, porque el hombre había demostrado al menos que sabía donde iba el cargador. —¿Sabes usar una de estas? Esa palanquita de ahí es el seguro, cuando no la estés usando apriétalo para que quede hacia abajo. —le indicó. —Cuando tengas que usarla levanta la palanquita, aprieta y dispara, no tiene mucho misterio. —le guiñó un ojo y se rascó la barba antes de volver ir a su posición. Ethan aplaudió, maravillado por la maestría de Nathan. —Bueno, como están muy ansiosos, será mejor irnos. Polly, quédate en el negocio y atiende a los clientes, ¿sí? —Polly afirmó y dejó que su padre le besara la frente. La chica también tenía un arma que escondía en la parte trasera de su jean. El resto subió hasta la tienda, salieron a la puerta y montaron sin un gesto. —No pierdan el ritmo. —dijo Darby, mirándolos por turno. Ethan Zobelle había subido a un mercedes totalmente negro.

 

Tate Nolan

Con el comentario de Nathan Zobelle pareció alegrarse mucho más de lo que ya estaba antes, así que tal vez eso fuera algo bastante bueno. Después otro de los miembros, ¿Scoot? se acercó a mí y con extraña amabilidad de la que estaba esperando me indicó como se usaba el arma, haciendo que una ligera risa saliera de mis labios sin poder evitarlo — Gracias — dije algo más tranquila ignorando su último gesto, aunque contaba con la suerte que me había estado acompañando, jamás había ido a golpear a alguien con un bate y había "resultado bien", tampoco había boxeado en mi vida y había ido tambien bastante bien.. así que.. manejar un arma tampoco debía impedirme estancarme.

Luego de que Zobelle encargara a Polly su tienda comenzamos a salir sin mucho apuro y tampoco sin decir nada más peeero Nathan ya se había llevado la fascinación de Polly y su padre, algo bastante curioso a decir verdad, ¿él se habría dado cuenta o lo habría ignorado?

" No pierdan el ritmo."

Subí a la moto que había usado el dia anterior y cuando comenzamos nuestra travesía procuré no "perder" el ritmo que llevaban aunque dudaba de hacerlo a decir verdad — Veamos que tan pacifica resulta esta charla..

 

Nathan Morgan

Miré el gesto de Zobelle de forma un poco dudoso, pero no le di demasiada importancia, luego uno de los hombres de los cuáles no recordaba el nombre se nos acercó y le explicó a Tate de la forma más básica como utilizar el arma de fuego entre sus manos. Cuando terminó me le acerqué a la chica y casi en un murmullo le dije:

—Tambien, cuidado con el retroceso, si es tu primera vez, quizás te puedas asustar, mantente firme y no tendrás problemas, Tate.— dije con una leve sonrisa mientras saliamos del lugar. Todos tomaron sus vehículos inclusive Zobelle que simplemente se montó en su automóvil mientras los demás teniamos nuestras motocicletas. Me monté en la que me habían prestado cuando fuimos a los muelles, la encendí y comencé mi recorrido siguiendo a los demás a dónde quiera que fuese nuestro destino.

 

Finalmente volvieron a la tienda de habanos, donde Polly los esperaba con una sonrisa contagiosa, tan blanca como la de su padre. Ethan le besó la mejilla y se perdió en una puerta que parecía ser su oficina, se escuchó que era cerrada desde el otro lado. Polly se extrañó pero dejó de darle importancia, siguió leyendo el periódico mientras el resto de motoristas descendían junto con los dos novatos.

Una vez abajo, todos se mostraban emocionados por una posible pelea con el club de chaquetas negras. Comenzaron a beber y a gritarse, cantando canciones que solo ellos entendían. Uno empujó a otro y este otro empujó a otro más. En cuestión de segundos todo se convirtió en una batalla campal donde las sillas y los palos de pool eran utilizados como armas. Entre el caos que se había generado nada más al llegar, los novatos pudieron ver a un sujeto flaco, nervioso... Zobelle lo había presentado; Leland Gruen. Aprovechó el momento para ingresar en la habitación de boxeo.

 

Tate Nolan

Y finalmente, nos habíamos marchado justo cuando el carro de Zobelle inició a andar, pero claro... nos marchamos de allí cuando la última amenaza fue pronunciada. Muy educativo no había resultado la charla a decir verdad.

Pero cuando llegamos las cosas en vez de mantenerse serias como cuando estuvimos en Lost poco a poco comenzaron a ponerse... más emocionante, para ellos claro esta. Yo solo me estaba concentrando en evitar que cualquiera de los ya borrachos se acercara a mí, usando un poco a Nathan como escudo al de vez en cuando para evitar conflictos innecesarios, si no me veían yo no existía.

Pero... había alguien que al parecer también solo se estaba dedicando a mirar, ¿Leland?, ¿por qué iba hacia la sala?, miré a Nathan quien parecía estar sumido en la batalla frente a él o tal vez solo estaba pensando, no lo sé. y le di un par de toques en su hombro para señalarle la puerta que llevaba al área de boxeo — No perdemos nada con ir a ver que pasa... ¿no? — murmuré, aunque posiblemente nadie más que él me estuviera prestando atención en ese momento.

Sin más, comencé a alejarme de él sabiendo que en algún momento comenzaría a seguirme y me adentré a la sala de box.

 

Nathan Morgan

Llegamos de nuevo a la tienda, luego de dar por terminada la amenaza contra los moteros de chaquetas negras. La mayoría parecían emocionados por lo ocurrido, yo en cambio estaba confundido y creo que Tate también lo estaba. De nuevo descendimos a lo que se supone que fuese el bar, todos estaban bastante bebidos e idos, yo por supuesto gruñía por lo bajo: "No necesito alcohol", me decía, intentando hacer que mi mente no se fijara en el aroma y mucho menos deseara beber alguna gota de tan maléfico líquido para mí.

De un momento a otro, todo enloqueció. No supe como, pero todo se convirtió en una guerra de sillas, botellas y palos de billar salían volando. La bestialidad y salvajismo se activó sólo en poco segundos, miré a la chica que estaba al lado mío. Suspiré, pero me fije que la chica estaba fijándose an alguien el cuál se nos fue presentado más temprano: "¿Cuál era su nombre?" me pregunté intentando pensar en ello y viendo como entraba al club de box.

"No perdemos nada con ir a ver que pasa... ¿no?"

Alcé los hombros, pero antes de poder responder, la chica ya se había adelantado y entre tanta algarabia nadie se daba cuenta de lo que estaba ocurriendo. Tambien quería saber, debía admitirlo, así que me levanté de la silla. Tan pronto como lo hice, una botella fue enviada a la dirección en dónde estaba sentado y chocó contra la pared. Miré hacia todo el alboroto intentando localizar al culpable que estuvo a punto de hacer pasar por una contusión cerebral, pero todos parecían demasiados preocupados en patearse los traseros.

Gruñí y comencé a seguir a la chica, hacia dentro del club de box.

 

El gimnasio de boxeo estaba a oscuras, pero podían advertir una pequeña luz amarilla provenir del fondo de la sala. —Basta... por favor... —se escuchó una voz entrecortada, cansada. Una risita divertida apareció de pronto. —¿Ves? Me dijiste que no ibas a rogar y mírate ahora, chico rudo. Pero recién estoy comenzando. El señor Zobelle me deja hacer estos juegos contigo y tengo que aprovechar, ¿no? —un ruido de herramientas, un ruido metálico, seguido de un grito desgarrador. Pueden ver una pequeña puerta entreabierta, parecía ser en el lugar donde Ethan había descubierto a los idiotas aquellos vigilando. En su interior lo encontrado era indescriptible. Atado de muñecas con cadenas, colgaba James Norrington, con el torso desnudo y solo con sus pantalones militares puestos. Su cuerpo estaba cubierto por heridas, cicatrices y un clavo en su pectoral izquierdo. Y a sus piernas, en cuclillas, buscando herramientas de tortura, se encontraba Leland Gruen, tarareando una canción.

 

Tate Nolan

Y al entrar, solo una pequeña luz llamaba la atención, seguido de una pequeña suplica y una risa que me estremeció ligeramente, ¿qué era esto en las noches? ¿una sala de torturas? ¿un set de peliculas de terror?, tragué levemente algo de saliva, nerviosa mientras seguía avanzando y pocas veces me giraba un poco para comprobar que no estaba completamente sola, ligeras paranoias a mi parecer.

Y mientras mas nos acercábamos más podíamos escuchar lo que sucedía, de pronto todo fue más visible en la puerta que Nathan había señalado el día del boxeo. Colgando del techo con sus muñecas amarradas estaba el chico que habíamos ayudado a retener el primer día que estuvimos aquí, estaba segura que se me había revuelto un poco el estomago al ver que tan lastimado estaba y como Leland proseguía a intentar buscar algo para seguir con su tortura.

— Na-Nathan...— le llamé en voz baja, dudosa — E-Esto... ¿podríamos....? ¿qué hacemos? — estaba sumamente consciente que había balbuceado preguntas inacabadas pero estaba concentrada en encontrar alguna cosa cercana para intentar defendernos si pasaba algo, pero claro, yo no tenía ningun conocimiento previo de "¿Qué hacer si estas viendo como torturan a una persona?" o mejor "¿Cómo salvar a alguien de torturas?", en definitiva, todo esto era un mundo nuevo, un mal mundo nuevo.

 

Nathan Morgan

Entramos al oscuro lugar, me encontraba detrás de la chica, hasta que escuché el sonido que hizo eco en todo el lugar. Miré hacia atrás, pero nadie del bar lo escuchaba. Aquel lugar parecía surrealista, una risa casi de comicidad salió a flote. Apresuré mi paso, tenía curiosidad y ahora susurros que parecían suplicas. Provenían de dónde había visto a los tipos custodiando la... ¿Pared?...

No, no era una pared, una extraña luz provenía de allí y se extendía un par de metros hacia afuera. La chica se detuvo y se quedó mirando algo. Yo hice lo mismo y me acerqué para saber lo que estaba sucediendo. En ese momento me di cuenta. El hombre del muelle, aquel que habían prometido liberar, estaba encadenado y arodillado en el suelo. El hombre al que nos habían presentado más temprano, estaba delante.

"Na-Nathan...E-Esto... ¿podríamos....? ¿qué hacemos?"

Miré a la chica, y susupiré levemente. No era realmente mi problema lo que podría sucederle al tipo, pero parecía que los tipos de este lugar no cumpirían la promesa que le habían hecho a los tipos de chaquetas negra.

—¿Segura que quieres hacer algo?—le pregunté casi en un susurro, mirando fijamente hacia la puerta entreabierta al final.—Podríamos arrepentirnos de intervenir...—

 

Tate Nolan

"¿Segura que quieres hacer algo? Podríamos arrepentirnos de intervenir..."

¿Segura?, la seguridad se había esfumado casi por completo al ver esa escena, no sabía que se debía hacer o si debíamos hacer algo pero... eso estaba mal... y creía que ya había tenido bastante con su rodilla, pero... estaban ellos, probablemente no reaccionarían muy bien que digamos y lo imaginaba desde lo que me había dicho Yates cuando hablo conmigo por primera vez.

Podrían incluso hacernos lo mismo si quisieran.

— Pero puede morir... — murmuré ligeramente con mi voz algo cortada, ahora sin despegar mi vista del sujeto — Se que podríamos arrepentirnos pero... — mordí mi labio bastante nerviosa — No creo que llegue vivo a ese intercambio que estaban planeando... tan solo míralo...

 

Nathan Morgan

"Pero puede morir...Se que podríamos arrepentirnos pero... No creo que llegue vivo a ese intercambio que estaban planeando... tan solo míralo..."

Luego de esas palabras miré por inercia al sujeto, mientras el hombre aún buscaba algo en su caja "de herramientas". Gruñí levemente, quizás a chica tuviese razón, volví a mirar a la chica con cierta molestia por saberque ella tenía razón en ese momento. Me enderecé y suspiré mientras me tocaba levemente la sien.

—Entonces, Tate, ¿Estás dispuesta a liberarlo?...—pregunté con curiosidad mirándola de reojo. "Quizás te arrepientas luego si haces una estúpidez, Nathan..." me dije intentando no darle una importancia real a lo que sucedía frente a nosotros.

"¿Realmente estaría dispuesto arriesgar mi vida y mi reputación en el grupo sólo por un idiota que debería considerar mi enemigo?" me pregunté un poco molesto. Respiré hondo, más de lo que hubiese pensado, esperé unos segundos y coloqué una mano en el hombro de la mujer.

—...Por que si no estas dispuesta a hacerlo, yo lo haré, Tate.—dije mirándola fijamente, intentando observar algún atisbo de cobardía o de negación en su cuerpo, o si tan siquiera se opondría mi decisión.

 

Tate Nolan

"Entonces, Tate, ¿Estás dispuesta a liberarlo?.."

Las palabras de Nathan me hicieron volver a mirarlo para prestarle a atención, sí tenía la disposición de hacerlo pero en mi mente todavía no formulaba la manera de hacerlo sin que fuera algo muy ruidoso si necesitábamos quitar de encima a ese sujeto y los demás no se enteraran. Pero antes de que pudiera abrir mi boca, Nathan volvió a hablar colocando una de sus manos sobre mi hombro.

"...Por que si no estas dispuesta a hacerlo, yo lo haré, Tate."

Y entonces, abrí mis ojos con sorpresa, él no se veía muy convencido que digamos y lo entendía pero que dijera eso me había sorprendido un poco, una grata sorpresa — Notarás que tengo nula experiencia en todo esto... — suspiré lo mas bajo que pude, aunque no solía meterme en asuntos que no me implicaban a mí, sabía que si no intentaba hacer algo por él [por que era claro que eso no era correcto] me sentiría mal.

— Pero.. te ayudaré...

 

Leland detuvo su búsqueda y giró el rostro hacia la puerta que había dejado entreabierta. Musitó unas palabras extrañas y se limpió la nariz con el antebrazo. Leland Gruen era alguien en apariencia frágil y sucio, pero era uno de los más peligrosos miembros de los Nórdicos, solo por sus extrañas costumbres y locura interior. —¿¡Quién anda ahí!? —gritó, molesto por una posible interrupción. Desde allí se oía el ruido de música y golpes de la otra sala.

 

Nathan Morgan

"¿¡Quién anda ahí!?"

Cuando el sujeto gritó aquello, mi respiración se detuvo, suerte que estabamos detrás de uno de los sacos de box. Hice una seña para que a chica se mantuviera callada, pasaron unos largos segundos. Me acerqué lentamente a la chica mientras le susurraba.—No te asustes...—dije mientras con mi palpaba su cintura hasta alcanzar el arma de fuego que debía estar allí.

—Tú vigilas...—dije susurrándole mientra colocaba el arma en la parte de atrás de mi pantalón y sacaba mi arma del frente del pantalón, sujetándola con ambas manos.—Veré como me encargo de éste idiota...—

Respondí alejándome de la chica, salí por el lado izquierdo del saco de box mientras me pegaba lo más que podía a la oscuridad de la pared, intentando pasar desapercibido ante los ojos del tipo extraño dentro de la habitación. Estuve suficientemente cerca, así que salí de las sombras.

Alejé mi mano izquierda del arma y toqué la pared.—Toc, toc... Ha llegado la democracia.—dije serio, mientras le apuntaba en la cabeza al torturador, esperando alguna reacción.

 

Tate Nolan

Nuestra pequeña charla se vio interrumpida cuando el chico de los nórdicos pareció percatarse de nuestra presencia, lo que nos hizo mantenernos muy quietos en nuestro lugar. Mi corazón comenzó a latir deprisa nuevamente por los nervios, pensando tal vez en si Leland ya había comenzado a moverse hacia nosotros o simplemente se había quedado allí.

Luego, noté como Nathan poco a poco comenzaba a acercarse a mi, "No te asustes" había dicho, cosa que probablemente no comprendí hasta que sentí sus manos sobre mi cintura y sentí como el arma se alejaba de mí, ¿n-no era mas prudente solo pedirme el arma?, tomé algo de aire y caminé lentamente hacia la puerta que conectaba hacia la otra sala y la cerré, convenía que estuviera así y que nadie se le ocurriera pasar hacia este lado, ¿no?

Una vez que me aseguré que estaba cerrada volvi lentamente al lugar donde estaba antes, mirando la escena de Nathan a un par de metros de mi y de vez en cuando mirando hacia la puerta, teníamos que ser precavidos, más porque se trataba de un arma de fuego y nada nos aseguraba que ellos escucharan.

 

—Pero qué cojones... —Leland miró con ojos desorbitados al novato. Gruñó. —¿Qué rayos estás haciendo, maldito novato? Guarda esa arma antes de que te la meta por el culo. —Gruen se reincorporó lentamente, cuidando sus movimientos. En una de sus manos tenía un cuchillo largo, parecía de cacería. Jim miraba al vacío, ya sin comprender que sucedía a su alrededor. —¿Eres un maldito traidor? —preguntó, buscando a la chica con sus ojos. —Algo olía mal de ustedes, sabía que no eran de nuestro club. Les di mis sospechas al señor Zobelle... —escupió a los pies de Nathan. —¿Qué vas a hacer ahora?

 

Tate Nolan

Y finalmente podríamos decir que nuestra comprometida situación había iniciado, Leland ya estaba encarando a Nathan y al parecer solo quería encontrarme también a mí, tomé algo de aire y salí de mi escondite poco a poco para acercarme a donde estaba Nathan — Tranquilo.. soy solo yo — dije al aire sin prestarle atención al cuchillo de Leland y cuando estuve lo suficientemente cerca tomé el arma que me había arrebatado, levantando la dichosa palanquita por si es que tenía que usarla.

— Lamento haberte pedido esto.. — murmuré hacia Nathan mirando tanto al chico de Lost y al Nórdico — Ese hombre va a morir si sigues haciendo lo que sea que estes haciendo, Leland... y por lo que escuché en la amistosa charla con su club, necesita estar vivo. Necesitas parar esto — concluí no estando tan segura de mis palabras, pero tan siquiera lo que estaba diciendo era real, ese hombre no podía morir de esa forma, tan siquiera no aquí.

 

Nathan Morgan

Sentí como el arma en mi cintura era arrebatada, por un momento iba a dispararle al tipo frente, pero luego escuché la voz de Tate:

"Tranquilo...soy sólo yo..."

Respiré superficialmente, intentando que no se notara mi alivio. Luego, la mujer se colocó a mi lado apuntándole al mismo sujeto, realmente, tenía claro que el tipo no podría derribarnos a algunos de los dos sin recibir antes un disparo en la frente o en el pecho. La chica comenzó a hablar y sonreí levemente, mientras asentía con mi cabeza cada una de las palabras.

—Baja el cuchillo...Leland.—dije cuando la chica terminó de hablar, utilizando el mismo nombre que la chica había utilizado para referirse al tipo, mientras sujetaba con fuerza mi pistola entre mis manos.

 

Dio un paso atrás al notarse apuntado por otra arma. Miró reiteradas veces a ambos, intentando ganar tiempo. —¿O qué? —dijo con fuerza, las venas de su cuello se hincharon, furioso. —¿¡O qué!? —repitió, nervioso. —¿Me van a disparar? ¿¡Eh!? ¡¡Malditos mocosos!! —comenzó a ventilarse; su pecho se movía muy rápido, sus pulsaciones aumentaban. —¡No hay manera de que me disparen sin que el resto se de cuenta! —pero ni él estaba seguro de ello; todavía escuchaba la música fuerte desde el otro lado, un poco más apagada a causa de que Tate había cerrado la puerta. Movió el cuchillo por el aire, trazando una línea blanca.

 

Nathan Morgan

Sonreí de forma extraña, mientras miraba al hombre que parecía frenético, movió nuevamente su cuchillo, aún así me mantuve allí de pie sujetando con ambas manos la pistola mientras ahora le apuntaba al centro del pecho, sería un disparo que no podía fallar a tan corta distancia.

—Baja el maldito cuchillo de una vez, maníaco infeliz.—respondí casi en un gruñído, mientras sentía la adrenalina salir, realmente esperaba que ya lo soltase, que no quisiera hacer esto de la forma complicada y que pensaría que sería lo mejor, pero... este tipo de no parecía apreciar su vida y quizás le faltase sentido común antes dos personas apuntándole al pecho.—¿Estás seguro que no se darán cuenta?—pregunté relajándome, ligeramente soltandome una sonrisa.—¿Crees que a alguien realmente le preocupa lo que pueda suceder aquí? Todos están borrachos, idiota.—intentando mantener mi volumen de voz de forma tranquila.—Te lo diré por segunda vez... Baja el puto cuchillo y aléjate del tipo, cumpliremos el acuerdo, tal como dijo Zobelle y todos viviremos un día más... pero bueno, tú parece que quieres terminar con tu vida aquí...—me detuve un momento.—Tú decides...—